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Sábado 23/06/2012. Actualizado 12:58h.

URGENTE

EUROCOPA | Alemania-Grecia

La canciller, una 'forofa' sin complejos en el campo

La canciller Angela Merkel celebra el gol de Alemania contra Grecia. | Afp

La canciller Angela Merkel celebra el gol de Alemania contra Grecia. | Afp

Cuando Merkel habla en el Bundestag sobre paquetes de rescate de cientos de miles de millones de euros no se le mueve un pelo del flequillo, pero es escuchar el pito del árbitro dando inicio al partido y pierde la compostura.

Dice uno de sus colaboradores más cercanos que se interesó por el fútbol en el Mundial de 2006, que marcó un punto de inflexión en la sociología de Alemania y en la conflictiva forma en que sus ciudadanos se han relacionado con su himno y su bandera durante el último siglo, por motivos obvios. La desinhibición con la que el pueblo alemán volvió a agitar la bandera negra, roja y amarilla en 2006, prendió en el corazón de Merkel y, en cuanto le explicaron lo del fuera de juego, se convirtió en la forofa número uno de la selección alemana.

"Sus primeras apariciones en partidos de fútbol parecieron oportunistas y sobreactuadas", reconoce el analista de 'Der Spiegel', Vandad Sohrabi, "parecía que Merkel estaba utilizando el fútbol para su imagen política porque cada asistencia a un partido garantizaba foto a todo color al día siguiente en las portadas, lanzando un mensaje al subconsciente del electorado que podríamos resumir como -Merkel es uno de nosotros-".

La imagen de la fan Angela Merkel, efectivamente, es irresistible para los medios nacionales e internacionales, más que nada por su forma de actuar. Grita, agita los brazos en el aire con cierta torpeza, gesticula airadamente y hasta simula rabietas infantiles tras las jugadas poco ventajosas.

En un primer momento, los alemanes, tan poco dados a la demostración de sus sentimientos como la propia canciller, observaban esta conducta con extrañeza, incomodidad y desconfianza. "Pero poco a poco nos hemos ido dando cuenta de que no es teatro, que de verdad se suelta hasta este punto", afirma Sohrabi.

Merkel no tiene remilgos, además, y ha llegado a presentarse en el vestuario recién terminado el partido para felicitar afectuosamente y estrechar la mano a los chavalotes de la selección alemana, antes de la ducha y desnudos de cintura para arriba.

Y sus asesores mediáticos se tiran de los pelos porque habían conseguido desterrar las gafas del rostro de la canciller y Merkel, que no ve bien de lejos, se las planta para no perderse ni un detalle de juego, arruinándoles la estrategia. En esta ocasión le servirán, sin duda, para apreciar en toda su crueldad las pancartas planeadas desde hace semanas por los aficionados griegos.

La corrección política de la canciller

Tanta pasión ha comenzado a preocupar en Alemania y el 'Bild Zeitund' se pregunta hoy por las posibles consecuencias que ocasionaría la pérdida de la corrección política en el partido de este viernes, en Danzig, contra la selección griega, al que Merkel tiene pensado asistir, así tenga que despachar a toda prisa una crucial reunión para el crecimiento europeo con Rajoy, Holland y Monti en Roma, unas horas antes. Estaba previsto, de hecho, que se reunieran a las 15:30 y el encuentro hubo de ser adelantado a las 14:00 para que Merkel pudiera llegar a tiempo a Danzig.

La cuestión es que no hay manual para esta situación. "¿Cuánto puede demostrar un jefe de gobierno sus sentimientos en un partido de fútbol? Merkel no es el primer jefe de gobierno que va al fútbol. Helmut Kohl acudía encantado y Gerhard Schröder sigue haciéndolo en la menor oportunidad, pero todos han mantenido las formas, mientras que Merkel podría perder los papeles en un momento endiabladamente complicado de las relaciones con los socios europeos.

Sus asesores aseguran que "los aficionados saben separar perfectamente fútbol y política" y restan importancia a la posibilidad de que Merkel pueda irrumpir en saltos de alegría si Alemania pone de rodillas al equipo griego. "Sólo es un partido más, un partido normal", insisten fuentes de Cancillería. Hay quien piensa, sin embargo, que "una postura de triunfo estaría fuera de lugar", como el eurodiputado Jorgo Chatzimarkakis.

"Futbol y política no se pueden separar, dice alguien que sabe tanto del asunto como Norbert Seitz, autor del libro 'Kohl y Maradona' y que nos recuerda que "en el Mundial 82 en España también tuvo que dar patadas al balón Argentina frente a Inglaterra, el mismo año de la Guerra de las Malvinas, y todo transcurrió pacíficamente".

Merkel se encontrará en Danzig con el ministro de Interior, Hans Peter Friedrich, que también acude sin complejos a ver el partido y que ha comenzado ya esta mañana a caldear el ambiente: "nuestros muchachos muestras al mundo que los alemanes no solo saben trabajar y ahorrar, sino también jugar al fútbol". En el Arena Danzig, sin embargo, debe evitarse la exuberancia en el triunfo, recomienda Seitz: "Merkel debe evitar mostrar un excesivo regocijo como atención a los griegos, al euro, y a todo", dije, dando por hecho que Alemania ganará el partido.

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