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Pássaro de rosca

Pássaro de rosca

Tomás Pássaro.

Por pegarle una patada en la cara a un rival, Disciplina le dará tres años y medio al wing de CUBA. Habían avisado que las sanciones serían más duras. 

    Preocupados por la gran cantidad de hechos de violencia que hubo en las primeras fechas, el Tribunal de Disciplina publicó hace tres meses un comunicado en el que aplicaría sanciones más severas. Del dicho al hecho hay un trecho en el que la URBA ya comenzó a trabajar: sin bien todavía no es oficial (a Olé le dijeron que están en pleno trámite y que la resolución no está firme, aunque ya está todo cocinado), Tomás Pássaro, wing de CUBA, será el primer gran sancionado.

    El polifuncional back (22 años) del equipo dirigido por Esteban Lasala (salta en el line, patea, a veces forma de forward) fue expulsado a principio de mes frente a Newman. en la victoria por 30-23, por pegarle una patada en la cara a Alberto Porolli, pilar del conjunto de Benavídez. Más allá de que puede juzgarse la intención (parece no ser con mala fe), la acción es irresponsable y pone en riesgo la integridad de un colega. Por eso mismo, el Tribunal de Disciplina, tomando todos los hechos observados en el video y tras el reporte del árbitro Andrés Sutton, le dará una suspensión de tres años y medio. Tanto el club como el jugador apelarán la medida, lo que seguramente reducirá notablemente la pena.

    Tomás Pássaro - 23-4-2024

    La patada de Pássaro

    Esta determinación de la URBA abre el cuestionamiento: ¿Se miden todas las expulsiones con la misma vara? ¿Por qué por una patada en la cara a Juan Masi, Cipriano Martínez, de Pucará, recibió 29 años y Pássaro menos de cuatro? En el 2018, por tackles peligrosos, Tomás Buckley (Pucará) y Lucas Marguery (Newman) recibieron una sanción mayor a la de Gaspar Baldunciel (Alumni), quien pegó un cabezazo y no fue expulsado frente al SIC pese a que la jugada fue revisada. Agustín Mitrione, de Mariano Moreno, le dio un hombrazo en la cara a un rival y apenas fue sancionado con 52 semanas.

    ¿En qué quedamos?

    YO DIGO (Carlos Boudon, árbitro de la URBA)

    Sin mala fe

    Me cuesta creer en la mala fe de los jugadores, aunque sí el rugby cambió muchísimo y está mucho más físico que antes. Los jugadores se entrenan todos los días de la semana y esto hace que los golpes sean más fuertes y a otra velocidad. Muchos golpes se dan por ansiedad y sin medir las consecuencias. Un golpe de Primera es como un martillazo.

    No veo inconvenientes en la disciplina en la cancha: sí en la periferia, como por ejemplo en el banco de suplentes y público que va a ver el partido.

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