El paisaje gallego y el argentino se hermanan en la pintura que el artista argentino Guillermo Bekes exhibe durante este mes en la Casa de Galicia en Madrid, en la exposición Paisajes de mar y tierra. “A través del paisaje compartido y la intervención humana en él se evidencia la integración iberoamericana, los lazos históricos y los vínculos culturales que han hermanado ambas naciones: España, especialmente Galicia, y Argentina”, valora el pintor, que se ha desplazado a Galicia durante varios meses para realizar algunas de las obras que se exhiben.

En la inauguración, ayer, de esta muestra paisajística, compuesta por 24 óleos de distintos tamaños que recrean imágenes de las dos orillas del Atlántico, participaron, además del propio autor, el profesor de Arte Javier Pérez Somarriba y el coordinador de Actos Culturales de la Casa, Ramón Jiménez.

Bekes recordó que el intercambio cultural y artístico entre España-Galicia y Argentina ha sido constante y abogó por que lo siga siendo. Explicó asimismo que “el arte español ha estado presente en mi vocación artística”, refiriendo que “cuando era niño y antes de conocer la pintura argentina, italiana o francesa, decubrí en la biblioteca de mi casa un libro del Museo del Prado”, cuyas imágenes le fascinaron, “sobre todo las reproducciones de Velázquez, El Greco y Goya”, que copió con devoción. “Esa sensación de conexión íntima con estos grandes maestros, me ha acompañado siempre, me ha alentado y ha hecho que desarrolle casi todo mi trabajo dentro de la estética de la pintura clásica. Esa es mi raíz”.

Jiménez apreció que al título que da nombre a la exposición “fácilmente podría añadirse la palabra cielo, pues tan notable es su presencia en estos cuadros, y que podría también traducirse como ´paisajes de las dos orillas´, a fin de que se entienda brevemente que hablamos de Argentina y de Galicia, pues son sus cielos, mares y tierras los que habitan estos cuadros que lleva en el alma su pintor, paisajes con los que anda de acá para allá, a caballo entre Buenos Aires y Madrid, como si de un traficante de paisajes se tratara”.

Pérez Somarriba, conocedor de la obra y la personalidad de Bekes, afima que él “es detallista, cuidado y calmado y eso se transfiere desde su pintura al espectador. “No están muertas las rías, no hay tanto silencio en el paisaje. La naturaleza está despierta, todavía”, remarca sobre su obra, enfatizando un “todavía” que contrapone esencia a “tiempos tan cambiantes” como los actuales.

Con un estilo realista y luminoso, Bekes integra al paisaje natural elementos signficativos de la presencia humana –barcas, puertos, caminos, aldeas, ranchos, caballos, etc.-. La obra logra así evocar la esencia de entornos tan distantes geográficamente pero tan ligados afectivamente por la amistad, la historia y la cultura de ambas naciones.

Alejandro Bekes, poeta, ensayista y traductor, hermano del pintor, describe en el catálogo de la exposición los “motivos evidentes” en los cuadros: “La presencia de un bote varado en la arena, de una ría que se abre a un horizonte difuso, de un huerto o de un muelle, de un viñedo riente en el terruño gallego o de una casa perdida en la inmensidad de la pampa argentina, de un caballo en un prado, de un cielo turbio o radiante, sobre el mar o sobre la terca tierra”. Se trata, dice, “de una revelación en que lo real se muestra, fruto de larga contemplación, en toda su íntima certeza de estar ahí, en el centro de una mirada que tras despaciosa interrogación encuentra, como súbitamente, la esencia, la cosa en sí, y siente el deseo profundo, el deber íntimo, de plasmarla en tela y en la sinfonía de sus óleos”.

La obra de Guillermo Bekes forma parte de colecciones públicas y privadas de Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Estados Unidos, España, Francia, Reino Unido, Mónaco, Israel y Rumanía.

Más información sobre el artista y su obra en www.bekes.com.ar.