Las serpients
Depredadoras versátiles
Por Ernesto Raya García y Javier Alvarado Díaz
Corallus hortulanus. (Foto: reptiles4all//Shutterstock).
El animal que suele dar más miedo, no
asco ni repulsión, es la serpiente. Nos
imaginamos que sería capaz de dejar lo
que está haciendo para causarnos daño.
Pero, ¿es así? Echemos un vistazo a estos
animales tan necesarios para la salud de
los ecosistemas.
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¿cómoves?
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En 2006 Lynne A. Isbell, del Departamento de Antropología de la Universidad de California en Davis, publicó un
artículo en el Journal of Human Evolution donde explica que mamíferos y
serpientes comparten una buena parte
de su historia evolutiva y que los mamíferos aprendieron a detectar serpientes
y a temerles por supervivencia, porque
ellas fueron uno de sus primeros depredadores. También explica que mientras
en otros mamíferos se desarrolló una resistencia isiológica a diferentes venenos
de serpiente, en nuestros ancestros mejoró la agudeza visual para detectarlas y
prevenir un posible ataque. En 2014 Jan
W. van Strien de la Universidad Erasmo
de Róterdam y sus colaboradores conirmaron esta hipótesis de la detección
de serpientes y notaron además que les
tenemos más miedo incluso que a otros
reptiles y que a las arañas y a las babosas.
Este miedo casi genético ha ocasionado que dañemos a las serpientes sin
necesidad y que hayamos creado y propagado mitos alrededor de sus conductas.
No oigo pero veo
Uno de los mitos sobre las serpientes es
su encantamiento. Se trata de un espectáculo que llevan a cabo personas que
supuestamente hipnotizan a diferentes
especies de cobras (Naja sp.) africanas
y asiáticas con la música de una lauta
pungi. Esta práctica milenaria nos maravilla porque creemos que los sentidos de
otros animales funcionan exactamente
como los nuestros. La realidad es que
las cobras ni siquiera pueden oír la música como lo hacemos nosotros, ellas no
cuentan con un oído externo para captar
los sonidos y su sistema auditivo no está
desarrollado del todo. Lo que sí logran
percibir son las vibraciones de las lautas,
que no son más que ondas de sonido
deformadas que viajan a través del ambiente. Ellas detectan esas vibraciones
en forma somatosensorial, es decir, por
medio del cuerpo, y para ello pueden
utilizar los músculos y los huesos de su
mandíbula inferior. Se sabe
también que en algunas otras
especies, como las serpientes
del género Boiga, se activan
ciertos receptores de movimiento que tienen en la piel.
Estas señales luego son conducidas a través del sistema
nervioso periférico hacia centros especializados del cerebro
medio donde son interpretadas
y expresadas en diversas conA esta cobra lo que le “encanta” son los movimientos del
ductas.
lautista (Foto: Lakeview Images/Shutterstock).
Aunque no oyen la lauta,
las cobras sí pueden verla. Su visión ríferas, como pueden ser las hormonas o
funciona de manera muy parecida a la las feromonas, que recogen del ambiente
nuestra: receptores de luz en los ojos por medio de lengüeteos son enviadas al
captan la información visual y la envían órgano de Jacobson, en cuyo interior se
al lóbulo occipital del cerebro para pro- encuentran las neuronas encargadas de
cesarla y formar una imagen de eso que transformar esta información química en
están viendo. Pero no todas las serpientes impulsos eléctricos. Después el cerebro
tienen las mismas capacidades visuales. se encarga de interpretar estos impulsos
Hay especies como las de la familia Ty- y de activar una función interna o una
plopidae que apenas son capaces de per- conducta en respuesta al estímulo oricibir los cambios de intensidad de la luz ginal. Actualmente se sabe que otros verdurante el día. En otras, como las boas tebrados cuentan con órganos similares,
y las de cascabel, las pupilas se retraen pero éstos no logran superar y ni siquiera
como una pequeña franja vertical pare- igualar la aguda habilidad para detectar y
cida a la de los gatos durante el día y se procesar información química del OVN
dilatan para mejorar su precepción visual de las serpientes.
Las serpientes se apoyan en el óren la noche.
Las serpientes, al igual que nosotros, gano vomeronasal para cazar. Las de
interpretan la imagen y reaccionan por cascabel de la especie Crotalus viridis,
medio de movimientos u otras conductas. por ejemplo, son capaces de diferenciar el
En el caso de su supuesto encantamiento, olor de dos presas físicamente muy similas cobras parecen estar hipnotizadas lares y con ello decidirse por una u otra.
porque les atraen los movimientos que Especies como Agkistrodon piscivorus y
hace el lautista y porque mantienen su Crotalus enyo liberan voluntariamente a
atención al pungi como una medida pre- su presa para evitar ser contraatacadas y
cautoria en caso de que éste resultara ser después rastrean con el órgano vomerouna presa o un depredador.
nasal y localizan con aguda precisión a
su moribundo alimento. Así lo ha demosQuímica informativa
trado David Chiszar, de la Universidad
Las serpientes no pueden oír como no- de Colorado en Estados Unidos. Otro
sotros y mucho menos hablar; así que investigador, Gordon Burghardt, de la
tampoco es cierto que Harry Potter y Universidad de Tennessee, publicó en el
Lord Voldemort pudieran platicar con Journal of Chemical Ecology un estudio
ellas en lengua pársel. Las serpientes se donde muestra que la serpiente acuática
comunican más bien por medio de se- Thamnophis sirtalis está perfectamente
ñales químicas gracias al altamente es- adaptada para detectar los componentes
pecializado órgano de Jacobson u órgano químicos no volátiles (aquellos que son
vomeronasal (OVN). Las partículas odo- más pesados que el aire) presentes en
presas potenciales como ranas, peces y
lombrices.
Las serpientes de cascabel (Crotalus) del desierto pueden distinguir una brisa cálida proPor su parte, Steven Arnold, de la
ducida por el calor que emana de una presa
Universidad de Chicago, ha encontrado
potencial. (Foto: Ryan M. Bolton/Shutterstock).
que las conductas depredadoras de las
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En su evolución Erpeton tentaculatus ha mejorado sus técnicas de cacería de presas escurridizas: los peces (Foto: KC Catania).
serpientes acuáticas Thamnophis elegans y Thamnophis sirtalis varían según
los compuestos químicos de presas potenciales. Esto se observó en individuos
de la misma o de diferente especie y
entre poblaciones totalmente aisladas
una de otra. En términos generales se
puede airmar que la gran variabilidad
de respuestas a señales ambientales (conocida como plasticidad fenotípica) del
género Thamnophis es lo que ha favorecido que sus miembros alcancen altos
niveles de adaptación y por ello son un
éxito evolutivo dentro de sus ambientes
acuáticos.
Interpretan y actúan
Debido a su aparente inmovilidad y a la
baja variedad de sus conductas, durante
mucho tiempo se pensó que las serpientes
y otros reptiles eran animales antisociales
y con una limitada gama de comportamientos. Gracias a estudios pioneros
en las décadas de 1970 y 1980 dirigidos
hasta la fecha por Burghardt y Chiszar,
ahora sabemos que las serpientes, al igual
que otros animales vertebrados como las
aves, los peces y los mamíferos, se comunican de manera cotidiana con individuos
de su misma especie (comunicación intraespecíica) o de otras (comunicación
interespecíica) para reproducirse, orientarse, defender su territorio y escapar de
posibles depredadores. Las serpientes se
comunican incluso con animales de otras
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especies; ejemplo de ello es el característico cascabeleo que escuchamos en el desierto y que correctamente identiicamos
con la presencia de alguna serpiente del
género Crotalus de la que es mejor mantenernos alejados.
Algunas veces, sin embargo, malinterpretamos las conductas de las serpientes o les damos un signiicado que
realmente no tienen. En plena temporada
de hibernación en el invierno de 1975 en
Haicheng, China, los guardias de varios
invernáculos observaron cómo todos sus
huéspedes reptilianos despertaban de su
letargo antes de tiempo y abandonaban
sus nidos. Al día siguiente ocurrió un
sismo de 7.3 grados en la escala Richter
y las personas supersticiosas estaban convencidas de que las serpientes predijeron
el temblor. La realidad es que éste fue un
hecho aislado y lo único que podemos
airmar es que las serpientes detectaron
cambios en el ambiente y por ello decidieron desplazarse; esto no quiere decir
que ellas supieran que iba a haber un terremoto.
El éxito del escondite
Nuestro miedo y desconocimiento de las
serpientes nos hace imaginar que si hay
alguna cerca, lo primero que tratará de
hacer será atacarnos. Al contrario, lo más
probable es que intente escapar o que se
esconda, pues ellas preieren evitar confrontaciones innecesarias con otros animales, incluidos los humanos. Les gusta
tanto mantenerse escondidas entre la
arena, la tierra o la hojarasca que su proceso de evolución terminó por eliminar
su pabellón auricular, para no correr el
riesgo de atorarse en algún lado, y el
canal auditivo que al llenarse de materia
resultaba un peligroso foco de infección.
Las serpientes no se agazapan para
atacar personas, pero sí se esconden para
sorprender a sus despistadas presas. En
ciertas regiones del desierto de Arizona
vive la serpiente arenera Chilomeniscus
stramineus, que tiene la capacidad para sumergirse y deslizarse entre los granos de arena
como si estuviera nadando bajo el agua.
Esta serpiente ubica a sus presas en total
oscuridad mientras permanece oculta
gracias a receptores en su piel que pueden
detectar las mínimas vibraciones que
los insectos producen al caminar sobre
la arena.
Al otro lado del mundo, en el sureste
de Asia, vive la Erpeton tentaculatus que
es una pequeña serpiente de hábitos acuáticos que interpreta la información vibratoria de manera similar a la serpiente
arenera. En su evolución este animal ha
mejorado sus técnicas de cacería para
capturar presas muy escurridizas como
peces. Experta en pantanos donde el
agua es poco cristalina o muy turbia, para
cazar la Erpeton tentaculatus se sumerge
parcialmente y se sujeta a una rama o raíz
que esté dentro del lecho acuoso a in de
permanecer inmóvil hasta la llegada de
su alimento. El gran secreto de su éxito
está en un par de sensores a modo de tentáculos —de ahí su nombre cientíico—
que se encuentran en la región frontal de
su cara y que pueden detectar los más mínimos movimientos del agua producidos
por los peces.
Ver en total oscuridad
En lo que sí se parecen las serpientes a
nosotros es que no les gusta esforzarse
en vano. Una herramienta que les ayuda
a decidir si les conviene atacar o no a
una presa potencial son las señales infrarrojas; lo más probable —y sensato—
es que preieran atacar aquellos blancos
que alberguen cierto calor en su cuerpo.
Entre las serpientes que cuentan con un
sistema sensorial térmico están algunos
grupos de serpientes venenosas como
las integrantes de la familia Viperidae
(cantiles, cascabeles y nauyacas) y algunas boas y pitones de los géneros Corallus, Morelia y Chondro python. Los
individuos de estas especies recogen
la información térmica a través de una
serie de estructuras cóncavas llamadas
Thamnophis sirtalis puede detectar
componentes químicos no volátiles
presentes en presas potenciales
(Foto: reptiles4all//Shutterstock).
¿cómoves?
Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa de los editores.
MÁS INFORMACIÓN
• Castañeda Ortega, Julio C.,
Jorge E. Morales Mávil y Laura
T. Hernández Salazar, La
comunicación química de las
serpientes, CONABIO, México
2012.
• Sánchez, O., “Biodiversitas”,
Serpientes de México, CONABIO,
México, 1999.
• Reptiles, CONABIO: www.
biodiversidad.gob.mx
fosetas termorreceptoras que se encuentran ubicadas a cada lado de su cabeza.
Estas fosetas contienen en su interior
sensores que convierten el calor en impulsos electroquímicos que viajan al cerebro para formar una imagen infrarroja
del objeto emisor. Las señales térmicas
son interpretadas en una región cerebral llamada tectum óptico, la cual se
encarga de contrastar la imagen termovisual de la presa con la temperatura
ambiental. Así es como la serpiente de
cascabel, Crotalus lepidus, que vive en
el desierto puede diferenciar una brisa
cálida del calor que emana una presa
potencial. La precisión de su reconocimiento térmico es tan alta que en la mayoría de los casos su ataque tiene altas
probabilidades de éxito.
Captar e interpretar señales de calor
ayuda a las serpientes a optimizar sus actividades de cacería, a protegerse de sus
depredadores y a seleccionar los mejores
sitios para regular su temperatura corporal —o lo que es lo mismo, tenderse a
tomar el sol—. Las estructuras de captación térmica les son de particular utilidad
mientras se encuentran en situaciones
extraordinarias de vulnerabilidad, por
ejemplo cuando están mudando de piel
(ecdisis). Durante este proceso los ojos de
las serpientes se opacan en preparación
para la renovación de las escamas que
los protegen. Mientras su visión permanece obstaculizada, las señales térmicas
serán sus mejores aliadas para la detección oportuna tanto de presas como de
depredadores.
Semáforos ambientales
Generación tras generación, las serpientes han estado rodeadas de mitos y
desconocimiento. Sin embargo, ya sea
como presa o depredador, estos animales
son elementos clave de las cadenas alimentarias de sus respectivos entornos y
ayudan a mantener en equilibrio los ciclos
naturales necesarios para el buen funcionamiento de los ecosistemas.
Las características que como grupo
tienen las serpientes son resultado de millones de años de evolución y contribuyen
a mantener en equilibrio los ecosistemas
y a detectar y solucionar problemas en
éstos. Por ejemplo, si en algún lugar repentinamente dejara de haber serpientes,
los animales que las depredan se verían
en más dificultades de conseguir alimento y la cantidad de especies presa
aumentaría a niveles insostenibles para
el entorno. La presencia o ausencia de
algunas especies de serpientes acuáticas
puede ayudar a determinar la calidad
de cuerpos de agua que podrían aprovecharse para consumo humano. Y qué
decir de las especies venenosas como la
Bothrops jararaca que tienen relevancia
médica y económica, pues con su veneno se fabrican anticuerpos y fármacos
como el captopril utilizado para tratar la
hipertensión y algunos tipos de fallas en
el corazón.
Para entender el comportamiento de
muchas especies de serpientes y apreciar
su valor para el ambiente es necesario
dejar de tenerles tanto miedo y seguir observando, en condiciones de cautiverio o
de vida libre, cómo interpretan las señales
visuales, químicas, térmicas o vibratorias
durante el proceso de depredación. Aún
falta averiguar mucho sobre
la evolución de las conductas
depredadoras y las múltiples
maneras que tienen estos escaSe utiliza el veneno de la especie
Bothrops jararaca para fabricar
anticuerpos y fármacos como el
captopril (Foto: Antonio Sebben).
Morelia viridis recoge información térmica a
través de fosetas termoreceptoras ubicadas a
cada lado de su cabeza (Foto: Patrick Rolands/
Shutterstock).
mosos reptiles de cazar a sus presas, en
especial aquellas serpientes que son difíciles de localizar o poco comunes.
Toda la información anterior aporta
un conocimiento valioso sobre el comportamiento de las serpientes que podría servir como punto de partida para
futuros programas y planes de manejo,
mantenimiento y conservación de las
que son vulnerables o están en peligro
de desaparecer. Las serpientes son cazadoras versátiles, aunque son incapaces de
competir con su mayor depredador en la
naturaleza: los seres humanos. En lugar
de seguir cazándolas deliberada e innecesariamente, dejemos que sigan evolucionando y aprendamos de su habilidad para
adaptarse. Es mucho más conveniente
para ellas y para todos, porque nunca
dejarán de sorprendernos y de aportar
grandes ideas útiles para nuestra propia
supervivencia.
Ernesto Raya García es estudiante de maestría del
posgrado en ecología integrativa de la Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH).
Actualmente estudia la ecología del comportamiento
en reptiles.
Javier Alvarado-Díaz es herpetólogo y profesor de
zoología de vertebrados de la UMSNH. Trabaja en
el Instituto de Investigaciones sobre los Recursos
Naturales (INIRENA).
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