Las ondas gravitacionales han sido detectadas de manera directa por primera vez casi 100 años después de que Albert Einstein anunciara su presencia, entonces él dio la fórmula para detectar la gravedad que explicaba en su teoría general de la relatividad. Según Lazkoz, R., & Valiente Kroon, J. A. (2003) en Relatividad General la interacción gravitatoria se propaga con una velocidad finita: la velocidad de la luz. Así pues, cuando el campo gravitatorio de un objeto dado cambia, se producen ciertas “arrugas” o inhomogeneidades en el espacio-tiempo que se propagan por el espacio-tiempo. Este fenómeno se conoce por el nombre de ondas gravitatorias. Estas ondas son muy poco energéticas, y tienen una longitud de onda tan enorme.

 Para Einstein la gravedad no era fuerza o una atracción entre dos cuerpos como lo pensaba Newton, para él la gravedad es como una deformación en la tela del espacio-tiempo, si un objeto masivo está en esa tela del espacio-tiempo va a crear una deformación, y si un objeto pequeño acerca de esta deformación y está en los alrededores también va ser atraído hacia ella, ahora cuando una perturbación es generada en la tela del espacio – tiempo se forman ondas y podemos compararlas con las ondas que se producen en el agua cuando arrojamos un objeto en ella.

Para García D., J., (2013), una onda gravitacional es una perturbación en el espacio-tiempo que se propaga en todas direcciones a la velocidad de la luz. Además son ondas transversales. Este tipo de ondas aún no se han detectado directamente, pero hay evidencias indirectas de que existen.

Figura 1. Curva espacio –tiempo

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Estas ondas se pueden ser detectadas cuando algo gigante pasa en el universo como: cuando explota una estrella y cuando dos agujeros negros colisionan, hoy en día se desarrollaron unos detectores de ondas gravitacionales muy precisos son  los interferómetros.