Los reptilianos también son contrarios a la DUI
(En esta bonita foto, se ve a un trío de marcianos tras hacer la Declaración de Renta. Con esos ojos, se deben gastar un pastón en lentillas. Y gracias al Instituto de Relaciones Alienígenas sabemos que están entre nosotros, controlando nuestras mentes y abduciendo de cuando en cuando a pobres humanos para analizarlos y tocarles lo que no suena. Lo dicho, n'hi ha més fora que a dins).
Siguiendo el hilo de los últimos artículos, continúo con el repaso de las posibles causas de nuestra desaparición como especie.
En este sentido, tampoco hay que menospreciar una invasión extraterrestre que colonice la Tierra a fin de mangarnos nuestras preciadas reservas de Chupa-Chups y de botifarra de la llengua. La película La guerra de los mundos (de la que hay dos versiones que adaptan la misma novela de H.G.Wells), nos propone una versión terrorífica del fin de la Humanidad. Aun a riesgo de hacerme pesado, repito lo que ya he dicho a todo aquel que ha querido escucharme: es una temeridad suicida suponer que los tipos que nos visiten sean buenos, bondadosos, solidarios y dicharacheros. Que vengan a Lleida para cambiar cromos de la Liga y probar nuestros mundialmente afamados cargols a la llauna.
Yo me inclino a pensar lo contrario: que vendrían en plan colonizador, a arramblar con todo lo que pudieran. Si sus patrones de conducta son parecidos a los nuestros, no cabe duda de que vendrían con el salacot puesto, la escopeta al hombro (caso de tenerlo) y en plan os vamos a joder a base de bien. No faltan las voces que dicen que una civilización alienígena no nos atacaría, ¿para qué liquidarnos cuando hay tantos planetas para colonizar/explotar? Lo acabo de decir: para joder.
Ahora mismo (finales de 2018) hay un tipo ruso, Alexander Berezin, que dice que a lo mejor no somos capaces de ver a los marcianos, puesto que podrían manifestarse en otras dimensiones y con otros instrumentos. Por lo que nuestra búsqueda de Vida por ahí sería un esfuerzo inútil. Pero, ahondando en esta bonita idea, añade que podría ser que acabaran con nosotros sin ni siquiera darse cuenta de ello. Como las excavadoras se cargan un hormiguero al excavar en un solar. Sin darse cuenta. O sin querer darse cuenta, matizo yo. En fin, que hay tantas teorías como chapas de Xibeca.
Y es que además de malignos somos tontos pa siempre. Resulta que emitimos un porrón de ondas electromagnéticas al espacio espacial; que hasta un tonto deduce que las emiten tipos más o menos avanzados. Pero tipos. Es más, hemos enviado mensajes al Quinto Pino con nuestras coordenadas (sic), nuestro ADN –¿pa qué puñetas lo necesitarían unos tipos que viven donde Sansón perdió la peluca?-, una imagen de un humano y algunas canciones molonas.
El más famoso de esos mensajes lo emitimos desde el radiotelescopio de Arecibo en 1974. Con un poco de suerte, tal vez caiga en manos de seres inteligentes cuando ya no exista la Tierra; pero no deberíamos fiarnos de la suerte, sino de la razón. Es decir, que pregonamos por el Corral que estamos aquí y que si quieren visitarnos, que ya lo saben. Puestas abiertas, abrazos y merienda pagada. ¿Podemos ser más burros? En este Universo traidor, en el que nada es verdad ni es mentira, lo prudente e inteligente es pasar lo más desapercibidos posible. ¡Ni mu! Que no sabemos en manos de quiénes pueden caer nuestras invitaciones, si es que caen en manos de alguien…
Pat Metheny es una de las figuras más relevantes del jazz electrónico, y ha compuesto algunas melodías brillantes.
