Apolo derrotando a la pitón en el Louvre, París

El pitón de Delfos era una criatura con el cuerpo de una serpiente. Esta criatura vivía en el Monte Parnaso, en Grecia central. Dondequiera que iba, difundía un olor desagradable y propagaba el mal y la muerte.

Pitón fue enviado una vez por Hera, la esposa de Zeus, con el fin de perseguir a la embarazada Leto, un amante de Zeus, de modo que ella no podía establecerse en cualquier lugar para dar a luz.

Cuando Apolo, el hijo de Leto, tenía sólo cuatro días, ya era un niño fuerte. Un arco de plata con flechas doradas, que le dio el herrero Hefesto, hizo que el joven dios decidiera matar a Pitón y vengarse.

Pronto, Apolo fue a la cueva de la criatura a buscar a Pitón. Cuando la criatura se enfrentó a Apolo, comenzó a hervir de rabia y se abalanzó sobre él para devorarlo. Pero Apolo fue más rápido y logró lanzar una flecha a Pitón, perforándole justo en la frente. Pitón gritó de terror y su grito se escuchó por todos los cañones del Monte Parnaso. Luchó duro para sobrevivir... pero al final se rindió a la muerte.

La muerte del pitón llenó de alegría a Apolo, así que felizmente tomó su lira y comenzó a tocar una canción de victoria, dando alegría a la gente de todo el mundo. Este fue el momento en que Apolo se convirtió en el dios de la música. Inmediatamente después de terminar su canción, Apolo tomó a la criatura y la enterró bajo las laderas del Monte Parnaso. En su superficie construyó el oráculo de Delfos, también conocido como la "Pythia".

Sin embargo, Apolo había cometido un crimen y, de acuerdo con las leyes del Monte Olimpo, necesitaba ser purificado. Por lo tanto, Zeus ordenó a Apolo que instituyera los Juegos Pitenses en Delfos para que las competiciones atléticas y musicales pudieran ser organizadas. Apolo siguió la orden e incluso participó en los juegos él mismo. A partir de entonces, los Juegos Pythian se celebraron cada cuatro años en honor de Apolo.