La exposición Entropía —cuyo título “hace referencia a la medida del desorden de un sistema, en donde los elementos de una multiplicidad son generados caóticamente, influyéndose y conectándose entre sí” (Ñu)— abrió sus puertas en la Ciudad de México para cuestionar, resignificar y representar la polisemia y el caos inscrito en el modelo artístico, mediante la transferencia del concepto de rizoma, tanto en su acepción filosófica como biológica, al mundo del arte.
El término rizoma en el ámbito de la botánica se emplea para describir un tallo que crece horizontalmente y deriva en una multiplicidad de raíces interconectadas; mientras que en el campo de la filosofía se refiere a un modelo epistemológico, desarrollado por Gilles Deleuze y Félix Guattari, en el que la organización de los elementos no es jerárquica, sino descentralizada y heterogénea.
La exposición gestionada por Ñu promueve el arte a través de proyectos itinerantes bajo la idea de que “el arte siempre surge de un contexto y se relaciona con su entorno”, por lo que la pluralidad artística de la que se compone la exposición se manifiesta en el tratamiento inusual que se le da a distintos objetos, fotografías y composiciones para resignificarlos como arte, todo esto de la mano de Olga Micha como curadora, Adrián Malva a cargo del video mapping, José Castañeda de la ilustración y Diego Céspedes de la fotografía.
Asimismo, Entropía incluye una variedad de piezas realizadas por Roberto del Río, un artista que ha desarrollado sus obras —en su mayoría conformadas por lienzos de gran formato intervenidos con diversas herramientas y pinturas— en torno a la yuxtaposición de materiales y la superposición de texturas y colores, en conjunto con la participación de Moisés Sacal Hadid, Ramón Santurino y Diego Céspedes en las instalaciones sonoras, escultóricas y fotográficas, respectivamente. De esta forma, Entropía plantea la posibilidad de que podamos entender y aproximarnos al arte como una expansión ilimitada, indefinida, abundante y orgánica; en suma, “lo que se está exponiendo es la multiplicidad de factores que devienen en el arte”, de acuerdo con Olga Micha.
Uno de los aspectos más innovadores de Entropía está inscrito en el propio proceso creativo del proyecto, inspirado en su etapa primigenia en las voces incendiarias e incendiadas de las mujeres señaladas como brujas por sus discursos transgresores de empoderamiento femenino, cuya sección dedicada a esta temática remite al espectador a la música de Leonard Cohen ligada con una verbalización de Joan of Arc. El nivel de introspección presente en la exhibición es capaz de transmitir la sinergia entre pintura, filosofía, poesía, música y materialidad de la que Entropía se nutre y con ello genera un diálogo en el que nos preguntamos “¿dónde empieza el hilo de la historia? ¿dónde el del arte? ¿dónde el de la filosofía? ¿dónde el de la mitología? ¿dónde el de la poesía? ¿dónde el de la literatura?”
Esta muestra, completamente intervenida por la obra de arte y sus múltiples reproducciones, fue montadaen áreas como el patio, habitaciones convencionales e, inclusive, salones de obra negra.Así pues, la acertada distribución espacial consigue ser un reflejo de la profunda reflexión filosófica por parte de la curadora acerca del arte, y funge como un recordatorio efímero del surgimiento y presencia del arte en el mundo, en conjunto con la injerencia del caos en la cotidianeidad. De esta forma, Entropía logra plasmar y darle sentido a través de su instalación artística al caos que inunda nuestra realidad, al caos que nos vincula, nos disgrega y nos engendra.
Entropía estará disponible hasta el martes 25 de octubre en la calle de Barcelona 26, ubicada en la colonia Juárez de la CDMX.
