Apolo y la serpiente Pitón
1636 - 1639. Óleo sobre lienzo, 188 x 265 cmNo expuesto
Ovidio cuenta esta historia en el libro I (435-450) de las Metamorfosis: "(...) Gigantesco Pitón, te engendró ella entonces y eras el terror, serpiente desconocida, de los nuevos pueblos: tamaño espacio ocupabas en la montaña. El dios arquero, que nunca antes había usado tales armas sino con los gamos y las cabras fugitivas, la exterminó, acribillándola con mil dardos que casi dejaron vacía su aljaba, derramándose el veneno a través de su negras heridas".
Si bien el desenlace de este episodio es lo que aparece en este lienzo, Rubens ideó la composición como el punto y final de una historia y el desencadenante de otro ya que, más adelante Ovidio cuenta como Apolo se burló de Cupido por su condición de arquero, que no podía compararse a la del dios del sol. De esta forma Cupido lanzó una de sus flechas a Apolo, demostrando la superioridad del dios niño sobre el adulto. De los dos tipos de flechas de Cupido, una para el amor triunfante y otra para el amor no correspondido, lanzó esta última a Apolo que vio como su Amor por Dafne acababa con la metamorfosis de ésta en un árbol, episodio que también pintó C. de Vos para esta serie (P1714). Ambos lienzos guardan relación en el tratamiento de los dos Apolos, algo que se aprecia en los ropajes y en la propia figura. S. Alpers, autora del único estudio completo del encargo de Rubens para la Torre de la Parada hasta la fecha, observó un pentimento en el pie derecho de Apolo, algo que J. Held también observa en el boceto, por lo que éste habría sufrido algún cambio.
La historia guarda ciertas concomitancias con Cadmo y Minerva (P1713) ya que en él vemos como ambos han vencido a una gran serpiente y se vanaglorian de ello. Los dos reciben la visita de un dios, en el caso de Apolo es Cupido y con Cadmo Minerva, que serán los desencadenantes de lo que sucederá a continuación. En la obra de Apolo no vemos que sucede después, a diferencia de la historia de Cadmo. El autor de esta obra, Cornelis de Vos, realizó cuatro lienzos para la serie, Apolo persiguiendo a Dafne (P1714), El Triunfo de Baco (P1860), El nacimiento de Venus (P1862) y éste. El estilo de C. de Vos se diferencia en el tipo de pincelada, menos enérgica y suelta que la de Rubens, lo que resta fuerza a las composiciones con respecto a los bocetos, conservado el de esta composición en el Museo del Prado (P2040), algo común en los lienzos de esta serie. Sin embargo sigue muy fielmente las composiciones de Rubens.
Los lienzos para la Torre de la Parada fueron realizados en torno a 1636-1638 aproximadamente, siguiendo la correspondencia entre el Cardenal Infante Don Fernando, gobernador de Flandes en el momento del encargo, y su hermano el rey Felipe IV. La decoración de la Torre de la Parada, en cuyo proyecto también participaron otros autores como Velázquez, fue el mayor encargo que Rubens recibió de Felipe IV. A partir de 1636 se enviaron desde Amberes a Madrid más de sesenta obras para esta casa de recreo situada en los montes del Pardo. La mayor parte de las escenas narraban las pasiones de los dioses, según fueron descritas en las Metamorfosis del poeta romano Ovidio y otras fuentes clásicas.
Para llevar a cabo un proyecto tan amplio, Rubens realizó pequeños bocetos sobre tabla, donde capta la esencia moral de las historias y las actitudes de los personajes. Estos bocetos sirvieron de base para la elaboración de los lienzos definitivos. El Museo del Prado conserva diez de los bocetos de Rubens, nueve de ellos donados en 1889 por la duquesa de Pastrana, y uno adquirido en el año 2000. El Prado también conserva la mayoría de los lienzos realizados a partir de los diseños de Rubens para la decoración de este lugar (muchos de los cuadros fueron pintados por otros artistas). (Información revisada y actualizada por el Departamento de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo Nacional del Prado, 2014).