Luna nueva de febrero y Año Nuevo chino

Bienvenido el Buey de Metal

Rollo de 18 Dioses de Constelación (detalle), Zhang Sengyao, en la dinastía Liang (502-557), durante la dinastía del Sur. Copia pintada por un artista de la dinastía Tang. Museo Municipal de Arte de Osaka, Japón. Cortesía de http://artehistoriaestudios.blogspot.com/2018/09/capitulo-24-pintura-china.html

Por Ayub Estephan*

Por fin llegaron a destino, un grupo reducido, porque la mayoría había quedado en el camino. Gradualmente se fueron acostumbrando al cambio de vida. Los Clarividentes miraron hacia el futuro, prediciendo. Estos hombres, de extrema pureza, estaban en contacto con el Cosmos, y el Registro Askasi (Registros Akáshicos), ese Registro que nos dice todo lo del pasado y lo del futuro inmediato en todas partes y todas las probabilidades del futuro: como tú sabes bien estamos frente a las puertas de una Nueva Era, una Era en la que se intenta que el Hombre sea purificado de sus escorias y viva en paz con los otros y consigo mismo. Las poblaciones serán estables, no aumentarán ni disminuirán, y esto sin intenciones bélicas. Miré a los hombres que tenía delante de mí y observé el juego de luces doradas sobre sus cabezas, el azul eléctrico de la sabiduría de sus auras, los reflejos de sus Cordones de Plata. Un cuadro, de color viviente, de los hombres sabios y puros. Hombres austeros, ascéticos, alejados del mundo. Luego, fue como si hubiera ocurrido una explosión. El cuadro se hizo confuso, infinidad de puntitos en una miríada de colores inimaginables y banderines al viento. De pronto, fue como si alguien hubiera echado abajo una puerta, una puerta en el cielo, y como si yo hubiese estado de pie delante de esa puerta. Todas las sensaciones de «estar mirando en el cristal» se desvanecieron. ¡Yo estaba allí!” (Lobsang Rampa, El cordón de plata).

El 11 de febrero tuvimos el novilunio de este mes a las 19:05 hrs. (HL Ciudad de México, Zona Horaria -06:00 UT), estando el Sol y la Luna en conjunción a 23°16’45’’ en el signo de Acuario, coincidiendo con el inicio del Año Nuevo Lunar chino, que esta vez corresponde al Búfalo o Buey de elemento metal y cualidad Ying (femenino, receptivo), mismo que dominará la escena hasta el 31 de enero de 2022. Según la obra Registros históricos o Shi ji de Sima Quian, el primer calendario chino se elaboró en el año 2697 a.C., al inicio del reinado del Emperador Amarillo XuanYuan, por lo que este año corresponde al número 4718 a partir del primer registro. Desde entonces cada ciclo consta de 60 años, distribuidos en cinco ciclos de 12 años. Cada ciclo está formado por la interacción de los Diez Troncos Celestes y las Doce Ramas Terrestres que son unidades de tiempo y lugar. Cada año se unen un Tronco y una Rama y se produce una nueva combinación, de tal manera que en este calendario los Troncos Celestes se repiten cinco veces y las Ramas Terrestres se repiten seis. El Buey de Metal del zodiaco chino coincide con el octavo Tronco Celeste llamado Xin, que significa golpear u ofender a los superiores y representa un caldero, símbolo de refinamiento, en el que se cocinan los alimentos; también se corresponde con los sabores amargo y picante, representando el arduo trabajo que nos toca realizar a lo largo del año, cimentados en una disciplina rígida, una lealtad a prueba de golpes y la conciencia de una realidad tangible que habremos de construir lentamente, sin prisa. Y de la Segunda Rama Terrestre, llamada Chou, que significa cordel y está asociado con el final del invierno, con la dirección Norte-Noreste en la brújula y que en la Rosa de los Vientos se asigna a Bóreas o Aquilón.

Dado que el Buey de Metal se corresponde con el signo solar de Capricornio, este año se enaltecen las tradiciones y se veneran los valores arcaicos. De acuerdo con ello, el maestro Zeng dijo: “Cuando se honra a los muertos y se mantiene viva la memoria de los antepasados remotos, la virtud de un pueblo se halla en su plenitud”. (Confucio, Analectas). Igualmente prevalecerán la mesura y la constancia en la vida diaria, y se fijarán metas basadas en proyectos sustentables que traigan la prosperidad a mediano y largo plazo. Se recomienda irse con cuidado, ser prudentes y planificar detalladamente cualquier proceso que se inicie durante este período. De acuerdo con la tradición china, este año es un tiempo propicio para forjarse un sitio prominente y duradero en la sociedad en base a los sólidos fundamentos que proporciona el trabajo bien hecho, la honestidad, la ética bien aplicada, la franqueza, la rectitud y el respeto hacia los demás. Igualmente, y dada la gran concentración de planetas y la presencia de ambas luminarias en Acuario al iniciar este nuevo año, se vislumbra un porvenir con temas novedosos en todos los ámbitos. No obstante, debido a la presencia de Plutón en Capricornio recorriendo el último lustro del tercer decanato de este signo cardinal de tierra, este año se cierran muchos de los procesos que continuaban abiertos desde el año pasado. El Buey (toro, búfalo) fue el primer animal en percibir que Gautama, el Buda, se había iluminado bajo el Bodhi sagrado, pero la Rata al ver que el Buey se dirigía a honrar al Buda (Iluminado) trepó encima de él y al llegar ante el Buda brincó y lo reverenció primero, por ello se le atribuye la astucia y se le asigna la primacía entre los animales que acudieron a rendir honores al Buda. Más allá de la anécdota, del Buey se dice que tiene la capacidad de ver los sucesos del porvenir y facilitar el tránsito hacia los mismos.

En el año del Buey de Metal prevalecerán la mesura y la constancia en la vida diaria, y se fijarán metas basadas en proyectos sustentables que traigan la prosperidad a mediano y largo plazo. Se recomienda irse con cuidado, ser prudentes y planificar detalladamente cualquier proceso que se inicie

En cuanto elemento esencial y constitutivo de la teoría clásica china de los cinco elementos (Wu Xing), el metal se mueve hacia adentro y su energía manifiesta es la contracción. El metal como elemento está relacionado con la vejez, con el planeta Venus (Jīnxīng), el color blanco, los tonos metálicos (dorados, platinados, cobrizos y bronceados), el tiempo seco y el Tigre Blanco (Bai Hu) de los Cuatro Símbolos. Los metales arquetípicos son la plata y el oro. Por su parte, y en cuanto al ciclo creador correspondiente, el metal nace de la tierra y crea el agua, mientras que en su ciclo destructivo es derretido por el fuego y corta la madera. Independientemente del animal al que esté vinculado, el metal destaca por su afinidad con el dinero y el poder que se deriva de este. Es común que los nativos de este elemento sean desconfiados y desarrollen trastornos psicológicos, lo que les genera conflictos que solo pueden ser atemperados mediante una revisión constante a través de terapias psicoanalíticas, la educación de los talentos creativos o fomentando el desarrollo de las propias inclinaciones estéticas derivadas hacia el arte, la danza y otras manifestaciones artísticas. Al ser un elemento más individual que colectivo, el metal rara vez solicita favores de otros y prefiere resolver sus problemas por cuenta propia.

El grado 23° de Acuario representa a “un enorme oso sentado mostrando sus zarpas” y señala “la autodisciplina que resulta de un desarrollo inteligente de las facultades individuales bajo una preparación adecuada”. Al respecto, Dane Rudhyar comenta que “el símbolo escogido para este grado parece simplemente proclamar que poderosas energías vitales pueden ser educadas adecuadamente, siendo la implicación o extensión de la idea el que ninguna educación tiene un éxito completo, a menos que conduzca a la toma de conciencia del valor y poder de la autodisciplina”. El oso (ursus, en latín) cual símbolo nos remite a valores como la valentía, el poder de regeneración, la lucha por la soberanía y la conquista de uno mismo. Psicológicamente, el oso se puede interpretar como la capacidad para regular la propia vida, especialmente la emocional. El poder del oso reside en su capacidad de moverse en ciclos, de estar plenamente alerta o descansar en un sueño invernal que renueva la energía con vistas al ciclo siguiente. Por ello también está asociado a la gestación, la paciencia y la introspección. La imagen del oso nos instruye en el juego de las polaridades, en que una persona puede ser violenta y generosa, ser reservada y poseer un considerable valor. Es alguien que sabe defender su territorio, delimitar sus fronteras, remover el cielo si es necesario y, a la vez, estar disponible, ser accesible y capaz de engendrarlo todo de una vez. El oso también se asocia a la gestación, la paciencia y la introspección debido a su ciclo de hibernación.

Este año veremos enormes fluctuaciones económicas y aunque el Buey de Metal intenta poner su mejor cara y busca promover la cooperación internacional, las negociaciones tienen protocolos que deben seguirse y eso genera atrasos, por lo que habremos de ser pacientes

Las antiguas tribus de América del Norte usaban la piel de los osos para protegerse del frío, elaboraban amuletos a partir de sus garras y usaban sus cabezas como máscaras para el chamán de la aldea. El oso es un tótem importante para las culturas antiguas, pues los griegos lo asimilaron en su culto a Artemisa (Diana, para los romanos), la diosa de la caza. En los mitos europeos del Norte, el oso era un aspecto del dios Odín (Wotan) y los guerreros vikingos vestían pieles de oso en los combates y al morir eran incinerados con ellas. El oso también representaba al dios Thor, deidad guerrera de la mitología escandinava en su advocación de Björn, que significa oso. Entre los celtas, el oso estuvo consagrado a la diosa Artio, asociada a la Luna y era equiparado al coraje de los guerreros, siendo también un emblema de realeza entre ellos. El oso pardo es uno de los símbolos de Rusia desde el siglo XVII. El emblema del oso está en la bandera de California y también aparece en el escudo de la ciudad de Madrid y de Berlín. Igualmente se han nominado así dos constelaciones del Hemisferio Norte: la Osa Mayor y la Osa Menor, al figurarse en ellas este imponente animal. Hoy día el oso se ha convertido en un símbolo del cambio climático, pues el deshielo de los polos lo está llevando aceleradamente a su extinción.

El cambio de año chino tiene además a un Mercurio retrógrado, por lo que el pensamiento revisa detalladamente sus viejas pautas antes de poder dar sus siguientes pasos. Es un año Ying (femenino, receptivo), por lo que las cosas nos llegan, nos salen al paso

El toro y el oso tienen en común una corpulenta figura, sinónimo de autoridad y de poder. Pero además ambas bestias son los símbolos bursátiles más reconocidos a nivel mundial y representan polos opuestos: mercados alcistas y mercados bajistas, optimismo y escepticismo, éxito económico y recesión. Nos movilizamos en medio de dualismos y dividimos el mundo en fuerzas contrarias para hacer más entendible el caos y los fenómenos externos. Esta tendencia está tan presente en la economía como en la religión, la filosofía o la política. El puesto que en otros sistemas ocupan el bien y el mal, el caos y el orden, la izquierda y la derecha lo ocupan en el mercado de valores estas dos bestias, el toro y el oso. El toro representa los buenos tiempos, períodos de recuperación y auge económicos. Las cotizaciones se disparan, las inversiones aumentan. Otros factores, macro y microeconómicos como el número de desempleados, los índices de confianza y consumo se muestran amables. El oso, por el contrario, es el antagonista que encarna la cara menos grata de la moneda del ciclo económico: recesión y depresión, donde los activos financieros se desvalorizan (al menos formalmente) y muchos entran en pánico intentando vender sus acciones, lo que genera más pérdidas. Términos como coyuntura y recesión ya eran un concepto en el conocimiento colectivo desde el siglo XVII, por lo que es factible que símbolos como el oso y el toro también tengan su origen en esas épocas.

Parece que el dualismo del oso y el toro en la bolsa, fue propuesto por un escritor español que estaba de visita en Ámsterdam. Sus observaciones de los movimientos bursátiles le hicieron recordar ciertas variaciones de las corridas de toros que había presenciado en su país. En estas se habría puesto a combatir, al mejor estilo de los coliseos en la Roma antigua, a toros y osos. Pero lo que le hizo relacionar ambos escenarios fueron las alzas y bajas en los valores, semejantes a las diferentes estrategias de lucha de ambos animales. Un enorme oso ataca con sus fuertes garras desde arriba, parándose por lo general en sus dos patas traseras para dar potencia a su ataque. El toro, por su parte, suelen mantener la cabeza baja y embiste con sus cuernos realizando movimientos ascendentes muy rápidos. En la Inglaterra del siglo XVII era común por parte de los especuladores la venta de acciones que no se poseían. Estos buscaban así desatar ventas por parte de algunos inversores y generar caídas en las cotizaciones. Su accionar se asoció a la expresión popular “Don´t sell the bear’s fur before hunting it” (No hay que vender la piel del oso antes de cazarlo), lo que a su vez transformó rápidamente al oso en un símbolo de cotizaciones a la baja, mientras que el toro tomó la figura de su contraparte. Los términos mercado alcista o bull market trend y mercado bajista o bear market trend no solo describen las tendencias visibles en las gráficas de las cotizaciones, sino también el estado anímico de los participantes en el mercado de valores. En otras palabras, el toro y el oso también simbolizan alternativamente el optimismo y el pesimismo de los accionistas.

Este año veremos enormes fluctuaciones económicas y aunque el Buey de Metal intenta poner su mejor cara y busca promover la cooperación internacional, las negociaciones tienen protocolos que deben seguirse y eso genera atrasos, por lo que habremos de ser pacientes. El cambio de año chino tiene además a un Mercurio retrógrado, por lo que el pensamiento revisa detalladamente sus viejas pautas antes de poder dar sus siguientes pasos. Es un año Ying (femenino, receptivo), por lo que las cosas nos llegan, nos salen al paso. El proceso de vacunación del Covid-19 en México se realiza con éxito, pues Saturno, “el señor del karma” hace un aspecto de sextil a Quirón, “el sanador”, garantizando que las vacunas serán entregadas dentro de las fechas convenidas, y conforme al orden programado para su aplicación. Habremos de tener una visión clara de las cosas que sabemos o podemos hacer y dar los pasos para fortalecer la economía individual y familiar, ahorrando y buscando la manera de producir más. No es un año para precipitarse en vender patrimonios ni en hipotecar la vivienda, pues se corre el riesgo de perderlos debido a los altibajos financieros y a la carestía de empleos. Quizás sea un buen momento para subir a limpiar el ático y sacar a la venta aquellos enseres que ya no utilizamos más.

Estamos saliendo lentamente de una larga etapa de hibernación, que nos trae también la promesa de un amanecer diferente. Es un año en el que se definen nuevos caminos para muchos y las oportunidades de progreso se precipitan para los valientes y osados, y para todos aquellos que estén listos para montarse en el tren que avanza hacia regiones insospechadas llevando consigo la ilusión de un porvenir mejor. La mayoría de nosotros habremos de preocuparnos por asentar las bases, apuntalar los cimientos y reforzar las estructuras en que construimos la existencia. Algunos más, que durante el año que llevamos de confinamiento cayeron en pánico, sufrieron pérdidas afectivas o cuyos problemas inmediatos los rebasaron, tendrán que acudir a terapias que los ayuden a revisar los trastornos psicosomáticos que puedan haber surgido. También habrá que dedicar cierto tiempo a concentrarse en la meditación profunda, pues “en los prados de este mundo, buscando al buey, sin descanso, voy apartando las altas hierbas. Siguiendo ríos sin nombre, perdido entre los confusos senderos de lejanas montañas, desesperado y exhausto, no puedo encontrar al buey. Oigo únicamente el canto nocturno de los grillos, en el bosque. Pero…, el buey nunca se ha extraviado. ¿Qué necesidad hay de buscarlo? Si no lo encuentro es solo porque me he separado de mi verdadera naturaleza. Confundido por los sentidos he perdido incluso su rastro. Lejos de mi hogar, veo muchas encrucijadas, pero desconozco cuál es el camino bueno. La avidez por las cosas y el temor de perderlas, el bien y el mal, me perturban y aturden. Comprendiendo la enseñanza veo las huellas del buey. Y aprendo ahora que así como de un único metal se forjan muchos utensilios, del tejido de mi yo más íntimo se forman miríadas de entidades. A menos que las discierna, ¿cómo diferenciaré lo cierto de lo falso? Aún sin atravesar la puerta, he reconocido el camino”. (Kakuan Shien, La doma del buey; monje Zen, s. XII). En suma, nos estamos alistando para un año de retos que nos llevarán a realizar cambios importantes.

Igualmente, durante este novilunio tenemos a Neptuno haciendo un sextil a Marte, lo cual hace que sintonicemos con el latir acompasado del corazón que guía nuestros impulsos secretos y permite que salgan a la superficie las más selectas aptitudes espirituales. Este contacto Marte-Neptuno favorece la expresión de un temperamento refinado, acompañado de una presencia impecable y un cuidadoso esmero en la ejecución que puede ser altamente seductor. Bajo esta combinación se conjugan la sensibilidad y la percepción sutil de Neptuno con la acción instantánea y directa de Marte, haciendo que aparezcan los más elevados ideales y se impulsen actos altruistas que beneficien a las personas más necesitadas en una atmósfera de rectitud y honestidad: “Cuando sobreviene un pensamiento, otro le sucede. Si el primer pensamiento brota desde la iluminación, cuantos le siguen son verdaderos. Pero si emerge de la ilusión, todo se hace falso. La ilusión no es consecuencia de la objetividad, es el resultado de la subjetividad. Sujeta con fuerza al buey por el anillo de la nariz y no dudes ni un instante”. (Ibídem).

En este novilunio el horóscopo levantado en la Ciudad de México (-6:00 GMT) nos muestra un conglomerado planetario, un “stellium” en Acuario y en la Novena Casa que incluye la presencia del Sol, la Luna, Júpiter, Saturno, Mercurio y Venus. Se trata de un potente concentrado de energías que alternan en este instante estelar, estando el Sol, la Luna y Mercurio en conjunción, igualmente Saturno y Júpiter, Mercurio conjunto a Venus y a Júpiter, y Venus conjunto a Saturno participando todos de una gran orgía. Si de deidades se tratara, diría que se encuentran reunidos en una gran fiesta celebrada en el Olimpo (Novena Casa astral), brindando por el anfitrión Zeus (Júpiter) con el licor sagrado, la “ambrosía”, escanciada por Ganimedes, el copero oficial (símbolo de Acuario, el aguador), degustando regios manjares, disfrutando del momento y bebiendo sus cocteles preparados con sabores, colores, formas e intensidades varias. Pero, por otro lado, tenemos que Marte en Tauro, que suele ser inoportuno en esta posición, se ve de pronto riñendo con el Sol, la Luna, Mercurio, Venus y Júpiter a los que hace un aspecto de cuadratura. Esto nos advierte de situaciones imprevistas que pueden traer descontentos, frente a decisiones que fueron tomadas arbitrariamente por personajes poderosos. Este aspecto también se refiere a un rechazo abierto contra algunos líderes, así como en contra de ciertas estructuras comerciales y laborales que resultan ya obsoletas. También sugiere críticas abundantes y directas respecto de situaciones que afectan la integridad de las células familiares y de todos en general. La Novena Casa astral nos exige tener una comprensión más amplia de los acontecimientos para poder elaborar un juicio apropiado de las situaciones presentes.

Por otra parte, está la cuadratura que hace Urano a Venus, Júpiter y Saturno que sugiere inconformidad ante un nuevo esquema social y político que se buscaría instaurar, pero que se presenta dudoso y confuso en medio de un clima de franca desconfianza ante las instancias que se presentan para los distintos cargos gubernamentales. Este año en México habrá votaciones para elegir a sus representantes federales y locales, disputándose los puestos entre varios partidos, tanto los convencionales como aquellos recién constituidos. Y aunque el panorama se prevé con tintes caóticos, finalmente el pueblo elegirá desde la prudencia y los dictados del sentido común. En la mitología grecorromana hubo tres jerarquías fundamentales, tres estadios evolutivos a partir del Caos original representados por tres generaciones de consanguíneos: primero tenemos a Urano (Caelus, entre los romanos), rey de los cielos y padre de titanes y cíclopes, derrocado por Cronos (Saturno), su hijo, quien a su vez fuera destituido por el crónida Zeus (Júpiter). Afrodita (Venus) sería hija de la espuma seminal que cayó al océano cuando Cronos seccionó los testículos de su progenitor. Como vemos, las transiciones del poder mitológico siempre estuvieron marcadas por la violencia. Ya Prometeo, desde sus forzadas cadenas, adelantó que Zeus también sería derrocado iniciando así un cuarto ciclo de transformación. Sin embargo, suponemos que esta mítica cuarta transformación no dependerá de la inclinación o la manipulación de un líder ni de la promoción de personajes eminentes a los respectivos escaños políticos, sino que brotará de las entrañas del pueblo, pues es el destino histórico de toda nación en constante evolución quien realmente asume, concreta y consolida estos cambios.

Por su parte, la presencia de Plutón en Capricornio recorriendo la Octava Casa del mapa astral para la zona horaria (-6:00 GMT), su domicilio natural, nos advierte de su enorme poder concentrado en una sola área que se ve enfatizada. Esto hace que su expresión sea muy intensa aunque algo imprecisa. Sin embargo, si tomamos en consideración que Plutón manifiesta una actitud totalizadora y radical, y que está haciendo un sextil al asteroide Ceres (Deméter para los griegos) ubicado en el signo de Piscis, su sitio de exilio, podemos adelantar que este año “habrá que darle de comer a la gente”, ya que iniciamos con un clima de sequía (el mismo tema del año chino, referente al Buey de Metal, es asignado al clima seco), con múltiples incendios y cosechas insuficientes. Esto hace que se incrementen los costos de las materias primas debido a la escasez. En la mitología griega, Hades (Plutón) rapta a Perséfone (Proserpina), hija de Deméter (Ceres) y la lleva a su reino, mientras la madre enloquecida busca a su hija, hasta que Helios (el Sol) se apiada y le revela lo sucedido a Perséfone, por lo que airada clama a Júpiter para que le sea devuelta y le advierte que mientras esto no suceda, la tierra no dará frutos ni habrá cosechas. Júpiter envía a su hijo Hermes (Mercurio) al inframundo con la recomendación de que haga que Perséfone coma unas semillas mágicas de granada, seis en total, y luego la devuelva a su madre. Al tenerla de nuevo, la tierra comienza a reverdecer y empieza a producir sus frutos. Pasado un lapso de seis meses, Perséfone desea retornar al lado de Hades, su esposo. Es entonces cuando Deméter cae en cuenta de la trampa que le puso Júpiter al darle a comer las semillas mágicas. Así, detrás del mito se esconde la idea de que la tierra se engalana y produce sus dulzuras durante los seis meses que Perséfone está con su madre en la superficie terrenal, mientras que los seis meses que pasa lejos de ella junto a su esposo, Deméter deja que la tierra se seque y se desvista de su colorido y fragancias.

Por otra parte, tenemos una Media Cometa o escuadra compuesta por el Nodo Norte, en sextil a Mercurio retrógrado, y este en trígono al Nodo Sur, mientras que ambos nodos trabajan en la oposición. La situación de los Nodos se expresa esta vez en “el eje del encuentro”, representado por la Primera y la Séptima Casa del mandala astral. Este eje formula la necesidad de aclarar nuestra posición respecto del mundo y la relación que tenemos con los demás. Dada la conexión con Mercurio retrógrado, esta figura geométrica sagrada encubre verdades que debieran ser dichas, se abusa de silogismos y argumentos rebuscados, lo cual hace que la verdad se esconda en una maleza de sutilezas que nos confunde y exaspera. Este “andarse entre las ramas” no conduce a nada positivo, lo estamos viendo ya con las consignas que proclaman los partidos políticos en su contienda pre-electoral, pues sus lemas resultan más apropiados para un jardín de niños que juegan a la ronda. Así y con suma tristeza, vemos una enorme falta de credibilidad que se deriva de una comunicación inconsistente.

Y así las cosas para este novilunio de febrero que nos trae un año lunar más del calendario chino, mientras que el calendario solar occidental nos sitúa frente a una aglomeración de planetas interactivos en el signo de Acuario, creando nuevas situaciones y retos para su proyección en diferentes planos, que también nos invitan a reflexionar en aquellas pautas de conducta que necesitamos incorporar para poder cruzar el umbral hacia una nueva modernidad que ya existe, pero que no acabamos de asimilar y completar.

*Astrólogo y tarotista mexicano. Astrología, lectura de Tarot y Cartas españolas.

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