· 

La pitia de Delfos


Naty Sánchez Ortega

pitia; pitonisa; Delfos; Apolo; oráculo de Delfos; sibilas;
La pitia de Delfos, por John Collier (1891). Art Gallery of South Australia.

La pitia o pitonisa de Delfos era el nombre que recibían las sacerdotisas consagradas al dios Apolo en el antiguo templo de Delfos, famoso por los oráculos que proclamó durante más de mil años. Estas mujeres pasaban sus días inmersas en el culto a esta divinidad y eran elegidas por una serie de cualidades especiales, destacando su capacidad para entrar en trance, pues era un aspecto fundamental de su labor en el santuario. Ellas pertenecieron a una forma de vida que nos puede resultar lejana y desconocida, quizás incluso incomprensible, pero no por ello debemos ignorarla ni menospreciarla. Acerquémonos con respeto y conocimiento a estas mujeres sagradas.

Apolo; Delfos; pitonisa; oráculo; templo oracular; mitología griega;
Apolo. Museos Vaticanos. Foto: Naty Sánchez Ortega.

Desde la perspectiva de las religiones antiguas, Delfos constituía un centro emisor de oráculos especialmente poderoso porque confluían en él dos tipos de energía distintas: la energía de la tierra, ctónica y poderosa, regida por la serpiente Pitón. Y la energía del cielo, inmaterial y luminosa, inspirada por Apolo. Ambas fuerzas confluían en Delfos a través de un tercer elemento que hacía de conexión entre los tres mundos (cielo, tierra e inframundo): la propia sacerdotisa, que ejercía como símbolo del axis mundi al entrar en trance y ser un canal para la sabiduría divina. 

 

La palabra "pitia" -o bien "pitonisa"- procede de la serpiente Pitón. Este reptil mítico habitó la zona del monte Parnaso donde se ubicaba el templo muchos milenios antes de que se consagrara a Apolo. La serpiente había sido creada con el barro sobrante de la creación del mundo y era la guardiana de un antiguo culto femenino de carácter telúrico dedico a la gran Diosa madre. Según el mito, Hera había enviado a Pitón para matar a Leto, la madre de Apolo y Artemisa, después del parto de los gemelos divinos, aunque finalmente no logró su propósito. Tiempo después, cuando el dios decidió instalar su oráculo en Delfos, se encontró allí con la arcana serpiente y se enzarzaron en un temible combate. Apolo salió victorioso y enterró a Pitón justo en el lugar donde estableció el lugar más sagrado y oculto del nuevo templo, el adyton. Según parece, había allí una grieta en la tierra por la que surgían frecuentes vapores. Justo encima se sentó desde entonces la sacerdotisa sobre un trípode para emitir los oráculos. Hoy en día los científicos han descubierto que precisamente en esa zona se produce el cruce de dos fallas. Aunque los vapores han desaparecido, parece indudable que los antiguos griegos supieron determinar que aquel enclave natural ofrecía unas características singulares. 

Licurgo; pitia; Delfos; Apolo; Esparta; leyes; Rhetra; legislación en Grecia; oráculo; pitonisa;
Licurgo, el gran legislador de Esparta, consultando a la pitia de Delfos. Según la tradición, ella le dio el corpus de leyes por el que se rigió Esparta. Eugène Delacroix (1835-45), University of Michigan Museum of Art.

Las mujeres que se consagrarían a este peculiar servicio religioso se elegían al principio entre jóvenes doncellas vírgenes, que aceptaban dedicar el resto de su vida al dios. No se requería una condición social específica, ya que como hemos mencionado, las escogían por una serie de cualidades personales. No obstante, en cierta ocasión, un peregrinos que llegó a Delfos secuestró y violó a la pitonisa, sacrilegio que provocó un profundo trastorno religioso en toda Grecia. Como consecuencia directa de este episodio, las pitias fueron elegidas entre mujeres de más de cincuenta años; podían estar casadas y haber tenido hijos, pero en todo caso renunciaban a su vida familiar si aceptaban servir en el santuario.

 

En los tiempos más remotos, sólo se pronunciaban oráculos una vez al año, el día 7 del mes de Targelión, considerado el día de nacimiento de Apolo. Cuando el prestigio del santuario se expandió por el Mediterráneo, más allá incluso de las fronteras griegas, se aceptó que la pitia recibiera consultas una vez cada mes, siempre el día 7. El resto del tiempo estas mujeres vivían en un entorno de pureza y preparación, ahondando en los misterios divinos para ser un canal adecuado en los momentos rituales. 

 

Los días de la consulta, la pitia se purificaba en la fuente Castalia y se dirigía a la cámara oculta del templo (adyton). Allí se sentaba sobre un trípode sagrado, bebía agua de la fuente Kassótide y masticaba unas hojas de laurel. A través de este proceso entraba en trance para que Apolo transmitiera la respuesta a través de ella, respuesta que recogían los sacerdotes y que el solicitante tenía finalmente que interpretar. De esta manera, esta consulta sagrada a los dioses no anulaba el libre albedrío de la persona, pues el oráculo no solía indicar con claridad la respuesta a la pregunta realizada, sino que ofrecía signos y señales para ayudar a tomar una decisión, las consecuencias de la cual recaían siempre sobre el ser humano.

Escribir comentario

Comentarios: 0