3. Apolo
Nacimiento
Es el dios de la música, de la sabiduría, de la medicina, de la mántica... Se le identifica a veces con Helios, el Sol (por conducir un carro de oro, al igual que a su hermana Ártemis se la identifica con la Luna, por llevar un carro de plata).
Los dos hermanos (Apolo y Ártemis) eran hijos de Zeus y de la Titánide Leto. Fue la última aventura que Zeus tuvo con una diosa inmortal, ya que por entonces ya estaba casado con Hera. Esta, celosa, la persiguió por toda la superficie de la Tierra, hasta que llegaron a la isla de Delos, donde la pobre Leto consiguió, exhausta, dar a luz a los dos gemelos. Aunque hay quien dice que Ártemis nació primero, en una isla flotante llamada Ortigia, que por haber osado desafiar a Hera y acoger a Leto para dar a luz, obtuvo el privilegio de quedar anclada.
Leto y sus hijos Apolo y Ártemis Imagen en Wikimedia. Dominio público |
M.J. Blondel: La muerte de Jacinto Imagen en Wikimedia.Dominio público |
Gian Lorenzo Bernini: Apolo y Dafne Imagen de G. Jofili en Wikimedia. Licencia CC |
Cuatro días después de su nacimiento, Apolo mató a la serpiente oracular Pitón, que vivía en Delfos junto a la Fuente de Castalia, fuente que emitía los vapores causantes de que el oráculo de Delfos hiciese sus profecías. La serpiente había sido enviada por Hera para perseguir a Leto. Apolo mató a Pitón, pero fue castigado por ello, ya que la serpiente era hija de Gea.
Hera no se dio por vencida y envió entonces al gigante Ticio. Esta vez Apolo fue ayudado por su hermana Ártemis. Zeus acudió en su ayuda y arrojó a Ticio al Tártaro.
El oráculo
Fue entonces cuando Apolo se hizo cargo del oráculo de Delfos. Se dice que los primeros sacerdotes fueron marineros ya que, habiendo visto un barco cretense que se dirigía a Pilos, tomó la forma de un delfín. De ahí el nombre de Delfos:
"Yo he surgido ante la nave con la forma de un delfín. Invocadme como Apolo Delfinio; mi altar debe ser también llamado Delfinio" (Himno Homérico a Apolo).
El enclave del oráculo era una gruta profunda, con una estrecha entrada de la que surgía un aliento divino. Sobre la entrada se situaba un trípode y cuando la pitonisa se sentaba sobre él recitaba sus presagios, inspirada por este aliento. El oráculo de Delfos era el más fiable para los griegos, y en esta consideración influía también su posición geográfica, en el centro de la Hélade o, incluso, del mundo conocido.
El carro dorado de Apolo
Se dice que Zeus, orgulloso de sus hijos, ofreció un regalo a cada uno. Apolo le pidió un carro de oro, una faretra y flechas también de oro; su hermana pidió los mismos regalos, pero de plata. Por ello es por lo que se les identifica también con el Sol y la Luna.
Níobe
Con esas flechas los hermanos dieron muerte a los hijos y las hijas de Níobe, reina de Tebas y esposa de Anfión, que se había jactado de su superioridad sobre Leto porque había tenido catorce hijos, siete varones y siete mujeres, mientras Leto había tenido solo dos. Apolo mató a sus hijos y Ártemis a sus hijas. La desconsolada Níobe huyó al monte Sípilo en Asia Menor y lloró tanto que se convirtió en piedra de la que aún ahora mana una fuente cuyas corrientes fueron el nacimiento del río Aqueloo.
En Troya
Castigó a Agamenón por su arrogancia, enviando la peste al campamento aqueo, cuando el rey tomó como esclava y concubina a su sacerdotisa Criseida.
Asclepio
Como dios de la medicina trasmitió sus conocimientos a su hijo Asclepio. Tuvo este hijo con una mujer mortal, Corónide. La muchacha ya tenía relaciones con un chico, Isquis, del que estaba enamorada, pero no se atrevió a rechazar al dios. Estando ella ya embarazada de Asclepio, un cuervo (ave que antes de este incidente era de color blanco) advirtió a Apolo de que su amante lo engañaba. Apolo convirtió en negros a todos los cuervos y fulminó a Corónide, pero salvó a la criatura. Lo educó el centauro Quirón, y Atenea le entregó una redoma con la sangre de Medusa, que tenía el poder de resucitar a los muertos. Durante un tiempo no murió nadie en la Tierra, y Zeus se irritó por ello. Mató a Asclepio con su rayo. Apolo, dolido por la muerte de su hijo, mató a su vez a los Cíclopes, que habían fabricado el rayo asesino. Asclepio ascendió a los cielos y se convirtió en la constelación de Ofiuco.
Por este crimen Apolo fue condenado a servir durante un año a un mortal, que resultó ser Admeto, rey de Feras. Admeto lo trató con tanta consideración que Apolo lo recompensó prometiéndole que cualquier persona podría morir en su lugar cuando le llegara la hora de la muerte, pudiendo así prolongar su vida.
Invención de la lira
El dios Hermes, casi recién nacido, robó un rebaño de vacas blancas pertenecientes a Apolo. Apolo descubrió al pequeño ladronzuelo escondido en una gruta, produciendo música con un curioso artefacto fabricado con un caparazón de tortuga y unas tripas de vaca. También estaba sentado sobre una hermosa piel de vaca, con lo cual tuvo que confesar el robo. Apolo le ofreció su perdón a cambio del original instrumento. A partir de entonces, Apolo no se separó de la lira, y por esto es considerado también dios de la música y compañero y guía de las nueve Musas.
El sátiro Marsias tuvo la osadía de desafiar a Apolo a un concurso musical. El ganador podría tratar al perdedor como quisiera. Los jueces fueron las Musas, por lo que naturalmente Marsias perdió y fue desollado vivo.
El laurel
Se burló un día Apolo de las habilidades de Eros como arquero. Este, para vengarse, disparó una flecha al dios cuando Dafne, hija del río Peneo, pasaba a su lado, pero a la chica le disparó una flecha de odio. A los intentos de acercamiento del Apolo reaccionó con tal rechazo, que suplicó a su padre que la transformara en cualquier cosa, antes de consentir que él la alcanzara. Se transformó en laurel.
"Ya que no puedes ser mi esposa, al menos sé mi árbol. Mi cabello, mi lira, mi aljaba, siempre estarán enlazados a ti. ¡Oh, laurel!" (Apolo. Ovid, Metamorfosis 1.557).
Otros amores
No tuvo ningún éxito Apolo con las mujeres. Marpesa, de quien también se enamoró, prefirió a Idas (Idas y su hermano Linceo eran primos de Cástor y Pólux) a causa del temor, lógico, a que el dios la abandonara cuando ella, que era mortal, envejeciera. Casandra, princesa de Troya, accedió a tener relaciones con él a cambio del don de la profecía. Apolo se lo concedió, pero ella no cumplió su parte del trato. Él, entonces, hizo que nadie creyera en sus predicciones, por exactas que fueran. Así Casandra predijo en vano todas las desgracias que iban a caer sobre su ciudad.
Más éxito tuvo con los jóvenes. Tuvo amores con Himeneo y Jacinto, aunque dio muerte a este último por accidente. En el lugar donde cayó su sangre brotó una flor, que desde entonces lleva su nombre.