Il Tevere, la empresa controlante de Mirgor y perteneciente a Nicolás Caputo, informó ayer la venta de 3,23 millones de acciones de la última “en el mercado, cumpliendo así su objetivo de venta de acciones”. La operación, que se habría concretado antes del mediodía, fue informada a la Bolsa de Comercio después de las 16 , tras el cierre de la rueda bursátil. Sin embargo, el rumor circulante desde temprano sobre una importante transferencia de acciones de la compañía impulsó el valor de la acción, que llegó a trepar un 14 por ciento durante el día. En opinión de un especialista consultado por Página I12, “la operación involucra tan sólo al 2,16 por ciento del capital de Mirgor, no cambia la condición de controlante de Il Tevere y, por lo tanto, no alcanza para justificar la suba del papel en el mercado; tampoco se conoce el comprador, porque la operación evidentemente se hizo en bloque, dado que por su valor, más de mil millones de pesos, no quedó registrado dentro de la operatoria del día en el recinto”. O se amplificó de antemano la importancia de la operación  que se estaba cerrando, o detrás de esta venta hay otro movimiento que se desconoce, era la especulación que hacían ayer los analistas a última hora al repasar las noticias del día. 

 Il Tevere SA era, hasta ayer, dueña del 52 por ciento de las acciones de Mirgor SA. Otros 21,5 por ciento permanece en poder del fondo de garantía de Anses por lo cual, el capital flotante en el mercado es el restante 26,5 por ciento. Al desprenderse del 2,16 por ciento de las acciones, Il Tevere, la empresa de la familia Caputo, verá reducida su participación al 49,84 por ciento. Si, como sugiere la información parcial ofrecida, la venta se hizo en bloque (con un único comprador), habría un nuevo socio minoritario con ese 2,16 por ciento, ya que esas acciones no fueron volcadas a la rueda bursátil. En el día de ayer quedaron registradas operaciones con títulos de Mirgor por 517 mil acciones, menos de la sexta parte del volumen de la venta informada por Il Tevere. El valor de esta última operación, presumiblemente en torno a los 1100 millones de pesos, supera en un 50 por ciento el valor total de operaciones registradas en la rueda bursátil de ayer para el conjunto de empresas cotizantes (185 millones de pesos). 

 Mirgor SA le envió una nota a la Bolsa de Comercio ayer por la tarde informando que “nuestra sociedad controlante, Il Tevere SA, nos ha comunicado que en el día de la fecha ha vendido en el mercado la cantidad de 3.230.000 acciones ordinarias clase C, emitidas por Mirgor SACIFIA, cumpliendo así su objetivo de venta de acciones”. El mecanismo de ventas de acciones en el mercado puede realizarse entre particulares, sin pasar por el recinto ni someterse a oposición de precios (permitir que un tercero mejore la oferta), sin obligación de ser informada si el paquete de acciones involucrado no supera el 5 por ciento del capital de la empresa cotizante. Por eso es que ni Mirgor SA ni Il Tevere SA (su accionista principal) se vieron obligados a informar la identidad del comprador ni el monto de la operación acordado. 

 Pero entre los analistas del mercado se menciona que se esperaba una operación de este tipo desde varios días atrás, aunque no estaba claro la identidad del comprador ni del vendedor. “La operación se cerró en medio de una lluvia de rumores, que hizo trepar el precio desde temprano, antes que se cerrara la operación, que aseguran que fue a las 11.06. Esa suba del precio estuvo a punto de abortar la operación, dicen, porque con un precio a 340 por acción se dice que el comprador se retiraba; después de concretada la venta, el valor de la acción siguió subiendo hasta superar los 380”, informaron a este diario. 

 ¿Quién gana y quién pierde con esta operación? No está claro, como tampoco la evolución futura del valor de la acción, con una suba que ayer pareció exagerada. Pero Mirgor es una acción mirada con especial atención por varios temas: porque en la bolsa la consideran una acción “segura” por su rendimiento; porque mantiene un flujo de negocios interesante pese a la baja de la demanda interna de aparatos electrónicos y de telefonía; y, además, por el estrecho vínculo de Nicolás Caputo, su dueño, con el presidente Macri, que va más allá de haber compartido aula en el Cardenal Newman.