Últimamente he estado buscando el origen del apelativo Serenissima que, durante siglos, llevó como “apellido” la República de Venecia y que aún hoy es reconocible por todos con solo oírlo.

Como sabéis, el máximo dirigente de la República de Venecia, llevaba el título de Dux (Dogo). El Dogo era un Príncipe y a los príncipes reinantes se les ha dado históricamente el título de “serenos”. Todavía hoy el Príncipe de Mónaco por ejemplo, ostenta la denominación de Sereno entre sus títulos (Su Alteza Serenísima).

Es normal pues que, siendo Venecia la sede de un príncipe reinante, fuese llamada Serenissima. El título ya se utilizaba mientras Venecia estuvo bajo la influencia bizantina ya que lo ostentaban los príncipes en Bizancio pero, en la ciudad, cobró importancia tras independizarse de Constantinopla. Y, dado que los príncipes y reyes del resto de los estados italianos llevaban ese apelativo, los Príncipes Venecianos lo tomaron como suyo también cuando se creó la República Serenísima de Venecia.

Pero Dogo no era solamente un título utilizado en Venecia. El representante de la república genovesa, también ostentaba este título, aunque históricamente es más conocido el Dogo veneciano. De hecho cuando se hablaba de Dogo, sin más, todo el mundo sabía que se hacía referencia al veneciano y, para nombrar al genovés, era necesario aclararlo añadiendo, al título, el nombre de éste (se decía “Dogo X”). Pero ambos tenían derecho al título de príncipe.

Venecia y Génova, mantuvieron durante siglos una rivalidad marítima y comercial que ha sido plasmada en diversos mitos y leyendas. Pues bien, se cuenta que durante la proclamación de uno de los Dux venecianos, una delegación genovesa acudió a rendirle homenaje y, sin saber muy bien cómo dirigirse a él y parece que también con intención de burlarse un poco, se arrodillaron ante el Dux y, sarcásticamente, con la cabeza inclinada, uno de ellos le llamó “Su Serenísima Majestad”. El dux veneciano, sin achantarse, le levantó, le besó y le contestó que se equivocaba, que él solamente era “un humilde servidor de la Serenísima República de San Marco”.

Y dicen que desde ese momento también Venecia, no solo sus dirigentes, llevó el sobrenombre de Serenísima, especialmente cuando se hace referencia a la República de Venecia, el estado más longevo de toda la historia italiana.

Lo cierto es que tiene mucho más sentido pensar que sencillamente el título de los Príncipes venecianos pasó a la ciudad por derivación, dado el poder y el carisma que ésta alcanzó al convertirse en una potencia comercial y naval. Verdad o no, mito, leyenda o historia, los dux en el momento de realizar la promesa dogal, prometían ponerse al servicio de la “Serenísima República de Venecia”.

Así que, como siempre en estos casos, en la mano de cada uno dejo la cuestión de creerlo o no. Yo quiero creerlo, ya sabéis que soy una romántica empedernida… más aún cuando se trata de Venecia…

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