Historias reales

Chronovisor: la historia de la máquina del tiempo escondida en el Vaticano

Un sacerdote aseguró haber ayudado a crear una máquina del tiempo que usó para poder ver la crucifixión.
El Vaticano
El Vaticano, Roma Getty

Existen muchas leyendas raras relacionadas con el Vaticano, una de ellas habla sobre una máquina del tiempo que supuestamente fue construida en secreto y que entre los años 60 y los años 90 fue usada por un sacerdote para viajar a los tiempos de Jesucristo y poder ser testigo de la crucifixión.

Chronovisor no es el nombre de un arma de Star Trek o una nave de Star Wars, es una de historias locas de la Iglesia que han obsesionado a las personas durante generaciones.

Claramente, la existencia del Chronovisor nunca ha sido comprobada (pero todos sabemos cómo funcionan las teorías de conspiración), pero se dice que tiene la habilidad de mostrar el pasado y el futuro, y un libro de 2002 escrito por el sacerdote del Vaticano, François Brune, dice que es mucho más que una simple historia.

En su libro, Brune dice que la máquina fue creada por un monje benedictino llamado Pellegrino Ernetti, quien se encargó de mantener la máquina en secreto hasta los años 60, para después contarle a Brune que 12 científicos, incluyendo al nazi Wernher von Braun y el famoso físico Enrico Fermi (ganó el Premio Nobel de Física en 1938), trabajaron con él en el proyecto del Chronovisor, que ayudó a los científicos a documentar algunos de los eventos más importantes de la historia, y que, supuestamente, podría validar algunas de las creencias más antiguas de la iglesia.

Religiosos, ingenieros y expertos

Le Nouveau Mystère du Vatican, que es el libro de Brune, dice que el autor conoció al padre Ernetti mientras viajaba en un barco en el Grand Canal de Venecia en los años 60. Ernetti era fanático de la historia, así que los dos hombres comenzaron a hablar, el tema pasó a la ciencia y el sacerdote eventualmente le dijo que tenía forma de probar los eventos de lo que se habla en la Biblia.

Fue ahí donde Ernetti supuestamente le reveló que trabajó con Fermi y con el científico ex-nazi, que jugó un papel importante en la misión para llevar al primer hombre a la Luna, para crear un aparato con tres antenas creadas con un metal misterioso que captaba ondas de luz y sonido en todos sus espectros.

El aparato podía, según Ernetti, ser dirigido a una época específica que el equipo quería ver, y una pantalla mostraba las imágenes mientras que el aparato capturaba el video para que pudiera ser estudiado y resguardado por los expertos.

No era exactamente una máquina del tiempo en el sentido que nos muestran las películas de ciencia ficción, más bien era una especie de ventana al pasado que simplemente les permitía observar lo que había sucedido miles de años atrás, lo que extrañamente lo hace sonar todavía más loco.

 La Domenica del Corriere: una máquina del tiempo en el VaticanoPD

¿Qué vio el Chronovisor?

De acuerdo con Ernetti, el aparato les permitió observar uno de los momentos más importantes de la Biblia. El sacerdote contó que fue testigo del discurso de Marco Tulio Cicerón ante el senado romano en el 63 a. C. "Sus gestos, su entonación", dijo Ernetti. “¡Qué poderosos eran! Qué vuelos de oratoria". además de que aseguró haber observado la crucifixión de Jesucristo y muchos otros eventos marcaron el cristianismo, incluyendo la fundación del Imperio Romano.

Unos años después de esa supuesta conversación entre el autor y el sacerdote, el periódico italiano La Domenica del Corriere escribió un artículo que decía: "Una máquina que fotografía el pasado finalmente ha sido inventada", donde usaban las historias de Ernetti para hablar sobre la máquina que se decía que estaba oculta en algún lugar del Vaticano.

Junto al artículo de 1972 se publicó una foto que supuestamente mostraba el Chronovisor, además de que alegaba que el sacerdote había sido testigo de la última cena y que incluso tenía una fotografía en la que se mostraba la escena.

Ernetti murió en 1994, pero toda su vida mantuvo que el Chronovisor era real y que fue escondido por órdenes del Vaticano en un intento por proteger la máquina y evitar que cayera en las manos equivocadas. Poco antes de morir, Ernetti escribió: “El Papa Pío XII nos prohibió revelar cualquier detalle sobre este dispositivo porque la máquina era muy peligrosa. Puede restringir la libertad del hombre ".