Sin brillar, River buscó el desequilibrio, pero le costó encontrar los caminos hacia el gol. Recién lo consiguió en la última bola de la noche mendocina, cuando la precisión de la zurda de Leonardo Pisculichi metió la pelota en el área y el cabezazo de Germán Pezzella hizo el resto, para superar al arquero Sebastián Moyano, que había sido una de las figuras del partido. La formación "millonaria" en el debut: Barovero, Mercado (Solari), Pezzella, Ramiro Funes Mori, Urribarri, Sánchez, Kranevitter, Rojas, Pisculichi, Boyé (Tomás Martínez) y Mora (Driussi).
El triunfo como visitante en el choque de ida había dejado la serie "a pedir de River", pero en el Monumental quedó abrochado definitivamente el pasaje hacia los octavos de final. No hubo sobresaltos, ni sufrimiento. Dos goles del uruguayo Rodrigo Mora, ambos en el primer tiempo, liquidaron el resultado y sellaron la cómoda clasificación del conjunto de Marcelo Gallardo, que alineó a Barovero; Mercado, Pezzella, Ramiro Funes Mori, Vangioni, Sánchez, Kranevitter, Sánchez (Solari), Rojas, Pisculichi (Tomás Martínez), Mora (Boyé) y Teófilo Gutiérrez.
Alta temperatura, cortes de luz que interrumpieron el partido dos veces, una desventaja parcial... nada frenó a River, que nuevamente mostró personalidad, variedad de recursos y una tremenda eficacia. Sobre el final de la primera etapa, Vargas puso en ventaja a Libertad, que dispuso de una oportunidad inmejorable para ampliar la diferencia. Sin embargo, Hernán Rodrigo López ejecutó desviado un penal y a partir de entonces River construyó su gran victoria, con goles de Sánchez, Driussi y Simeone. En Paraguay, el equipo formó con Barovero; Mercado, Maidana, Pezzella, Ramiro Funes Mori, Sánchez, Ponzio, Rojas, Pisculichi (Solari), Mora (Simeone) y Boyé (Driussi).
La misma sensación de "tema resuelto" que en la ronda anterior, también debido a un triunfo clave fuera de casa. Si los paraguayos alimentaban alguna esperanza, murió con la expulsión de Bareiro y con el gol de Gabriel Mercado, todo antes de que terminara el primer tiempo. Con absoluto control de la situación, River afirmó su victoria a través de un gol de Gio Simeone y se puso a pensar en el siguiente cruce, ante Estudiantes, mirando también de reojo un posible cruce con Boca en las semifinales. La formación fue ésta: Barovero; Mercado, Pezzella, Ramiro Funes Mori, Vangioni; Sánchez (Solari), Ponzio, Rojas (Tomás Martínez), Driussi, Boyé y Teófilo Gutiérrez (Simeone).
El primer tiempo le trajo complicaciones a River. Diego Abal no sancionó un penal por falta de Barovero a Román Martínez y, sobre el cierre de la etapa, Diego Vera aprovechó un grueso error de Funes Mori en la salida, para poner en ventaja a Estudiantes. Sin embargo, el visitante fue a buscar... y encontró. Primero, Mora empató mediante un cabezazo, y más tarde se produjo el desequilibrio con un gol en contra de Schunke, aunque la desafortunada acción del defensor fue provocada por la insistencia y la ambición de River, que en La Plata presentó a Barovero, Mercado, Maidana, Ramiro Funes Mori, Vangioni (Alvarez Balanta), Sánchez, Ponzio, Rojas, Pisculichi (Solari), Teófilo Gutierrez y Mora (Driussi).
Nuevamente el Pincha fue un adversario dignísimo, que complicó a River y lo hizo sufrir en una noche electrizante. A pesar de que Teófilo Gutiérrez convirtió el 1-0 antes del minuto de juego, Estudiantes no perdió la línea y de ese modo no solamente igualó en el primer tiempo a través del uruguayo Vera, sino que enmudeció al Monumental cuando se puso 2-1 con un penal convertido por Guido Carrillo a poco de comenzada la segunda parte. Para acabar con la incertidumbre de sus hinchas y para aguardar la semifinal ante Boca en inmejorables condiciones anímicas, River torció el resultado gracias a sendos cabezazos de Mora y de Ramiro Funes Mori. La formación: Barovero; Mercado, Maidana, Ramiro Funes Mori, Vangioni, Augusto Solari, Ponzio, Rojas, Pisculichi (Tomás Martínez), Mora (Boyé) y Teófilo Gutiérrez.
Más hablado que jugado, repleto de brusquedades y de discusiones, carente de emociones y de goles... así fue el Superclásico de ida en la Bombonera. Como tantas otras veces, la expectativa previa fue muy grande -acorde con el peso y con la historia de los dos-, y el partido, muy chico. Entre los nervios y los temores de ambos, el doble cero dejó el desenlace pendiente. "No se notó que Boca llegaba más descansado", sostuvo Marcelo Gallardo, quien utilizó a esos catorce hombres en la cancha del rival de toda la vida: Barovero, Mercado, Maidana (Pezzella), Ramiro Funes Mori, Vangioni, Sánchez, Ponzio, Rojas, Pisculichi (Solari), Simeone (Boyé) y Teófilo Gutiérrez.
Una victoria que permanecerá por siempre en la memoria del pueblo riverplatense, porque el adversario fue Boca y porque el 1-0 significó el pasaje hacia la final de la Copa Sudamericana. Marcelo Barovero empezó a ganar el clásico atajándole un penal a Emanuel Gigliotti en el inicio, y el zurdazo de Leonardo Pisculichi, a los 16 minutos de ese primer tiempo, se convirtió en el único grito de gol del histórico cruce entre las dos camisetas con mayor arrastre en el fútbol argentino. En un estadio Monumental repleto y eufórico, River alineó a Barovero; Mercado, Pezzella, Ramiro Funes Mori, Vangioni, Carlos Sánchez, Ponzio, Rojas, Pisculichi (Solari), Mora (Cavenaghi) y Teófilo Gutiérrez.
El primer capítulo de la final dejó pautas muy claras para el análisis. Los colombianos fueron superiores durante la etapa inicial y sacaron ventaja por intermedio de Berrio, en tanto que River mostró otra postura en la segunda parte y llegó al empate con otro gol de Pisculichi, figura en la noche de Medellín. Sin desconocer las virtudes del rival, River regresó a Buenos Aires sabiendo que había logrado un excelente resultado de cara a la revancha. El equipo formó con Barovero; Mammana (Solari), Pezzella, Ramiro Funes Mori, Vangioni, Sánchez, Ponzio, Rojas, Pisculichi (Kranevitter), Teófilo Gutiérrez y Mora (Cavenaghi).
comentar