Tres millones de dragones de jade


Imagen ilustrativa tomada de Internet
Tres millones de dragones de jade
se alzan al vuelo, 
en el hielo punzante
se estremece todo el cielo.

Mao Tse-Tung. Poesías.

Que tiemble todo el vasto cielo cuando los dragones de jade alzan el vuelo es una imagen que a mí también me estremece.

Estos potentes versos despertaron en mí sentimientos de admiración por la grandeza e innegable belleza de la poesía china.

En la lectura de otro libro descubrí, para mí misma, que muchos poemas chinos ancestrales son parte de la vida cotidiana de los habitantes de China, quienes los citan o recitan en su día a día como enseñanzas o reconocimiento de que una vez más se cumplió lo que alguna vez fue escrito por un poeta. Sabiduría china hecha poesía.

Los versos sobre los dragones de jade alzando el vuelo los disfruto en el libro «I Ching», también conocido como el Libro de las Transformaciones o el Libro de las Mutaciones. Oráculo Chino de los Cambios le dicen también. Para mí su valor reside en que es un clásico del Confucianismo.

Mi ejemplar favorito del «I Ching» (Foto: Flor Estrella Santana)

Dos libros del «I Ching» hay nuestra biblioteca familiar. Yo prefiero releer la edición de Elena Judica Cordiglia, quien hizo la primera versión de esta obra traducida directamente del chino. Se trata de un ejemplar que Ediciones Roca publicó en 1992 en México, con un tiraje de 2000 libros. Celia Filipetto hizo la traducción al español de la edición en italiano «Il Libro degli oracoli cinese».

Lo compré en un puesto que vende libros de medio uso, hace unos 28 años, cuando era profesora de Literatura Universal en una escuela de preparatoria. Así se unió a mi colección de obras literarias de las civilizaciones de la Edad Antigua y de religiones ancestrales.

El «I Ching» de Judica Cordiglia conquistó mi corazón porque cierra cada capítulo con un fragmento de un poema. Gracias a estas brisas poéticas conocí a los poetas chinos y sus versos. Uno de mis propósitos es adquirir «Los 37 poemas» de Mao Tse-Tung.

El cielo y el dragón

Los versos sobre los ¡tres millones de dragones de jade alzando el vuelo! coronan el primer capítulo del «I Ching», dedicado al Cielo, que los chinos representaban con seis líneas yang, seis dragones atados entre sí.

Las seis etapas de la revelación, nos dicen los chinos en el «I Ching», son las siguientes:

«Dragón oculto. No obrar»

«Descubrir un dragón el arrozal. Ventajoso ver a un gran hombre»

«El sabio se muestra muy activo hasta el final del día. Por la noche sigue vigilante. Preocupación. Ninguna culpa»

«A veces se salta un abismo. Ninguna culpa»

«Un dragón vuela en el cielo. Conveniente ver a un gran hombre»

«Dragón demasiado alto. Arrepentimiento»

Cuando una persona ha avanzado en cada una de las seis líneas (del hexagrama chino del Cielo), de abajo hacia arriba, realiza toda su potencia y alcanza el equilibrio. Es «Todos los nueve en movimiento: Ver un grupo de dragones y ninguno a la cabeza. Suerte». El hombre mortal diría que ha llegado al cielo y ha adquirido el rasgo de la divinidad (tras varias mutaciones o cambios), una idea que está presente en cualquier religión.

Por eso (pienso) en el primer verso el poeta chino nos dice dragones de jade, ya que el jade, para los chinos, simboliza la nobleza, la perfección, la constancia y la inmortalidad.

En la Red hoy podemos hallar información sobre el origen del dragón en China, su simbología y hasta los tipos de dragones que concibieron los chinos.

Leyendo aprendí sobre el dragón azul, el dragón amarillo, el dragón negro… y también que el Dragón Azul del Este es una de las cuatro criaturas mitológicas con que los chinos representan los puntos cardinales, los cuatro elementos naturales y las cuatro estaciones del año; los otros son la Tortuga Negra en el Norte, el Tigre Blanco en el Oeste (el tigre simboliza el ying, lo femenino) y el Ave Bermellón en el Sur.

Sé que las aves pueden volar, que los peces pueden nadar y las bestias correr”. “¡Pero los dragones! Nunca sabré cómo cabalgan el viento y las nubes en el cielo”.

Confucio

En cuanto a las aves, sé que pueden volar; en cuanto a los peces, sé que pueden nadar; en cuanto a las bestias, sé que pueden correr. Lo que corre se puede parar con redes; lo que nada se puede parar con curricanes, y lo que vuela se puede detener con flechas. En cuanto a los dragones, no tengo idea de cómo ascienden al cielo entre viento y nubes. Hoy conocí a Lao Zi, que es como un dragón!”.

Confucio

¿Acaso habrá alguien que no quiera mutar y transformarse en un dragón?