Falleció monseñor Octavio N. Derisi
Fue el impulsor de la Universidad Católica y su rector desde la fundación, en 1958, hasta 1980
lanacionarFalleció ayer en esta ciudad, a los 95 años, monseñor Octavio Nicolás Derisi, arzobispo, catedrático y académico, cuya vida estuvo signada por la conjunción de la fe católica con el saber filosófico y un hondo afán docente de comunicar la verdad.
El diálogo entre la fe y la ciencia no tuvo en Derisi sólo a un interprete personal, un pensador original; se tradujo también en el empeño perseverante por construir una universidad, la Católica Argentina (UCA), su gran obra, donde los distintos saberes se integraran en una visión cristiana de la vida.
Derisi fue su rector desde la fundación, en 1958, hasta 1980. Con amor y afán incansables, la organizó e impulsó desde un comienzo en que carecía de edificios, muebles y equipos humanos hasta configurar elencos docentes respetados y un apreciable desarrollo edilicio, con un sello espiritual característico.
A fines del año 2000, Derisi había cumplido 70 años como sacerdote y 30 como obispo. Recibió la consagrado episcopal en 1970 y durante 24 años fue auxiliar de La Plata. En 1984, Juan Pablo II quiso nombrarlo arzobispo "ad personam" -un reconocimiento especial a su persona, no a su cargo-, en una inusual distinción cuando tenía ya 77 años.
Octavio N. Derisi había nacido el 27 de abril de 1907 en Pergamino. Era el séptimo hijo de inmigrantes italianos (su padre era carpintero), en una familia que arraigó en la sociedad pergaminense. A los 12 años ingresó en el seminario de Villa Devoto. En 1929 se doctoró en teología y fue ordenado en 1930. Ese año publicó su primer libro, "La constitución esencial del santo sacrificio de la misa", premiado por la Santa Sede. Sus múltiples tareas intelectuales y de organización nunca lo alejaron de su misión primordial de sacerdote, como celebrar la misa y confesar, así como el rezo personal del rosario. Siempre estaba disponible para quien requiriera su atención pastoral.
Desde 1931, durante medio siglo dictó cátedra en el seminario de La Plata. En 1934 ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Empezó a colaborar con la revista Criterio y el doctor Tomás Casares lo animó a fundar la Escuela de Filosofía de los Cursos de Cultura Católica. En 1938 se graduó de profesor en la UBA y obtuvo los premios Universidad y Antonino Lamberti al mejor egresado. Su tesis doctoral sobre "Los fundamentos metafísicos del orden moral" mereció el premio Carlos Octavio Bunge a la mejor tesis del bienio 1940-1941.
Su labor intelectual plasmó obras como "Filosofía moderna y filosofía tomista" (1941), "Lo eterno y lo temporal en el arte" (1942) y "Concepto de filosofía cristiana" (1943). En 1945 logró el primer Premio Nacional de Filosofía.
En 1946 se incorporó como docente a la Facultad de Humanidades de La Plata, donde fundó, con monseñor Guillermo Blanco, la revista Sapientia, que difundió por décadas el pensamiento tomista. En 1950 creó y dirigió la Revista de Filosofía de la Universidad Nacional de La Plata.
Autor de 37 libros y ensayos -entre ellos, "El último Heidegger" y "Max Scheler, la ética material de los valores"- y de unos 700 artículos y ponencias, su obra fue traducida a varios idiomas. Muchas veces colaboró en LA NACION. Tenía siete doctorados, cuatro de ellos "honoris causa". Era miembro de siete academias, entre ellas, la Argentina de Letras (que ayer adhirió al duelo), la de Ciencias Morales, la Real Academia Española y las academias pontificias de Teología de Roma y de Santo Tomás de Aquino.
Su amplísima formación humanística convirtió su carrera pastoral en una fértil labor intelectual y le permitió ser reconocido como un auténtico maestro, querido por todos. Desde 1958, la UCA le demandó desarrollar dotes de organizador. Presidió el Consejo de Rectores de Universidades Privadas.
Los restos son velados en el rectorado de la UCA, en Puerto Madero.
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