Los oráculos griegos: Delfos

“¡Matarás a tu padre y te casarás con tu madre!”; probablemente una de las profecías míticas más conocidas del Oráculo de Delfos, que queda claro que no se andaba con tonterías. Esta profecía que recibió Edipo es tan solo una de las muchas que se escucharon de la Pitia en Delfos, el lugar sagrado más importante del mundo heleno.

La adivinación era el canal de comunicación entre hombres y dioses, que permitía indagar en lo desconocido o negociar con el dios un destino mejor. El primer testimonio oracular conocido se remonta al siglo XV a.C., cuando Hatshepsut consultó al dios egipcio Amón acerca de sus derechos al trono egipcio. En la vida religiosa de los antiguos gran parte de los rituales estaban dirigidos a recabar información sobre el porvenir, considerándose las consultas desde una vertiente pública -consultas oficiales de la ciudad- o privadas -en la intimidad del creyente-.

Situado al pie del Monte Parnaso, centro del universo griego, el Santuario de Delfos perteneció al culto cretense de la Madre Tierra, hasta que alrededor del siglo VIII a.C. se estableció el culto del dios Apolo. Según el mito, Apolo viajó por el mundo griego en un carro tirado por cisnes y fue fundando oráculos. En Delfos se enfrentó y mató a una enorme serpiente adivinadora, Pitón. En su honor instauró unos juegos fúnebres, los Juegos Píticos, y denominó a la sacerdotisa del templo Pitia.

Apolo y la serpiente Pitón – Cornelis de Vos (Museo del Prado)

La adivinación de la sacerdotisa de Apolo, que se ubicaba dentro del Gran Templo de Apolo, consistía en una posesión divina del dios en el interior de la mortal (enthousiasmós). Según cuentan Diodoro y Plutarco, la inspiración de la pitia provenía de una grieta en el suelo bajo el trípode, de la que manaba un vapor conocido como pneuma -que causaba en la mujer las alucinaciones que propiciaban sus vaticinios-.

A pesar de jugar un papel fundamental dentro del entramado religioso helénico, el Oráculo de Delfos iba mucho más allá de su función religiosa. Delfos era un enclave de información política y un órgano de coordinación de las alianzas y consideraciones de los distintos pueblos griegos. En época arcaica y clásica, la política y sociedad griega se vieron fuertemente influenciadas por los decretos de los grandes oráculos, siendo el délfico la más alta autoridad de todos ellos.

Gran Templo de Apolo – Delfos

El reconocimiento del poder era, por tanto, una función primaria de los oráculos. En ciertas materias la consulta a la Pitia era obligada, concerniendo tanto a legisladores como gobernantes. Incluso el Derecho penal quedaba en manos de Delfos, como era el caso de los arbitrajes oraculares en casos de homicidio. Desde época arcaica en todas las poleis (plural de polis, ciudad-estado griega) se tenía muy presente la consulta previa a una guerra, ya fuese como preámbulo a su declaración o para averiguar su curso o su final. 

Uno de los más notables ejemplos de consulta bélica se enmarca en el transcurso de la Segunda Guerra Médica entre griegos y persas. Atenas envió a su embajada sagrada (theoríai) a preguntar al Oráculo cómo podría la ciudad hacer frente al ejército persa de Jerjes, a lo que este contestó: “Zeus dará a la Tritogenia (epíteto de Atenea) un muro de madera”. Tras una extensa polémica acerca de cómo interpretar el oráculo, se optó por emplear un verdadero muro de madera, la flota ateniense, que venció en la batalla naval de Salamina y detuvo el avance aqueménida.

Sacerdotisa de Delfos – John Cllier (Art Gallery of South Australia)

La inviolabilidad del Santuario hacía que las poleis enviasen allí sus tesoros, además de diversas ofrendas en agradecimiento al dios tanto dinerarias como en especies. Al entrar al Oráculo, el consultante debía satisfacer una ofrenda obligada al altar exterior del templo de Apolo, además de un sacrificio de un animal costeado por el consultante.. Convertido en uno de los lugares más ricos de Grecia, fue uno de los centros de comercio panhelénico a distintas escalas. 

Delfos se consagró como vínculo identitario panhelénico, celebrándose en otoño cada cuatro años los Juegos Píticos, que reunían durante tres meses a los mejores poetas, músicos y deportistas del mundo helénico (a diferencia de los Olímpicos, donde no había competiciones artísticas). Los oráculos supusieron un elemento de cohesión y utilidad para la creación de una caracterización helénica.

Llegando a la cúspide de su poder y fama en los siglos VI y V, el Santuario fue perdiendo autonomía en favor de ciudades como Atenas o Esparta, hasta que Roma se hizo con el santuario en el 191 a.C. Tras su clausura definitiva en tiempos de Teodosio el lugar fue abandonado, y fue redescubierto en el siglo XVII por George Wheeler y Jacques Spon. En 1860 comenzaron las excavaciones modernas del Santuario.

Hoy día el Santuario de Delfos es un lugar privilegiado dentro de Grecia, una suerte de emplazamiento en la región de Fócida que merece la pena visitar, pues la totalidad de las palabras que pueda escribir este modesto escritor no harán jamás justicia al lugar mágico donde viven las Musas, el lugar mágico que es Delfos.

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