Thoth, la sabiduría, y Maat, la verdad y la justicia.

Fueron apreciados de forma conjunta, una costumbre muy normal en la cultura egipcia pues ya hemos visto la importancia que tiene para ellos la dualidad y, en este caso, representan cualidades del intelecto que no pueden estar separadas. Sin embargo, la diferencia esencial entre uno y la otra es la forma de concepción: el primero lo crearon a partir de la mitología, concreta y específica, y la segunda de la filosofía, etérea y abstracta.

Esto provoca que Thoth fuera un importante concepto intelectual mientras que Maat solo era una figura concreta que a veces participaba en los mitos de los demás. La importancia de ambos es clara, pues se encuentran en la barca solar junto a Ra, pero ninguno de ellos pertenece a las familias de dioses más importantes de Menfis, Heliópolis o Tebas.

Thot.

Hubo una teoría de la creación que se concentra en la ciudad de Hermópolis, el centro de culo de Thoth, y que recoge los momentos anteriores a que Ra surgiera de las aguas de Nun, pero no está entera en ninguna parte y los documentos tardíos reflejan la influencia de la religión y política más poderosa del momento (como siempre, para qué nos vamos a engañar).

Describen el trabajo de cuatro elementos que emergen del caos y dan forma a todo y, aunque se les dio nombre y características muy diferentes de los dioses de la creación que conocemos hasta el momento, la realidad es que no llegaron hasta el día de hoy salvo un papiro muy, muy antiguo que relata los primeros pasos del mito:

Saludos a vosotros, los Cinco Grandes Dioses,

que procedéis de la ciudad de los Ocho,

vosotros que no estáis todavía en el cielo,

vosotros que no estáis todavía en la tierra,

vosotros que todavía no estáis iluminados por el sol.

Los cuatro dioses llegaron a existir juntos y eran considerados una fuerza entre el cielo y la tierra con un líder innombrado, un papel otorgado a Thot cuando alcanzó un culto nacional lo suficientemente importante. Cada elemento masculino tenía junto a él su imagen femenina por lo que, en realidad, eran ocho:

  • Nun, dios del océano primordial, y su consorte Nunet.
  • Het, dios de lo inconmesurable, junto a Heket, eran los encargados del resurgir del sol.
  • Kek, dios de la oscuridad, y Keket, que dieron al mundo la oscuridad de la noche para que el sol pudiera iluminar un lugar.
  • Amón, dios del misterio y sin forma, con su consorte Amunet, proporcionaban el aire de la vida.

Los cuatro elementos masculinos fueron representados como ranas y sus consortes como serpientes que nadaban en el barro y el limo del caos de donde surgió toda vida.

Nun habla con sus compañeros para comenzar por fin con la creación y de su unión nace el huevo primordial que no fue visto hasta que surgió la luz y de él nació Ra.

Hay numerosas versiones que se contradicen entre sí lo que nos asegura que, a pesar de su fama, no existía una mitología sistemática a su alrededor pues como hemos visto antes por su poder fue considerado el líder de los cuatro dioses primigenios, pero sin embargo también existe un pasaje que lo coloca como hijo de los tres más grandes:

Yo soy Thoth, el hijo mayor de Ra que Atum ha modelado y creado por Khepri.

Yo ascendí a la tierra con los secretos del que pertenece al horizonte.

Conocido como dios de la sabiduría en general y como dios de la ciencia y de la medicina de forma más específica (enseñó a Isis los encantamientos para devolver a Osiris a la vida y para mantenerlo sano el tiempo suficiente para concebir a Horus, también sanó a este último de las picaduras de los escorpiones que mandó Seth) se le atribuyó el origen de la retórica, de los nombres de los objetos, del alfabeto, así como de la escritura jeroglífica, la aritmética y la astronomía.

Es uno de los dioses en los que Ra descarga parte de su trabajo y lo nombra su escriba para mantener el orden en el mundo inferior: tú estarás en mi lugar, el verificador de Ra. Le concedió la luna para contrarrestar su propio sol y como dios lunar Thoth usó sus conocimientos matemáticos para medir las estaciones y regular el tiempo, acotó los cielos y planificó la forma de la tierra.

Fue considerado mensajero de los dioses y le asignaron el transporte del difunto al mundo inferior (como Hermes) mientras que al otro lado del agua era el acérrimo protector del rey muerto, protegiendo de esta forma la justicia y asegurando la paz.

Como creador de la escritura se le otorgan dos obras: la primera es algunas páginas del Libro de los Muertos, la segunda y, probablemente, más importante, es que Thoth creó su propio libro donde recogió todas las leyes, la educación de los sacerdotes, la historia del mundo, la geografía, los jeroglíficos, a astronomía, la astrología, la religión y la medicina llamado el Libro de Thoth.

Hay restos arqueológicos de la adoración de Thoth por todo Egipto. Por ejemplo, en el Valle de los Reyes esta presente en tumbas como la de Seti I y en la de Tutankhamón. El Museo Egipcio conserva una de las estatuas mejor conservadas de Thot como babuino junto a un escriba. En Tuna el-Gebel, en la tumba de un sacerdote llamado Petosiris de tiempos grecorromanos, encontramos la siguiente inscripción:

Yo te enseñaré como mi dios me ordenó. Te llevaré por el buen camino de la vida. Cualquier cosa que yo haga es la misma como está en el libro sagrado.

Maat.

Se trata de, según creen los expertos, el último de los dioses mitológicos concebidos por la manifestación visual de un concepto filosófico. Le dieron el físico de una mujer que sostiene un ankh y un cetro, pero como la misma Isis aparece así muchas veces, la forma más sencilla de reconocerla es por la pluma que se encuentra en su cabeza y que se convirtió en su símbolo porque jugaba un papel muy importante en el peso del alma de los difuntos.

La cualidad filosófica que la diosa representa se conoce también como maat y la traducción dada fue verdad. Se trata de la clave de la concepción egipcia del proceder ético para los humanos, así como de la actitud divina en el juicio de las almas.

Cuando analizamos a las religiones antiguas uno siente siempre la necesidad de justificar y preguntar si creer en los dioses conlleva implicaciones para la moral y actitud humana. En la religión y en la política egipcias la respuesta es que sí pues el concepto de maat refleja una actitud de orden, verdad y justicia que se requería en todos aquellos que desempeñaran cargos de autoridad.

Crean pues a la diosa que llaman Maat, pero le dan unas características humanas mínimas ya que se trata más de una metáfora por sus importantes cualidades que una figura de carne y hueso. Pensaban que podía ser hija de Ra y que asciende junto con él de las aguas primordiales, igualándolos de esta manera.

Tuvo también un papel muy importante en el mundo subterráneo pues durante el juicio Maat siempre estaba presente. Su pluma se coloca en la parte superior de los platillos de la balanza para garantizar la imparcialidad y se pesa el corazón del difunto en contraposición con la pluma: si el corazón estaba en un equilibrio perfecto con la justicia y la verdad, la persona superaba el primer examen y estaba más cerca de la inmortalidad. El siguiente paso era acceder a la Sala de Maat donde debían negar los 42 pecados e identificar los nombres mágicos de distintas partes de la puerta. Una vez superados ambos eventos, Maat conducía al difunto hasta Osiris para la aceptación final.

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