Año 2015. 11:51 hora peninsular. Los detectores gemelos del Observatorio de Ondas Gravitacionales con Interferómetro (LIGO, por sus siglas en inglés), ubicados en Estados Unidos (Livingston, Louisiana, Hanford y Washington) detectan las primeras ondas gravitacionales. El descubrimiento de esta señal confirmó de manera tangible la Teoría de la Relatividad de Einstein, quien un siglo antes predijo que objetos acelerados ocasionan distorsiones del espacio-tiempo que se propagan por todo el universo.

A estas alteraciones Einstein les llamó ondas gravitacionales. Tal y como explicaba el comunicado del observatorio, el origen de las ondas descubiertas se encontraba en "la fusión de dos agujeros negros". Según las señales observadas, los científicos de LIGO concluyeron que los agujeros negros que formaron las ondas eran aproximadamente 29 y 36 veces la masa del sol.

Además, estimaron que el evento tuvo lugar hace 1.300 millones de años. Fue entonces cuando, según la teoría de la relatividad, un par de agujeros que orbitaban entre sí se acercaron gradualmente hasta chocar -a casi la mitad de la velocidad de la luz- y formar un agujero negro más masivo. En esa colisión se liberó una parte de la masa de los agujeros que se convirtió en energía, esta energía produjo las ondas gravitacionales observadas por LIGO.

La observación de las ondas gravitacionales logró detectar directamente "el fenómeno alusivo" que ayudaría a comprender mejor el universo", dijo entonces David de Caltech. H. Reitze, director ejecutivo del Laboratorio LIGO.

El último descubrimiento: la mayor onda gravitacional hasta el momento

Durante los últimos cinco años se han registrado otras diez ondas gravitatorias. Sin embargo, el año 2020 pasará a ser una fecha importante para el estudio de las ondas gravitacionales: hace dos semanas, los científicos de los observatorios de LIGO y Virgo anunciaban que habían localizado la mayor onda hasta el momento.

Según comunicaron los expertos en un artículo publicado en la revista científica Physical Review Letters, la señal que se registró fue mucho más fuerte que en las otras ocasiones. "El listón para afirmar que hemos descubierto algo nuevo es muy alto", declaró Alan Weinstein, miembro de LIGO.

El evento sorprendió a los expertos, quienes, según sus cálculos, aseguraban que no podían existir agujeros negros de tal tamaño como para producir una onda tan grande. De nuevo, Einstein vuelve a tener razón, el científico advirtió que los agujeros negros podían tener cualquier tamaño de masa.