De la idea del firmamento de Leonardo Turriano

Page 1

Colección Juanelo Turriano de Historia de la Ingeniería

De la Idea del Firmamento

DE LEONARDO TURRIANO

ALICIA CÁMARA MUÑOZ Y JUAN LUIS GARCÍA HOURCADE

De la Idea del Firmamento

Madrid 2023

Colección Juanelo Turriano de Historia de la Ingeniería
DE LEONARDO TURRIANO
Alicia Cámara Muñoz y Juan Luis García Hourcade

www.juaneloturriano.com

edición

Fundación Juanelo Turriano

coordinación

Bernardo Revuelta Pol

DOCUMENTACIÓN

Covadonga Álvarez-Quiñones del Gallego y Begoña Sánchez-Aparicio García

diseño y producción editorial

Ediciones Doce Calles

impresión y encuadernación

Ediciones Doce Calles

© 2023, Fundación Juanelo Turriano

© Los autores para sus textos

© Las instituciones y fotógrafos para sus imágenes

ISBN: 978-84-122150-2-1

D.L: M-4810-2023

La Fundación Juanelo Turriano se ajusta a lo establecido por la legislación vigente sobre los derechos de autor de las imágenes aquí reproducidas. Si se detecta algún error u omisión, el propietario de los derechos o su repre -sentante pueden dirigirse a la Fundación Juanelo Turriano.

Cubierta: De la idea del firmamento de Leonardo Turriano. Biblioteca de la Fundación Juanelo Turriano

FUNDACIÓN JUANELO TURRIANO

PATRONATO

presidente de honor

Victoriano Muñoz Cava

presidente

José María Goicolea Ruigómez

vicepresidente

José Antonio González Carrión

secretaria

Alicia Cámara Muñoz

vocales

Inmaculada Aguilar Civera

David Fernández-Ordóñez Hernández

María Moreno López de Ayala

Claudio Olalla Marañón

Fernando Sáenz Ridruejo

José Manuel Sánchez Ron

director gerente

Bernardo Revuelta Pol

La promoción y publicación de estudios sobre la historia de la ingeniería y la técnica ha sido una de las actividades prioritarias de la Fundación Juanelo Turriano desde su creación en 1985.

La COLECCIÓN JUANELO TURRIANO DE HISTORIA DE LA INGENIERÍA, a través de monografías inéditas, del mayor nivel historiográfico pero con vocación de amplia difusión, pretende contribuir al conocimiento de la ingeniería y a la puesta en valor de su relevancia cultural. A partir de una comprensión amplia de la historia de esta notable manifestación del ingenio humano, se publicarán trabajos que la aborden desde una perspectiva tanto biográfica y técnica como institucional, social y económica.

La colección cuenta con un Comité de Publicaciones compuesto por reconocidos especialistas y profesionales. Todos los títulos publicados son accesibles en la red, de forma libre y gratuita.

9 ÍNDICE Presentación ................................................................................................................................ 10 Vida y fama de Leonardo Turriano, entre Felipe II y Felipe IV: descripciones, discursos y tratados ..................................................................................................................................... 12 ALICIA CÁMARA MUÑOZ De la idea del firmamento de Leonardo Turriano ..................................................................... 56 JUAN LUIS GARCÍA HOURCADE Facsímil ....................................................................................................................................... 101 La idea del firmamento. Libro primero ...................................................... 105 La idea del firmamento. Libro segundo 161 Transcripción 253 La idea del firmamento. Libro primero ...................................................... 255 La idea del firmamento. Libro segundo ...................................................... 277

PRESENTACIÓN

Ingeniero Mayor del reino de Portugal desde finales del siglo XVI, la misión principal de Leonardo Turriano era atender a las obras de defensa de aquel territorio recientemente incorporado a la corona, pero este trabajo no impedía su dedicación a otras labores intelectuales y científicas. Y, como él mismo nos cuenta, el 20 de octubre de 1604, encontrándose en Oeras (Oeiras), a tres leguas de Lisboa, cerca del castillo de San Gian, vio una nueva estrella en el cielo, tan brillante como Venus. Una «estrella nova», ahora llamada supernova, y de hecho la última de esta clase que se ha visto, dentro de nuestra galaxia. Es curioso que se produjera tan pocos años después de la aparición de la supernova de 1572, llamada de Tycho, pues fue este astrónomo, Tycho Brahe, quien publicó los más importantes estudios sobre la nueva estrella, trabajos ciertamente conocidos por Turriano, como explica Juan Luis García Hourcade en su texto. Por su parte, fue Johannes Kepler el principal estudioso de la estrella que nuestro protagonista vio desde la costa portuguesa, y por ello se la conoce como supernova de Kepler. El libro de Kepler, De Stella nova in pede Serpentarii, fue publicado en 1606, pero no ocurrió lo mismo con el trabajo de Leonardo Turriano, que no pasó de la forma manuscrita, hasta la presente edición, más de cuatro siglos después de su gestación. Aunque, como bien se explica en los estudios que acompañan al texto de Turriano, éste no es tanto un tratado astronómico como una reflexión sobre la naturaleza del firmamento, de los cielos, una indagación construida desde la ciencia, la ciencia de su época, naturalmente, pero también desde la filosofía, la teología, la fe, e incluso la literatura. Como el propio Leonardo Turriano escribe, repitiéndose, pues lo hace en dos lugares del libro, en uno de ellos tachado, le mueve «conocer mas a Dios por sus obras, como lo conocemos por fee, para aprovecharnos dellas, y servirle.»

No sabemos cuáles han sido las vicisitudes del manuscrito durante su larga vida, pues tampoco los estudiosos de la figura de Leonardo Turriano hacen mención de su existencia. En 2010 la Fundación Juanelo Turriano publicó el libro Leonardo Turriano ingeniero del rey, en el que se incluía la transcripción de un trabajo del ingeniero titulado Descripción de las Plaças de Oran y Mazarquivir, obra propia de su profesión como ingeniero, especialista en fortificación y magnífico dibujante. Y

10

escrita en español, como la que ahora nos ocupa. La publicación fue dirigida por Alicia Cámara, y también colaboraron Rafael Moreira, Marino Viganò y Daniel Crespo. En el libro se documenta un parentesco, no muy próximo, pero innegable, entre el ingeniero mayor de Portugal y el relojero de Carlos V, Juanelo Turriano, que da nombre a nuestra Fundación. Aunque hay que recalcar que aquella Descripción era más que merecedora de estudio y publicación, sin necesidad de recurrir al nepotismo. Quizás a causa de este antecedente, o por el propio nombre de nuestra Fundación, unos años después se puso en contacto con nosotros el representante de una prestigiosa librería anticuaria europea, para ofrecernos la adquisición del manuscrito que da origen a este libro. Era un volumen de 144 páginas, de formato 28 x 20 cm y en excelente estado de conservación, sin necesitar labores de restauración. Con encuadernación flexible y cubierta en pergamino, enlazada por las almas de las cabezadas. Guardas del mismo papel que el cuerpo del libro adheridas a las vueltas de la cubierta. Comprobada, a través de una eminente especialista, la autenticidad y datación de la obra, la Fundación la adquirió e incorporó a su biblioteca, biblioteca de carácter público abierta a lectores e investigadores.

11
Volver al índice

(Fragmento) Ingenio para la fábrica de cordelería , Dos discursos de Leonardo Turriano el primero sobre el Fuerte de San Lourenço de Cabeça Ceca en la boca del Taxo el segundo sobre limpiar la barra del dicho río y otras diferentes . Biblioteca Nacional de Portugal, Ms. 12892, f. 89.

12 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II

Y FELIPE IV: DESCRIPCIONES, DISCURSOS Y TRATADOS ALICIA CÁMARA MUÑOZ

Leonardo Turriano fue uno de los ingenieros del Renacimiento que superó a Arquímedes, a decir de sus contemporáneos. Según Bartolomé Cairasco de Figueroa, poeta, músico y canónigo canario, Leonardo fue más egregio, prudente y sabio que Arquímedes, referente para los ingenieros del Renacimiento como Vitruvio lo fue para los arquitectos o Apeles para los pintores. No fue el único a quien se comparó con ese sabio matemático, ingeniero, astrónomo, filósofo… de la Antigüedad. De hecho, también su pariente Juanelo Turriano sería comparado con Arquímedes, siendo ambos ejemplo de la admiración que despertaban en la época estos profesionales en los que se encarnaron los avances de la ciencia y la técnica en el Renacimiento.

Fue un hombre que siempre quiso hacer patente que él era superior a otros ingenieros, porque su formación era mucho más amplia que la que se exigía normalmente a estos profesionales. Tan solo con que nos fijemos en la dedicatoria al rey de la Descripción e historia del reino de las islas Canarias (Biblioteca General de la Universidad de Coimbra), sabremos que al incluir en su obra aquello «más digno de presentarse a su divino ingenio», desechaba la preocupación de si con ello aparentaba ser tanto historiador, como geógrafo o arquitecto militar, porque ofrecía al rey no solo lo que como ingeniero era de su estricta competencia, como puertos o fortificaciones de las islas Canarias, sino también aquello que se esperaba de otros expertos, como eran los historiadores o los geógrafos. Esa conciencia de que él superaba a otros ingenieros no le abandonaría nunca. De hecho, los manuscritos que conocemos hasta ahora, y alguno que todavía no conocemos pero que sabemos que existió, escritos a lo largo de su vida y que al final de esta parece que fueron preparados para ser publicados demuestran ese carácter de polímata de Leonardo Turriano, porque en ellos aparecen los volcanes, las máquinas para limpiar la barra del Tajo, un cometa…

13

Su orgullo y ambición encontraron un marco estimulante en la monarquía más poderosa de su tiempo. Para su rey la descripción de las Canarias se hubiera quedado en ser la descripción de «pequeñas tierras» si no hubiera utilizado tantas fuentes históricas —«monumentos de las letras con que hermosearlas»—, y Felipe II habría detectado «la pequeñez del asunto». Esos monumentos de las letras se los proporcionaron tanto historiadores con los que coincidió en Canarias, como Alonso de Espinosa y Fray Juan de Abreu Galindo, pero también los historiadores de la Antigüedad que desfilan por sus páginas. Siempre confió en la «memoria de lo escrito» por encima de tradiciones orales, lo que expresa con las siguientes palabras: «pero ¿quién puede tener la seguridad de estas cosas, que no fueron encomendadas a la memoria de lo escrito, que renueva la antigüedad y suavemente remonta los años y los siglos, contra el curso natural y la consumación del tiempo?». Esta conciencia del poder de lo escrito para generar la memoria histórica probablemente es la que guio su vocación de escritor de descripciones, discursos y tratados a lo largo de su vida.

De su curiosidad científica y conocimientos da fe esta primera obra que conocemos suya, porque en el manuscrito sobre las Canarias, además de presentarse como historiador, geógrafo y arquitecto militar, intentará por ejemplo averiguar etimológicamente el origen del nombre de la isla de Fuer-

14 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV
Guanapay, Descrittione et historia del regno de l’isole Canarie… Di Leonardo Torriani, cremonese . Biblioteca Geral da Universidade de Coimbra, Ms. 314, f.20.

teventura —interés filológico que es una constante a lo largo de toda la descripción de las islas— y representará a los aborígenes canarios con un afán etnológico y antropológico que se amplía incluso con el componente astrológico cuando representa a Canarias bajo el signo de Cáncer, o escribe que los españoles conquistaron las islas gracias a la conjunción de Júpiter con Sagitario.

La Descripción de las Canarias debió ser concebida como una carta de presentación que confirmara al rey lo acertado de su elección como ingeniero y todo lo que podía ofrecer a la monarquía de España.

La geografía estaba entre las ciencias de las que mayor necesidad tenía una monarquía que abrazaba las cuatro partes del mundo y necesitaba conocer sus tierras. En esto tampoco Turriano decepcionó al rey, porque llegó a las Canarias con instrumentos científicos para la descripción de las islas: «tuve mucho trabajo, pues tuve que corregir las falsas observaciones de los mareantes, tanto por medio de la altura del polo, como por las posiciones de los triángulos planos, esperando ora sobre los montes, ora en las puntas o promontorios, los momentos despejados y serenos, para poderlas ver». De alguna de las islas, como Fuerteventura, además del mapa, proporciona los datos de longitud y latitud, así como la extensión.

15 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ
De la forma de vestir de los canarios, Descrittione et historia del regno de l’isole Canarie… Di Leonardo Torriani, cremonese . Biblioteca Geral da Universidade de Coimbra, Ms. 314, f. 36v.

Buena muestra del momento histórico que vivió, en esa época de los descubrimientos, es que dibuja y describe la isla de Antilia, que los canarios llamaban San Borondón, que por entonces se pensaba que era una realidad, o al menos que podía serlo. Leonardo Turriano lo explica porque todavía quedaban islas desconocidas en el mar Océano que no habían sido descubiertas. La razón era que la navegación desde Europa a las Indias seguía unas rutas que dejaban lejos de ellas islas «que se ocultan en la soledad de las partes más secretas y menos hospitalarias de este vastísimo mar». Por lo tanto, no lo podemos considerar un crédulo, sino un hombre que busca explicaciones científicas e históricas para el hecho de que esta isla no se conociera, haciéndose eco de los que afirmaban que la isla fue descubierta por los romanos, y de los que decían que fueron mucho más recientemente los portugueses o los piratas ingleses y franceses los que llegaron hasta ella empujados por los temporales. Vamos a detenernos algo en los argumentos sobre la existencia o no de esta isla, porque explican la mentalidad y el proceso de pensamiento del ingeniero. Aunque incluye las tradiciones orales, procura recurrir a la «memoria de lo escrito», y así recoge lo que escribió Pedro de Medina en su Libro de grandezas y cosas memorables de España (1549) —que Leonardo llama Cosas maravillosas de España— sobre que en esta isla perdida se habían refugiado españoles huidos de la invasión de los moros cuando estos cruzaron el estrecho en tiempos del rey don Rodrigo, y habrían construido siete ciudades, que Turriano representa en el mapa

16 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV
Isla de San Borondón , Descrittione et historia del regno de l’isole Canarie… Di Leonardo Torriani, cremonese . Biblioteca Geral da Universidade de Coimbra, Ms. 314, f.104.

de la isla, de las cuales seis tenían obispo y una, arzobispo. Como toda tierra conocida tan solo por relatos, el componente fantástico tenía cabida sumándose a las noticias históricas, y así dice que tenía grandes riquezas, árboles, pájaros, montañas más altas que el Teide y todos sus habitantes vivían en paz y cristianamente, e incluso que había navegantes que habían visto en su playa pisadas de gigantes. Da por cierto un episodio protagonizado por marineros portugueses, que habrían llegado a ella en su trayecto entre Lisboa y La Palma, a quienes debía la información de que estaba atravesada por un río tal como la representa en el mapa. Sin embargo, cuenta que los palmeros que intentaron después encontrarla, no lo lograron, y el mismo ingeniero se permite dudar de algunos de estos relatos, por no obedecer a las leyes de la naturaleza, como la imposibilidad por «la redondez de las aguas» de ver los montes de una isla desde lugares tan alejados y con otras islas en medio, pese a lo que afirmaban algunos que decían haberla vislumbrado en la lejanía durante sus viajes. La razón científica para que nadie pudiera poner el pie en ella y contarlo eran las corrientes tan fuertes que hacían que los marineros siempre la perdieran de vista de inmediato. Que la pasión por descubrir tierras desconocidas que forma parte del espíritu de la época seguía pujante en tiempos de Leonardo es ejemplo, no solo la larga descripción e hipótesis sobre la existencia de esta isla, sino también que un hidalgo amigo suyo, el tinerfeño Galderique Fonte y Pagés, fuera a ir ese mismo año para intentar una vez más descubrir y describir esa isla. Al fin y al cabo, escribía Turriano, el inglés John Hawkins («Juan Acles» le llama), había estado tres veces en la isla Antilia, lo que podría confirmar también su existencia… Pero, aunque la sitúa a setenta leguas de la Palma y da sus coordenadas geográficas, sus dudas son tantas, que, pese a haber imaginado un mapa de la isla, no la incluyó en el mapa general de las Canarias.

En esta obra muestra también sus aspiraciones poéticas cuando describe la naturaleza, con textos como el siguiente: «Este mar Atlántico, con viento este es hinchado y amarillo; con viento sur es encarnado y plácido; con viento del Poniente es muy tempestuoso; con noreste es rompiente; con norte, áspero y claro; y con noroeste tiene olas muy grandes y negras». Casi se puede ver, oler y escuchar el mar al leerle, y esa capacidad para estimular los sentidos del lector la volvemos a ver en la larga y extraordinaria descripción de cómo fue la formación de un nuevo volcán en la isla de La Palma, iniciada en 19 de mayo de 1585. Va relatando todo lo que los sentidos perciben: el olfato percibía olores de azufre y salitre hasta ocho millas alrededor, el oído sentía el ruido subterráneo, el horroroso bramido y estrépito, la vista el humo de distintos colores y las llamas resplandecientes, las cenizas y un cielo oscurecido por el humo que convertía el día en noche y la noche en día, iluminada por las altas llamas. El cuerpo entero sentía los truenos, relámpagos y estruendos, que a muchos hicieron pensar que era el fin del mundo. Finalmente da un salto para obligarnos a imaginar la experiencia sensorial como si fuera

17 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ
18 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV
Dibujo de un volcán de la isla de La Palma en erupción , ca. 1678. España. Archivo Histórico Nacional, ES.28079, AHN, Inquisición, MPD.429.

una pintura o una representación teatral, ya que según él ni el mejor retórico la podría expresar con palabras «sin las acciones del cuerpo y de la voz y los cambios del rostro».

Fue «una breve y repentina movilización de todas las cosas que Dios creó en el caos […] como si todos los planetas hubiesen demostrado allí la presidencia de sus virtudes e influencias». Los elementos entraron en guerra: «por momentos aumentaba y se reforzaba la guerra del fuego, del agua, del aire y de la tierra, en tal manera, que parecía como si fuese la verdadera pugna del frío con el calor y de lo húmedo con lo seco». Cuando parecía que todo había acabado empezaron unas exhalaciones calientes de la nueva montaña que al espesarse tomaron formas extrañas, y parecía que en el aire había escuadrones peleando, serpientes, vigas, lanzas o cabras que saltaban. Un eclipse de sol ese mismo año y terremotos previos habían anunciado tal prodigio. Para poder contarlo Leonardo Turriano dice que estuvo a punto de morir como un moderno Plinio, que falleció en la erupción del Vesubio. Tras esa descripción literariamente excepcional, extrae sus conclusiones científicas, cuya búsqueda es lo que le había llevado a observar el fenómeno e incluso jugarse la vida. Para ello, ha leído a los escritores antiguos que escribieron sobre erupciones volcánicas y, «comparando todas estas cosas con el tema presente, diremos que todas proceden de una misma causa, y que también los efectos se parecen entre sí». Concluye que las islas Canarias son islas volcánicas y, como quiere explicar las causas, anuncia un tratado sobre los volcanes que no conocemos. Poco tiene que ver este posicionamiento científico, que busca causas y efectos en los fenómenos de la naturaleza con lo que se leía en el Viaje de Turquía —atribuido a distintos autores y últimamente a Bernardo de Quirós, médico de Felipe II, a quien está dedicado el libro en 1557— sobre la imposibilidad de acercarse a la boca de los volcanes sicilianos por ser la boca del infierno.

Para finalizar esta introducción a la ambición de conocimientos de este ingeniero a través de las descripciones de fronteras destinadas tan solo a los ojos del rey, vamos a referirnos también a la descripción que hizo años después de Orán y Mazalquivir, Descripcion de las Plaças de Oran i Mazarquivir en materia de fortificar (Academia das Ciências de Lisboa), que fue publicada con varios estudios sobre Leonardo Turriano por la Fundación Juanelo Turriano el año 2010. En ambas descripciones incorporó las relaciones enviadas al monarca sobre sus fortificaciones, ya que mucha de la información que da la encontramos fragmentada en la documentación conservada en el Archivo General de Simancas, pero en ambos atlas introdujo algo que no está presente en los informes técnicos destinados a ser estudiados por el Consejo de Guerra, que es —además del componente literario que acabamos de resaltar— la historia y la geografía, sustentadas tanto en la experiencia directa de su conocimiento de esas sociedades

19 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ

y esas tierras, como en el conocimiento de las fuentes históricas antiguas y modernas que hablaban de tales lugares. En la descripción de Orán y Mazalquivir sus principales fuentes históricas las constituyen León el Africano y Luis del Mármol Carvajal, cotejando, para desmentirlas en ocasiones, la información de estos historiadores con la experiencia de haberlo visto directamente, porque estamos en un tiempo en que la autoridad siempre puede y debe ser cuestionada por la experiencia.

En el caso de Orán y Mazalquivir era otra la frontera, en una región africana muy rica en historia, por la que habían pasado las distintas civilizaciones mediterráneas. Por eso, en esta descripción pudo demostrar también que, además de leer a los clásicos para cualquiera de los temas que trató a lo largo de toda su vida, tenía conocimientos de arquitectura romana por haber visto en su vida muchas antigüedades. Así que, por ejemplo, disiente de la versión de Mármol Carvajal, que decía que la villa de Mazalquivir era de fundación romana, aceptando en cambio la de León el Africano, que escribió que la habían fundado los reyes de Tremecén, para lo que se basa en que carecía de «aquella suntuosidad romana que muestran todas las ruinas de los edificios que hay en estas partes edificados por los antiguos latinos, especialmente habiéndose hallado aquí medallas grandes de oro de Claudio emperador», y esa posible identificación de la ciudad romana con una población actual sólo la ve en otra, distinta a Mazalquivir pero cercana a ella, donde sí quedaban muros antiguos de piedra y cal, así como bóvedas de unas construcciones que deduce que debían estar enterradas.

20 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV
Leonardo Turriano , Perspectiva de Orán con la subida de la ciudad al castillo de Santa Cruz , Descripcion de las plaças de Oran i Mazarquiuir, en materia de fortificar, 1598. Academia das Ciências de Lisboa, Ms. Azul 1065, f. 15.

Experto en arquitectura militar, historiador, geógrafo, astrónomo, poeta, humanista con un enorme bagaje cultural… la vida de Leonardo Turriano desde su llegada a la corte filipina conoció grandes éxitos y algunos fracasos, siendo uno de los ingenieros que mejor pueden aproximarnos a la complejidad de una profesión que se estaba definiendo en el Renacimiento.

«HOMBRE MUY DE PROVECHO PARA SERVIR A UN PRÍNCIPE»

Las palabras que abren este epígrafe fueron escritas por don Juan de Silva, conde de Portalegre, gobernador de Portugal, acerca de Leonardo Turriano en 1597, cuando iniciaba en ese reino una carrera como Ingeniero general que se prometía brillante. Allí vivió hasta su muerte, allí tuvo hijos, alguno de los cuales mantendría viva la fama de su padre. De hecho, el manuscrito de la Descripción de las islas Canarias lo conocemos porque se conserva en la Biblioteca General de la Universidad de Coimbra, donde su hijo Juan, que fue fraile, trabajó como profesor de matemáticas. No sabemos si hizo otra copia que acabaría en manos del rey como sería lo lógico, pero de haber existido se habría perdido probablemente, como tantos otros manuscritos y obras, en el incendio del Alcázar de Madrid. No fue este el hijo que heredó sus cargos, porque quien lo heredó como Ingeniero Mayor del reino de Portugal fue Diego y ambos, entre sus muchos hijos, fueron quienes quisieron conservar la memoria de su padre para la posteridad.

Poco antes de morir, hecho que sucedió probablemente en 1628, aunque haya historiadores que lo retrasen al año siguiente, había sido llamado a la corte de Felipe IV para que se trasladara desde Lisboa a Madrid a fin de supervisar todas las fortificaciones de la monarquía en los reinos de España, Italia y las Indias, pero no salió bien tal como veremos. En 1628, una vez asumido el final de sus expectativas para acabar su vida en Madrid, redactó un breve memorial en el que repasaba toda su carrera. No es mucha ni muy detallada la información que da, pero al menos sabemos por él que llevaba cuarenta y cinco años al servicio de la monarquía, treinta y uno de ellos en Portugal. También es algo impreciso, porque dice haberse ocupado en Portugal de las fortificaciones de Cascais, Cabeza Seca, torre de Belén y castillo de San Antonio en Estoril, y sin embargo eso no quiere decir que en todas proyectara obras, lo que no hizo por ejemplo en la torre de Belén, pero sí que informara sobre todas ellas, y que fueran sus informes al Consejo de Guerra los que se tuvieran en cuenta a la hora de intervenir en las fortificaciones de ese reino.

Resumimos una trayectoria larga, en la que los grandes hitos de su carrera estuvieron convenientemente convertidos en descripciones, discursos, pareceres y tratados —además de los preceptivos informes al

21 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ

Consejo de Guerra— por parte de un ingeniero que tuvo desde sus inicios la conciencia de su propio valor y de la necesidad de construir su memoria. Había nacido en Cremona, en el estado de Milán, hijo del capitán Bernardo Torriani y Juana Carra hacia 1560, y murió en Lisboa en 1628 o 1629. Su padre, a quien llama Bernardino en la escritura de su casamiento el año 1600, había vivido durante un tiempo en España con Juanelo Turriano, del que era pariente y discípulo. Se sabe que Bernardo trabajaría en las cortes de Saboya y de Parma, pero sin lograr el reconocimiento al que aspiraba y para el cual se habría formado al lado de Juanelo. Es posible, como dice Viganò, que Leonardo fuera recomendado a Juanelo teniendo en cuenta un parentesco cuyo grado desconocemos, y eso pudo concretarse a su vez en una recomendación de Juanelo de manera que su nombre fuera sugerido para incorporarlo a los ingenieros de Felipe II en el momento de la anexión portuguesa. Quizá fueran Juanelo y algún otro pariente que desconocemos quienes estaban en su cabeza cuando escribió en 1595 que su padre, abuelos y dos tíos habían servido al rey de España en Flandes, Alemania e Italia. De la documentación que conocemos se deduce que Leonardo reivindicó siempre su procedencia de una familia de ingenieros al servicio del monarca, porque el anónimo autor de la crítica al programa iconográfico para la Sala Real del Torreón del Palacio de la Ribera, a la que nos referimos más adelante, comienza diciendo que Leonardo Turriano era «hombre entendido y de servicio criado a los principios a la escuela y doctrina de su padre que fue muy buen ingeniero, y el hijo ha juntado con esa profesión el estudio y curiosidad de otras letras que le ayudan». El reconocimiento a su formación y que la cultura humanista y científica de Leonardo iba mucho más allá de la que cabía esperar de un ingeniero, fue una constante desde su llegada a España. Sus manuscritos y sus relaciones con las élites culturales allí donde vivió son prueba fehaciente de esto y justifican la buena fama de que gozó entre sus coetáneos.

Entre lo poco que se conoce sobre su trayectoria antes de llegar a España, sí sabemos por su propio testimonio que Leonardo había trabajado en la corte de Urbino, porque allí conoció a Filippo Terzi cuando éste era ayudante del arquitecto del duque, antes de empezar a servir al rey Sebastián de Portugal en 1577, y en aquella relación de superioridad de un ingeniero frente a un ayudante de arquitecto se basaría para exigir que sus opiniones en Portugal fueran consideradas por encima de las del fallecido Terzi, cuando disintió de sus proyectos. Sabemos también que Leonardo Turriano estaba en la corte imperial de Rodolfo II cuando este decidió enviarlo a España «por ser persona de mucha teórica y experiencia». Esa combinación de conocimientos teóricos y de experiencia resume de manera perfecta lo que hizo de Turriano un ingeniero notable en los albores de la Revolución Científica. Si bien en todos sus escritos refleja su experiencia y a partir de ella extrae conclusiones universales que cuestionan autoridades hasta entonces intocables, en muchos de ellos es tal la avalancha de nombres

22 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV

de la Antigüedad —también de su misma contemporaneidad— que cita como fuente de autoridad que podríamos dudar de la originalidad de sus propuestas si no fuera porque es tan potente la experimentación de lo propuesto, que esas referencias a los autores antiguos parecen casi un disfraz con el que vestir el mundo nuevo que los ingenieros estaban abriendo a la ciencia de la Edad Moderna.

Llegó a Lisboa entre el séquito de seiscientas personas que acompañaron a la emperatriz María en 1582 desde la corte imperial, y en Lisboa estuvo hasta comienzos de 1583. Su primer destino en 1584 fue ocuparse de las fortificaciones de las islas Canarias y en concreto también del muelle de Santa Cruz en la isla de La Palma, donde estuvo hasta 1586. Allí llegaría con fama de ser un buen ingeniero de fortificación, ya que otro ingeniero destinado muchos años a las islas, Próspero Casola, le reconocería como su maestro en la profesión. En ese primer viaje su estancia se limitó a la isla de La Palma, pero, cuando fue enviado de regreso, fue con el encargo de ocuparse de la fortificación de todo el archipiélago por el temor a los corsarios, despertado por las acciones de Drake. En este segundo viaje la estancia fue mucho más larga, pues permaneció entre 1587 y 1593, y fue entonces cuando dio forma a su descripción de las islas. En diciembre de 1589 se le había ordenado ir a Filipinas con el gobernador Gómez Pérez das Mariñas para construir unos fuertes, y como no pudo ir con él, en mayo de 1590, estando todavía el ingeniero en Canarias, se le ordenó de nuevo ir a Filipinas, en esta ocasión con el maestre de campo Diego Ronquillo, porque su presencia era allí necesaria para construir fortificaciones. Es un viaje del que no tenemos constancia.

23 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ
Georg Braun y Franz Hogenberg, Vista de Lisboa, ca . 1572, en Civitates Orbis Terrarum . 1572-1617. Biblioteca Nacional de España, GMG/433 PL. 2.

La Descripción que había hecho de Canarias, según decía en un memorial de 1593, demostraba el amor y cuidado con que había servido al rey durante seis años en las islas Canarias, y lo define como «libro de la historia y descripción dellas con el parecer de sus fortificaciones», presentado al rey, «por cuio mandado le a echo». Es por lo tanto una descripción hecha por encargo del rey. Tardó en sentirse seguro escribiendo en español y esta descripción de Canarias está en italiano: Descrittione et Historia del regno de l’Isole Canarie… Di Leonardo Torriani cremonese. Era todavía Torriani, antes de castellanizar

24 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV
Plano de Santa Cruz de Palma. Descrittione et historia del regno de l’isole Canarie… Di Leonardo Torriani, cremonese . Biblioteca Geral da Universidade de Coimbra, Ms. 314, f. 99.

el apellido, y añade cremonense porque eso le convertía en vasallo del rey de España, además de ser esa ciudad italiana un reconocido centro de saber, y lugar de origen también de su pariente Juanelo.

A su regreso de Canarias fue enviado a Orán y Mazalquivir en ese mismo año de 1593. Este nuevo destino en Berbería le llevaría a crear una de sus obras más bellas, la descripción de Orán y Mazalquivir, dedicada al nuevo rey Felipe III el 4 de noviembre de 1598, apenas dos meses después de la muerte de Felipe II. No creemos que sea inocente que una obra sin duda acabada antes, fuera convenientemente dedicada a Felipe III, de quien cabía esperar nuevos reconocimientos para el ingeniero, destinado

25 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ

ya entonces a Portugal. En Mazalquivir debía controlar que se siguiera la traza del ingeniero capitán Fratin, que estaba siendo alterada, y su elección estuvo basada, además de en su competencia como ingeniero de fortificación, en que estaba libre de «afición y pasión», con lo que el Consejo de Guerra daba por supuesta su imparcialidad a la hora de informar sobre lo que estaba sucediendo. Llegó a su destino el 26 de agosto de 1594. Una vez puesto orden en las fortificaciones de Mazalquivir informó también sobre las de Orán. En 1595 regresó a España vía el puerto de Cartagena, de cuyas defensas hizo una planta. De inmediato fue enviado de nuevo a Berbería, pero entonces para llevar a cabo la misión de contactar con los reyes del Cuco acompañando al capitán Francisco de Narváez, a un reino que jugará un papel decisivo cuando unos años más tarde se planificó la conquista de Argel. Quizá el haber entendido las cuestiones estratégicas que la monarquía debatía sobre el norte de África gracias a estos viajes, le hizo incorporar con tanto protagonismo la historia de Berbería a su descripción de Orán y Mazalquivir. En esta descripción introducirá reflexiones basadas en su amplia cultura anticuaria como ya vimos, y sus conocimientos como historiador cuando identificó a los turcos como «nuestros nuevos cartagineses» y a Argel como «Cartago de nuestros tiempos» asumiendo que el imperio español era una emulación del romano. También quiso aportar su propia concepción de una defensa global de la

26 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV
Leonardo Turriano, Orán y Mazalquivir. Descripcion de las plaças de Oran i Mazarquiuir, en materia de fortificar , 1598. Academia das Ciências de Lisboa, Ms. Azul, nº1065, f.33.

monarquía en el Mediterráneo, al explicar el peligro que podían suponer los turcos en el Mediterráneo occidental si se hacían con el puerto de Mazalquivir, porque les podría hacer considerar a su alcance el reino de Fez y Marruecos, las islas Canarias e incluso desde allí plantearse llegar hasta las Indias aliados con otros enemigos de la monarquía de España. A su regreso estuvo más de un año en la corte, que podemos suponer ocupado en redactar y dibujar la descripción de las plazas de Orán y Mazalquivir.

En junio de 1596 recibió el encargo de ir a Viana, en Portugal, para ocuparse de sus fortificaciones, y luego a Lisboa. La traza del castillo de Viana era de Spannocchi, y Turriano debía ocuparse de que se hiciera conforme a esta y con prontitud, sobre todo los cuarteles y almacenes. Los pocos días que estuvo luego en Lisboa, en enero de 1597, le sirvieron para iniciar una buena relación con don Juan de Silva, Gobernador y Capitán general del reino de Portugal, y figura clave en el nombramiento posterior de Leonardo Turriano como Ingeniero general de ese reino. Desde Lisboa parte a Ferrol y Coruña, con el encargo de acabar las fortificaciones de esa ciudad. Su estancia en Ferrol coincidió con una grave enfermedad, que le llevó a estar desahuciado por los médicos, y sin medicinas para curarse, pese a sus reiteradas solicitudes al Adelantado de Galicia para que le dejara ir a curarse a Santiago o a Coruña. El informe médico de 1597 habla de una

27 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ
Leonardo Turriano. Planta del castillo de Rosalcázar con la traza superpuesta de los cambios propuestos por Leonardo Turriano. Descripcion de las plaças de Oran i Mazarquiuir, en materia de fortificar , 1598. Academia das Ciências de Lisboa, Ms. Azul, f. 25.

«melancolía hipocondriaca», cuya curación exigía cambiar de aires e ir a un lugar como Santiago, donde tendría más comodidades. Se salvó y sabemos que donde fue finalmente fue a Coruña, pero a partir de entonces tuvo recaídas continuas —desconocemos si con ese diagnóstico o con otros, siendo la melancolía una enfermedad muy frecuente en la época cuyos síntomas hoy asimilaríamos a los de la depresión— tanto en Lisboa como en algunos de sus viajes a la corte tras ser nombrado Ingeniero general de Portugal.

Una vez hecha la traza para La Coruña, obtuvo licencia para ir a la corte durante cincuenta días antes de ser enviado a ocuparse de las fortificaciones del reino de Portugal, llegando a Lisboa el 16 de mayo de 1597. Había llegado para sustituir a Filippo Terzi, que había muerto ese mismo año, y de inmediato se presentó ante el gobernador conde de Portalegre a quien le mostró las trazas y relaciones que llevaba desde la corte, tal como el rey le había ordenado. El conde supo apreciar las trazas que Leonardo llevó a Lisboa sobre las fortificaciones, y no era don Juan de Silva un ignorante en cuestión de fortificación como había demostrado años antes cuando se fortificó la Isla Tercera con traza de Tiburzio Spannocchi.

28 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV
Georg Braun y Franz Hogenberg, Lisboa. Civitates orbis terrarum , ca . 1598. Wikimedia Commons.

En un primer momento el nombramiento de Leonardo Turriano (20 de abril de 1598) fue el de Arquitecto general de Portugal, que venía a ser el cargo del fallecido Filippo Terzi, quien desde 1590 era Maestro de las Obras Reales, aunque de inmediato se ordenó que sirviera no como Arquitecto general, sino como Ingeniero general: «que sirva de engenheiro geral e não de Arquiteto por ser este cargo de que lhe faço mercê», aunque Terzi, pese al título, había ejercido indistintamente como arquitecto y como ingeniero. El nombramiento generaría la envidia del cada vez más poderoso ingeniero Tiburzio Spannocchi, que consideró un agravio tanto el nombramiento, aspirando él al nombramiento de superintendente general de todas las fortificaciones de los reinos de la monarquía, como el salario, que para Leonardo Turriano alcanzó la cifra de mil seiscientos ducados al año. Turriano fue el primer Ingeniero general del Reino de Portugal, y las denominaciones de los nombramientos, desde el de Maestro mayor de Terzi, al de Arquitecto general primero y luego Ingeniero general de Turriano son un excelente ejemplo de la progresiva definición profesional tanto de los arquitectos como de los ingenieros en esa época, con los primeros despegándose cada vez más de la maestría de obras que nominalmente podían llegar a compartir con canteros en el camino a la plena intelectualización de la profesión, y los segundos desde una posición en la que el ingenio que les daba nombre no dejaba lugar a dudas sobre su posesión de «una fuerza natural de entendimiento, investigadora de lo que por razón y discurso se puede alcanzar en todo género de ciencias», según la definición del diccionario de Covarrubias del año 1611 para el término «ingenio».

En Portugal tuvo que intervenir e informar sobre obras en las que habían trabajado ya previamente desde la unión de coronas ibéricas en 1580 algunos de los grandes ingenieros de la monarquía de España: Juan Bautista Antonelli, Fray Juan Vicenzio Casale, Giacome Palearo Fratin, Filippo Terzi y Tiburzio Spannocchi. El gobernador don Juan de Silva, conde de Portalegre, esperaba a Turriano con impaciencia ante la necesidad de un ingeniero capaz de poner en defensa las fortificaciones de la entrada del Tajo y Lisboa. El conde había ordenado sondar ya la barra del río, pero era necesario un sistema que conectara Cascais, el castillo de san Antonio, el de San Gian y el de Cabeza Seca, al que se incorporaba también la torre de Belén. Esta defensa de Lisboa exigió un sistema interrelacionado que se aprecia en el Atlante Neroni de la Biblioteca Nacional Central de Florencia, en una imagen en la que las fortalezas y el territorio parecen haber borrado la forma de la ciudad para integrar su territorio en la defensa de un imperio.

Los apremios de don Juan de Silva en su correspondencia con el rey para que Leonardo Turriano fuera a ocuparse de las fortificaciones de Lisboa las justificaba el gobernador recordando lo que había supuesto el ataque inglés a Cádiz en 1596, que si atemorizó a Sevilla más lo hizo con Lisboa, que vio al enemigo literalmente a sus puertas, a lo que se sumaba lo necesario que era asegurarse la lealtad

29 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ
30 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO,
II
IV
ENTRE FELIPE
Y FELIPE
Lisboa, en Atlante Neroni , 1602. Biblioteca Nazionale Centrale di Firenze, Fondo Naziolane II.I.281, f.105, CC BY-NC-SA 4.0. Castillo de San Gian, en Atlante Neroni , 1602. Biblioteca Nazionale Centrale di Firenze, Fondo Naziolane II.I.281, f.106, CC BY-NC-SA 4.0.

de los portugueses mejorando las defensas y enviando armas y soldados. El hecho de que Leonardo hubiera estado ya en Lisboa anteriormente y la buena impresión que le había producido explicaba que argumentara que debía ser ese y no otro el ingeniero que fuera a Lisboa, lo que confirmó cuando al recibirle informó que «traía bien entendidas» esas fortificaciones, aunque durante su estancia anterior el mal tiempo no le hubiera permitido reconocer la barra con sus fortalezas.

Su vida transcurrió desde entonces en Lisboa, con viajes por ese reino y algunas estancias en la corte madrileña. Lisboa era una ciudad muy cara para vivir —algo en lo que coincidían todos en ese tiempo, ya fueran vecinos o forasteros— lo que le llevó a pedir que le mantuvieran también su salario en la corona de Castilla además del que tenía como Ingeniero Mayor del Reino de Portugal. En 1598, poco después de su nombramiento, argumentaba su petición porque quería vivir con un sueldo como los que se les daban a los «Campis [Bartolomeo y Scipione], Antoneli [Juan Bautista y Bautista], Fratines [Jacome Palearo y Jorge Palearo], Felipe Tercio, Espanoqui, y otros que tuvieron grandes sueldos». Su solicitud la apoyó el gobernador don Juan de Silva y lo conseguiría en el año 1600. Se instalaría así, con un alto salario, en una ciudad que Juan Bautista Lavanha, cuando relató la entrada triunfal de Felipe III en 1619, describía como «plaça universal de todo el Orbe, por la riqueza de sus ciudadanos, frequencia de naciones varias, que en ella se juntan, i en ella residen, que parece un Mundo abreviado, dichosa por los descubrimientos, conquistas y triunfos de tantas Provincias…».

31 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ
Entrada triunfal de Felipe III en Lisboa. Dibujo de Domingo Vieira. Grabado de Ioam Schorquens, en João Baptista Lavanha, Viagem da Catholica Real Magestade del Rey D. Filipe II. [sic] N.S. ao Reyno de Portugal , 1622. Biblioteca Nacional de España.

Leonardo Turriano, Plano de Cascaes que representa en la parte superior el Monasterio de San Antonio, y en la parte inferior el fuerte, jardines, casa del conde de Monsanto junto a la muralla del castillo viejo con el diseño de una trinchera que debe efectuarse para su defensa , 1597. España. Ministerio de Cultura y Deporte. Archivo General de Simancas, MPD, 42, 061.

Turriano debía ejercer su control por encima de quienes se habían venido ocupando de las defensas del reino puesto que se trataba de integrar esas fortificaciones en la defensa global de la monarquía de España. Felipe II se había comprometido a respetar tanto política como institucionalmente al reino de Portugal después de la anexión, y quizá ese sea el marco que nos permite entender la razón de que al Ingeniero general nombrado por el rey de España no le resultara fácil encajar con el sistema portugués que hasta entonces controlaba todas las construcciones del reino. Sin duda por eso en Portugal vieron su presencia y en definitiva su poder como una amenaza a sus privilegios, pese a la protección que desde su llegada tuvo por parte del gobernador del reino.

Hay una fortificación que nos puede explicar algunos de los avatares de la carrera de Leonardo en Portugal, que es la de Cascais. Desde su llegada a Portugal fue uno de sus empeños, o por mejor decir, fue empeño de los gobernadores y virreyes: el 7 de junio de 1597 Don Juan de Silva informaba desde Lisboa que había ido a Cascais junto con Leonardo Turriano para que éste reconociera el sitio. Era difícil de fortificar por las casas del conde de Monsanto, pero él confiaba en que «con el arte se podrá acomodar la fortificación», y la semana siguiente iba a enviar a la corte todos los pareceres que había recabado al respecto. Sin embargo, la confianza del conde no se vio cumplida, porque la casa del conde de Monsanto irremediablemente se iba a ver afectada. De hecho, esta fue una de las fortalezas en las que a Leonardo le costó mucho que le reconocieran su autoridad, y en 1601 avisaba de que los portugueses iban a dar «poco

32 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV

calor» a la fortificación de Cascais precisamente porque afectaba a la casa del conde de Monsanto. Fue pretexto para una queja general que iba más allá de ese caso concreto, porque avisaba al rey de que los portugueses se empeñaban en seguir enviando ingenieros y gastando en las fortificaciones que les parecía bien, «sin querer entender que tiene aquel Reyno ingeniero por V. Md.». Incluso se dio una circunstancia que puede parecer sorprendente, pero denota el nivel de rechazo al que tuvo que hacer frente, cuando para las obras en esa fortificación de Cascais los maestros de obra portugueses se negaron a cumplir las órdenes porque estaban escritas en castellano, en unas obras paradas por el padrastro que suponía para la nueva fortificación la casa del conde de Monsanto. Turriano pediría por ello al rey que diera al marqués de Castel Rodrigo, Cristóbal de Moura, que había sido poderoso consejero del rey Felipe II y apartado de la corte por Felipe III con el nombramiento de virrey y capitán general del reino, «otra orden más fuerte que la primera» para solucionar de una vez el conflicto. Sabía probablemente la prudencia con que se estaba tratando el tema en la corte madrileña, en la que se hablaba del cuidado y legalidad con la que había que actuar, así como la alta recompensa que debía percibir el conde de Monsanto, so pena del escándalo que en caso contrario se provocaría en el reino de Portugal.

En lo referente a nuestro ingeniero, de temas tan espinosos como la fortificación de Cascais podemos deducir que su nivel de asesoramiento era alto y muy considerado por el Consejo de Guerra, porque en caso contrario no se hubiera atrevido a escribir que había que volver a ordenar con más fuerza que la primera vez al virrey la intervención en la casa del conde, pero también que su autoridad como ingeniero estuvo siempre cuestionada por parte de los arquitectos e ingenieros portugueses, y quizá también en este caso por el mismo virrey portugués. Turriano tuvo que intentar imponer sus decisiones, porque eran las del ingeniero del rey, en una realidad constructiva y científica que participaría del anti castellanismo que se fue generando en Portugal durante el periodo de la anexión, y que rechazaba al ingeniero precisamente por ser ingeniero del monarca español. De hecho, en este enfrentamiento sobre lo que había que hacer en Cascais —que tan bellos dibujos nos ha legado— Turriano, después de reclamar que el rey obligara al virrey Cristóbal de Moura a intervenir, avisaba de que el de Cascais era un castillo «sin gente, y los naturales con tales ánimos que se pueden temer novedades», palabras que avisan incluso de la posibilidad de una revuelta. Y si el empeño en esta fortificación fue tan grande era por lo mismo que escribía Leonardo Turriano al consejo de Guerra, que es que era imprescindible porque aseguraba tanto a Lisboa como a la barra del Tajo.

Los mandos portugueses tuvieron que leer en todas las órdenes que llegaban del rey cuando tenían que ocuparse de alguna obra, que él era «mi Ingeniero, Leonardo Turriano» y esa pertenencia que le

33 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ

alejaba de los intereses portugueses no debió ser fácil de gestionar. Sin embargo, tampoco se puede decir que no se integrara en la sociedad portuguesa, porque llegó a ser miembro de cofradías, una de ellas la de carpinteros y albañiles, y su segunda esposa fue una dama principal lisboeta, Dª Maria Manuel Cabeia de Faria. A la espera de una investigación en archivos portugueses que completen lo que el Archivo General de Simancas conserva sobre la vida y actividad de este ingeniero, poco podemos concluir sobre su integración en la sociedad lisboeta, aunque, por lo que sabemos, esa vertiente de su vida debió ser mucho más satisfactoria que los sinsabores que le generaron los enfrentamientos con los arquitectos e ingenieros portugueses por razón de su cargo.

Por ejemplo, desconocemos el peso que el Proveedor Mayor de las Obras Reales, cargo que controló durante siglos las obras y los arquitectos del reino de Portugal, pudo tener en estos frenos a las opiniones

Plano de 1604 de la serie de planos levantados por Leonardo Turriano para marcar los corredores para la entrada y salida de la barra de Lisboa y la evolución de la carrera de San Gian. Dos discursos de Leonardo Turriano el primero sobre el Fuerte de San Lourenço de Cabeça Ceca en la boca del Taxo el segundo sobre limpiar la barra del dicho río y otras diferentes . Biblioteca Nacional de Portugal, Ms. 12892, ff. 81v.

34 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV

Propuesta de fortificación con planta ovalada . Dos discursos de Leonardo Turriano el primero sobre el Fuerte de San Lourenço de Cabeça Ceca en la boca del Taxo el segundo sobre limpiar la barra del dicho río y otras diferentes . Biblioteca Nacional de Portugal, Ms. 12892, f.23v.

de Leonardo, que nada más llegar a Lisboa estaba informando sobre las posibles soluciones a los problemas de navegación de la Barra del Tajo, cuando dos años antes, en 1595, ya habían hecho un informe el Proveedor Gonçalo Pires de Carvalho junto con el matemático portugués Padre João Delgado. Al ser un tema que generó debates durante años, Leonardo Turriano hizo mediciones desde el comienzo y en 1607 por orden del rey asumió la responsabilidad de dar la solución definitiva, con lo que se tuvo que enfrentar a los informes anteriores y a los que por las mismas fechas se produjeron por parte de ingenieros y técnicos portugueses, sobre todo al parecer del Padre João Delgado, quien llegó a decir que tan solo la opinión de Turriano era la que «contraría este negocio». Era tan importante que su propuesta para la barra del Tajo se comprendiera bien, que, además de los precisos dibujos y escritos, Turriano tuvo que ir a la corte ese año de 1607 para aclarar personalmente cualquier posible duda ante el rey y su Consejo de Guerra.

Nada se debió hacer ante un conflicto de opiniones ardientemente defendidas por parte de sus autores, porque en 1617 el sobrino de Fray Juan Vincencio Casale, el también ingeniero Alejandro Massai, volvió a hacer mediciones. Con Massai Leonardo tuvo importantes desencuentros, como sucedió en los proyectos para la Caleta de Sines y alguno al final de su vida como en los informes sobre Lagos, lo mismo que los tuvo con Gaspar Ruiz sobre el fuerte de Cabeza Seca, pese a que, al menos en los primeros años de su llegada a Lisboa, escribía que ambos eran sus ayudantes.

La filiación de Massai y Ruiz con Fray Juan Vicencio Casale, con quien se habían formado, estaría en el origen de estos enfrentamientos, ante un nuevo ingeniero empeñado en imponer sus trazas sin escuchar a los que llevaban trabajando años en esas fortificaciones, según la amarga queja al rey de Gaspar Ruiz en 1601. Gaspar Ruiz en ese alegato acusaba a Leonardo Turriano de ingeniero teórico, frente a los arquitectos prácticos y de experiencia como era él, que se había formado como cantero en El Escorial antes de ser elegido nueve años antes para formarse como ingeniero. Solicitaba que las trazas para Cabeza Seca que Turriano pretendía cambiar fueran vistas por los ingenieros de la corte y otras personas de la

35 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ

profesión. El conflicto estaba servido, y Leonardo Turriano reaccionó con toda la arrogancia de un gran ingeniero, porque apartó a Gaspar Ruiz de las obras por negarse a seguir su traza, se enfrentó nada menos que al poderoso Ingeniero mayor de los reinos de España Tiburzio Spannocchi, y redactó un largo escrito para presentar en la corte defendiendo que debía ser de forma ovalada y no redonda como se estaba construyendo. Turriano siempre supo que la palabra y la imagen eran sus grandes armas, así que en esa ocasión y ante el reto de Gaspar Ruiz de que pusiera por escrito su propuesta para ser discutida en la corte, se explayó sobre las distintas cuestiones en el Discurso de Leonardo Turriano sobre el fuerte de san Lorenzo de Cabeça Ceca… que se conserva en la Biblioteca Nacional de Portugal.

Al Proveedor General Gonçalo Pires de Carvalho se lo volvió a encontrar, junto con otros arquitectos portugueses, en 1617, cuando al parecer formó parte de una Junta de fortificación para informar sobre la de Luanda en Angola. Dado el peso del Proveedor General y de los arquitectos portugueses, no resulta extraño que la opinión del ingeniero del rey no se tuviera en cuenta, y eso si es que realmente llegó a formar parte de dicha Junta, aunque sería raro que, al menos nominalmente, ni siquiera fuera incluido. Bien es verdad que, en este caso, como cuando hizo proyectos para Salvador y Recife en Brasil en 1604-1605, la opinión de un ingeniero que no conoce directamente el lugar y no lo ha visto «a vista de ojos» difícilmente puede concretarse en un buen proyecto, que es lo mismo de lo que adolecieron los proyectos de Spannocchi para las Indias, siempre cuestionados por quienes conocían los lugares.

PREPARANDO LA VISITA DEL REY A LISBOA, «PLAÇA UNIVERSAL DE TODO EL ORBE»

La anhelada visita del rey a Lisboa en 1619, a una ciudad que había sido propuesta por muchos como la capital de la monarquía después de la Unión Ibérica, puso en funcionamiento a todas las instituciones, no solo a aquellas encargadas del recibimiento triunfal. En este sentido no fue cuestión menor el que Lisboa se quisiera mostrar como una gran ciudad moderna, que cumplía con todos los requisitos de grandeza de las ciudades en este tiempo, para lo que las obras de ingeniería eran fundamentales.

El protagonismo de Turriano como ingeniero en los años anteriores a la visita de Felipe III a Lisboa estaría relacionado con la protección y confianza que le dispensó el virrey y capitán general de Portugal conde de Salinas, marqués de Alenquer y duque de Francavila, Diego de Silva y Mendoza, nombrado en junio de 1615, aunque dicho nombramiento se haría efectivo en el otoño de 1616. El marqués de Alenquer, era hijo de Ruy Gómez de Silva, príncipe de Éboli, y fue un celebrado poeta y político, hombre

36 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV

del círculo del duque de Lerma y después del de Uceda. Su nombramiento fue muy cuestionado por las élites portuguesas, porque no lo consideraban portugués, ya que el príncipe de Éboli se había naturalizado castellano cuando llegó a Castilla, y Felipe II se había comprometido a que los virreyes portugueses debían ser o de sangre real o naturales del reino. Así que Leonardo Turriano de nuevo muestra que su cargo de ingeniero del rey no admitía contemporizaciones con los portugueses anticastellanos, y su entrega a las órdenes del virrey fue ejemplar. Don Diego de Silva, considerado un virrey extranjero, lo mismo que se consideraba a Turriano como ingeniero, se mantendría en el cargo de virrey cuando se inició el reinado de Felipe IV, y finalmente sería destituido un año después de la subida al poder del Conde-duque de Olivares, aunque las acusaciones de corrupción contra él no se pudieran probar.

Leonardo Turriano se implicó en el proceso de magnificar la ciudad para la entrada triunfal del rey. No solo fueron las grandes obras públicas propuestas, el virrey también probablemente apoyaría al ingeniero en el programa iconográfico que presentó en 1617 al monarca para decorar la bóveda de la Sala de embajadores del Torreón del Palacio Real de Lisboa, destruido en el terremoto de 1755.

Tiburzio Spannocchi al parecer había realizado antes para él una decoración de vistas de ciudades o de paisajes. Lo que iba a decorar Turriano fue una sala en la planta superior del Torreón, el espacio ceremonial más relevante del palacio real, en el que quiso representar la benignidad y prudencia del rey Felipe II de Portugal (Felipe III de España). El responsable de las empresas fue el ingeniero, quien, como siempre

37 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ
Entrada de Felipe III en Lisboa. Castillo de Weilburg. Wikimedia Commons.

hacía con sus grandes logros, redactó sobre ellas un Discurso dedicado a Felipe III hoy perdido, con la pretensión de que una de las empresas por él creadas fuera adoptada por el rey de manera que fuera reproducida en grabados y medallas, lo que hubiera consolidado la fama de un ingeniero que nunca se limitó a las fortificaciones o la hidráulica. Podemos deducir en qué consistían las imágenes alegóricas gracias a la opinión de un teólogo cortesano, del que ignoramos el nombre, que se muestra contrario a que ninguna de esas empresas fuera adoptada por el monarca —aunque dice que no pretende enmendar a Turriano ni disputar con él, lo que hace pensar que las opiniones del ingeniero solían ser respetadas— y afirma que el proemio de Leonardo de ese discurso hablando de la Santísima Trinidad, era improcedente, porque esas explicaciones eran competencia de los teólogos, y él debía contentarse con tratar las materias de su profesión. Es un escrito que sirve para aproximarse a lo que debió ser el Discurso de Turriano sobre la decoración, hecho desde el respeto al ingeniero y pintor, porque a ambas profesiones de Turriano se refiere el anónimo autor. Quizá por el conocimiento de la historia y su erudición sobre emblemas y empresas, demostrados en ese proyecto, se ha dicho que posiblemente Leonardo Turriano interviniera en los arcos triunfales y programas iconográficos que jalonaron la entrada triunfal de Felipe III en Lisboa el 29 de junio de 1619, pero hasta hoy carecemos de documentación al respecto que lo pueda probar.

La actividad de Leonardo Turriano como ingeniero desde unos años antes de la visita del rey Felipe III fue relevante, coincidiendo con el virreinato del marqués de Alenquer. Participó en la Junta para decidir sobre el abastecimiento de agua a Lisboa creada en 1617 y lo hizo junto con el cosmógrafo mayor Juan Bautista Lavanha, como representantes directos del monarca español, a los que se sumaron ingenieros portugueses sin relación con la corte española, como Pedro Nunes Tinoco, que hizo un largo informe sobra las labores a realizar (Roteiro da Agoa livre e Agoa de Montemor e mais fontes junto a ellas). Y si esa reunión de ingenieros y expertos de 1617 y 1618 para asesorar sobre cómo resolver el abastecimiento de agua a Lisboa incluyó a arquitectos e ingenieros portugueses como el mismo Nunes Tinoco, en 1620 fue tan solo el proyecto de Turriano el presentado al rey, lo que generó la queja de la Cámara de Lisboa, por haber obviado todos los demás. Esto sucedió después de la visita, cuando presentó un informe en el que decía haber encontrado mejores fuentes de agua cerca de Sintra para el abastecimiento de Lisboa. Fue entonces acusado de haber utilizado planos que no eran suyos exclusivamente. No hay que tener mucha imaginación para ver aquí otro momento de enfrentamiento con los ingenieros y arquitectos portugueses controlados por el Proveedor de las Obras Reales.

Esta obra de ingeniería hidráulica, para la que se seguirían planteando proyectos, no se llegó a hacer precisamente por los enormes gastos que conllevó la entrada triunfal del rey en Lisboa. De hecho,

38 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV

como escribía el virrey marqués de Alenquer al arzobispo de Burgos en enero de 1620, «Lo que su Majestad hizo gastar con su venida y la parte con que el Reino le sirvió ha dejado sin medios para acudir a las necesidades de la Corona», opinión que coincide con que la Cámara de Lisboa considerara imposible ese mismo año asumir las ideas de Turriano para el abastecimiento, que incorporaban su descubrimiento de nuevas fuentes en Sintra, debido a su altísimo coste económico.

Los gastos para la visita real de 1619 dejaron proyectos como este planteados, pero en conjunto resultó una ruina para la ciudad, y esto para una estancia en total de tan solo tres meses, cuando su padre Felipe II había estado dos años en la ciudad de Lisboa. Había costado años de esfuerzos, por parte de los nobles portugueses y las élites locales, de presiones, de publicaciones sobre el tema y sobre la conveniencia de trasladar la capital a Lisboa, el que la visita de Felipe III se llevara a cabo, porque esta se demoró veinte años desde que había comenzado su reinado, lo que motivó que todo pareciera poco para magnificar la entrada triunfal, aunque el resultado fuera la ruina del reino.

De su buena relación con el virrey, y de que esta no se perdió con los años es muestra el que Turriano recurriera a su nombre cuando en 1624, mucho después del cese del virrey, le quisieron enviar a Brasil. Alegaba entonces sus dificultades para andar e ir a caballo a causa de la gota, que se agravaba en lugares húmedos, y el testigo que podía dar fe de ello al rey y a su Consejo de Guerra era el marqués de Alenquer, de cuya estima y protección sin duda seguía gozando.

El conde de Salinas y marqués de Alenquer fue hasta su muerte en 1630 uno de los expertos a los que se consultaba sobre asuntos portugueses incluso por parte del mismo Conde-duque y no podemos descartar que el hecho de que fuera Leonardo Turriano el elegido para asesorar sobre fortificaciones en la corte madrileña ya durante el reinado de Felipe IV puede deberse a él, al igual que fuera él quien aconsejara al ingeniero preparar sus manuscritos entre los años 1621 y 1622, pensando en un renovado reconocimiento a su trayectoria profesional en los albores del nuevo reinado. De hecho, y otro ejemplo de esa excelente relación es que en ese manuscrito, al escribir sobre una máquina de pulimiento de arcabuces en la fábrica de Barcarena, decía que si no se llevó a efecto fue porque «los que sucedieron al marqués de Alenquer no siguieron sus buenos pensamientos», palabras que proclaman que se había convertido en hechura del virrey.

Un virrey que fue excelente poeta, con el que Turriano haría valer que era hombre de gran cultura histórica y literaria, tal como había demostrado en sus descripciones y escritos diversos. En Canarias se

39 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ

había relacionado con un círculo de intelectuales en el que estaba Bartolomé Cairasco de Figueroa, no dejó de citar a poetas en su Descripción de las Canarias, y él mismo fue poeta. La relación con Cairasco la mantuvo cuando ya era Ingeniero general de Portugal y, como estudió Cioranescu, Turriano incluso se encargaría de que el cuarto tomo del Templo militante de Cairasco se publicara en Lisboa en 1614 dirigida al duque de Lerma, una vez muerto su autor. Quizá ese interés por las letras explique también su admiración por el poeta portugués Luis de Camõ es, cuyas Rimas conocieron varias impresiones a lo largo de los años en que Leonardo vivió en Lisboa, publicadas con un soneto en latín del ingeniero dedicado al poeta: Celeste ligno de i gran fatto egregi / Del popol Lusitano ardito e forte/[…]A lui la palma, a tè il Laura si debe / Luigi degno Apollo, & degno Homero,/ E degne sol della tua penna istessa: / Vivi per lei fra mille lingue, & in breve/ Rivolge questo & quello altro Emispero/ In vive carte la tua fama impressa. En el ejemplar consultado, del año 1607, entre los otros sonetos en alabanza de Camõ es había uno de Torquato Tasso, lo que indica el nivel de aprecio por parte de la élite cultural lisboeta a que había llegado Turriano.

La caída del virrey arrastraría a Leonardo Turriano, puesto que los gobernadores que le sucedieron ya no utilizaron sus servicios, y no parece que la visita del rey le proporcionara los grandes beneficios que esperaba. En realidad, pudo agudizar su falta de sintonía con el universo ingenieril portugués, ya que había demostrado que sin ninguna duda solo a su rey se debía. Los escritos que compiló después de la visita de Felipe III dan cuenta de la diversidad de funciones de este ingeniero y de la ambición de nuevos horizontes ante los problemas que debía tener para desempeñar su profesión en Portugal. En ellos el tema de la fortificación se limita a su propuesta para Cabeza Seca, y se centra en cuestiones como las del abastecimiento de agua a una gran ciudad, los ingenios para la fábrica de pólvora, o la actualización del informe sobre la limpieza de la barra de Lisboa. A todos estos saberes se sumaba algo que como ingeniero le otorgaba un valor añadido, como era su proyecto para modernizar la fábrica de pólvora, hierro y cañones de Barcarena, cerca de Lisboa, cuyo informe data de 1617. Y si otros proyectos se ralentizaron oabandonaron, este relativo a la Casa de la Pólvora fue aprobado de inmediato, se hicieron los ingenios de armas y pólvora, y el mismo Felipe III la visitó en 1619, quizás acompañado por el ingeniero, antes de entrar en Lisboa —«Detuvose el rey en Belén, viendo los monasterios circunvecinos, la torre de San Vicente, los ingenios de las armas y pólvora de Barquerena» escribe Juan Bautista Lavanha— considerándose como uno de los logros del virrey conde de Salinas y marqués de Alenquer, quien también fue elogiado por sus partidarios por su interés en mejorar las defensas costeras de ese reino.

Los magníficos dibujos de Leonardo Turriano de esos ingenios para la fábrica incluyen además información sobre los ingenios para una fábrica de cordelería en la que se hubieran podido hacer aparejos

40 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV

Ingenio para la fábrica de cordelería , Dos discursos de Leonardo Turriano el primero sobre el Fuerte de San Lourenço de Cabeça Ceca en la boca del Taxo el segundo sobre limpiar la barra del dicho río y otras diferentes . Biblioteca Nacional de Portugal, Ms. 12892, f. 89.

Campana para el trabajo de cuatro hombres en el fondo de un río . Dos discursos de Leonardo Turriano el primero sobre el Fuerte de San Lourenço de Cabeça Ceca en la boca del Taxo el segundo sobre limpiar la barra del dicho río y otras diferentes .

Biblioteca Nacional de Portugal, Ms. 12892, f. 76

41 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ

Instrumentos para el dragado de fondos. Dos discursos de Leonardo Turriano el primero sobre el Fuerte de San Lourenço de Cabeça Ceca en la boca del Taxo el segundo sobre limpiar la barra del dicho río y otras diferentes . Biblioteca Nacional de Portugal, Ms. 12892, ff. 48v. y 53v.

para la navegación. Se refiere asimismo a otros ingenios, e incluye el dibujo de una campana que permitía a varios hombres sumergirse en el agua para respirar sin problema durante horas, moviéndose por las arenas del fondo marino. Son algunos de los mejores dibujos de máquinas que nos ha legado el Renacimiento, en la tradición de los de los ingenieros sieneses como Mariano di Jacopo, llamado il Taccola, Francesco di Giorgio Martini o de los dibujos en el manuscrito sobre las aguas que ha pasado a la historia como Los veintiún libros de los ingenios y de las máquinas de Juanelo. Todo está escrito en español, no en portugués (aunque haya términos en ese idioma además de en italiano), lo que indica el destino que se había pensado para estos manuscritos, que pensamos que era publicarlos en España.

Estas palabras las escribió Turriano en la Descripción de las islas Canarias, porque efectivamente entonces no aspiraba más que a que su trabajo llegara a las manos del rey. Solo para sus ojos estaba hecha esa Descripción, al igual que sucede con la de Orán y Mazalquivir. Y, sin embargo, con el tiempo probablemente quiso, al igual que otros ingenieros, que su obra fuera conocida convertida en libros oen tratados que pudieran difundirse a través de la imprenta para conseguir fama universal.

42 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV
«LLENO DE HUMILDAD Y DE REVERENCIA, MIRA COMO SU ÚNICO OBJETO A LAS REALES MANOS DE VUESTRA MAGESTAD»

Dos discursos de Leonardo Turriano el primero sobre el Fuerte de San Lourenço de Cabeça Ceca en la boca del Taxo el segundo sobre limpiar la barra del dicho río y otras diferentes. Biblioteca Nacional de Portugal, Ms. 12892, f.40.

Un ingeniero que ya en la Descripción de las Canarias era consciente del poder de la «memoria de lo escrito», no dejó de escribir a lo largo de su vida obras que aspiraban a tener una proyección mayor que la de los informes y dibujos destinados al secreto de los archivos del rey. El tratado perdido sobre los volcanes se anunciaba como una obra en la que partiendo de la observación directa de un fenómeno había llegado a conclusiones generales sobre cómo nacen los volcanes independientemente del lugar. También la observación de la barra del Tajo le permitió llegar a conclusiones científicas sobre los problemas de las barras de los ríos aplicables a otros lugares. Es la mentalidad que rigió el nacimiento de la ciencia moderna, y es en ese contexto en el que cabe poner en valor la obra de Leonardo Turriano.

Algo que le hace también un buen representante de su tiempo es la ambición de pasar a la historia por sus logros y reconocimiento alcanzado. Ahora se publica el tratado sobre el cometa de 1604, y la similitud entre la forma de presentación de este manuscrito y el tipo de letra con los Dos discursos de Leonardo Turriano el primero sobre el fuerte de san Lourenço de Cabeça Ceca en la boca del Taxo el segundo sobre limpiar la barra del dicho río y otras diferentes (Biblioteca Nacional de Portugal) que recopilaban sus grandes logros técnicos, permite plantear la hipótesis de que el manuscrito de astronomía pudiera datar de las mismas fechas, aunque el ingeniero lo redactara mucho antes y no actualizara la información incorporando obras que había sido publicadas posteriormente a lo que fue una primera redacción después de la aparición del cometa de 1604. El que ambos manuscritos con el formato en que han llegado a nosotros se puedan datar inmediatamente después de que Felipe III visitara Lisboa en 1619, o incluso unos años después, respondería a una lógica de deseo de promoción personal y ambición de fama, puesto que ambos parecen preparados no solo para las manos del rey, sino también para la imprenta.

Ya nos hemos referido a la descripción de las Islas Canarias y a la de Orán y Mazalquivir, destinadas a los ojos del rey, aunque ambas se conserven en Portugal. Vimos que en las dos Leonardo Turriano

43 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ

demuestra su formación como historiador, geógrafo y arquitecto militar. Permiten conocer la historia de las islas Canarias o las sucesivas conquistas españolas y la respuesta de moros, árabes y turcos con sus batallas correspondientes en el norte de África para encuadrar la relevancia de las fortificaciones de Orán y Mazalquivir en la defensa del imperio. Como a la vez era imprescindible explicarlo todo mediante el dibujo, y una fortificación no se concibe sin una comprensión del territorio, sus mapas resultan excepcionales por su exactitud y su carácter científico. Si a ello sumamos la información sobre el entorno de las ciudades dibujando sus montes, sus caminos, sus ríos o su mar, concluimos que son unos documentos únicos para el conocimiento de lo que fueron las Canarias o el norte de África en el siglo XVI. Para acabar de perfilar las competencias y conocimientos de este ingeniero, tenemos que referirnos a que en estas descripciones es tanto geógrafo como corógrafo, como comprobamos en los mapas que incluye. En la obra de Garzoni, traducida con ampliaciones por Cristóbal Suárez de Figueroa en 1615, Plaza Universal de todas ciencias y artes, se explica la diferencia entre geógrafos y corógrafos:

44 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO,
II
ENTRE FELIPE
Y FELIPE IV
La villa de Teguise. Descrittione et historia del regno de l’isole Canarie… Di Leonardo Torriani, cremonese . Biblioteca Geral da Universidade de Coimbra, Ms. 314, f.16.

Son pues geógrafos, los que imitan según Claudio Ptolomeo, la traça, y situación de toda la tierra conocida: notando en llanos y en montes, los payses y las ciudades, no con su propia forma, como se ve en las pinturas; sino con algunos puntos pequeños, redondos o quadrados: y así es esta antes una imitación del dibujo, que un verdadero señalar el sitio. Son muy diferentes los Geógrafos de los Corógrafos; porque estos pintan propiamente, y señalan la forma y figura de algunas provincias, y ciudades particulares… Fuera de que los Corógrafos atienden más a las calidades de los lugares, representando sus verdaderas figuras y semejanzas; al contrario de los Geógrafos que cuidan más de la cantidad, describiendo las medidas, los sitios, y proporción de las distancias, en orden y correspondencia a los círculos del cielo. Los Corógrafos tienen necessidad de dibuxo y pintura, mas los Geógrafos no; pudiendo los mismos mostrar con letras menudas y líneas el sitio y figura de toda la tierra.

Se sentía extraordinariamente orgulloso de ambas descripciones, aunque consideraba, una vez acabada la de Orán y Mazalquivir en 1598, que ese libro había «salido más curioso quel de las islas». Informaba también al rey de que había acabado «un libro sobre la cifra» y que en cuanto estuviera con buena letra llegaría a sus manos, además de otros trabajos que llevaría personalmente a la corte. La cifra, definida por Covarrubias (1611) como «escritura enigmática, con caracteres peregrinos, olos nuestros trocados unos por otros, en valor o en lugar» era algo que interesaba a muchos, siendo el mismo Covarrubias autor de un tratado de cifras, y de 1612 es el tratado manuscrito de Tomás Tamayo de Vargas Cifra, contracifra, antigua y moderna, por lo que Turriano respondía a lo que demandaba la práctica del poder, como era el lenguaje cifrado para la correspondencia que no debía ser conocida por los enemigos.

Pues bien, así como en su dedicatoria al rey de la Descripción de las Canarias afirmaba que no aspiraba «a la inmortalidad, con buscar los aplausos de la fama, o la eternidad de la imprenta; sino que solamente, lleno de humildad y de reverencia, mira como su único objeto a las reales manos de Vuestra Magestad», en las fechas en las que preparó sus manuscritos, entre ellos el de astronomía, para la imprenta -lo que se puede deducir de su excelente caligrafía y tipo maquetación- sí quería fama y reconocimiento público. Que adquirieran esa forma en 1621 y 1622, o que fuera cuando fue llamado a la corte ya en el reinado de Felipe IV, para ocuparse de la enseñanza y el control de las fortificaciones de la monarquía es algo que no sabemos a ciencia cierta, pero de lo que no cabe duda es de que hubo un momento en la vida de Leonardo Turriano en que dio nueva forma a lo que había escrito a lo largo de su vida.

45 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ

En cambio, los dos atlas que conocemos, la descripción de las Canarias y la de Orán y Mazalquivir, con un formato apaisado muy difícil de pasar a las prensas y unos dibujos que no en todos los casos hubieran sido fáciles de convertir en grabado, no fueron pensados para ello. Esto lleva a pensar que el resto de los escritos adquirieron esa forma en los últimos años de su vida, cuando, además de lo que ya hemos dicho, la política del secreto impuesta por Felipe II a toda la producción técnica y científica que afectara a intereses estratégicos prácticamente había desaparecido, e incluso que pudieron responder a la invitación a regresar a la corte para responsabilizarse de las fortificaciones en el reinado de Felipe IV, ese triunfo se hubiera visto magnificado con la publicación de sus tratados.

Debió confiar para ello sobre todo en los Dos discursos de Leonardo Turriano el primero sobre el fuerte de san Lourenço de Cabeça Ceca en la boca del Taxo el segundo sobre limpiar la barra del dicho río y otras diferentes. En él mantiene su cualidad de arquitecto militar con el discurso sobre Cabeza Seca, pero como geógrafo e historiador ha desaparecido, y se muestra como un técnico creador de ingenios y máquinas. Es un manuscrito que respondería a la necesidad de hacerse valer en la corte a la que había regresado su gran valedor, el marqués de Alenquer, y para eso lo que necesitaba es que lo que se valorase era su capacidad técnica, más que la científica. Por eso se refiere a sus ingenios y

46 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV
Vista de Tenerife con el Teide. Descrittione et historia del regno de l’isole Canarie… Di Leonardo Torriani, cremones e. Biblioteca Geral da Universidade de Coimbra, Ms. 314, f.69.

proyectos: Cabeza Seca, la Barra del Tajo, la fábrica de pólvora, la de cordelería, su opinión sobre cómo remediar la sedimentación en un puente de Coimbra, o la campana de inmersión. En cambio, no hace referencia en ese manuscrito ni a su tratado de vulcanología —que había anunciado en su Descripción de las Canarias— ni al de astronomía, que hoy sale a la luz gracias a la Fundación Juanelo Turriano después de siglos de un total desconocimiento de su existencia. Eran estos saberes científicos que tenían menos aplicación práctica, y el ingeniero sabía que, si había algo que le pudiera sacar de Lisboa para asentarse en Madrid, eran sus conocimientos para actuar sobre el territorio y la economía de la monarquía de España.

Que estas capacidades del ingeniero fueron apreciadas en la corte lo demuestra el que Felipe IV le encargara en 1624 un proyecto de navegación que conocemos porque, como siempre que le encargaron una misión relevante, hizo un escrito sobre ella con una estructura de contenidos distinta a la que utilizaba para los informes y relaciones enviados a los consejeros del rey. Fue el Parecer que da Leonardo Turriano sobre la navegación del río Guadalete a Guadalquivir y a Sevilla , para cuyo estudio tuvo que desplazarse a Cádiz, viajando para el reconocimiento de esos ríos en compañía del ingeniero Juan de Oviedo, y llegando a la conclusión de que era necesario hacer un canal entre ambos. En él demostró mediante el uso de relojes de sol que las crecientes de ambos ríos se producían a las mismas horas, por lo que ninguno vertía aguas en el otro, lo que condicionaba la solución que se podía dar a la navegación, y como siempre pone diversos ejemplos que avalan sus opiniones. A veces fueron ejemplos de obras de la Antigüedad, pero también, como en este caso, la referencia a los canales de Flandes e Italia por los que podían navegar los barcos chatos como eran las «muletas» de Lisboa, que él conocía bien.

Con respecto al manuscrito sobre astronomía nada se puede añadir a lo que ha escrito para esta publicación el profesor García Hourcade, quien lo fecha con toda lógica entre 1605 y 1610, y nos aproxima a la figura de Turriano como cosmógrafo, que en la citada obra de Garzoni eran considerados «los que describen toda la máquina del universo, junta con el globo de los cielos». La astronomía había hecho acto de presencia en la obra de Turriano con anterioridad, con la imagen de Canarias bajo el signo astrológico de Cáncer, o en la decoración de la Sala del Torreón del Palacio Real de Lisboa, donde aparecía entre otras constelaciones la figura de Sagitario, con el arco orientado hacia poniente y sobre él las figuras de Júpiter y Saturno. En la bella imagen que ilustra el manuscrito De la idea del firmamento se representa a Sagitario en esa posición, con el arco orientado a poniente, y sobre él la figura de espaldas de la constelación del Serpentario llevando

47 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ

en las manos una serpiente. Los dibujos en los que explica la posición del cometa en principio no exigen un análisis desde el punto de vista de los estudios visuales, afectando más a la historia de la ciencia, pero hay una imagen en la que el firmamento adquiere la forma figurativa con la que se solían representar las constelaciones, porque como dice el título es un Tratado de la nueva estrella que apareció el año de MDCIIII en la imagen del serpentario , y eso había que contarlo de manera comprensible para cualquiera mediante el dibujo. La constelación del Ofiuco o Serpentario tiene al lado, tal como se muestran en el dibujo, la de Sagitario y la de Escorpio. Probablemente Turriano conoció la obra de Kepler, publicada en 1606, De stella nova in Pede Serpentarii, que estaría entre esas otras observaciones celestes que coincidían con la suya, a las que se refiere al comienzo de su tratado, cuando dice que sus observaciones de enero del año siguiente, en 1605, habían confirmado que no había habido ningún cambio, «y así concluyo por estas y otras observaciones, y por algunas hechas fuera de este Reino de que tengo noticia, que esta estrella no dejó el primer lugar adonde fue vista de principio, ni el movimiento de las estrellas fijas, como parece en la figura presente». Y si Kepler señaló el lugar de la aparición de la supernova con la letra n, al lado del pie derecho del Serpentario con la pierna doblada, Turriano lo señala dibujando una estrella más grande también en la pierna derecha, aunque a la altura de la corva por estar la pierna extendida, de manera que sus lectores sepamos el lugar exacto de la aparición de la supernova en el firmamento.

La anatomía miguelangelesca del Serpentario crea el marco en el que apareció el cometa. Rastrear las fuentes en las que se pudo inspirar para su dibujo es un trabajo inacabado, pero bien pudo conocer el publicado por Kepler por el tratamiento anatómico de Ofiuco o el Serpentario, aunque lo simplificó y cambió su posición para ponerlo de espaldas. La representación de frente o de espaldas de las constelaciones obedece a la posición en la que se sitúa el astrónomo: Kepler lo hizo de frente por verlo desde dentro de la bóveda celeste, desde la posición terrestre, y Turriano de espaldas, por visualizarlo desde el exterior del globo terrestre. De manera similar aparece en la obra de Pedro Apiano, con la cabeza de la serpiente en la misma posición, en el brazo izquierdo.

La obra del alemán Apiano, Astronomicum Caesareum, publicado en 1540 y dedicado al emperador Carlos V, recogía el modelo astronómico de Ptolomeo e incluía un disco con la representación de las constelaciones y los distintos signos del zodiaco que es uno de los más bellos incluidos en esta obra, y que Leonardo Turriano pudo conocer ya que se trata de una obra impresa. Al representar la constelación de espaldas, la cabeza de la serpiente cazada se sitúa a nuestra izquierda, y no a la derecha, quedando invertidos también en sus posiciones Sagitario y Escorpio. Representarlo de espaldas no era raro, y así aparece en la obra de Elie Molery, De Tuba Coelesti, hoc est de Cometa

48 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV
49 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ
Petrus Apianus, Astronomicum Caesareum , 1540. Biblioteca Nacional de España, ER/4044.

De Tuba Coelesti, hoc est de Cometa Terrifico qui anno Christi 1618 apparuit et sedulo observatus est . Biblioteca Nacional de España, GMM 156.

Terrifico qui anno Christi 1618 apparuit et sedulo observatus est (1619). De espaldas, pero vestido aparecía también en la bóveda del palacio Farnesio en Caprarola, pintada por Giovanni Antonio de Varese, llamado el Varosino, entre 1560 y 1575.

PERSONA «PLATICA EN MATERIA DE FORTIFICACIONES A QUIEN SE PUDIESE

REMITIR LAS PLANTAS Y DEMÁS PAPELES». EL REGRESO A LA CORTE

La Junta de fortificación explicaba con esas palabras la elección de Leonardo Turriano para que se ocupara en la corte de las fortificaciones de España, Italia y las Indias, lo que le proporcionó la gran oportunidad de regresar a Madrid desde Lisboa con todos los honores en el reinado de Felipe IV. Como hemos ido viendo, siempre fue muy valorado por el Consejo de Guerra, una valoración que crecía cada vez que constataban la falta de buenos ingenieros. Por eso, en el año 1600 ya se decía que había que tratarle bien y premiarle debido a las pocas personas que había de su profesión. Ese buen trato, decían, estimularía que otros se dedicaran a la ingeniería, ya que la experiencia demostraba que eran pocos los inclinados a ella. Nunca había perdido una relación directa con la corte madrileña, a la

50 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV

que viajó en diversas ocasiones, a veces con largas estancias. Fue para informar sobre las fortificaciones portuguesas y asesorar sobre las de Canarias, para casarse… todo ello hasta 1609, cuando las noticias sobre su obra se reducen en los archivos españoles.

Sin duda en la elección del año 1626 confluyeron muchas circunstancias. Por un lado, la fama y el reconocimiento de los grandes ingenieros del reinado de Felipe II seguía viva, y se había comprobado cuando falleció Tiburzio Spannochi en 1606 por lo difícil que fue encontrar un sustituto para el Ingeniero Mayor de los Reinos de España, o cuando murió Bautista Antonelli, también en el reinado de Felipe III, estando ambos ingenieros ocupados en las grandes obras de defensa de la monarquía hasta el final de sus vidas pese a su avanzada edad. Por otro lado, desde 1624 Jerónimo de Soto, el ingeniero que había sustituido a Spannocchi, estaba enfermo, y aunque no murió hasta 1630, la Junta de fortificación necesitaría renovar al ingeniero capaz de asesorar sobre el conjunto de las fortificaciones, y la mirada hacia el último ingeniero vivo de Felipe II resultaba lógica. Tampoco cabe duda de que la confianza que había tenido en él el conde de Salinas y marqués de Alenquer cuando fue virrey de Portugal, pudo demostrarse una vez más si fue consultado sobre las cualidades del ingeniero Leonardo Turriano, y que su valoración positiva también influyera. Además, Leonardo no había perdido contactos en la corte, tanto a través de algunos personajes de la nobleza, como el marqués, como a través de ingenieros que habían desempeñado parte de su trabajo en el reino de Portugal, como fue el caso de Alonso Turrillo.

Alonso Turrillo había sido ayudante del Ingeniero mayor Leonardo Turriano en Portugal desde 1599, pero no fue un ingeniero más, sino alguien que se supo mover muy bien en las redes de poder cortesanas durante el reinado de Felipe III, favorecido por el duque de Lerma y luego por el de Uceda, por lo que el nombre de Turriano con seguridad apareció en conversaciones y consultas una vez que Turrillo se asentó en la corte. La relación entre ellos debió ser estrecha y de mucha confianza, y además pasaron juntos largas temporadas en la corte: en julio de 1600 Turrillo fue uno de los testigos, como criado de Leonardo, de la escritura de recibo de dote en la boda en Madrid del ingeniero con su primera esposa, doña Juana de Herrera. En marzo de ese año Turriano llevaba dieciocho meses en la corte esperando resolución sobre diversos asuntos de fortificación, y Alonso Turrilllo por las mismas fechas también escribía desde Madrid pidiendo aumento de sueldo diciendo que desde hacía año y medio por orden del rey servía como ayudante de Leonardo Turriano y Lisboa era una ciudad muy cara. Desde 1599 Turrillo había venido a reforzar o quizá a sustituir a los que habían sido sus ayudantes y con los que, como vimos, había tenido problemas. Fue su ayudante de confianza, quizá

51 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ

también por ser castellano y ajeno a involucrarse en las animadversiones de los portugueses. En 1603 lo enviaría de nuevo a la corte con informes, aunque cuando iba a regresar a Lisboa ya había llegado Leonardo Turriano, quien lo detuvo en Madrid porque estando él allí su ayudante nada tenía que hacer en Lisboa, así que aprovechó para ocuparle con las trazas de las torres para la barra del Tajo y Cabeza Seca. En el año 1606 era Turrillo quien se encargaba de la fábrica de Cabeza Seca por haberse ausentado Gaspar Ruiz. La carrera de Alonso Turrillo en la corte durante el reinado de Felipe III fue fulgurante e incluso el duque de Lerma en 1609 pretendió que se le considerara y pagara como ingeniero siendo solo ayudante (practicante) de ingeniero destinado a la fábrica de Cabeza Seca. Al año siguiente se le envió a Milán para seguir formándose en fortificaciones, pero no llegó a ir porque era más necesario en Larache, a donde se le mandó en 1611. De su relación con Leonardo Turriano, además de cómo se pudieron favorecer el uno al otro en los círculos de poder de la corte madrileña, lo que nos interesa también es que su colaboración en Lisboa debió ser tan valorada que fue en los dos, y no solo en uno de ellos, en quienes se pensó en 1628 para ocuparse de cegar la barra de La Mamora, sin duda por su experiencia previa con la barra del Tajo. Ninguno pudo ir, uno por anciano y el otro por estar ocupado en otras cuestiones por el Consejo de Indias, por lo que finalmente sería otro el ingeniero enviado.

El hecho es que, por orden de 18 de septiembre de 1626, Felipe IV le mandó trasladarse a la corte para convertirse en el máximo asesor sobre fortificaciones en España, Italia y las Indias, teniendo en cuenta que tenía experiencia y práctica de la profesión, lo que era reconocido por todos según decía la Junta de fortificación. Ese argumento de la experiencia se repite en varios de los documentos que se conservan de este proceso que le llevó a Madrid al final de su vida por ser persona «platica en materia de fortificaciones a quien se pudiese remitir las plantas y demás papeles». Para ese traslado no puso ningún problema de salud, así que lo debió ver como una gran oportunidad. Sabemos que arrastraba enfermedades incapacitantes desde hacía años, y de ese argumento se había valido para no participar en la Jornada de 1625 para recuperar la ciudad de San Salvador de Bahía en Brasil, que había caído en manos holandesas. En 1624, con 63 años (lo que de ser exacto obligaría a retrasar su nacimiento hasta 1561), aducía que seguía padeciendo una enfermedad hipocondriaca, de la que sabemos ya desde su estancia en Galicia, y que a ello se añadía desde hacía quince años la gota, que le impedía moverse bien a pie y a caballo, lo que se agravaba en lugares húmedos. Además, padecía de «fuentes y fístula», es decir que, basándonos en el Tesoro de la lengua castellana oespañola de Covarrubias del año 1611, padecía «llagas… que por manar podre y materia les dieron este nombre». Consiguió no ir a esa Jornada, pese a que en sus alegaciones para rechazar

52 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II Y FELIPE IV

el encargo del rey no dejaba lógicamente de insistir en la merced que se le hacía enviándole a la Jornada del Brasil. Una salud tan comprometida, sumada a que su inserción en el mundo ingenieril y arquitectónico portugués siempre había encontrado muros a veces insalvables, probablemente influyó en el entusiasmo con que acogió la propuesta de trasladarse a Madrid, lejos de la húmeda y cara ciudad de Lisboa.

La invitación de Felipe IV fue aprovechada por Leonardo Turriano para pedir todo lo que deseaba, y la relación de sus peticiones dan idea de su autoestima y ambición: cuatro mil ducados de sueldo para poder sustentarse honradamente con su familia en Madrid; pensión en Portugal o Castilla para dos de sus hijos que estaban estudiando; que la pensión que había tenido su hijo mayor por estudiar fortificación, al haber abandonado su estudio, pudiera pasar a su hijo menor; por la corona de Portugal dos lugares para dos hijas en un monasterio de patronazgo real en Lisboa, o renta para casar a una de ellas; que su hijo Diego Turriano heredara la plaza de Ingeniero mayor de Portugal «como acostumbra

V.Mgd. hazer merced a los hijos de los oficios de sus padres siendo, como es tan capaz»; ayuda de costa para el traslado de su familia de cuatrocientos ducados; mantener su título de Ingeniero mayor y una casa de aposento en Madrid, pero sin perder la de Portugal, donde podría seguir sirviendo con un ayudante, enviando a su hijo cuando fuera necesario. El seguimiento documental de estas peticiones del ingeniero reclamando que se cumplieran, por parte de él mismo o de su familia una vez fallecido, revela que no todas se cumplieron, o al menos no con la rapidez requerida.

Sin embargo, y pese a que sí se cumplieron finalmente en su mayoría, en noviembre de 1627 escribía al rey que después de seis meses en la corte madrileña no se le había dado ocupación ninguna, y que no podía seguir sustentándose allí con el sueldo de que disponía para ello. Escribe que «se halla en hedad creçida y enfermo y padece muchas necesidades fuera de su casa» y que había dejado sola su casa en Lisboa, pero la debía seguir sustentando porque allí había quedado su familia. Por eso apremiaba al rey para que resolviera qué hacer con su persona y en caso de decidir que se asentara en Madrid le diera las ayudas correspondientes para el traslado, pero en caso contrario le diera licencia para regresar a Lisboa.

Todas sus expectativas se vinieron abajo, porque la Junta de fortificaciones resolvió que estaba demasiado viejo como para emprender los largos viajes a que estaban obligados los ingenieros para comprobar a vista de ojos las condiciones de los lugares en los que había que intervenir. Además, las relaciones de poder de los ingenieros cortesanos se debieron poner en funcionamiento ante la llegada de alguien

53 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ

que les iba a controlar como responsable último de las fortificaciones, así que sin el menor reparo la Junta de fortificación alega también que «si se le muestran las trazas ha de servir de embaraço, pues ha de mudar, y quitar de ellas como lo haçen todos los Yngenieros», cuando en teoría era para eso para lo que había sido llamado. Efectivamente era una constante en la profesión de ingeniero esta de cuestionar lo que antes se había hecho, imponiendo su nueva autoridad, y probablemente a Turriano le faltaron apoyos suficientes como para que a él, que llevaba tantos años en el reino de Portugal, le fuera otorgado de facto el poder de controlar todas las trazas que otros ingenieros con mejores valedores estaban haciendo para las fronteras de la monarquía. Así pues, en 1628 regresó a Lisboa, y parece que no con mucho pesar, ya que después de pasar seis meses en Madrid sin ocupación, la misma Junta de fortificación aconsejaba al rey que le licenciase para poder volver a Lisboa, puesto que el mismo ingeniero se «inclina a volverse», concediéndole el dinero que pedía por los gastos realizados con su traslado a Madrid. Murió en Lisboa en 1628, o más probablemente al año siguiente.

54 VIDA Y FAMA DE LEONARDO TURRIANO, ENTRE FELIPE II
FELIPE IV
Y

BIBLIOGRAFÍA

BOUZA , F., Portugal no tempo dos Filipes. Política, Cultura, Representação (1580-1668) . Lisboa, Edições Cosmos, 2000.

CÁMARA , A., Fortificación y ciudad en los reinos de Felipe II . Madrid, Nerea, 1998.

CÁMARA , A., «Imagen y realidad de las fortificaciones de las Islas Canarias en el siglo XVI ». En Cartografía y fortificaciones en Canarias, siglos XV al XVIII . Cátedra Cultural General Gutiérrez. Centro de Historia y Cultura de la Zona Militar de Canarias, Universidad de La Laguna, 2000, pp. 147-169.

CÁMARA , A., «Imágenes de la Orán y Mazalquivir de Vespasiano Gonzaga en un manuscrito inédito de Leonardo Turriano». En Vespasiano Gonzaga, nonsolosabbioneta. Giornata di Studi 2005 in onore di Humberto Maffezzoli . Modena, Il Bulino edizioni d’arte, 2008, pp. 9-28.

CÁMARA , A., MOREIRA , R. VIGANÒ , M., Leonardo Turriano ingeniero del rey . Madrid, Fundación Juanelo Turriano, 2010.

CÁMARA , A., «Grandeza de poder y saber». Felipe II y sus ingenieros . Valladolid, Universidad de Valladolid, 2023.

DADSON , T. J. (ed.), Diego de Silva y Mendoza, conde de Salinas y marqués de Alenquer. Cartas y memoriales (1584-1630) , Madrid, CEEH y Marcial Pons Historia, 2015.

GLOËL , M., «Las cámaras municipales portuguesas y el (no) viaje de Felipe III». Revista Escuela de Historia , vol. 16, nº 2, 2017.

MARTÍN RODRÍGUEZ , F., La primera imagen de Canarias. Los dibujos de Leonardo Torriani . Santa Cruz de Tenerife, Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias, 1986.

MOREIRA , R., «O Torreão do Paço da Ribeira». O mundo da arte , Coimbra, 14, 1983, pp. 43-48.

MOREIRA , R., «As máquinas fantásticas de Leonardo Turriano: a tecnología do Renascimento na barra do Tejo». En cat. Nossa Senhora dos Mártires. A última viagem . Lisboa, Ed. Verbo, 1998, pp. 58-67.

MOREIRA , R., SOROMEHO , M., «Engenheiros Militares Italianos em Portugal (séculos XV-XVI )», en Viganò, M., Architetti e Ingegneri Militari Italiani all’estero dal XV al XVIII secolo. Dall’Atlantico al Baltico . Roma - Livorno, Istituto Italiano dei Castelli - Sillabe, 1999, vol. II, pp. 109-131.

TAVARES DE CONCEIÇÃO , M., Da cidade e fortificação em textos portugueses (1540-1640) . París, Nota de Rodape Edições, 2015.

TORRIANI , L., Descripción e historia del reino de las Islas Canarias antes afortunadas, con el parecer de sus fortificaciones Traducción del italiano, introducción y notas de A. Cioranescu. Santa Cruz de Tenerife, Goya ediciones, 1978.

La mayoría de las citas textuales de documentos están reproducidas en la bibliografía citada. Los investigadores interesados pueden consultar los documentos sobre este ingeniero en la sección de Guerra y Marina del Archivo General de Simancas, muchos de los cuales se encuentran transcritos en la Colección Aparici, tomo VII, pp. 301-376, del Archivo General Militar de Madrid. Volver al índice

55 A LICIA C ÁMARA MUÑOZ
João Baptista Lavanha, Descripción del universo , 1613. Biblioteca Nacional de España, MSS/9251.

DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

JUAN LUIS GARCÍA HOURCADE

LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVI: CRISIS EN LOS CIELOS

El manuscrito de Leonardo Turriano trata esencialmente de cosmología: presenta sus ideas sobre la constitución de los cielos. Se apoya para ello en avances astronómicos que habían ido surgiendo desde la segunda mitad del siglo xvi, esencialmente la aparición de nuevas propuestas astronómicas y novedades observacionales, cometas y novas, sobre todo, con su difícil, por no decir imposible, encaje en el sistema aristotélico-ptolemaico. Pero como texto esencialmente cosmológico y no astronómico, el marco en el que debe ser considerado es el de la cosmología aristotélica todavía imperante, si bien ya en clara crisis cuando lo escribe.

Como ha señalado Alexander Koyré, la crítica a la cosmología aristotélica puede darse por iniciada con Nicolás de Cusa, cuya obra supuso en gran medida la revisión de parte de la teoría aristotélica contenida en el De Caelo. El Cusano comenta en su De Docta Ignorantia distintos aspectos de física terrestre y las características de los posibles movimientos de los cuerpos, o la relatividad de los mismos. Ofrece observaciones y medita sobre cuestiones acerca de la finitud o infinitud del Universo, la posibilidad del movimiento terrestre o la no centralidad de la Tierra. Sus argumentos son tan claros, tan sugerentes y poseen tanta fuerza que, aunque no los hace en el contexto de una crítica a las teorías astronómicas o cosmológicas de su tiempo, sin embargo, el hecho mismo de su existencia y la difusión que tuvo su libro, publicado en 1440, indican que las discusiones sobre el tamaño del Universo, la relatividad del movimiento o la posibilidad de asociar algún tipo de movimiento a la Tierra, debieron ser moneda común, al menos en la Italia del Renacimiento. Y desde allí se difundieron, a lo largo del siglo xvi, a prácticamente todos los centros de saber de Europa.

A fin de valorar el manuscrito de Turriano en relación con la cosmología aristotélica y la astronomía ptolemaica, será necesario tener presente a ambas, por lo que se dedicarán a las mismas unas páginas,

57

que no pueden ser exhaustivas y, por tanto, adolecerán irremediablemente de la pérdida de matices que conlleva toda presentación resumida y esquemática. En todo caso, al hilo de los comentarios al manuscrito de Turriano, se ofrecerán detalles o precisiones1.

La explicación de los movimientos registrados de estrellas, Sol y planetas se sometió a una parte de la tradición astronómica griega y a la imposición del platonismo más influido por el pitagorismo de usar exclusivamente para ello movimientos circulares y uniformes, movimientos que se repiten a sí mismos eternamente, como debía corresponder a los cielos y los objetos celestes, los más cercanos a la divinidad, en completo reposo tras ellos. Este reto a los astrónomos a fin de salvar lo que solo serían apariencias observacionales se ha venido conociendo como «el problema de Platón». Resuelto en primera instancia por el sistema de esferas homocéntricas de Eudoxo y Calipo, el modelo fue adoptado e incorporado a un sistema filosófico con aspiraciones a reunir en él la totalidad de lo que el hombre sabía y pensaba. Era la filosofía aristotélica que, de un modo u otro, dominaría el pensamiento occidental desde el siglo xiii hasta el siglo xvii.Dominio asentado en el hecho de que tras su descubrimiento —vía civilización musulmana— por el mundo medieval europeo fue «cristianizado» y asumido por la Iglesia Católica a través de la obra de Tomás de Aquino, lo que permite comprender mejor la resistencia que aquella opuso a su superación y hasta qué punto determinó no solo la historia de la astronomía, sino la de la ciencia y la cultura.

La cosmología aristotélica separaba el mundo en dos partes bien diferenciadas: el mundo sublunar y el supralunar. Cada una de ellas tenía distintos elementos o componentes que las constituían, así como diferentes comportamientos de los mismos, pero en conjunto, cada ente, fuera terrestre o celeste, ocupaba, o tendía a ocupar, su lugar natural: aquel que más convenía a su naturaleza y en el que permanecería en reposo.

En el mundo sublunar la constitución de todo lo existente estaba dada a partir de los cuatro elementos de Empédocles: tierra, agua, aire y fuego, que, evidentemente, no se encontraban en reposo, ni separados ordenadamente, sino que coexistían en el «desorden» que Aristóteles suponía originado por el arrastre que el movimiento de la esfera lunar, limitadora de ambos mundos, trasmitía. La tierra, que era lo más pesado, debería ocupar el lugar más bajo. A continuación, el agua, también grave, pero menos. El aire y el fuego eran, al contrario, ligeros y su naturaleza los llevaba a ocupar los lugares elevados, más el fuego que el aire.

1 Puede verse a modo de introducción general, en la que se presentan las cuestiones cosmológicas y astronómicas, así como los distintos mecanismos empleados para acomodar las observaciones astronómicas a los principios cosmológicos, García Hourcade, J.L., «La rebelión de los astrónomos», Ed. Nivola, 2001 y 2009, pags. 25-38.

58 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

Desde esta perspectiva, y siendo el mundo esférico como la observación de la bóveda celeste y ciertos conocimientos geográficos permitían asumir con facilidad, ¿donde iba a «caer» lo pesado, viniera de donde viniera, sino al centro? La Tierra, en consecuencia, no podía ocupar otro lugar que el centro del Universo. Era «su lugar natural». La gravedad, por tanto, no era una propiedad que acercara lo grave a lo grave, sino aquella naturaleza que, constituyente esencial de los graves, los lleva a un sitio, a un lugar, el más bajo, cuando se encuentran separados de él. Al centro, si todo lo que existe está contenido en una esfera. Aristóteles daba así un doble fundamento, observacional y filosófico, a la posición central de la Tierra.

El mundo supralunar, al contrario, está constituido por un quinto elemento o «quintaesencia», por el éter intangible y cristalino, cuyas concreciones constituyen las esferas y cuerpos celestes.

Aristóteles asume la propuesta platónica, y postula para este mundo inmutable y eterno el movimiento circular uniforme.

El universo aristotélico era pues, una ordenación que implicaba naturalezas, movimientos y lugares de un modo altamente elaborado y, en consecuencia, difícil de combatir. Un mundo, en fin, cerrado, ordenado y jerárquico dentro de un espacio no homogéneo (no todos los lugares o regiones tenían las mismas propiedades) y anisótropo (había direcciones privilegiadas), que se acomodará muy bien no sólo a observaciones físicas y astronómicas, sino también a interpretaciones de orden social y en el que apenas se encontrará resquicio ni rendija por los que atacarlo.

Sin embargo, producto de observaciones de las que el sistema de esferas homocéntricas no podía dar cuenta, pronto

59 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE
Esferas celestes geocéntricas en Petri Apiani cosmographia, per Gemmam Phrysium, apud Louanienses medicum ac mathematicum insignem, restituta , 1539.

surgieron modificaciones al mismo. El cambio de brillo que se daba en los planetas, y de manera espectacular en Marte, coincidiendo además con sus retrogradaciones, no podía interpretarse de otro modo más que aceptando que el planeta, en ese momento, se debía encontrar más cercano a la Tierra. Las esferas homocéntricas no contemplaban tal posibilidad.

Desde entonces hasta Copérnico va desarrollándose lo que genéricamente se denomina «sistema Tolemaico». Es decir, de Claudio Ptolomeo. Sin embargo, no lo inició Ptolomeo y, una vez expuesto por él en el siglo segundo de nuestra era, sufrió incesantes alteraciones. Resultó ser un modelo tan versátil y acomodaticio, tan flexible y, por qué no decirlo, tan fértil, que no dejó nunca de transformarse para ir añadiendo a su capacidad explicativa, paulatinamente, nuevos datos y numerosas observaciones más precisas.

Pero ello tuvo que ser incorporando un complejo sistema de herramientas geométricas, el sistema epiciclo-deferente, la excéntrica y el ecuante principalmente, con los que prácticamente podía lograrse todo tipo de «efectos» y dar cumplida cuenta del comportamiento planetario «salvando las apariencias», es decir, explicando las desviaciones del movimiento circular y uniforme que podían observarse entre los planetas (variaciones en el brillo, retrogradaciones…) y hacerlo con el único recurso a ese tipo de movimientos. Sin embargo, el ecuante, aún cuando proporcionaba un alto grado de precisión y su

Esquema del movimiento de los planetas, según la teoría geocéntrica de Ptolomeo. El Planeta P traza una circunferencia llamada epiciclo, cuyo centro EP se mueve, a su vez, siguiendo la circunferencia llamada Deferente. La Tierra no ocupa el centro del Deferente. La velocidad angular de EP es constante, pero no respecto al centro CD del Deferente, sino con relación al punto llamado Ecuante. La resultante de los dos movimientos circulares permite obtener la trayectoria del planeta visto desde la Tierra.

60 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

uso no suponía una excesiva dificultad, presentaba algunos problemas que acabaron siendo una grieta por la que se introduciría Copérnico, quien aludió a ello como una de las causas principales de su disconformidad con este sistema astronómico. La cuestión era que, haciendo uso del punto ecuante, el planeta en realidad no recorre su órbita de modo circular y uniforme respecto de ningún punto, constituyendo así una violación clara del principio platónico (y aristotélico).

Había otro aspecto que tampoco pudo resolverse de modo definitivo: la ordenación de los planetas en sus círculos. No había dificultad para la Luna, Sol, Marte, Júpiter y Saturno, pero la duración de la trayectoria sobre la eclíptica de Mercurio y Venus era prácticamente la misma y el sistema ptolemaico no era capaz de resolver inequívocamente cuál era el orden verdadero de la disposición planetaria en torno a la Tierra.

En cuanto a su relación con la cosmología aristotélica, la situación se mostraba complicada. Era muy difícil mantener la noción cosmológica de esferas homocéntricas junto al entramado de deferentes, epiciclos, excéntricas y ecuantes. Las etéreas esferas homocéntricas se ensancharon hasta llegar a poder contener epiciclos y deferentes y, aunque de un modo ligeramente bastardo, se mantuvo esta asociación. Se retuvo en el aire una suerte de cosmología con astronomía asociada, aunque en realidad, desde el mismo Ptolomeo se dio una disociación entre ambas, primando los razonamientos en uno

Los movimientos aparentes del Sol, Mercurio y Venus, vistos desde la Tierra. En la edición de 1771 de la Enciclopedia Británica, realizado por James Ferguson a partir de los diagramas de Giovanni Cassini y Roger Long.

61 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE

uotro sentido según se tratara se explicar la estructura general del universo, adecuada a un sistema filosófico, o de dar cuenta precisa de posiciones y movimientos celestes, por lo demás necesarios sobre todo para navegar y levantar horóscopos, lo que el sistema de Ptolomeo fue capaz de resolver satisfactoriamente durante 15 siglos. Siglos en los cuales siempre hubo alguna voz discordante con este entramado complejo en que había acabado por convertirse la astronomía ptolemaica. Citaremos uno y relativamente temprano. Alfonso X el Sabio, mentor de traducciones y avances en el conocimiento astronómico a través de la Escuela de Traductores de Toledo, fue promotor de unas tablas astronómicas que llevarían siempre, hasta el siglo xvi, el nombre de «Alfonsíes» o «Alfonsinas» y también de una obra fundamental para la difusión de la astronomía helenística en la Europa de la época, los Libros del Saber Astronómico. Parece que encontrándose la corte en Segovia y él ocupando sus aposentos reales en el primigenio palacio-fortaleza que es hoy el Alcázar, comentó en público que «de haber él asistido a la creación del mundo, algunas cosas las habría hecho diferentes», lo que le costó una acusación de blasfemia por parte de un religioso franciscano que le conminó a pedir el perdón de Dios. La anécdota no sería más que eso si no fuera porque debió extenderse y quizás elevar la consideración del rey como conocedor de las tramas celestes, al punto de aparecer referida en el libro científico posiblemente más influyente de la historia, los Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, en su segunda edición, que preparada por el mismo Newton entre 1709 y 1713, la llevó a cabo colaborando estrechamente con Roger Cotes, a cuyo cargo dejó la labor editorial y el extenso prefacio en el que presenta «la muy deseada edición de la nueva filosofía newtoniana, ahora grandemente corregida y aumentada».

Al final de este prefacio se encuentra la referencia a la que antes se aludía. Dice así: «Las puertas están abiertas ahora, dejando expuestos los más hermosos misterios de las cosas. Tan claramente se muestra ante nuestros ojos la elegantísima estructura del sistema del mundo, que si el rey Alfonso viviera aun, no se quejaría por falta de las virtudes de sencillez y armonía»2.

El Almagesto, la obra astronómica de Ptolomeo, sufrió a lo largo de los siglos, desde el mundo árabe hasta su introducción en Europa a través de las Escuelas de traductores (la primera traducción al latín sería la de Gerardo de Cremona), modificaciones y adaptaciones. Entre ellas quizás las que merezca la pena reseñar, porque son las que en el manuscrito de Turriano aparecen citadas con cierta frecuencia, son los Elementos de Astronomía del persa Al Farghani, que incluía unas nuevas y más precisas tablas

2 Se ha utilizado la edición de Antonio Escohotado: Principios Matemáticos de la Filosofía Natural y su Sistema del Mundo. Editora Nacional, 1982 También cita esta anécdota, el reconocido historiador de la astronomía J. Delambre, en el Discurso Preliminar de su Historia de la Astronomía Moderna , T.I, Paris, 1821.

62 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

astronómicas y que, aunque escrita en el s. ix, fue corregida y aumentada y muy usada hasta el s. xv, el Tratado de la Esfera de Sacrobosco, una obra escolar, que databa del siglo xiii y que tuvo innúmeras ediciones y popularidad a pesar de mostrar evidentes deficiencias, y sobre todo las de Georg Peuerbach y Johannes Müller, conocido este como Regiomontano (no aparece citado por Turriano), que vieron la luz ya en el siglo xv, y fueron fundamentales para el estudio, la difusión y el aprendizaje de la astronomía ptolemaica. Entre ambos llevaron a cabo un gran trabajo de recuperación de textos antiguos y corrección de versiones traducidas de los clásicos de la astronomía, además del Almagesto de Ptolomeo. Las Theoricae novae Planetarum de Peuerbach fue uno de los textos más profusamente utilizados en el mundo académico, así como un resumen explicativo de la teoría de Ptolomeo iniciado por Peuerbach continuado y completado por Regiomontano como Epitoma in Almagestum Ptolemaiei, publicado póstumamente en 1496. Regiomontano también construyó nuevas tablas astronómicas que, en gran medida, sustituyeron en manos de navegantes y astrólogos a las elaboradas bajo la dirección de Alfonso X el Sabio en el siglo xiii.

El camino de casi 2000 años de la astronomía y la cosmología sufrió una convulsión con la aparición de la obra de Nicolás Copérnico De Revolutionibus Orbium Coelestium en 1543. Su entrada en escena se puede considerar como el comienzo de un proceso que cambiaría la perspectiva que el hombre tenía del mundo y del modo de acercarse a él. El final lo puso otro libro, el ya citado Philosophiae naturalis principia mathematica, publicado en 1687 por Isaac Newton. Un siglo y medio de diferencia, un tiempo a lo largo del cual se gestó, desarrolló y culminó lo que se ha denominado revolución científica.

De un mundo centrado en la Tierra, anisótropo y no homogéneo, con direcciones privilegiadas, movimientos y lugares dispuestos para mover y acoger los entes existentes en función de sus cualidades, se pasará a otro en el que la Tierra perderá su posición central, desaparecerán los lugares y movimientos

63 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE
Mención al rey Alfonso en el prefacio de Roger Cotes a la segunda edición de Philosophiae naturalis principia mathematica . Isaac Newton. Fundación Juanelo Turriano.

naturales acomodados a la naturaleza de los entes y, finalmente, también las fronteras entre lo celeste y lo terrestre, explicándose todo lo que sucede mediante mecanismos precisos basados en solamente tres principios. En suma, una transición de un «mundo cerrado al universo infinito», según la conocida y poética descripción de A. Koyré.

Pero hasta bien entrado el siglo xvii no puede decirse que la comunidad científica se pronunciara a favor de la propuesta copernicana. El libro I del De Revolutionibus Orbiun Coelestium era, en contraste con los cuatro restantes de carácter eminentemente técnico, argumentativo sobre la plausibilidad de sus propuestas y no era matemático. Al contrario, era transparente en los presupuestos, enunciados y razonamientos en los diez capítulos de que consta y en los que se ofrecen las bases de su sistema. Trata de la esfericidad del Mundo y de la Tierra, de los movimientos de los cuerpos celestes, del lugar de la Tierra y sus tres movimientos, de la inmensidad del cielo en comparación con la magnitud de la Tierra, del orden de los orbes celestes… y expone razones no astronómicas sino filosóficas para avalar la posición central del Sol, haciéndolo en un párrafo que pone de manifiesto, según biógrafos e historiadores, la fuerte influencia sobre él de ideas pitagóricas y neoplatónicas presentes en el renacimiento italiano, en cuyo seno se formó.

El sistema heliocéntrico, según Copérnico, en De Revolutionibus Orbium Coelestium , Libri VI , Nicolás Copérnico, 1566. Real Instituto y Observatorio de la Armada (San Fernando). CC BY 4.0.

Con el De Revolutionibus…, Copérnico ofrece, por un lado, las bases de una cosmología y, por otro, aporta las herramientas necesarias para una justificación matemática rigurosa de las proposiciones presentadas en el Libro I.

Mas a pesar de ello, hay que decir, sin embargo, que en el siglo xvi fueron pocos los «copernicanos», si entendemos como tales solo a los que apoyaban o creían lo expuesto en esos capítulos del Libro I.

64 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

Aunque también hubo partidarios tanto de los aspectos cosmológicos como astronómicos: Joachim Rhetico (autor de la Narratio Prima que, puesto de acuerdo con Copérnico, fue la primera presentación que se hizo de la hipótesis copernicana) y Michael Maestlin, profesor de Kepler, en Alemania y Robert Recorde, William Gilbert y Thomas Digges en Inglaterra y, aunque acabaría renunciando a las propuestas copernicanas, Diego Zúñiga, quizás el único copernicano español de la época. A todos ellos les seguirán enarbolando la bandera copernicana, ya entrando en el siglo xvii, sobre todo Johannes Kepler, a partir de la publicación de su Secreto del Universo y la culminación de su evolución teórica con la Astronomia Nova y Harmonices Mundi y Galileo tras descubrir los satélites de Júpiter en 1610 y publicar su Siderius Nuncius, en ese mismo año y los Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo en 1632.

A pesar de esta cautelosa y tibia acogida entre los astrónomos, sin embargo los métodos de cálculo y establecimiento de coordenadas estelares y planetarias que se exponían en De Revolutionibus…, fueron pronto reconocidos como mejores que los ptolemaicos y, en consecuencia, constituyó un lugar común el que astrónomos y matemáticos utilizaran los métodos copernicanos, aunque no se pronunciaran o incluso lo hicieran en contra de la teoría heliocéntrica. Veremos algo parecido en la postura de Turriano.

LEONARDO TURRIANO Y SU MANUSCRITO

Leonardo Turriano llega a España por decisión del Emperador Rodolfo II en 1581, reconociéndosele ya «al servicio de su majestad» en 15823.

Turriano había pasado algún tiempo en su corte, «sin que sepamos cuándo y cómo lo hizo» (A. Moreira) y sin que tampoco se tenga mucha información sobre su formación inicial (A. Cámara), aunque podría especularse que Leonardo se aprovechara del apellido Turriano para presentarse en la corte de Rodolfo II, pues éste habría conocido a Juanelo Turriano en sus años de formación en el Escorial.

3 Para los datos biográficos de Leonardo Turriano, además de los textos de A. Cioranescu, en la introducción a la edición moderna de la obra de Turriano Descripción de las Islas Canarias y las referencias que aparecen en A. Rumeu de Armas, Piraterías y ataques navales contra las Islas Canarias , hay que recurrir ineludiblemente a los dos trabajos más recientes, extensos y documentados sobre el personaje, publicados en el volumen Leonardo Turriano. Ingeniero del Rey , Fundación Juanelo Turriano, 2010. Están a cargo de Alicia Cámara — Leonardo Turriano al servicio de la Corona de Castilla — y Rafael Moreira, Leonardo Turriano en Portugal. A este último, quizás sea la admiración hacia el personaje lo que le hace finalmente caer en una sin duda exagerada valoración de su papel en la historia de la ciencia y en la concesión de alguna pequeña imposibilidad como considerar plausible que Turriano se encontrara con Tycho y Kepler en Praga o el muy improbable acuerdo con Kepler acerca de la superioridad de la elipse sobre la circunferencia.

65 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE

Por lo que al análisis del manuscrito del que tratamos se refiere, lo que interesaría sería la impronta que dejara en su autor la vida en la corte de Rodolfo. Es bien conocido el mecenazgo y generoso patrocinio que esta corte, rica y exuberante, ejerció con artistas, humanistas y astrónomos (estos últimos sustentando las aficiones astrológicas del emperador, que tampoco serían ajenas a las que pudiera haber adquirido en El Escorial con su tío Felipe II), por lo que uno de los efectos que se han supuesto en la formación de Turriano del paso por aquella corte, sería el interés por la astrología.

De este interés da clara muestra en su obra «Descripción de las Islas Canarias», producto de su estancia en estas islas, enviado por el Rey, en varios periodos que sumaron un total de 8 años. En ella Turriano titula su capítulo quinto «De la situación de las islas Canarias, y bajo qué signo del zodíaco están colocadas», incorporando al texto una hermosa ilustración en la que el conjunto de las islas se acomoda a la figura de un cangrejo que representa el signo Cáncer del zodíaco, que es el signo zodiacal predominante y que tendría entonces particular influencia sobre las islas, dedicando además el capítulo 42 a describir las consecuencias que esta adscripción al signo de cáncer origina en el carácter y virtudes de los canarios. Y aunque, recurriendo al que denomina «príncipe de los astrólogos»4, afirma que «vir sapiens dominabitur astros» («el hombre sabio dominará las estrellas», o lo que es lo mismo, será capaz de decidir sobre su destino), acepta que estas influencias astrales dejan en último extremo nuestra voluntad libre, emite un juicio muy poco benigno para los pobladores isleños, llegando a escribir que «así se explica el que hoy día pocos o raros son los hombres que se ven perfectos en las ciencias, nacidos o educados en las islas».

Pero esta inclinación a la consideración de la astrología, a tenor de sus siguientes obras, parece haber ido desapareciendo paulatinamente y en el manuscrito que se presenta hay que decir que, aún pudiendo haber sido una ocasión propicia para ello, solo aparece tangencialmente en el Proemio y de forma algo más clara en las últimas páginas del Libro II.

Sin embargo, no deja de resultar algo extraño el que estas referencias o consideraciones astrológicas en el manuscrito sean tan parcas. No solo por la evidencia del interés de Turriano en esta faceta de la astronomía de la época5, sino porque su llegada a Portugal tuvo lugar solo tres años después de que

4 S uponemos que se trata de Claudio Ptolomeo, autor de « Tetrabiblos », una obra de enorme influencia hasta el Renacimiento sobre la filosofía, los fundamentos y la práctica de la Astrología. La cita, sin embargo, no parece tener un autor claro y se suele dar por anónima 5 La totalidad de los astrónomos, al menos hasta la primera mitad del siglo XVII la tuvieron en consideración, existiendo en las universidades cátedras de «Matemáticas y Astrología», y aunque paulatinamente irán perdiendo protagonismo en el mundo académico, encontramos que todavía en 1680 Luis de Aldrete y Soto escribe un Discurso del cometa de 1680 , en el que mantiene que «no hay cosa que no vocee el Cielo». Se pueden rastrear estas consideraciones hasta entrado el siglo XVIII

66 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

se diera la desgracia supuestamente originada por la aparición del que acabó siendo denominado el «Cometa Sebástico». El nombre hace referencia al cometa de 1577, que se convirtió para muchos en el símbolo y ejemplo de la certidumbre acerca de la influencia de estos eventos celestes en la vida y sociedades humanas, al punto de que podrían llegar incluso a causar la muerte de un rey. Aunque hay que decir que era común opinión, también «entre filósofos y populares, que los cometas señalan muerte de reyes, porque tienen los cuerpos más delicados y más regalados y más sujetos a la impresión del aire», como cita Jerónimo Muñoz en el primero de los «Prognosticos» que incluye en su Libro del Nuevo Cometa. Causa a la que hay que añadir la suposición de muchos acerca del temperamento melancólico común en los Príncipes, lo que les haría más accesibles a los influjos cometarios, y añadiendo otros que el estado del aire inficionado afecta a cuantos respiran tanta corrupción, pero los Grandes suman a esta primera una segunda causa al alimentarse de toda suerte de volátiles o volatería, que les transmiten el veneno «comético» diluido en la atmósfera.

El nombre de «Sebástico» dado al cometa fue debido al vaticinio de astrólogos portugueses, españoles y europeos, de que traería la desgracia al joven monarca portugués, Sebastián I. Efectivamente, su

67 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE
La imagen de Cáncer en la Descrittione et historia del regno de l’isole Canarie… Di Leonardo Torriani, cremonese. Biblioteca Geral da Universidade de Coimbra, Ms. 314, f.8.

muerte acaeció pocos meses después de la desaparición del cometa, el 4 de agosto de 1578, en la batalla de Alcazarquivir (en el actual Marruecos). El Imperio otomano suministró el suficiente socorro a las huestes de su correligionario el sultán Al Malik, y el enfrentamiento supuso no solo la muerte de Sebastián, sino también de buena parte de la aristocracia portuguesa y finalmente la pérdida de la independencia del reino, que por derechos de herencia se anexionó Felipe II, reconocido finalmente en las Cortes de Tomar en 1581.

No obstante esta situación en la que la astrología y sus vaticinios parecieron ser dramáticamente reales para gran parte de la población europea de la época, la astrología judiciaria o adivinatoria había sido duramente combatida y desacreditada por Pico della Mirandola, a quien cita Turriano en más de una ocasión, sobre todo su obra póstuma Disputationes adversus astrologiam divinatricem. Por otro lado, los pronósticos adivinatorios que proporcionaban el ejercicio de esta astrología chocaban con la ortodoxia romana, por lo que también, sobre todo en el universo católico, ante las predicciones y vaticinios, se intentó salvaguardar el poder divino y la libertad humana, pasando el augurio a convertirse en señal.

Puede que sea, sobre todo esta última, la causa de la referida práctica ausencia de consideraciones astrológicas en la obra de Turriano, ya que las discretas que aparecen en este manuscrito, desde luego no entrarían en conflicto con la religión católica, como tampoco las ya comentadas incluidas en su obra sobre las Islas Canarias6.

A pesar de no disponer de indicación de fecha, el manuscrito de Turriano puede ser datado aproximadamente entre 1605 y 1610. La «nova» apareció en octubre de 1604 y dejó de ser visible a finales

6 Se puede ver en relación con todo este episodio, Joaquín Iriarte, S.J.: La canción del cometa de 1577. Universidad de Deusto, Bilbao, 1996. También: Usunáriz, J.M., «El discurso judiciario sobre Don Sebastián y el cometa de 1577», en la Revista de História da Sociedade e da Cultura , 15, 2015.

68 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
Jerónimo Muñoz, Libro del nueuo cometa, y del lugar donde se hazen, y como se vera por las parallaxes quan lexos estan de tierra y del prognostico deste , 1573. BV Biblioteca Nicolau Primitiu, XVI/183.

de 1605, por lo que, si Turriano anuncia, como se verá, su intención de meditar sobre su aparición y desaparición parece adecuado establecer un límite inferior para la redacción del manuscrito, este año de su «desaparición». Pero de la segunda fecha no hay ninguna seguridad, ya que como se ha dicho, no se trata tanto de un texto astronómico (que requeriría cierta urgencia en su factura para reclamar su interés), como de una propuesta cosmológica, que podría no ser tan urgente dar a conocer y exigir más meditación.

Si atendemos a lo anotado por R. Moreira, en 1609 «parece haberse producido un corte en su vida y la interrupción o suspensión de los trabajos en Portugal», lo que podría haber facilitado que se ocupara de estas cuestiones filosóficas. Si además nos atenemos al carácter melancólico que le atribuye A. Cámara, también en el trabajo citado, con episodios de agravamiento que parece que le acompañaron a lo largo de su vida, bien pudiera ser que se dedicara a la redacción del manuscrito a partir de ese año de 1609, o incluso con posterioridad. En ese caso no se entendería bien la ausencia de referencias al libro de Kepler De stella nova in pede serpentarii (1606), que es el mayor estudio dedicado a la nova de 1604, y por el que esta aparición estelar ha pasado a la historia como «la nova de Kepler». Turriano, por otro lado, poseía en su biblioteca un Discorso delle comete, publicado en 1619 y escrito como contestación al jesuita Orazio Grassi, quien había escrito una defensa del sistema astronómico de Tycho con ocasión de la aparición de tres cometas en 1618. Este Discurso…fue escrito por Galileo (aunque presentado en la Academia por su alumno Mario Guiducci, con el fin de salvar la condena que en 1616 había sufrido por su defensa y adscripción al copernicanismo), pero tampoco lo menciona Turriano en el manuscrito.

Su datación quedará pues en una estimación, que no nos impedirá valorar el documento al que, sin duda, podemos enmarcar en el periodo que ocupan los años centrales del proceso revolucionario que acabará simultáneamente con la cosmología aristotélica y la astronomía ptolemaica.

69 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE
Johannes Kepler, De stella nova in pede serpentarii , 1606, Praga. Wikimedia Commons.

Causa extrañeza también que en ningún momento del manuscrito se traten las opiniones de los astrónomos españoles que unos años antes habían participado activamente en los debates cosmológicos que originaron las apariciones de la nueva estrella de 1572 y el cometa de 1577. Fundamentalmente de Jerónimo Muñoz, quien en 1573 publicó El libro del nuevo cometa. Este texto fue reconocido como uno de los pioneros y más importantes hasta por el mismo Tycho Brahe, quien lo comenta en su Astronomiae Instauratae Progymnasmata. Ambos eventos astronómicos dieron entrada definitiva a los astrónomos y matemáticos en el debate cosmológico y las repercusiones de ambos sucesos fueron de importancia capital. Turriano, que parece claramente haber leído el libro citado de Tycho Brahe, tendría que tener noticia de muchos de ellos. Pero también deberían ser conocidos por Turriano los dos únicos trabajos aparecidos en nuestro país sobre la nova de 1604, especialmente el de Antonio Núñez Zamora7, ni al para él quizás más cercano, el del portugués Manuel de Figueredo8.

Es difícil imaginar la razón de estas ausencias en un trabajo de carácter esencialmente cosmológico, cuando el debate sobre lo que en él se trata fue, durante al menos los veinte años finales del siglo xvi, un asunto principal entre astrónomos y filósofos naturales en España.

Solo cabe pensar en la prevención ante las críticas o incluso represalias que podrían aparecer. Casos conocidos de este tipo de «retiradas» son los de Jerónimo Muñoz, quien en una carta a Bartholomaeus

7 Víctor Navarro Brotons ha tratado reiteradamente de estos matemáticos y astrónomos españoles. Ver sobre todo su edición del Libro del nuevo cometa de Jerónimo Muñoz, Valencia Cultural , S.A., 1981. Y entre otras, dentro de su extensa producción, «La Astronomía», en: Historia de la Ciencia y de la Técnica en la corona de Castilla, vol. III, Siglos XVI y XVII , J.C. y L. 2002, «Las novedades celestes entre 1582 y 1618», en M.A. Granada: Novas y cometas entre 1572 y 1618 . Barna, U.B. 2012, «Astronomía y cosmología en la España del siglo XVI » en: II Tobades d’historia de la ciència i de la técnica . Barcelona, SCHCYT , 1993 y «Matemáticas y cosmología en el Renacimiento », Investigación y Ciencia, abril, 2000. Así mismo se puede consultar. M. Esteban Piñero, «La astronomía en la España del primer tercio del siglo XVII ». Anuario del Observatorio Astronómico de Madrid para 2007. I.G.N., Madrid, 2006. También J.M. López Piñero, El arte de navegar en la España del Renacimiento , Ed. Labor, Barna, 1986

8 N acido en Torres Novas, fue discípulo de Pedro Nunes y Cosmógrafo del Reino de Portugal en 1608, sustituyendo a Baptista Lavanha. Publicó, en 1605, Prognóstico do cometa que apareceu em septembro de 1604

70 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
Mario Guiducci e Galileo Galilei, Discorso delle comete , 1619. Wikimedia Commons.

Reisacherus muestra sus quejas por las críticas recibidas por su ataque al aristotelismo y anuncia que deja de publicar otros escritos refugiándose y reclamando para sí la máxima horaciana: «Ni las alegrías son solo para los ricos, ni es tan mala la vida de quien desde el nacimiento hasta la muerte pasa desapercibido» [Horacio: Epístolas. Libro Primero, Epístola XVII], o el de Diego Zúñiga, considerado por los modernos historiadores españoles como el único copernicano español del siglo XVI, cuya obra In Job comentaria fue expurgada por la Inquisición en 1616, aunque ya antes de este episodio había renegado del movimiento de la Tierra.

EL LIBRO PRIMERO. LAS NOVEDADES CELESTES QUE ACABARÍAN CON LA ORDENACIÓN MEDIEVAL DEL MUNDO

Al iniciar Turriano su manuscrito relata en un Proemio los motivos que le han llevado a escribirlo y anuncia sus intenciones: siguiendo las inclinaciones naturales del hombre hacia la contemplación de las obras divinas mirando al cielo, por la aparición de una nueva estrella en la constelación del Serpentario al final del año 1604, se vio impelido a indagar si se trataba de un cometa cuya existencia se daba entre los elementos, es decir en el mundo sublunar y por tanto considerarlo como un fenómeno meteorológico (consideración al uso bajo la influencia aristotélica), o bien un ente constituido por uno solo o una combinación de elementos, pero en el cielo supralunar, o incluso un planeta entre los orbes que transportaban a estos o, última posibilidad, una estrella fija en el último cielo o firmamento.

Declara, asimismo, su intención de tratar sobre cómo se haya originado y explicar su mantenimiento odesaparición (recordemos que la nueva estrella, tras brillar intensamente —solo el sol y Venus la superaron en brillo— languideció paulatinamente hasta dejar de ser observable en octubre de 1605, casi exactamente un año después de su aparición), así como si influye en los aconteceres del mundo sublunar al igual que lo hacen las estrellas, o si es «señal de dedo del Ángel de Dios que escribe en los Cielos los aconteceres terrestres». Es en este Proemio, como ya se ha indicado, donde se encuentran las únicas alusiones directas a consideraciones astrológicas en el manuscrito: además de la que se acaba de referir, más adelante añade otra recurriendo a una cita de Plinio9 para afirmar que si rayos y centellas

9 Esta referencia a Plinio, parece ser una composición de citas. Turriano, como era frecuente en la época, nunca ofrece la localización de sus referencias, lo que dificulta la búsqueda precisa de las mismas y en alguna ocasión más combina en una sola distintas citas. En este caso Iove fulmina iaculari (es Júpiter quien envía los rayos), aparece en la Historia Natural , Libro II, cap. XX, «Por qué se atribuyen a Júpiter los rayos » , y en la misma aparece la referencia a si traen señales de cosas futuras, como dice Turriano. El párrafo completo sería: «…se dijo que J úpiter arroja los rayos de manera que como un leño encendido salta con estruendo cual que centella, así se expele este fuego celestial del planeta, llevando consigo divinaciones y pronósticos …». La segunda parte de la cita usada por Turriano, correspondería al capítulo XXXV del mismo Libro II, «Una sola vez se escribe haber acaecido caer centella de una estrella …». Se ha tomado la edición de Visor Libros (1999) de la traducci ón de Gerónimo de Huerta en 1624.

71 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE

traen signos del futuro, será no solo causa de admiración sino de mayor conocimiento de Dios por sus obras, al igual que lo conocemos por la fe.

La «nova» de 1572, profusamente estudiada por Tycho Brahe y de importancia decisiva en la evolución de las indagaciones sobre la constitución de los cielos y cómo los logros astronómicos influyeron en la filosofía natural y la cosmología, es utilizada y nombrada, sin citar al danés, diciendo únicamente que sirvió para que los matemáticos que la estudiaron la situaran en la esfera de las estrellas fijas.

Pasa entonces Turriano a anunciar que escribirá cosas nuevas contra Aristóteles y Ptolomeo, al tratar necesariamente del firmamento y de las estrellas y de sus movimientos, ya sean estas fijas o errantes.

Este anuncio de escribir contra Aristóteles y Ptolomeo, es decir, contra la cosmología y sistema astronómico reinantes todavía cuando Turriano pudiera haber escrito este documento, haría pensar que en algún momento se mostraría partidario de alguno de los sistemas astronómicos que en esos momentos se barajaban como alternativa al ptolemaico y que eran las propuestas de Tycho Brahe y la ofrecida con anterioridad por Copérnico. La de Tycho, al mantener la Tierra en el centro pero hacer girar los planetas en torno al Sol, que también tenía a la Tierra como centro de su trayectoria, suponía un compromiso «científico-bíblico» entre las tesis geocéntricas y heliocéntricas. Sin embargo, ante los lentos pero persistentes avances de la copernicana, sobre todo cuando pocos años después de la aparición de esta nova de 1604 se inició la observación telescópica y Galileo anunciara en su Siderius Nuncius el descubrimiento a partir del «séptimo día de enero de 1610» de la existencia de los «planetas mediceos» (un sistema planetario alrededor de Júpiter), la actitud de católicos y protestantes cambió y, frente a la acomodaticia y de práctico abandono de la beligerancia anticopernicana de los segundos, la iglesia católica persistió en el mantenimiento de la centralidad de la Tierra adhiriéndose, a través sobre todo de los astrónomos jesuitas, a la propuesta de Tycho. De hecho, en 1616 la iglesia católica condenó la obra de Copérnico prohibiendo su difusión.

A pesar de lo que se acaba de decir, Turriano, en los cinco últimos capítulos de esta primera parte, arguye que ni con las hipótesis de Tycho ni con las de Copérnico, se pueden salvar las apariencias10.

10 R ecordemos que «salvar las apariencias» se conoce como el problema de Platón: dar cuenta con solo movimientos circulares y uniformes, de las aparentemente irregularidades de las evoluciones planetarias.

72 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

TURRIANO DESPLIEGA SUS RAZONAMIENTOS

En esta primera parte Turriano, tal como ha anunciado, trata de argumentar en contra de la hipótesis aristotélica y ptolemaica acerca de la constitución del mundo y el firmamento.

Lo hará en 14 capítulos, el primero de los cuales lleva el título de «Del lugar de la nueva estrella en el firmamento». Es una cortísima descripción de algunas de las observaciones que llevó a cabo y el único que, en realidad, dedica a esta nova a pesar de haber dado el título a todo el primer libro del manuscrito, que Turriano calificará de «Tratado de la nueva estrella».

Turriano pasó los años 1598 hasta 1609 fortificando la barra del Tajo en su desembocadura en Lisboa y, efectivamente, da cuenta de cómo las observaciones de la nueva estrella (nova o supernova, en lenguaje astrofísico actual) las llevó a cabo en el «lugar de Oeras, a tres leguas de Lisboa, cerca del castillo de San Gian» (debe referirse, casi con seguridad, al conocido hoy día como «Forte Sao Joao de Maias», en la actual Oeiras,) y relata que fueron hechas desde el primer día que la tuvo ante sus ojos, el 20 de octubre de 1604.

Esta nueva estrella había sido ya localizada pocos días antes: Kepler es informado por un funcionario encargado de los registros meteorológicos en Praga, de la aparición de la nova en la mañana del 11

Plano de las entradas del Tajo desde Cascais a la torre de Belén. Dos discursos de Leonardo Turriano el primero sobre el Fuerte de San Lourenço de Cabeça Ceca en la boca del Taxo el segundo sobre limpiar la barra del dicho río y otras diferentes. Biblioteca Nacional de Portugal, Ms. 12892, ff.79-80.

73 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE

Johannes Kepler, De stella nova in pede serpentarii , 1606. Praga. La imagen muestra una zona de la esfera celeste vista desde el interior de la misma, es decir cóncava, al contrario de la imagen del manuscrito de Leonardo Turriano, que es convexa, mostrando la esfera celeste desde el exterior.

de octubre; parece que no lo tomó en consideración (quizás influyó que el cielo estuvo cubierto esos días) pero el día 17 él mismo la pudo observar radiante en el firmamento al pie de la constelación del Serpentario. También Helisaeus Roeslin, (que había seguido y analizado el cometa de 1577, concluyendo que se encontraba más allá del orbe de la luna) dio cuenta de haberla observado el día 1211.

Turriano comenta sus observaciones desde ese primer día del descubrimiento hasta el 23 de enero de 1605 y éstas le hacen concluir que se movía con las estrellas fijas, pues no alteraba su posición en

11 P uede llevar a confusión el que en algunos estudios históricos aparezcan las fechas anteriores como los días 1 y 7. Se debe al uso, bien del calendario juliano o del gregoriano. El cambio se había aprobado el 14 de septiembre de 1580, y se puso en práctica en 1582, cuando al jueves 4 de octubre de 1582, le sucedió el viernes 15 de octubre. Se implantó inmediatamente en los países de influencia católica, pero en los protestantes, anglicanos y otros se retrasó algunos (en ocasiones bastantes) años. Kepler, sin embargo, en el primer capítulo de su De stella nova , al presentar la «historia de las primeras observaciones», siempre indica las dos fechas del modo 1/11 o 7/17, etc.

74 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

relación a las mismas, lo que junto a «la vivez con que centelleaba», le lleva a clasificarla como «estrella fija», para lo que contará también, según él mismo declara, con «algunas (observaciones) hechas fuera de este reino de que tengo noticias».

Recordemos que las categorías de entes celestes eran: estrellas fijas, ocupando el firmamento, la última de las esferas que constituían el mundo visible, y los planetas que en distintas esferas y distancias a la Tierra, centro del mundo, se movían respecto de esta y también en relación a las fijas. Y como ya se ha comentado, el dar cuenta de las irregularidades en las evoluciones celestes de estas «estrellas errantes» recurriendo exclusivamente a movimientos, o combinaciones de movimientos, circulares y uniformes, había constituido el problema fundamental de la astronomía desde que Platón lo planteara como «salvar las apariencias» y dar cuenta de las mismas.

El resto de los fenómenos celestes observables, cometas, estrellas fugaces, rayos… etc, eran tratados como fenómenos meteorológicos, aunque tanto los cometas como las «nuevas estrellas», como se verá, acabarían siendo considerados como fenómenos celestes propiamente dichos, es decir, que acaecían en el mundo «supralunar», con la consecuente alteración cosmológica que ello supondría y que finalizaría, como ya se ha comentado, abriendo la brecha por donde el mundo aristotélico-ptolemaico haría aguas y acabaría siendo sustituido por el copernicano.

No cita ni hace referencia alguna a Johannes Kepler, quien es autor del más importante escrito sobre la nova de 1604, a la que (supuestamente) Turriano dedica esta primera parte. Kepler, con anterioridad a la publicación del gran tratado (De nova stella in pede Serpentarii) en 1606, de modo casi inmediato a la aparición de la nova ya había escrito un primer y corto texto (ocho páginas) que, con el título de Informe exhaustivo de una nueva estrella inusual, rápidamente publicó en Praga en noviembre del mismo año de su aparición12.

Al no figurar en el manuscrito de Turriano la fecha de su elaboración y solo disponer de una estimación, no es posible conocer si pudo haber tenido noticia de lo escrito por Kepler, ni en el corto primer informe ni en la magna obra de 1606. También hubiera sido de gran interés el que hubiera dado noticia de las observaciones «hechas fuera de este reino» que él mismo afirma conocer.

75 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE
12 M.A. Granada, «Kepler v Roeslin on the interpretation of Kepler´s Nova: 1604-1606», Journal for the History of Astronomy 36(3):299-319.

Es así mismo extraño que no de noticia alguna de ninguno de los dos únicos textos sobre esta nova que se publicaron en nuestro país ente 1604 y 161013 y a los que probablemente hubiera tenido un acceso más sencillo.

Pero, en cualquier caso, ya en 1596, Kepler había publicado «El Secreto del Universo», en el que declaraba su adscripción a la propuesta copernicana, hacía uso de datos y cálculos de Copérnico y con el que sembró la semilla de un heliocentrismo de inspiración pitagórica que con el devenir de los años se convertiría en el heliocentrismo más matemático anterior a Newton. No parece, pues, que Turriano tuviera, o noticia, o en consideración las propuestas y logros keplerianos.

Y si el abanico de fechas para la redacción del manuscrito la extendiéramos hasta 1610, entonces habría que recordar que en 1609, el mismo Kepler había dado a la luz su «Astronomía nova», el primer tratado de astronomía copernicana que merece ese nombre después de Copérnico, en el que resuelve el problema de la órbita de Marte abandonando el movimiento circular en favor del elíptico y ofrece sus dos primeras leyes del movimiento planetario, que constituirían el principio del fin de la astronomía y cosmología aristotélico-ptolemaica.

Tras este breve primer capítulo, trata Turriano en los ocho siguientes de las características de los cometas a fin de dar pruebas observacionales, históricas, filosóficas y «matemáticas», de que este nuevo ente se encuentra en la región supralunar. Al no disponer de nombre específico, era bastante común considerar a estas nuevas estrellas como cometas, mucho más frecuentes y estudiados. Así lo hace, entre otros, Jerónimo Muñoz, ya citado, que escribe la obra más importante en España —y de las más consideradas en Europa— dedicadas a la nueva estrella de 1572 y que él tituló Libro del nuevo cometa (Valencia 1573). Lo llamó cometa, pero en su escrito declara que debe tratarse de uno bien peculiar y que más parecía una estrella («el nuestro cometa hasta ahora ha guardado inviolablemente las leyes del movimiento del primer móvil, como si fuera estrella fija», escribe Muñoz en el capítulo 8). Si los nuevos cuerpos se sitúan en el mundo sublunar, bien podían ser explicados como fenómenos debidos a causas naturales (conjunciones planetarias era la más común), pero de hacerlo en el supralunar, obligaba a consideraciones sobre la alteración y consiguiente corruptibilidad de los cielos, lo que llevó a muchos de los que así lo hicieron o aceptaron, a recurrir al milagro y al poder omnímodo de Dios o a explicaciones más bizarras, como la del médico de cámara de Felipe II Francisco Valles,

76 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
13 V. Navarro Brotons: «Las novedades celestes entre 1572 y 1618». En: M.A. Granada, Novas y cometas entre 1512 y 1618, U.B. 2012

aristotélico, que rechaza la aparición de nuevos entes en el cielo, ya que ello significaría que la creación del mundo habría sido incompleta, y supone en el cielo la existencia de regiones de distinta densidad (de lo que la Vía Láctea y las manchas de la Luna, por ejemplo serian un indicativo) debiéndose al mismo movimiento de los cielos el que una pequeña estrella se sumiera en lo denso, aumentando de esta forma su brillo; y ese mismo movimiento, apartándola de lo espeso, la devolvería después de un tiempo a la invisibilidad originaria.14.

Dedica Turriano los capítulos segundo y tercero a la teoría aristotélica de la constitución y formación de los cometas (cap.2) y a la imposibilidad de su existencia «en los elementos», es decir, por debajo del orbe lunar (cap.4). Los inicia con el análisis de «qué cosa, y dónde se hace, es un cometa», para lo que se remite a Aristóteles, cuya postura y explicación, rechazando las ofrecidas por Hipócrates olo referido sobre ellos por Plinio, se tiene «hasta hoy por la mejor en su escuela». Así, los cometas serían «exhalaciones terrestres», levantadas por el sol —o las estrellas— hasta lo más alto de la región del aire (recordemos que el mundo sublunar estaba constituido por los cuatro elementos empedocleianos, organizados en esferas concéntricas: tierra y agua, formando conjuntamente el orbe terrestre y manteniendo las aguas, más ligeras que la tierra, en partes superficiales; a continuación una capa concéntrica de aire y finalmente la del fuego —«lo que por costumbre llamamos fuego, pero que no es fuego» (Meteorológicos, Libro I, 3)— hasta el límite de la esfera cristalina que transportaba a la Luna y marcaba la frontera entre los dos mundos, sublunar y supralunar, de constitución y comportamientos distintos, proponiendo la ignición por la cercanía del orbe del fuego —«un exceso de calor y una suerte de ebullición»— en el proceso de ascensión de la exhalación.

Este proceso de generación de cometas se iniciaría por la ascensión de la exhalación que produciría en la tierra el calor solar, de modo que se elevaría como «si de una madeja de hilo se subiese el cabo suelto quedando ella abajo». Pero «en la región del aire, no puede haber cometa en forma de estrella», sentencia Turriano, y lo explica admitiendo que en el recorrido ascensional podría operar de algún modo la «antiparistesim»15 provocada por la frialdad de la región media del aire, de modo que la exhalación se hiciera más delgada, pero no es hasta que llega a la suprema región del aire, donde ya no

14 Véase nota anterior y A. Cotarelo Valledor, « El misterio de la estrella: un español lo esclarece ». Boletín de la Real Sociedad Geográfica, 79 (1943).

15 No puede referirse Turriano con esta voz sino a la «antiperístasis», mecanismo propuesto por Platón —y negado por Aristóteles— como la causa del mantenimiento del movimiento violento; pero también, en la filosofía natural medieval, es el concepto que explicaría cómo las cualidades contrarias, cuando se encuentran en proximidad provocan un crecimiento en intensión de las mismas, que es del que hace uso en este pasaje Turriano.

La R.A.E. dice: «Acción de dos cualidades contrarias, una de las cuales excita por su oposición el vigor de la otra»

77 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE

opera antiperístasis alguna que la «junte y concentre», por lo que no puede tomar forma de estrella. Lo cual declara Turriano bien probado por las razones aducidas.

Como puede verse, lenguaje y razonamientos transidos de filosofía natural aristotélica.

Continua en el capítulo cuarto confrontando las ideas de los antiguos (Platón y Aristóteles incluidos) sobre el orden de los planetas —Tierra, Luna, Sol, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno— con las de Aristarc-Sol, Mercurio, Venus, Tierra (con los elementos y la Luna), Marte, Júpiter y Saturno. Ptolomeo y sus seguidores negaron también la ordenación de Aristarco y establecieron la que «al presente comúnmente se tiene». Razones: en primer lugar, diversidad de los aspectos (configuraciones, variaciones, fases…), en segundo, por la velocidad de sus movimientos y finalmente, la observación de los respectivos eclipses. De modo tal que los más inferiores en el orden debían ser los que presentaran mayor número de aspectos y los superiores menor.

Este recurso al orden de los planetas en función de los aspectos que presentan, sin recurrir al criterio más técnico de las paralajes, junto a despreciar (pues ni lo menciona) la importancia que tuvo para muchos coetáneos la inequívoca ordenación que resultaba en el sistema copernicano, puede hacer pensar en carencias técnicas de Turriano y/o en negación extracientífica del sistema heliocéntrico.

Turriano se muestra no copernicano en unos momentos en los que aún no se había condenado el heliocentrismo por la iglesia católica y cuando muchos astrónomos no solo utilizaban el aparato calculístico copernicano, sino que manifestaban su aceptación del heliocentrismo. Aunque los hubo que se manifestaron no heliocentristas, ninguno arguyó razones matemáticas o astronómicas —sí físicas— y quienes después o guardan silencio o se manifiestan en contra, lo hacen más bien por temor a la represión o por claras razones religiosas.

Da entonces Turriano un salto conceptual desde las consideraciones sobre la ordenación planetaria y su relación con la variación de aspectos que presentan los planetas, y establece que un cometa debe cumplir estas mismas condiciones (aunque Turriano comete aquí un error, una confusión más bien, al extender estos razonamientos y situar entre los elementos superiores a los cometas en los que se hallara más diversidad de aspectos que la Luna), recurriendo entonces a lo establecido en relación a la

78 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

estrella (nova) de 1572 «por muchos diligentes matemáticos» (ver nota 7) y a partir de ello, declarar que eso mismo sería aplicable a la de 1604 que él está tratando.

Como consecuencia, finalmente extrae el resultado, contrario a la filosofía aristotélica, de que el cielo es corruptible, o que puede (sin ser el mismo cielo el corrompido o corrupto) contener materia elemental que de la tierra sube.

Concluye que conviene reprobar las teorías que no se conforman con las «demostraciones matemáticas» (afirmación esta que nos llevaría a considerar como actual el pensamiento de Turriano, aunque se ha de considerar que, en relación a cuestiones astronómicas o cosmológicas, tanto los «matemáticos» de la época, como lo que eran consideradas sus «demostraciones» estaban harto frecuentemente transidas de prejuicios metafísicos) y pasa a argumentar (Cap. 5) en sintonía con las teorías que se muestran de acuerdo con los matemáticos, estableciendo que, en atención al criterio de la diversidad de aspectos que muestran los cometas, estos se encuentran en la región celeste, es decir en el mundo supralunar. Y si esto es así, y se acepta con Aristóteles que su origen está en exhalaciones terrestres que han llegado a la región celeste tras ser incendiados por el orbe del fuego, habrá que considerar los cielos como penetrables y que en ellos hay corrupción, siendo también contrario a la opinión común de los astrónomos que afirman que los orbes, epiciclos, deferentes y demás constructos de los matemáticos, son duros y transparentes a la manera de «una luna de espejo transparente» y, consecuentemente, impenetrables.

Da entrada, como una concesión, a la «opinión vulgar de los antiguos», que quieren que «los cometas sean una exhalación terrena y humor acuoso, que sube a las estrellas, y entre los cielos es agitada por sus movimientos y clarificada por los rayos del sol», considerando algunos que la «clarificación» de la parte más espesa del mismo sea efecto de la acción de los rayos solares, originando así por reverberación (refracción) la cola de los cometas caudatos, que se presenta, tal como algunos matemáticos afirman, de modo siempre contraria al sol. El descubrimiento de que la dirección de las colas de los cometas apunta siempre en dirección contraria al sol, fue publicado por Girolamo Fracastoro en 1538 (aunque Pedro Apiano había publicado siete años antes un diagrama en que se mostraba este fenómeno)

Niega en el capítulo sexto que la formación de los cometas pueda obedecer o deberse a la existencia en el firmamento de partes densas o tenebrosas que ofrecieran resistencia y refracción, pues en el cielo, aparte de las estrellas y la vía láctea, no hay no denso ni raro, sino todo un cuerpo igualmente

79 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE

sutil, puro, claro y transparente que los filósofos llaman «simplex». Y a lo largo del séptimo capítulo, Turriano hace una crítica, fundamentada en cálculos matemáticos, de la teoría aristotélica sobre el origen de los cometas como exhalaciones terrestres, probando que aquello que situemos en el mundo supralunar no puede provenir de la exhalación de la Tierra y los orbes húmedo, aire y fuego, que se encuentran entre aquella y el mundo supralunar.

Ofrece varios tipos de argumentos: si la exhalación debe ascender hasta los cielos, a medida que se acerque a estos irá adquiriendo velocidad y simultáneamente y de modo paulatino, rarificándose, ya que para cuando llegue a ellos deberá ser de una revolución diaria, con lo que la exhalación, unida «a la madeja de su hilo», que permanece fija en la Tierra, subiría en una espiral que nublaría el cielo.

Por otra parte, aduce que, si todos los filósofos tienen por cierto que el cielo es etéreo y constituido por la quintaesencia, no puede recibir otro cuerpo ni aumentar.

Pero es el tercer argumento, de carácter menos especulativo y más matemático y deductivo el que parece más interesante. Haciendo uso de los datos ofrecidos por Alessandro Picolomini (1508 -1579) en su obra Sobre la grandeza de la Tierra y el Agua (1588), lleva a cabo cálculos de volúmenes relativos coherentes que le permiten concluir la imposibilidad de que la constitución de un cometa visible en los cielos sea una exhalación «que es cuerpo medio entre el aire y la tierra», pues requeriría un volumen mucho mayor que estos. Es decir, si todo el orbe húmedo se convirtiera en exhalación y esta en una esfera, no tendría un diámetro suficiente para ser vista. No se vería ni la nueva estrella (la de 1604) ni tampoco la que en 1572 apareció en Casiopea.

Tanto el cometa de 1577 como la nova de 1572 fueron estudiadas detenidamente por Tycho quien, ante la ausencia de paralaje observable, definitivamente las situó en el mundo supralunar. Tycho había resuelto así el problema de la ubicación en el mundo tanto de los cometas como de las «estrellas nuevas», abriendo con ello el resquicio definitivo por el que los incorruptibles y eternamente iguales a sí mismos cielos, dejarían de serlo, como ya se ha comentado.

Turriano no hace sino seguir a quien había resuelto el problema filosófico mediante argumentos de cálculo observacional. Podemos decir, casi con seguridad, que Turriano poseía la obra de Tycho, tanto porque usa la figura del esquema organizativo del cosmos que emplea Tycho, como porque a la cola del

80 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

Tycho Brahe, De mundi aetherei recentioribus phaenomenis liber secundus , 1603. Library of Congress, Rare Book and Special Collections Division.

cometa de 1577 le asocia Turriano para sus cálculos una extensión de 22 grados, que es exactamente el dato que ofrece Tycho en su obra publicada en 1588, Concerniente a los recientes fenómenos del mundo etéreo, segunda parte de una trilogía no completada y cuya primera estaba dedicada a la nueva estrella de 1572.

Este esquema, que aparece en la obra citada, es reproducido con exactitud en el manuscrito de Turriano quien calcula que se necesitarían 69 globos terrestres para producir la exhalación que requeriría la formación, de tan solo la cola de 22 grados de extensión, resultado de las observaciones y estimaciones de Tycho y ofrecidos en el texto referido.

Este cálculo de «cubicación» que lleva a cabo Turriano a partir de datos cuantitativos adolece, por otra parte, de la imprecisión que pueda derivarse del uso de otros datos sobre distancias que emplea y que ha obtenido, como él mismo dice, del astrónomo árabe del siglo IX, Al-Farghani, conocido por ser autor de un tratado en el que se resumía la obra de Claudio Ptolomeo y que tuvo una amplia difusión en el mundo islámico16. Esa posible imprecisión de Turriano pudo no ser definitiva pues, dado lo ampliamente difundida y reimpresa que fue la obra de Al-Farghani, es posible que hubiera sido corregida con datos más actualizados.

No obstante esta posibilidad, Turriano se coloca con sus estimaciones cuantitativas del lado de los críticos del sistema aristotélico-ptolemaico tanto desde la perspectiva astronómica como cosmológica y filosófica. Pero, en tiempos en que ya habían publicado sus obras Copérnico y Tycho (también El Secreto del Universo,

16 Juan de Sevilla (o Hispalensis) lo tradujo en la escuela de traductores de Toledo en el siglo XII y se difundió ampliamente por nuestro país. Con su tratado, Al-Farghani extendió y popularizó la conversión de los círculos ptolemaicos en «esferas sólidas» transportadoras de los planetas y que recogida en unas de las más exitosas obras escolares astronómicas como fueron los de Peuerbach y Regiomontano, se incorporaron al acervo común de astrónomos y cosmólogos.

81 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE

de Kepler, que vio la luz en 1596 y que Turriano o desconoce o en caso de tener noticia del mismo, su ausencia solo podría significar una posible lejanía del pitagorismo casi místico de Kepler), no parece que estas críticas fueran muy necesarias, pues Tycho ya había resuelto el problema en su publicación de 1588.

Finalmente, en el capítulo octavo, y recurriendo ahora a argumentos filosóficos sobre la constitución de los elementos y sus lugares naturales, ofrecidos por Platón, Aristóteles, Plinio, Arquímedes y Ficino, concluye que la exhalación que podría originar los cometas o las nuevas estrellas no puede en ningún caso llegar a acceder a la región suprema celeste, es decir, al mundo supralunar.

En el capítulo noveno, ofrece Turriano razonamientos y argumentos curiosos sobre la «atracción», sea entre entes celestes o entre cosas terrenas o mixtas, con los que pretende demostrar que ningún cuerpo del firmamento es responsable de atraer («tirar») de las exhalaciones hacia el mundo supralunar, ya que no pueden tener influencia sobre los elementos.

Con un lenguaje intrincado, en cierto modo transido de aristotelismo y especulación escolástica, expone entonces cómo los elementos, los constituyentes del mundo sublunar, se corrompen mutuamente de modo continuo originando recíprocas acciones de expulsión, impulsión y atracción («si el húmedo del aire corrompe la sequedad del fuego, en aire lo convierte. De este modo se engendran los vapores que por la calidad aérea suben por su esfera hasta topar antiparistesim17 del frio, el cual corrompiéndole el calor, lo torna en agua, que es la que llueve: y de esta misma manera se hacen las exhalaciones predominando el calor y el seco, los cuales subiendo por el aire o se encienden por antiparistesim de la media región que es fría y ahí se hacen las impresiones Meteorológicas, o el aire como mas poderoso en su esfera, corrompiendo el seco de la exhalación, la convierte en aire y la deshace.») y, sorprendentemente, concluye taxativamente que «se ve cómo el Sol y las estrellas, no son los que a través de la región elemental atraen hacia arriba los vapores y exhalaciones». Se apoya también en Plinio y su consideración de que la fuerza de las estrellas reprime las cosas terrestres que suben al cielo, en Girolamo Cardano (1501-1576), que da una interpretación en términos de cualidades que originan la atracción o repulsión en la generación del movimiento de la eolípila que diseñara Herón de Alejandría en el siglo I y en Scalígero (1484-1558), un aristotélico radical y anticopernicano.

82 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
17 Ver nota 15.

Altamente curioso en estas argumentaciones es el apoyo de que se sirve en las consideraciones de Nicolo Tartaglia18 sobre el poder atractivo de las piezas de artillería calientes tras el disparo, atracción que puede llegar a provocar que el ánima del cañón succione tierra cercana o incluso animales pequeños e imprudentes. Pero concluye que el aire no atrae por sequedad, sino por privación y falta de materia y exceso de forma para su proporción, actuando por razón del vacío provocado por la salida del aire, vacío que no puede haber en la naturaleza.

Hace disquisiciones sobre la atracción entre la piedra imán y el hierro, atribuyendo la propiedad de atraer a una sustancia espiritual aérea que de continuo se genera debajo de los polos y que, por simpatía del curso solar mantiene un eje fijo que en la Tierra corresponde con el del zodíaco.

Todo lo anterior lo lleva a cabo la naturaleza mediante la disposición de los cuerpos celestes en estos cuatro elementos: son el Cielo, el Sol y las estrellas los que con el concurso del movimiento, la luz y la influencia, obran en los elementos, calentando, enfriando, humedeciendo o secando, como causas segundas universales y aún como causas próximas (propincuas) y particulares. No son el Sol y las estrellas quienes atraen, sino que disponen de manera las materias que ellos, de por sí, hacen todas las alteraciones. Aduce algunas afirmaciones más para apoyar su postura sobre la incapacidad de los cuerpos celestes de ejercer atracción sobre los elementos y, por tanto, la del cielo de sustentar materia celeste, finalizando con dos razones más «demostrativas» de cuanto ha venido diciendo: si fueran el Sol o los planetas quienes hicieran subir la exhalación, ésta habría de quedarse en su entorno y no en el cielo de las estrellas fijas donde la estrella nova de 1604 se encuentra, lo mismo que lo hizo la de 1572; la segunda razón plantea que si los cometas fueran exhalación deberían aparecer en línea recta del centro a la circunferencia y no en círculo como se probó en el cometa de 1577 estudiado por Tycho Brahe y que tuvo por centro de su movimiento el mismo Sol (tal como se muestra en la figura que se incluye en el manuscrito).

Turriano da así un salto más al colocar las estrellas nuevas y los cometas en el cielo de las estrellas fijas, cosa que afirma con rotundidad sin aportar más pruebas de las que ya se habían manejado en los momentos de sus respectivas apariciones y a lo largo de las publicaciones a que dieron lugar. Así considerado, podría Turriano ahorrarse gran parte del contenido de su manuscrito e ir directamente a meditar sobre cómo organizar el mundo celeste. Pero veremos que no se adscribe a ninguna de las opciones modernas.

83 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE
18 La formación de Leonardo Turriano como ingeniero militar prácticamente le obligaba al conocimiento de la Nuova Scientia (1557), obra de Nicolo Tartaglia, fundamental en la historia de la constitución de la teoría cinemática, aunque quizás traída a cuento en esta ocasión de modo un tanto forzado.

Una prueba definitiva del conocimiento directo que Turriano tenía de la obra de Tycho Brahe sobre la nova de 1572 y el cometa de 1577 se puede deducir de lo escrito en el capítulo 10 de esta primera parte, en el que basándose en referencias de Plinio sobre «los antiguos», a Ptolomeo y a Copérnico, presenta la histórica dificultad de resolver con precisión el movimiento de Marte y sus variaciones de brillo y tamaño aparente19

Comenta que Copérnico pretendió resolver estas dificultades colocando el sol en el centro de todos los orbes, pero afirma que lo mismo se puede explicar recurriendo a Ptolomeo y el sistema geocéntrico, por lo que recurre a Tycho y sus observaciones de Marte, que sitúan a este planeta, cuando está en oposición al Sol, a una distancia casi un tercio menor de la que está el Sol, a partir de lo que infiere la imposibilidad de que el orbe de las revoluciones de Marte pueda estar siempre («totalmente» escribe Turriano) sobre el del Sol, es decir ser uno de los tres planetas superiores, según la terminología geocéntrica y en función de sus diversos aspectos y paralajes, concluyendo entonces Tycho que los orbes de Marte y el Sol deben intersecarse en algunos momentos. Esa es la razón que llevó a Tycho a negar definitivamente la existencia de los cristalinos orbes en los que se movían los entes celestes, ya que desaparecidos el del Sol y Marte, no había razón alguna para mantener los demás, aunque los cálculos no los hicieran entrecruzarse. Por si no hubiere razón suficiente para esta negación de la estructura celeste, el cometa de 1577, profundamente observado y estudiado también por Tycho, puso de manifiesto que su trayectoria irremediablemente habría de atravesar los orbes de Mercurio, Venus y el mismo Sol. Todo lo cual lo hace saber Tycho en su obra de 1588, «De mundi aetheri recentioribus phaenomenis Liber Secundus». Es en este texto donde Tycho expone lo que desde entonces es conocido en la historia de la astronomía como sistema de Tycho otychónico, y que, resumidamente, se puede describir como una combinación de geocentrismo y heliocentrismo, de modo que el centro estático del Mundo sigue estando ocupado por la Tierra, pero el resto de los planetas giran alrededor del Sol, a la vez que este lo hace en torno a la Tierra. Tycho incluye

19 La solución al, efectivamente difícil pr oblema de determinar con precisión la órbita de Marte, tendría que esperar al genio de Kepler, quien en su obra de 1609, Astronomía Nova o Física Celeste relata en su dedicatoria al Emperador Rodolfo «su lucha contra Marte» en términos épicos y militares, y que reproducimos por lo ilustrativa que resulta: «Traigo a su Majestad un noble prisionero, consecuencia de una guerra laboriosa y difícil, emprendida bajo vuestros auspicios... Nadie hasta el presente había triunfado tan plenamente sobre todos los inventos humanos; en vano los astrónomos lo habían preparado todo para la lucha; en vano habían puesto todos sus recursos y tropas en estado de alerta. Marte, burlándose de sus intentos, destruyó sus máquinas y arruinó sus esperanzas; tranquilo, se parapetó en el impenetrable secreto de su imperio, ocultando sus movimientos a las investigaciones del enemigo... En cuanto a mi, debo ante todo elogiar la actividad y entusiasmo del valiente capitán Tycho Brahe... Sus observaciones, que me legó, me han ayudado a superar este miedo vago e indefinido que se experimenta ante un enemigo desconocido... Durante la incertidumbre de las batallas, nuestro campo se ha visto desolado por numerosos fracasos. La pérdida de un jefe ilustre, la sedición de las tropas, las enfermedades contagiosas, todo contribuía a aumentar nuestras calamidades. Las felicidades y desgracias domésticas robaban a los asuntos militares un tiempo precioso... Los soldados, privados de todo desertaban en masa; los nuevos reclutas no estaban acostumbrados a las campañas y, para colmo de desgracias, faltaban los víveres. Finalmente el enemigo se resigna a la paz y, empleando como intermediario a su madre, la naturaleza, me envía la confesión de su derrota, se entrega prisionero, y la aritmética y la geometría lo escoltan sin resistencia hasta nuestro campo… ».

84 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

en su libro la figura con ese esquema y es la misma que incorpora Turriano a su manuscrito. Una solución de compromiso por parte de Tycho, quien debe equilibrar su postura manteniéndose equidistante entre la oposición religiosa al copernicanismo y la evidencia observacional.

Finalmente arguye Turriano, sin citar las fuentes de que hace uso como es bastante común en este manuscrito, que esta propuesta de Tycho y la definitiva desaparición de los orbes, viene favorecida por el hecho de que la cada vez mejor conocida excentricidad de la órbita solar (en la perspectiva geocéntrica) obligaría a dotar al Sol de más movimientos, sean epicíclicos o deferentes, lo que Turriano considera una indignidad y, por añadidura, acabaría, a medida que aumentara la precisión de las observaciones, en un caos de esferas en los cielos.

Aceptando la crítica de Tycho, cuya negación de la existencia de los orbes celestes será otra brecha por la que el universo aristotélico ptolemaico haría agua hasta su definitivo desmoronamiento, Turriano no se hace sin embargo partidario declarado del mismo, sin que de ello ofrezca razones explícitas.

Y pasa entonces a considerar las propuestas copernicanas (Cap.11-14), a las que ve fundamentadas en la necesidad de acabar con una descripción astronómica que paulatinamente se había ido separando de la base filosófica y cosmológica con la que se había presentado su formulación casi desde Aristóteles.

Copérnico, describe Turriano, trata de dar cuenta de las variaciones de brillo y aspectos, de las retrogradaciones planetarias y, en general, de todas aquellas «disformidades» de las que, al dictado de Platón, hubo que dar cuenta «salvando las apariencias», es decir, no usando para ello más que el movimiento circular y uniforme, único que, por naturaleza, convenía a los cielos. Y para ello supone fija la octava esfera, aquella en la que se encuentran las estrellas que venían cumpliendo una revolución diaria, y coloca al sol, inmóvil, en el centro del mundo. La Tierra, acompañada de la Luna, ocuparía

85 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE
Tycho Brahe, De mundi aetheri recentioribus phaenomenis liber secundus , Praga, 1603. Library of Congress, Rare Book and Special Collections Division.

entonces, tras Mercurio y Venus el cuarto lugar, dotándola además de tres movimientos distintos y simultáneos: uno de rotación sobre sí misma de poniente a levante, otro anual a lo largo de la eclíptica y un tercero que sería un movimiento anual del propio eje norte-sur de la Tierra, a fin de mantenerse constantemente paralelo a sí mismo y dar cuenta de este modo de la aparición de las estaciones y la variación de la duración de días y noches a lo largo del año. Y comenta que este esquema es concorde con lo dicho en el anterior capítulo acerca de la necesidad de explicar la excentricidad del Sol y la intersección de los orbes de Marte y el Sol. Pero inmediatamente declara que no aprueba las hipótesis copernicanas, lo que demostrará en el capítulo que sigue.

Pese a que este esquema copernicano casi desde su aparición, aunque obviando su propuesta cosmológica, había sido utilizado, por las facilidades y mejoras que ofrecía, para el cálculo y elaboración de tablas astronómicas —las Pruténicas, p. ej.— y que había sido objeto de enseñanza en algunas universidades españolas20, no es aceptado por Turriano, que rechaza esta organización cosmológica. Lo explica en los últimos capítulos de esta primera parte, en los que se concentra en probar geométricamente que sacando a la Tierra del centro del Mundo, cualquier distancia que sea alejada del mismo en su trayectoria u órbita, haría que el horizonte de un observador en cualquier punto de su superficie, no intersecaría la octava esfera, la de las estrellas fijas, en dos semiesferas iguales. Y para un observador situado en un punto simétrico al primero, sucedería lo mismo, con lo que existiría una «franja ciega» que no sería asequible a la observación para esos observadores.

Esta deducción la lleva a cabo suponiendo que la distancia del centro del mundo, supuesto el Sol en él, hasta la esfera de las estrellas fijas es «según la común opinión» de 45225 semidiámetros terrestres y la distancia Tierra-Sol de 1121 y 7/20 semidiámetros, con lo que el radio de la esfera celeste sería casi 39 veces mayor que el de la órbita de la Tierra alrededor del Sol.

Toma Turriano por aproximación la proporción como 38,5 y entonces comete un error: divide los 90º de la «cuarta parte de toda la circunferencia» entre esta proporción obteniendo arcos de 2,15º

20 F undamentalmente en la de Salamanca en la que figuró en los «programas» (a elección de los alumnos) desde el año 1561 hasta 1616, en que se comunica a todas las universidades del orbe católico que la Sagrada Congregación del índice declaraba la teoría copernicana contraria a las Sagradas Escrituras. No obstante esto, el «Libro de Visitas a Cátedras», libros en los que se especificaban las materias dadas y los textos que se manejaban, no aparecen referencias a Copérnico en todos esos años.

Para lo relativo a la difusión en España de la obra de Copérnico, se pueden ver los trabajos seminales de V. Peset Llorca, «Acerca de la difusión del sistema copernicano en España», en: Actas del II congreso de Historia de la Medicina Española, Salamanca 1965; J.M. López Piñero: La introducción de la Ciencia Moderna en España , Barcelona, 1969; E. Bustos Tovar: «La introducción de las teorías de Copérnico en la Universidad de Salamanca», Revista de la RACEFN , t. lxvii, Madrid 1973, y M. Fernández Álvarez: Copérnico y su huella en la Salamanca del barro co, Universidad de Salamanca, 1974.

86 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

(extrañamente indica que el resultado es 2 y 3/19º, que no coincide exactamente con las 38,5 partes de 90º), lo que significa que el observador en una Tierra desplazada del centro del mundo a la distancia indicada por Turriano (1121 semidiámetros de la Tierra) «perdería 2 y 3/19º de semiesfera celeste», lo que, como él mismo indica, efectivamente «no se puede perder ni reputar como un punto» en ninguna observación.

El error cometido al que más arriba me refería habría consistido en dividir el arco de 90º en segmentos correspondientes a la razón de 38,5 (la existente entre los radios celeste y de la órbita terrestre), ya que la división debería hacerse en el semidiámetro «bl» del orbe celeste (ver figura en p. 49 del manuscrito) en segmentos iguales que determinarían arcos desiguales en el cuadrante dividido (que se irán haciendo menores a medida que se acercan al diámetro «ac»). Si se corrige esto y se calcula el seno del ángulo buscado por Turriano, que estaría relacionado con una de las 38,5 partes del semidiámetro de la esfera celeste, no sería el obtenido antes, sino de 1º29’, prácticamente la mitad de la estimado por nuestro autor, aunque tampoco esa cantidad se podría «perder ni reputar por un punto o nada en ninguna observación».

¿Significa esto que el razonamiento de Turriano debe ser aceptado y constituir una prueba contra el esquema copernicano? Pues depende de que se acepten valores de las magnitudes que ha utilizado en sus cálculos. De las mismas solo nos informa, como en ocasiones anteriores, de que son de la común opinión.

Esta aparente contradicción señalada por Turriano, entre la aceptación de la movilidad de la tierra y las observaciones astronómicas fue prevista por Copérnico, quien se vio forzado para evitarla a aumentar las dimensiones de la esfera estelar, cuestión a la que se dedica en el capítulo 6º del Primer Libro del Revolutionibus Orbium Coelestium. Copérnico lo razona de manera que puede presentarse como sigue: cualquier pareja de puntos diametralmente opuestos en la esfera celeste, deberían cumplir, si el horizonte de un observador bisecara la esfera celeste en dos semiesferas iguales, que la salida por el horizonte de uno de ellos coincidiera con el ocaso del otro en un punto simétrico diametralmente.

Pero una observación no puede afirmar taxativamente, p. ej., que el punto equinoccio de primavera sale «exactamente» cuando se oculta el del equinoccio de otoño (o cuales quiera otros puntos simétricos en el firmamento)21.

un

87 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE
21 Para detallado análisis de estos pormenores, se puede consultar Khun, T.S., La revolución copernicana , Ed. Ariel, 1978.

Las observaciones a simple vista se limitan a una estimación de una diferencia de entorno a 1º entre la aparición y el ocaso de dichos puntos simétricos. De hecho, con la mejora de los aparatos de observación (y la consideración aproximada de los efectos de la refracción, p.ej.) podría dicha observación mostrar una diferencia que se rebajara a 6’ de arco entre los dos momentos de aparición y desaparición por el horizonte de puntos simétricos. Esta precisión puede considerarse en el entorno de la máxima alcanzable a simple vista en los finales del siglo xvi.

Ello permitiría concluir que, en esas condiciones, ningún observador terrestre podría estar a una distancia del centro de la esfera celeste superior a una milésima del valor de su radio. El aumento de la exactitud observacional incrementaría paralelamente la reducción de la distancia al centro. Es decir, la observación solo obliga a mantener la Tierra en el interior de una distancia suficientemente pequeña del centro de la esfera estelar, y dentro de esos límites, no se violarían las apariencias de bisección del orbe celeste por el horizonte del observador. Si la determinación de la observación fuese de 0,1º, entonces a partir de un radio de la esfera celeste mil veces mayor que el radio de la órbita de la Tierra alrededor del Sol, sucedería lo expresado.

Y ese es el argumento de Copérnico: si se conocen las dimensiones de la órbita terrestre (la distancia Tierra-Sol, estimada desde Aristarco paulatinamente con mayor exactitud) y el grado de detalle de las observaciones terrestres, se podrá atribuir un límite al tamaño mínimo de la esfera de las estrellas.

Copérnico no disponía de esa precisión, pero Tycho Brahe sí. El astrónomo danés, el más exacto antes de la aparición del telescopio, consiguió superar la de 0,1 º, con lo que, un coetáneo de Turriano, podría sin dificultad haber visto como plausible la propuesta copernicana, ya que, si Aristarco había estimado en 1528 semidiámetros terrestres la distancia al Sol, lo expuesto más arriba, haría establecer en torno al millón y medio de semidiámetros terrestres el radio de la esfera estelar. Turriano está razonando a partir de estimaciones («de la común opinión») de 45.000 semidiámetros.

Lo que hace Copérnico, por tanto, es dar posibilidad al movimiento de la Tierra. Si a eso se le añade lo ya dicho sobre las mejoras que ofrecía su sistema a la hora de facilitar los cálculos astronómicos y, para la sensibilidad de los que desde el principio se hicieron partidarios suyos, la importancia de haber creado una organización astronómica en la que la alteración de una parte repercutía en otras desequilibrándolo enteramente, así como el hecho de que, por vez primera en la historia de la astronomía se ofrece una explicación numérica y necesaria del ordenamiento planetario, cuestión que

88 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

nunca antes estuvo definitivamente saldada, se entiende que en quienes se adhirieron prontamente a la hipótesis heliocéntrica, hubieron de pesar casi definitivamente consideraciones relacionadas con la armonía del conjunto, tan caras para una parte de los renacentistas22.

No parece que fuera el caso de Turriano, quien en el siguiente corto capítulo y a partir de sus resultados en el anterior, razona complejamente sobre la imposibilidad, dada la existencia por él predicha de una franja «oscura» de 4,36ºentre los horizontes de dos observadores simétricos en la Tierra, de que los polos del mundo permanecieran fijos, ni se podría, por tanto, salvar la inmovilidad del mundo.

Con todo ello, presenta el capítulo final de esta primera parte, estableciendo definitivamente que no se pueden salvar las apariencias de los planetas con los orbes tal como los organiza y presenta Copérnico. Una radical afirmación que no había planteado con el sistema de Tycho.

¿Cuál es entonces la postura astronómica de Turriano? ¿A qué sistema se adhiere? ¿Cuál es la propuesta astronómica de Turriano? ¿Tiene Turriano alguna propuesta astronómica? En mi opinión, no. El manuscrito es un tratado sobre el firmamento y su constitución. Es decir, de filosofía natural. No de astronomía. Y aunque ello le lleve a discutir e ir en contra de las propuestas aristotélicas históricamente dominantes, lo es esencialmente en contra de algunos de sus fundamentos filosóficos más que de los mecanismos explicativos de los fenómenos celestes. A pesar de la íntima y necesaria relación entre la explicación de la constitución de los cielos y su organización y funcionamiento mecánico, parece no poder, no querer o no atreverse a manifestarse en relación a la segunda, a pesar de sus críticas a la primera.

LIBRO SEGUNDO: LAS ESPECULACIONES DE UN RENACENTISTA

En el «Segundo Libro» del manuscrito las consideraciones astronómicas y novedades celestes producidas en los 30 años anteriores a la posible redacción de este texto son dejadas atrás, o al menos de lado, pues solo brevemente al final de mismo aparecen. Turriano centra su atención en el problema cosmológico, es decir, en la especulación filosófica sobre el origen y la constitución de los cielos y la materia de que pueden estar hechos. De modo que la lectura de esta segunda parte del manuscrito hace aparecer ante el lector el auténtico interés de Turriano, que no es, tal como en el primer libro podría haber parecido, la astronomía y las novedades celestes, sino la filosofía natural. Ciertamente

89 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE
22 Ver págs. 4 y 20.

que el título de la obra es De la idea del Firmamento, pero intitular el primero de los libros que lo componen «Tratado de la nueva estrella…» pudo hacer pensar al lector que se encontraría ante una obra esencialmente astronómica, o al menos, fundamentada en novedades y avances en este campo que, como hemos visto, fueron bastantes y de una importancia decisiva para la constitución tanto de una nueva astronomía como de una distinta perspectiva filosófica en relación a la ordenación del cosmos.

En el primer libro se ha podido ver que, efectivamente, en cierta medida así enfocó sus meditaciones Turriano, pero en esta segunda parte centra su atención en la pura especulación filosófica para lo que se apoya esencial y abrumadoramente en citas y referencias bíblicas y de toda la tradición patrística y profética, al lado de otras antiguas, medievales y renacentistas.

Si se comparan el número y la procedencia «intelectual» de todas ellas en el primero y segundo libro, se observa inmediatamente lo que se acaba de apuntar. Este despliegue espectacular nos pone en presencia de una extraordinaria erudición que bien puede hacernos considerar al personaje sin duda como un humanista y hombre del renacimiento y al manuscrito en su conjunto como una muestra del espíritu de la época, pero en el que pesan más los argumentos que le permiten estar a bien con el mantenimiento de la autoridad religiosa, también en este campo de la filosofía natural. Todo ello pensando en que quien escribe es un ingeniero militar, en clara madurez intelectual, no lejos de su muerte y en un país dominado por una monarquía contrarreformista.

Turriano, sin implicarse o decidirse por ninguna de las propuestas astronómicas de su contemporaneidad (tal como se vio en el Libro I), ha hecho uso de avances astronómicos y empleado las consecuencias de los mismos para la crítica (o incluso abandono) de algunas de las consideraciones más clásicas de la filosofía natural (sobre la corruptibilidad de los cielos, p.ej.). Pero una vez hecho esto, aunque lo usará como apoyo aislado y de menor entidad frente a las fuentes no astronómicas, en este segundo libro (por ejemplo en los capítulos 5 y 9, y en menor medida en el último), reformulará la filosofía natural relativa a la constitución de los cielos, tal como anunciaba el título global del manuscrito, mirando y dando por buenas las justificaciones no provenientes de la actividad astronómica.

Y así, haciendo referencia a las inmortales controversias entre «naturales y astrónomos» y tras haber tenido en cierta manera en cuenta en el primer libro las novedades y consecuencias de las observaciones y cálculos hechos por los segundos, en esta parte, se dedica, casi con exclusividad, a lo que dicen, y él acepta, los «naturales».

90 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

De modo que entra pronto en especulaciones y afirma que «La materia que Dios de la nada crio para formar este mundo —y que Moisés llamó Cielo y Tierra, por cuanto en ella Dios hizo ambas cosas— cuadra mucho al entendimiento haber sido el agua», aunque añade, un tanto sorprendentemente, que nada se puede dar por cierto sobre lo que Moisés diga sobre la materia del firmamento, ya que queriendo Dios que el hombre tuviera de estas cuestiones muy poca noticia, se habría reservado para sí la «ciencia de ellas» (Cap.1).

A lo largo del texto presenciamos cómo Turriano da carta de autoridad (aunque contradictoriamente acabamos de hacer notar una ocasión en que la limita), no solo a la Biblia, a los textos de los profetas y la Patrística, sino que acepta también las descripciones llenas de sugerentes (y apropiadas a su interés filosófico) metáforas poéticas de escritores clásicos y renacentistas aceptándolas como hechos acerca de la constitución de los cielos y entes celestes23.

En las escasas ocasiones en las que Turriano «recupera» las argumentaciones astronómicas, se ratifica en contra de las posturas de Copérnico y Tycho, juzgando que ambos pudieron equivocarse, por parecidas razones, a la hora de explicar las diferencias de tamaño, sobre todo observable en los planetas superiores, y recurriendo para rebatir sus posturas a «autoridades» como Scaligero, que solo tangencialmente trata de estas cuestiones en sus Exercitationes…(1557), o el Epitome in Almagestum

23 Ovidio: «la fuerza ígnea y sin peso del conv exo cielo brilló con luz trémula y se hizo un lugar supremo en la altura… » (Metamorfosis, Libro I ); Torcuato Tasso, al relatar el sueño de Godofredo, lo describe de modo que «pareciole en un cielo estar sereno, de llamas áureas adornado y lleno…» (Jerusalem Libertada, Canto 14 ) o Dante, en el Canto Segundo del Paraíso: «Yo creí de nube estar ceñido, pulida, espesa, sólida y luciente como diamante por el Sol herido…»

91 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE
Gustavo Doré, ilustración para La Divina Comedia (Paraiso, Canto XXXI), de Dante Alighieri.

de Regiomontano (a quien Turriano cita como Juan de Montenegro), obra que no dejaba de ser un compendio escolar, un resumen de la astronomía ptolemaica que Regiomontano compuso a partir de los trabajos de su maestro Peuerbach.

También lo hace cuando vuelve sobre el tema, ya tratado (de manera menos filosófica) en el libro primero, de la corruptibilidad del cielo (cap. 5). Achaca a Tomás de Aquino y Agustín de Hipona el trato «venturoso» que tuvieron con Aristóteles el primero y Platón el segundo, lo que fue causa del abandono de la corruptibilidad de los cielos sostenida por los antiguos, escritores bíblicos y profetas esencialmente (se apoya incluso Turriano en el segundo de los Oráculos de la Sybila), y negada por los dos filósofos.

Es un capítulo extenso y plagado de citas que abarcan la historia de la filosofía y las religiones y en el que, como dato histórico y fiable de la evidencia de las alteraciones que se dan en el firmamento, recurre a citas indirectas de Hiparco, a través de Plinio, de Platón, en los comentarios que Marsilio Ficino24 hace en su traducción del Timeo o, sobre todo, por ser una autoridad cristiana, de Agustín de Hipona en la referencia de éste en la Ciudad de Dios a lo descrito por Marco Varrón25. Pero esto poco importa al poder de Dios porque «siendo corruptible lo puede preservar de la corrupción, como siendo incorruptible, deshacerle y hacer otra cosa de él». Y considera que este punto de la concurrencia de la voluntad de Dios con la corrupción del mundo es algo que merece ser tratado en filosofía. Lo hace a lo largo de las siguientes páginas en nueve argumentaciones en las que combina la necesidad de ser corruptible si se tuvo principio (como hubo de suceder en la creación del mundo), con la asignación de la causa de los movimientos celestes a Inteligencias o ángeles, necesarios ya que los cielos no son animados o movientes por sí mismos, lo cual «tenemos de fe por determinación del quinto Sínodo general Constantinopolitano»26

Lo extraño es que Turriano en este capítulo sobre la corruptibilidad celeste haga aparecer de modo apenas destacado, y casi sin hacer uso de ello, lo tratado en el libro I: en las nueve pruebas de esta corruptibilidad

24 M arsilio Ficino, a quien Turriano cita con cierta frecuencia y en cuestiones de interés, había supuesto la irrupción en la Italia renacentista de la filosofía hermética, de la puesta al día de la «sabiduría antigua» y del platonismo; tradujo y difundió textos en los que se presentaba una continuidad desde Moisés hasta sus días de un conocimiento de las raíces y los «auténticos mecanismos» del mundo. La línea de trasmisión pasaría por los sabios egipcios (Hermes Trimegistos) y también por Pitágoras y Platón. No por Aristóteles. Ficino es, sin duda, uno de los artífices del humanismo que desde Italia salta al resto de Europa inundándola de hermetismo y gusto por los filósofos antiguos, de modo que su labor contribuyó en gran medida a restar autoridad al aristotelismo imperante en todas las ramas del saber.

25 S egún de Marco Varrón « sucedió en el cielo un maravilloso portento, porque en la ilustrísima estrella de Venus, que Plauto llama Vesperugo y Homero Héspero, Castor describe que se advirtió un portento tan singular, que mudó de color, magnitud, figura y curso, cuyo fenómeno, ni antes ni después ha sucedido».

26 p . 94 del Libro II del manuscrito.

92 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

que presenta, la menos extensa es la única en la que aparecen, junto a las citas comentadas de Plinio, Ficino y Varrón, las pruebas físicas de esa corruptibilidad basadas en las observaciones de Tycho de la nova de 1572 y el cometa de 1577, junto a la nova de 1604 que Turriano mismo comenta en el Libro Primero.

Podríamos preguntarnos entonces acerca de la necesidad de estas referencias y qué valor ha dado Turriano, en realidad, a las pruebas fácticas, de los «astrónomos», si tiene que acompañarlas con farragosos y reiterativos argumentos especulativos basados en autoridades no «científicas».

Por otro lado, esta corruptibilidad de los cielos, «demostrada» ya por Turriano, no lleva sin embargo aparejada la de los entes que se encuentran en el firmamento como planetas y estrellas, ofreciendo un argumento contradictorio pues sostiene que a pesar de haber sido creados de «nobilísima materia y forma», no dejan de ser corruptibles, por lo que ha de ser el mismo Dios quien se dedique a su conservación y reparación, de modo que haga su existencia ausente de alteración. Hasta tal punto defiende esto Turriano que, frente a lo sostenido en páginas anteriores en relación a las alteraciones y desapariciones temporales de planetas y estrellas, avaladas por Varrón, Ficino o Plinio, equipara ahora (Cap.6) estas a «milagros», como el pararse el Sol en tiempos de Josué o el retroceso del Sol ordenado por Dios para prolongar la vida del Rey Ezequías, en todo lo cual no hubo alteración de la estrella sino que , aduce, fue causado por «el Ángel que a Dios obedece y que los mueve».

A pesar de todo lo anterior, Turriano concede algún tipo de alteración en los cielos («dentro de su misma profundidad»), aunque no las concreta, teniendo, sin embargo, estos cambios origen en la propia materia celeste, aunque para ser efectivo agente de cambio ha de tener «su virtud más junta», por lo que ha de esperarse a que se den las conjunciones de los planetas superiores27, o se produzcan eclipses. Ninguna de dichas posibles causas es frecuente, lo que unido a que «las distancias de nuestro órgano visual a cualesquiera partes profundas del cielo son tan grandes» tiene como consecuencia que todas estas alteraciones rara vez podrán ser observadas.

Tal como se expresa en el Génesis defiende Turriano la existencia de tres cielos, el Empíreo, el Cristalino o Ácueo y el Firmamento. Ello es así por razón de la semejanza que deben tener con su

27 C uando dos o más planetas se encuentran en la misma longitud, sea respecto de la Tierra o del Sol, se dice que se encuentran en «conjunción». Es decir, se les ve muy cercanos entre sí en el cielo nocturno y desde la antigüedad estas citas periódicas (más raras cuanto más alejados están y cuanto mayor es el número de planetas que confluyen) han tenido la consideración de situaciones extraordinarias en el «aspecto» de los cielos, asignándoles influencias especialmente intensas. Por ello, se conocía bien que las conjunciones de Júpiter y Saturno, llamadas «Grandes Conjunciones», se producían cada 20 años aproximadamente y que cada vez sucedía sobre un fondo estelar distinto que, no obstante, era el mismo después de 800 años.

93 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE

hacedor y gozar así de la Trinidad. La Trinidad divina se expresa en el mundo a través de tríadas que conforman el mundo: latitud, longitud y profundidad; materia, forma e influencia, y sobre todo «peso, número y medida».

Esta última terna ha aparecido reflejada en la historia de la cultura occidental en distintas ocasiones, de las que traeremos aquí dos de ellas por la relación que tienen con el personaje de Turriano, con su entorno y con la época. En el Monasterio de El Escorial, un edificio que probablemente constituyó un intento de recreación del Templo de Salomón, existe una biblioteca magnífica cuyas paredes y bóveda están decoradas con frescos que presentan a personajes y aspectos mágicos, ocultos, cabalistas y alquímicos que, aunque pretendieran una conciliación entre la ortodoxia cristiana y la tradición hermética pag.ana, sin duda estuvieron presentes de manera significativa en la corte de Felipe II, el rey que educó a Rodolfo II y trajo de aquella corte a Leonardo Turriano, el rey que se llegó a considerar a sí mismo como un segundo Salomón. También en los frescos de la biblioteca se encuentran introducidas las configuraciones planetarias de los momentos más relevantes de la vida del monarca.

Y entre estos frescos se puede ver una escena que representa a Salomón, el Rey sabio por excelencia, junto a la Reina de Saba. En ella, escritas en hebreo en la caída del tapete de la mesa que ocupan ambos personajes, se muestra la sentencia que enuncia «todo lo hizo el señor con número, peso y medida», tal como se enuncia en el Libro de la Sabiduría (11:20) del Eclesiastés.

94 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
Pellegrino Tibaldi, Fresco de «Salomón y la Reina de Saba », 1586. Monasterio de El Escorial. Biblioteca. Wikimedia Commons.

Copyright: Courtesy

95 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE
Grabado de Francesco Curti para Almagestum Novum de Giovanni Battista Riccioli, Bologna, 1651. History of Science Collections, University of Oklahoma Libraries.

La capacidad enunciativa y la concepción que trasmite sobre la estructura racional del mundo fue a lo largo de siglos tan incontestable, que la misma sentencia la encontramos en un texto astronómico de mediados del siglo xvii. Se trata de un bellísimo grabado que ilustra la obra Almagestum Novum, del jesuita Giovanni Battista Riccioli (1651), en el que se presenta una balanza en la que se «pesan» los esquemas organizativos de los sistemas astronómicos de Copérnico y de Tycho Brahe: se encuentra desnivelada a favor del sistema ticónico, preferido de los jesuitas, como ya se ha comentado en otro lugar. Por encima de esta balanza y culminando el grabado se presenta la «mano creadora de Dios» de la que emanan las características fundamentales de su acto creativo: Numerus, Mensura, Pondus. Los tres dedos divinos, a modo de trípode estable a partir del que dar forma a la informe materia, construyen un mundo cuyo conocimiento sólo se desvelará si se tienen en cuenta estas consideraciones.

Puede verse también en la mencionada biblioteca de El Escorial otro fresco en el que se relata la experiencia del Rey Ezequías que, enfermo en la cama, recibe la noticia de haberle concedido Dios quince años más de vida y contempla con un gnomon el correspondiente retroceso del Sol, acontecimiento al que también se refiere Turriano y que ya ha sido comentado.

Los tres cielos, que Turriano declara ser de fe, tuvieron grandes añadiduras por parte de «filósofos y matemáticos», orbes, epiciclos, ecuantes, excéntricas… pero todas estas herramientas «no son de fe ni de la Sagrada Escritura, ni se pueden tener en buena filosofía», por lo que se puede prescindir de la mayoría de ellas, como ya Turriano declara haber probado en el desarrollo del Libro I, al aceptar de Tycho Brahe, que el hecho de no poder los orbes del Sol y de Marte cruzarse, habría que desecharlos a ambos, y en consecuencia a todos los demás que arrastraban a los planetas. El mantenimiento de todos estos constructos se ha debido a la persistencia y empeño en pretender salvar la incorruptibilidad de los cielos, y nada de ellos es necesario si se niega y demuestra, como Turriano da por hecho.

La perspectiva renacentista puede rastrearse con facilidad en el manuscrito de Turriano en el capítulo noveno, en el que trata de los movimientos de los cielos y parece que se atreve a expresar su opinión o propia explicación (pues no ofrece, en contra de lo que ha venido haciendo a lo largo del texto, referencias concretas como respaldo de autoridad a lo que escribía) acerca de cómo son estos movimientos y el modo en que se generan. Una vez establecida por la autoridad de la Biblia, que los cielos son tres, Turriano asocia al Empíreo la figura cúbica, figura no acomodada al movimiento, sino a la estabilidad y firmeza, moviéndose dentro de este primer cielo en círculo, el cielo Ácueo, que es también el Primer Móvil, y a continuación el Firmamento con todas las estrellas. Expone entonces la que podríamos

96 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

considerar su teoría, que es «contra la opinión común», y que sostiene que el movimiento de los cielos se debe a su propia calidad y naturaleza dadas por Dios, sin el concurso de Inteligencias asistentes: el movimiento del primer móvil, esférico, se produciría por enemistad natural al huir el cielo ácueo esférico y frío de su contrario cúbico, ígneo y estable. Y este primer móvil influye asimismo en el firmamento, por cuya enemistad, él mismo y las estrellas que contiene, se mueven. Los planetas se moverán por la misma razón, antiperístasis, aunque exceptúa el movimiento del Sol de esta explicación (por tanto lo asume como que se mueve) a causa de su nobleza que hace inconcebible que pueda ser movido por la existencia de un contrario.

A pesar del movimiento que concede al Sol, coherente con su postura anticopernicana, lo considera «Sol Auriga que a todos -los planetas- gobierna», lo que permite aventurar una preferencia no confesada explícitamente por el sistema astronómico de Tycho.

Pero no es esta manifestación de su propia postura sobre un tema acerca del que hubo mucha «caterva de opiniones» lo que refrendaría también considerar a Turriano una personalidad tipo de la época que le tocó, sino más bien el recurso a la figura cúbica a la hora de asignar al cielo Empíreo una quietud plena de perfección, aunque capaz de originar, como se acaba de ver, el movimiento del segundo cielo.

Volvamos al Monasterio de El Escorial a fin de ilustrarlo. Dentro del monasterio, la iglesia posee un coro cuya bóveda se encuentra ilustrada por un grandioso fresco, obra de Luca Cambiaso, en el que se ofrece la representación de la Santísima Trinidad con una característica realmente inusual: la Trinidad aparece con una figura cúbica bajo sus pies. No se encuentra ahí de forma casual. El cubo, uno de los cinco poliedros regulares, es equiparado en el Timeo platónico, simbólica y numéricamente, a la Tierra, el cuarto y más pesado de los elementos constituyentes del cosmos. La tradición platónica, neopitagórica y hermética en el Renacimiento asoció a la Tierra dos figuras perfectas: una esfera visible en cuanto planeta y un cubo invisible como elemento. Ambas formas son atributos de la divinidad. La esfera, visible, móvil y femenina. El cubo invisible, inmóvil y masculino. Juntos representan la unidad, la estabilidad y fortaleza del poder

97 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE
La Trinidad en la bóveda del coro de la iglesia del monasterio de El Escorial. Fresco de Luca Cambiaso.

creador. El cubo, por añadidura, es el producto pitagórico de una triple operación numerológica y geométrica, lo que da completo sentido a que aparezca a los pies de la Trinidad.

El inspirador de estos motivos de simbología hermética fue casi con seguridad el mismo que escribió un Discurso de la figura cúbica, según los principios y opiniones de Ramón Llull. Se trata de Juan de Herrera, el arquitecto que finalizó el monumento, el que fundaría y sería primer director de la Academia de Matemáticas. Juan Herrera profesó el «lulismo» y acompañó a Felipe II cuando en 1580 se dirigió a Lisboa a tomar posesión del Reino de Portugal, viaje en el que pudo ganar al rey para la causa lulista28.

Viniendo de la corte de Rodolfo II, incorporándose a las órdenes de Felipe II precisamente en Lisboa, y habiendo alcanzado la categoría y responsabilidades que alcanzó, no puede descartarse, sino que todo ello lo parece respaldar, la inserción del pensamiento de Turriano en la perspectiva más compleja del Renacimiento que reunió la incipiente nueva ciencia con la asunción de creencias basadas en la religión revelada a través de la Biblia y el acercamiento a los saberes ocultos de la tradición hermética.

Finaliza Turriano el segundo libro, y su manuscrito, volviendo en cierto modo a la meditación astronómica y afronta cómo se engendran las nuevas estrellas y los cometas, admitiendo en primer lugar y de modo taxativo, que ambas especies se encuentran en la región celeste, lo que, dice, se prueba por las paralajes que se observan, es decir las distintas direcciones de observación, y los ángulos que forman entre ellas cuando se observa un objeto lejano desde dos puntos distintos. Se manejaban distintos tipos, paralaje anual, diurna o geocéntrica, horizontal, de altura… etc. Solo en un momento anterior de su manuscrito (p. 17 del Libro I) recurre brevemente Turriano a esta noción fundamental, como método en el trabajo y discusiones matemáticas, para situar una observación astronómica en una de las dos zonas en las que podría suceder: el mundo sublunar, y sería un fenómeno meteorológico, oen el mundo supralunar, y lo sería entonces de tipo celeste, entrando en debate de este modo la corruptibilidad o incorruptibilidad de los cielos. Ya se ha hablado suficientemente de esto.

Propone Turriano que la aparición de novas y cometas nos conduce a considerar que el número de estrellas es infinito, tal como establecen las Sagradas Escrituras, aunque más adelante puntualiza que esa infinitud es solamente en comparación con las 1022 estrellas establecidas por Ptolomeo, con lo que se debe entender ese infinito como un número mucho mayor que las que vemos, pues además «es

98 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
28
Ver René Taylor, Arquitectura y magia. Consideraciones sobre la idea de El Escorial . Siruela, Madrid, 1992.

contrario a toda filosofía dar cuerpos infinitos en lugares finitos», dice Turriano. Este argumento le permite, siguiendo a Séneca, establecer como plausible que estas que se nos aparecen de nuevo, bien pueden ser de las que existían y no se veían, sea causa de ello su lejanía o la necesidad de que para que estos eventos sucedan deben darse conjunción de planetas a fin de que su fuerza los hagan visibles. Pero también puede ser por causas que desconocemos o «porque Dios con ellas quiere dar señales a los hombres», siendo esta otra de las pocas alusiones a la astrología —ya se comentó en relación al Libro I— que aparecen en el manuscrito.

Sin embargo, la variedad de formas que se dan entre los cometas habla indudablemente de su corruptibilidad, lo que le haría admitir que también serían sujeto de corrupción las estrellas nuevas. Sale del atolladero argumentando que podemos dar más fácilmente razón de las causas que del modo, ya que «nuestro entendimiento no es capaz de explicar todo lo que ve, cuanto más de lo que no ve y tiene tan lejos». A pesar de todo lo cual, afirma no ir desencaminado si se atribuye a los planetas la causa del surgimiento de novas y cometas. Con una diferencia: las nuevas estrellas «sin cauda» (sin cola, que no se clasifican como cometas, como la de 1572 o la de 1604, a la que Turriano dice dedicar el primer libro) se mueven junto a las estrellas fijas, sin movimiento propio, mientras que las «caudatas» (con cola, cometas) se mueven alrededor del Sol, «como los demás planetas» (¿una nueva y escondida aceptación del sistema astronómico de Tycho?), lo que puede ser a causa de que la responsabilidad de las primeras sea de los planetas superiores y de los inferiores y principalmente del Sol, las segundas.

Afirma, por último, en una nueva concesión a la influencia de los aconteceres celestiales en la vida y sucesos en la Tierra, que todas ellas son causadas por «materia influyente» que desciende —y no exhalación que asciende, «como quieren los peripatéticos»— y a la que considera responsable de esterilidades, guerras, pestes y otras calamidades. Y eso harán novas y cometas, al igual que las demás estrellas mientras unas y otros no se deshagan. Y vuelve a usar metáforas y saberes ocultos como argumentos, al menos como corroboración de los suyos, citando a Hermes Trimegisto («Todo lo que desciende de lo alto es creador, todo lo que salta hacia arriba es nutriente, es decir, mantenedor de la vida, vivificante») y a Petrarca («cuando el planeta que las horas cuenta se alberga en Toro nuevamente, virtud cae desde la cuerna incandescente que al mundo da una nueva vestimenta» —Canciones, IX— en alusión a la potencia vivificadora del Sol en el signo de la primavera).

Concluye Turriano su manuscrito haciendo alusión al gran «libro del mundo», cuyas «letras Dios escribió en la pared del Cielo», libro que «todos los filósofos gentiles estudiaron para alcanzar a conocer

99 J UAN LUIS GARCÍA HOURCADE

a Dios» y que debería ser estudiado también por los cristianos curiosos para «conocer a Dios por sus obras como lo conocemos por fe, para aprovecharnos de ellas y servirle». Esta llamada a los cristianos aparece tachada. No es esto, sin embargo, lo que más llama la atención, sino el que lo tachado sea, en su última parte, reproducción literal del final del Proemio que abre el Tratado.

No disponemos de datos para ofrecer una explicación de este hecho (solo hay otro párrafo tachado en todo el manuscrito, una referencia laudatoria a Tycho Brahe), por lo que solamente podemos aventurar algunas hipótesis basadas, ciertamente, en el sentido de supresión que para nosotros tiene tachar: suponer que el Proemio fue redactado una vez concluido el Tratado, dando cuenta de la intención y globalidad del mismo, o bien considerar que pudieran surgirle a Turriano dudas acerca de la oportunidad de incluir ese requerimiento final a los cristianos contraponiéndolos a los «gentiles», evitando con su supresión posibles malentendidos.

Lo mismo que hicimos como consideraciones finales en los comentarios al Libro I, cabe preguntarse, ahora y finalmente, por qué después de todo lo leído en el manuscrito, y visto el interés más íntimo que le mueve y que puede establecerse como ser la meditación filosófica y especulativa sobre la naturaleza de los cielos, Turriano recurre en este segundo libro a Tycho Brahe y los resultados de su estudio del cometa de 1577 para negar la existencia de orbes transportadores y demás herramientas salvadoras de apariencias, como si con la asunción de que ni son de fe ni sostenibles en buena filosofía, no hubiera resuelto ya el dilema rápidamente.

Solo nos cabe decir que este tratamiento de cuestiones físico-naturales, con un mantenimiento simultáneo de acercamientos racionales, paulatinamente más fundados en la mejora de la observación y los métodos matemáticos, junto a perspectivas globales y totalizadoras, basadas en la revelación, y a las que se concede capacidad explicativa y hasta la última palabra en cuestiones sobre la naturaleza, fue moneda común en la transición a la modernidad que supuso el Renacimiento. Y Turriano fue, sin duda, uno de sus personajes.

100 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
Volver al índice

DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO FACSÍMIL

103
104
105
106
107
108
109
110
111
112
113
114
115
116
117
118
119
120
121
122
123
124
125
126
127
128
129
130
131
132
133
134
135
136
137
138
139
140
141
142
143
144
145
146
147
148
149
150
151
152
153
154
155
156
157
158
159
160 Volver al índice
161
162
163
164
165
166
167
168
169
170
171
172
173
174
175
176
177
178
179
180
181
182
183
184
185
186
187
188
189
190
191
192
193
194
195
196
197
198
199
200
201
202
203
204
205
206
207
208
209
210
211
212
213
214
215
216
217
218
219
220
221
222
223
224
225
226
227
228
229
230
231
232
233
234
235
236
237
238
239
240
241
242
243
244
245
246
247
248
249
250
251
252 Volver al índice

DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

LIBRO PRIMERO

TRATADO DE LA NUEVA ESTRELLA QUE AP ARECIO EL AÑO DE MDCIIII EN LA IMAGEN DEL SERPENTARIO

DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

LIBR O PRIMERO PROEMIO

Como todo hombre por naturaleça dessea saver, especialmente aquello que es mas objeto suio, mirando al Cielo contemplar las obras divinas; visto la nueva estrella que apareció des del principio de Otubre o fin de Setiembre del año 1604, en la imagen del Serpentario, hasta que el Sol, los dos años siguientes acercandosele la encubrió, tuve desseo de saver si era Cometa en los elementos, si cosa elemental en los Cielos, si estrella en los orbes planetarios oen el firmamento, como se engendra, dura y se deshaze; si influie en estas partes inferiores como las estrellas, y obra como causa o como efeto, o es señal y dedo del Angel de Dios, que escrive en la pared del Cielo los sucessos dela tierra: si las estrellas son letras en el, como tuvo Plotino y Origines. Porque de Hypparcho no tenemos razon de la que aparecio en su tiempo, en el fin de la Monarchia de los Griegos, cerca de 200 años des pues de la muerte de Alexandro Magno; ni los Theologos se conforman, si la estrella que apareció al na-

-cimiento de Christo nuestro Señor fue Cometa, o estrella, o Angel; ni los Mathematicos que observaron la que se vio el año 1572 (que duro dos años en la imagen de Cassiopeia, ni la que aparecio el año de 1600 en la del Cisne, que aun durava en el de 603) averiguaron mas, de que estavan entre las estrellas fixas. Se que tomo a escrivir cosas nuevas, contra Aristoteles y Ptolomeo, pero la novedad de la materia me disculpa; con la qual necessariamente tratare del firmamento, y de las estrellas fixas, y errantes, y de sus movimientos; tocando aquellos dos passos de Plinio, Iove fulmina iaculari [es Júpiter quien envía los rayos], scintillam e stella cadere [una centella fue vista caer desde una estrella]: porque si traen señal de cosas futuras (como el dice) sera maior admiracion nuestra, y el fruto della el conocer mas a Dios por sus obras, como lo conocemos por fee, para aprovecharnos dellas, y servirle.

Del lugar desta nueva estrella en el firmamento. Cap. 1.

A los 20 de Octubre del año passado 1604, estando en el lugar de Oeras, tres leguas de lisboa, cerca del Castillo de San Gian, que esta sobre la barra del rio Tajo, vi a esta estrella entre Jupiter y Saturno, la qual sino supiera que Venus entonces era oriental al Sol en el primer grado de libra, entendiera que era ella, por lo mucho que se le parecia en claridad y grandeça: por que, entre los dos Planetas, hazia tanta ventaja a Jupiter quanto el a Saturno, y en la vivez con que centellava, parecia ser es-estrella fixa.

De alli a siete dias, la observe en los grados 19, minutos 20, de Sagitario, junto a la corva dela pierna derecha del Serpentario, con 2.g. 45.m. de latitud boreal, y g.61 distante dela espiga dela Virgen, en la linea que va della a esta nueva estrella, la qual passa por la clara

255
[pag.. 2] [pag.. 3] [pag.. 4]

septentrional de la frente del Escorpión; dela qual observacion he echo siempre mas caso, por quanto las medidas que se toman con los instrumentos, son mas dificiles de ajustar, i mas inciertas, por causa de la inperfecion dela vista, del pulso, y de la materia. Esta es con -

- forme a otra que hiçe a los 23. de Henero del año siguiente 1605, des de que salio esta nueva estrella del horizonte, hasta cubrirla el aurora, y a Venus, y a Saturno, q(ue) andavan cerca della, ala parte del Sol; en el qual espacio de tiempo y de posicion, hacia el meridiano, tanpoco halle minima diversidad de aspecto. y asi concluio por estas y otras observaciones, y por algunas echas fuera deste Reyno de que tengo noticia, que esta estrella no dejó el primer lugar adonde fue vista de principio, ni el movimiento delas estrellas fixas, como parece en la figura presente.

Cometa que cosa es y adonde se haze sigun Aristotiles. Cap. 2

Cometas llaman los Griegos, los nuestros crinitas, dice Plinio; porque Aristotiles en sus Metheoras no haze mencion si no de tres diferencias de Cometas, crinitas, barbatas y caudetas, que mas o menos todas tres son unas. Acerca del Cometa lo que es o de que se haze, varias opiniones uvo entre los antiguos, las quales fueron despues condenadas de Aristotiles, y la suia se tiene hasta oy por la mejor en su escuela. Por que Anaxagora y Democrito, creieron, que era Junta de muchas estrellas, los Pythagoricos dixeron que era una

[pag.. 5]

[pag..

256 TRANSCRIPCIÓN
6] [Dibujo del Serpentario]

delas errantes, que mucho tiempo andava debajo delos raios del Sol; Hyppocrate dijo que era estrella erratica con cola, barba, o crin elemental: y Otaviano Augusto referio en senado que el vulgo creia que el cometa que aparecio al principio de su imperio, era el alma de Cesar recevida entre los Dioses imortales. Ovidio

In sidus uertere novum stellam qui comantem [lo transformaron en un nuevo astro y cometa con cabellera].

Aristotilles aviendo condenado las opiniones referidas, dice, que el cometa es una exalacion terrestre, callente, y seca, viscosa, levantada del Sol y de las estrellas alomas alto dela suprema region del aire, y que alli se enciende ala velocidad del movimiento celeste que tras si la lleva; y que dela dispusicion dela materia nacen las diversidades de los Cometas. Sus sequaces quieren mas, que juntamente se enciendan por la vecindad del orbe del fuego, y que por simpatia sigan alguna estrella delas que las levantó, y aveces la materia combustible que les sirve, como ha mostrado la experiencia; y que algunos suelen fixar sobre la tierra de la qual exalaron, resistiendo al impulso del aire, por la fuerza de la exalacion que los tiene asidos. De estrellas Cometas echas en la suprema region del aire, Aristotiles no haze mencion, como cosa no vista hasta su tiempo, o de que se tuviese memoria: ni conforme a su filosofia en esa region alta del ai-

-re las puede aver, nimenos en la media, ni en la inferior, como se prueva en el capitulo siguiente.

Que en los elementos no puede aver Cometa en forma de estrella sigun la filosofia peripatetica. Cap. 3.

Aristotiles tratando delas diferencias de los cometas dice, que si la materia dellos en medio fuere de gruessa sustancia, y las partes estremas sutiles, que en el medio la luz parecera mas escura y en los estremos mas clara y estas ser á crinitas. y si la materia se estendiere en largo sera caudata, y quando en las partes inferiores la materia fuere sutil sera barbata: cuia diferencia nace de la disposicion dela materia. Otras impressiones igneas se hazen en la suprema region del aire como son colunas, centellas, lanças, Dalos y candelas, que Aristotiles no da nombre de cometas, ni a las que se hazen en la media region del aire, aunque procedan de exalaciones callentes y secas, por no ser estas exalaciones de materia tan pura clara y sutil, y tan dispuesta aformar la estrella que se ve enla cabeça de todos los cometas, como lo mas grueso de toda la materia. Que en la region del aire no puede aver cometa en forma de estrella, no se contradice a Aristotiles, pues el entre tantas diferencias de exalaciones e impresiones igneas no trata de estrellas igneas; y aunque la consequencia bastara en sus escuelas para provar nuestro proposito, no quieta el entendimiento con solo esto.

El sol callentando la tierra con sus raios poco apoco, necessariamente al mismo espacio selevantan las exalaciones y suben como qualquier vapor largo y estrecho pyramidal; como por exemplo, side una madexa de hilo se subiese el cabo en alto quedando ella abajo, y

257 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag.. 7] [pag.. 8] [pag.. 9]

aunque el hilo de la exalació se corte o se acabe, ella subiendo no puede mudar forma hasta encenderse, no mudando las calidades que tiene enquanto es materia Quanto por antiparistesim, en la region media del aire que es fria podria mudarla, igrossandola por la parte de ariva como haze a la nuve, si essa frialdad pudiese hazer resistencia a la sequedad y legereça dela materia, como al calor si el fuera en cuerpo mas gruesso como es el vapor, el qual no la passa: y en esto se echa dever la fuerza natural de la forma que Dios dio a los elementos, quando Hanc Deus, et melior litem natura diremit

[A esta contienda puso fin un dios, separando una mejor naturaleza].

Dissociata locis, concordi pace ligavit

[Disociadas por lugares, las unió en amigable concordia]

Quando la frialdad del aire causasse alguna contrariedad

a la exalacion, seria adelgazarla mas, por la ligereza que le causara al pasar con mas velocidad. Llegada la exalacion ala suprema region del aire ningun antiparistesim ha de hallar. Porque el aire por razon de su naturaleza, por el movimiento del Cielo, por la contiguidad del orbe del fuego, todo es caliente casi igneo sin umidad, dela qual solo tiene aquella poca parte que le basta para la conservacion de su forma, y para diferenciarse del fuego. Allende desto, encendiendose la exalacion; la velocidad del movimiento del aire disgrega, adelgaça y rarifica, y el fuego como agente y mas activo, antes sigue la materia combustible que ella a el, y entra con mas presteça en lo raro, que en lo espesso, y en lo sutil, que en lo gruesso. De modo que la exalacion no hallando al subir ni alla en la suprema region del aire antiparistesim que la junte y concentre, no puede tomar forma de estrella: lo qual sin afrenta de Aristotiles queda bien provado si las razones dichas se consideran.

Del lugar de los Cometas y destas estrellas sigun los Mathematicos Cap. 4.

Los antiguos tuvieron diferente opinion de los moder -

- nos acerca del orden de los Planetas. Porque los egipcios, Platon, y Arstotiles, creieron, que en el segundo lugar sobre la luna estuviese el sol, en el tercero Mercurio, y en el quarto Venus, aunque Aristotiles en el libro del mundo pone a Mercurio sobre ella. Aristarcho Samio (a quien siguio Copernico) entendio que el Sol estava en el centro del mundo, luego Mercurio, despues Venus, y en el quarto lugar la tierra con los elementos y con la luna que al deredor dellos se mueve, de alli ariva Marte, Jupiter, Saturno, y que el firmamento fuesse immobil. Ptolomeo y los demas mathematicos que le siguieron reprovaron essa orden y hallaron la que al presente comunmente se tiene, por tres causas; la primera por la diversidad de los aspectos, la segunda por la velocidad y espacio de los movimientos, y la tercera por los eclipses.Porque hallando menos diferencia de aspecto en Mercurio que en la luna, y mas que en Venus, y en el Sol casi ninguna, afirmaro con demostracion, que Mercurio estava sobre la luna, Venus sobre el, y de bajo del Sol. Del mismo modo los que an observado

258 TRANSCRIPCIÓN
[pag.. 10] [pag.. 11]

los Cometas, los que hallaron con mas diversidad de aspecto que la luna, afirmaron q(ue) estavan enlos elementos superiores , y los que tuvieron mas diversidad de aspecto que ella, tuvieron questavan en -

-tre los Planetas inferiores, sigun la distancia que les señalava el aspecto , y quando no hallaron ninguna diversidad, entendieron questavan sobre el Sol, o entre los Planetas superiores, o en el firmamento, adonde setiene que estuvo la estrella del año 1572 en Cassiopeia, como afirmaron muchos diligentes Mathematicos, y por la misma razon y demostracion se puede tener que está la que oy dia parece. Desta maxima se siguen contra la filosofia de Aristotiles consequencias altisimas, que el Cielo es corruptible, o que en el puede aver corrupcion dela materia elemental que sube de la tierra, sin el corrumperse. Acerca deloqual, necessariamente combiene reprovar la filosofia que no conforma con las demostraciones mathematicas, y seguir la que dice con ellas, que essa sera la verdadera que nos dira que cosa es esta estrella.

Del Cometa en la region Celeste sigun la opinion de algunos filosofos y Astrologos Cap. 5.

Dado quel Cometa, por la diversidad de los aspectos se halle en la region Celeste, si la materia de q(ue)

el se haze confessamos que es exalacion dela tierra, emos de dar assi mismo que los Cielos son penetrables y aereos, y que en ellos ai corrupcion, que es contra la filosofia de Aristotiles; el qual tiene, que el cuerpo simple ni recive aumento ni disminucion ni alteracion; y es contra la comun opinion delos Astronomos, los quales quieren que sus Orbes, Cuntricos, Diferentes, y Epiciclos, sean duros y claros transparentes amanera de una luna de espejo cristalina, y consequentemente impenetrables: Lo qual confirma Iob si a la letra tomamos lo que dice dela dureça delos Cielos: qui solidissimi quasi aere fusi sunt [(La bóveda del cielo) sólida como un espejo de metal fundido]. Dexemos agora esta senda, pues por ella no hallamos entrada por los Cielos a la exalacion, y vamos ala opinion vulgar delos antiguos. Plinio afirma que las estrellas se sustentan de umor terreno, Sidera vero haud dubie humore terreno pasci [las estrellas verdaderamente se sustentan en un terreno acuoso], aunque dispara despues con las manchas de la luna. y Lucano tratando de cómo se eclipsó el Sol en la muerte de Pompeo, dixo, raptoeque laboras lucis, et attraxit nubes, non pabula flammis [llegó el ecclipse ladrón de la luz, sin sustento para el fuego (las llamas) y atrajo a las nubes]: demodo que se colige dista opinion vulgar, que la exalacion penetra los Cielos y sube alas estrellas. He dicho esto por dar lugar a algunos filosofos y Astrologos, que quieren q(ue)

los Cometas sean de exalacion terrena y de umor aqueo que sube alas estrellas, entre los Cielos agitada de sus movimientos y clarificada delos raios del Sol. Otros quieren quel Sol clarifique la parte mas gruessa y espessa desse umor aqueo, y que passandolo con sus raios, ala parte contraria, haga en la mas sutil aquella reverberacion en forma de cola que muestran los Cometas caudatos; como la pudiera haber en una bola de

259 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag.. 12] [pag.. 13] [pag.. 14]

cristal metida en el cuerpo diafano del mar o de algun rio cerca dela superficie: cuia opinion que no es en todo de despreciar, porque algunos Mathematicos afirman con demostracion, que la cola de algunos Cometas parecio siempre ala parte contraria del Sol. Otros tienen que el Sol con la reverberacion de sus raios en esta materia particularmente en los Cometas crinitos y barbatos haga una celeste Iris, y en virtud de la diafanidad celeste nos muestra de tan lejos los cuerpos en su verdadera grandeza o maiores, como los vemos en el agua, y en los espejos, y las estrellas cerca del Horizonte tras los vapores de la tierra: loqual fue causa que los Stoicos y Epicurios creiesen que las estrellas no fuesen maiores delo que parecen como canta Lucrecio poeta

Nec nimio solis maior rota nec minor ardor

Esse potest, nostris quam sensibus esse uidetur.

[Ni la rueda del sol puede ser mucho mayor ni su calor puede ser mucho menor que como aparece a nuestros sentidos]

Que en el Cielo no hai reverberacion. Cap. 6.

Los que consideraron los colores de las estrellas y las manchas de la luna (si colores y manchas se pueden llamar) y vieron tantas diferencias de color de oro, de cobre, de plomo, de plata, de fuego, de estaño, y nebulosas; dado que son dela materia del Cielo creieron que en el uviesse partes densas y tenebrosas que los Astrologos llaman puteales, y que en ellas los raios del Sol hallassen resistencia y refraction, dela qual se formassen los Cometas en aquella diafanidad mas gruessa, o que ella encendiesse la exalacion terrestre y aquea tirada alla del Sol y de las estrellas. Lo qual es falso. Porque en el Cielo (dejando aparte los cuerpos esfericos delas estrellas y la via lactea) no hai denso ni raro respectivmente, si no todo un cuerpo igualmente sutil, puro, claro y transparente, que los filosofos llaman simplex. Aristotiles dice que el Cielo es material porque tiene potencia, pero que la materia del no es generable si no movible. los Platonicos que lo quieren apurar mas, dicen, que es una materia casi sin materia. y a Averrois le parecio que no era compuesto de materia y forma, llamandolo solo cuerpo simple, mas subjeto de cantidad y de figura que de materia; de modo que lo hace un cierto cuerpo medio entre la pura poten-cia y el puro acto. Si en el aire claro no hai reverberacion que es corruptible, menos la avra en el Cielo clarissimo y purissimo, el qual no es capaz de densidad ni de otro cuerpo elemental sigun la dotrina de Aristotiles. Dixe en el aire claro, porque en el denso lleno de vapores, los raios refractos del Sol forman Iris y dos y tres soles, y los de la luna de noche otras lunas, otros arcos, y otras Iris; especialmente debaxo del Norte y dela equinocial. El Sol, la luna, y todas las estrellas, hasta subir 20 grados de nuestro Horizonte, no pueden parecer en su natural y verdadera cantidad, por los vapores, que entre ellos y nuestra vista, como cuerpo diafano, disgregan los raios visuales, y nos hacen parecer las cosas maiores, como prueba Sacrobosco con el exemplo de la moneda echada en agua clara. Mas delos 20 grados ariva parecen en su verdadera cantidad, assi porque quanto mas se acercan al Meridiano las especies visibles pasan mas corto espacio entre los vapores, por cortar ambas

260 TRANSCRIPCIÓN
[pag. 16] [pag.. 15]

superficies o terminos del orbe del aire mas igualmente; cuio mas breve transito, no siendo mas de una sesantessima parte del semidiametro dela tierra, comparado a las distancias casi infinitas e imensidad celeste, no es dado buscarle proporcion. Que assimismo las estrellas son maiores delo que parecen

contra la opinion de Lucrecio, es facil de provar, pues vemos en el eclipse de la luna, que la sombra pyramidal dela tierra demuestra quel cuerpo luminoso del Sol es maior del opaco terrestre, y supuesto que el diametro dela pyramide dela sombra por do passa la luna es maior del diametro dela luna, y menor del dela tierra, siguese que la luna aunque nos parece tan grande es menor de la tierra. Demas destas evidencias las parallaxes nos enseñan las distancias dela tierra a todas las estrellas (las que las tienen) mediante las quales y sus diametros se halla el lugar y grandeza de todas ellas: y es demostracion que delas grandezas iguales la que estuviere mas lexos de nuestra vista parecera debaxo de angulo mas estrecho, y consecuentemente menor, como denuestran los Prospetivos.

Que en el Cielo no puede aver materia elemental que a nos sea visible. Cap. 7.

La exalacion del agua y dela tierra , de que se hazen los Cometas, sigun Aristotiles, es la parte mas calcinada y mas subtil del vapor y terrestridad de que se haze, y de que es ansi, seprueva por la ligerez con que sube ala suprema

region del aire, como el dice en sus metheoras. Dado pues q(ue) ella passe el elemento del fuego (sin gastarse, ni encenderse) y suba por la region celeste, y se quede entre los Planetas ocon las estrellas fixas, es muy puesto en razon que de tan lejos no sea visible; como se provara, y con demostracion mathematica aun se podra afirmarlo. Primeramente la exalacion es lo mas sutil y mas igneo que pueden dar los elementos mas gruessos y mas baxos; sube por la ligerez adquerida del calor y sequedad que tiene, sube por antiparristesim que le hazen los mismos elementos umedos y frios, y sube por la reverberacion delos raios del sol que la acompaña toda esta region baxa del aire, y por la atraction delos raios que descienden del sol y delas estrellas como quieren los Peripateticos. Agora es de advertir que todo vapor y exalacion sube del medio que es a saver del centro ala circunferencia de todas aquellas partes del agua y dela tierra que el Sol y las estrellas rodeando disponen mas, laqual materia y exalacion de consequencia quanto mas sube, mas se disgrega, y se estiende, y se adelgaça, y se pierde. Considerase mas, que esta exalacion al subir dela media region del aire, ha de ir al movimiento dela suprema, dndo una buelta en 24 oras a todo el mundo, y quento mas subiere en menos espacio de tiem -

- po andara mas al deredor, y tendra mas agitacion, y desgregacion, y rarificacion; y que allende desto, quedando la madexa de su hylo aca fixa en la tierra, y el hylo que sube dandole en 24 oras buelta, sucedera inchir toda la imensidad que sube de una espiral, la qual (a ser visible) nublara el Cielo, y a clarificarse del Sol, o a encenderse, lo cubriera y alas estrellas del color de su claridad, y formara otra via Lactea. Añadese que si el Cielo es etereo y quinta

261 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag.. 17] [pag.. 18] [pag.. 19]

esencia de los elementos, como tienen todos los filosofos, no puede recibir otro cuerpo y aumento, y solo obra en la tierra como virtud seminal, la qual como dice Ovidio

Seductaque nuper ab alto.

Aethere cognati retinebat semina Coeli

[La tierra, -el elemento tierra- recientemente separada de la alta región del fuego, conservaba el linaje —las semilla— de su pariente el cielo]

Para llegarse mas a la demostracion prometida, se concede a la parte contraria, que el Cielo es capaz de aumento, y de exalacion, y vapor terrestre. Contra lo qual. Primeramente la exalacion que el calor del Sol y delas estrellas pueden sacar dela tierra, es la parte mas calcinada y mas sutil de todo lo que del umedo se resuelve en vapor y en exalacion y en un tercero cuerpo, el qual forçosamente es menor del vapor mas gruesso, pues es mas umedo, y es escremento de la misma exalacion, y ambos cuerpos Juntos son mucho menores del umedo del agua

y dela tierra de que se hacen: loqual se prueva por dos causas. La primera porque el evaporar y exalar no es igualmente a un tiempo en toda la redondez del agua y dela tierra, como nos enseña la esperiencia; porque cuando en una parte hai nublados, en otra no los hai, y si en una llueve, en otra haze Sol, ni se save que en un mismo tiempo todo lo baxo del aire estuviese nublado o todo lloviese si no fue en el diluvio universal; porque el Sol q(ue) es el autor principal dela lluvias y nublados, por andar de un tropico a otro, quando de baxo del uno es Invierno, de baxo del otro es Verano, y siempre en las zonas templadas el aire es mas claro que en las frias (caeruleae glacie concreta atque imbribus atris) [las regiones polares son perpetuamente hielo compacto y azulado y con nubes oscuras] y no tanto como en la torrida. la segunda causa es, porque todo el orbe del cuerpo umedo del agua y dela tierra, de donde salen los vapores y exalaciones des dela superficie profundando hazia el centro, es de muy poca cantidad, comparada ala que le queda debaxo como demuestra Alexandro Picolomini. Porque la maior profundidad del mar mas profundo y del umedo que le corresponde no passa de tres millas, y de alli al centro de la tierra son m.3433. 4.onzavos, delqual simidiametro tiene todo el globo m. 169528139868 corporeos y el orbe del umedo

m.430164132, y vienen a quedar en proporcion como de i.a.399 casi. Digo agora si todo este orbe del umedo se conbirtiese en aire (que es mucho mas delgado que la exalacion) en decupla proporcion aristotelica (que en este modo se ha de entender) formara otro orbe aereo de 300 millas de grueso, contiguo al agua y ala tierra, el qual no passara la mitad de la grosez del aire. La exalacion que es cuerpo medio entre el aire y la tierra, quedando en la proporcion, formara un orbe de 150 millas de gruesso sobre la superficie de la tierra, el qual reducido a esfera fuera un cuerpo de 2630 millas de diametro, y estuviera en proporcion como 5.a.395; alqual le falta aun mas de 803 m. para igualar al semidiametro dela tierra y a su quarta parte. Se argumenta agora deste modo. Si las estrellas de sesta y ultima grandeza que son las mas pequeñas del firmamento que se pueden percebir con la vista, sigun Alfraganio son cada una 18 veces y 1/6 maiores dela tierra y tienen de diametro dos diametros dela tierra y 5/8 mas, dado este globo terrestre estuviera en el firmamento, como fuera percibible a nuestra vista,

262 TRANSCRIPCIÓN
[pag.. 20] [pag.. 21]

[pag.. 22]

siendo los dos diametros y 5/8 la basis del mas pequeño angulo visual? Luego si todo este globo dela tierra no fuera visible, como lo sera tan pequeña parte del, que no

passa de la setima?

Supongamos mas que la exalacion de todo el orbe del umedo passe la decupla proporcion de Aristotiles, y llegue con su estension a ser tan grande como todo el globo dela tierra; digo que dado que estuviera en el firmamento no pudiera parecer tan grande como esta nueva estrella, ni como la del año 1572 en Cassiopeia. Aquella (sigun la observacion de Tycho Brahe) al principio parecio maior de todas las estrellas fixas, particularmente dela Canicula, y dela lyra, y maior de Jupiter que estava entonces en lo bajo de su diferente, y aun emulava con Venus; que assimismo estava entonces mas cerca dela tierra y parecia maior. Esta al principio tenia casi dos diametros de Jupiter, y dela maior de todas las estrellas fixas. Si el diametro de una delas estrellas de primera grandeza sigun Alfragano es 107 veces y 1/6 maior dela tierra, y tiene por quatro diametros y tres quartos della, como el globo dela exalacion podra en el firmamento parecer maior de una estrella fixa, y maior del Can, el qual sigun Cardano aun es cien mil veces mas? Quanto a estas dos nuevas estrellas, queda bastantemente provado, que si fueran dela exalacion del agua y dela tierra, no parecieran tan grandes, de tan lejos, como es el firmamento, adonde se

[pag.. 23]

demuestra por la diversidad de los aspectos que fue su lugar. Dare otro exenplo de algun Cometa Caudato, Crinito o barbato losquales todos assimismo se hazen en la region celeste entre los Planetas como queda verificado por las diligentissimas observaciones que han echo ecelentes Mathematicos des del año 1572 aca, de todos los Cometas q(ue) aparecieron. Sea por exemplo el cometa caudato que aparecio el año de 1577 alos 13 de Noviembre en el tercer decano de Sagitario adonde está esta nueva estrella, el qual por las observaciones de Tycho Brahe estuvo entre Venus y la luna, como se ve en la figura siguiente;

[figura de Tierra, Luna, cometa, Venus]

263 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

y distante del centro del mundo 211 semidiametros dela tierra: tuvo la cabeça 7 minutos de diametro, los quales cubicados corresponden ala centesima parte de todo el globo terrestre; y la cola 22 grados de longitud, y 3 de latitud en el fin, laqual cubicada viene a tener mas de 64574 cabeças, delasquales quitadas 100 para ygualar la cantidad del globo terrestre, las 6974 que sobran son tantas centessimas partes de la tierra que hazen 69 globos terrestres y 74/100 sin la cabeza. Agora estiendase todo el orbe del humedo en exalacion y casi toda la misma tierra con el agua Juntamente, sigun Aristotiles, vendra aformar un cuerpo como el del Cometa, por elqual absurdo e imposible, se ve claro que es cosa redicula imaginar que el agua y la tierra pueden dar exalacion que de tan lejos parezca tan grande. Diran los contrarios, que la reciproca alteracion y corrupcion delos elementos no disminuie de su continente, y que desta manera la tierra puede echar exalacion desi en infinito sin disminuirse; por cause q(ue) el aire quanto recive de vapor y exalacion dela tierra, tanto desi leda, el qual se engruessa en agua y en tierra; porque los elementos (en razon de conservar su forma) no se pueden todos del todo corrumper, si no tan sola minima parte delos estremos; a loqual se responde que si la co -

- rrupcion y estension del todo no haze casi parte (comoemos provado y demostrado) como lo hara la minima y reciproca del, no disminuiendose el aire, ni el agua, ni la tierra cosa sensible?

Que la exalacion no puede salir dela region elemental. Cap. 8.

Aristotiles diferencia el Cielo delos elementos por carecer de ligereza y gravedad y destigue que el cuerpo mas grave es aquel que esta debaxo de todos, y el mas leve aquel que esta en cima de todos. Al el agua y al aire llama grave y leve juntamente. Al agua grave en quanto está debaxo del aire, y ligera en quanto está sobre la tierra. y al aire grave en quanto está debaxo del fuego y ligero enquanto esta ariva del agua. Prueva que el fuego no tiene niguna gravedad ni corrupcion y tiene por fabuloso en el aiarse el Ave que llama Vireon; quiere que sea cuerpo tan simple e incorruptible, que las exalaciones dela tierra no passen dela suprema region del aire, por no participar de ninguna gravedad, como participara mezclandose con los cuerpos inferiores, especialmente del agua y dela tierra, que son los gravissimos. Platon que atribuie los primeros qua -

- tro cuerpos regulares alos quatro elementos (siguiendo a los Pithagoricos) al fuego dio la pyramide, porque por la base significase la materia concreta, por el cuerpo la materia dispuesta a recevir la forma, y por la punta (como punto mathematico aunque fisico) significasse la materia casi informe y substacia simplicissima: quiere que no se pueda ver nada sin el, y Plinio, aludiendo alo mesmo, dice que en el vemos los ojos de tantas clarissimas estrellas. He traido todo este discurso para provar que el fuego es cuerpo simplicissimo y ligerissimo sobre todos los cuerpos graves y leves y con ellos incomunicable e intransformable con los estremos, sin primero passar por los medios; porque el vapor y exalacion del agua y dela tierra no pueden passar al fuego sin perder primero la gravedad del aire como el fuego no puede combertirse en agua sin adquirir primero la gravedad del aire. Sitodo esto queda

264 TRANSCRIPCIÓN
[pag..
[pag..
25]
26] [pag.. 24]

provado y se concede en filosofia, y que las exalaciones e incendios Metheorologicos son en la suprema region del aire, como podrá passar al orbe del fuego sin primero combertirse en aire, aunque la fuerça del Sol y delas estrellas las auiden a subir, y sin quemarse y dissiparse? Platon claro lo dice tratando del fuego; la agudeza de sus angulos, la subtilidad de sus lados, la pequeñez de sus partes, la velocidad de su

movimiento, de los quales de todos es mas vehemente y penetrante con presteza lo que halla siempre divide y dissipa. La segunda razon es de Aristotiles, el qual prueva que nigun cuerpo sensible simple es infinito, porque el grave baxando no puede pasar del medio que es el centro del mu(n)do y el termino mas baxo; y como el lugar mas baxo sea terminado, necessario es que el alto del cuerpo leve que sube sea assimesmo terminado, y que si lo son los lugares, que lo sean tambien los cuerpos, si no de otra manera era dar cuerpo infinito, el qual sigun Aristotiles en razon delas cosas no puede ser: con esto se prueva que la exalacion no puede pasar del lugar finito, quando aun llegue a lo convexo del fuego, siendo cuerpo finito y terminado. La terecera razon es de Archimedes, el qual buscando la proporcion entre dos cuerpos graves de diferente calidad demuestra, que qualquier grandeza solida que sea mas ligera del umedo, metida en el, tanto se profundara, hasta que tanta grandeza del umedo quanta es la que se profundó tengan igual gravedad con toda la grandeza. Si pues en los cuerpos medios y mistos de grave y leve se mezclan con proporcion de cantidad y grandeza, decendiendo a termino finito delo grave simplicissimo, no se puede negar la misma proporcion alos mesmos graves y leves subiendo

a termino finito del cuerpo leve simplicissimo; y si como el cuerpo gravissimo dela tierra en el medio y estremo descansa sobre su gravedad (ponderibus librata suis) [librada de sus pesos] el ligerissimo del fuego en el termino oposito (sine pondere Coeli) [sin el peso del cielo] descansa sobre su ligereza: lo qual concluio con la autoridad de Marsilio ficino, que la subida del fuego tiene un cierto fin alqual pue(de) subir y quietar en su esfera.

Que el Sol y las estrellas no tiran la exalacion por el Cielo. Cap. 9.

La continua corrupcion delos elementos, mediante la disposicion del Cielo, causa la atraction y expulsion entrellos, como aun vemos en los mistos. Porque en el fuego corrupta la sequedad se combierte en aire, y en el aire corrupta la umedad se combierte en fuego. El aire con su umedad tanto corrompe dela sequedad del fuego, quanto en el se estiende con el incremento que recive; y el incremento como es con densidad toma menor lugar, del que el fuego como cuerpo mas simple dexa con el decremento que haze, y assi por no dar vacio, el elemento mas estensible y mas corporeo haze la expulsion ariva, porque el fuego como cuerpo mas simple es menos apto a ella;

y aquí antes sirve de atraer: demodo que el corrupto tira y el generado estiende, y el fuego que es el paciente repadece y el aire q(ue) es el agente padece, que es la proporcion que

265 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag. .27] [pag. 28] [pag.. 29]

combiene entre los dos. y por lo contrario el fuego con su sequedad corrompiendo el umedo del aire, en si lo combierte, mas como con el incremento toma maior lugar del que el aire corrupto dexa, el agente padece con la impulsion, el paciente repadece con su densidad y privacion de lugar, de modo que para baxo no se haze atraction si no expulsion e impulsion, y para ariva atraction y expulsion: y esto es quanto ala trasmutacion de simple a simple sucessivamente subiendo y baxando. Tomemos agora el primero con el tercero, y el segundo con el quarto, para dar con los mistos y exalaciones que buscamos. Del aire y dela tierra se haze el fuego, corrupto el umedo del aire, y el frio dela tierra: y del agua y del fuego se haze el aire, corrupto el frio del agua y el seco del fuego: y del aire y dela tierra se haze el agua, corrupto el calor del aire y la sequedad de la tierra: y del agua y del fuego se haze la tierra, corrupto el umedo del agua y el calor del fuego. Queda dicho y entendido que los elementos en los estremos son mistos, especialmente el aire, de los vapores del agua y dela tierra, y la tierra con agua y aire en sus concavidades y aun con fuego por los açufres, salitres, alumbres, y tierras igneas que tiene dentro de si, delasquales nace mas presto la cor

- rupcion.

Si agora el aire y la tierra se corrompieren perdiendo el umedo y el frio, se engendrara fuego, exemplo son los vulcanes; la tierra no esta sin agua, enlaqual corrupto el frio, se haze aire, el qual tambien, si el fuego puede mas y le corrompe el umedo, se combierte en fuego: y por lo contrario si el umedo del aire corrompe la sequedad del fuego, en aire lo combierte. Deste modo se engendran los vapores que por la calidad aerea suben por su esfera hasta topar antiparistesim del frio, elqual corrompiendole el calor, lo torna en agua, que es la que llueve: y desta misma manera se hazen las exalaciones perdominando el calor y el seco, los quales subiendo por el aire o se encienden por antiparistesim dela media region que es fria y ay se hazen las impressiones Metheorologicas, o el aire como mas poderoso en su esfera, corrompiendo el seco de la exalacion, la combierte en aire y la deshaze.

Ariva queda dicho que en los cuerpos simples, subiendo la corrupcion, se hazia atraction y expulsion; en los mistos es lo mesmo, por causa que la forma substancial y simple dela exalacion (que es en la esfera del fuego) tira la materia para su conservació insaciable y la materia ama su forma por su conservacion que es el descanso que tiene en ella: dexando lo que acerca desto queda dicho en el setimo Capitulo deste libro. De modo que el subir es dela naturaleza adquerida en la primera corrupcion y el quedarse y deshazerse es dela naturaleza adquerida en la ultima corrupcion; porloqual se ve como el Sol y las estrellas, por esta region elemental, no son los que tiran los vapores y exalaciones ariva. Plinio escribe que la fuerza delas estrellas reprime las cosas terrestres que suben al Cielo, que es el vapor que se combierte en agua, y que la mesma levanta aquellas quede suio no pueden subir que son las niblas: Juppiter Eumidus Austris Densat ---- et quae densa relaxat [El aire, saturado de humedad por los vientos del sur, condensa lo que era ligero y rarifica -aligera- lo que era denso]. conocio Plinio la causa eficiente e inoró la material, porque el

266 TRANSCRIPCIÓN
-
[pag.. 30] [pag..
31]

calor delas estrellas reprime el vapor dela tierra mediante la frialdad dela media region del aire que en ella junta con la reverberacion, y levanta la niebla (que de suio es pesada) mediante el calor con que la va adelgaçando la frialdad aquea, resolviendola en aerea, laqual con essa dispusicion (echa vapor mas sutil y mas ligero) de por si mismo sube. Cardano penso que el mucho umedo con mucho calor hiziesen atraction, laqual con mas verdad pudiera llamar expulsion, porque corrupto el frio se haze aire y estiendese como vemos en la bola de metal con agua, laqual puesta cerca del fuego, tomando calor sopla, porque el agua convirtiendose en aire busca maior lugar con impulsion; y no puede ay el calor atraer siendo la atraction su contrario, como es el agua del fuego, por causa del mucho umedo que la impide; cuio exemplo se puede acomodar ala sentencia de Scaligero que quanto el aire es mas seco tanto el sol mas atrae: esto confirma (delos exemplos naturales) las impressiones metheorologicas, lasquales de ordinario se hazen en fin del estio, y no en Invierno y en Primavera; y la fuerza dela vegetacion de todas las plantas y yervas es en Verano quando el aire y la tierra son mas secos que en Invierno, y no porque entonces el Sol atrae mas, si no porque mas corrompe y mas engendra: porque si el atraiera, los atomos nos dieran manifiesta señal, siendo delos cuerpos terrestres los mas indivisibles y los mas ligeros: antes Scaligero mejor dixera (quitando el Sol) quanto el aire es mas seco tanto mas atrae como provaremos. Nicolo Tartalea tratando la causa porque el artilleria callentandose tira menos, da por razon que quanto mas la caña se callenta se hace atractiva; esto infiere por dos exemplos el uno de una pieza de artilleria laqual provandose a lio de Venecia baxo la boca sobre el arenal y tiro dentro cantidad de arena, y otra pieça que en cierta bateria baxo la boca y tiro dentro hasta cerca del fogon a un cachorro, que acaso ay se hallo a olerla. la razon dello saca dela ventosa, laqual callente dela estopa que dentro della se quema, se haze

atractiva y tira la carne. Que esto sea ansi que el artilleria despues de aver disparado sea atractiva, es notorio a muchos que tienen platica della como assimesmo es savida la atraction dela ventosa. Contodo es menester saber que la causa dello (ni del artilleria ni dela ventosa) es la sequedad del aire. En la ventosa encendiendose la estopa engruesase el aire dentro acabada de poner, y el fuego gastado el alimento dela estopa assimesmo se gasta, quedando el aire solo, el qual por no ser bastante a inchir todo el vazio dela ventosa chupa la carne que suple por el fuego, y con el aire juntamente inchen aquella forma: de modo que el aire no tira por sequedad si no por privacion y falta de materia y sobra de forma para su proporcion, y mejor es decir que la forma tira por falta de materia. Desta misma manera se sigue en la artilleria, delaqual saliendo la polvora encendida con tanta multiplicacion y violencia (porno caber en tan estrecho lugar) y tirando tras si la superficie concava dela misma caña (por no quedar dentro otro cuerpo que la incha) al salir, no pudiendo el fuego juntarla y estrechar aquel vazio, cede y se retira dentro otra vez, por la razon del vacuo que no puede aver en naturaleça: y esta es la causa del grandissimo trueno que haze, juntamente con la percussion del aire esterior y de retirar atrás, y no por la sequedad del aire; porque si ella fuese qu -

267 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag.. 32] [pag.. 33]

-al quiera artilleria y arcabuz callente con fuego o de otra qual quier manera sin polvora tirara y fuera atractivo, y en la ventosa no faltando a el fuego estopa, ni el assimismo por mucho que callente, el aire interior no tirara Jamas como enseña la espiriencia. Tira al hierro la piedra iman el electro ala paxa; y todas las cosas criadas como son echas de elementos contrarios, concordi pace [acuerdo en paz] tiene la misma amistad e inemistad que los Griegos llaman simpatia y anthipatia. La piedra iman sigun los naturales es callente y seca, y el hierro callente y seco entre todos los metales, porloqual le atribuien la naturaleza de Marte, ambos conformes y de una misma calidad; mas no por ella el uno tira al otro; porque si ello fuera ansi una piedra iman tirara a otra, y el hierro al hierro; ni tanpoco esto se haze por calidades contrarias como algunos piensan, primeramente porque no caven en un sujeto, secundariamente porque la misma piedra iman tiene atraction y expulsion en partes contrarias: luego la atraction no consiste en la materia ni en la forma, ni en frio, calido, umedo, y seco; que si en esso consistiera, la piedra iman no diera su virtud aun eslavon de hierro, ni el a otro, ni se hiziera la cadena de Platon; porloqual se echa de ver como la virtud atractiva se estiende fuera dela piedra

como el olor de una flor se estiende por el aire. El olor (sea de qual quier arbol frutifero por exemplo) es un sutilissimo vapor del umor vegetativo, y lo mas sutil y mas virtual de lo que vegeta que es la flor, laqual es sublimacion del fruto que entiende la tierra producir con el umor mas grueso, de modo que el olor es el alma virtual la propiedad, y el savor que ha de quedar en el fruto, y como mas sutil y aereo se mueve primero y se esparze por el aire hasta tener materia bastante que virtuar y en que encerrarse. Mas la virtud de la piedra iman es una substancia spirital aerea que de contino se engendra debaxo de los polos, la qual por simpathia del curso solar guarda el medio que es un axis fixa que en la tierra corresponde ala del Zodiaco; naturalmente ama essa suerte de piedra enlaqual con particular influencia se engendra y se conserva, como el olor ala flor y al fruto; y atrae al hierro por tener con el mas simpathia que con otra materia, y del recivir alimento y conservacion; en virtud dela influencia dela ursa menor que assimesmo concurre ala generacion de entrambos, el qual tocado dessa virtud se aviva y casi toma alma, y con ella (mas ligero) se buelve ala virtud maior que esta debaxo delos polos, por se juntar la parte con el todo.

Estas cosas haze naturaleza providentissima, mediante la dispusicion delas Celestes, en estos quatro elementos, y da alma viviente a los individuos, y vegetativa alas yervas, alas plantas, y alas piedras; y haze que cada especie delos animales por simpathia se crie y se conserve, y por antipathia de otros se defiende: una yerva ama otra, y otra aborrece, y lo mesmo delas plantas como escribe Aristotiles y Plinio, y hasta los sitios dela tierra, del agua, y del aire: dice Virgilio

fluminibis salices crassisque paludibus alni

Nascuntur steriles saxonis montibus orni:

littora myrteis latissima: denique apertos

Bacchus amat colles: Aquilonem et frigora taxi

268 TRANSCRIPCIÓN
[pag.
[pag..
[pag..
34]
35]
36]

[pag.. 37]

[Los sauces se crían en las riberas de los ríos, los alisos en las vaporosas lagunas, los estériles fresnos en los peñascosos montes, las marinas son aptísimas para los olmos; finalmente, el dios Baco (las viñas) ama los despejados cerros: los tejos donde los fríos Aquilones]

[pag.. 38]

Dixe ariva mediante la dispusicion delas cosas Celestes, porque los filosofos tienen que el Cielo, el Sol, y las estrellas, mediante el movimiento, la luz, y la influencia, obran en los elementos como causas segundas universales, y aun como causas pro pinquas y particulares, y que solo en ellos callenten, enfrien, umedecen y sequen, no teniendo que ver con niguna destas calidades corruptibles, sigun toda la escuela peripatetica. Atras queda dicho como el Sol y las estrellas no son los que tiran y hazen atraction, si no que disponen de manera las materias que ellas de porsi hazen todas las alteraciones referidas; y se saca este argumento; que si en los elementos, el Sol y las estrellas, no tienen atraction, y que quando la tuviessen, no tienen fuerza sobre la suprema region del aire, que menos la tendran en el Cielo, el qual no es capaz de sustentar materia terrestre, siendo tan simplicissimo, que para los elementos, no es lugar, como no lo es loque se pudiera imaginar sobre el Cielo para el mismo Cielo, dado que por el se pudiese estender. Otras dos razones quedan por dar mas demostrativas. La primera, que si el Sol con la fuerza de sus raios subiera ariva del elemento del fuego, la exalacion, siendo ignea viscosa combustible, encendierase al passar y en el se consumiera; contra la qual no hai respuesta, si no es negar esse elemento de por si sobre el aire como muchos negaron, especialmente, por que Moises no hizo mencion del. La segunda razon es, si el Sol tira ariva esta exalacion, como no la tira assi, y la deja cerca dela luna, o de Venus, o en parte muy desviada del, como si alli le faltasse potencia, y ala materia la misma dispusicion, no se aviendo desecho? Porque es muy puesto en razon, que si el Sol atraiere, no avia de faltar assimesmo, hasta tener la materia tan junto que la tocara; y lo mismo se dice de entender de qual quiera otra estrella erratica, particularmente no aviendo en toda la region celeste cosa que le pudiesse hazer estorvo, porque quando otra estrella tirasse mas, aella se avia de juntar: allende de todo esto si la exalacion subiera tirada del Sol o de qual quiera otro Planeta, no los pasara ariva hasta llegar alas estrellas fixas, adonde esta nueva está, y estuvo la del año de 1572; porloqual es demostracion muy clara que ni el Sol, ni los de mas Planetas, tiran la exalacion por el Cielo, ni las estrellas fixas, como se demuestra por los Cometas que los Mathematicos an observado muy particularmente des de el año 153i aca; porque si ellos tirassen, primeramente no tienen mas potencia que el Sol y los demas Planetas, siquiera por estar mas cerca de la tierra; segundariamente no dexaran la exalacion en parte tan baxa y tan lexos, no adquiriendo ella mas gravedad ni mas ligereza en la misma region Celeste. la tercera y ultima razon se saca del movimiento delos mismos Cometas, los quales si son de exalacion, debe de ser in recto, del medio, que es del centro ala circunferencia, elqual no es si no en circulo, assi por lo que parece passando de una estrella aotra, como por el movimiento que tuvo el Cometa del año i577 en circulo al deredor del Sol (como consta

269 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

delas observaciones de Tycho Brahe) el qual tuvo por centro a el mismo del Sol, como parece por

la figura que sigue.

[figura de Tierra, cometa, Sol]

Que por el movimiento de Marte y del Cometa del año 1577 no se pueden salvar las apariencias con Orbes sigun las Hypotesis de Tycho Brahe. Capitulo 10.

El movimiento de Marte, delos antiguos, fue tenido por tan vario e inoserbable, como refiere Plinio, que los latinos, mas por esso lo llamaron Salisubsulus que quiere decir saltador, que por solo el

centellar entre los de mas Planetas, como quisieron algunos. Nicolao Copernico, tratando dela variedad delos tres superiores, prueva averla maior en el movimiento de Marte, que en los demas, diciendo, que saturno Jupiter y Marte noturnas andan mas cerca dela tierra, que quando se ocultan de baxo del Sol, y salen del; especialmente Marte, que en la media noche se suele y gualar en grandeza a Jupiter, y de alli acercandose al Sol apena se diferencia delas estrellas de segunda grandeza. En consideracion desto y de sus observaciones cotejadas con las de Ptolomeo, hallo tanta variedad en este movimiento de Marte, y aproximacion del ala tierra, que le parecio argumento manifiesto (como el dice) que el centro del orbe grande dela tierra se uviesse acercado al centro del orbe de Marte, quedando el Sol imobil. Porque dado por su hypothesi que el Sol este en el centro del mundo, y la tierra en el quarto lugar adonde el Sol esta, ella viene a quedar mas cerca de Marte que el Sol, como el tiene por la aproximacion que halló en esse Planeta: y lo mismo viene aser estando la tierra en el medio del mundo, y el Sol en su quarto lugar debaxo de Marte (conforme a Ptolomeo) averiguada la aproximacion por la diversidad de los aspectos delos diametros dela misma

[pag.. 39]

[pag.. 40]

270 TRANSCRIPCIÓN

[pag..

estrella, y por tener en la media noche maior parallaxe que el Sol, por cuia variedad hasta agora no ha avido persona que retificasse este movimiento;

aunque avra 300 años que Guillelmo de San Clodoaldo averiguo sus errores. En nuestros tiempos Tycho Brahe cavallero Dano, ecelentisimo observador, a quien meritamente en esto se puede dar la palma, afirma, que Marte andando en oposicion del Sol, llega mas cerca dela tierra casi la tercia parte que el; por lo qual infiere entonces maior diversidad de parallaxes: y de consequencia que los orbes delas revoluciones de Marte, totalmente no pueden estar sobre el Sol, sigun los fundamentos de Ptolomeo. En consideracion deloqual, como el supone, Marte andando aveces sobre el Sol, y otras debaxo del, mas cerca dela tierra, sus movimientos se cruçan, como parece por la figura que sigue;

[figura de Tierra, Marte, Sol]

y de consequencia no se pueden salvar sus apariencias con orbes, por causa de no poderse dar penetracion de dos cuerpos que se cruçan con movimientos contrarios; y aun en estos dos fue necessaria tal proporcion y regularidad para que aveces no se viniessen a topar, por los inconvinientes que se les podria siguir, y a toda la naturaleza. Los otros Planetas superiores e inferiores, aunque no se cruçan, quitando los orbes a Marte y al Sol, parece necessario quitarlos a ellos tambien, por no dar diferente cuerpo en los unos que en los otros, ni diferente razon demoverse. Contodo esto, aunque la razon lo pide ansi, por el movimiento del Cometa del año i577, elqual anduvo entre Venus y la luna al deredor del Sol (como tiene Brahe que andan todos los Planetas y tuvo Copernico) ronpiendo los orbes de Mercurio y de Venus y del Sol (como se sigue por la figura de su hypothesi del segundo libro del mundo ethereo que aquí va debaxo). Por el qual movimiento (por la razon de no se poder cruçar cuerpos diferentes con diferentes movimientos) se sigue no se poder salvar las apariencias de Venus y de Mercurio assimismo con orbes, ni las de la luna, y de Jupiter, y de Saturno; por la uniformidad de toda la region celeste, como por la razon del movimiento de otros Cometas ariva del Sol, y cerca de la luna, losquales formando maiores circunferencias vinieran a romper mas orbes.

271 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
41] [pag.. 42]

No favorece poco esta suposicion la ecentricidad del Sol, tan varia y tan mudable, que quieren los Astronomos, que en i640 años, el haia baxado hacia la tierra 8692 leguas y media, que hazen 38032 millas italianas. y este movimiento sea por Epiciclo en el orbe Diferente, o sea por otro quinto orbe en medio del mismo Diferente a el ecentrico (como pone Magino para salvar essa ecentricidad) parece indignidad del Sol, y dela Inteligencia que lo mueve, sugetarle atanta variedad de cuerpos como es la delos movimientos que cada dia se van descubriendo, losquales con el tiempo podra ser que sean mas y que se venga a haber un Chaos de orbes y Epiciclos en el Cielo.

Que no se pueden salvar las aparencias del Sol y de Marte con Orbes, sin dar movimiento annual ala tierra, sigun la Hypothesis de Copernico. Cap. 11.

Copernico considerado como los Planetas se acercan tanto ala tierra, y se alejan (por lo contrario) hazia las estrellas fixas, como retroceden, y se paran, y apressuran sus movimientos, entró en consideracion, de dar alos seis Planetas un movimiento regular al deredor del centro del mundo, con Orbes

iguales, sin Epiciclos, y concentricos; quitando assimismo el primer mobil y el segundo y sus movimientos, suponiendo fixa la octava sphera, y el Sol imobil en el centro del mundo, y la tierra en el quarto Cielo con tres movimientos, el uno de Ocidente en Oriente sobre sus polos Artico y Antantico en 24 oras, en lugar del diurno del primer mobil, el segundo annual por la Ecliptica de poniente a levante, escusando con este el del Sol, y el tercero dela misma axis dela tierra haziendola descrivir un circulo Artico al deredor de su polo amanera dela trepidacion de la octava esphera, assimismo annual en contraria parte del otro, con el qual movimiento

272 TRANSCRIPCIÓN
[figura sistema solar]
[pag.. 44] [pag.. 45] [pag.. 43]

salva la desigualdad delos Dias, y la anticipacion delos Equinoccios. Y assi aviendo de salvar con Orbes la apariencia de Marte acronyco, mas cerca dela tierra que el Sol, necessario es poner la tierra en medio, y aviendo de demostrarlo mas apartado della que el Sol, combiene fixar al Sol en el centro comun, y que la tierra ande, porque andando el Sol sobre el centro de su Orbe (quedando firme la tierra) su Orbe se cruça con el de Marte en los dos puntos a y b como parece por la figura que sigue: loqual no puede ser por lo que queda dicho en el capitulo antecedente. La consequencia, hasta aquí, queda muy a favor de Copernico, aunque no apruevo sus Hypothesis, por lo que demostrare en el capitulo que sigue.

[figura Sol, Marte, Tierra]

Contra la Hypothesis de Copernico acerca del movimiento annual dela tierra. Cap. 12.

Para salvar la apariencia dela mitad dela otava esfera que llaman firmamento (la qual no se puede negar, pues alos ojos de todos es visible) Copernico se valio de aquella demostracion, que la tierra respeto del es un punto, para provar que en qual quier parte que ella este fuera del centro del mundo (particularmente en el quarto Cielo adonde el Capone) su horizonte corta igualmente esse firmamento en dos partes

iguales, dexando seis signos debaxo, y seis en cima del: laqual demostracion es mal aplicada. Concedesele que la tierra respeto del firmamento es un punto; pero que fuera del centro del mundo, sigun la aproximacion que hiziere mas a una parte que a otra del su horizonte cortara maior y menor porcion conocida dessa otava esfera y no la dividira igualmente como se demuestra

Sea la otava esfera o firmamento el circulo ahlic, cuio diametro es la linea ac y su semidiametro la bl. La tierra en medio en el centro del mundo, el circulo mb y el circulo edf

273 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag.
[pag.. 46]
47]

sea el orbe annual que lleva la tierra gd de levante a po -

- niente, sigun su Hypothesis. Tirese la linea hgi que toque la tierra en punto g, y que sea equidistante al diametro ac dela otava esfera. Quiere el, que por ser demostracion de Ptolomeo, de Sacrobosco, y de otros, que siendo la tierra un punto respeto de tan gran esfera, se pueda ver la mitad della, estando en d como si estuviera en b, y que la linea hi nos corte la mitad dela esfera como la ac; lo qual es falso: por que quanto la tierra estuviere cerca delas estrellas fixas, la linea horizontal hi cortara para ariva menor porcion hasta llegar al punto l. Mas puesta la tierra en el lugar del Sol en d se prueva que la linea gb tiene conocida proporcion con toda la lb, y que la linea hi corta la esfera fuera de la linea ac. Porque la linea lb (sigun la comun opinion) es 45225 semidiametros de la tierra. La gb del concavo del Sol es ii2i 7/20 semidiametros dela tierra; conlaqual partida la bl viene la gb aser una delas 38 partes y media, y 76 semidiametros mas, tomando el medio entre el convexo y el concavo, que es proporcion muy conocida. Partida agora la quarta lha de toda la circunferencia que es 90 grados por los 38 ½, vienen 2 grados y 3/19 no haziendo caso de los 76 semidiametros, los quales 2 grados y 3/19, ni ala vista sin instrumentos ni con ellos se pueden

[figura circulos 2]

perder, ni reputar por un punto o nada en niguna observacion. Porloqual la linea hi cortara ariva dela ac los dos grados y 3/19 hazia el punto l, dividiendo toda la esfera en partes desiguales.

Que no se puede salvar la apariencia de los polos del mundo, por las Hypothesis de Copernico. Capitulo. 13.

[pag.. 48] [pag.. 49]

274 TRANSCRIPCIÓN
]
[figura circulos 1

Por lo que queda ariva demostrado, que andando la tierra

al movimiento annual el horizonte delos que tuvieren al Sol por zenit, corta la otava esfera, en partes desiguales, 2 grados y 3/19 menos dela mitad ala dicha parte, siguese que cortando en la parte oposita los mismos 2 grados y 3/19 viene la tierra aformar un circulo de 4 grados y 6/19 de diametro. Considerese agora latierra en Aries, y despues en Libra, sobre axis equidistantes, vendra a descrivir al deredor del axis del zodiaco el mesmo circulo delos 4 grados y 6/19 de diametro; y casi otro circulo dela ultima estrella dela Ursa menor al deredor del polo del mundo en un año entero, pero con alguna obliquidad, por quanto el axis del mundo, y la del Zodiaco, no son equidistantes. Porloqual los polos de la tierra andando en circulo, se sigue no poderse dar polos fixos, ni salvar la apariencia dela inmobilidad delos del mundo; si no que nos pareceria que la otava esfera andasse cada un año trepidando sobre essos circulos pequeños de 4 grados y 6/19 de diametro; no como va sobre los dos pequeños de 9 grados de diametro al deredor delos dos puntos de Aries y libra dela nona esfera, por quanto el axis dela nona passa por el centro del mundo y la dela otava andaria parallella al axis dela tierra. Este movimiento se acabaria en un año, por no acabar antes la tierra su revolucion, mas por el movimiento diurno

del primer mobil que Copernico leda ala tierra se siguiria lo mesmo cada dia en 24 oras. Si con estos dos movimientos que Copernico da ala tierra, se pudiera salvar la apariencia dela inmobilidad delos polos del mundo, fuera su invencion muy ingeniosa y digna de estimar; dexando aparte el tercer movimiento que el da al axis dela tierra trepidando a modo dela otava esfera al deredor delos polos del mundo, el qual movimiento, para salvar la desigualdad delos dias es superfluo, como claro parece por la figura que sigue; y de maior inconviniente, porquanto haze variar mucho mas los polos del mundo. Primeramente se supone que el axis dela tierra, en cancer, como en Capricornio, y en los equinoctios, esté siempre equidistante al axis del mundo, y en tresi, como se muestra por la xy, tu, y la ac. Con esta Hypothesis se ve como el Sol estando en i corta en la circunferencia dela tierra en Cancer el tropico de Capricornio con la linea ile, y estando la tierra en el de Capricornio, corta el Sol en la circunferencia el tropico n o de Cancer con la linea ig. y assi como la tierra sobre su axis en 24 oras dando una buelta se sigue la misma apariencia del movimiento diurno del primer mobil, se sigue lo mesmo en el movimiento annual por el zodiaco de Cancer en

[figura circulos 3]

275 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag..
[pag.. 50]
51] [pag.. 52]

Capricornio, como estando fixa en el centro del mundo adonde esta, porque el Sol en el centro y la tierra en los tropicos forma con la linea eg ambos tropicos, el Austral estando la tierra en el Boreal, y el Boreal estando ella en el Austral, por causa dela obliquidad del Zodiaco, por donde supone Copernico que va, que es la causa de variar los dias. Porque si la hiziese andar solamente por la Equinoctial bd, los dias siempre serian iguales con las noches, y entonces fuera necessario el movimiento declinante del axis para formar los tropicos, con laqual declinacion, los polos del mundo avian de variar igualmente. Que no se pueden salvar las aparencias delos Planetas con Orbes sigun las Hypothesis alegadas. Cap. 14.

En el decimo Capitulo deste libro prove como por causa de Marte cruçar el movimiento del Sol, quando se acerca mas a la tierra; y el Cometa del año de 78 cruçar assimismo con su movimiento el de Venus y el de Mercurio, que no se podian salvar sus apariencias, especialmente con orbes solidos y duros, como salvan los que siguen a Ptolomeo y a Purbachio. en el onzeno capitulo siguiente prove despues no se poder salvar essos movimientos con orbes, sin dar movimiento ala tierra, sigun la hypothesis de Copernico. y en el Capitulo trezeno antecedente aclare los absurdos principales que se siguen (dexandolos quedan otros) de moverese la tierra como tiene Copernico, y tuvo Aristarcho Samio primero, y otros, losquales absurdos no pudiendose de ningun modo salvar ni admitir, de consequencia no se pueden recevir los Orbes: y assimismo no se pueden los Orbes admitir para salvar las aparencias del Sol y de Marte, ni las de Venus y de Mercurio (quando aun no se tuviesse dello demostracion por el movimiento del Cometa del año 78) por consequencia se avian de quitarselos y a Jupiter y a Saturno por no dar diferencia de duro y blando en la misma materia celeste, ni mas razon de moverse Marte y el Sol sin Orbes que los superiores Jupiter y Saturno; y los inferiores Mercurio, Venus, y la luna, aunque sus movimientos sean equidistantes uno sobre otro y concentricos, y no se crucen como Marte y el Sol. Esta ultima materia he tocado ligermente por passar ala dela estrella que es lo principal que en este tratado he querido escribir, pudiendo averme estendido en ella (si fuera mi proposito) como Pero nuñes en los errores de Orontio, y Scaligero en los de Cardano. Pero las ansias de saber que cosa es esta estrella y como se haze y deshaze, me obliga a dexar a Copernico, y a este primer libro.

276 TRANSCRIPCIÓN
[pag. 53]
Volver al índice
[pag. 54]

DE LA IDEA DEL FIRMA MENTO DE LEONARDO TURRIANO

LIBR O SEGUNDO

Que la materia Celeste es subtilissima y blanda

Cap. 1.

Moises escrive, que Dios despues de aver echo el firmamento, lo llamo Cielo, y que en el hizo el sol la luna y las estrellas; el qual firmamento, en la sagrada escritura se entiende por toda aquella parte des del concavo del Orbe dela luna hasta la superficie del primer mobil, que los filosofos llaman Etherea, quinta esencia, y region Celeste. San Agustin assi lo declara: cum dicitur firmamentum Coelum, intelligendum est omnem istam aetheream machinam dici, quae omnia substantia continet, sub qua puri et tranquilli aeris viget [Cuando se dice el firmamento cielo ha de entenderse que se refiere -dice- a todo ese tablado celeste que contiene todos los astros, bajo el cual tiene autoridad -reina- la serenidad del aire puro y apacible]. Santo Thomas, delas opiniones mas probables, desta haze mas caso, Durando a todas la antepone, y la misma tiene Scoto. Mas dela materia del firmamento, Moises no nos dice cosa que cierta se pueda tener, eceto si del nombre hebreo Rachi -

- ah que quiere decir firmamentum, y del otro Shamaim q(ue) quiere decir Coelum, no rastreamos alguna luz; porquanto estos nombres son puestos por Dios con altissima etymologia, como de cosas en que se avia estremado tanto, y que a el solo pertenecia la ciencia dellas. Y que sea esto verdad que Dios reservo mas parasi la ciencia del Cielo, y quiso que el hombre tuviese della muy poca noticia, se prueva con quatro cosas. La primera, por evitar la idolatria, alaqual los judios eran tan inclinados, como los advierte Moises en el Deuteronomio, Cap.4. diciendo, Ne forte elevatis oculis ad Coelum, videas Solem et lunam, et omnia Astra Coeli, et errore deceptus adoris ea et colas [Para que, elevados los ojos al cielo por casualidad, no veas el sol y la luna, y todos los astros del cielo, y engañado por el error, los adores y veneres]. La segunda, que a todas las cosas Celestes Dios las quiso dar nombre como quien solo las entendia, y a las terrestres aquatiles y aereas mando que Adam se lo diese, como se lee en el Gen. c. 2. La tercera, porque el hombre no se cansase en lo que no le tocava especular demasiadamente en las cosas del Cielo natural, luego le dixo para lo que avian de servir, ut luceant in firmamento Coeli, et devidant diem et noctem, et sint in signa et tempora et dies et annos [Y los puso —al sol y a la luna— en el firmamento del cielo para iluminar — alumbrar— y que fueran señales para —dividir, medir— el tiempo, el día, los años]; para los efetos como esplica S. Thomas: quae creavit Dominus Deus tuus in ministerium cunctis gentibus quae sub Coelo sunt [Lo cual —ídolos de animales, estrellas, hombres, etc.— el señor tu Dios proporcionó como empleo —ministerio— a todos los pueblos que existen bajo el cielo]. Deuteron. c.4. Esto demostraron ingeniosamente los gentiles con a -

277 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag.. 55] [pag. 56]

-quella fabula de Prometheo condenado a que el Aguila le roiese el corazon, por aver hurtado una llamecilla dela rueda del carro del Sol, que era la especulacion y inteligencia delas cosas Celestes, alos hombres en cubierta y vedada. La quarta y ultima es, que Dios dio al hombre cinco sentidos, mediante losquales tuviese conocimiento delas cosas singulares que le tocavan saber, y assi Aristotiles la razon que da porque el hombre naturalmente desea saber, dice que est sensuum diletio [es el amor de los sentidos]; pero esto es acerca destas cosas corporeas y corruptibles de que ellos assimismo se hazen y se corrompen: porque delas Celestes, los quatro sentidos, oydo, gusto, olfato, y tacto, no participan nada, como responden a Marsilio ficino, acerca que cosa es la luz. El sentido dela vista solo della participa, y de aquella que es solo de ver y no de juzgar; como se colige de aquellas palabras ablando ficino con la vista: hunc sensualem quandam lucem esse conoscis, ultra vero inde non licet progredi [conoces —sabes— que hay una primera claridad en el conocimiento sensible, pero después no puedes avanzar más allá]. Desta manera, si dela luz delos cuerpos Celestes que vemos, la razon sola es capaz de aquel color claro que parece, el qual es imagen dela luz invisible que no vemos, como con un sentido solo dela vista (laqual aun en ver se empaña) podemos juzgar de materia tan alta, tan imensa y tan invisible como es el Cielo? Bolviendo

alos nombres Rachiah firmamentum, Shammaim coelum, la materia prima que Dios de nada crio para formar este mundo, (la qual Moises llamo Cielo y tierra, por quanto della Dios despues hizo ambas cosas) quadra mucho al entendimiento aver sido agua. Porque antes quel Cielo y la tierra fuessen formados, siendo todo un chaos, primeramente dice Moises, que el espiritu del Señor andava sobre las aguas, el qual nombre [aquas] es el primero que el dio a toda la materia que antes llamo Cielo y tierra informe y confusa. Y esta esposicion es conforme ala de Josepho, diciendo; y como la tierra aun no se pareciesse por estar cubierta de escuridad profunda, y el espiritu del Señor anduviesse sobre ella, toma la tierra por el agua, porque en este lugar no haze mencion de agua. El segundo dia Dios hizo el firmamento en medio delas aguas, y con el las dividio. El firmamento assimismo se toma por toda la region aerea, como por la Celeste, por lo que Moises llama alas Aves volatilia Coeli [volátiles del cielo]: delaqual opinion es S. Thomas, con S. Juan Chrisostomo, y S. Juan Damasceno, y otros; por causa dela sublimidad y luminosidad que tiene comun con el Cielo sydereo. Demanera, que todo el firmamento ariva y abaxo del hasta la superficie dela tierra era agua. Que el resto desde lo mas

baxo del aire hasta el centro de toda la materia informe era toda agua, se prueva por las mismas palabras de Dios del tercero dia. Dixit vero Deus congregentur aqua que sub coelo sunt, in locum unum, et appareat arida. et vocavit Deus aridam terram: congregationes que aquarum appellavit maria [dijo Dios: júntense las aguas que hay bajo el cielo en un único lugar, y apareció lo seco, y Dios llamó tierra a lo seco, y llamó mares a las aglomeraciones de agua].

Destas palabras consta, que el mar, y la tierra, eran del mismo chaos y materia prima, que

[pag. 57] [pag. 58] [pag. 59]

278 TRANSCRIPCIÓN

Dios juntamente con la de ariva, tenia criado para formar estos dos ultimos elementos; los quales formaronse deste modo, juntandose las aguas (que entonces, sigun S. Thomas, eran ralas a manera de niebla por lo qual ocupava mucho lugar) aparecio la tierra; o Juntandose la materia aqua (que estava estendida con la que avia de ser tierra) en mas pequeño lugar, resulto desta separacion, aparecer la tierra, que Dios llama arida por su sequedad y dureza: y por averse espessado mas la materia prima, o ser la mas espessa de toda la que Dios crio, y la hez como dice Raimundo Lulio. Y deste modo se puede concordar Thalete Milesio con Moises, que el principio delas cosas naturales fuesse agua, pues la uvo antes del Cielo y tierra formados, como concluie Morieno; y sigun tiene Julio Camilo, si la primera producion de dentro que es del Verbo trae el simbolo del agua, siendo aquel el exemplar de todas las cosas, razon era que aun la producion de fuera fuesse agua, porlo que Dios omnia per Verbum fecit. firmamentum trasladaron los latinos el nombre hebreo Rachiach, el qual propiamente significa extensionem del verbo Rachah. Que ala letra quiere decir extendere y expandere; loqual compruevase con la autoridad de la sagrada escritura en muchos lugares. Ysaias c.40.42 Jeremias c.10. y David psal. 103. laqual extension y expansion fue dela misma agua que avia en el mismo lugar adonde Dios hizo el firmamento; loqual se entiende ansi del nombre Coelum que ledio despues, elqual en hebreo se dice Shammaim, tomado de las aguas, porque Sham quiere decir ibi, maim aquas, que tanto suena como decir Cielo de aguas.

Que estas aguas, agora sean delgadas, fluxiles, y blandas, al modo desta nuestra elemental, oal modo del aire (porquanto este mismo elemento entra en el nombre de los Cielos) es de ver, por ser el punto principal desta materia que escrivo; assi para salvar las aparencias delos Planetas, como para saber como esta nueva estrella se haze. Job tratando delos Cielos, al cap. 37. nº. 18. dice. Tu forsitan cum eo fabricatus es Coelos, qui solidissimi quasi aere fusi sunt. loqual ala letra ansi lo entien -

- den muchos; delos hebreos Rabi Gerson, delos griegos Symmacho Nicetas, y de los latinos Gregorio, Philippo, S. Thomas, y otros delos escriptores del hebraico, vatablo. Aunque el nombre [Coelos] en lo hebraico se deriva dela raiz [sachac] q(ue) significa contundere, comminuere, extenuare, y en muchos lugares la version vulgata traslado por el nubes, como en el psalmo 38.n.7, y en el 39 n. 6, en el Deuteronomio c.33 n 26, Job en el c.26. n.28, y en otros lugares lo mismo. Por loque se puede conforme alo hebreo trasladar desta manera. Tu forsitam cum eo fabricatus es, seu extendisti seu expandisti Coelos, uel nubes, uel aerem, qui solidissimi, uel fortissimi quasi aere fusi sunt, uel quasi especulum fusionis, aut speculum fusum [¿Tú acaso fabricaste con él -Dios- o extendiste o desplegaste los cielos, o las nubes, o el aire, los cuales, solidísimos, fortísimos, fueron extendidos como un espejo, o como un espejo de la extensión, o como un espejo extenso?]. El nombre solidissime se debe entender como dice Scaligero a Cardano, exer. 76: Solidum est, quod est sui plenum totum, non alieni. Quare etam ignis in suo globo, etiam Coelum, que sunt rarissima, solida erunt lutis ingeniis [Sólido es lo que está totalmente lleno de sí y no contiene nada ajeno. Por lo que también

279 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag. 60] [pag. 61]

el fuego en su esfera, también el aire, que son muy densos, serán sólidos por naturaleza]. Conforme a esto, se puede tener, que el Cielo es blandissimo y aereo, porque si bien se considera el capitulo de Job, en todo el va tratando delas Metheoras; y ajuntase a esto lo que Caietano bien advirtio, que [Coelos] en el contexto hebraico tiene una letra [lamed] que sirve delo que en los latinos la proposicion ad: y viene Job a decir, Tu forsitan cum eo extendisti ad Coelos, id est, tu forsitan cum eo extendisti totam hane expansionem usque ad Coelos [¿Tú quizá con él extendiste las nubes sólidas como espejo de metal fundido hasta el aire, es decir, tú quiza con él extendiste toda esa expansión hacia el aire?]. Esta expansion Job compara elegantemente a un espejo, y ansi adonde la vulgata tiene quasi ex aere fusi, se lee en el hebraico quasi especulum fusum, seu quasi speculum forte. Llamale speculum por razon dela diafanidad, fusum por la pureça y lustre que las cosas fundidas tienen. Y si queremos trasladar forte, tambien quadra a esta expansion, que la vulgata llamo firmamentum, porque aunque sea movedizo y fluxil, en esso se vee la providencia de Dios, que una cosa tan movible, hizo tan constante y firme, que jamas perdio su integridad. Josepho escribe que Dios hizo el Cielo Cristalino competentemente templado, de naturaleça umeda y lluviosa; Cristalino por la diafanidad, cuio modo de hablar aun usamos en nuestro idioma, y llamamos alas aguas cristalinas y de cristal: y todos los hebreos fueron deste mismo parecer. Seneca (en Artemidoro) haze burla de que el Cielo sea duro, quando dice: Porque si le damos credito, toda la region del Cielo es solidissima, endurecida por encima dela union delos atomos amassados unos con otros. Y en el cap. 14 siguiente: digame este, quien hizo en el mundo tan firme laguna que avemos de creerle ser tanta la groseça del Cielo? Quien fue el que hizo cuerpo tan solido que alli lo detuviesse? Porque lo que es tan gruesso necessario es que sea muy pesado. Luego como en lo alto estan los cuerpos graves? Que tanta mole no decienda y con su mismo peso no se rompa? No puede ser que tanta fuerza de peso quanta el sustenta esté colgada y sea leve. Ni se puede decir que por defuera tenga alguna cuerda a que este atado que lo le dexa caer, ni que en el medio tenga alguna cosa que lo tome delo alto y lo sustente. En lo qual va confutando la opinion de Empedocles, que los Cielos eran graves y leves dela misma naturaleza con estos inferiores. Mas admirome de Aristotiles, el qual, no dando al cuerpo celeste tan solamente movimiento del grave, mas ni aun del leve, lo haga solido duro, y no solido por ser lleno de su mismo cuerpo y materia simplicissima sin mezcla de otra. Motus enim rei solidae, id est solis et reliquorum Siderum aerem potissimum sccervit [en efecto, el movimiento diferencia principalmente al aire de una cosa sólida, por ejemplo del sol y del resto de estrellas]. Y que no le pareciesse, que lo duro adqueria gravedad, y lo blando ligerez, como vemos y palpamos en todas las cosas naturales, de piedras, arboles, licores y metales, siendo que lo mas lleno y macizo pesa mas (y lo mas blando por lo contrario es mas ligero) como lo es el diamante entre totas las piedras, y el oro entre todos los metales; y que entre los elementos, el mas alto es mas sutil, y mas blando; exemplo es el agua sobre la tierra, el aire sobre el agua, y del

63]

280 TRANSCRIPCIÓN
[pag.
[pag.
62]

aire la region mas alta, mas pura, mas sutil, y mas blanda destas inferiores, espessas de vapores dela tierra; adonde de contino se quaxa el agua la nieve el granizo y aun muy duros coriscos. Seneca parece que filosofó por este camino, y que saco delo solido y duro la consequencia delo grave con quien Ovidio tuvo el mismo parecer, diciendo

--------------------------- Et sine pondere Coeli

Emicuit ---------------------------------------[y sin peso del cielo...brilló]

NOTA : El texto completo de Ovidio: Ignea convexi vis et sine pondere caeli emicuit summaque locum sibi fecit in arce: la fuerza ígnea y sin peso del convexo cielo brilló con luz trémula y se hizo un lugar supremo en la altura.

y en otra parte

Hec super imposuit liquidum et gravitate carentem Aetherea, nec quiequam terrene fecis habentem. [Encima de ésta impuso —situó— el éter, fluido y carente de gravedad y que nada tiene de sedimentos terrenos]

Dixo esto tambien como platonico, porque Platon en el Timeo, tiene, que sin fuego nada se puede ver, ni tocar sin solido, el qual no lo hai fuera dela tierra. Y Plotino al mismo proposito tratando del Cielo dice, que la firmeza en el, no solo se pone por la trina dimension, sino por cierta repercussion: la dureza aspera solo a la tierra combiene. Por loque los filosofos se levantaron tanto en la divinidad desta materia, que dixeron, el elemento simple, no podersse ver, ni tocar, ni caer debaxo de algun sentido. En este lo explico Torquato Tasso, en el sueño de Gofredo; no atreviendose a dar al Cielo cuerpo, ni color, ni cosa que pueda caer debaxo de alguna especie, lo finge en la via Lactea

Pareagli esser traslato in un sereno Candido, ed aure fiamme adorno e pieno: [Parecióle en un cielo estar sereno, de llamas aúreas adornado y lleno:]

A imitacion de Scipion Africano, mirando a Carthago des del Cielo, como dice Ciceron. Ostendebat autem Carthaginem de excelso et pleno stellarum et illustri et claro quodam loco [y mostraba Cartago desde un lugar elevado, lleno de estrellas, resplandeciente y claro]. y luego declarolo: erat autem is splendidissimo candore inter flammas circulus e lucens, quem vos orbem lacteum nuncupatis [era -este lugar- un círculo resplandeciente -brillante- entre llamas y de una espléndida blancur al que vosotros llamáis vía láctea]. Mas bolviendo ala sagrada escritura; sus interpretes declaran aquellas palabras del Genesis, el spiritus Domini, por el espiritu Santo, por que Moises antes tenia nombrado al Señor con el nombre Elohim del numero plural que significa las tres personas dela santissima

281 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag.
64] [pag. 65]

Trinidad; del qual dice Isaias in spiritu indicii, et in spiritu ardoris [en espíritu y en espíritu de fuego], significandolo con fuego y ardor, como se lee en el pº. delos actos delos Apostoles, y en Mercurio Trimegisto. Mirandulano tomo el espiritu del Señor por la fuerça de la causa agente, y no como causa principal, comparandolo a nuestro espiritu vital, organo e instrumento del animo. Contra loqual se opone la autoridad de Isaias. Spiritus Domini spiritus sapientiae et intelectus [el espíritu del Señor, espíritu de sabiduría y discernimiento]; y a este proposito Mercurio Trimegisto en el Pimandro entendio por el espiritu del Señor assimesmo el espiritu Santo, et spiritus tenuis intellectualis per divinam potentiam in Chaos inerant [una sombra infinita ocupaba el abismo, el agua encima- y el espíritu delicado e inteligente a causa de la potencia divina se hallaba dentro del Caos]: porque el entendimiento y el ardor como declara Isaias, es del espiritu Santo.

Y assi los Theologos que trasladan la palabra ferebatur [era dado, producido] (que en el contesto hebreo suena incubabat [se echaba sobre, extendía]) Pag.nino traslada suflabat, Onkelo e Jonatas flabat [soplaba], que es propio efeto del espiritu y flato de Dios en la producion esterior; como quando quiso dar vida a Adam, despues de averlo formado de tierra, inspiravit infaciem eius spiraculum vitae [sopló hacia su rostro el aliento de la vida]: David flabit spiritus eius et fluent aquae [sopló su espíritu y fluyeron las aguas]: Isaia, Nutrimentum eius, ignis et ligna multa: flatus Domini sicut torrens sulphuris succedens eam [fuego y troncos de árbol como alimento —de la hoguera— que el soplo del Señor va a encender como torrente de azufre]. y San Hieronimo afirma que el verbo hebreo (Merachephet) propiamente significa incubare sive confovere [el espíritu del Señor se extendía sobre las aguas como incubando] a semejança delas Aves sobre sus huevos, lasquales con su calor los callenta y empollan. y deste modo el espiritu del Señor callentando la materia prima aquea y fria le dio luz y forma conciliando los contrarios que antes eran confusos. El qual espiritu del Señor, como dice San Paulo (vivificante) no faltando jamas a esta materia formada, (como de Cristo nuestro Señor se lee, Ego Coelum et terram impleo [yo lleno los cielos y la tierra], y Mercurio Trimegisto cum vero per ipsum cuncta clarescant, per omnia rursus atque in omnibus fulget [aunque verdaderamente todas las cosas brillan por él, a la inversa por todas las cosas y en todas ellas (él) brilla]: Y San Juan, quod factum est in ipso vita erat [en él estaba la vida —él era la vida— de cuantas cosas fueron hechas]) desde entonces quedo unido el umor con el calor, y toda la massa del firmamento ignea y aetherea, que por el aire, por el fuego, y por el Cielo se toma. En esta conformidad es Platon, diciendo que Dios crio el fuego y la tierra; por el fue -

- go entendiendo el Cielo. y en este modo se puede concordar la theologia platonica con la cristiana, que el umor delas cosas Celestes, no es sin calor, ni el calor sin umor, y que el Cielo co(mo prueva Plotino) na hai otra cosa sino calor con umor claro que es lo mesmo que tuvieron los Cabalistas, que los Cielos eran de fuego y de agua. Marsilio ficino declarando este passo de Plotino, dice ansi. Luego el fuego Celeste no solo se puede decir callente, si no aun umedo, que es asaver, liquido, fluxil, agil, lubrico, palido y blando. y si debaxo del

[pag. 66] [pag. 67]

282 TRANSCRIPCIÓN

Cielo se puede dar alguna materia semexante ala substantia Celeste, que se pueda tratar con las manos y ver con los ojos, es el azogue, en el qual el calor vigoroso con demasiado umor viscoso causa el movimiento inquieto. Si de nuevo consideras la subtileza y claridad del, tendras la diaphanidad Celeste y el Cielo. Que ciertamente no sea duro, se confirma delo que pruevan los naturales contra los Astronomos acerca delos circulos, centros, distancias y movimientos, entre los quales hai immortal contraversia. Estiendo esta opinion con la de Dante, acerca la naturaleza del cuerpo dela luna, por sacar della la consequencia delo que ariva queda dicho dela blandura del Cielo; elqual Poeta, en el segundo canto del Paraiso, subiendo con su Tietion al Cielo, del no dice nada, si no del mismo cuerpo lunar ansi.

Parevame che nube ne coprisse

Lucida espessa solida et polita; Quasi Adamante in cui lo Sol ferisse. Per entre se L’ eterna Margherita

Ne rivevette, come aequa recepe Raggio di duce, permanando unita. S’ io era corpo; et qui non se concepe

Come una dimensione altra patio Ch’ esser convien, se corpo in corpo repe.

[Yo creí de una nube estar ceñido, Pulida, espesa, sólida y luciente Como diamante por el sol herido.

La eterna margarita tras su oriente Nos recibió como, siguiendo unida, Recibe el agua al rayo blandamente. Si fui cuerpo, y aquí no es concebida La dimensión que dentro de otro dura, Si una cosa por otra es recibida] Traducción de Ángel Crespo

Dice que la luna es como una nuve clara espessa y burnida, q(ue) en ella como en Diamante hyere el Sol: por cuia claridad y blancura la llama Margarita. Tiene que su cuerpo sea penetrable de otro, como el agua delos raios del Sol, sin romperse. Loqual le causa maravilla, y no alcança como esto pueda ser; que es todo el secreto delos Planetas, penetrando el Cielo con tanta velocidad sin romperle, que sea resistencia y fatigacion. Por loque por las dificultades que halla en entender las obras divinas, persuade alos inorantes (que son los que navegan en pequeña barca) a bolverse atrás, y no se meter en cosas tan altas, delas quales sus entendimientos son incapaces. Desto solo quiero sacar esta consequencia, que si el cuerpo dela luna es penetrable de otro cuerpo sin romperse (sigun esta opinion) siendo tan denso y visible, que mucho mas lo sera el del Cielo, penetrandolo el cuerpo lunar, y los demas Planetas; siendo que el Cielo consta

283 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag. 68]

mas de claridad y movimiento que de cuerpo, sigun su materia es sutilissima, e invisible: y esta es una delas cosas dificiles que Salomon dixo no podia esplicar con palabras, aunque de aquellas con que el descrive el movimiento del Sol, podemos entender que no leda orbes, sino circulos, que son lineas indivisibles por la latitud; quando dice, lustrans universa, in circuitu pergit spiritus, et in circulos suos revertitur [iluminado todo el universo, el espíritu prosigue en su marcha circular y regresa a sus órbitas].

Que los Planetas no son parte de sus Orbes. Capitulo. 2.

Aristotiles prueva, que el Cielo es una materia purissima y simplicissima, por no moverse al movimiento recto abaxo como cuerpo grave, ni ariva como ligero, si no en circulo al movimiento nobilissimo eterno, el qual solo atal materia se combenia. Se prueva assimismo, que la materia Celeste es simplicissima, siendo igualmente diafana, sin mancha, ni cosa visible; sacando la via lactea altissima con las estrellas fixas, cuia parte lucida, denota ser mas espessa y diferente dela de mas profundidad Celeste. Deloqual, sacase este Corolario. Que siendo el Cielo de materia uniforme simplicissima, no

puede aver contrariedad de naturaleza en el, como en las cosas elementales, compuestas de calidades contrarias, frias, calidas, umedas, y secas: alasquales Juntamente se les sigue lo duro, blando, raro y espesso, que causan las diversidades de colores que no se ven en el Cielo. Porque el calor con el umor, en el, sigun los Platonicos, no haze contrariedad, si no una mesma dispusicion ala diafanidad, y al movimiento; siendo como es el calor de vida, y la materia simplicissima. Porloqual si las estrellas fuessen parte de sus Orbes (como tienen los Peripateticos) se siguiria no ser visibles: por la razon que la parte tiene con su todo. Aristotiles funda el argumento, en la opinion de los antiguos, que el Cielo y las estrellas eran de fuego; la qual entonces dellos no fue provada, y del es reprovadissima. lo mismo concluiera si argumentara con la opinion de Empedocles, que assimesmo fue de muchos, que todo lo que avia en el Cielo era grave y leve, y dela naturaleza destas cosas inferiores. Siguo otro argumento en razon dela dureça, y del todo con la parte; supuesto lo provado, que la materia Celeste es diafana simplicissima, laqual de ningun modo puede caer debaxo del sentido dela vista, como tienen todos. Si el Cielo es durissimo y clarissimo mas que Cristal, y

Diamante (como tienen los Peripateticos) espessandose y endureciendose mas (si mas puede ser) no puede adquirir color, por que se siguiria no ser de materia simplicissima, si no mista y visible como lo es el aire a nuestro parecer por los vapores y exalaciones dela tierra que suben por el, y como lo es el agua por la refraction delas especies que les estan cerca sirviendoles dela una parte de oja de espejo; porque si de espessarse la materia de la estrella uviesse de parecer lucida o resistente alos raios del Sol, se siguiria que el cielo poco o mucho avia de tener algun color semejante a su estrella, por la razon que el todo tiene con su parte: y tanta profundidad junta como hai des dela circunferencia al centro sobre nuestra vista

284 TRANSCRIPCIÓN
[pag.
[pag.
[pag.
69]
70]
71]

no podia dexar de mostrarnos cosa visible, y un Cielo lacteo alomenos, que es contra la esperiencia. Otro argumento en razon del color.

Dado que el Cielo se pueda espessar en el cuerpo de su parte que es la estrella, el color que en el puede adquirir combiene que sea todo uno manando de una misma y uniforme materia, porlaqual las estrellas todas serian de un color solo, ni se diferenciarian una de otra, si no por la grandeza y por el movimiento; ni Saturno pareceria oscuro, ni Jupiter claro, ni Marte

roxo, ni el Sol igneo, ni Venus blanca, ni la luna de color de agua; sino que todas parecerian como Saturno o como Jupiter, o como qualquier otro delos inferiores: y si en una delas estrellas, la materia fuesse mas espessa que en otra, en una dellas el color seria mas vivo, y en otra mas remisso, pero todas serian blancas mas o menos, o roxas menos o mas. Que esta diferencia de colores causen agora las distancias, tampoco puede ser, por causa que los medios an de tener delos estremos, y los estremos pueden parecer contrarios. Porque si Saturno por estar mas lejos, su color es oscuro, la luna estando mas cerca avia de parecer mas clara detodas las estrellas, y las fixas que estan sobre Saturno mas escuras de todas, de consequencia, lo qual no sigue ansi, demodo que este efeto no es delas distancias. Si es del Sol. y Marte parece mas roxo de Jupiter porque esta en medio delos dos, y Saturno mas escuro por que esta mas lejos, de razon, en las estrellas fixas q(ue) estan mucho mas distantes del Sol se siguiria lo mesmo, loqual es al contrario, pues en tanta distancia el Procyron parece tan claro como Jupiter, y el Antares tan igneo como Marte, por lo que se echa de ver, que el

Sol tampoco causa los colores diferentes delas estrellas. y que los Planetas no son parte de sus orbes, que maior demostracion queremos, que la que nos muestra el firmamento lleno de infinitas estrellas (aunque nuestra vista no cuenta mas delas 1022) pues estando en un mismo Cielo de una mesma substancia e igualmente distante del centro del mundo, se ven tan diferentes en color unas de otras?

Lo qual entiendese clarissimamente delas palabras del Genesis, que Dios el segundo dia hizo el firmamento, y el quarto el Sol la luna y las estrellas. Porque si Dios acabo con perficion el segundo dia el firmamento, como podria despues hazer del tantos cuerpos tan grandes y tan espessos, sin que necessariamente la materia no se rerificase y en cierto modo se deshiziese, restringendose la superficie por unir la materia al estado primero: que es contra la perfection delas obras de Dios: et vidit Deus quod esset bonum [y vió Dios que era bueno]. Porque si se considera la simplicidad dela materia y los colores delos astros, parecera que toda ella fue muy poca para averse de densar debaxo de tanto color y corpulencia, y que dela potencia a este acto no podia aver transito sin nueva materia, para no disminuir y alterar lo

echo y acabado con perficion: aloqual parece que consiente S. Agustin diciendo luminaria esse falta in actu, non in virtute tantum [los astros fueron creados en acto, no solamente en «germen» -potencia-]. Porque como declara S. Thomas el firmamento no tiene virtud productiva delos luminares como tiene la tierra virtud productiva delas plantas. Porloqual

285 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag. 72] [pag. 73] [pag. 74]

la escritura no dice producat firmamentum, como dice germinet terra herbam virentem [(-la escritura- no dice que el firmamento haga salir -produzca-, como dice que la tierra haga germinar la hierba verde]. Allende desto Moises ultimamente dice que Dios puso al Sol la luna y las estrellas en el firmamento, y no que las hizo del, ni en el enquanto del, si no en el actuadas, porque fuera del no avia lugar bastante; en cuio sentido se pueden entender las primeras palabras de Dios a este proposito, fiant luminaria in firmamento Coeli [haya astros en el firmamento del cielo]. Otra esposicion. Para todas las cosas que Dios crio, tres fueron necessarias para producirlas, la primera la exemplar que los Platónicos llaman ideal, la segunda la material, y la tercera la formal. y assi quando Dios dixo fiant luminaria in firmamento Coeli, entiendese la exemplar, et posuit eas in firmamento Coeli [y las puso -al sol y a la luna- en el firmamento del cielo], entiendese dela formal. Porque Moises ni mas nimenos en la criacion de todo el mundo distingue las tres productiones. La primera nos consta de todo el proemio in principio creavit Deua Coelum et terram: terra au -

- tem erant innanis et vacua, et spiritus Domini ferebatur super aquas [en el principio creó Dios los cielos y la tierra; la tierra era sombría y vacía y el espíritu del Señor se desplazaba sobre las aguas —se cernía, dice la Biblia—]. La segunda producion material nos consta delo que sigue, que fue el principio natural, et dixit Deus fiat lux [y dijo Dios hágase la luz], que fue la materia prima que Dios crio. y la tercera production formal nos consta delo que sigue, Dixit quoque Deus fiat firmantum in medio aquarum [dijo también Dios hágase el firmamento en medio de las aguas], porque la forma empeçó del medio y no delos estremos. A cuia semejanza en la regeneracion del hombre por el agua, que trae el simbolo dela materia prima, concurren las tres cosas, intencion que es la exemplar, materia, que es la material del agua, y la formal delas palabras, que es el verbo, por el qual Dios formo atodas las cosas dixit et facta sunt [lo dijo y las cosas fueron hechas].

Del color y luz delas estrellas Cap. 3.

El color es parte substancial de su cuerpo pues sigue la mezcla y corrupcion del, y no es acidente no manando fuera del cuerpo lucido como la luz; aunque essencialmente no difiere una cosa de otra, sigun Assempatem Arabo, y sustentó Mirandulano: Esto entender se ha delas mismas palabras del Genesis, dela primera obra q(ue)

hizo Dios que fue criar luz, laqual fue el color substancial y la materia essencial que crio lucida, porque dado que Dios crio en seis dias atodas las cosas, todo lo que dice Moises antes dela obra del primer dia es todo proemio, como lo es Arma virum que cano [canto a las armas y al hombre], hasta urbs antiqua fuit [(—Cartago— fué una antigua ciudad]; y desta opinion es San Juan chrisostomo, y Santo Thomas; y que esta luz fuesse substancial y sensible lo tienen muchos Padres Griegos y latinos, Beda, Pedro lombardo, y muchos Theologos, y la Iglesia lo canta

286 TRANSCRIPCIÓN
[pag. 75] [pag. 76]

Primordiis lucis nova Mundi parans originem: [de la luz primordial se formaron se originaron las otras -lucesy el origen -nacimiento- del mundo]

Laqual luz y materia lucida fue el Cielo y la tierra que Moisen nombro antes: ella fue la informe; y el agua sobre laqual anduvo el espiritu del Señor: y el lugar delas tinieblas y abysmo antes de criada: laqual Dios destinguio dellas por la privacion (que escura assi se puede llamar) antes que uviesse materia. Deloqual se infiere que el color delos cuerpos naturales es substancial, y que difiere uno de otro sigun difiere una substancia de otra. Y que assi como Dios ala tierra dio substancia crassa terrestre, que alos cuerpos delas estrellas les diesse substancia crasa sensible dela mesma manera como parece en la parte opaca dela luna: y que todos los Planetas tengan

sus particulares colores como dice Plinio. Por los quales los Philosophos antiguos anduvieró tan errados en sus opiniones, que Diogines penso que las estrellas eran de tierra, Empedocle de Cristal, Xenophanes de nuves de fuego, Anaximandro ruedas de aire en medio ignitas, los Pithagoricos otros tantos mundos, sin otros disparates de Democrito, Philolao, Epicuro, Anexagora, y Euripides que dixeron del Sol. De que el cuerpo dela luna, y el dela tierra, tienen mucha similitud, no hai negarlo, por que considerando en la luna las partes obscuras con las lucidas, parece que haze cierta diferencia de agua y tierra, laqual a nuestro entender, supuesto que estuvieramos en lo alto cerca dela luna mirandolas colores dela tierra y del agua ala parte del Sol, no se desemexaria, siendo que el agua por la diafanidad avia de parecer lucida, y la tierra amanera de manchas opacas como vemos en la luna. y si del color se puede juzgar la substancia, lo claro dela luna parecera que tiene mucho del aqueo, y lo escuro del terestre al dela tierra semejante; y lo mesmo se debe de entender dela claridad y diversidad de colores delas otras estrellas, siendo todas de una mesma massa y substancia separada dela Celeste, como la tierra del agua, y del aire, y un quinto elemento (si al Cielo le damos nombre de sesto) dividido en partes similes, delasquales unas separecen mas ala tierra, como son las estrellas saturninas, otras al agua como son los lunares Venereas y Mercuriales, otras al aire como los Joviales, y otras al fuego como son las Martiales.

Los Peripateticos quieren que una estrella sea mas clara de otra, porquanto es de mas clara substancia, en lo qual diferenciando las substancias delas estrellas, diferencian Juntamente la delos orbes de que estan echas.

De aquí tuvieron que sigun son diversos cuerpos de estrellas en el Cielo, son diversas materias de orbes, delosquales cada uno es diferente de otro. Contra laqual opinion se argumenta que no se puede dar diferencia de materias en el Cielo sin necesidad, laqual no hai, ni sin otras tres cosas. La primera que la una se mueva al movimiento contrario de otra, o mas omenos, o que este queda como lo esta la tierra y la region baxa del aire: la segunda que se diferencia en color: la tercera en la dureça. En el Cielo no hai conocer contrariedad ni

287 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag. 77] [pag. 78]

diferencia de movimientos, aunque los vemos en las estrellas; ni vemos color que podamos diferenciar, ni podemos juzgar de sus dureças al tacto. Porloque se sigue no ser probable la opinion de S. Thomas ni Aristotiles tanpoco provo que las estrellas eran parte de sus Orbes, que aprovarlo se siguia las diferencias que pone

S.Thomas: y a ellas ser los Cielos sensibles y no de materia simple, ni una esencia que llaman quinta, si no tantas esencias quantas son las diferencias delos Planetas y otava esphera. y pues que ni es de fee, ni dela sagrada escritura, ni por esperiencia, ni por razon evidente nos consta las diferencias delos orbes como delas estrellas, no es de tener essa opinion: laqual es muy Pythagorica, y Aristotiles la tuvo, diciendo, que la luna era semejante ala tierra.

Que el Cielo es uniformemente diafano sin diferencia niguna en el, se puede tener, y que las estrellas son de diferente materia dela Celeste y elemental, y que mas ala terrestre q(ue) ala Celeste se parece, pues nos consta por la vista y por la razon mas consonante a esta opinion: las quales estrellas tienen su color que es la luz debil que tienen de suio, a nuestra vista impercibible dela luna ariva, como a su lugar se demostrara, y que solo lucen por la luz que reciben del Sol, como la recive la luna; formando assimismo, las mismas imagines lunares, llenas, medias y corniculares, invisibles por las grandes distancias, que causan la pequeñez delos angulos con que parecen, como a su lugar se tratara con demostracion.

Que los Planetas parecen mediante la luz que reciben del Sol. Cap.4.

Argumentase que las estrellas lucen de por si, o mediante la luz que reciben del Sol, como la luna. Si lucen de por si ande lucir Juntamente mediante la luz del Sol, que es el luminar maior del Cielo, la maior luz esconde la menor a pesar de Scaligero, exemplo es la luna y todas las estrellas de dia, y assi todas an de parecer mediante una mesma luz del Sol. Que las estrellas tengan luz propia es superfluo pues tienen color débil que se distingue dela luz con que lucen, y el Sol las alumbra y nos las da a ver, como instrumento de Dios criado para el mismo efeto con la luna, ut luceant in firmamento Coeli [para iluminar en el firmamento del cielo]. y que sea esto ansi, sobra la autoridad de Dios, que al Sol y ala luna llamo luminares maiores, siendo la luna despues de Mercurio la mas pequeña estrella del Cielo y una delas 27 partes dela tierra, que viene aser menos de una estrella de sesta grandeza 567 veces, y de una de primera 2893; y de mas desto a nos siempre no es luminar, ni con igualdad quando lo es: y aunque bastara esto que queda dicho, no quiero dexar este punto sin demostración pues la tiene. Los Astronomos an observado que los Planetas superiores, en

oposición del Sol, quando andan sobre la tierra en la media noche, parecen mucho maiores que quando se acercan a el, o no están tan desviados; especialmente Marte haze tanta diferencia que pareciendo a veces de segunda grandeça, en la media noche viene a igualarse con Jupiter; como escribe Copernico: cuia causa atribuieron ala aproximación que hazen

288 TRANSCRIPCIÓN
[pag. 79] [pag. 80] [pag. 81]

[pag. 82]

ala tierra, laqual por que es regulada de sus Absides, y no andan los Perigeos dellas en oposición del Sol, si no en diferentes partes con tar dissimo movimiento, no se pudieron salvar ambas diferencias con Orbes ecentricos; y con solo el movimiento annual dela tierra. Copernico ingeniosamente las salvo, ignorando la causa de que los Planetas en la media noche pareciessen tan grandes. y si Tycho Brahe se governó tambien por las diferencias delos diametros y no por las parallaxis, facilissimamente se pudo engañar como Copernico. Porque echado el fundamento delas ecentricidades, y que Saturno tiene su Perigeo en g. 13.57.20 de II. Jupiter en g. 24.10.48. de H. y Marte en 15.45.48. de ≈, y los Planetas en oposito en sus Apogeos mas desviados dela tierra avian de parecer menores: mas antes parecen maiores que quando estan en sus Perigeos fuera dela media noche, siguese que la causa dello no es por acercarse ala tierra, pues suben y se alejan.

y no dando ala tierra el movimiento annual que leda Copernico, para salvar la demostracion delos Prospectivos, que las grandeças, acercandose a nuestra vista, parecen maiores debaxo de maiores angulos, es forçoso atribuir estas diferencias ala luz que los Planetas reciven del Sol, laqual por el movimiento que ellos hazen alrededor del Sol y de nuestra vista, formando aquellas imagines que vemos en la luna, llenas, medias, y corniculares; pero insensibles por dos causas, la una por que los Planetas desde 180 grados, alcançandolos el Sol, se van mostrando maiores hasta que los cubre la rueda crepusculina, y dexandolos atrás hasta otros 180 van pareciendo menores, y de assi adelante como la luna iendo ala oposicion. Scaligero que no alcanço como se diferenciavan las imagines delos Planetas delas dela luna, ni la insensibilidad dellas, hizo argumento que tenian luz propia sin la del Sol. Alqual se le responde con lo dicho ariva, y con la 4 Prop. de Aristarcho, en laqual demuestra que el circulo que termina en la luna la parte opaca dela luminosa, no difiere de su circulo maior cosa sensible, tiniendo dos grados de diametro.Que diferencias luego pueden mostrar las estrellas que son 1100 veces maiores dela luna como son Jupiter y Saturno en mucha maior distancia, y que no passan de 7. minutos de diametro, y q(ue)

[pag. 83]

no pueden formar los angulos entre el Sol y nuestra vista como la luna; porque sus imagines no llegan a mas estremos que de medias a llenas, como la luna des del primer quarto al segundo y tercero? y en Marte razon es que haia mas diferencias que en los superiores, siendo el tan pequeño, y mas cerca del Sol y dela tierra, como la luna. y esta es la razon por que los Planetas parecen maiores en oposicion del Sol, y no muestran aquellas partes corniculares que parecen en la luna quando es nueva o vieja.

Otros argumentan que las estrellas tienen luz; porque estando Venus y Mercurio debaxo del cuerpo del Sol, no lo eclipsan, tiniendo entonces la parte luminosa buelta hazia el Cielo, y la opca hazia la tierra, cuia causa atribuie Scaligero a que el cuerpo de Venus es raro y que lo passan los raios del Sol, diciendo, unum tamem argumentum raritatis in globo Veneris, cuius interpositu in ipsa coitione Sol numq(e) sit obscuratus [no obstante, una prueba de la porosidad de Venus es que cuando se interpone en el mismo encuentro -en la misma posición- nunca hace que el sol resulte oscurecido].

289 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

Juan de Montenegro en la primera Prop. del 9 del Epitome del Almag. dice, que Venus tiene de diametro la decima parte del diametro del Sol, y que su superficie es la centessima parte dela Solar, laqual puesta enla linea que del centro del Sol viene a nuestra vista no puede hazer diferencia en la claridad del, ni eclipsar parte de su superficie que sea sensible: el qual aunque va con este supuesto que Venus no

tiene luz, y que estando debaxo del Sol nos buelve la parte opaca como haze laluna, no puede dar insensibilidad en lo que es de uno a diez en diametro; y si se pudiera dar en Venus, mucho mexor se diera en Mercurio, siendo menor y a nuestra vista de mas pequeña superficie. De que tenemos contraria esperiencia como escrive Henrico Ranrovio en los exemplos delos eclipses, que poco antes dela batalla de Carlo magno en los montes Pyrineos, fue visto Mercurio eclipsar al Sol: Paulo ante memorabiles stragem in montibus Pyrineis Sol adeo obscuratus dicitur, ut Mercury stella prope illius centrum velut candidior macula spectaretur [se afirmaba como cierto que poco antes de las memorables carnicerías en los montes Pirineos se oscureció el sol en tal grado que el planeta Mercurio, cerca de su centro, se veía como una mancha más blanca]: y Scaligero enla exercit. 72 haze fee delo mesmo diciendo escriptum est tamen in historiis, interdivvisam Mercury stellam, quasi matulam in Solis corpore [sin embargo, está escrito en narraciones que describen al separado planeta Mercurio como una mancha en el cuerpo del sol] [y Averroes en Ptolomeo, elqual cita Copernico en el Lib. s.c. x. dela orden delos orbes celestes.] Solo por la fuerça deste exemplo se puede tener que los Planetas no tienen luz, porque dado que todos sean cuerpos de una misma substancia sensible, constandonos q(ue) la luna y Mercurio son opacos, se puede hazer consequencia en los de mas. y si Venus no se ha visto eclipsar al Sol, avra sido por no passarle debaxo, y lo mas cierto no aver tenido cuidado de verla entonces quando passava: porque la falta que puede mostrar en el, no es tanta, que si no se previene, se echa de ver. Los que son de diferente parecer, podran decir que si las estrellas son opacas, como Venus con su som-

-bra pyramidal no eclipsa a Mercurio, y el ala luna, y ella a el, y a Venus, Marte y Jupiter, Jupiter a Saturno, y Saturno alas estrellas fixas sus vezinas? Aesto se responde que no esta averiguado que la sombra de un Planeta pueda alcançar a otro, ni que un Planeta puntualmente venga a ponerse debaxo de otro de modo que el que estuviere en la sombra lo podamos ver, porque si esto se viese, no era menester mas demostracion para saber la orden delos Planetas, y no cansaramos con las razones delos movimientos tardos y veloces, y delos diametros delos Epiciclos, y delas diferencias delas parallaxis: y quando esto fuesse contingente, aun no tenemos razon como he dicho, ni esperiencia.

Que el Cielo es corruptible. Cap. 5.

Esta opinion militó entre los antiguos, como consta delo q(ue) escrive San Geronimo, Esaias, Theodoreto, Eusebio, y Plutarco, la qual uviera ido en crecimiento con la autoridad dela

[pag. 84]

[pag. 85]

290 TRANSCRIPCIÓN

sagrada escritura y de tantos Padres, si Aristotiles no uviera sido tan venturoso con Santo Thomas, como lo fue Platon con San Dioniso Areopag.ita, y con San Agustin. Porque Aristotiles se fundo que la materia Celeste era incorruptible por carecer de contrarios, y que en tantos siglos passados, no a-

-viendo memoria de que ningun cuerpo celeste uviesse echo mudança, arguia incorruptibilidad. loqual le fue facil de provar, tiniendo que el mundo era eterno, porque delo perpetuo tuvo poca noticia; y en las materias de anima antes por esso titubeo que se aclaro con fundamento a favor dela imortalidad; Platon que confeso quel mundo tuvo principio, y que Dios fue autor del, no pudo salvar la incorruptibilidad en la eternidad con principio, que no se compadecen. y assi dixo que los Cielos eran corruptibles, y que si no se corrumpian era merced de Dios que los guardava de corrupcion. Heraclito, Cratylo, Empedocles, Anaxagoras, Democrito, Epicuro, Chrysippo, Posidonio, Cleante, Antipater, Panecio, zeno, y Seneca, tuvieron que los cuerpos Celestes eran corruptibles; y la Sybilla, en el 2º. delos Oraculos lo cantó. Desta misma opinion fueron muchos Padres; San Basilio, San Juan Damasceno, S. Juan Crisostomo, S. Ambrosio, S. Justino martir, Genadio y Theodoreto: los quales siguieron la sagrada escritura, que en muchos lugares claramente nos enseña, que los Cielos que al presente son, en algun tiempo se an de consumir y acabar, ode mudar en otra forma, o en otro estado del que al presente tienen. Esaias, en el cap. s.i. dice: levate in Coelum oculos vestros, et videte sub terra deorsum, quia Coeli sicut fumus liquescent et terra sicut vestimentum atterrentur, et habitatores

eius sicut hec interibunt [Alzad vuestros ojos al cielo y mirad abajo hacia la tierra, porque se disiparán los cielos como humo y se consumirá la tierra como un vestido y sus habitantes morirán como las moscas]. En el Psalmo 102 se lee: opera manum tuarum sunt Coeli, ipsi peribunt, tu autem permanes, et omnes sicut vestimentum veterascent, et sicut opertorium mutabis eos et mutabuntur [obra de tus manos son los cielos, pero estos perecerán y tú permanecerás mientras todos se gastan como un vestido y como un vestido los cambias y cambiarán]: en el Eclesiastico: Quid lucidius Sole, et hic dificiet? [¿qué hay más brillante que el sol, y aun éste se eclipsa?] Job en el cap. 14. Donec atterratur Coelum [hasta la consumación de los cielos]: Esaias en otros dos lugares al Cap. 65. ecce ego creo Coelos novos et terram novam, et non erunt in memoria priora [porque he aquí que crearé unos cielos nuevos y una tierra nueva y ya no se recordará lo pasado]: y en el 66: Coeli novi, et terra nova, qui ego facio stare coram me [los cielos nuevos y la tierra nueva que yo haré subsistirán ante mi]. Lucas cap. 21. Coelum et terram transibunt [los cielos y la tierra pasarán]. San Matheo, cap. 24: Coeli ardentes solventur [los cielos ardientes serán deshechos]. San Juan en el Apoc. cap. 21. et vidi Coelum novum et terram novam [y vi un cielo nuevo una tierra nueva]. San Pedro, al cap. 3. Advenit dies Domini, ut fur, in quo Coeli magno impetu transient, elementa vero calore solventur, et que in ipsa sunt opera exurentur. Coeli ardore solventur, et elementa ignis ardore tabescent. Novos vero Coelos, et novam terram expectamus [pero vendrá el día del Señor como ladrón, en el que pasarán

291 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag. 86] [pag. 87]

los cielos con gran estrépito y los elementos, abrasados se disolverán, y asimismo la tierra y las obras que hay en ella… cuando los cielos, abrasados, se disolverán y los elementos, en llamas, se derretirán. Nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra]. San Pablo ad Corinthios 1. cap. 7. bien claro habla diciendo, Praeterit figura huius mundi [pasa la figura de este mundo]: y que maior testimonio que el de Cristo nuestro Señor autor delos mesmos Cielos y de todo el mundo, tratando de su venida: nam virtutes Coelorum movebuntur*[ pues las potestades de los cielos serán conmovidas]: Cuias autoridades son tan claras y tan fuertes, que si queremos darles otro sentido, es poner duda en lo que tenemos de fee, pues son dela sagrada escritura y delos Evangelistas y Apostolos [y del mesmo Redentor ]. y no es licito al Cristiano po*y en San Matheo en el cap. 2. 4. Predicabit hoc evangelium regno in universo orbe in testimonium omnibus gentibus, et tune veniet consumatio [será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, como testimonio para todas las naciones, y entonces vendrá la consumación]; y en el cap. 28. ecce ego vobis cum sum usque ad consumationem seculi [he aquí que yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos].

-nerla adonde no la hai, ni dexar de creer lo que ditó el espiritu Santo, por seguir el parecer de un filosofo, que no tuvo mas luz delas cosas naturales, dela que alcançaron sus sentidos, y delas sobrenaturales, de un principio, alqual muchos filosofos reduxeron todas las causas a una, con mil imperficiones; porque o le dieron una materia prima informe cueterna, o al mismo mundo por cuerpo, tiniendo que Dios era el alma que lo regia; de modo que algunos vinieron a hazer casi consustancial la materia con Dios: y todo esto porque el entendimiento humano, sin algun raio divino, no pudo entender la independencia de Dios,y el poder infinito de criar a este mundo de nada y a otros cien mil si quisiera, que fue totalmente el error de Aristotiles, y la causa porq(ue) dio el mundo eterno, y porque en otras materias no se oso declarar por no contradecirse. § Sus sequaces que quieren encontrar las autoridades alegadas, traen entre otras dela sagrada escritura, aquella del Eclesiastes, cap. 1. Generatio preterit, et generatio advenit, terra autem in aternum stat [pasa una generación y llega otra, pero la tierra permanece para siempre]; dela qual los mathematicos se valen para provar su immobilidad, como los filosofos la incorruptibilidad de su forma, y la contina generacion delas cosas, mientras Dios fuere servido que dure: laqual autoridad no contradice aver de mudar el ser que al presente tiene la tierra o la figura (como

dice San Pablo) aunque no mude la substancia. y es de advertir, que en la sagrada escritura se toma muchas veces el tiempo infinito por finito, como el numero finito por infinito. y en este sentido se declara esta autoridad, que la generacion es instabilissima, sin que la tierra le falte. y la razon da luigo Salamon significando, en lo que va diciendo, que el Sol es causa desta contina mudança delas cosas. En este mesmo sentido se declara otra autoridad que traen del 3. cap. Dedici quod omnia opera quae fecit Deus, perseverent in perpetuum, idest in novissimo [declaré -conocí- que todas las obras que hizo Dios persistirán

292 TRANSCRIPCIÓN
[pag. 88] [pag. 89]

eternamente, es decir, en lo último -en el final-], que en el Cap. 1. se toma por el fin del mundo y Juicio final: quedando el mismo sentido dela duracion delas cosas con la substancia. y del mismo modo se puede entender otra autoridad de esse 3. capitulo: Quod factum est ipsum permanet [lo que fue hecho permanece -siendo- lo mismo]; aunque aquí Salomon no trata delas cosas naturales, si no dela essencia divina y producion interior sin principio, como dixo San Juan Evang. quod factum est, in ipso vita erat [lo que fue hecho en él tenía la vida]. y que sea esto ansi, por lo que sigue se echa de ver, por que aviendo dicho quod factum est, ipsum permanet, sigue despues, quae futura sunt iam fuerunt, et Deus instaurat quod abiit [las cosas futuras ya existieron y Dios renueva lo que se alejó —lo que ya sucedió—], que es contra el permanet, porque, quae futura sunt, entiendese ya por la production esterior y generacion delas cosas: continuando la materia conque empezo el primer cap: Lasquales autoridades no encuentran las de ariva, como de razon no se pue-

-den encontrar, manando todas de una misma fuente del espiritu Santo. y assimesmo en el Psalmo 104, Qui fundasti terram super stabilitatem suam, non inclinabitur in seculum seculi [estableciste la tierra sobre sus bases para que no vacilara en los siglos de los siglos —nunca—], se deve entender ala letra, aunque le falte la generacion y el ser presente; como en el Psalmo. 144. David, tratando delas aguas Celestes, dice statuit ea in aeternum et in seculum seculi [estableció aquellas cosas para toda la eternidad, por los siglos de los siglos]: de modo que bien pueden mudar la forma sin mudar la substancia: y estenderse por todo el firmamento abaxo, hasta Juntarse otra vez con estas aguas inferiores; estinguiendo la luz del Sol, y consequentemente dela luna y de todas las estrellas; bolviendo todas las cosas a una sola materia prima aquea, si el fin se deve Juntar con el principio, para otra nueva tierra y nuevo Cielo, como dice San Juan. y que esto tenga grande aparencia de verdad, se colige de 4. cap. f.8. del Apoc. enelqual el Evangelista, tratando de la venida de Cristo en magestad, y dela materia Celeste, le da nombre de agua diciendo; et in conspectu sedis tamquam mare vitreum simili Crystallo [ante el trono había como un mar de vidrio semejante al cristal]: y en cap. 22. et ostendit mihi fluvium aque vive, splendidum tanquam cristallum, procedentem de sede Dei et Agni [y me mostró un rio de agua de vida, clara como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero]. y que ha de perder la luz el Sol, y no ha de aver otra si no la de Dios in eterno, claramente lo dice el Evangelista en el mesmo cap. t.9. ansi: et nox ultra non erit (porque luciendo el Sol

avia de aver noche en oposicion) et non egebunt lumine lucerne, neque lumine solis (asseriando la causa) quoniam Dominus Deus illuminat illos, et regnabunt in secula seculorum [no habrá ya noche, ni tendrá necesidad de luz de antorchas, ni de luz del sol, porque el Señor Dios los alumbrará y reinarán por los siglos de los siglos]. y Esaias en el cap. 60, Non erit tibi amplius Sol ad lucendum per diem, nec splendor lunz illuminabit: sed erit tibi Dominus in lucem sempiternam, et Deus tuus in gloriam tuam [ya no será el sol tu luminaria de día ni te alumbrará el resplandor de la luna, sino que Dios será tu luz eterna y tu Dios será tu esplendor]. y lo que dice Esaias en el cap. 30. et erit lux lunz sicut

293 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag. 90] [pag. 91]

lux solis, et lux Solis erit septempliciter [y será la luz de la luna como la luz del sol y la luz del sol será siete veces —mayor—], no contradice al perder la luz propia, si con la luz del Señor todo parecerá mas claro: siendo la verdadera luz y vida. y en suma todos los Sanctos doctores son deste parecer, como escrive S. Juan Damasceno, San Gregorio, San Hieromo, Proclo, Methodio, y Occumenio, y todos los theologos, aunque algunos por mostrase tan peripateticos tienen que solo ha de aver illustracion de mas luz, por estar entonces el aire mas puro, cessando los movimientos, sin menoscabo dela forma y dela substancia. Mas esto al poder de Dios poco importa, que aviendo de perecer este mundo y renovarse en otra mas perfecta vista o figura sea de suio corruptible o no; porque siendo corruptible, Dios lo puede preservar de corrupcion, como siendo incorruptible, deshazerle y hazer otra cosa del. Concurrir la corrupcion del mundo con la voluntad de Dios a un tiempo, puede ser, no a caso, si no por su divina providencia: y este punto es el que se puede tocar en filosofia. Primeramente, porque, como consta delas cosas que enseña Arist. en la Phisica. l.8 cap. 20. t78. que la virtud finita no puede durar tiempo infinito (siendo necessario dar proporcion entre la virtud y la duracion) la virtud Celeste finita es y limitada por los diametros delos Cielos (porque de ningun modo pueden ser infinitos con movimiento circular) siguese en algun tiempo averse de frustrar la virtud y en algun modo de se acabar. A este argumento de Juan Gramatico responde muy bien S. Thomas y otros, diciendo q(ue) en este lugar Arist. habla dela virtud movente finita q(ue) con el tiempo se gasta. La virtud movente Celeste es la inteligencia o Angel, el qual siendo (sigun la difinicion de Soto) una substancia espiritual per se perfecto subsistens, adeo ut neq(ue) ulli corporis possit tanquam actus et forma in haerere, sede movere corpus [… completamente subsistentes por sí misma, hasta el punto de que ningún cuerpo puede estar adherido como acto o forma, pero puede mover un cuerpo]; se puede entender sanamente que Arist. no hablo dela virtud que mueven los Cielos, concediendo el mesmo las inteligencias, si no dela virtud que mueve moviendose por antiparistesim elementalmente, como se declara mas en el fin del t.83. laqual virtud es la forma del calor y del frio limitada en cuerpos limitados que necessariamente tiene fin. Mas, si esta virtud in agendo a tteritur, et in patiendo repatitur [al actuar es desgastada, al padecer —al ser movida— es rehecha], como se podra salvar que no se gaste y tenga fin pues es finita y limitada, y sus cuerpos finitos y limitados? Si damos esto en los elementos, que se frustren los efectos, emos necessariamente de dar que se frustren las causas, porque de otra manera se siguiria obrar ellas en balde. Elqual argumento parece que comprueva la Saviduria al cap. ii diciendo que Dios todo lo crio en peso numero y medida, que es asaver limitadamente; en peso por los elementos, en numero por las estrellas, y en medida por las grandeças y movimientos que son del tiempo, como si dixese en linea, superficie, y cuerpo: al qual cuerpo pertenecen los mistos, al numero los simples como superficiales, y ala linea, los circulos y movimientos; pues lineam viridem [linea fuerte] llamó Salamon al curso del Sol. El segundo argumento es de Aristotiles del l.1.cap.10.t.103. de Coelo, el qual concede que si el mundo uviera tenido principio, tambien tuviera fin. Que el tuvo principio es de

294 TRANSCRIPCIÓN
[pag. 92] [pag. 93]

[pag. 94]

fee, luego siguese ser corruptible: y conversivamente si es corruptible, de consequencia es menester darle principio; mas no dela corrupcion de contrarios (por que Dios lo crio de nada) si no dela privacion contraria del ser material y formal. El tercero argumento es contra Arist. en el l.1.t.9 hasta

19. de Coelo. El qual queriendo provar que el Cielo es incorruptible prueva que su materia es diferente desta inferior, por causa delos movimientos contrarios, diciendo, que como el cuerpo Celeste tiene movimiento natural diferente del movimiento natural delos elementos, sigue ser de diferente materia delos quatro elementos. y si como el movimiento circular que es propio del cuerpo Celeste carece de contrariedad, y el movimiento delos elementos son entre si contrarios (ariva y abaxo) siguese el cuerpo Celeste no tener contrariedad, y los elementos tenerla; y la corrupcion y generacion porque consta de contrarios, el cuerpo Celeste sigun su naturaleza es incorruptible, y los elementos corruptibles: alqual argumento se responde en este modo.

Primeramente se niega que los Cielos y los elementos tengan movimientos naturales, segundariamente, que los movimientos elementales y los Celestes sean contrarios: y pruevase ansi. A lo primero: todo lo que no es animado no tiene movimiento propio natural, porque por si mismo no se mueve y moviendose, otra cosa mobil lo mueve, [como disputa Arist. en el 8 dela Phisica] los Cielos no son animados como tenemos [con los Santos Padres Damasceno, Cyrillo, Ambrosio, Basilio, Augustino, y Latantio; y con los escolasticos S. Thomas, Alberto magno, Alexandro, Durando, Egidio, y otros; y es] de fee por determinacion del quinto Synodo general constantinopolitano y tiene Arist. en el l. 8 dela fisica t.40.1. siguese no tener movimiento propio natural: porque son mobiles, y las inteligencias los mue -

[pag. 95]

- ven, o se mueven por contradicion, el movimiento propio natural no es en ellos necesario, si no superfluo, por quanto no es forma. y porque no parezca que vamos contra la Phisica, Aristoteles en el .l. 8. della cap. 4. distinguiendo el movimiento natural delo violento, dice, que el natural es de aquellas cosas que por si mismas se mueven, y el violento de aquellas que por otras se mueven. El movimiento natural lo da con mas certeça alos animales como animados porque assimismos se mueven. Y aunque destingua y hable de cuerpo y no de animales, torna luego a hazer otra distincion, por la qual el se concluie que solo tiene movimiento natural lo que es animado, diciendo: Eorum autem, qua moventur ab alio, quedam natura, quedam praeter naturam moventur. Praeter naturam, terra sursum, ignis deorsum [en cuanto a aquellos que son movidos por otro, algunos lo son por naturaleza, otros, contra su naturaleza. Contra su naturaleza, la tierra hacia arriba, el fuego hacia abajo]. Luego se sigue que aun aquellas cosas que naturalmente se mueven como lo leve ariva y lo grave abaxo otras cosas las mueven y en el mismo capitulo buelve a confirmar lo mismo y diciendo que si se moviesen de movimiento propio que como lo leve se mueve ariva que tambien se podia mover abaxo y lo grave subir como baxar; y moviendo la dificultad pregunta quien sera luego el movedor, si es imposible moverse de porsi, siendo essa propiedad sola delas cosas animadas y que tienen vida? Porloque considerando bien las dificultaded

295 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

que el pone enla difinicion del movimiento se hallara que fuera delas cosas animadas no da movimiento propio y que fuera dellas [lo grave en su centro no es grave si no en potencia remota y fuera del en potencia propinqua, y lo que no haze naturaleza deporsi syno por acidente no se debe llamar natural, por que la natura que de todas las cosas naturales es compuesta (sigun Arist. en el primer cap. del segundo dela fisica) siendo principio y causa del movimiento, no moviendo lo grave sin acidente aquel movimiento no es natural. Y assi Alcinoo Platonico tratando del grave y del leve dice que no se debe difinir, por quanto no es nada; o no siendo otra cosa sigun Copernico que una apetencia natural puesta por la divina providencia por laqual todas las cosas omogeneas dessean juntarse en una massa y globo espesso las graves en el centro y las leves en la circunferencia; la qual apetencia devio de nacer de quando Dios dijo congregentur aquae quae sub coelo sunt, in locum unum et appareat arida [que se congreguen -junten- las aguas que hay bajo el cielo en un lugar y aparezca lo seco], siendo toda la materia que crio aquae y entonce soplando en ella el Señor

como dice David se empeçaro a mover y a disgregarse todas las cosas etherogeneas y a juntarse las omogeneas, cada cosa en su lugar que lefue dado por naturaleça por el verbo divino: por lo que diremos que assi como lapidra yman tira el hierro y en la naturaleça ay lugar que a ella misma tira y al hierro que toco, que assi mesmo naturaleça es la que mueve lo grave abaxo y lo leve arriva por lo que ella es principio y causa del movimiento y del descanso como dice Aristotiles en su difinicion ]

Quanto a los elementos hablando absolutamente, no tienen movimiento propio natural, porque ni son animados, ni moviendose la tierra como tienen todos los theologos y filosofos, siguese la consequencia en los elementos superiores. Muevese los mares al movimiento delos vientos, y dela luna; muevese el aire en esta region inferior al movimiento delos vientos, en la superior al movimiento del fuego; y el fuego al movimiento del concavo del cuerpo Celeste, siguese no tener los elementos movimiento propio natural, y no ser en ellos necessario. Que baxe lo grave, y suba lo leve, no es movimiento natural, porque si fuese natural no podia faltar ala mesma naturaleça; en ella todo es violento, empeçando delas inteligencias hasta el ultimo elemento como queda dicho, siguese en ninguna cosa poder aver movimiento natural, porquanto lo que esta en la parte, primero ha de estar en el todo. Segundariamente lo que es natural debe de ser perpetuo (no pudiendo faltar la naturaleça assimisma) los movimientos del grave y del leve in recto son terminados, se sigue en los estremos estinguirse la forma del grave que es la mesma gravedad, y en el leve la ligereza que es su forma, y entrambos corrumperse en sus semejan -

- tes: que es contra toda filosofia, y contra Arist. l.1.c.7. de generacione. Assi que bajando lo grave y subiendo lo leve pierden lo violento y cobran lo natural, que en ellos es la quietud y el descanso (por que en naturaleça no hai movimiento natural fuera delos individuos) por lo que se concluie que en los elementos no hai movimiento natural si no violento; y diremos que bajar el cuerpo grave y subir el leve, estando fuera de sus lugares naturales, es una disposicion natural, mediante laqual todas las cosas buscan su quietud y descanso por

296 TRANSCRIPCIÓN
[pag. 96] [pag. 97]

[pag. 98] [pag. 99]

via de contrarios: porque estando el cuerpo grave en lo leve, y el leve en lo grave estan violentados, laqual violencia no pueden perder sin adquerir primero sus lugares y descansos que es lo natural. y diremos que si la corrupcion y la generacion nacen de contrarios, que es mediante los movimientos violentos que empieçan del primer mobil, al movimiento delqual se mueven los de mas Cielos inferiores por ser dentro del contenidos; y por la misma razon se mueve el Orbe del fuego al movimiento del concavo del cuerpo Celeste de la luna y lo supremo del aire se mueve al movimiento del fuego que lo contiene, cuia demostracion son los incendios metheorologicos que en el se hazen, los quales evidentemente van de Levante a Poniente con el movimiento del pri -

- mer mobil; mediante elqual con la fuerça del calor del Sol y delas estrellas que causa en los inferiores, se vienen a levantar los vapores y hazerse los mistos, y el agua llovediça, la nieve, el granizo, los nublados, los vientos, el frio el calor, el umedo, y el seco, que siempre en perpetua guerra andando ansi violentados, causan la corrupcion y la generacion continua delas cosas: y cessando, si cessassen los movimientos, cessarian de consequencia la corrupcion y la generacion; y la materia elemental quedaria incorruptible, siendo de substancia corruptible, como parece quedara perpetuamente despues del Juicio final.

Ala segunda negativa que los movimientos elementales y Celestes no son contrarios, pruevase ansi. Si los cuerpos inferiores tienen movimiento recto, que es de ariva abajo, y de bajo ariva, los cuerpos Celestes de todos los Planetas tienen el mesmo, pues se acercan y se alejan dela tierra, bajando y subiendo en sus diferentes, y epiciclos, ecentricos al centro del mundo; y hallende desto se halla que el Sol ha bajado hazia la tierra infinito numero casi de leguas, sin que hasta ahora se tenga demostracion de como ha sido, si en recto, sien epiciclo, si en Diferente, como tiene Magino, cosa digna de mucha admiracion, especialmente si fuere continuando essa ecentricidad. Y si los cuerpos Celestes tienen

movimiento circular, los inferiores no carecen del, porque los mares, demas del subir y bajar con el fluxo y refluxo, siguen ala luna de levante en Poniente al movimiento del primer mobil: y de mas destos dos movimientos, danle otro delos Auges de Poniente en levante, por quanto observaron que en las partes del Poniente va sorbiendo la tierra, y ala del levante dexandola atrás: tambien cosa admirable. En el aire, el vapor callente y seco que sube ala media region, y por anthiparistesim no passa, en circulo huie y haze su movimiento q(ue) llaman viento; y la region alta del aire, y el Orbe del fuego al movimiento del Cielo se mueven: porloqual se puede concluir que los movimientos delos cuerpos superiores no se diferencian delos destos inferiores, y de consequencia que las materias no son diferentes, si no una: laqual siendo una, y la inferior corruptible, la superior assimesmo lo es. Al quarto argumento contra Arist. en el l. de Coelo; adonde tiene que en tantos siglos no aviendo memoria que los cuerpos Celestes sensibles haian padecido corrupcion, se siguia la señal manifiesta de ser incorruptibles. Contra esto tenemos lo que Arist. niega, y los exemplos que a el faltaron. Porque S. Agustin en el lib. 21. dela Ciudad de Dios, refiere lo que escribe Marco Varron autor gravissimo, dela estrella de Venus, que una vez mudo grandeça,

297 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO

y movimiento, como observaron Adrasto Cyziceno, y Dion napolitano ecelentes mathematicos. y Plinio en el l.2.cap.26. dela istoria natural, escrive: Hipparcho jamas bastantemente alabado; porque niguno mas quel aprovó la convinencia dela estrella con el hombre, y que nuestras almas son parte del Cielo; halló otra nueva estrella aver nacido en su tiempo: y por el movimiento della, desde el dia que empeço a resplandecer, estuvo en duda, si esso solia acaecer, y si se movian aun aquellas estrellas que nos pensamos que son fixas. Marsilio ficino en el Timeo de Platon cap. 22. escrive que los Egipcios por algunos años perdieron de vista las dos estrellas que llamaron, Ach, y Selechin, y que la Canicula anduvo en Orion. Estos exemplos son de estrellas conocidas; mas que diremos dela nueva estrella que aparecio el año de 1572 en la imagen de Cassiopeia, que duro mas de dos años, como todo el mundo ha visto? Y dela q(ue) aparecio en el pecho dela imagen del Cisne, el año 1600, laqual duró mas de tres años, como observó Tycho Brahe, y notó en sus globos Celestes? y ultimamente no de menor maravilla ha sido esta que aparecio en el Serpentario de que escrivo; añadiendo atodos estos exemplos, todos los cometas que se hazen en la region Celeste, como observo Tycho Brahe del que aparecio cerca desta nueva estrella el año de 1578, entre Venus y la luna. y lo que escrive Plinio en el l.2.cap. 25. que los Planetas y otras estrellas aveces esparzen los cavellos, como se lee dela estrella dela coxa del Can Syrio: y de otra maravillosa señal dela setima Pleiade, que antes siendo la maior y mas clara de todas siete, en la destruicion de Troia se escurecio del todo. Si queremos decir que todas estas aparencias fueron milagrosas, pudo ser, porque la mano de Dios no es abreviada; aunque en estos tiempos por no tener necessidad de milagros, y por hallar rastro de cómo naturalmente esto se pudo hazer, no devemos de negar sus obras a naturaleça: Lasquales señales y aparencias evidentissimas, atajando como atajan a todos los argumentos que a favor del Cielo hai y puede aver, nos hazen confessar que es corruptible, que se altera como los elementos, y que toda la materia superior con la inferior es una. El quinto argumento es de Scoto en el l.2.d.14. tratando sigun los philosophos y theologos, si la materia Celeste es simple, prueva que todo lo que es compuesto de materia y forma es corruptible. Primeramente va con tres principios de Arist. del l.9.c.9. dela Methaph. dos verdaderos y un falso. El primero que toda potencia passiva dela materia sea potencia de contradicion. El segundo que qual quiera sempiterno sea necessario, y que de ningun modo es -

- te en potencia de contradicion. El tercero que el Cielo es eterno: que es el falso. Con este ultimo empieça a argumentar diciendo, que si el Cielo es eterno, siguese no aver en el cosa q(ue) este en potencia de contradicion, y de consequencia no tener materia, porque si la tuviera, era formalmente corruptible como lo es el fuego. Por lo que dado que no haia de fuera algun agente que lo pueda corrumper y que no tenga contrario, esso no le quita que dentro no tenga principio de corrupcion q(ue) es a saver materia que pueda ser y no ser como el fuego. y que en esto Averroes anduvo con mejor principio delos que dieron materia en el Cielo. Mas para provar su incorruptibilidad de por si, como aquí se supone, es necessario proceder sigun la via de Arist. en el l.1. del Cielo y del mundo. y provar que en

298 TRANSCRIPCIÓN
[pag. 100] [pag. 101] [pag. 102]

el Cielo no hai cosa que sea de la naturaleça elemental, laqual incorruptibilidad provada, pruevase carecer de materia. Si no es que la forma incorruptible pueda de necessidad actuar la materia possible y de por si carecer de essa forma mudandola en otra; de tal manera que aquella complission y dispusicion corruptible q(ue) en si tiene la materia, no sea a ambas cosas necessaria: mas empero contingente de parte dela forma como de parte dela materia; porque de necessaria actividad no puede ser el acidente semejante al sugeto, a donde hai necessidad de par -

- te de ambos estremos. Porque si se dixere que essa materia no es dela mesma razon delas materias receptivas de diversas formas, y que por esso, de porsi misma, no puede trasformarse de una forma en otra, es inconviniente. Primeramente por q(ue) entonces fueran dos materias primas diferentes una de otra. Lo consequente es falso, luego y el antecedente. Pruevase la falsedad del consequente en no poderse dar dos fines primeros, ni dos eficientes primeros diferentes unos de otros; luego ni dos materias primas diferentes una de otra. y assi del mesmo modo se echa dever quan dificilmente se puede dar la razon desta mudança en la una y otra materia.

Segundariamente dada sola esta actividad y mudança, esta materia es inpotencia de estotra forma, y dela privacion dela suia: de modo que esta materia de suio esta en potencia de contradiction: si esto no se concede, en que la potencia es dela forma: la materia de por si no sera causa de su incorruptibilidad, en quanto esta inpotencia de otra forma dela q(ue) no tiene, si no en quanto esta en potencia dela privacion dela forma que tiene. Assimismo Arist. no pone la materia si no es por dar poder ala trasmudacion: en el Cielo no hai poder de mudança, sino es ad ubi [a donde].

Si dixere Egidio Romano que la materia del Cielo no esta en potencia de contradiction, por causa que su forma esta

perfectamente llena y cumple todo su apetito, respondese q(ue) niguna forma cumple todo el apetito de su materia respecto de otra forma, si no es que se de acto contrario dela privacion de aquella forma. La del Cielo no da acto contrario ala privacion de qualquier forma diferente de si como la forma del fuego. Luego pruevase que la forma del fuego ay que da. Pruevase la menor. Niguna forma da acto oposito dela privacion de qual quier forma, si no es que en si contenga atodas las formas alomenos virtualmente: mas la forma del Cielo no contiene deste modo atodas las formas, pues no contiene la forma del alma intelectiva y desto se sigue mas, q(ue) sigun los philosophos el Cielo no puede ser formalmente animado. Porque entonces el Cielo fuera esencialmente solo alma intelectiva: porque essos no dieron en el si no alma intelectiva. y de modo que solo el entendimiento fuera quanto y no intelegible por causa que el Cielo solo formalmente es quanto: o porque allende del alma lo que es de esencia del Cielo fuera alguna otra cosa de porsi perfectible por via de alma. y de tal modo que era ay potencia passiva y potencia de contradiction. y assi el Cielo no es eterno y necessario como tiene Arist, si no corruptible.

299 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag. 103] [pag. 104]

Scoto confirma el argumento sigun los theologos que ponen materia en el Cielo, y que el Chaos q(ue) llegava al Empirio, era ma -

- teria de todos los cuerpos dentro del contenidos, y toda de una misma razon. y en esto discordan de Aristotiles, que el Cielo es necessario e incorruptible. Quanto es de su naturaleza simplemente es corruptible, por quanto esta en potencia de contrariedad, aunque la forma del Cielo no tenga contrario tan poderoso q(ue) pueda vecerle y mudarla. Por lo qual no puede ser corrompido de algun agente natural delqual reciva esta forma, o la del fuego, y del agua. Mas es de advertir que solo el Cielo puede corromper al fuego y convertirle en si, por causa, que la virtud activa del Cielo ecede ala forma del fuego por causa dela forma mas capaz. Luego puedese trasmudar a tal ser de tal agente. Hasta aquí Scoto tiene sutilmente provado su intencion. Agora para salvar que el Cielo no se corrompe (aunque lo tiene por corruptible) añade que quiças el Cielo no puede alterar el elemento alas calidades convinientes a tal cuerpo Celeste, y que todavia essa forma es tan señoreada de essa materia que no puede de ninguna otra ser alterado reciviendo peregrinas impresiones, y por consequencia ni corromperse: loqual no dixera si tuviera vista de tantas nuevas estrellas y Cometas en el Cielo como demostraron las parallaxis. En esta ultima opinion entra la de S. Thomas p.1.q.26.a.2. enlaqual concuerda ami parecer con Scoto, porque S. Thomas

no dixo que la materia del Cielo absolutamente es incorruptible, si no que no se corrompe, por causa que carece de contrarios; siguiendo en todo a Aristotiles. El sesto argumento. Si en las materias inferiores que son corruptibles se puede dar materia que no se corrumpa, dado que el Cielo no se corrumpa, no se siguira por esso ser de materia in corruptible. El elemento del fuego es materia inferior y corruptible, todavia no se corrumpe; luego por no corromperse el cielo, no se sigue ser de materia in corruptible. Que el orbe del fuego no se corrumpe: pruevase. Si la mas alta corrupcion que es delas Cometas, no passa la mas alta region del aire como tiene Arist. l. delos metheoros, el orbe del fuego no se corrumpe, por lo que se puede juzgar con la vista. Que essos Cometas sean dela corrupcion de los dos orbes aire y fuego, no puede ser, sigun Arist. l.c. por quanto quiere que sean materias subtiles dela tierra. Segundariamente essos Orbes entre si no se pueden corrumper, por lo que tiene Arist. l.1.c.7. de generat. quod simile prorsus est, non posse pati ab alio [lo que es totalmente semejante -a sí mismo- no puede padecer -ser movido- por otro]. el fuego y el aire en essa mas alta region son tan similes en calor por el contacto y vicindad, que no se pueden corrumper sin algun contrario mas fuerte. El setimo argumento. Si lo que esta en potencia se puede reducir ad acto, como demuestra Euclides, Dato rectilineo ae -

- quale quadratum constituere: Dato cubo pyramidem describere [con una recta igual se construye un cuadrado, con un cubo se describe una pirámide]. lo que es compuesto de superficie y cuerpo (como es el Cielo) puedese reducir ala esphera, ala Pyramide, al cubo, al

300 TRANSCRIPCIÓN
[pag. 105] [pag. 106] [pag. 107]

octaedro, al dodecaedro, y al icosaedro, sigun la voluntad del operante en estas espheras Celestes, que es Dios; a cuio proposito dixo Platon en el Timeo, Natura uestra estis dissolubilia, voluntas aut mea indissolubilia: quia voluntas mea maior est nexu uestro [por vuestra naturaleza —la de los cuerpos celestes— sois solubles, a diferencia de mi voluntad, que es indisoluble, porque mi voluntad es mayor que vuestra unión —enlace, vínculo—].

El otavo argumento. Si el Cielo in potencia es corruptible, y la corrupcion se reduce al acto (como se alego en el quarto argumento) necessariamente tiene contrarios. En el Cielo no los hai conocidos si no son los movimientos delos Orbes Planetarios contra el movimiento del primer mobil de Oriente a Ocidente, mas estos no son contrarios por quanto no se impiden moviendose uno dentro de otro como tiene Aristotiles siguese los contrarios no consistir en los movimientos; siendo los movimientos actos sin substancia, y lo que no tiene substancia no tiene forma y sin forma no tiene calidad, los movimientos Celestes solos no pueden ser contrarios corruptibles. Luego necessariamente se deven de reducir los contrarios alas formas substanciales delos Cielos y delas estrellas. y confesar con Ptolomeo en el .l.1. del quadripartito que Saturno es frio y seco, Jupiter callente y umedo, Marte callente y seco, el Sol callente, por quanto consta dela esperiencia, que Saturno andando Junto con el Sol, el calor es remisso, con Jupiter templado y con Marte es mas fuerte: cuios efetos no pueden ser causados solo del movimiento como tiene Aristotiles y no dela influencia por quanto del movimiento solo se sigue el calor, y no el frio, sigun su filosofia. El noveno argumento. Que en el Cielo hai materia corruptible, lo prueva Moises en el c.1. del gen. diciendo que Dios hizo el firmatento en medio delas aguas dividiendolas de modo q(ue) unas quedaron sobre el Cielo y las otras debaxo en estos elementos, las quales aguas antes siendo unas, pues estavan sin division, tan corruptibles siguese el ser las Celestes quanto las elementales; y la mesma materia del firmamento, como se prueva por la autoridad de S. Dionisio Areop. c.4. de Diu. no. que si la luz del Sol que de principio era informe Dios al quarto Dia formo, que ex praeiacenti materia [de una materia preexistente] formo al Sol como alos animales y alas plantas, y que toda la materia Celeste y elemental es una y por consequencia corruptible. S. Thomas como va con Aristotiles que el Cielo es incorruptible y que la materia del Sol y de todas las estrellas no pudia antes estar debaxo de otra forma, tiene por esta via por impossible que el firmamento sea echo de materia que uviese antes criada para ello. Y quiere que para cada cosa Dios criase Juntamente la materia

con la forma. laqual opinion solo fundada en Aristotiles, por no decir con la letra sagrada, se puede tener la de S. Dionisio literal y platonica por mas fuerte. Porque Platon en el principio del Timeo (como entiende Julio Camillo) tuvo que la materia prima era corruptible, y que se gastava con la continua mudança delas formas. Porque, unus, toma por el Sol, duo por la luz, y tres por la lumbre; y preguntando a Timeo por el quarto, le responde que esta enfermo, quartus adversa aliqua valetudine laborat [el cuarto está enfrmo de una desfavorable enfermedad —aquejado de mala salud—], que quiere que sea la materia

301 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag. 108] [pag. 109]

prima. loqual consecutivamente parece que Platon mas claro nos quiso dar a entender, que el mundo despues de muchos tiempos avia de gastarse por fuego, diciendo: fit enim longo tempore intervallo Coelisti circuitus permutatio quaedam, quam inflammationis vastitas necessario sequitur [—Pero lo que es cierto— es que en el largo intervalo temporal de la marcha circular —de los objetos celestes— se produce un cierto cambio, al que seguirá necesariamente un gran incendio]. Y en otra parte. ipsum enim se consumptione et senio suiipsius alit. ita nempe divina arte fabricatus est mundus, ut omnia in se ipso et a se ipso patiartur et agat [él mismo, en efecto, se nutre de su propio agotamiento y vejez, pues ciertamente el mundo fue hecho por un arte divino, de tal modo que todas las cosas duran y viven en él y por él]: et c. y tratando del principio y fin del tiempo aun toco esta materia diciendo: tempus vero una cum Coelo factum est, ut una orta, una etiam dissolvantur, si qua his dissolutio unquam contingerit [El tiempo fue pues producido con el cielo a fin de que, nacidos juntos, juntos perezcan, si es que tal cosa ha de ocurrir alguna vez].

Y Mercurio Trimegisto en el Pimandro cap.10. tratando del mundo lo llama hermoso, mas no bueno, porque esta sujeto alas passiones: Mundus pulcher quidem, non tamen bonus, etenim exmateria cons -

- tat, passionibus q(ae) subiicitur[sin duda el mundo es bello, no bueno sin embargo, pues está constituido de materia, con las perturbaciones que soporta] , porque todo lo que es movimiento material lo llama passion y generacion: omnis autem materia lis motio, generatio dici debet [en cambio, todo el proceso del movimiento material debe ser llamado generación]. Y ansi torna adecir del mundo que no es bueno por quees mobil, y que no es malo por que es imortal: mundus enim non bonus, quia mobilis: non tamen malus, quoniam immortalis [ciertamente, el mundo no es bueno, porque es móvil -cambiante-, no es, sin embargo, malo, porque es inmortal]. Laqual opinion se puede conformar con la autoridad de S. Paulo: praeterit figura huius mundi [pasará la configuración de este mundo], no tratando dela substancia que es imortal.

Porque los Planetas no se corrumpen y tan raras veces parece corrupcion en el Cielo. Capitulo. 6.

Los cuerpos Celestes delos Planetas y estrellas fixas, como Dios los hizo de tan nobilissima materia y forma, para ornato y hermosura desta gran maquina del mundo (para alumbrarla, regirla, y sustentar en ella como causas segundas, esta contina orden delas cosas) emos de creer que assimesmo el los conserve y repare de corrupcion, por que no falte en ella el fin a que fueron echos. Porque supuesto que siendo de substancia corruptible esten sugetos a corrumperse, su conservacion consiste mas en Dios, que en su mesma naturaleça que depende de su mesma forma y materia, como dice

S.Thomas, unde potentia ad non esse in spiritualibus criaturis, et corporibus celestibus, magis est in Deo, qui potest substrahere suum influxum, quam in forma vel in materia

[pag. 110] [pag. 111]

302 TRANSCRIPCIÓN

talium criaturarum [de lo que -se deduce- que la potencia para no ser en las criaturas espirituales y los cuerpos celestes es mayor en Dios, quien puede suprimir su influjo, que en la forma o en la materia de tales criaturas]. Despues desta primera causa, assi como nuestros Angeles buenos, nos guardan y libran de contino de muchos peligros, alumbrandonos siempre el camino dela gracia, ni mas ni menos los Angeles (que los Philosophos llaman inteligencias) que son deputados alos movimientos dessos cuerpos celestes, es de creer, que los guardan de corrupcion; por quanto alos movimientos es necessario que integramente conserven sus formas. La tercera causa se puede atribuir ala nobleza dela materia de que estan compuestos, la qual siendo como es mas substanciada, y sublimada dela delos elementos inferiores, esta mas lejos de corrupcion: allende desto (que es de mas fuerça) estan de modo unidas las calidades, el frio con el seco, el umedo con el frio, el calor con el umedo, y el seco con el calor en formas perfectissimas esphericas solidas, que intrinsico y extrinsico no hai otras equivalentes que essas rompa y deshaga, no tocandose; por quanto las ephericas son mas nobles, mas capaces y mas fuertes de todas. y mas verisimilmente se puede tener delas estrellas, ala letra lo que dice Job (tomandolas por los Cielos como parte por el todo) que son so -

- lidissimas como de bronze, por la integridad de sus formas, como se ha dicho, que por los Cielos, cuia dureça en ellos no es necessaria, dado que el Angel no ha menester el Orbe Diferente para regir el curso del Planeta. Otra causa es, que como las estrellas son partes activas, y el Cielo es passivo, padecen menos de su contrario. y no hai negar que entre todas las cosas corporales criadas, las estrellas son las mas nobles, y de todas ellas el Sol; elqual los Platonicos llamaron imagen de Dios, por quanto es simil dela Santissima trinidad; en la virtud fecunda de generar oculta a nuestro sentido, en la luz manifiesta que siempre igualmente mana dessa fecundidad, y en la virtud calefactiva que de ambas a dos cosas procede. Tornando ala incorruptibilidad delas estrellas, digo que si Venus mudo movimiento (como escribe S. Agustin con la autoridad de M, Varron) que fue el mesmo milagro como pararse el Sol en tiempo de Josue, y del Rey Ezechias, y apressorar la luna su curso en la passion de Cristo nuestro Señor; por quanto es efecto del Angel que a Dios obedece, y no del cuerpo Celeste, el qual de porsi no se mueve, aunque es mobil: Juntamente pudo mudar Venus figura o grandeça que es todo uno, si el Angel la bajo o levanto, por que de levantarla avia de parecer menor y del bajarla maior como demuestran los prospectivos, en loqual no uvo

alteracion, si no que la que parecio entonces fue solo del movimiento que vario el Angel que la mueve, y no dela corrupcion dela estrella: y por la razon que se da en el capitulo nono deste libro.

Acerca del Cielo con los elementos, Scoto en la d.14 del segundo, tiene que el Cielo no se pueda combertir en fuego, aire, o agua, por quanto su forma no tiene contrario tan poderoso, delqual pueda ser vencida; y quiere que tan solamente el Cielo pueda corrumper al fuego y combertirle en Cielo: da la razon, diciendo, que la virtud activa del Cielo eccede ala forma del fuego y della es capaz; y assi el fuego se puede combertir en tal ser Celeste

303 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag. 112] [pag. 113]

de tal agente. Mas esto es ala parte inferior en la contradiction que puede aver con los elementos, cuia corrupcion es invisible, por quanto va a mas estension y rarefaction, como se sigue del aire en fuego, y el fuego en Cielo, de materia mas subtil y transparente. Quanto ala corrupcion dentro dela mesma profundidad del Cielo, aunque la materia del ecceda tanto ala forma delas estrellas, ellas ecceden a toda la materia Celeste en actividad, por tener su virtud mas Junta y ser agentes, assi en virtud, como en luz y movimiento. Para laqual corrupcion aviendosse de Juntar los Planetas superiores, Saturno, Jupiter, aveces Marte, y no pudiendose Jun -

- tar si no fuere alomenos en veinte años, ni los eclipses haberse tan amenudo con los Planetas que aiudan a corromper, se sigue no se ver de ordinario si no de tiempos en tiempos tales corrupciones. Acrecientase, que siendo la materia Celeste tan simple respecto del fuego, del aire, y del agua, no poder ser de contino tan sugeta a corromperse como los elementos: y por la grandeça e imensidad dela materia del Cielo, respecto dela virtud y actividad delos agentes, no ser tan facil de alterar siendo debil la contradiction. Allende por quanto la diaphanidad del Cielo no es tan sensitiva como la del fuego y del aire, aunque a menudo se corrumpa, essa corrupcion sera invisible, como la del fuego echo Cielo. y las distancias de nuestro organo visuual aqualesquiera partes profundas del Cielo, son tan grandes, que si las corrupciones no fueren grandissimas no se podran percibir con la vista: estas grandissimas son tan de tarde en tarde como emos dicho, que aunq(ue) el Cielo de ordinario se corrumpa, raras veces podemos ver estas corrupciones sensibles.

Como estan los elementos en el Cielo. capitulo. 7.

Los Theologos que filosopharon mas sobre la sagrada escri -

- tura, dan todavia elementos Celestes en el Cielo moralmente, y materialmente algunos, a diferencia desto quatro inferiores. Porque Strabo, Beda, y Basilio, dieron el Cielo Empyrio de fuego, Moises las aguas sobre el firmamento, las nuves por el aire, David la tierra de vinos, y San Juan Evangelista la Celestial Hierusalem. Santo Thomas quiere que se llame el primer Cielo Empyrio, que quiere decir de fuego, y no por el ardor, si no por el resplandor, y concede con San Dioniso Areop. que el Cielo Empyreo tiene influencia sobre los Cielos inferiores que se mueven, estando el imobil. Ezechiel propheta significó este Cielo (sigun Isaac philosopho) por el zaphiro a manera de throno. y Joan Pico dela Mirandola, en las tres primeras trasposiciones que el haze cnbalisticamente de aquellas letras del Bresit, Ros, es, seth, declaralas, diciendo, que la primera quiere decir Caput, la segunda ignem, y la tercera fundamentum, que es a saber Ros, el mundo inteligible: es, el fuego o Cielo Empyreo: Seth, el firmamento con todas las substancias inferiores. Mas poniendo esta materia en terminos de philosophia, diremos primeramente, que concediendo en el Cielo dos calidades diferentes, como son el fuego del Empyreo, y las aguas debaxo del (lasquales son de fee)

304 TRANSCRIPCIÓN
[pag. 114] [pag. 115]

necessariamente emos de dar otros dos contrarios aire, y tierra con Aristotiles. Si hazemos comparacion delas cosas

Celestes con las elementales, niguna se parece tanto ala tierra como las estrellas por su sensibilidad, ni niguna tanton al aire como essa vasta y profunda region diaphana del firmamento (tomandolo como se dijo en el primer capitulo) o alomenos des dela superficie del orbe del fuego (si en este modo se puede hablar) hasta las aguas debaxo del Cielo Empyreo: pruevase mejor ser esto ansi, por la corrupcion de que padece el Cielo, la qual infiere contrarios.

Segundariamente que estos contrarios sean dela misma razon delas materias receptibles de nuevas formas y transformables, se prueva, por el grandissimo inconviniente que se siguiria delo contrario: porquanto era necessario dar dos materias primas diferentes; el consequente es falso, luego lo antecedente lo es tambien. Scoto prueva la falsedad del consequente por razon de no poderse dar dos fines primeros ni dos eficientes primeros diferentes, aloqual se sigue ni poder aver dos materias primas diferentes. Siendo una tiene en si materia en potencia de contradicion tanto para los elementos inferiores, quanto para los superiores. Y si el acto dela potencia dependente de otra, no puede causarse de potencia sola sin acto (porque se siguiria el agente no obrar) siguese en el Cielo aver contrariedad actual como en potencia, y poderse destinguir las quatro calidades. del fuego, del agua, del aire, y dela tierra; los Platonicos pusieron en toda la naturaleça los quatro elementos per semina [como semillas]: y en el Cielo por virtudes, y debaxo por formas. los Astronomos los apruevan en los signos y en los Planetas por los efectos evidentes. y entre los Pythagoricos fue en uso llamar tierra ala octava esphera, y ala luna, llamandola tierra Celeste y Cielo terrestre. Mirandulano siguiendolos, divide en dos modos los elementos en el Cielo, puniendolos doblados: ala luna da nombre de tierra, por ser el mas bajo y menos noble Planeta de todos, por sus manchas y escuridad. A Mercurio leda el agua, por ser tan vario y trasformable, por lo que Lucano lo llamo undae arbitrum [el juez del agua agitada]. El aire atribuie a Venus por el calor templado que descubre por sus efectos. y al Sol da el fuego, el mesmo da a Marte, por ser callente y seco, a Jupiter el aire por ser callente y umedo, a Saturno el agua por la frialdad, y a la octava esphera la tierra por estar en ellos las estrellas fixas e imobiles, adiferencia de todos los Planetas. Este modo no aprovamos por que va fuera dela orden Platonica y dela sagrada escritura, por q(ue) quita que el Cielo no sea compuesto de materia y forma como tuvo Averroes y otros, que es contra lo que temos de fee, y a toda buena philosophia; por que no es de poner pluralidad sin necessidad, ni dar vacuo en naturaleça, interpolando por el todos los cuerpos naturales de todas las estrellas y

Planetas. los Platonicos dixeron que el Cielo era de fuego templado con umor, materia que podemos assimilar mas al aire; Seneca en las questiones naturales, tiene que las estrellas son cuerpos terestres, como de veras no hai cosa en todo el Cielo q(ue) mas corporeo sea anuestro ver que las estrellas; por lo que con mas razon se puede tomar como se dijo ariva,

305 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag. 116] [pag. 117] [pag. 118]

el empyreo por el fuego, la materia debajo del por el agua pues son aguas, el cielo por el aire, y las estrellas por la tierra.

Del numero delos Cielos.

cap. 8.

Conforme ala sagrada escritura, en el genesis, no se pueden dar mas de tres Cielos. San Joan Chrisostomo no da mas de uno, fundandose en aquellas primeras palabras, in principio creavit Deus Coelum [en el principio creo Dios el Cielo]: numero singular. Theodoreto affirma que son dos, echando mano dela tierra tambien, creavit Deus Coelum et terram [creo Dios el Cielo y la tierra]: tomando con otros muchos theologos Coelum por el Empyreo echo primero antes de toda materia mobil; y la tierra por la materia prima, que Moises en el primer dia llamo luz cuia opinion sigue Damasceno. Mas S. Ambrosio, en su exameron, no solamente aprueva los dos, pero aun añade otro tercero, por salvar la autoridad de San Paulo, el qual con -

- fiessa aver sido llevado a el, scio hominem raptum usque ad tertium Coelum [sé que un hombre fue llevado -arrebatado- hasta el tercer cielo]; el qual Cielo se toma por el Empyreo. Sin el qual, por la distincion de Moises, forçosamente se an de dar otros dos y no mas, que es a saber, el Aqueo que llaman Cristalino, y el firmamento, que es des del concavo del aqueo hasta lo convexo del del Orbe dela tierra, conteniendo en si a todos los Planetas: y deste modo viene aser mas clara la distincion de San Paulo. y con mucha razon los Cielos deven de ser tres, y no mas, ni menos, por razon dela semejança que deven de tener con su hazedor. Porque siguiendo a S. Agustin y atodos los Theologos que ponen las ideas en Dios indestinctas dela essencia divina, si nigun agente obra sin imitar ala idea delo que quiere hazer, siguese este mundo ser echo asemejança del mundo Archetypo que es la idea y modelo del, en el entendimiento divino; y consequente goçar de la trinidad de su criador, por quanto es ideal, productivo y formal: por quanto es echo en peso, numero, y medida; en lungitud, latitud, y profundidad: de materia, de forma, y de influencia: de fuego, de agua, y de tierra: sensible, considerable, y tractable: y de forma sin principio, de materia generante, y de movimiento eterno. Estos tres Cielos son de fee, por que de mas que son dela Sagrada escritura y de San Paulo, todos los Santos, y todos los theologos los confiessan. Mas los que los Philosophos y Mathematicos añadieron

hasta el numero de 28 Orbes, sin los dos circulos pequeños dela octava esphera (para salvar el moviiento dela trepidacion) y los epiciclos delos Planetas que son seis, que en todos son 36 cuerpos diferentes, por razon de otros tantos movimientos diferentes que observaron en el Cielo, sin el del cuerpo lunar sobre su centro, no son de fee ni dela Sagrada escritura ni se pueden tener en buena philosophia. Por causa que aunque diga Alexandro Picolomini en sus theoricas, que se inventaron para poder salvar las aparencias, y no porque realmente esten en el Cielo; si no estan, ni pueden estar; porque causa si las aparencias se pueden

306 TRANSCRIPCIÓN
[pag. 119] [pag. 120]

salvar por circulos, o con menos Orbes y menos cuerpos, quieren poner tantas cascaras desiguales de cebolla en el Cielo, sin necessidad? y aumentar de el numero delas inteligencias como de necessidad se ha de aumentar, aviendo de dar acada cuerpo mobil la suia; al primer mobil una, al segundo, Cielo cristallino otra, ala octava esphera otra que son tres; quatro a Saturno, las tres alos tres Orbes y la quarta al Epiciclo q(ue) son siete: assimesmo quatro a Jupiter: quatro a Marte: quatro al Sol: quatro a Venus: seis a Mercurio: y cinco ala luna, que entodas son 34: pudiendose escusar, o las mas dellas, como se provara: allende como mostre en el primer libro, sigun la Hypothesis de Tycho Brahe, que por causa del Orbe de Marte cruçar al del Sol, no se poder dar Orbes en el Cielo. y sin esso, aun

salvando essa aparencia de Marte sin cruçar al Orbe del Sol, no se pueden dar Orbes, por causa que si se dan, no se podra salvar el movimiento del Sol, sin caer en un mar de inconvinientes. Por que dado que el Orbe del Sol, en razon de ser contenido dentro del de Marte, se avia de mover al movimiento de su Orbe inferior de Marte, y no se mueve, mediante el movimiento dela inteligencia que lo apressura otro tanto mas , llevandolo siempre por la Ecliptica del- zodiaco del primer mobil, no respetando la del zodiaco dela nona, ni dela octava esphera, siguese de necessidad variar los polos de sus Orbes esteriores, delos polos delos Orbes de Marte, y esto no se poder hazer sin mediante otras inteligencias: lasquales si no se dan sin dar nuevos cuerpos, alos infinitos, infinitas inteligencias se daran en el Cielo, para regular no solamente esse movimiento del Sol debajo dela ecliptica del Zodiaco del primer mobil, mas aun de todos los Planetas, que es impossible como se provara a su lugar. Y si tantos cuerpos y tantas inteligencias se an de dar por no dar incision delos cuerpos Planetarios en el Cielo, por salvar la incorruptibilidad del, no es necesario, constando que es corruptible, y q(ue) se corrompe. Ni es bien fundado en philosophia, ni en theologia, obligar alas inteligencias a mover al cuerpo del Sol sin otro cuerpo, como si ella no fuesse intelectiva que no supiesse hazer el camino que le ordeno Dios, o tuviesse necessi -

- dad de otro cuerpo maior, para poder como en caxa o navio llevar al menor, siendo forma que solo depende de si misma, incorporea, incorruptible, y Angelica.

Delos movimientos Celestes. cap. 9.

El Cielo empyreo, que es el Cielo delos Cielos, la tierra delos vivos, y la Ciudad Santa de Jerusalem, los Theologos constituien cuadrado; el qual por quanto es corporeo, diremos que es cubico perfecto, siendo en longitud y latitud y gual, como escribe San Joan: y por quanto dentro del se mueve el primer mobil en circulo, diremos que la superficie concava del es espherica, si la convexa es quadrada: cuia forma esterior tan desacomodada al movimiento, quan acomodada ala estabilidad y firmeça (como ordenado al estado dela gloria) uvo de ser firme y estabilissimo: y assi el cubo entre todos los cuerpos, como es tan perfecto, tiene este hieroglyfico de supremum numen [suprema divinidad].

307 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag. 121] [pag. 122]

El segundo Cielo (empeçando a contar de ariva) que es el aqueo y primer mobil, se mueve dentro del empyreo, de Oriente a Ocidente en espacio de 24 oras una vez. Aristotiles aunque tuvo con Platon quelos Cielos eran animados como el confiessa en el l.2. de Coelo. c. 12. t6a62. dixo en el 8 dela ph. c. ultimo,

y en el 12 dela Met. c.8. t 45. que Dios como primera y soberana causa movia el primer mobil: la qual opinion fue despues torcida de modo que aun quisieron hazerle decir que no dava alos Cielos animas informantes si no asistentes, y assimesmo al primer mobil; la qual opinion es falsa y muy torcida como afirma Mirandulano. De ambas opiniones uvo mucha caterva, por que niguna contra dice alo que se tiene de fee que los Cielos no son animados. Mas si dixesemos que se mueven por su propia calidad y naturaleça que Dios les dio, sin inteligencias, no por esso nos podran tachar que vamos contra la fee: contra la comun opinion si, delos que consienten las inteligencias asistentes, por quanto hasta agora no an hallado razon, como los Cielos de suio, se pueden mover sin ser animados, o tener quien los mueva. Esto es nuestro proposito de tocar. Porque si el Cielo Empyreo es material, fixo, igneo, e influente; y el primer mobil espherico, frio echo de agua, entre los dos necessariamente se sigue la inemistad natural, y el mobil moverse por huir de su contrario: siendo el calor, como es, mas activo y mas agente para empelerle. y que otra cosa puede ser la influencia del Empyreo, si no es el calor con el qual influie en el primer mobil? y que otra cosa puede ser la influencia deste primer mobil, si no es el frio, con el qual influie en el firmamento? a cuia inemistad el y todas las estrellas dentro del se mueven? y assi se puede entender, que luego que Dios separo las aguas del Empyreo, y que quedaron con la forma substancial que tienen, que al punto empeçaron a correr, como dixo David; flabit spiritus eius, et fluent aquae [sopló su espíritu y corrieron las aguas]. Porque quando Dios andava sobre las aguas y las soplava (como Pag.nino y Okelo declaran) estando ya criadas, no podia ser si no separacion, dandoles forma: laqual luego receviendo el influxo se empeço a mover, como dice David, flabit et fluent [sopló y corrieron]. Y deste modo se puede entender que estos dos Cielos se mueven mediante sus influencias que son sus formas substanciales, y no por inteligencias assistentes ni por animas informantes; y damos la mesma razon para que los Planetas se muevan por el firmamento de por si, ecetuando el Sol, alqual como luz del mundo, y alma de todas las cosas generantes, tiene un espiritu assistente que lo mueve, por que siendo cuerpo tan noble, no cabe en razon que haia otro contrario que lo pueda mover; y es dela sagrada escritura que se lo da; in circuitu pergit spiritus [el espíritu continuó girando en torno]. Mas veamos agora como los Planetas entre ellos se hazen antiparist. y se mueven; y como el Sol Auriga de todos los govierna, y como se an con el en sus movimientos. Saturno como es el mas frio de todos los Planetas, entre el Sol y las estrellas fixas por antiparis. se mueve, siempre con igual distancia, en el modo que el calor del Sol y delas estrellas fi -

[pag. 123]

[pag. 124]

308 TRANSCRIPCIÓN

-xas se proporcionan con acercarseles mas a una parte que a otra. Jupiter templado del influxo del primer mobil y de Saturno, entre el y el Sol camina. Marte calidissimo sintiendo mas el antiparist. del primer mobil y de Saturno anda mas cerca del Sol, y no se le acerca mas, por la contrariedad de Mercurio y de Venus que anda al deredor del Sol: los quales assimesmo al antiparist. de Marte y del Sol hazen su curso; y la luna al antiparist. del Sol y del Orbe del fuego elemental.

De mas desto, los tres superiores hallandose en trino aspecto con el Sol, luego mudan movimiento, o para tras retrocedendo, o para adelante apresurandolo mas; en este modo, que quando son Orientales, el Sol los tira assi y los haze yr atrás, y quando le son ocidentales, los echa adelante y los haze caminar mas: y assimesmo quando se le acercan, los sube, y quando se le alejan se abajan. Al contrario haze la luna en oposicion del Sol, por que entonces sube tanto como en la conjuncion, por causa que entonces ambos impulsos del Sol y del Orbe del fuego Juntos le hazen mas fuerça y en la conjuncion subiendo los raios del Sol reverberados en ella por los mismos que bajan, en lugar de empeler atrahen, y del mesmo modo en todos: como consta en las cosas inferiores elementales. Y en este modo se puede entender como este Apolo tempera y tañe la viuela de seis cuerdas del firmamento, por que en estas seis se encierran todos los thonos y grados armonicos. Si con es -

- tos efectos naturales, se conceden las inteligencias, no por esso se podra decir que son superfluas, o que nuestro intento es vano, pues lo concede la philosophia: David en aquellas palabras Qui fecit Coelos in intellectu [que hizo los cielos con discernimiento], parece que nos quiso dar a entender que los cuerpos celestes tienen sus inteligncias quelos mueve intelectuales assistentes, mas no informantes, como algunos desta autoridad de David, y dela del eclesiastes quisieron entender.

Que el mundo se gasta y como se renueva.

Capitulo. 10.

Aristotiles como dio el mundo eterno, no pudo dar que la materia se gastasse; solamente en los elementos dio corrupcion formal y no material, y en el Cielo no tan solamente corrupcion formal, por quanto quiere que carezca de contrarios. Trimegisto, Pithagora, Platon, Plotino, Epicuro, (sin los de mas filosophos) que le dieron principio, no pudieron darle immortalidad sin hazerle animado, y con todo esto tuvieron ala materia por tan vil, que no pudiesse durar sin perpetuamente renovarse. Mas, que se gaste, y no se renueve, ningun filosofo lo osó decir, por que afirmativamente niguno le dio fin. Que se gaste es mas congeturable que provable, por causa que todas estas cosas inferiores generables an ido de modo faltando que se puede juzgar aver en ellas faltado la mate -

- ria, las influencias, en las causas segundas, y que toda la materia prima por la contina agitacion de corrumper y de engendrar y mudar formas, se vaia gastando y deteriorando: David, omnis consumationis vidi finem [vi el final de toda consumación]. Que se renueve es

309 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag. 125] [pag. 126] [pag. 127]

mas probable que congeturable, si echamos mano dela autoridad de San Juan Evang. vidi Coelum novum [vi un cielo nuevo]; y dela del Eclesiastes Deus instaurat quod abiit [Dios renueva lo que desapareció]; y dela de David: Coeli distilla verunt afacie Dei [los cielos se derretirán ante el rostro de Dios]: delo qual parece que Dios va cevando estas materias inferiores con celestial ruzio, reservado ariva en el primer mobil y en el Empyreo, de calor y de umor, para restauracion dela materia y del espiritu dela naturaleça. Esto parece significado en Zacharia propheta por el candelero de oro distinto en siete lucernas con la lampara encima, y sobre ella dos olivas que le destilavan el azeite; por que sigun la comun opinion, las siete lucernas son los siete Planetas, la lampara la octava esphera, y las dos olivas la nona y la decima: que a nuestro entender son el primer mobil y el Empyreo, delos quaales mana el azeite y liquor para restaurar el calor y el umedo dela naturaleça que se va gastando: loqual concuerda con loque tiene San Basilio, que el Cielo aqueo, con su frialdad tempera el calor delos Cielos inferiores y los baña con su ruzio penetrandolos hasta el mas bajo; y no digo yo solo los Cielos y los elementos, si no hasta las entrañas dela tierra adonde es necessario

restaurar la virtud dela generacion delos metales: elqual influxo (cessando los movimientos) de consequencia cessara en sus Cielos immobiles, a gloria de Dios para siempre. Que este azeite que destila en la lampara Dios crie de nuevo continuadamente, o que sea dela materia prima que crio de principio reservada informe o formada para este efecto, es de ver; aunque el entendimiento la pierda de vista. Que Dios crie de nuevo nueva materia, parece que no, por lo que dice Moises creavit [creó], que es de cosa perfectamente acabada; como de cosa no acabada dixera criabat [criaba]: como vemos delos pintores que en sus obras ponen faciebat [hacía] y no fecit [hizo], por la imperfection con que las dexan por sus insuficiencias.

Segundariamente dice que Dios el septimo dia acabo toda su obra y descanso: cumplevit que Deus die septimo opus suum quam fecerat: et requievit die septimo ab universo opere quod patiarat: et benedixit die septimo et santificavit illum; quia in ipso cessaverat ab omni opere suo [Y completada en el día sexto toda la obra que había hecho, descansó el séptimo día de toda la obra que había hecho. Y bendijo el día séptimo y lo santificó, porque en él descansó de toda su obra]. Tercio, y pareciera defecto e impotencia de parte del agente criar materia para fin sin fin, que se pudiese gastar y reducirse a nada; para sustento delaqual necessariamente uviesse de criar otra nueva con que perpetuamente irla cevando: siendo Dios todo bueno y todo poderoso. Porque en philosophia hasta agora no ha sido recevido que la ma -

- teria se gaste, sino que se transforme; y quando mucho, sigun Alberto, que en la generacion substancial se haga resulucion hasta la materia prima, y no passe de ay, quedando siempre integra sin deteriorarse.

Quarto. De mas desto, los que no dan vacuo, necessariamente lo avian de definir, dado que la forma con la materia se gaste sin regenerarla siempre con igualdad: ni cave en razon

310 TRANSCRIPCIÓN
[pag. 128] [pag. 129]

que lo impossible de dar vacuo en toda la naturaleça por estar todo lleno (como fuera della por la imensidad de Dios) pueda obligar a criar materia de nuevo por inchir todo su lugar porque entonces se diria que la materia depende de la privacion, o que la naturaleça producia intrinsicamente vegestando por estension substancial y no por trasformacion formal: y que como animada e independente dela primera causa suplia ella mesma su defecto: lo qual de fee es falso ni la philosophia de corrupcion sin agente contrario. Porloque si naturaleça esto pudiera hazer, superflua le fuera la primera causa; y aviamos de dar que los Cielos y los elementos assimesmos se engendraron, o que fueron eternos con eterna generacion: allende que el defecto que dixe ariva, no podia ser acto propio, si no efecto de maior contrario, o de maior causa. Porla parte contraria, alo primero se argumenta; que Dios en los seis Dias dela creacion del mundo, no acabo de criar

todo, porquanto de entonces aca continamente ha ido criando inmediatamente de nada las almas immortales delos hombres, y criara hasta la fin del: concurriendo Juntamente en todas las cosas que haze naturaleça, que llamamos generacion, como causa universal, sin el qual concurso de Dios, ella no es poderosa para hazer en la tierra una ojita de la mas minima hierva, ni en la mar el mas pequeño grano de arena, ni en el aire el mas pequeño individuo que en el se cria: cuia orden ha de durar hasta el fin. Pruevase esto mas que Dios de principio no acabo de criar todo lo que le quedava por criar, pues hasta agora falta al Cielo empyreo el cumplimiento del numero delas almas que Dios aun ha de criar para habitarle con sus cuerpos gloriosos, los quales en el an de quedar para siempre como piedras preciosas en esse divino engaste: y en el infierno le faltan aun muchas mas almas delas que al presente tiene (si se puede dar que avra mas condenados) y todas con todos sus cuerpos que an de resucitar para inchirle de penas; ni todo el mundo esta acabado de concertar (si preterit figura euis) [(si presidirá -continuará- su figura -su forma exterior-)] como ha de quedar despues que cessen estos movimientos y esta generacion: porlaqual causa se puede decir que Dios de principio no acabo toda su obra, pues le faltaba tanto que hazer. Y en este sentido se puede entender la sagrada escritura, perfecti sunt coe -

- li et terra et omnis ornatus eorum [perfectos son el cielo y la tierra y todos sus adornos]; en quanto las formas substanciales numeradas delos Cielos, delas estrellas, y delos elementos, quedaron llenas y perfectas sin faltarles entonces cosas nuevas o nuevas especies (como dice S.Thomas) que averles de añadir.

A lo tercero. No se puede atribuir impotencia del agente criar para sin fin materia final, pues aviendose de corrumper necessariamente uvo de ser corruptible; y aviendo mostrado Dios maior poder en criar a los Angeles y alas almas sin materia, que criar la materia prima para hazer della el mundo, siendo un Angel y una alma de por si una pura substancia independente deotra, y de forma mas noble que la material, y mas semejante a Dios assi en la substancia como en las potencias. Que la materia prima fuesse corruptible puedese tener, por quanto si se consideran todas las cosas juntas en chaos, no fue pura potencia como quieren los filosophos: si no entre si agentes y pacientes

311 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag. 130] [pag. 131]

llena de contrarios y mas sugeta ala corrupcion y aniquilarse, que despues que Dios fue separando y locando cada cosa de por si: en el qual modo aunque se corrompen como vemos en los elementos, tambien por el mismo se conservan en sus formas, ni hasta oy dia por mucho que trabajaron se an podido tornar a juntar en otro chaos. Esto es por quanto Dios no suspende el acto con que

obra universalmente para conservacion, como suspendera en el fin del mundo, para que cessen entonces los movimientos y la generacion su consecutiva; y no lo suspendera del todo, por causa de la conservacion dela substancia, dela qual entonces, muerta, nada dependiendo, ella sola dependera de Dios como puro acto conservativo en orden y no confuso: en el qual estado de eternidad de suio quedara mas immortal con menos favor. Dios como todo bueno y todo poderoso, bien pudiera aver criado todo incorruptible y todo immortal, mas esso no era orden de obrar, ni de poderlo conocer los hombres como primera causa por grados naturales y methaphisicos con solo la luz natural. Peco Adam, por el qual pecado mancho a todos los elementos de que era compuesto, quedando en adelante enfermos y deteriorados. Padecio la humanidad de Dios, padecieron los elementos, los Cielos, el Sol, y la luna. Por el pecado de Adam vemos la corrupcion y la ley ordinaria que Dios puso en estas cosas inferiores y de consequencia en las superiores, por quanto esas son causas, y estos efectos: maledicta terra: spinas et tribulos germinabit [maldita tierra: espinas y abrojos producirá]; cessando las fuentes continuas de su gracia, como dice filon hebreo. Padecio Dios, vemos suspendiendo la ley ordinaria, como la materia es inferma y caduca, laqual suspension si durara algun espacio de tiempo, el mundo en aquel desamparo se hiziera pedazos

y se acabara: cuia philosophia bien entendio el Divino Dioniso Areopag.ita, visto esse desamparo diciendo, que el mundo se acabava o que Dios padecia; porque de padecer la primera causa, de consequencia las segundas no avian de quedar sanas, y padeciendo el agente, el paciente no tansolamente avia de repadecer, mas aun avia de morir. Lo qual mas Cristianamente fuera dicho, si Dioniso dixera, por que Dios padece el mundo se deshaze, que como philosopho no pudo decir que Dios era passible, siendo la primera causa y primero principio. Esto ultimo se ha dicho por mas prueva de quan corruptible, enferma, y caduca es la materia deste mundo; en confirmacion delo qual dice Mirandulano, que dado por impossible que se diera materia que no fuesse principio de corrupcion, si della el Cielo fuera compuesto no podia ser eterno. Y Averroes tuvo que todo lo que cae debajo del genero fuesse corruptible: el qual por no dar corrupcion en el Cielo le quito la materia. Y Avicenna (como refiere S. Thomas) tuvo que la primera substancia separada que Dios crio, crio aotra delos Cielos, y esta ala materia destos cuerpos inferiores. Heraclito todavia penso que todo se gastava y se renovava; que es lo mesmo que toco Platon (como nota a este proposito ficino) en aquellas palabras mundum fieri semper, esse numquam [el mundo siempre se está haciendo, nunca es -del todo-]: y Plotino, Proclo, y

312 TRANSCRIPCIÓN
[pag. 132] [pag. 133]

Plethon no niegan ser probable, como prueva ficino en su theologia l.9c.10. y en Plotino de Coelo c.1. y en el lib. de materia c.6. y no es de despreciar la razon de Abucaten que sustento Mirandulano diciendo, omnem causam primariam plus influere, per plus intelligas eminentiam modi causandi, et intimitatem eius quod in re producitur [toda causa primera influye más, y por más entiende -has de entender- superioridad del modo de causar y lo íntimo de ella que es producido en la cosa -causada-]. Y en suma esto es la rueca de Lachesis cargada de lana que es la materia prima, dela qual va tirando para todas las cosas inferiores, conservandola Dios con su production siempre llena, hasta que se sirva que descansen las Parchas, las quales son los movimientos que disponen lo que Dios va criando ad interitum [hacia la destrucción]: como acerca dela conservacion desta lana dela materia prima dice Leon hebreo, que siendo el primero amor divino o inamoramiento del sumo Dios de su mesma suma belleça y saviduria, causa productiva del universo a semejança della, con su contina conservacion; el amor que primero lo producio, por su indissolucion, siempre produciendo lo conserva. Por que el ser del universo consiste enla ligitima production, y recto esito dela divinidad en esse universo. Y como el dice, Dios no tansolamente quiso ser causa eficiente del mundo, si no aun causa formal en conservarlo, y causa final en reducirlo en si mismo en ultima perfection y fin, que es asaver, quando de mortal lo hiziere imortal, cessando las Parchas de

sus travajos. Ni podriamos decir que Dios obra, si para; ni que conserva, si no de contino cria: ni que este universo es imagen de su suma belleça y sabiduria, si dela production interior difiere y no simboliza: en lo qual parece que aluden los Thalmudistas en la tercera y quinta hierarchia delos Angeles, diciendo que por los dela tercera (que llaman Arlaim) Deus fluxibilem materia largitur [Dios distribuye fluidez en la materia], y por los dela quinta que llaman seraphim Deus elementa depromit [Dios presentó -sacó- los elementos]

Como se engendran estas nuevas estrellas y Cometas en el Cielo. Cap. ii.

De lo que es corruptible y lleno de contrarios, necessariamente se ha de corrumper; ansi en los elementos superiores como en los inferiores. Que estas nuevas estrellas y Cometas son dela region Celeste, las parallaxis lo demuestran. Que se hagan de corrupcion, o que sean cuerpos eternos (como tiene Seneca) es disputable; por quanto las dos estrellas que los egipcios llaman Ach y Selechim por algun tiempo estuvieron escondidas, y la Canicula anduvo en Orion: lo qual da a entender que muchas estrellas puede aver en el Cielo sobre las que parecen, lasquales aveces bajando hazia la tierra se descubren, o por estar tras de otras no parecen hasta mudar lugar. Que el numero delas estrellas fixas es infinito, no hai dudarlo, pues la sagrada escriptura lo dice. Y aunque los Astrologos no cuentan mas delas 1022, y 1027, y alo mas contaron las

313 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag.
[pag.
134]
135]

1476, no dudo ser ellas infinitas, si no que o estan mas lejos de nos sobre las otras que parecen (que por esto no son percibibles) o son mucho menores delas de sesta grandeça; cuio numero ser infinito se puede echar dever por la via lactea, de cuia opinion son todos los filosofos: numero infinito llamo respecto del 1022 y 1476, por que dentro de lugar finito como es el Cielo, no puede aver cuerpos infinitos; porque si a Pithagora le parecio de grandissimo inconviniente dar almas infinitas como se siguia si el mundo fuera eterno, mucho maior lo seria en lugar finito dar cuerpos infinitos, que es contra toda filosofia, y Mathematica. Y en este modo aviendo en el Cielo maior numero de estrellas delas que vemos estas que nuevas nos parecen podrian ser dellas mesmas como tiene Seneca inter aeterna opera natura [-no creo que el cometa sea un fuego súbito, nuevo, sino - algo eterno entre las obras de la naturaleza]. Y aveces parecer algunas, y mudar lugar, o en virtud dela fuerça delos Planetas quando estan juntas o con fuertes aspectos, o por otras causas mas altas naturales que no alcançamos, o porque Dios con estas señales quiere hablar a los hombres. En esta opinion se podrian tener estas nuevas estrellas, por causa que ni en la forma ni en la color se diferencia delas otras. Mas contra ella arguien los Cometas caudatos y barbatos, los quales destas nuevas estrellas haxen consequencia. Por que si las unas como las otras estan en la Region Celeste como demuestran las parallaxis, las

caudatas no se pueden salvar que no sean echas de corrupcion, por lo que se sigue que las nuevas estrellas lo son tambien. Y niguna cosa arguie tanto la corruptibilidad delos Cometas como la variedad de sus formas, porque allende que son diferentes unos maiores de otros, unos barbatos y otros Caudatos, al aparecer, al durar, al acabarse suelen siempre ir mudando forma, la qual si es corruptible la materia assimesmo lo es. Mas esto como se haga mas facilmente podemos dar las causas que el modo, porque el entendimiento nuestro no es capaz de todo lo que vee, quanto mas de lo que no vee y tiene tan lejos: con todo si solemos conceder muchas cosas las quales inoramos como tengan buena aparencia, no iremos fuera de camino si a los Planetas atribuimos las causas de hazerse estas nuebas estrellas y Cometas en el Cielo, pues todos los Astrologos los admiten; y si bien se consideran, ni en todos los Cielos hai maior variedad de movimientos que los Planetarios, ni maior diferencia de calidades que delos Planetas, ni de maior influencia para la corrupcion y generacion, pues casi toda la inferior dellos mana. Verdad es, que si emos de dar estas causas Planetarias por agentes, que emos de dar las materiales pacientes recevidoras de nuevas formas; y emos de conceder que lo informe mas facilmente se informa por lo que la apetece, que lo formado por quanto ha menester contrario que lo corrumpa. y assi decimos que los Planetas superiores como de mas influencia y virtud Juntandose uno debajo del otro que entonces tienen mas virtud y fuerça para obrar, y que desta manera mas atrativos, tiran delo alto aquella materia que Dios va criando de nuevo, o que como dice David los Cielos van destilando hazia estas partes inferiores, restaurando como dice el Eclesiastes las cosas que perecen; y este es el hylo que la Parca Atropos va tirando dela rueca cargada dela materia prima informe que de contino Dios cria para alimento de toda esta naturaleça; y este es el umor aqueo que dice

314 TRANSCRIPCIÓN
[pag.
[pag.
136]
137] [pag. 138]

San Basilio con que Dios va bañando los Cielos y templandolos por que no acontezca alguna resolucion deste grande animal del mundo y perezca; el qual alimento es equivalente alo que se gasta, porque si no lo fuesse no era perfecta restauracion, ni en esso se mostava Dios todo lo bueno ni todo poderoso; ni la nueva materia tan buena como la primera, ni de consequencia bastante a hazer la restauracion con igualdad con la qual queda siempre este mundo nuevo e imortal. Desta materia y deste modo tenemos que se hazen estas estrellas y Cometas; y que duren mientras estan Juntos las Causas delos Planetas que los sustentan, los quales apartandose y disgregandose la influencia y actividad, la

materia deshaziendose de aquella forma o se gasta, o acude a donde naturaleça la ha mas menester. Que alli se gaste luego q(ue) es formada, parece que si, por quanto parece encendida y que arde y por otra parte desviandose los Planetas, faltales la causa de su encendimiento y su conservacion, por loqual si entoces de suio no es bastante a resolverse, o en otra forma, es muy puesto en razon que naturaleça la vaia rareficando y tirando adonde es menester: y que conforme ala cantidad y grandeça assimesmo dure mas o menos; o que los Planetas desde principio de contino vaian tirando y conservando essa materia asta apartarse. La causa agora por que algunos destos cometas parecen en forma de estrella como la de Cassiopeia, la del Cisne, y esta del Serpentario, atribuimos ala mucha distancia en que estan de nos, alla entre las estrellas fixas o cerca, adonde de tan lejos con la pequeñez delos angulos visuales y con el centellar dela estrella no se comprehende diferencia. De mas desto la cola hallandose en oposito dela tierra o hazia ella, necessariamente viase toda la materia junta en forma mas recogida, que de tan lejos centellando parece estrella. Y sobre todo, por causa de contrariedades, la materia concentrandose en forma redonda, se diferencia delas caudatas y barbatas.

Esta nuevas estrellas sin cauda, andan con las fixas sin movimiento propio, en virtud dela atraction delas mesmas

inumerables del firmamento que deven de concurrir al formarlas como al retenerlas. Las Caudatas, como se forman mas abajo y quiças por los Planetas inferiores, principalmente por el Sol, sigue su movimiento al deredor del, como lo demas Planetas, como el Cometa del año 1578: en oposition de Venus, con la qual devia de tener alguna contrariedad natural: como de otros en oposicion del Sol, y de otras estrellas, como observo Gemma frisio y Pedro Appiano.

Que influien en estas partes inferiores, es de creer, pues son de materia influente que deciende abajo y no de la baja que sube como quieren los peripateticos, los quales piensan que subiendo ala alta region del aire los vapores y exalaciones venenosas dela tierra, y alli quemandose, este mundo inferior se purga: no considerando que entonces enferma mas (quando vemos estas señales) de esterilidades, de guerras, pestes, inundaciones, y variedades en todas las cosas, que si se purgara se siguiera lo contrario; evidentissima demostracion de que la materia baja y no sube; y que es venenosa y de mala calidad, por quanto es ansi dispuesta delas estrellas Marciales y Saturninas, que la corrompen, o por demasiada

315 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag. 139] [pag. 140]

sequedad y calor, o por demasiada frialdad y umedad, o frialdad y sequedad. Y mientras estas nuevas estrellas y Cometas no se deshazen, diremos que obran en estas partes inferiores como las demas estrellas,

[Como entendio Trimegisto diciendo

Quid quit de alto descendit, generans est, Quod sursum versus emanat nutriens, id est prestans vitam, hoc est vivificans [todo lo que desciende desde lo alto es creador; lo que salta hacia arriba, es nutriente, es decir, mantenedor de la vida, vivificante]. Y el Petrarca

Quando il Pianeta che distingue l’hore

Ad albergar col Tauro si ritorna

Cade virtú dalle infiammate corna

Che veste il mundo di novel colore]

[Cuando el planeta que las horas cuenta

Se alberga en Tauro nuevamente

Virtud cae de la cuerna incandescente

Que al mundo da una nueva estimenta]

NOTA: In vita di madona Laura. Canciones. IX —Traducción Ángel Crespo—.

por quanto son echas todas de una misma materia, y sentimos dellas aun maiores efetos y alteraciones en el mundo: aunque esto no es solamente por lo que obran des del Cielo, si no por lo que juntamente al deshazerse bajando se comunica la materia rarificada con estas partes del aire y dela tierra: y no como causa si no como efeto de naturaleça menistra dela voluntad de Dios. Y esta materia es la centella que dice Plinio que cae del Cielo; y el fulmen conque Jupiter saeta alos mortales; con que Palade deshaze las armadas, levanta las tormentas; y assimesmo es el tridente con que Neptuno (la clemencia divina) placa los mares y haze las Syrtes navegables: porque assi como hai Cometas que muestran malos efectos, los hai que los muestran buenos, de salud y fertilidad. Y estas son las letras con las demas estrellas, que Dios escrivio en la pared del Cielo y en este gran libro del mundo, en el qual todos los filosofos gentiles estudiaron para alcançar a conocer a Dios, para mejor poder filosofar de todas las cosas criadas con principio cierto: en el qual libro todos los cristianos curiosos devrian de estudiar: para conocer a Dios por sus obras como lo conocemos por fee, para aprovecharnos dellas, y servirle.

NOTA: las líneas tachadas repiten lo dicho al final de la página 3 del manuscrito

fin del segundo libro

316 TRANSCRIPCIÓN
[pag. 141]

Tabla delos Capitulos de estos dos libros

Del libro primero

Del lugar desta nueva estrella en el firmamento. Cap.1. f.2 Cometa que cosa es y adonde se haze sigun Arist. Cap.2. f.2

Que en los elementos no puede aver Cometa en forma de estrella sigun la filosofia peripatetica Cap.3. f.1

Del lugar delos cometas y destas estrellas sigun los Mathematicos _________________________ Cap.4 f.4

Del Cometa en la region Celeste sigun la opinion de algunos filosofos y Astrologos ______________ Cap.5. f.5

Que en el cielo no hai reverberacion ___________ Cap.6. f.6

Que en el Cielo no puede aver materia elemental que a nos sea visible _______________________ Cap.7 f.8

Que la exalacion no puede salir de la region elemental _________________________________ Cap.8 f.12

Que el Sol y las estrellas no tiran la exalacion por el Cielo _____________________________ Cap.9. f.13

Que por el movimiento de Marte y del cometa del año 1577 no se pueden salvar las aparencias con Orbes sigun la Hypotesis de Tycho Brahe _____________________________ Cap.10. f.19

Que no se pueden salvar las aparencias del Sol y de Marte con Orbes, sin dar movimiento annual a la tierra sigun la Hypothesis de Copernico _____ Cap.11. f.21

Contra la Hypothesis de Copernico acerca del movimiento annual dela tierra __________________ Cap.12. f.22

Que no se puede salvar la aparencia delos polos del mundo, por las Hypothesis de Copernico ____ Cap.13. f.24

Que no se pueden salvar las aparencias delos Planetas con orbes sigun las Hypothesis alegadas ________________________________ Cap.14. f.20

Del segundo libro.

Que la materia celeste es subtilissima y blanda ___ Cap.1. f.27

Que los Planetas no son parte de sus Orbes _____ Cap.2. f.34

Del color y luz delas estrellas ________________ Cap.3. f.37

Que los Planetas parecen mediante la luz que reciben del Sol ____________________________ Cap.4. f.39

Que el Cielo es corruptible __________________ Cap.5. f.42

317 DE LA IDEA DEL FIRMAMENTO DE LEONARDO TURRIANO
[pag. 142] [pag. 143]

Porque los Planetas no se corrumpen y tan raras veces parece corrupcion en el Cielo __________ Cap.6. f.54

Como estan los elementos en el Cielo __________ Cap.7. f.56

Del numero delos Cielos ____________________ Cap.8. f.58

[pag. 144]

Delos movimientos Celestes __________________ Cap.9. f.60

Que el mundo segasta y comose renueva ________ Cap.10 f.62

Como se engendran estas nuevas estrellas y Cometas en el Cielo ________________________ Cap.11 f.67

318 TRANSCRIPCIÓN
Volver al índice

[...]

Leonardo ylustre que en la vella Italia Naciste al mundo con tan alto ingenio que el monarcha español te estima y precia [...] Pues de los yngenieros beneméritos con título real y privilegio y perdona Archimedes este agravio eres el más egregio el más discreto más prudente y sabio [...] el que en España en Françia en Alemania es vno y tiene el titulo de yngeniero mayor de Lusitania [...]

Escruxúlea de varios elogios y canciones en alavança de varios sugetos, compuesta por don Bartolomé Cayrasco de Figueroa, prior y canónigo de la sancta yglesia de Canaria.

Real Biblioteca de Palacio Ms. II/1390 (2).

COLECCIÓN JUANELO TURRIANO DE HISTORIA DE LA INGENIERÍA

2023

CÁMARA MUÑOZ, Alicia y GARCÍA HOURCADE, Juan Luis, De la idea del firmamento de Leonarlo Turriano.

2022

RAMELLA, Roberta y VIGANÒ, Marino, Juanelo Turriano (Gianello Torresani) relojero, ingeniero, astrónomo. Fuentes y documentos biográficos.

2020

LÓPEZ REQUENA, Jesús, El proyecto de navegación del Tajo de Carlos de Simón Pontero (1753-1757).

2019

EGÓROVA, Olga Vladímirovna, El Picadero de Moscú, obra de Agustín de Betancourt.

2018

PÉREZ ÁLVAREZ, Víctor, Técnica y fe: el reloj medieval de la catedral de Toledo.

VÁZQUEZ MANASSERO, Margarita Ana, El «yngenio» en palacio: arte y ciencia en la corte de los Austrias (ca. 1585-1640).

2017

CRESPO DELGADO, Daniel, Preservar los puentes. Historia de la conservación patrimonial de la ingeniería civil en España (siglo xvi-1936).

2016

DÍAZ PAVÓN CUARESMA, Eduardo, El hundimiento del Tercer Depósito del Canal de Isabel II en 1905.

SÁNCHEZ LÓPEZ, Elena y MARTÍNEZ JIMÉNEZ, Javier, Los acueductos de Hispania. Construcción y abandono.

2015

ZANETTI, Cristiano, Juanelo Turriano, de Cremona a la Corte: formación y red social de un ingenio del Renacimiento.

ROMERO MUÑOZ, Dolores, La navegación del Manzanares: el proyecto Grunenbergh.

LOPERA, Antonio, Arquitecturas flotantes.

MUÑOZ CORBALÁN, Juan Miguel, Jorge Próspero Verboom: ingeniero militar flamenco de la monarquía hispánica.

LECCIONES

JUANELO TURRIANO DE HISTORIA DE LA INGENIERÍA

2020

CÁMARA MUÑOZ, Alicia y REVUELTA POL, Bernardo (coords.), Los libros del ingeniero.

2019

CÁMARA MUÑOZ, Alicia y REVUELTA POL, Bernardo (coords.), Arquitectura hidráulica y forma urbana.

CÁMARA MUÑOZ, Alicia y VÁZQUEZ MANASSERO, Margarita Ana (eds.), «Ser hechura de»: ingeniería, fidelidades y redes de poder en los siglos xvi y xvii

321
PUBLICACIONES

Edición en inglés: «Ser hechura de»: engineering, loyalty and power networks in the Sixteenth and Seventeenth Centuries.

LEÓN GONZÁLEZ, Francisco Javier y GOICOLEA RUIGÓMEZ, José María (coords.), La Catedral. Ingenium ut aedificare.

2018

CÁMARA MUÑOZ, Alicia y REVUELTA POL, Bernardo (coords.), El ingeniero espía

2017

LEÓN, Javier y GOICOLEA, José María (coords.), Los puentes de piedra (o ladrillo) antaño y hogaño.

CÁMARA MUÑOZ, Alicia y REVUELTA POL, Bernardo (coords.), La palabra y la imagen. Tratados de ingeniería entre los siglos xvi y xviii.

2016

NAVASCUÉS PALACIO, Pedro y REVUELTA POL, Bernardo (coords.), «De Re Metallica»: Ingeniería, hierro y arquitectura.

CÁMARA MUÑOZ, Alicia y REVUELTA POL, Bernardo (coords.), «Libros, caminos y días». El viaje del ingeniero.

CÁMARA MUÑOZ, Alicia (ed.), El dibujante ingeniero al servicio de la monarquía hispánica. Edición en inglés: Draughtsman Engineers Serving the Spanish Monarchy in the Sixteenth to Eighteenth Centuries.

2015

NAVASCUÉS PALACIO, Pedro y REVUELTA POL, Bernardo (coords.), Ingenieros Arquitectos.

CÁMARA MUÑOZ, Alicia y REVUELTA POL, Bernardo (coords.), Ingeniería de la Ilustración.

2014

CÁMARA MUÑOZ, Alicia y REVUELTA POL, Bernardo (coords.), Ingenieros del Renacimiento. Edición en inglés (2016): Renaissance Engineers.

2013

CÁMARA MUÑOZ, Alicia y REVUELTA POL, Bernardo (coords.), Ingeniería romana. Edición en inglés (2016): Roman Engineering.

OTRAS PUBLICACIONES

2021

NAVASCUÉS PALACIO, Pedro y REVUELTA POL, Bernardo (eds.), Fortificación y ciudad. 29 maquetas.

2019

CRESPO DELGADO, Daniel (ed.), Sueño e ingenio. Libros de ingeniería civil en España.

2017

NAVASCUÉS PALACIO, Pedro y REVUELTA POL, Bernardo (eds.), Maquetas y Modelos históricos. Ingeniería y construcción.

2016

SÁNCHEZ RON, José Manuel, José Echegaray (1832-1916): el hombre polifacético: técnica, ciencia, política y teatro en España.

2014

NAVASCUÉS PALACIO, Pedro y REVUELTA POL, Bernardo (eds.), Una mirada ilustrada. Los puertos españoles de Mariano Sánchez

322

2013

CHACÓN BULNES, Juan Ignacio, Submarino Peral: día a día de su construcción, funcionamiento y pruebas.

2012

AGUILAR CIVERA, Inmaculada, El discurso del ingeniero en el siglo xix. Aportaciones a la historia de las obras públicas.

CRESPO DELGADO, Daniel, Árboles para una capital. Árboles en el Madrid de la Ilustración.

2011

CASSINELLO, Pepa y REVUELTA POL, Bernardo (eds.), Ildefonso Sánchez del Río Pisón: el ingenio de un legado.

2010

CÁMARA MUÑOZ, ALICIA (ed.), Leonardo Turriano, ingeniero del rey.

CASSINELLO, Pepa (ed.), Félix Candela. La conquista de la esbeltez.

2009

CÓRDOBA DE LA LLAVE, Ricardo, Ciencia y técnica monetarias en la España bajomedieval.

NAVARRO VERA, José Ramón (ed.), Pensar la ingeniería. Antología de textos de José Antonio Fernández Ordóñez.

2008

RICART CABÚS, Alejandro, Pirámides y obeliscos. Transporte y construcción: una hipótesis.

GONZÁLEZ TASCÓN, Ignacio y NAVASCUÉS PALACIO, Pedro (eds.), Ars Mechanicae. Ingeniería medieval en España.

2006

MURRAY FANTOM, Glenn; IZAGA REINER, José María y SOLER VALENCIA, Jorge Miguel, El Real Ingenio de la Moneda de Segovia. Maravilla tecnológica del siglo xvi

2005

GONZÁLEZ TASCÓN, Ignacio y VELÁZQUEZ SORIANO, Isabel, Ingeniería romana en Hispania. Historia y técnicas constructivas.

2001

NAVARRO VERA, José Ramón, El puente moderno en España (1850-1950). La cultura técnica y estética de los ingenieros.

1997

CAMPO Y FRANCÉS, Ángel del, Semblanza iconográfica de Juanelo Turriano.

1996/2009

Los Veintiún Libros de los Ingenios y Máquinas de Juanelo Turriano.

1995

MORENO, Roberto, José Rodríguez de Losada. Vida y obra. Volver al índice

323

El 20 de octubre de 1604, Leonardo Turriano, Ingeniero Mayor del reino de Portugal, encontrándose en Oeras (Oeiras), a tres leguas de Lisboa, vio una nueva estrella en el cielo, tan brillante como Venus. Una estrella “nova”, luego llamada SN 1604, que resultó ser la última supernova vista dentro de nuestra galaxia. Hombre polifacético, que a sus grandes cualidades como ingeniero unía otros muchos intereses y conocimientos, movido por aquella visión que demostraba la realidad del cambio en los cielos, Leonardo Turriano redactó un texto en el que reflexiona sobre la naturaleza del firmamento. Descubierto recientemente el manuscrito, del que sólo se conoce el ejemplar ahora custodiado en la biblioteca de la Fundacion Juanelo Turriano, se publica acompañado de una transcripción y dos estudios a cargo de los profesores Alicia Cámara Muñoz y Juan Luis García Hourcade.

ALICIA CÁMARA MUÑOZ es catedrática de Historia del Arte en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, y ha dedicado buena parte de su labor investigadora a la historia de la ingeniería en la Edad Moderna, entre otros temas. Ejemplos de esta actividad son el libro Fortificación y ciudad en los reinos de Felipe II, o la dirección de las publicaciones donde se recogen las lecciones impartidas en los cursos de extensión universitaria organizados conjuntamente por la UNED y la Fundación Juanelo Turriano.

JUAN

LUIS GARCÍA

HOURCADE,

catedrático de Física y Química de Enseñanza Secundaria, y miembro de la Real Academia de San Quirce, es autor de numerosos trabajos sobre la historia de la ciencia, entre los que podemos mencionar el libro Copérnico y Kepler: la rebelión de los astrónomos , o la exposición Los Reinos de la Astronomía. La herencia de Alfonso X, con José Manuel Sánchez Ron.

Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.