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Interacción entre la macroeconomía y las regulaciones ... - ITF

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Macroeconomía, regu<strong>la</strong>ciones financieras y <strong>la</strong> reconstrucción del sistema<br />

bancario argentino en los años 2000<br />

Mario Damill, Roberto Frenkel y Lucio M. Simpson<br />

Resumen<br />

Este trabajo está destinado a examinar <strong>la</strong> evolución financiera de <strong>la</strong> Argentina con<br />

posterioridad a <strong>la</strong> crisis de 2001-2002. Procura indagar en <strong>la</strong> interacción <strong>entre</strong> <strong>la</strong><br />

<strong>macroeconomía</strong> y <strong>la</strong>s regu<strong>la</strong>ciones financieras internas, apuntando a comprender el<br />

papel de estas últimas en el desempeño macroeconómico y, a <strong>la</strong> inversa, cómo <strong>la</strong><br />

<strong>macroeconomía</strong> indujo transformaciones en el sistema financiero y en el esquema<br />

regu<strong>la</strong>torio. Se examinan los cambios en <strong>la</strong> normativa que tuvieron lugar al calor de <strong>la</strong><br />

crisis de 2001-2002 y luego los que fueron tomando cuerpo como resultado de <strong>la</strong>s<br />

acciones posteriores dirigidas a definir un nuevo esquema regu<strong>la</strong>torio, compatible con<br />

<strong>la</strong> vigencia de un régimen de tipo de cambio flotante y con <strong>la</strong> recuperación de <strong>la</strong><br />

capacidad del Banco Central de actuar como prestamista de última instancia del<br />

sistema financiero, función que había estado muy limitada bajo el régimen monetario<br />

de los años noventa.<br />

JEL C<strong>la</strong>ssification: E42, E44, E51, E52, E58.<br />

Summary<br />

This paper presents an analysis of the financial evolution of the Argentine economy in<br />

the period following the 2001-2002 crisis. We also explore the links between<br />

macroeconomic processes and domestic financial regu<strong>la</strong>tions, trying to understand the<br />

influence of the <strong>la</strong>tter in the macroeconomic performance and vice versa, that is, asking<br />

in which way the macroeconomic processes induced financial transformations in the<br />

regu<strong>la</strong>tory framework as well. We examine the normative changes that took p<strong>la</strong>ce as a<br />

reaction to the 2001-2002 crisis and then those that resulted from subsequent<br />

decisions aimed to define a new regu<strong>la</strong>tory setting compatible with a floating exchange<br />

rate regime and with the reestablishment of the capacity of the Central Bank to act as a<br />

lender of <strong>la</strong>st resort, role that had been very limited under the monetary regime of the<br />

nineties.<br />

JEL C<strong>la</strong>ssification: E42, E44, E51, E52, E58.<br />

CEDES<br />

Buenos Aires, abril de 2011<br />

1


Macroeconomía, regu<strong>la</strong>ciones financieras y <strong>la</strong> reconstrucción del sistema<br />

bancario argentino en los años 2000<br />

Mario Damill, Roberto Frenkel y Lucio Simpson<br />

Introducción<br />

La dramática crisis final del régimen de convertibilidad fue seguida, a partir de<br />

2003, luego de un período turbulento p<strong>la</strong>gado de marchas y contramarchas en materia<br />

de políticas macroeconómicas y financieras, por <strong>la</strong> configuración de un nuevo régimen<br />

macroeconómico en <strong>la</strong> Argentina.<br />

Las regu<strong>la</strong>ciones financieras internas fueron progresivamente redefinidas con<br />

el objetivo de hacer<strong>la</strong>s compatibles con <strong>la</strong> vigencia de un régimen de tipo de cambio<br />

flotante y con <strong>la</strong> recuperación de <strong>la</strong> capacidad del Banco Central de actuar como<br />

prestamista de última instancia del sistema financiero, función que había estado muy<br />

limitada bajo el régimen monetario precedente 1 .<br />

Pese a <strong>la</strong> expansión de los agregados monetarios y del crédito observada a<br />

partir de 1991, el sistema financiero argentino se mantuvo re<strong>la</strong>tivamente pequeño en<br />

comparación internacional a lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong> década de los noventa, para emerger aún<br />

mucho menor de <strong>la</strong> crisis de 2001. Posteriormente, a partir de 2003, su crecimiento<br />

acompañó <strong>la</strong> recuperación de <strong>la</strong> economía, pero aún así el país sigue presentando<br />

una muy escasa intermediación financiera interna.<br />

Sin embargo, el sistema llegaría en buenas condiciones de solidez al momento<br />

de propagación de <strong>la</strong> crisis financiera global, en 2008. Eso fue resultado de varios<br />

factores, incluyendo <strong>la</strong> existencia de nuevas regu<strong>la</strong>ciones que apuntaron a limitar su<br />

vulnerabilidad. Algo paradójicamente, <strong>la</strong> propia pequeñez del sistema financiero<br />

interno y el re<strong>la</strong>tivo ais<strong>la</strong>miento financiero del país en los años 2000, luego de <strong>la</strong> crisis<br />

de <strong>la</strong> convertibilidad y del default parcial de <strong>la</strong> deuda pública, contribuyeron también a<br />

mantenerlo libre de burbujas.<br />

Este trabajo está destinado a examinar y presentar <strong>la</strong> evolución financiera de <strong>la</strong><br />

Argentina con posterioridad a <strong>la</strong> crisis de 2001-2002. Procura también indagar en <strong>la</strong><br />

interacción <strong>entre</strong> <strong>la</strong> <strong>macroeconomía</strong> y <strong>la</strong>s regu<strong>la</strong>ciones financieras internas, apuntando<br />

a comprender el papel de éstas últimas en el desempeño macroeconómico y, a <strong>la</strong><br />

inversa, cómo <strong>la</strong> <strong>macroeconomía</strong> indujo transformaciones en el sistema financiero y en<br />

el esquema regu<strong>la</strong>torio.<br />

El capítulo uno presenta sintéticamente <strong>la</strong> <strong>macroeconomía</strong> de <strong>la</strong> etapa iniciada<br />

en 2002, a <strong>la</strong> salida de <strong>la</strong> crisis. Se describen <strong>la</strong>s principales características del nuevo<br />

1 La evolución macroeconómica y del sistema financiero de <strong>la</strong> Argentina y el importante<br />

proceso de mejoramiento de <strong>la</strong>s regu<strong>la</strong>ciones bancarias experimentado en los años noventa se<br />

examinan en Damill, M., R. Frenkel y L. Simpson (2010). Ver también Damill, M. y R. Frenkel<br />

(2007).<br />

2


égimen macroeconómico, con eje en una política de tipo de cambio real competitivo y<br />

estable (TCRCE). Esta fase se extiende <strong>entre</strong> 2003 y 2006.<br />

Posteriormente, en el capítulo 2, se analiza el período 2007-2010. En 2007 y<br />

2008 se produjo un “desgajamiento” del modelo de TCRCE, esencialmente por <strong>la</strong><br />

presencia de problemas irresueltos generados en <strong>la</strong> fase anterior y por importantes<br />

errores de política. Merece especial atención el progresivo incremento del ritmo<br />

inf<strong>la</strong>cionario y <strong>la</strong> ausencia de respuestas de política adecuadas para enfrentar el<br />

problema. Además de esas cuestiones de orden interno, en el capítulo se consideran<br />

también los impactos de <strong>la</strong> crisis internacional sobre <strong>la</strong> Argentina.<br />

Más ade<strong>la</strong>nte, en el capítulo 3, se aborda <strong>la</strong> evolución de <strong>la</strong>s regu<strong>la</strong>ciones<br />

financieras, examinando primeramente los cambios que tuvieron lugar al calor de <strong>la</strong><br />

crisis de 2001-2002 y luego los que fueron tomando cuerpo como resultado de <strong>la</strong>s<br />

acciones subsiguientes, dirigidas a definir un nuevo esquema regu<strong>la</strong>torio. En este<br />

capítulo se analizan también algunos procesos financieros recientes de relevancia,<br />

como <strong>la</strong>s masivas salidas de capitales acaecidas a partir de mediados de 2007 y sus<br />

consecuencias.<br />

Finalmente, el capítulo 4 del trabajo presenta reflexiones finales.<br />

1. El régimen macroeconómico de tipo de cambio real competitivo y estable<br />

(TCRCE)<br />

Las condiciones macroeconómicas previas<br />

La etapa recesiva final de <strong>la</strong> convertibilidad se inició a mediados de 1998, tras<br />

el impacto de <strong>la</strong>s crisis del sudeste de Asia y de <strong>la</strong> de Rusia. Tres años después, luego<br />

de varios intentos fallidos de reactivar <strong>la</strong> economía mediante <strong>la</strong> emisión de “señales” –<br />

principalmente fiscales- dirigidas a restablecer <strong>la</strong> confianza en los mercados<br />

financieros, se ingresó en una fase de contracción mucho más severa. En efecto, una<br />

masiva huida hacia activos externos en el segundo semestre de 2001 precipitó el<br />

co<strong>la</strong>pso del régimen monetario, llevando al default parcial de <strong>la</strong> deuda pública y <strong>la</strong><br />

devaluación del peso.<br />

La fuerte declinación de <strong>la</strong>s reservas de divisas comprimió rápidamente <strong>la</strong><br />

liquidez interna. En diciembre de 2001 se produjo una ruptura de <strong>la</strong> cadena de pagos,<br />

luego de imp<strong>la</strong>ntado el “corralito” (una serie de drásticas restricciones al retiro de<br />

efectivo de los bancos por parte del público, concebida como último recurso para<br />

detener <strong>la</strong> corrida contra el peso). El producto y el empleo acompañaron <strong>la</strong> trayectoria<br />

de violenta contracción de <strong>la</strong>s reservas de divisas y de <strong>la</strong> liquidez. Indicadores sociales<br />

como <strong>la</strong>s tasas de desempleo y <strong>la</strong> incidencia de <strong>la</strong> pobreza y <strong>la</strong> indigencia, que habían<br />

desmejorado considerablemente a lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong> década de los noventa,<br />

especialmente a partir del efecto Tequi<strong>la</strong>, sufrieron un brusco deterioro adicional,<br />

alimentando <strong>la</strong>s tensiones sociales y <strong>la</strong> aguda crisis política que puso fin al gobierno<br />

de Fernando de <strong>la</strong> Rúa (Damill, Frenkel y Maurizio, 2003).<br />

3


Cambio de régimen y recuperación económica<br />

La caída vertical del producto y del empleo continuó luego de <strong>la</strong> devaluación,<br />

pero sólo por un muy breve período, como puede constatarse en el gráfico siguiente.<br />

Contrariando difundidas opiniones y creencias, incluidas <strong>la</strong>s de diversos funcionarios<br />

del FMI, los traumáticos episodios políticos y económicos que pusieron fin al régimen<br />

de convertibilidad fueron seguidos por una recuperación veloz, que se inició apenas un<br />

trimestre después de esos eventos.<br />

Gráfico 1.<br />

Producto interno bruto a precios constantes<br />

de 1993 (datos trimestrales desestacionalizados,<br />

1990.01-2009.3)<br />

Millones de pesos de 1993<br />

400000<br />

360000<br />

320000<br />

280000<br />

240000<br />

200000<br />

Devaluación y default ---><br />

160000<br />

1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008<br />

Fuente: Ministerio de Economía.<br />

La ilustración muestra <strong>la</strong> trayectoria en “V” configurada por <strong>la</strong> fase de co<strong>la</strong>pso<br />

económico de los últimos trimestres de <strong>la</strong> convertibilidad y el rápido repunte posterior.<br />

El detonante de <strong>la</strong> recuperación fue precisamente el cambio brusco de precios<br />

re<strong>la</strong>tivos a favor de los sectores productores de bienes transables, que impulsó <strong>la</strong><br />

sustitución de bienes importados por otros producidos internamente.<br />

Más allá del cambio de precios re<strong>la</strong>tivos, el mérito de <strong>la</strong> rápida recuperación<br />

económica que siguió a <strong>la</strong> crisis se debe también a un conjunto de políticas que, aún<br />

con errores, marchas y contramarchas, apuntaron generalmente a recuperar los<br />

equilibrios macroeconómicos básicos. Cabe mencionar <strong>entre</strong> el<strong>la</strong>s: <strong>la</strong> reimp<strong>la</strong>ntación<br />

de controles cambiarios (los que por un <strong>la</strong>do forzaron a los exportadores a liquidar en<br />

el mercado local buena parte de <strong>la</strong>s divisas generadas por el comercio internacional, y<br />

por otro limitaron <strong>la</strong>s salidas de fondos por cuenta de capital); el establecimiento de<br />

impuestos a <strong>la</strong> exportación (“retenciones”), que capturaron para el fisco una parte del<br />

efecto favorable de <strong>la</strong> devaluación sobre los ingresos de los productores de bienes<br />

transables (contribuyendo así grandemente a <strong>la</strong> recomposición del equilibrio fiscal y<br />

atenuando el impacto sobre los precios internos y, por ende, sobre los sa<strong>la</strong>rios reales);<br />

una política monetaria flexible que permitió, por una parte, asistir a los bancos en <strong>la</strong><br />

fase de crisis y, luego, alimentar <strong>la</strong> recomposición de <strong>la</strong> demanda de dinero,<br />

apunta<strong>la</strong>ndo <strong>la</strong> recuperación; una política cambiaria que procuraría, algo más<br />

ade<strong>la</strong>nte, cuando el mercado de divisas comenzó a presentar un exceso de oferta,<br />

4


evitar <strong>la</strong> apreciación del peso mediante <strong>la</strong> intervención del Banco Central (y en algunos<br />

períodos también del Tesoro, con recursos fiscales).<br />

Luego de <strong>la</strong> devaluación inicial que llevó <strong>la</strong> paridad a $1,40 por dó<strong>la</strong>r, el<br />

gobierno adoptó un régimen de libre flotación por un breve <strong>la</strong>pso, siguiendo <strong>la</strong><br />

orientación por <strong>la</strong> que bregaba el FMI. Una vez instaurada <strong>la</strong> flotación, en febrero de<br />

2002, <strong>la</strong> paridad se disparó, alcanzando niveles próximos a $4 por dó<strong>la</strong>r, en un marco<br />

de expectativas de subas mucho mayores. La reimp<strong>la</strong>ntación de los controles<br />

cambiarios fue esencial para contener esa burbuja cambiaria: forzando a los<br />

exportadores a liquidar divisas internamente y limitando <strong>la</strong>s salidas de fondos, se<br />

conseguiría, hacia mediados de 2002, estabilizar el tipo de cambio nominal.<br />

Rápidamente <strong>la</strong> demanda de pesos comenzó a recomponerse y se pasó a una<br />

fase de exceso de oferta de moneda extranjera. La interrupción de <strong>la</strong> burbuja en el<br />

mercado de cambios contribuyó decisivamente a frenar <strong>la</strong>s subas de los precios,<br />

según ilustra el gráfico siguiente. En el mismo sentido operaron, por un <strong>la</strong>do, el<br />

conge<strong>la</strong>miento de <strong>la</strong>s tarifas públicas 2 y, por otro, <strong>la</strong>s elevadísimas tasas de<br />

desempleo, que heredadas de los años noventa y acentuadas por <strong>la</strong> crisis,<br />

mantuvieron contenidos a los sa<strong>la</strong>rios nominales en el sector privado.<br />

44,0<br />

40,0<br />

36,0<br />

32,0<br />

28,0<br />

24,0<br />

20,0<br />

16,0<br />

12,0<br />

8,0<br />

4,0<br />

0,0<br />

ene-02<br />

abr-02<br />

jul-02<br />

oct-02<br />

ene-03<br />

41,0<br />

abr-03<br />

jul-03<br />

oct-03<br />

ene-04<br />

abr-04<br />

jul-04<br />

oct-04<br />

Gráfico 2<br />

Variación mensual e interanual<br />

del IPC<br />

ene-05<br />

abr-05<br />

jul-05<br />

oct-05<br />

ene-06<br />

abr-06<br />

jul-06<br />

oct-06<br />

ene-07<br />

abr-07<br />

jul-07<br />

Mensual Interanual Interanual INDEC<br />

Fuente: Indec, y para <strong>la</strong>s cifras posteriores a diciembre de 2006, <strong>la</strong> estimación del IPC<br />

e<strong>la</strong>borada y difundida por Buenos Aires City, centro de <strong>la</strong> Facultad de Ciencias Económicas de<br />

<strong>la</strong> UBA.<br />

El nuevo régimen macroeconómico<br />

Desde mediados de 2002 se fue configurando un esquema macroeconómico<br />

novedoso en <strong>la</strong> economía argentina, cuyo diseño contrastaba fuertemente con el que<br />

acababa de sucumbir. Estaba basado en los siguientes pi<strong>la</strong>res: un tipo de cambio real<br />

2 Muchas de <strong>la</strong>s cuales estaban do<strong>la</strong>rizadas, ajustándose por <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción de los EE.UU., según<br />

rezaban los contratos establecidos al llevarse a cabo <strong>la</strong>s privatizaciones.<br />

oct-07<br />

ene-08<br />

29,2<br />

abr-08<br />

jul-08<br />

oct-08<br />

ene-09<br />

abr-09<br />

5,3<br />

jul-09<br />

13,5<br />

oct-09<br />

14,8<br />

7,7<br />

1,8<br />

5


competitivo (alto) y estable (TCRCE), superávit fiscal y de <strong>la</strong> cuenta corriente del<br />

ba<strong>la</strong>nce de pagos, y una política monetaria que procuró a un tiempo evitar <strong>la</strong><br />

apreciación del tipo de cambio real, acumu<strong>la</strong>r reservas internacionales, facilitar <strong>la</strong><br />

recuperación de <strong>la</strong> liquidez, restablecer <strong>la</strong> salud del sistema bancario luego de <strong>la</strong> crisis<br />

y al mismo tiempo limitar, mediante <strong>la</strong> esterilización, el efecto monetario expansivo de<br />

<strong>la</strong> acumu<strong>la</strong>ción de reservas.<br />

Una política crucial para <strong>la</strong> consolidación de ese esquema fue <strong>la</strong><br />

reestructuración parcial de <strong>la</strong> deuda pública que estaba en situación de default desde<br />

fines de 2001, concretada en 2005. La operación redujo el flujo de compromisos de<br />

intereses en cabeza del sector público así como el monto del capital adeudado y<br />

a<strong>la</strong>rgó considerablemente el p<strong>la</strong>zo medio de <strong>la</strong>s obligaciones financieras del Estado.<br />

De esta manera, contribuyó significativamente a viabilizar el pi<strong>la</strong>r fiscal del esquema 3 .<br />

Luego de 2003, el gobierno argentino designó como “el modelo” a esta<br />

configuración de políticas macroeconómicas. “El modelo” tenía al tipo de cambio real<br />

competitivo como su rasgo más definitorio. Este pi<strong>la</strong>r del esquema constituía su<br />

componente más activo, porque del tipo de cambio competitivo provenían<br />

principalmente los impulsos al crecimiento de <strong>la</strong> producción y el empleo 4 .<br />

Los efectos de ese esquema macroeconómico sobre el crecimiento y <strong>la</strong><br />

inversión fueron extraordinariamente exitosos a lo <strong>la</strong>rgo de varios años. Se alcanzaron<br />

tasas de crecimiento del producto de <strong>entre</strong> 8 y 9% anual y <strong>la</strong> tasa de inversión se elevó<br />

rápidamente desde 11,3% del PIB en 2002 a 21,6% en 2006 5 .<br />

La discusión teórica y <strong>la</strong> observación de otras experiencias sugieren que <strong>la</strong><br />

instrumentación de un TCRCE tiene otras virtudes, además del efecto favorable sobre<br />

el crecimiento y <strong>la</strong> ocupación, que también fueron observadas en Argentina en el<br />

período 2003-06. Estas se re<strong>la</strong>cionan, por ejemplo, con <strong>la</strong> robustez del sector externo<br />

(los resultados de <strong>la</strong>s cuentas corriente y de capital y financiera del ba<strong>la</strong>nce de pagos,<br />

y <strong>la</strong> acumu<strong>la</strong>ción de reservas) y con <strong>la</strong> prevención de crisis.<br />

Pero los efectos del TCRCE no son todos virtuosos. Un importante aspecto<br />

negativo de <strong>la</strong> preservación de un tipo de cambio competitivo es que esa componente<br />

del esquema macroeconómico puede generar presión inf<strong>la</strong>cionaria 6 .<br />

3 Ver Damill, Frenkel y Rapetti (2010).<br />

4 Un análisis del crecimiento, el empleo y <strong>la</strong> distribución de los ingresos hasta finales de 2006<br />

se encuentra en Damill, Frenkel y Maurizio (2007). El análisis de los canales de transmisión del<br />

tipo de cambio competitivo se examina en Frenkel (2004a), (2004b), (2006), (2008), Frenkel<br />

and Taylor (2007), Frenkel and Ros (2006), Frenkel and Rapetti (2008). Una descripción del<br />

modelo de TCRCE se presenta también en Damill y Frenkel (2010).<br />

5 Cabe mencionar que también jugaron a favor del crecimiento local a <strong>la</strong> salida de <strong>la</strong> crisis de <strong>la</strong><br />

convertibilidad los aumentos en los precios de exportación y el alto ritmo de expansión de <strong>la</strong><br />

economía mundial. Algunos analistas atribuyen a ese “viento de co<strong>la</strong>” toda <strong>la</strong> explicación del<br />

repunte, pero esa opinión no encuentra sustento en los datos, que muestran que los factores<br />

internos fueron c<strong>la</strong>ramente predominantes, especialmente en <strong>la</strong> determinación del punto de<br />

inflexión, es decir, en <strong>la</strong> reversión de <strong>la</strong> tendencia declinante del PIB a partir de 2002. Al<br />

respecto, ver Frenkel y Rapetti (2006), Damill, Frenkel y Maurizio (2007) y Damill y Frenkel<br />

(2010).<br />

6 Véanse por ejemplo Frenkel (2008) y Damill y Frenkel (2010).<br />

6


Efectivamente, luego de los mínimos para <strong>la</strong> etapa alcanzados en 2003, <strong>la</strong><br />

inf<strong>la</strong>ción tendió a incrementarse. Hemos argumentado en los textos que acaban de<br />

citarse que <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción se aceleró porque <strong>la</strong> presión sobre <strong>la</strong> demanda agregada<br />

resultante de <strong>la</strong> preservación de un tipo de cambio competitivo no fue contenida y<br />

regu<strong>la</strong>da por otras políticas económicas. Por el contrario, cuando hubiera sido<br />

necesario utilizar <strong>la</strong> política fiscal como freno, esta política adoptó un sesgo expansivo,<br />

adicionando un impulso fiscal positivo al rápido crecimiento de <strong>la</strong> demanda agregada<br />

que venía impulsando el gasto privado 7 .<br />

2. Problemas irresueltos a comienzos de 2007, errores de política<br />

macroeconómica y “desgajamiento” del modelo<br />

La aceleración de <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción y <strong>la</strong>s estadísticas oficiales<br />

En efecto, cuando <strong>la</strong>s primeras detonaciones de <strong>la</strong> crisis financiera<br />

internacional comenzaron a hacerse oír, a mediados de 2007, <strong>la</strong> Argentina se<br />

encontraba ya transitando una etapa en <strong>la</strong> que algunos de los logros<br />

macroeconómicos y sociales del período iniciado en 2002 mostraban signos de<br />

deterioro o se debilitaban por razones de origen interno. Entre esos signos de<br />

deterioro sobresalía un aumento significativo del ritmo inf<strong>la</strong>cionario.<br />

La rápida expansión económica que tuvo lugar desde 2003 se dio en un<br />

contexto inicial de inf<strong>la</strong>ción re<strong>la</strong>tivamente baja. El impacto inf<strong>la</strong>cionario de <strong>la</strong><br />

devaluación de comienzos de 2002 fue bastante limitado, y luego de una suba inicial<br />

importante, los ritmos de variación de precios se atenuaron para alcanzar un mínimo<br />

de 3,7% anual en 2003. La estabilización de <strong>la</strong>s tasas inf<strong>la</strong>cionarias se logró luego de<br />

que, hacia mediados de 2002, el gobierno consiguiera estabilizar <strong>la</strong> tasa cambiaria.<br />

Una vez estabilizado el mercado cambiario, <strong>la</strong>s expectativas de mayor depreciación<br />

cedieron. Sin embargo, a partir de los niveles mínimos para <strong>la</strong> etapa alcanzados en<br />

2003, inferiores al 4% anual, <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción medida por el IPC se duplicó en 2004 y volvió<br />

a duplicarse en 2005, superando el 12%.<br />

Debe tenerse en cuenta que esta aceleración se producía pese a que el<br />

gobierno mantuvo prácticamente fijos diversos precios que pesan significativamente<br />

en <strong>la</strong> canasta del IPC, tales como los de combustibles, transporte y energía. En 2006<br />

se consiguió detener <strong>la</strong> aceleración mediante algunas acciones puntuales, que<br />

afectaron a mercados específicos, principalmente los de lácteos y carne. Fue<br />

especialmente efectiva para reducir el ritmo de aumento del índice <strong>la</strong> intervención en el<br />

mercado de <strong>la</strong> carne, cuyo precio tiene una fuerte ponderación. A fin de 2006 <strong>la</strong> tasa<br />

anual del IPC se había reducido a 10%, pero los precios de bienes no regu<strong>la</strong>dos ni<br />

sujetos a acuerdo estaban aumentando a un ritmo anual de 13%.<br />

7 Nuestra forma de ver <strong>la</strong> cuestión supone que <strong>la</strong> aceleración de <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción experimentada<br />

desde 2004 podría haberse evitado sin resignar el objetivo de preservación del tipo de cambio<br />

competitivo. La cuestión, muy importante para <strong>la</strong> formu<strong>la</strong>ción de políticas, se discute en Frenkel<br />

(2008) y Damill y Frenkel (2010).<br />

7


Cuadro 1<br />

Tasas de variación anuales del IPC<br />

Variación<br />

Año (%)<br />

2002 41.0<br />

2003 3.7<br />

2004 6.1<br />

2005 12.3<br />

2006 9.8<br />

2007 26.6<br />

2008 23.0<br />

2009 14.8<br />

Fuente: hasta 2006, INDEC. Para 2007, 2008 y 2009, <strong>la</strong> estimación del IPC<br />

e<strong>la</strong>borada y difundida por Buenos Aires City, centro de <strong>la</strong> Facultad de Ciencias<br />

Económicas de <strong>la</strong> UBA.<br />

Hasta fines de 2006 el objetivo de <strong>la</strong>s autoridades era mantener <strong>la</strong> tasa de<br />

inf<strong>la</strong>ción en un dígito. El principal instrumento para esto, además del conge<strong>la</strong>miento de<br />

<strong>la</strong>s tarifas y precios de servicios públicos, era una política de controles, bajo <strong>la</strong> forma<br />

de acuerdos sectoriales. Pero <strong>la</strong> persistencia de <strong>la</strong> presión inf<strong>la</strong>cionaria hacía<br />

crecientemente inefectivo ese instrumento. A <strong>la</strong> presión de demanda del gasto privado<br />

y algún impacto interno de los aumentos de los precios internacionales (no<br />

neutralizados completamente por <strong>la</strong> regu<strong>la</strong>ción de los precios de combustibles y<br />

energía y los acuerdos sectoriales) se sumaba el sesgo expansivo que había adoptado<br />

<strong>la</strong> política fiscal en 2005, que se acentuaría en 2007.<br />

La persistencia de <strong>la</strong>s presiones inf<strong>la</strong>cionarias no llevó a <strong>la</strong>s autoridades a<br />

encarar un programa integral de estabilización. Un programa de esa naturaleza,<br />

capacitado para contener <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción en un dígito, habría requerido tomar control del<br />

ritmo de aumento de <strong>la</strong> demanda agregada mediante un rep<strong>la</strong>nteo del esquema<br />

macroeconómico.<br />

En un contexto de debilidad de los efectos de <strong>la</strong> política monetaria –<br />

característico del funcionamiento de <strong>la</strong> economía en todo el período- 8 un programa<br />

antiinf<strong>la</strong>cionario integral debía basarse principalmente en un cambio de orientación de<br />

<strong>la</strong> política fiscal. La política fiscal debía pasar a ejercer un impulso contractivo en lugar<br />

del de carácter expansivo que venía presentando. Dicho en forma más simple: el gasto<br />

público, que venía incrementándose a mayor velocidad que los ingresos, debía crecer<br />

a un ritmo menor que estos. Ese importante cambio de orientación, junto con una<br />

reformu<strong>la</strong>ción consistente de <strong>la</strong> política monetaria y otras medidas complementarias,<br />

como <strong>la</strong> reformu<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong> política de ingresos, debían p<strong>la</strong>ntearse al público como <strong>la</strong><br />

8 La debilidad de los efectos de <strong>la</strong> política monetaria es consecuencia del bajo grado de<br />

monetización e intermediación financiera de <strong>la</strong> economía. En este contexto es razonable<br />

conjeturar una baja e<strong>la</strong>sticidad de <strong>la</strong> demanda agregada a <strong>la</strong> tasa de interés y, dado el reducido<br />

ratio crédito/producto, también deben ser débiles los efectos del canal de crédito.<br />

8


adopción de una política antiinf<strong>la</strong>cionaria integral, con un objetivo explícito de inf<strong>la</strong>ción<br />

de un dígito, para señalizar <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción futura e influir en <strong>la</strong>s expectativas privadas.<br />

Sin embargo, frente a <strong>la</strong> aceleración inf<strong>la</strong>cionaria que se hacía difícil contener<br />

mediante <strong>la</strong>s regu<strong>la</strong>ciones y controles, <strong>la</strong>s autoridades no adoptaron un programa<br />

antiinf<strong>la</strong>cionario integral ni tampoco endurecieron los controles para intentar aumentar<br />

su efectividad. Influyó probablemente en estas decisiones que 2007 era el año de<br />

elecciones presidenciales. En lugar de instrumentar medidas para contener<br />

efectivamente <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción, se decidió aparentemente mantener el objetivo de inf<strong>la</strong>ción<br />

de un dígito, pero para <strong>la</strong>s cifras de inf<strong>la</strong>ción publicadas por el INDEC, contro<strong>la</strong>ndo el<br />

indicador en lugar de contro<strong>la</strong>r <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción. El gráfico 2, incluido más arriba, ilustra <strong>la</strong><br />

aceleración inf<strong>la</strong>cionaria. Desde los inicios de 2007 comenzaron a difundirse datos<br />

oficiales de precios que presentaban variaciones significativamente por debajo de <strong>la</strong>s<br />

estimadas por fuentes privadas, y también muy inferiores a <strong>la</strong>s calcu<strong>la</strong>das por los<br />

institutos de estadística provinciales que mantuvieron su autonomía en re<strong>la</strong>ción con el<br />

gobierno nacional. La economía fue perdiendo al IPC como referencia socialmente<br />

aceptada en <strong>la</strong>s discusiones sobre reajustes de contratos nominales, y fueron también<br />

afectados cálculos como los re<strong>la</strong>tivos a <strong>la</strong> incidencia de <strong>la</strong> pobreza y de <strong>la</strong> indigencia,<br />

para los cuáles se utiliza información de canastas parciales que integran el IPC y que<br />

estuvieron también sujetas a manipu<strong>la</strong>ción. Más ade<strong>la</strong>nte, en el segundo trimestre de<br />

2008, <strong>la</strong> manipu<strong>la</strong>ción de los resultados estadísticos se extendió a los estimadores de<br />

actividad, de actividad industrial, y a <strong>la</strong>s Cuentas Nacionales. Los problemas con<br />

re<strong>la</strong>ción a estas estadísticas parecen haberse agravado a partir del cuarto trimestre de<br />

2008. El contraste con <strong>la</strong> información recogida por otras fuentes sugiere <strong>la</strong> existencia<br />

de una sistemática sobreestimación del producto y los niveles de actividad desde<br />

entonces.<br />

El ais<strong>la</strong>miento financiero internacional y <strong>la</strong> fuga de capitales<br />

Además del daño generado por el oscurecimiento estadístico de <strong>la</strong> economía,<br />

<strong>la</strong> manipu<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong>s estadísticas de precios tuvo otros efectos. Las cifras de<br />

inf<strong>la</strong>ción medidas por el IPC son <strong>la</strong> fuente de cálculo del coeficiente CER (Coeficiente<br />

de Estabilización de Referencia), que se utiliza para el ajuste de deudas, en especial<br />

de parte de <strong>la</strong>s obligaciones en pesos emitidas por el gobierno nacional en ocasión de<br />

<strong>la</strong> reestructuración llevada a cabo en 2005. En <strong>la</strong> medida en que el IPC subestima <strong>la</strong><br />

inf<strong>la</strong>ción, lo mismo sucede con el CER y, por ende, los porcentajes de reajuste del<br />

capital de <strong>la</strong>s deudas son inferiores a lo que resultaría sin tal manipu<strong>la</strong>ción.<br />

Esa es seguramente <strong>la</strong> principal razón por <strong>la</strong> que <strong>la</strong> deuda argentina fue<br />

castigada por los mercados, desde comienzos de 2007, según refleja muy nítidamente<br />

<strong>la</strong> evolución de los precios de los bonos públicos argentinos. La liquidación de bonos<br />

argentinos comenzó en abril de 2007, precisamente cuando se verificó que <strong>la</strong> práctica<br />

de subestimación de <strong>la</strong>s tasas de inf<strong>la</strong>ción se había constituido en una conducta<br />

sistemática y permanente. La subestimación de <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción por el IPC y su reflejo en el<br />

9


CER afecta el ajuste de capital de los bonos en pesos y consecuentemente su<br />

valuación, pero no afecta técnicamente <strong>la</strong> valuación de los bonos denominados en<br />

moneda internacional. Sin embargo, <strong>la</strong> liquidación involucró a todos los títulos, en<br />

moneda nacional e internacional.<br />

La evolución de los precios de los bonos en moneda internacional se refleja en<br />

forma inversa en <strong>la</strong> serie de “riesgo país”; cuando el precio de los bonos cae, aumenta<br />

el riesgo país y viceversa. Como puede verse en el Gráfico 3, el diferencial por riesgo<br />

que afrontaba <strong>la</strong> deuda argentina a comienzos de 2007 se había igua<strong>la</strong>do,<br />

prácticamente, a <strong>la</strong> media de los países de mercado emergente y por momentos<br />

resultó inferior al de Brasil. En ese período <strong>la</strong>s primas de riesgo de los países de<br />

mercado emergente tocaban un mínimo histórico. A partir de abril de 2007 el spread<br />

afrontado por <strong>la</strong> deuda argentina se despega del resto, subiendo muy por encima de <strong>la</strong><br />

media de los mercados emergentes. La intervención en <strong>la</strong>s cifras de inf<strong>la</strong>ción fue<br />

interpretada como una suerte de quita sobre el capital de <strong>la</strong> deuda en pesos, y <strong>la</strong><br />

desconfianza se extendió inmediatamente a <strong>la</strong>s cotizaciones de otros instrumentos de<br />

deuda no ajustados por CER, como es el caso de <strong>la</strong> emitida en moneda internacional.<br />

Puede verse en el gráfico que los precios de los bonos continuaron cayendo en<br />

ade<strong>la</strong>nte, en términos absolutos y también con re<strong>la</strong>ción a los precios del resto de <strong>la</strong>s<br />

economías de mercado emergente. Esto hizo inviable <strong>la</strong> colocación de títulos y<br />

determinó una situación de ais<strong>la</strong>miento con re<strong>la</strong>ción al mercado internacional de<br />

capitales. Este hecho resulta muy l<strong>la</strong>mativo, porque constituye un cambio de <strong>la</strong><br />

situación de <strong>la</strong> economía frente al mercado que no parece tener otra explicación que <strong>la</strong><br />

sugerida arriba. Debe recordarse que poco antes de ese cambio, en 2006, se discutían<br />

en Argentina <strong>la</strong>s mejores maneras de manejarse frente a los ingresos de capitales y el<br />

gobierno instrumentaba medidas para frenarlos.<br />

2500<br />

2000<br />

1500<br />

1000<br />

500<br />

0<br />

02/01/2006<br />

02/04/2006<br />

Gráfico 3<br />

Primas de riesgo país de mercados emergentes<br />

EMBI+, Argentina y Brasil (en puntos básicos)<br />

02/07/2006<br />

02/10/2006<br />

02/01/2007<br />

Fuente: Ministerio de Economía.<br />

02/04/2007<br />

02/07/2007<br />

02/10/2007<br />

02/01/2008<br />

02/04/2008<br />

02/07/2008<br />

02/10/2008<br />

02/01/2009<br />

02/04/2009<br />

EMBI+<br />

Argenti<br />

na<br />

10


Otro efecto asociado con <strong>la</strong> extensión de <strong>la</strong> desconfianza en los mercados<br />

financieros ha sido <strong>la</strong> fuga de capitales. La cuenta “Formación de activos externos del<br />

sector privado no financiero” del ba<strong>la</strong>nce cambiario del Banco Central comenzó a<br />

arrojar resultados negativos importantes desde el tercer trimestre de 2007,<br />

acumu<strong>la</strong>ndo una salida de 8.900 millones de dó<strong>la</strong>res en <strong>la</strong> segunda mitad de ese año.<br />

De allí en ade<strong>la</strong>nte, un importante flujo de fuga de capitales se constituyó en<br />

característica prácticamente permanente del ba<strong>la</strong>nce de pagos argentino.<br />

El inicio de <strong>la</strong> fuga de capitales coincide temporalmente con el comienzo de <strong>la</strong><br />

crisis financiera en Estados Unidos, en agosto de 2007. La emergencia de <strong>la</strong> crisis<br />

probablemente influyó, pero para ensayar alguna ponderación a los factores que<br />

indujeron <strong>la</strong> fuga debe tomarse en cuenta que uno de los efectos iniciales más<br />

significativos derivados de <strong>la</strong> crisis sub-prime no fue negativo: por el contrario, ese<br />

efecto tomó <strong>la</strong> forma de un fuerte aumento de los precios de <strong>la</strong>s commodities, como<br />

fue explicado arriba. Precios como el de <strong>la</strong> soja, el principal producto de exportación<br />

del país, subieron en <strong>la</strong> segunda mitad de 2007, mejorando significativamente el ya<br />

superavitario ba<strong>la</strong>nce en cuenta corriente.<br />

De manera contradictoria, ese impacto positivo acabó convirtiéndose en el<br />

origen de <strong>la</strong> primera y muy importante derrota política del gobierno de <strong>la</strong> presidenta<br />

Cristina Fernández. En efecto, <strong>la</strong> reacción gubernamental ante esa suba de precios<br />

fue <strong>la</strong> de incrementar los impuestos de exportación al sector agropecuario, con el fin<br />

de obtener recursos fiscales adicionales capturando ese excedente. Esto dio lugar a<br />

un fuerte enfrentamiento con ese sector, el que concitó mucha adhesión en otros<br />

sectores sociales. El conflicto, con epicentro en el segundo trimestre de 2008,<br />

desembocaría en una votación en el Congreso en <strong>la</strong> que <strong>la</strong> posición oficial fue<br />

finalmente derrotada. El clima de enfrentamiento y tensión social y política generado<br />

en este período de disputa deterioró <strong>la</strong>s expectativas sobre el curso futuro de <strong>la</strong><br />

economía; se acentuaron <strong>la</strong>s salidas de capitales que habían comenzado a mediados<br />

de 2007. Esto ocurría meses antes del agravamiento de <strong>la</strong>s turbulencias financieras<br />

externas que siguió a <strong>la</strong> quiebra del banco Lehman Brothers. Las salidas de fondos se<br />

incrementarían nuevamente en octubre de 2008, después del anuncio de <strong>la</strong><br />

nacionalización de <strong>la</strong>s administradoras privadas de fondos de jubi<strong>la</strong>ciones y pensiones<br />

(AFJPs).<br />

El peso que otorgamos a <strong>la</strong> aceleración de <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción sin respuesta de política<br />

y a <strong>la</strong> manipu<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong>s estadísticas del INDEC en <strong>la</strong> generación del ais<strong>la</strong>miento<br />

financiero y <strong>la</strong> fuga de capitales obedece a que no se percibían en <strong>la</strong>s variables<br />

fundamentales de <strong>la</strong> economía otros elementos que pudieran explicar esos cambios<br />

de comportamiento. A fines de 2007 <strong>la</strong> economía mantenía su rápido sendero<br />

expansivo, el nivel de reservas de divisas era muy elevado, al igual que el superávit<br />

del comercio con el resto del mundo y, pese al giro expansivo de <strong>la</strong> política fiscal, aún<br />

se alcanzaba un superávit de <strong>la</strong>s cuentas públicas.<br />

11


El sesgo expansivo de <strong>la</strong> política fiscal<br />

Las cuentas fiscales jugaron un papel contractivo al comienzo de <strong>la</strong> fase de<br />

crecimiento rápido. En efecto, <strong>entre</strong> 2001 y 2004 se produjo un fuerte ajuste del<br />

resultado primario y financiero del sector público, que se debió sólo en parte a <strong>la</strong><br />

reducción de <strong>la</strong> carga de intereses sobre <strong>la</strong> deuda originada en el default 9 . La<br />

introducción de impuestos a <strong>la</strong> exportación, que captaron parte del efecto redistributivo<br />

de <strong>la</strong> devaluación, y luego el efecto de <strong>la</strong> rápida expansión económica sobre <strong>la</strong><br />

recaudación tributaria tuvieron también papeles relevantes.<br />

El giro expansivo de <strong>la</strong> política fiscal comenzó en 2005 y se acentuó<br />

posteriormente, en 2007, lo que puede atribuirse en parte a que ese fue un año<br />

electoral, en el que el gobierno pretendía y lograría imponer su propia sucesión.<br />

Abandonando <strong>la</strong> idea, p<strong>la</strong>nteada hasta 2005, de conformar un fondo fiscal anti cíclico,<br />

<strong>entre</strong> 2004 y 2007 <strong>la</strong> política fiscal adicionó un impulso positivo a <strong>la</strong> demanda<br />

agregada del orden de un punto del PIB por año, por <strong>la</strong> pau<strong>la</strong>tina reducción del<br />

superávit primario 10 . La importancia de este cambio merece ser resaltada. En 2005 <strong>la</strong><br />

economía estaba creciendo a una tasa anual algo mayor al 9% y venía manteniendo<br />

un ritmo de expansión simi<strong>la</strong>r por tres años consecutivos. Por otro <strong>la</strong>do, <strong>la</strong> tasa de<br />

inf<strong>la</strong>ción venía acelerándose sistemáticamente y alcanzaría un 12,3% a fin de ese año<br />

(véase el cuadro 1, más arriba). Con evidentes presiones inf<strong>la</strong>cionarias operando,<br />

pocas dudas caben acerca de que se requería <strong>la</strong> aplicación de algún freno al ritmo de<br />

expansión de <strong>la</strong> demanda agregada. Por <strong>la</strong> debilidad de los mecanismos de<br />

transmisión de <strong>la</strong> política monetaria ya mencionada, el principal instrumento de freno<br />

disponible era <strong>la</strong> política fiscal. Pero el gobierno tomó el camino inverso, agregando un<br />

impulso fiscal expansivo al rápido aumento del gasto privado.<br />

En el Gráfico 4 se presentan los superávits del sector privado, del sector<br />

público y del resto del mundo. Característicos de los años noventa fueron un<br />

permanente superávit del resto del mundo en re<strong>la</strong>ción con el país y una situación fiscal<br />

crecientemente deficitaria. El superávit privado presentaba un comportamiento contra<br />

cíclico, incrementándose en <strong>la</strong> recesión 11 . Luego de <strong>la</strong> crisis de 2001-2002 esa<br />

configuración se modificó drásticamente. Por una parte, <strong>la</strong> cuenta corriente del ba<strong>la</strong>nce<br />

de pagos se hizo superavitaria, lo que en el gráfico se refleja en un déficit del resto del<br />

mundo para todo el período posterior a 2001. Como contrapartida, el sector público<br />

pasó a ubicarse en zona de superávit, y lo mismo sucedió con el sector privado. La<br />

9 El sector público consolidado pasó de un déficit financiero equivalente a 7 puntos del PIB en<br />

2001, a un superávit de 3,5% del producto en 2004, en un drástico ajuste equivalente a 10,5<br />

puntos del PIB, según surge de <strong>la</strong>s cifras del Ministerio de Economía.<br />

10 El resultado primario del sector público consolidado alcanzó a 5,2 puntos del PIB en 2004,<br />

para declinar posteriormente. En 2007 fue de 3,3% del PIB, pero en ese último año se sumaron<br />

ingresos por casi 7800 millones de pesos originados en traspasos forzosos de aportantes del<br />

sistema previsional privado al público. Sin esos ingresos adicionales, el superávit primario<br />

habría rondado 2,3% del PIB en 2007, es decir 2,9 puntos por debajo del máximo de 2004,<br />

según surge de <strong>la</strong>s cifras publicadas por el Ministerio de Economía.<br />

11 El superávit del resto del mundo es el resultado de <strong>la</strong> cuenta corriente del ba<strong>la</strong>nce de pagos<br />

cambiado de signo. La sumatoria de los superávits sectoriales es necesariamente nu<strong>la</strong>.<br />

12


existencia de superávits gemelos, fiscal y en <strong>la</strong> cuenta corriente del ba<strong>la</strong>nce de pagos,<br />

indica que el endeudamiento neto (del país y del sector público, respectivamente) ha<br />

tendido a reducirse.<br />

13<br />

9<br />

5<br />

1<br />

-3<br />

-7<br />

-11<br />

Sector Público<br />

Sector Privado<br />

Sector Externo<br />

Gráfico 4<br />

Evolución de los superávits sectoriales<br />

(en % del PIB)<br />

1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010<br />

(e)<br />

Fuente: E<strong>la</strong>boración propia a partir de dados de Cuentas Nacionales<br />

(Indec), del Ministerio de Economía, y estimaciones propias.<br />

Es notable el hecho de que, pese a <strong>la</strong> rápida expansión en todo el período post<br />

crisis, el superávit en cuenta corriente se haya mantenido. También lo es que el<br />

superávit en cuenta corriente se haya conservado incluso en 2009 y 2010, a pesar del<br />

cambio desfavorable en los mercados internacionales de bienes causado por <strong>la</strong> crisis<br />

global. En el p<strong>la</strong>no fiscal, <strong>entre</strong> tanto, se ha venido registrando una tendencia al<br />

deterioro del resultado financiero, por lo que se ingresó en zona de déficit en 2009.<br />

Si se atiende al impacto agregado de <strong>la</strong> política fiscal sobre <strong>la</strong> demanda<br />

agregada, los principales puntos de inflexión observados en el período posterior a <strong>la</strong><br />

crisis de 2002 se dieron en 2005, en 2008 y en 2009. En esos momentos se<br />

observaron cambios de orientación. El primer punto de inflexión se verificó poco<br />

tiempo después de <strong>la</strong> operación de reestructuración de <strong>la</strong> deuda pública concretada en<br />

febrero de 2005 bajo <strong>la</strong> administración de Néstor Kirchner. El sector público había<br />

jugado un papel contractivo desde <strong>la</strong> crisis hasta ese momento, como ya se señaló,<br />

pero pasaría enseguida a alimentar el crecimiento de <strong>la</strong> demanda agregada, en el<br />

período 2005-2008. A fines de 2008, <strong>la</strong>s variables fiscales volverían a tener un impacto<br />

negativo sobre el gasto total, por un breve período, para retomar <strong>la</strong> senda expansiva<br />

en 2009.<br />

13


Esos cambios de orientación pueden constatarse en el gráfico 5. Se representa<br />

allí el “impulso fiscal” sobre <strong>la</strong> demanda agregada. Las barras graficadas cuantifican <strong>la</strong><br />

contribución adicional del sector público a <strong>la</strong> demanda. El gráfico tiene periodicidad<br />

mensual pero <strong>la</strong>s cifras reflejan <strong>la</strong> variación de <strong>la</strong> presión fiscal sobre el gasto<br />

agregado producida en el período anual que concluye en cada mes.<br />

Una aproximación gruesa a esa contribución a <strong>la</strong> demanda resulta de observar <strong>la</strong><br />

evolución del resultado fiscal primario. Más arriba indicamos que esas variaciones<br />

fueron negativas <strong>entre</strong> 2004 y 2007 (es decir, el resultado primario se redujo, como<br />

indicador de una contribución fiscal positiva al gasto total), y resultaron del orden de 1<br />

punto del PIB al año, en promedio, aproximadamente.<br />

Una medida más sofisticada del impulso fiscal como <strong>la</strong> presentada en el gráfico 5<br />

arroja resultados de un orden de magnitud semejante a ése.<br />

3,0%<br />

2,5%<br />

2,0%<br />

1,5%<br />

1,0%<br />

0,5%<br />

0,0%<br />

-0,5%<br />

-1,0%<br />

-1,5%<br />

-2,0%<br />

mar-04<br />

jul-04<br />

Gráfico 5<br />

Impulso fiscal como porcentaje del PIB<br />

nov-04<br />

mar-05<br />

jul-05<br />

nov-05<br />

mar-06<br />

jul-06<br />

nov-06<br />

mar-07<br />

jul-07<br />

Fuente: E<strong>la</strong>boración propia a partir de datos del Ministerio de Economía y el Banco<br />

Central.<br />

La medida de impulso fiscal allí ilustrada refleja <strong>la</strong>s variaciones de gastos<br />

primarios y recaudación, pero corregidas de modo de dejar de <strong>la</strong>do los cambios que<br />

son de naturaleza endógena (como los aumentos de <strong>la</strong> recaudación asociados al<br />

incremento del producto <strong>entre</strong> los distintos momentos considerados), o bien aquellos<br />

que, siendo exógenos, tampoco reflejan variaciones discrecionales de <strong>la</strong> política fiscal<br />

(por ejemplo, una suba de los precios de bienes exportables por encima de sus<br />

valores de tendencia genera ingresos fiscales adicionales, pero este aumento de <strong>la</strong><br />

recaudación no constituye señal de una política contractiva y debe dejarse de <strong>la</strong>do en<br />

el cálculo del “impulso fiscal”).<br />

En setiembre de 2008 <strong>la</strong> crisis global comenzó a repercutir de modo más violento<br />

sobre <strong>la</strong>s economías emergentes. En los últimos meses de ese año se produjo una<br />

caída sustancial de los precios de commodities que <strong>la</strong> Argentina exporta, lo que<br />

necesariamente impactó sobre <strong>la</strong> recaudación de tributos sobre el comercio exterior.<br />

nov-07<br />

mar-08<br />

jul-08<br />

nov-08<br />

mar-09<br />

jul-09<br />

nov-09<br />

mar-10<br />

jul-10<br />

14


Además, comenzó a declinar el nivel de actividad, como consecuencia de <strong>la</strong><br />

contracción de <strong>la</strong>s exportaciones y también de <strong>la</strong> inversión, en este caso tanto por el<br />

cambio desfavorable del contexto externo cuanto por <strong>la</strong> mayor incertidumbre, abonada<br />

por <strong>la</strong>s ma<strong>la</strong>s noticias del exterior y por los problemas internos ya examinados. A partir<br />

de ese momento, el cambio de contexto forzó cierto giro contractivo de <strong>la</strong> política<br />

fiscal. Sin embargo, a poco de entrado el año 2009 el gasto público recuperó una<br />

marcha ascendente a ritmo superior a los ingresos, por lo que el sesgo expansivo de<br />

<strong>la</strong> política fiscal se restableció.<br />

La crisis financiera internacional y <strong>la</strong> economía argentina<br />

A partir de 2007, los procesos internos que se han descrito se combinaron con<br />

los derivados de <strong>la</strong> crisis global. Los impactos financieros y comerciales de <strong>la</strong> crisis<br />

alcanzaron a todas <strong>la</strong>s economías en desarrollo, pero el daño causado y el tipo y<br />

magnitud de los efectos estuvieron en función, en cada caso nacional, de <strong>la</strong> particu<strong>la</strong>r<br />

inserción internacional, financiera y comercial, de <strong>la</strong> economía. Los efectos también<br />

estuvieron condicionados por <strong>la</strong>s respuestas de <strong>la</strong>s políticas económicas nacionales,<br />

dadas <strong>la</strong>s diferentes capacidades de atenuar o compensar los efectos<br />

desestabilizantes y recesivos de los shocks y <strong>la</strong>s nuevas condiciones.<br />

Con re<strong>la</strong>ción a esos efectos diferenciales, una primera distinción gruesa <strong>entre</strong><br />

casos nacionales puede establecerse según el grado de dependencia del<br />

funcionamiento previo de <strong>la</strong> economía a los ingresos de capital. Esta dependencia es<br />

indicada por <strong>la</strong> situación de <strong>la</strong> cuenta corriente del ba<strong>la</strong>nce de pagos, <strong>la</strong> magnitud de<br />

<strong>la</strong>s reservas internacionales disponibles, <strong>la</strong> magnitud de <strong>la</strong>s necesidades de<br />

financiamiento de los sectores público y privado y <strong>la</strong> proporción de capital exterior en<br />

el financiamiento de los bancos, empresas y gobiernos. Estos datos dan cuenta de <strong>la</strong><br />

sensibilidad de <strong>la</strong> economía a los shocks externos, así como de los grados de libertad<br />

de <strong>la</strong>s políticas económicas para llevar ade<strong>la</strong>nte acciones compensatorias. Por<br />

ejemplo, este criterio separa a <strong>la</strong>s economías de mercado emergente de Asia y<br />

América Latina, de un <strong>la</strong>do, de <strong>la</strong>s economías del centro de Europa, Turquía y otras de<br />

inserción financiera reciente, cuya dependencia de los ingresos de capital se asemeja<br />

a <strong>la</strong> que tenía América Latina en los años noventa 12 .<br />

El criterio de dependencia de los ingresos de capital, especificado por <strong>la</strong><br />

situación de <strong>la</strong> cuenta corriente, <strong>la</strong> magnitud de <strong>la</strong>s reservas internacionales<br />

disponibles, <strong>la</strong> magnitud de <strong>la</strong>s necesidades de financiamiento de los sectores público<br />

y privado y <strong>la</strong> proporción de capital exterior en el financiamiento de los bancos,<br />

empresas y el gobierno, ubicaban a <strong>la</strong> economía argentina en una de <strong>la</strong>s mejores<br />

posiciones re<strong>la</strong>tivas dentro de <strong>la</strong> región <strong>la</strong>tinoamericana. Efectivamente, <strong>la</strong>s políticas<br />

cambiaria y de acumu<strong>la</strong>ción de reservas contribuyeron a que el país arribara al<br />

momento de contagio de <strong>la</strong> crisis internacional con un importante acervo de reservas y<br />

un significativo superávit de cuenta corriente, como ya se indicó. Seña<strong>la</strong>mos también<br />

12 Ocampo (2009).<br />

15


que, por otro <strong>la</strong>do, el sector público mantenía una posición de superávit financiero.<br />

Además, Argentina concentra sus exportaciones en commodities agríco<strong>la</strong>s cuyos<br />

precios cayeron re<strong>la</strong>tivamente menos y mantuvieron mejores perspectivas que el resto<br />

de <strong>la</strong>s commodities.<br />

Sin embargo, el país mostraba dos características que, en una mirada<br />

superficial, podrían parecer rasgos extremos de una economía fuertemente impactada<br />

por <strong>la</strong> crisis internacional por el <strong>la</strong>do financiero. El primer rasgo era un completo<br />

ais<strong>la</strong>miento financiero internacional del sector público que, adicionalmente, endurecía<br />

en gran medida <strong>la</strong>s restricciones de financiamiento internacional del sector privado.<br />

Todos los países en desarrollo sufrieron una restricción del financiamiento<br />

internacional disponible y el aumento de su precio, pero en otros países de <strong>la</strong> región<br />

se recuperaron flujos privados que permitieron financiar al menos cierta proporción de<br />

los vencimientos de deuda de los sectores público y privado 13 . Por ejemplo, a<br />

principios de 2009, Brasil, Colombia, México, Panamá y Perú obtuvieron<br />

financiamiento internacional privado a tasas de interés que incluían aún spreads altos<br />

en comparación con <strong>la</strong> situación previa a <strong>la</strong> quiebra de Lehman Brothers, pero que<br />

resultaban manejables gracias al bajo nivel de <strong>la</strong> tasa de interés de los bonos de <strong>la</strong>rgo<br />

p<strong>la</strong>zo del Tesoro de Estados Unidos. En cambio, el ais<strong>la</strong>miento financiero de Argentina<br />

ha venido obligando a cubrir <strong>la</strong> totalidad de los vencimientos en divisas con tres<br />

fuentes disponibles, únicamente: el flujo neto del resultado en cuenta corriente del<br />

ba<strong>la</strong>nce de pagos, <strong>la</strong>s fuentes multi<strong>la</strong>terales y <strong>la</strong> reducción de reservas 14 .<br />

El segundo rasgo es un flujo importante y persistente de fuga de capitales. En<br />

el contexto que se inaugura con el shock financiero internacional de setiembre-octubre<br />

de 2008, todos los países estaban expuestos a experimentar salidas de capital, en <strong>la</strong><br />

medida en que continuaba el proceso de desapa<strong>la</strong>ncamiento y fuga a <strong>la</strong> calidad. Pero<br />

en el caso argentino <strong>la</strong> fuga de capitales significó un flujo prácticamente continuo<br />

desde julio del año 2007, intensificado en el segundo trimestre de 2008 15 , en octubre<br />

de 2008 y en <strong>la</strong> primera mitad de 2009, como puede constatarse en el gráfico 17,<br />

incluido más ade<strong>la</strong>nte 16 .<br />

Esos rasgos podrían parecer efectos extremos de <strong>la</strong> crisis internacional sobre<br />

<strong>la</strong> economía, pero no lo son: los precios de los bonos argentinos se despegaron del<br />

resto de los mercados emergentes e iniciaron una pronunciada caída en abril de 2007,<br />

en pleno auge financiero de dichos mercados. El flujo de salida de capitales se hizo<br />

13<br />

Ver FMI (2009).<br />

14<br />

El gobierno argentino ha venido realizando algunas acciones para revertir esta situación de<br />

ais<strong>la</strong>miento, con eje en el intento de completar <strong>la</strong> salida del default mediante una nueva<br />

operación de canje dirigida a resolver el problema de los holdouts, remanentes del canje<br />

realizado en 2005. La nueva operación de canje se completó en 2010. Entre tanto, <strong>la</strong> situación<br />

de incumplimiento con gobiernos nucleados en el club de París permanece.<br />

15<br />

En conexión con el conflicto del gobierno con el sector agropecuario en torno a los impuestos<br />

a <strong>la</strong> exportación.<br />

16<br />

Las salidas de fondos se intensificaron nuevamente desde fines de 2009 y en los primeros<br />

meses de 2010, como resultado de <strong>la</strong>s medidas del gobierno dirigidas a crear, con reservas de<br />

divisas del Banco Central, un fondo para el pago de vencimientos de deuda pública a lo <strong>la</strong>rgo<br />

de 2010, y del conflicto político que esta decisión generó, según se comenta más ade<strong>la</strong>nte.<br />

16


importante desde el segundo semestre de 2007, cuando los mercados emergentes<br />

apenas habían sido afectados por <strong>la</strong> fase inicial de <strong>la</strong> crisis y cuando Argentina estaba<br />

recibiendo el importante shock positivo resultante del auge de los precios de <strong>la</strong>s<br />

commodities. Ambos rasgos, <strong>la</strong> caída del precio de los bonos y <strong>la</strong>s salidas de<br />

capitales, fueron inducidos por circunstancias locales, bien antes que <strong>la</strong> crisis<br />

financiera internacional incidiera de forma importante sobre <strong>la</strong>s economías de mercado<br />

emergente.<br />

Efectos de <strong>la</strong> crisis sub-prime sobre <strong>la</strong>s cuentas públicas<br />

A partir de setiembre de 2008 <strong>la</strong> recaudación tributaria sufrió los impactos del<br />

cambio del marco internacional y del freno al nivel de actividad interna. El primer factor<br />

fue el más importante. La recaudación de impuestos al comercio exterior cayó<br />

abruptamente a fines de 2008 y comienzos de 2009. Eso se debió, por un <strong>la</strong>do, a <strong>la</strong><br />

declinación de los precios de exportación de bienes como <strong>la</strong> soja y otros, que afectó<br />

los ingresos por retenciones. Más tarde pesó también <strong>la</strong> declinación de <strong>la</strong>s cantidades<br />

exportadas de productos agropecuarios afectados por una grave sequía que dañó <strong>la</strong><br />

producción de <strong>la</strong> campaña 2008-2009. La abrupta declinación de <strong>la</strong>s importaciones<br />

tuvo también impacto en los ingresos fiscales. Otros impuestos, como el IVA-DGI y<br />

ganancias, que se vincu<strong>la</strong>n con el nivel de actividad, fueron alcanzados por el efecto<br />

de <strong>la</strong> recesión.<br />

Como ya se indicó, luego de los primeros meses de 2009, el gasto público<br />

agregado retomó un ritmo de crecimiento muy superior al de <strong>la</strong> recaudación, con el<br />

consiguiente deterioro del resultado primario. Este deterioro se reflejó en los mercados<br />

financieros, al tomar cuerpo expectativas de posibles dificultades para el servicio de <strong>la</strong><br />

deuda pública, <strong>la</strong>s que sin embargo fueron disipándose en los últimos meses de ese<br />

año y a comienzos de 2010.<br />

Frente al deterioro fiscal, el gobierno tomó a comienzos de 2009 diversas<br />

medidas como el incremento de algunas tarifas públicas para contener <strong>la</strong> evolución de<br />

los subsidios. Aunque <strong>la</strong> acción de mayor envergadura destinada a fortalecer <strong>la</strong>s<br />

finanzas del sector público fue <strong>la</strong> operación extraordinaria de estatización del sistema<br />

privado de jubi<strong>la</strong>ciones y pensiones. Con el<strong>la</strong>, el gobierno obtuvo recursos<br />

excepcionales que le permitieron hacer frente en mejores condiciones a <strong>la</strong>s<br />

derivaciones negativas de <strong>la</strong> crisis global. Si bien es cierto que <strong>la</strong> operación de<br />

estatización de los fondos del sistema previsional privado basado en <strong>la</strong>s AFJPs,<br />

decidida a fines de 2008, tuvo un efecto muy negativo sobre <strong>la</strong>s expectativas privadas<br />

y sobre <strong>la</strong> credibilidad gubernamental, también lo es que cambió decisivamente el<br />

panorama financiero fiscal. Por un <strong>la</strong>do, permitió al sector público contar con un flujo<br />

adicional anual de ingresos anuales muy significativo. Además, le permitió utilizar, para<br />

financiarse, activos que <strong>la</strong> ANSES mantenía contra otros agentes, como p<strong>la</strong>zos fijos en<br />

bancos y activos externos.<br />

17


Otra consecuencia muy relevante de <strong>la</strong> operación de estatización de los fondos<br />

previsionales privados es que <strong>la</strong> misma permitió al sector estatal hacerse de un<br />

significativo volumen de títulos de <strong>la</strong> deuda pública que estaban en poder de <strong>la</strong>s<br />

AFJPs, el que fue internalizado por esta vía, reduciendo el tamaño de los<br />

compromisos netos con otros acreedores. Hacia mediados de 2009, aproximadamente<br />

un 30% de <strong>la</strong> deuda pública pasó a estar en manos de organismos estatales, de <strong>la</strong><br />

ANSES en primer lugar, y del BCRA en segundo término.<br />

En materia de servicios de <strong>la</strong> deuda, esta operación en <strong>la</strong> esfera previsional fue<br />

complementada con otras destinadas también a reducir el tamaño de los compromisos<br />

de próximo vencimiento. Por un <strong>la</strong>do, se concretaron operaciones de refinanciación, en<br />

especial de los l<strong>la</strong>mados “préstamos garantizados”, que redujeron el flujo de<br />

vencimientos próximos. Por otro <strong>la</strong>do, se realizaron recompras de deuda (por parte de<br />

<strong>la</strong> ANSES, pero también del Banco Central y del Banco Nación), aprovechando <strong>la</strong>s<br />

cotizaciones “de default” que venían presentando los títulos públicos. De este modo, el<br />

perfil de <strong>la</strong> deuda pública fue cambiando de manera significativa y favorable. Así, como<br />

ya se señaló, un porcentaje elevado de los vencimientos de intereses y capital a partir<br />

de 2009 pasó a corresponder a pagos dentro del propio sector público, lo que facilita <strong>la</strong><br />

realización de operaciones de refinanciamiento mediante <strong>la</strong> colocación de nueva<br />

deuda a esos organismos.<br />

De todos modos, ha persistido el problema de hacer frente a los compromisos<br />

remanentes en un contexto en el que el sector público argentino no ha contado con<br />

acceso al financiamiento de fuentes privadas, en particu<strong>la</strong>r al de fuentes externas.<br />

Esto ha obligado a hacer frente a los vencimientos con superávit fiscal o, tratándose<br />

de vencimientos de deudas en dó<strong>la</strong>res, a recurrir a <strong>la</strong> disponibilidad de crédito del<br />

Banco Central al sector público, lo que implica <strong>la</strong> utilización de reservas de divisas de<br />

<strong>la</strong> autoridad monetaria para efectuar esos pagos.<br />

Pese a estos recursos extraordinarios, <strong>la</strong> continuación en 2009 de una<br />

tendencia del gasto público a crecer <strong>la</strong>rgamente por encima de los recursos corrientes,<br />

combinada con el ais<strong>la</strong>miento financiero gubernamental, han puesto una exigencia<br />

importante sobre el financiamiento fiscal. A fines de 2009 el gobierno nacional decidió,<br />

mediante un decreto “de necesidad y urgencia”, crear un fondo (el Fondo del<br />

Bicentenario) de poco más de 6000 millones de dó<strong>la</strong>res, con reservas del Banco<br />

Central, con el fin de emplear esos recursos para pagar vencimientos de deuda<br />

externa a lo <strong>la</strong>rgo de 2010. De este modo, quedaban de hecho “liberados” otros<br />

recursos para ser utilizados en distintos fines de gasto.<br />

La medida generó varios conflictos simultáneos. Por un <strong>la</strong>do, <strong>entre</strong> el Ejecutivo<br />

y el Presidente del Banco Central, que inicialmente pareció mostrar cierta reticencia a<br />

conformar ese Fondo y al que, por tal razón, le fue solicitada <strong>la</strong> renuncia, poniendo en<br />

<strong>entre</strong>dicho <strong>la</strong> cuestión de <strong>la</strong> autonomía del Banco. El conflicto en torno a <strong>la</strong> utilización<br />

de <strong>la</strong>s reservas y en re<strong>la</strong>ción con <strong>la</strong> conducción del Banco Central involucró<br />

naturalmente al Par<strong>la</strong>mento, y también al Poder Judicial, y al extenderse acentuó <strong>la</strong><br />

incertidumbre y alentó un nuevo repunte de <strong>la</strong>s fugas de capitales.<br />

18


En marzo de 2010 <strong>la</strong> presidenta Cristina Fernández derogó el decreto de<br />

creación del Fondo del Bicentenario pero creó otros dos con fines simi<strong>la</strong>res, y el<br />

gobierno comenzó a utilizarlos para pagos de deuda. Si bien algunas cuestiones<br />

permanecieron abiertas en <strong>la</strong> discusión pública y en el ámbito judicial, <strong>la</strong> utilización de<br />

reservas para el pago del servicio de <strong>la</strong> deuda externa pública ha continuado, y fue<br />

ganando aceptación y desdibujándose como problema en <strong>la</strong> escena política.<br />

Recurriendo en parte a fuentes no ordinarias de financiamiento fiscal (como <strong>la</strong><br />

transferencia de utilidades del Banco Central generadas por <strong>la</strong> revaluación de <strong>la</strong>s<br />

reservas de divisas, <strong>entre</strong> otras), el gobierno ha mantenido <strong>la</strong> política de gasto vigente<br />

(es decir, <strong>la</strong> que se vino caracterizando por un aumento de <strong>la</strong>s erogaciones a ritmo<br />

superior a los ingresos). Asimismo, contribuyó a viabilizar <strong>la</strong> política expansiva un<br />

importante repunte de <strong>la</strong> recaudación que se debió en parte al buen desempeño del<br />

sector agroexportador en 2010 y también al inicio de <strong>la</strong> recuperación económica,<br />

motorizado en alguna medida por <strong>la</strong> propia política fiscal expansiva y también por el<br />

buen desempeño del consumo privado (alentado asimismo por <strong>la</strong> vigencia de tasas<br />

reales de interés negativas).<br />

La crisis global y <strong>la</strong> demanda agregada<br />

Como se indicara más arriba, los canales de transmisión de <strong>la</strong> crisis global<br />

sobre <strong>la</strong> economía nacional fueron básicamente el financiero y el comercial. Nos<br />

concentramos ahora en el impacto por <strong>la</strong> vía comercial.<br />

El principal canal real de transmisión de <strong>la</strong> crisis global estuvo constituido por <strong>la</strong><br />

caída de <strong>la</strong>s exportaciones, que durante 2009 se contrajeron un 21%. Este resultado<br />

puede descomponerse en una disminución de precios medios de aproximadamente<br />

16% interanual y una reducción del 5% interanual en <strong>la</strong>s cantidades exportadas.<br />

En <strong>la</strong>s cuentas nacionales a precios corrientes, <strong>la</strong>s exportaciones argentinas<br />

resultaron equivalentes, en el promedio del año 2008, a 20% de <strong>la</strong> demanda global, y<br />

a alrededor de 24% del PIB. Siendo así, una declinación de de casi 21% en esa<br />

variable es un shock macroeconómico negativo de gran magnitud, equivalente a más<br />

de 4 puntos porcentuales de <strong>la</strong> demanda global y a 5 puntos porcentuales del PIB a<br />

precios corrientes, nada menos.<br />

Esa declinación impactó fuertemente en algunos sectores de <strong>la</strong> producción<br />

manufacturera en especial, como <strong>la</strong> industria de autopartes y del automóvil, y también<br />

en el sector agropecuario. En ciertos segmentos de <strong>la</strong> actividad productiva orientados<br />

al mercado internacional se evidenció un impacto inmediato del agravamiento del<br />

cuadro externo que siguió a <strong>la</strong> quiebra del banco Lehman Brothers. Los sectores<br />

productores de bienes transables comenzaron a sufrir retrocesos porcentuales<br />

considerables en sus ventas, lo que no había sucedido desde <strong>la</strong> crisis de 2001-2002.<br />

Existen evidencias de que <strong>la</strong> demanda agregada venía frenando su ritmo<br />

expansivo desde el segundo trimestre de 2008, como derivación del conflicto<br />

19


agropecuario 17 . Las tasas de variación de <strong>la</strong> inversión bruta interna fija tendieron a<br />

declinar desde el primer trimestre de 2008 en ade<strong>la</strong>nte, para hacerse negativas luego<br />

del tercer trimestre de ese año.<br />

A <strong>la</strong>s fuentes internas de mayor incertidumbre se agregó, en el último trimestre<br />

de 2008, el serio agravamiento del cuadro internacional. La inversión siguió<br />

debilitándose, registrando durante 2009 una caída de alrededor de 11 puntos<br />

porcentuales en re<strong>la</strong>ción con el año anterior. Como <strong>la</strong> inversión equivalía, en 2008, a<br />

precios corrientes, a poco más de 19% del PIB según <strong>la</strong> estimación de Cuentas<br />

Nacionales del INDEC, esa declinación equivale a su vez más de 2 puntos<br />

porcentuales del producto. Eso explica buena parte de <strong>la</strong> contracción del PIB durante<br />

2009, <strong>la</strong> que alcanzó una magnitud de <strong>entre</strong> 4 y 5% según mediciones privadas,<br />

interrumpiendo <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga expansión que se había iniciado en 2002.<br />

Un hecho notable del comportamiento de <strong>la</strong>s variables de gasto en los últimos<br />

años ha sido <strong>la</strong> abrupta reducción de <strong>la</strong>s importaciones. Una parte importante de <strong>la</strong><br />

contracción de <strong>la</strong> demanda agregada en 2008-2009 resultó de hecho absorbida por<br />

menores compras de bienes al resto del mundo, lo que atenuó significativamente el<br />

impacto sobre <strong>la</strong> actividad interna. En efecto, <strong>la</strong> reducción de <strong>la</strong>s compras<br />

provenientes del resto del mundo alcanzó un 32,5% a precios corrientes durante 2009.<br />

Esa declinación se debió principalmente a <strong>la</strong> caída de <strong>la</strong>s cantidades de bienes<br />

importadas (22%), mientras que <strong>la</strong> reducción del precio medio de importación fue<br />

menor (13%). Tal es así que <strong>la</strong> fuerte reducción de <strong>la</strong>s exportaciones fue más que<br />

compensada por esta abrupta declinación de <strong>la</strong>s importaciones, y el saldo favorable de<br />

<strong>la</strong> cuenta de comercio, a pesar del shock externo negativo, en realidad se incrementó<br />

en 2009 hasta alcanzar valores record, levemente superiores a los del año 2002.<br />

En el análisis de los componentes de <strong>la</strong> demanda agregada puede inferirse<br />

entonces que <strong>la</strong>s “exportaciones netas”, es decir, exportaciones menos importaciones,<br />

no han actuado contractivamente porque, como se señaló, <strong>la</strong> reducción de estas<br />

últimas tendió a compensar <strong>la</strong> declinación de <strong>la</strong>s primeras. Como también se indicó<br />

arriba, buena parte de <strong>la</strong> reducción del producto en 2009 se explica por el<br />

comportamiento de <strong>la</strong> inversión, mientras que el consumo declinó levemente.<br />

La contracción del PIB, en especial en <strong>la</strong>s manufacturas, comenzó a revertirse<br />

desde mediados del año 2009. A partir de entonces algunos datos de contexto<br />

evolucionaron de manera re<strong>la</strong>tivamente favorable. Por ejemplo, se evidenció una<br />

mejora de <strong>la</strong> economía mundial, y subieron los precios de <strong>la</strong> soja y de otras<br />

commodities que el país exporta. También <strong>la</strong> economía del Brasil comenzó a presentar<br />

indicadores favorables. Por otro <strong>la</strong>do, mejores precios y un cuadro climático favorable<br />

apunta<strong>la</strong>n una importante reactivación de <strong>la</strong> actividad agroexportadora. Así, aunque <strong>la</strong><br />

17 Una de <strong>la</strong>s consecuencias de este conflicto parece haber sido un considerable cambio de <strong>la</strong><br />

política orientada a mantener un tipo de cambio competitivo y estable, que el gobierno venía<br />

siguiendo al menos desde 2003. En efecto, en el segundo trimestre de 2008 se dejó apreciar <strong>la</strong><br />

paridad nominal en un contexto de inf<strong>la</strong>ción alta. Esto hizo que <strong>la</strong> expectativa de preservación<br />

de un tipo de cambio real elevado por un período prolongado, que seguramente fue un aliciente<br />

decisivo para <strong>la</strong>s inversiones en capacidad productiva de bienes transables durante <strong>la</strong> rápida<br />

expansión posterior a 2002, se viera dañada, afectando a su vez <strong>la</strong> pujanza del ritmo inversor.<br />

20


situación interna continúa presentando fuentes importantes de incertidumbre, <strong>la</strong><br />

reactivación fue adquiriendo dinamismo, alimentada en parte por <strong>la</strong> política fiscal<br />

expansiva, y el PIB retomó en 2010 un ritmo de expansión comparable al anterior a <strong>la</strong><br />

crisis global.<br />

La apreciación del tipo de cambio real<br />

Desde comienzos de 2007 <strong>la</strong> orientación de <strong>la</strong> política macroeconómica<br />

abandonó en <strong>la</strong> práctica el principal pi<strong>la</strong>r del esquema sostenido desde 2003: <strong>la</strong><br />

preservación del tipo de cambio real competitivo y estable. La aceleración de <strong>la</strong><br />

inf<strong>la</strong>ción y su desconocimiento por parte de <strong>la</strong>s estadísticas oficiales fueron<br />

probablemente los factores más importantes de ese cambio.<br />

La evolución de dos indicadores del tipo de cambio real puede verse en el<br />

Gráfico 6. Éste presenta el tipo cambio real multi<strong>la</strong>teral (ITCRM), con <strong>la</strong>s<br />

ponderaciones de <strong>la</strong>s monedas que integran <strong>la</strong> canasta calcu<strong>la</strong>das por el Banco<br />

Central, y el tipo de cambio bi<strong>la</strong>teral con Estados Unidos (ITCR dó<strong>la</strong>r). Hasta diciembre<br />

de 2006 el def<strong>la</strong>ctor representativo de los precios domésticos de ambas series es el<br />

IPC calcu<strong>la</strong>do por el INDEC. De enero de 2007 en ade<strong>la</strong>nte el def<strong>la</strong>ctor de ambas<br />

series es el estimador del IPC e<strong>la</strong>borado por el centro Buenos Aires City, de <strong>la</strong><br />

Facultad de Ciencias Económicas de <strong>la</strong> UBA 18 .<br />

260<br />

240<br />

220<br />

200<br />

180<br />

160<br />

140<br />

120<br />

ene-03<br />

abr-03<br />

jul-03<br />

oct-03<br />

ene-04<br />

abr-04<br />

jul-04<br />

oct-04<br />

Gráfico 6<br />

Evolución de índices de tipo de cambio real<br />

(dic 2001=100)<br />

ene-05<br />

abr-05<br />

jul-05<br />

oct-05<br />

ene-06<br />

abr-06<br />

jul-06<br />

oct-06<br />

ITCRM ITCR dó<strong>la</strong>r<br />

Fuente: E<strong>la</strong>boración propia en base a datos del BCRA y del centro Buenos Aires City,<br />

de <strong>la</strong> Facultad de Ciencias Económicas de <strong>la</strong> Universidad de Buenos Aires.<br />

18 En ade<strong>la</strong>nte, todas <strong>la</strong>s magnitudes reales, como <strong>la</strong>s correspondientes a <strong>la</strong> base monetaria<br />

real y otros agregados monetarios y financieros, son def<strong>la</strong>ctadas por este mismo índice.<br />

ene-07<br />

abr-07<br />

jul-07<br />

oct-07<br />

ene-08<br />

abr-08<br />

jul-08<br />

oct-08<br />

21<br />

ene-09<br />

abr-09


Como puede verse en el gráfico, <strong>entre</strong> comienzos de 2003 y diciembre de 2006<br />

el ITCRM osci<strong>la</strong> alrededor de una tendencia estable, mientras que el ITCR dó<strong>la</strong>r<br />

experimenta una apreciación considerable, particu<strong>la</strong>rmente durante 2005 y 2006. Dado<br />

que <strong>entre</strong> 2003 y 2006 <strong>la</strong> tendencia del tipo de cambio nominal resultante de <strong>la</strong> política<br />

cambiaria es de 1.6% al año y que <strong>la</strong> tasa de inf<strong>la</strong>ción local superó <strong>la</strong> de los socios<br />

comerciales de Argentina, <strong>la</strong> estabilidad del ITCRM resultó de <strong>la</strong> apreciación de <strong>la</strong><br />

canasta de monedas de los socios comerciales.<br />

El Banco Central nunca hizo explícito el objetivo de preservación de una<br />

tendencia estable del ITCRM. El objetivo explícito del Banco Central con re<strong>la</strong>ción a sus<br />

intervenciones en el mercado cambiario fue <strong>la</strong> acumu<strong>la</strong>ción de reservas con fines<br />

preventivos de crisis y preservación de <strong>la</strong> estabilidad financiera. Sin embargo, <strong>la</strong><br />

política de flotación administrada, que determinó una tendencia casi estable del tipo de<br />

cambio nominal resultó en una tendencia estable del tipo de cambio real multi<strong>la</strong>teral,<br />

gracias a <strong>la</strong> apreciación experimentada por los socios comerciales. Por otro <strong>la</strong>do, esa<br />

política cambiaria implicó <strong>la</strong> tendencia a <strong>la</strong> apreciación del tipo de cambio bi<strong>la</strong>teral con<br />

Estados Unidos.<br />

Desde enero de 2007, en coincidencia con el inicio de <strong>la</strong> subestimación de <strong>la</strong>s<br />

tasas de inf<strong>la</strong>ción por el INDEC, hasta abril de 2008, el ITCRM muestra una tendencia<br />

continua a <strong>la</strong> apreciación. Por otro <strong>la</strong>do, <strong>la</strong> serie de tipo de cambio real multi<strong>la</strong>teral<br />

publicada por el Banco Central (que utiliza como def<strong>la</strong>ctor <strong>la</strong>s estimaciones del IPC<br />

publicadas por el INDEC) no sólo no refleja una apreciación en ese período sino que<br />

muestra una tendencia creciente.<br />

El contraste <strong>entre</strong> ambas series hace difícil interpretar <strong>la</strong> orientación de <strong>la</strong><br />

política cambiaria del Banco Central <strong>entre</strong> enero de 2007 y abril de 2008. En el período<br />

2003–2006 <strong>la</strong> estabilidad del tipo de cambio real multi<strong>la</strong>teral coincidió con una<br />

tendencia casi estable del tipo de cambio nominal determinado por el Banco Central.<br />

Que el Banco Central controló el precio de <strong>la</strong> moneda internacional y determinó su<br />

tendencia se desprende de su prácticamente permanente intervención compradora en<br />

esa etapa. Los datos del período 2003–2006 no permiten distinguir si el Banco Central<br />

tenía un objetivo implícito de estabilidad de <strong>la</strong> tendencia del tipo de cambio nominal o<br />

uno de estabilidad de <strong>la</strong> tendencia del tipo de cambio real. Tomando esto en cuenta, <strong>la</strong><br />

orientación del Banco Central <strong>entre</strong> enero de 2007 y abril de 2008 admite distintas<br />

interpretaciones.<br />

Una hipótesis es que en el período 2003–2006 el Banco Central no tuvo como<br />

objetivo prioritario de <strong>la</strong> política cambiaria <strong>la</strong> preservación de <strong>la</strong> estabilidad del tipo de<br />

cambio real multi<strong>la</strong>teral o, si lo tuvo, lo abandonó en 2007 para dar prioridad a <strong>la</strong><br />

estabilización del tipo de cambio nominal. Los objetivos de estabilidad nominal y real<br />

eran coincidentes hasta comienzos de 2007. En cambio, desde principios de 2007, con<br />

<strong>la</strong> aceleración de <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción, el objetivo de estabilidad del tipo de cambio real<br />

multi<strong>la</strong>teral entró en conflicto con <strong>la</strong> estabilidad del tipo de cambio nominal y <strong>la</strong><br />

hipótesis es que el Banco Central habría dado prioridad al segundo objetivo.<br />

22


Otra hipótesis es que el Banco Central mantuvo formalmente el objetivo de<br />

preservar <strong>la</strong> estabilidad del tipo de cambio real multi<strong>la</strong>teral, pero utilizó los datos de<br />

inf<strong>la</strong>ción publicados por el INDEC para guiar los ajustes inducidos en el tipo de cambio<br />

nominal por <strong>la</strong> política de flotación administrada. C<strong>la</strong>ro está que el Banco Central no<br />

puede ignorar que el INDEC subestima <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción efectiva y que, consecuentemente,<br />

<strong>la</strong> política cambiaria estaba guiando efectivamente una tendencia a <strong>la</strong> apreciación del<br />

tipo de cambio real multi<strong>la</strong>teral. La tendencia a <strong>la</strong> apreciación resultó más acentuada<br />

en el ITCR dó<strong>la</strong>r, porque <strong>la</strong> canasta de monedas del tipo de cambio multi<strong>la</strong>teral<br />

continuó apreciándose en este período. Por sus resultados, esta hipótesis es<br />

semejante a <strong>la</strong> primera.<br />

Las hipótesis precedentes quizá atribuyen a <strong>la</strong> conducción de <strong>la</strong> política<br />

cambiaria de ese período una orientación más sistemática que <strong>la</strong> que en realidad tuvo.<br />

Una tercera hipótesis p<strong>la</strong>usible es que <strong>la</strong> manipu<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong>s estadísticas de precios<br />

del INDEC haya acentuado el desgajamiento de <strong>la</strong>s políticas macroeconómicas.<br />

Desde comienzos de 2007 <strong>la</strong> conducción de <strong>la</strong>s políticas cambiaria y monetaria fue<br />

impactada por <strong>la</strong> subestimación oficial de <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción y <strong>la</strong>s rápidas consecuencias<br />

negativas que eso tuvo en los mercados financieros. A esas perturbaciones se<br />

sumaron a mediados de 2007 el comienzo de <strong>la</strong> crisis financiera internacional, <strong>la</strong> fuga<br />

de capitales y <strong>la</strong> presión compradora en el mercado de cambios. Puede conjeturarse<br />

que en ese contexto el Banco Central dejó de <strong>la</strong>do consideraciones de <strong>la</strong>rgo p<strong>la</strong>zo de<br />

<strong>la</strong> política cambiaria para concentrarse en <strong>la</strong> estabilización del mercado de cambios en<br />

torno a un tipo de cambio nominal estable. Más allá de <strong>la</strong>s interpretaciones, el hecho<br />

es que el ITCRM se apreció 7% <strong>entre</strong> diciembre de 2006 y abril de 2008.<br />

Después, desde <strong>la</strong> segunda semana de mayo de 2008, hubo una evidente<br />

nueva orientación de <strong>la</strong> política cambiaria. El Banco Central vendió en el mercado 2<br />

106 millones de dó<strong>la</strong>res de <strong>la</strong>s reservas en poco más de un mes para reducir el precio<br />

del dó<strong>la</strong>r de 3.15 a 3 pesos. En este período de caída y estabilización del tipo de<br />

cambio nominal, <strong>la</strong>s tasas mensuales de inf<strong>la</strong>ción estaban en los máximos<br />

experimentados desde 2003. Entre mayo y agosto <strong>la</strong>s tasas interanuales de los<br />

precios al consumidor se encontraban en el orden de 25%, como puede verse en el<br />

Gráfico 2. La caída y posterior estabilización del tipo de cambio nominal <strong>entre</strong> mayo y<br />

agosto se tradujo en una fuerte apreciación del ITCRM. De esta manera, por <strong>la</strong><br />

apreciación gradual experimentada <strong>entre</strong> enero de 2007 y abril de 2008 y por el<br />

cambio de orientación de <strong>la</strong> política cambiaria <strong>entre</strong> mayo y agosto de 2008, el país<br />

arribó al momento de contagio financiero de <strong>la</strong> crisis internacional sobre los países en<br />

desarrollo con un tipo de cambio real multi<strong>la</strong>teral 15% inferior al de diciembre de 2006<br />

y al que se había preservado o más o menos estable <strong>entre</strong> 2004 y 2006.<br />

Una reacción de muchos países en desarrollo frente a los impactos de <strong>la</strong> crisis<br />

que se iniciaron en setiembre de 2008 fue <strong>la</strong> devaluación de sus monedas. De esta<br />

manera, <strong>la</strong> canasta de monedas que integra el tipo de cambio multi<strong>la</strong>teral argentino se<br />

depreció significativamente en setiembre y octubre de 2008. Por otro <strong>la</strong>do, en octubre<br />

de 2008 el mercado cambiario argentino estuvo sometido a una demanda intensificada<br />

23


por una fuerte salida de capitales. Las autoridades decidieron no permitir un rápido<br />

aumento del precio del dó<strong>la</strong>r frente a <strong>la</strong> presión de <strong>la</strong> demanda, lo que también implicó<br />

<strong>la</strong> decisión de no acompañar <strong>la</strong>s devaluaciones de los socios comerciales para<br />

preservar <strong>la</strong> competitividad del tipo de cambio real. Aunque el ritmo de <strong>la</strong> devaluación<br />

nominal se aceleró desde principios de octubre, el ITCRM de noviembre de 2008<br />

resultó el más bajo desde 2003, 25% inferior que el de diciembre de 2006. Si bien el<br />

Banco Central aceleró luego el ritmo de aumento del tipo de cambio nominal, <strong>la</strong><br />

apreciación precedente sólo se revirtió de manera leve.<br />

El régimen cambiario del país no fue modificado. La existencia de un monto<br />

importante de reservas continúa garantizando <strong>la</strong> capacidad del Banco Central para<br />

determinar el nivel y <strong>la</strong> tendencia del tipo de cambio real mediante <strong>la</strong> política de<br />

flotación administrada. De hecho, hasta el momento del anuncio de <strong>la</strong> decisión<br />

gubernamental de ade<strong>la</strong>ntar <strong>la</strong> fecha de <strong>la</strong>s elecciones legis<strong>la</strong>tivas de 2009 (debían<br />

realizarse en octubre y se ade<strong>la</strong>ntaron a junio), el Banco Central venía impulsando una<br />

considerable tendencia al aumento del tipo de cambio nominal. Pero a ese ritmo de<br />

aumento debe restarse el deterioro de <strong>la</strong> competitividad causado por <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción.<br />

Aunque el ritmo de inf<strong>la</strong>ción se había moderado en 2009 con respecto a <strong>la</strong>s tasas muy<br />

altas de mediados de 2008, <strong>la</strong> economía continuaba experimentando altas tasas de<br />

inf<strong>la</strong>ción (en abril de 2009, <strong>la</strong> tasa interanual del IPC se encontraba en el orden del<br />

19%).<br />

Aunque el régimen cambiario no se modificó formalmente, <strong>la</strong> orientación de <strong>la</strong><br />

política cambiaria sí se modificó en 2007, y los cambios se acentuaron en 2008, 2009<br />

y 2010. Las autoridades parecen haberse autoimpuesto una limitación en el uso del<br />

instrumento, en el momento económico menos indicado para restringir su utilización.<br />

Efectivamente, una de <strong>la</strong>s ventajas re<strong>la</strong>tivas que ostenta <strong>la</strong> región <strong>la</strong>tinoamericana es<br />

<strong>la</strong> flexibilidad de los tipos de cambio y de <strong>la</strong>s políticas cambiarias. Esta flexibilidad,<br />

conjugada con <strong>la</strong> disponibilidad de importantes reservas, permite un uso pleno y<br />

contro<strong>la</strong>do del tipo de cambio para ajustar <strong>la</strong>s economías a <strong>la</strong>s nuevas condiciones<br />

generadas por <strong>la</strong> crisis internacional. Bajo condiciones políticas de mayor normalidad,<br />

<strong>la</strong> economía argentina no debería haber sido una excepción.<br />

3. Las re<strong>la</strong>ciones financieras y el cambio del marco regu<strong>la</strong>torio de <strong>la</strong> actividad<br />

bancaria en los años 2000<br />

El co<strong>la</strong>pso del régimen de convertibilidad, tras una <strong>la</strong>rga agonía de tres años y<br />

medio en <strong>la</strong> cual se acentuó <strong>la</strong> sobrecarga de deuda pública y <strong>la</strong> do<strong>la</strong>rización, y el<br />

carácter desordenado de <strong>la</strong> salida, generaron un período de caos bancario en un<br />

marco de emergencia sostenida.<br />

Los bancos pasaron a ser técnicamente insolventes, el sistema perdía<br />

depósitos y el crédito caía continuamente. La esca<strong>la</strong>da del dó<strong>la</strong>r en <strong>la</strong> primera mitad<br />

de 2002 y <strong>la</strong> incertidumbre acerca de <strong>la</strong> capacidad del gobierno de estabilizar <strong>la</strong><br />

situación imprimían un espíritu de transitoriedad a <strong>la</strong>s medidas que se iban adoptando,<br />

24


mientras que los distintos sectores afectados pugnaban por minimizar su contribución<br />

en el “reparto de pérdidas”.<br />

La resolución de <strong>la</strong> crisis exigió un muy alto grado de tolerancia normativa, en<br />

el marco de una estrategia deliberada por ganar tiempo, dada <strong>la</strong> magnitud del<br />

desca<strong>la</strong>bro y <strong>la</strong> imposibilidad de que un sector público en default pudiera asistir al<br />

sistema en <strong>la</strong> medida necesaria para restablecer su solvencia.<br />

A <strong>la</strong> salida de <strong>la</strong> convertibilidad, al rep<strong>la</strong>ntearse el régimen de funcionamiento<br />

del sistema financiero, se tomaron dos decisiones fundamentales: desdo<strong>la</strong>rizar<br />

drásticamente el sistema bancario (en especial los créditos) y establecer <strong>la</strong> forma en<br />

que se repartirían <strong>la</strong>s pérdidas <strong>entre</strong> los sectores, lo que se hizo a través de una<br />

pesificación asimétrica e incompleta. Un tercer elemento esencial fue que, como<br />

resultado de <strong>la</strong> flotación del peso y <strong>la</strong> pesificación, el BCRA pudo recuperar su función<br />

de prestamista de última instancia. La flotación cambiaria, <strong>la</strong> desdo<strong>la</strong>rización y <strong>la</strong><br />

tolerancia normativa dieron mayores márgenes de maniobra al BCRA y así hicieron<br />

posible enfrentar una crisis sin precedentes, aún para los estándares de un país con<br />

una historia económica de catástrofes recurrentes.<br />

Una comprensión adecuada de <strong>la</strong> complejidad del proceso de reestructuración<br />

bancaria y reformu<strong>la</strong>ción normativa posterior a <strong>la</strong> crisis exige una revisión previa de<br />

sus antecedentes inmediatos 19 .<br />

Corralito, corralón, pseudo-do<strong>la</strong>rización y canje de deuda antes de <strong>la</strong> débacle<br />

final<br />

Hacia fines de 2001 ya no existía <strong>la</strong> posibilidad de optar por estrategias de<br />

salida no traumáticas, luego de una etapa en <strong>la</strong> cual el gobierno había “redob<strong>la</strong>do <strong>la</strong><br />

apuesta” a favor de <strong>la</strong> convertibilidad frente a cada escenario adverso. Algunas de <strong>la</strong>s<br />

medidas que se adoptaron en el último mes de vida de <strong>la</strong> convertibilidad acabaron<br />

haciendo más complicada <strong>la</strong> reorganización económica post crisis.<br />

El corralito, en particu<strong>la</strong>r, instituido el 3 de diciembre de 2001, tuvo efectos<br />

negativos en el funcionamiento del sistema que perdurarían durante varios años, ya<br />

que al impedir el retiro de los depósitos a <strong>la</strong> vista de los bancos, dañó seriamente el<br />

papel “transaccional” del dinero bancario.<br />

La medida tuvo un inevitable impacto negativo sobre el sistema de pagos y dio<br />

pie a una prima de liquidez a favor del dinero en efectivo. Además, <strong>la</strong>s autoridades<br />

económicas hicieron una apuesta desesperada e inútil por <strong>la</strong> (pseudo)do<strong>la</strong>rización, al<br />

disponer que <strong>la</strong>s financiaciones otorgadas a partir del 3 de diciembre sólo pudiesen ser<br />

instrumentadas en dó<strong>la</strong>res.<br />

El corralito, que sería re<strong>la</strong>jado gradualmente a lo <strong>la</strong>rgo del tiempo, consiguió<br />

atenuar <strong>la</strong> salida de depósitos privados, pero al costo de exacerbar <strong>la</strong> recesión y<br />

alimentar tendencias que generarían serios problemas en el futuro. Además, resultó<br />

19 El diseño y <strong>la</strong> evolución del régimen regu<strong>la</strong>torio anterior, establecido a lo <strong>la</strong>rgo de los años<br />

noventa, se analizan en Damill, Frenkel y Simpson (2010).<br />

25


insuficiente, ya que los ahorristas tras<strong>la</strong>daban sus depósitos a p<strong>la</strong>zo hacia cuentas a <strong>la</strong><br />

vista con el objetivo de convertir los fondos en dó<strong>la</strong>res, a través de distintos<br />

mecanismos de “filtración”. Este proceso hizo inevitable el establecimiento del l<strong>la</strong>mado<br />

“corralón”, que tornó indisponibles los depósitos a p<strong>la</strong>zo fijo, para que se pudiera<br />

liberar el sistema de pagos.<br />

Es c<strong>la</strong>ro que habría sido mejor reprogramar sólo los depósitos a p<strong>la</strong>zo a<br />

principios de diciembre, <strong>la</strong> mayor parte de los cuales estaban denominados en dó<strong>la</strong>res<br />

y cumplían el rol de ahorro o reserva de valor, preservando así el funcionamiento<br />

normal de los depósitos a <strong>la</strong> vista, al estilo del l<strong>la</strong>mado “P<strong>la</strong>n Bonex” (diciembre 1989),<br />

o del esquema adoptado en Uruguay en 2003 (que priorizó el respaldo de los<br />

depósitos a <strong>la</strong> vista y reestructuró por decreto los p<strong>la</strong>zos fijos). De este modo se<br />

habrían minimizado <strong>la</strong>s dificultades que surgieron en <strong>la</strong> cadena de pagos por <strong>la</strong><br />

escasez de dinero para realizar transacciones. Adicionalmente, <strong>la</strong>s medidas adoptadas<br />

estimu<strong>la</strong>ron un aumento significativo en el nivel de do<strong>la</strong>rización de los depósitos, que<br />

llegó a alcanzar el 75% a fines de 2001, factor éste que también complicaría el<br />

proceso de normalización posterior.<br />

9%<br />

8%<br />

7%<br />

6%<br />

5%<br />

4%<br />

3%<br />

Gráfico 7<br />

Evolución de <strong>la</strong> Circu<strong>la</strong>ción Monetaria<br />

Fuente: Banco Central de <strong>la</strong> República Argentina.<br />

Circu<strong>la</strong>nte / PBI<br />

Circu<strong>la</strong>nte / M1 (eje der)<br />

Ene-93<br />

Ene-94<br />

Ene-95<br />

Ene-96<br />

Ene-97<br />

Ene-98<br />

Ene-99<br />

Ene-00<br />

Ene-01<br />

Ene-02<br />

Ene-03<br />

Ene-04<br />

Ene-05<br />

Ene-06<br />

Ene-07<br />

Ene-08<br />

Ene-09<br />

La disrupción del sistema de pagos fue tan aguda que se generó un notable<br />

aumento de <strong>la</strong> demanda de efectivo (real), <strong>la</strong> que registró un incremento del 20% en el<br />

primer trimestre de 2002, a pesar del contexto de inf<strong>la</strong>ción asociado a <strong>la</strong> devaluación 20 .<br />

Curiosamente, <strong>la</strong> preferencia por el efectivo no representó un fenómeno meramente<br />

transitorio, generado por <strong>la</strong> desconfianza hacia el dinero bancario y el crecimiento de<br />

20 La emisión de cuasi monedas cumplió un papel fundamental para evitar un co<strong>la</strong>pso más<br />

grave del nivel de transacciones. En efecto, <strong>la</strong> circu<strong>la</strong>ción monetaria real “amplia” (incluyendo<br />

cuasimonedas) aumentó 40% <strong>entre</strong> el mínimo registrado en octubre de 2001 y el máximo en<br />

marzo de 2002. Estas serían retiradas de circu<strong>la</strong>ción en el marco del Programa de Unificación<br />

Monetaria (mayo-diciembre 2003).<br />

26<br />

75%<br />

70%<br />

65%<br />

60%<br />

55%<br />

50%


<strong>la</strong> economía subterránea. Por el contrario, <strong>la</strong> crisis generó una ruptura estructural en <strong>la</strong><br />

re<strong>la</strong>ción circu<strong>la</strong>nte/PIB, que promedió un 5% en el período de convertibilidad pero no<br />

bajó de 7% desde 2004 y subió por períodos hasta 8,5%, niveles muy elevados para<br />

los estándares internacionales, que se mantuvieron a pesar de haberse registrado<br />

tasas de inf<strong>la</strong>ción elevadas desde 2007.<br />

Otro antecedente relevante para comprender el proceso de reestructuración<br />

bancaria post crisis es el canje de deuda soberana instrumentado en noviembre de<br />

2001 21 , tanto por su impacto sobre <strong>la</strong> liquidez de los bancos como por el tratamiento<br />

regu<strong>la</strong>torio de los activos que reemp<strong>la</strong>zarían a los bonos canjeados. La nueva deuda<br />

se instrumentó bajo <strong>la</strong> forma de préstamos garantizados con recaudación tributaria<br />

(PGs), los que daban a los bancos condiciones más favorables de contabilización, que<br />

no reflejaban <strong>la</strong>s pérdidas económicas involucradas.<br />

En diciembre de 2001, todavía vigentes <strong>la</strong> Ley de Convertibilidad y <strong>la</strong> Carta<br />

Orgánica del BCRA, los problemas de liquidez de los bancos debieron ser enfrentados<br />

dentro de los límites que imponían dichos instrumentos legales. Dado que <strong>la</strong> corrida<br />

bancaria había tenido un impacto diferenciado sobre los distintos tipos de bancos, se<br />

procuró “nive<strong>la</strong>r el campo de juego” mediante el establecimiento de una<br />

“sobreintegración” de encaje para aquel<strong>la</strong>s entidades cuyos depósitos aumentaran, en<br />

un c<strong>la</strong>ro apartamiento respecto de <strong>la</strong> solución de mercado 22 , con el fin de recic<strong>la</strong>r<br />

fondos hacia <strong>la</strong>s entidades con fuertes pérdidas de depósitos, a través del BCRA 23 .<br />

Todas <strong>la</strong>s medidas adoptadas desde <strong>la</strong> imposición del corralito hasta <strong>la</strong><br />

derogación de <strong>la</strong> Ley de Convertibilidad procuraron mostrar que el régimen se<br />

mantenía en pie, pero <strong>la</strong> falta de credibilidad obligaba a do<strong>la</strong>rizar por completo el<br />

sistema, para lo cual no bastaba <strong>la</strong> creación de un “argendó<strong>la</strong>r” meramente virtual e<br />

intangible. El único aspecto positivo de <strong>la</strong>s medidas adoptadas es que <strong>la</strong> bancarización<br />

forzosa, que aumentó el tamaño potencial del negocio bancario (particu<strong>la</strong>rmente en el<br />

mercado de consumo), aceleró un proceso que, de manera espontánea, podría haber<br />

demorado mucho más tiempo.<br />

21 Este canje pretendía ser <strong>la</strong> primera fase (interna) de una reestructuración completa de <strong>la</strong><br />

deuda pública, y fue percibido como un default encubierto. Involucró 41.700 millones de dó<strong>la</strong>res<br />

(VN) de deuda del gobierno federal (sobre 68.700 millones elegibles) y 10.000 millones de<br />

títulos provinciales.<br />

22 Esto influyó en <strong>la</strong> decisión de muchos bancos extranjeros de no apoyar a sus subsidiarias y<br />

sucursales locales, ya que <strong>la</strong> ayuda se canalizó fundamentalmente hacia <strong>la</strong> banca pública y el<br />

mayor banco privado de capital nacional. La intención fue, c<strong>la</strong>ramente, evitar <strong>la</strong> desaparición de<br />

los bancos de capital nacional y una pérdida de reputación de <strong>la</strong> banca pública (esto último sí<br />

ocurriría, más ade<strong>la</strong>nte, en Uruguay). De todos modos, no es evidente que gran parte de <strong>la</strong><br />

banca extranjera, aún de no haberse tomado esta medida, hubiera decidido apoyar a sus<br />

subsidiarias. El caso argentino p<strong>la</strong>ntea serias dudas acerca del posible papel de los bancos<br />

extranjeros como prestamistas de última instancia, en caso de una crisis sistémica.<br />

23 Con este fin se creó el Fondo de Liquidez Bancaria (FLB), que complementaba el régimen de<br />

facto de redescuentos y ade<strong>la</strong>ntos por iliquidez que había sido necesario introducir desde<br />

mediados de 2001 para afrontar <strong>la</strong>s corridas de depósitos.<br />

27


Fin de <strong>la</strong> convertibilidad: pesificación y compensaciones bancarias<br />

Con <strong>la</strong> derogación de <strong>la</strong> paridad cambiaria establecida en <strong>la</strong> Ley de<br />

Convertibilidad, el 6 de enero de 2001, terminó también el breve experimento de<br />

pseudo-do<strong>la</strong>rización. De inmediato hubo que enfrentar explícitamente el problema de<br />

cómo distribuir <strong>la</strong>s pérdidas generadas por <strong>la</strong> devaluación del peso <strong>entre</strong> los distintos<br />

sectores y, particu<strong>la</strong>rmente, de cómo mantener en sordina <strong>la</strong> situación de virtual<br />

insolvencia de todo el sistema bancario, mientras se esperaba un proceso de<br />

recuperación económica que en ese momento no parecía inminente.<br />

Al respecto, es importante tener en cuenta que, a diferencia de lo ocurrido en<br />

otros países que soportaron crisis bancarias de magnitud, el BCRA (y el gobierno<br />

nacional) contó con menos instrumentos y con recursos comparativamente escasos<br />

para promover <strong>la</strong> recapitalización de <strong>la</strong>s entidades financieras, debido al alto nivel de<br />

endeudamiento del sector público nacional en el momento de <strong>la</strong> crisis bancaria y al<br />

corte del financiamiento multi<strong>la</strong>teral, cuyos desembolsos netos se tornaron negativos<br />

en 2002.<br />

La estrategia que se adoptó revirtió totalmente <strong>la</strong> implementada una década<br />

antes, al impulsar un proceso de desdo<strong>la</strong>rización forzoso del sistema bancario a través<br />

de <strong>la</strong> pesificación de <strong>la</strong> mayor parte de los activos y pasivos de <strong>la</strong>s entidades. La<br />

pesificación, implementada el 3 de febrero de 2002, fue asimétrica e incompleta. Fue<br />

asimétrica porque los activos y pasivos en dó<strong>la</strong>res fueron convertidos a pesos a<br />

paridades diferentes. La mayor parte de <strong>la</strong>s obligaciones en dó<strong>la</strong>res del sector privado<br />

con el sistema financiero fueron convertidas a una re<strong>la</strong>ción de un peso por cada dó<strong>la</strong>r,<br />

mientras que, simultáneamente, los depósitos (reprogramados) lo fueron a una paridad<br />

de 1,4 pesos por cada dó<strong>la</strong>r (ambos quedaron indexados al CER). Los depositantes<br />

sufrían una gran pérdida medida en dó<strong>la</strong>res, ya que el tipo de cambio libre subió<br />

fuertemente por encima del tipo de cambio oficial ($1,40 por dó<strong>la</strong>r), cuya vigencia fue,<br />

de todas maneras, transitoria 24 . Las deudas de <strong>la</strong>s familias se convirtieron a una<br />

paridad de un dó<strong>la</strong>r por un peso, aunque se <strong>la</strong>s ajustó por el CER. Pero luego también<br />

se suspendió ese ajuste y, con el fin de contemp<strong>la</strong>r <strong>la</strong> capacidad de pago de los<br />

hogares, en el caso de los préstamos hipotecarios, se reemp<strong>la</strong>zó el CER por un nuevo<br />

índice, el denominado Coeficiente de Variación Sa<strong>la</strong>rial (CVS), que pretendía capturar<br />

<strong>la</strong> evolución de los sa<strong>la</strong>rios. Finalmente, incluso <strong>la</strong> indexación por CVS fue dejada sin<br />

efecto. Los PGs de <strong>la</strong> “fase 1” del canje fueron pesificados a <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción de $1,40 por<br />

dó<strong>la</strong>r y se les incorporó el devengamiento por CER.<br />

La pesificación se realizó en forma incompleta porque no todos los activos y<br />

pasivos bancarios estuvieron alcanzados. Las deudas bajo legis<strong>la</strong>ción extranjera<br />

p<strong>la</strong>nteaban un problema especial, ya que su pesificación efectiva estaba fuera del<br />

alcance de <strong>la</strong>s atribuciones del gobierno nacional y porque era necesario ser muy<br />

24 Hubo un breve período donde convivieron un Mercado Oficial y el l<strong>la</strong>mado Mercado Libre de<br />

Cambios, que comenzaron a funcionar el 11 de enero de 2002. El mercado cambiario se<br />

unificaría el 8 de febrero de 2002 con <strong>la</strong> constitución del denominado Mercado Único y Libre de<br />

Cambios (MULC).<br />

28


cuidadoso con los pasivos externos de los bancos para no perjudicar indebidamente el<br />

flujo de crédito comercial y, en general, el mínimo acceso a fondeo externo que<br />

todavía conservaban <strong>la</strong>s instituciones locales tras el default. Obviamente, no era<br />

posible pesificar <strong>la</strong>s obligaciones en dó<strong>la</strong>res con no residentes (líneas de crédito del<br />

exterior y bonos corporativos). Pero también era cierto que los bancos no contaban<br />

con activos que generaran flujos de caja en dó<strong>la</strong>res con los cuales hacer frente a esas<br />

deudas.<br />

El Estado Nacional debió hacerse cargo de compensar a los bancos por el<br />

quebranto patrimonial asociado al carácter asimétrico e incompleto de <strong>la</strong> pesificación.<br />

Pero hubo un tercer factor que ameritó <strong>la</strong> compensación por parte del gobierno,<br />

porque el tratamiento de los activos y pasivos pesificados fue diferenciado también en<br />

términos de los mecanismos de indexación aplicados (ciertos activos fueron indexados<br />

al CVS, mientras que por el <strong>la</strong>do de los pasivos tenían como contrapartida <strong>la</strong><br />

indexación por CER 25 ).<br />

Aunque el esquema de compensaciones y su tratamiento regu<strong>la</strong>torio y contable<br />

favorables permitieron moderar y “disimu<strong>la</strong>r” el quebranto patrimonial de los bancos<br />

derivado de <strong>la</strong> pesificación, éstos sufrieron inevitablemente <strong>la</strong>s consecuencias del<br />

incremento de <strong>la</strong> morosidad y <strong>la</strong> incobrabilidad generados por <strong>la</strong> recesión, así como<br />

por <strong>la</strong> caída de <strong>la</strong> cotización de los títulos públicos.<br />

Algunas medidas extraordinarias adoptadas para aliviar <strong>la</strong> situación de los<br />

deudores, que no fueron “focalizadas” sino generalizadas con independencia de <strong>la</strong><br />

situación particu<strong>la</strong>r de cada empresa o sector, tuvieron un impacto negativo adicional<br />

sobre el patrimonio y <strong>la</strong> rentabilidad de los bancos y dificultaron el recupero de los<br />

créditos. En particu<strong>la</strong>r, <strong>la</strong> dec<strong>la</strong>ración de <strong>la</strong> emergencia productiva y crediticia hasta<br />

fines de 2003, mediante <strong>la</strong> modificación de <strong>la</strong> Ley de Concursos y Quiebras, dispuso <strong>la</strong><br />

suspensión de <strong>la</strong>s ejecuciones judiciales y extrajudiciales y del trámite de medidas<br />

caute<strong>la</strong>res por un p<strong>la</strong>zo original de 180 días, pero fue prorrogada sucesivamente. Esto<br />

implicaba una restricción para <strong>la</strong>s entidades financieras que quisieran ejecutar<br />

garantías reales en defensa de los créditos en cesación de pagos. Además, en<br />

noviembre de 2003 se creó un sistema de refinanciación hipotecaria, aunque <strong>la</strong><br />

economía ya se encontraba en un franco proceso de recuperación.<br />

Además del costo patrimonial de <strong>la</strong> pesificación y <strong>la</strong> indexación asimétricas, los<br />

bancos registraron pérdidas no originadas en medidas adoptadas por el gobierno ni en<br />

el deterioro de <strong>la</strong> situación económica o <strong>la</strong>s condiciones de mercado, sino debidas a <strong>la</strong><br />

proliferación de recursos judiciales de amparo, mediante los cuales los depositantes<br />

conseguían, generalmente, recuperar el valor original en dó<strong>la</strong>res de sus depósitos 26 .<br />

25 La compensación a los bancos implicó <strong>la</strong> emisión de títulos de deuda pública por u$s13.600<br />

millones para los l<strong>la</strong>mados bonos “compensación” y “cobertura”.<br />

26 El impacto patrimonial negativo de los amparos surgía porque los depósitos debían<br />

devolverse al tipo de cambio dispuesto por cada juez en cada una de <strong>la</strong>s sentencias, paridad<br />

que en <strong>la</strong> gran mayoría de los casos era sustancialmente superior a <strong>la</strong> paridad oficial de $1,40<br />

por dó<strong>la</strong>r a <strong>la</strong> que habían sido pesificados los depósitos.<br />

29


A pesar de estar originado por una situación de re<strong>la</strong>tiva “anomia jurídica”, y no<br />

por responsabilidad de <strong>la</strong>s entidades, <strong>la</strong>s pérdidas por amparos no fueron<br />

compensadas por el Estado Nacional. Sin embargo, para moderar el impacto negativo<br />

sobre <strong>la</strong> solvencia (patrimonio) de los bancos, el BCRA permitió diferir en el tiempo <strong>la</strong><br />

contabilización de los quebrantos, mediante <strong>la</strong> implementación de un cronograma de<br />

amortización de 60 meses para el reconocimiento de <strong>la</strong>s diferencias de cambio.<br />

Pero además del impacto sobre <strong>la</strong> solvencia del sistema, los amparos tuvieron<br />

un fuerte impacto negativo sobre <strong>la</strong> liquidez de <strong>la</strong>s entidades, ya que el drenaje de<br />

fondos superó los $1.000 millones mensuales, casi el 10% de <strong>la</strong>s disponibilidades de<br />

los bancos, en el primer trimestre de 2002.<br />

La normativa cambiaria y <strong>la</strong> asistencia a <strong>la</strong>s entidades en el nuevo régimen<br />

La corrida bancaria, atenuada pero no frenada del todo por <strong>la</strong>s restricciones, y<br />

<strong>la</strong> fuga de capitales, obligaron a una redefinición rápida y drástica del régimen<br />

cambiario y de <strong>la</strong>s normas que regu<strong>la</strong>ban <strong>la</strong> provisión de liquidez a <strong>la</strong>s instituciones<br />

financieras. Pero algunos de los cambios introducidos no sólo respondían a <strong>la</strong>s<br />

exigencias de <strong>la</strong> coyuntura, sino que también pretendían sentar <strong>la</strong>s bases de un<br />

cambio estructural del marco legal y normativo.<br />

Las líneas rectoras del nuevo sistema cambiario, que continúa vigente hasta <strong>la</strong><br />

actualidad, fueron establecidas principalmente en el año 2002, y en menor medida en<br />

el 2003, y se caracterizan por los fuertes controles de cambios y sobre los<br />

movimientos de capitales. En el terreno bancario el eje fue <strong>la</strong> desdo<strong>la</strong>rización forzosa<br />

del sistema y <strong>la</strong> recreación de un papel efectivo de prestamista de última instancia<br />

para el BCRA.<br />

Las restricciones para acceder a divisas fueron muy rigurosas durante el<br />

período más crítico 27 , que se extendió hasta finales de 2002, ya que a pesar de <strong>la</strong>s<br />

limitaciones al retiro de efectivo y <strong>la</strong> reprogramación de los depósitos, no se consiguió<br />

impedir <strong>la</strong> filtración de fondos fuera del sistema bancario y su fuga hacia el dó<strong>la</strong>r, en un<br />

contexto donde <strong>la</strong> economía carecía de financiamiento externo. Por ese motivo, el<br />

BCRA implementó una serie de medidas orientadas a reducir <strong>la</strong> demanda y aumentar<br />

<strong>la</strong> oferta de divisas.<br />

Las nuevas normas apuntaron a tener un gran control sobre todas <strong>la</strong>s<br />

operaciones (estableciendo condiciones de realización, p<strong>la</strong>zos admitidos y montos<br />

máximos) y <strong>la</strong>s restricciones no sólo afectaron a <strong>la</strong> cuenta financiera del ba<strong>la</strong>nce de<br />

pagos sino también a <strong>la</strong>s transacciones en cuenta corriente 28 . Principalmente, se<br />

incrementó el número de conceptos que requerían autorización del BCRA para girar<br />

divisas al exterior, se disminuyeron los montos máximos de venta de dó<strong>la</strong>res a<br />

27 En diciembre de 2001 se restableció <strong>la</strong> obligatoriedad de ingreso y liquidación en el mercado<br />

cambiario de <strong>la</strong>s divisas por cobros de exportaciones, y <strong>la</strong> condición previa de esa liquidación<br />

para acceder a cualquier beneficio o devolución de tributos que correspondieran.<br />

28 Aunque <strong>la</strong>s deudas comerciales no fueron afectadas por ningún tipo de restricción, sí lo<br />

estuvieron los saldos preexistentes en concepto de anticipos y prefinanciaciones del exterior.<br />

30


empresas (y particu<strong>la</strong>res), los bancos fueron obligados a liquidar parte de su posición<br />

de cambios y los exportadores fueron forzados a liquidar sus divisas directamente en<br />

el BCRA.<br />

Después del primer semestre de 2002 se fueron re<strong>la</strong>jando los controles<br />

gradualmente, a medida que mejoraba <strong>la</strong> situación macroeconómica y se estabilizaba<br />

el mercado cambiario. Eso se hizo mediante flexibilizaciones, pau<strong>la</strong>tinas y<br />

escalonadas, para operar en el MULC 29 . Pero el re<strong>la</strong>jamiento de los controles estuvo<br />

sesgado hacia medidas que facilitaron <strong>la</strong> salida de capitales 30 . En contraste, <strong>la</strong>s<br />

restricciones a <strong>la</strong> entrada fueron reforzadas, reflejando <strong>la</strong> creciente preocupación por<br />

<strong>la</strong> entrada de capitales especu<strong>la</strong>tivos a partir de 2005. Al mismo tiempo se fueron<br />

refinando progresivamente los sistemas de control y seguimiento de <strong>la</strong>s operaciones<br />

de modo de cerrar filtraciones.<br />

Como consecuencia, el control a los movimientos de capitales es más efectivo<br />

en <strong>la</strong> actualidad que en 2002, y hay una considerable segmentación <strong>entre</strong> el mercado<br />

local y el internacional, que impide un arbitraje completo. Cabe destacar que esta<br />

conclusión es contraria a <strong>la</strong> hipótesis convencional según <strong>la</strong> cual <strong>la</strong> eficacia de los<br />

mecanismos de control disminuye con el paso del tiempo, a medida que el sector<br />

privado descubre mecanismos para eludir el cumplimiento de <strong>la</strong>s normas.<br />

Una de <strong>la</strong>s modificaciones normativas importantes tuvo como objetivo<br />

“racionar” <strong>la</strong> posesión de activos externos líquidos por parte de <strong>la</strong>s entidades<br />

financieras, para lo cual se estableció un porcentaje máximo de tenencia admitida de<br />

activos de alta liquidez en moneda extranjera como proporción de <strong>la</strong> RPC, mediante<br />

un concepto denominado Posición General de Cambios (PGC). En marzo de 2002<br />

dicho límite fue fijado en 5% de <strong>la</strong> RPC de cada entidad, pero ha sido aumentado<br />

varias veces desde entonces.<br />

Otra medida importante, porque su objetivo es acotar el descalce en moneda<br />

extranjera, fue el establecimiento del concepto de Posición Global Neta en Moneda<br />

Extranjera (PGNME), para el cual se dispuso un límite del 30% de <strong>la</strong> RPC en valor<br />

absoluto. Pero en 2004, en un contexto donde ya había una sobreoferta de dó<strong>la</strong>res, se<br />

limitó <strong>la</strong> restricción sólo a <strong>la</strong>s posiciones de signo negativo, criterio que se ha<br />

mantenido hasta <strong>la</strong> actualidad.<br />

Liberada de <strong>la</strong>s restricciones impuestas por el régimen de convertibilidad, y en<br />

un marco de flotación cambiaria, <strong>la</strong> modificación de <strong>la</strong> Carta Orgánica (C.O) del BCRA<br />

en enero de 2002 permitió brindar una asistencia masiva a <strong>la</strong>s entidades financieras.<br />

Los elementos centrales de <strong>la</strong> reforma fueron los mecanismos introducidos para que el<br />

29 Fundamentalmente en lo referido a p<strong>la</strong>zos máximos para liquidar los cobros de<br />

exportaciones de bienes, <strong>la</strong> obligación de ceder al BCRA <strong>la</strong>s divisas correspondientes a dichos<br />

cobros (levantada en mayo de 2003), y <strong>la</strong>s restricciones a los pagos de importaciones y de<br />

deudas (que requerían conformidad previa del BCRA).<br />

30 Por ejemplo, en septiembre de 2002 se estableció que el BCRA debía prestar conformidad<br />

previa para inversiones en el exterior (o compra de billetes) por parte de residentes (personas<br />

físicas o jurídicas) que superaran los u$s 100.000 por mes. El límite se fue re<strong>la</strong>jando hasta que,<br />

finalmente, en noviembre de 2008 se fijo en u$S 2 millones por mes.<br />

31


BCRA pudiera intervenir en el mercado cambiario y el régimen de asistencia financiera<br />

por iliquidez (“transitoria”).<br />

En lo referido a <strong>la</strong> asistencia por iliquidez, <strong>la</strong>s principales modificaciones fueron<br />

<strong>la</strong> eliminación del p<strong>la</strong>zo máximo de 30 días para <strong>la</strong> cance<strong>la</strong>ción de ade<strong>la</strong>ntos y<br />

redescuentos, y <strong>la</strong> posibilidad de conceder asistencia por encima del límite máximo<br />

(100% de <strong>la</strong> RPC de cada entidad) bajo circunstancias extraordinarias o como<br />

herramienta para dotar al sistema financiero de <strong>la</strong> liquidez adecuada para restablecer<br />

su normal funcionamiento. Además, se introdujo <strong>la</strong> posibilidad de otorgar asistencia<br />

con garantía de instrumentos de deuda emitidos por el Estado Nacional. A pesar de<br />

modificaciones posteriores que definieron con más precisión su espacio de acción, el<br />

régimen le ha dejado al BCRA un margen considerable de discrecionalidad y <strong>la</strong>s<br />

entidades financieras no pueden estimar con precisión <strong>la</strong> asistencia de <strong>la</strong> cual podrán,<br />

eventualmente, disponer. Hay en esta materia una política deliberada de “ambigüedad<br />

constructiva”.<br />

Nuevos instrumentos de regu<strong>la</strong>ción monetaria<br />

Para poder disponer de instrumentos para regu<strong>la</strong>r <strong>la</strong> liquidez (contro<strong>la</strong>r <strong>la</strong> oferta<br />

monetaria) en una etapa de fuerte asistencia al sistema financiero, y con el fin de<br />

poder establecer tasas de interés de “referencia”, y dado el default sobre los títulos de<br />

deuda del Estado Nacional, el BCRA introdujo, en marzo de 2002, <strong>la</strong>s Letras del<br />

Banco Central de <strong>la</strong> República Argentina (Lebacs), que se ofrecen a través de<br />

licitaciones públicas con el sistema ho<strong>la</strong>ndés (precio único). De este modo, en los<br />

primeros meses de 2002 quedó configurado el esquema básico de intervención del<br />

BCRA que, con algunos refinamientos posteriores (mediante <strong>la</strong> incorporación de<br />

instrumentos adicionales, principalmente el “corredor de pases”) ha regido hasta <strong>la</strong><br />

actualidad: <strong>la</strong> intervención en el mercado de divisas mediante <strong>la</strong> compra-venta de<br />

reservas internacionales; los controles de capitales, y los instrumentos de<br />

absorción/expansión de <strong>la</strong> base monetaria. Se trata, indudablemente, de un esquema<br />

estándar, pero que no fue sencillo construir luego de una década de convertibilidad.<br />

No obstante <strong>la</strong>s medidas adoptadas, los depósitos continuaron cayendo<br />

rápidamente, y en junio <strong>la</strong>s reservas de liquidez del sistema se ubicaban por debajo<br />

del 16% en promedio, aunque no llegaban ni a <strong>la</strong> mitad de ese nivel en algunos<br />

bancos, un nivel exiguo en una corrida bancaria. Durante todo el período el BCRA tuvo<br />

que otorgar ade<strong>la</strong>ntos y redescuentos a fin de evitar un co<strong>la</strong>pso generalizado.<br />

La expansión monetaria resultante se volcó fundamentalmente a <strong>la</strong> compra de<br />

dó<strong>la</strong>res, creando una oferta excedente de dinero en el mercado cambiario que se<br />

mantuvo a lo <strong>la</strong>rgo de casi todo el semestre y que llevó <strong>la</strong> cotización promedio del<br />

dó<strong>la</strong>r a $2,9 en abril y $3,6 en junio (con un máximo diario de casi $3,80 hacia el final<br />

de ese mes). Los otros destinos de los fondos que salieron del sistema fueron<br />

principalmente el atesoramiento de efectivo (que llegó a niveles excepcionales) y <strong>la</strong><br />

cance<strong>la</strong>ción de deuda bancaria. Las tasas de interés subieron fuertemente, y el<br />

32


endimiento de <strong>la</strong>s Lebac a 14 días llegó a 129% anual el 10 de julio, reflejando una<br />

alta expectativa de depreciación del peso.<br />

En un contexto de extrema dificultad, y tras abandonar un proyecto original de<br />

canje compulsivo de depósitos reprogramados que generó un alto costo político, se<br />

implementó en mayo el primero de dos canjes voluntarios de depósitos por títulos<br />

públicos.<br />

En julio de 2002 los depósitos tocaron un mínimo, tanto en términos nominales<br />

como reales. No obstante, cabe seña<strong>la</strong>r que, si se consideran sólo los depósitos en<br />

pesos a p<strong>la</strong>zo fijo de carácter voluntario, el punto de inflexión se registró en el mes de<br />

mayo. A partir de allí tuvieron una trayectoria monótona creciente. En diciembre,<br />

cuando se liberó el corralito, ya ascendían a 7.000 millones, equivalente a 37% de<br />

dicho segmento de depósitos. En total, durante el año 2002 los depósitos privados<br />

cayeron un 42% en términos reales.<br />

La recuperación permite avanzar con <strong>la</strong> reforma del marco prudencial<br />

Varios elementos confluyeron para que a principios del segundo semestre de<br />

2002 se observara un punto de inflexión en el desarrollo de <strong>la</strong> crisis, y comenzara a<br />

verificarse una mejora progresiva de <strong>la</strong> situación en casi todos los frentes. Para esto<br />

fue fundamental <strong>la</strong> estabilización del tipo de cambio, que fue seguida en julio por una<br />

desaceleración de <strong>la</strong> salida de fondos de los bancos y en agosto por <strong>la</strong> reversión de <strong>la</strong><br />

tendencia declinante de los depósitos, al registrarse el primer aumento en términos<br />

netos desde agosto de 2001. También ayudó que <strong>la</strong>s tasas de inf<strong>la</strong>ción resultaran<br />

menores que <strong>la</strong>s esperadas y que, por consiguiente, los rendimientos de <strong>la</strong>s<br />

colocaciones fueran percibidos como fuertemente positivos en términos reales (y en<br />

dó<strong>la</strong>res). A partir de ese momento comenzó un lento pero continuo proceso de<br />

remonetización, hasta el año 2007. También fueron importantes para estabilizar el tipo<br />

de cambio los “retoques” a los mecanismos de control de cambios implementados<br />

<strong>entre</strong> mayo y septiembre, que mejoraron sustancialmente su efectividad, lo que hizo<br />

posible reducir significativamente <strong>la</strong>s filtraciones 31 .<br />

Parale<strong>la</strong>mente a <strong>la</strong> recuperación de los depósitos, y tras registrarse un déficit<br />

cambiario de u$s 542 millones en el primer semestre, se pasó a un superávit<br />

cambiario de u$s 2701 millones en el segundo, cuando se registró un importante<br />

superávit en cuenta corriente. A partir de julio el BCRA pasó a ser un demandante neto<br />

en el mercado de divisas. Es interesante seña<strong>la</strong>r que el 91% de <strong>la</strong> formación de<br />

activos externos del sector privado no financiero en 2002 se materializó mediante <strong>la</strong><br />

acumu<strong>la</strong>ción de billetes en moneda extranjera, dada <strong>la</strong> desconfianza del público hacia<br />

el sistema bancario.<br />

31 Particu<strong>la</strong>rmente <strong>la</strong> obligación de liquidación en el BCRA de <strong>la</strong>s divisas originadas en<br />

exportaciones. El monto mínimo que generaba tal obligación era de u$s 1 millón, pero fue<br />

reducido a u$s 500.000 en junio y nuevamente a u$s 200.000 en septiembre.<br />

33


En este contexto de mayor estabilidad, dado el costo político del “corralón” y<br />

ante <strong>la</strong> necesidad de ir recuperando progresivamente <strong>la</strong> reputación del sistema<br />

financiero y poner freno al drenaje de fondos a través de <strong>la</strong>s medidas caute<strong>la</strong>res, se<br />

permitieron ciertas transferencias a cuentas de libre disponibilidad y se realizó una<br />

segunda oferta de canje de depósitos 32 .<br />

¿Qué factores hicieron posible que <strong>la</strong> devolución de fondos en <strong>la</strong> moneda<br />

original fuera finalmente factible? Por un <strong>la</strong>do, <strong>la</strong> recuperación económica impulsó un<br />

aumento de <strong>la</strong> cotización de los títulos públicos, lo cual benefició a los que aceptaron<br />

alguno de los dos canjes propuestos. Pero también es c<strong>la</strong>ro que <strong>la</strong> reestructuración de<br />

<strong>la</strong> deuda pública generó una liberación “esperada” de recursos que se terminó<br />

reflejando en <strong>la</strong> caída de los rendimientos de los bonos y en un aumento, por ende, del<br />

grado de recupero de los depositantes.<br />

El proceso de normalización registró un hito cuando, el 2 de diciembre, se<br />

determinó <strong>la</strong> libre disponibilidad de <strong>la</strong>s cuentas a <strong>la</strong> vista, aprovechando <strong>la</strong>s señales de<br />

normalización que venía mostrando el sistema financiero (se consolidó el crecimiento<br />

de los depósitos en términos reales). La ausencia de efectos negativos de <strong>la</strong> liberación<br />

de fondos sobre el mercado cambiario también permitió re<strong>la</strong>jar <strong>la</strong>s restricciones sobre<br />

<strong>la</strong> transferencia de capitales al exterior.<br />

De este modo, el cierre del año 2002 marcó el final de <strong>la</strong> primera etapa de<br />

estabilización del sistema financiero. Pero tras haberse desmante<strong>la</strong>do el “corralito”, a<br />

principios de 2003 subsistía el problema p<strong>la</strong>nteado por el “corralón”, que aún no había<br />

sido desactivado y que representaba un 29% de los depósitos totales del sistema,<br />

p<strong>la</strong>nteando un importante riesgo de liquidez, dada <strong>la</strong> fuerte concentración de los<br />

vencimientos. Por ese motivo, en febrero de 2003 se permitió <strong>la</strong> devolución anticipada<br />

de los depósitos reprogramados y en abril <strong>la</strong>s autoridades decidieron finalmente <strong>la</strong><br />

liberación total de los Cedros (Certificados de depósitos reprogramados). Esto permitió<br />

extender el p<strong>la</strong>zo efectivo de los pasivos, al reforzar <strong>la</strong> confianza del público y atenuar<br />

el impacto de los amparos.<br />

A partir de estas medidas y <strong>la</strong> mejora general de <strong>la</strong>s condiciones económicas y<br />

financieras, el riesgo de liquidez rápidamente dejó de constituir un problema central, y<br />

los defectos de liquidez de 2002 se transformaron en importantes excesos hacia fines<br />

de 2003.<br />

El proceso de normalización del sistema también se manifestó en el terreno<br />

patrimonial. Las pérdidas contables, que habían marcado un récord en 2002 y se<br />

mantuvieron en niveles elevados en <strong>la</strong> primera mitad de 2003, desaparecieron hacia<br />

fin de año. La solvencia también comenzó a recuperarse en <strong>la</strong> segunda mitad de 2003,<br />

gracias a una generalizada refinanciación de los pasivos (con acreedores externos 33 ,<br />

condicionada a una reducción del valor presente de <strong>la</strong> deuda, y con el Banco Central)<br />

y a aportes adicionales de capital equivalentes a 25% del patrimonio neto consolidado<br />

32 Básicamente se ampliaban <strong>la</strong>s opciones de los depositantes.<br />

33 Principalmente de los bancos privados. Se realizaron quitas, canjes por títulos públicos y<br />

capitalización de deudas por parte de casas matrices de bancos extranjeros.<br />

34


del sistema financiero de fines de 2003. Estos dos procesos, reducción de pasivos<br />

externos y aportes (y posteriormente generación interna de capital), cambiaron<br />

considerablemente <strong>la</strong> estructura del pasivo en re<strong>la</strong>ción a <strong>la</strong> vigente durante el régimen<br />

de convertibilidad, que mostró un aumento significativo de <strong>la</strong> participación de los<br />

depósitos en el fondeo total.<br />

Gráfico 8.<br />

Estructura del pasivo del sistema bancario<br />

% sobre el Pasivo<br />

100%<br />

80%<br />

60%<br />

40%<br />

20%<br />

0%<br />

1995<br />

50% 52% 53% 54% 54% 53% 57%<br />

Estructura del Pasivo<br />

37% 45% 44% 52% 55% 59% 54% 59%<br />

5%<br />

4% 4% 4% 3% 4% 4% 5% 11% 5%<br />

40%<br />

6%<br />

38%<br />

7%<br />

37%<br />

6%<br />

36%<br />

5%<br />

37%<br />

5%<br />

38%<br />

4%<br />

34%<br />

47%<br />

10%<br />

37%<br />

17%<br />

34%<br />

17%<br />

27%<br />

20%<br />

20%<br />

19%<br />

18%<br />

22%<br />

19%<br />

20%<br />

15%<br />

7% 5% 4% 5% 4% 5% 5%<br />

1996<br />

1997<br />

1998<br />

1999<br />

2000<br />

2001<br />

2002<br />

Resto Otras Oblig por Intermediac Fciera<br />

Depósitos Sector Público* Depósitos Sector Privado*<br />

Fuente: Banco Central.<br />

La “convergencia a <strong>la</strong> normalidad”<br />

Superado el primer trimestre de 2003, y con el proceso de recuperación<br />

económica en marcha, el BCRA terminó de precisar, a través de un conjunto de<br />

normas, <strong>la</strong>s bases del régimen prudencial, así como <strong>la</strong>s características del proceso de<br />

convergencia desde <strong>la</strong> situación todavía excepcional que regía en esa etapa, y un<br />

régimen de funcionamiento normal.<br />

Había dos objetivos primordiales. Primero, dar tiempo a <strong>la</strong>s entidades para<br />

absorber <strong>la</strong>s pérdidas originadas por <strong>la</strong> crisis y para recomponer “endógenamente” su<br />

base de capital, de modo que pudieran recuperarse sin necesidad de capitalizar<strong>la</strong>s con<br />

fondos públicos. Esto significaba combinar aportes de capital de los accionistas con <strong>la</strong><br />

generación de ganancias a lo <strong>la</strong>rgo de varios años. El segundo objetivo, vincu<strong>la</strong>do con<br />

el primero, era aplicar <strong>la</strong> tolerancia normativa en aspectos que pudieran facilitar el<br />

aumento del crédito, con una estrategia de tratamiento diferenciado de los stocks<br />

heredados del pasado respecto a los flujos futuros.<br />

Seguramente <strong>la</strong> iniciativa más importante del BCRA para <strong>la</strong> normalización del<br />

sistema financiero en los años posteriores a <strong>la</strong> crisis fue el conjunto de cambios<br />

normativos establecidos en abril de 2003 (Comunicación “A” 3911). Se establecieron<br />

2003<br />

2004<br />

2005<br />

2006<br />

2007<br />

2008<br />

2009<br />

35


mecanismos que creaban franquicias normativas en materia de solvencia, al afectar<br />

aspectos de <strong>la</strong>s normas de capitales mínimos, valuación de activos del sector público,<br />

fraccionamiento y graduación del riesgo crediticio.<br />

Un elemento central fue el restablecimiento, a partir de enero de 2004, del<br />

régimen de capitales mínimos, cuyo cumplimiento había dejado de ser obligatorio en<br />

diciembre de 2001. En línea con los estándares internacionales, se fijó <strong>la</strong> exigencia de<br />

capitales mínimos en el 8% de los activos ponderados por riesgo, lo cual implicaba<br />

una reducción respecto al 11,5% que había estado vigente durante <strong>la</strong> convertibilidad,<br />

el cual no parecía justificarse en el nuevo régimen de funcionamiento de <strong>la</strong> economía,<br />

que disminuía <strong>la</strong> fragilidad financiera asociada y aumentaba <strong>la</strong> capacidad de respuesta<br />

del BCRA.<br />

Sin embargo, para darle tiempo al sistema para recuperar sus niveles de<br />

solvencia, y teniendo en cuenta que todavía <strong>la</strong> situación era excepcional debido a <strong>la</strong><br />

alta exposición al sector público heredada de <strong>la</strong> crisis y al elevado riesgo de tasa de<br />

interés asociado, se adoptó un esquema de convergencia gradual a <strong>la</strong> exigencia plena.<br />

En efecto, se buscó disimu<strong>la</strong>r <strong>la</strong> brecha existente <strong>entre</strong> el valor contable de los<br />

activos bancarios y su valor de realización, pero apuntando a que se diera un proceso<br />

de normalización gradual que permitiera ir aproximando <strong>la</strong>s valuaciones de los créditos<br />

al sector público a los precios de mercado. Parale<strong>la</strong>mente, <strong>la</strong> norma establecía<br />

mecanismos que iban aproximando <strong>la</strong> exigencia y <strong>la</strong> integración regu<strong>la</strong>toria de capital<br />

con <strong>la</strong> exigencia e integración de <strong>la</strong>rgo p<strong>la</strong>zo.<br />

Era crucial decidir cuál sería el tratamiento de <strong>la</strong> exposición de los bancos con<br />

el sector público y su impacto sobre <strong>la</strong> posición de capital. Por ello, se estableció un<br />

mecanismo para diferir en el tiempo el reconocimiento de <strong>la</strong>s diferencias patrimoniales<br />

generadas por <strong>la</strong> caída del valor de mercado de <strong>la</strong> deuda pública, mediante<br />

coeficientes de atenuación de <strong>la</strong> exigencia por riesgo de tasa de interés y de <strong>la</strong><br />

exigencia por exposición al sector público 34 .<br />

El cronograma de aumento de los coeficientes haría que <strong>la</strong> exigencia por el<br />

riesgo de crédito de los activos del sector público llegara a su nivel normal en enero de<br />

2009, mientras que <strong>la</strong> exigencia por riesgo de tasas de interés se restablecería<br />

plenamente en enero de 2007. En <strong>la</strong> práctica, ese <strong>la</strong>rgo período de transición<br />

implicaba aplicar un alto grado de tolerancia regu<strong>la</strong>toria, tanto en lo que respecta a <strong>la</strong><br />

exigencia de capital como al cómputo de su integración por parte de <strong>la</strong>s entidades<br />

financieras. La norma implicaba apostar a que hacia enero de 2008 el sistema<br />

bancario habría resuelto totalmente sus problemas de solvencia.<br />

En definitiva el cronograma se cumplió, aunque no era evidente (ex ante) que<br />

fuera a resultar sencillo. Ayudaron <strong>la</strong> mejora en <strong>la</strong> situación económica general y <strong>la</strong>s<br />

medidas del BCRA que indujeron a <strong>la</strong>s entidades a reducir su exposición al sector<br />

público, porque disminuyó <strong>la</strong> incidencia de los beneficios normativos.<br />

34 Ninguno de los dos componentes existe a nivel internacional. La exposición al sector público<br />

suele ser considerada como libre de riesgo en <strong>la</strong>s regu<strong>la</strong>ciones de capitales mínimos. El riesgo<br />

de tasa de interés no tiene un tratamiento estándar internacionalmente aceptado.<br />

36


La magnitud de los beneficios regu<strong>la</strong>torios era más importante en <strong>la</strong> exigencia<br />

que en <strong>la</strong> integración, aunque <strong>la</strong> diferencia varió a lo <strong>la</strong>rgo del tiempo. En particu<strong>la</strong>r, <strong>la</strong><br />

valuación favorable de los activos del sector público fue, por su impacto cuantitativo, y<br />

en todo momento, el factor más importante de todos los beneficios regu<strong>la</strong>torios<br />

establecidos en abril de 2003.<br />

Además del tratamiento especial de <strong>la</strong> exposición con el sector público, y<br />

también en materia de solvencia, fue necesario reducir a niveles internacionales el<br />

límite para los activos inmovilizados, que habían registrado un crecimiento sustancial<br />

como consecuencia de <strong>la</strong> crisis.<br />

Hay que destacar que, a pesar de <strong>la</strong> continua mejora registrada por los<br />

indicadores bancarios, recién en el cuarto trimestre de 2006 el sistema financiero<br />

registró por primera vez, a nivel agregado, un exceso (“sobreintegración”) de capitales<br />

mínimos teniendo en cuenta <strong>la</strong> posición ajustada (eliminando todos los beneficios<br />

normativos), aunque el signo de tal posición siguió siendo vulnerable a <strong>la</strong>s volátiles<br />

cotizaciones de los títulos públicos.<br />

En 2004 también se dejaron sin efecto en forma definitiva as tab<strong>la</strong>s de<br />

indicadores de riesgo que multiplicaban <strong>la</strong>s exigencias de capital en función de <strong>la</strong> tasa<br />

cobrada a <strong>la</strong>s financiaciones.<br />

En otro p<strong>la</strong>no, y a partir de otra importante lección que dejó <strong>la</strong> crisis, se<br />

establecieron límites a <strong>la</strong> exposición de <strong>la</strong>s entidades financieras con el Sector Público<br />

no Financiero, tanto en función de su RPC como de sus activos totales. La exposición<br />

total con los tres niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal) no debe superar<br />

un 75% de <strong>la</strong> RPC y, a partir de enero de 2006, el 40% del activo total del banco<br />

(reducido a 35% en julio de 2007).<br />

En materia de liquidez, en marzo de 2003, una vez superada <strong>la</strong> etapa crítica, se<br />

restableció el criterio que fija <strong>la</strong>s exigencias de efectivo mínimo en función de los<br />

p<strong>la</strong>zos residuales de vencimiento de <strong>la</strong>s obligaciones, y se incorporaron otros pasivos<br />

financieros a <strong>la</strong>s partidas sujetas a exigencia. Con esta medida <strong>la</strong> regu<strong>la</strong>ción de<br />

reservas de liquidez volvía a reflejar un enfoque prudencial, en lugar del énfasis<br />

esencialmente monetario que <strong>la</strong> caracterizó en 2002. Aunque se establecieron tasas<br />

distintas para los depósitos en pesos según su p<strong>la</strong>zo hasta el vencimiento, <strong>la</strong>s<br />

diferencias fueron menos marcadas que <strong>la</strong>s que rigieron hasta 1995, de forma tal que<br />

<strong>la</strong> estructura de pasivos no afecta demasiado el nivel re<strong>la</strong>tivo de liquidez <strong>entre</strong> <strong>la</strong>s<br />

entidades. En consonancia con el objetivo de desdo<strong>la</strong>rizar el sistema bancario, <strong>la</strong><br />

exigencia de liquidez para el segmento en moneda extranjera fue establecida en<br />

niveles más altos que para el segmento en pesos.<br />

Un punto importante en materia de liquidez que era necesario resolver era el<br />

problema p<strong>la</strong>nteado por <strong>la</strong>s elevadas deudas de <strong>la</strong>s entidades con el BCRA y <strong>la</strong><br />

necesidad de aumentar el p<strong>la</strong>zo promedio de <strong>la</strong>s obligaciones de los bancos, de modo<br />

que estuvieran en mejores condiciones para prestar y fuera factible una reducción más<br />

acelerada del “corralón”.<br />

37


Para contribuir a esos objetivos se estableció un esquema voluntario,<br />

denominado matching que determinaba un cronograma de amortización y tasas de<br />

interés simi<strong>la</strong>res a <strong>la</strong>s de los activos afectados en garantía de dichas asistencias<br />

(mayoritariamente del sector público), con un máximo de 70 cuotas de amortización (el<br />

cronograma fue de 120 cuotas en un caso puntual) y tasa de interés de 3,5% anual<br />

sobre saldos ajustados por CER. El esquema tenía como prerrequisito <strong>la</strong><br />

“regu<strong>la</strong>rización” de los pasivos externos de <strong>la</strong>s entidades 35 .<br />

El matching, que permitía diferir <strong>la</strong> devolución de los redescuentos, sumado a<br />

<strong>la</strong>s reestructuraciones de pasivos externos, que implicaban extender los p<strong>la</strong>zos y<br />

reducir el valor de <strong>la</strong>s deudas en valor presente, permitió aumentar fuertemente el<br />

p<strong>la</strong>zo promedio de <strong>la</strong>s obligaciones del sistema financiero, haciendo factible <strong>la</strong><br />

apertura del “corralón”, ya que permitieron despejar el panorama respecto de los<br />

requerimientos futuros de liquidez. A esto contribuyó también, de manera decisiva, <strong>la</strong><br />

mejoría general del sistema financiero gracias a <strong>la</strong> recuperación económica.<br />

En efecto, en 2003 y 2004 el sistema financiero afianzó el vuelco positivo que<br />

se había insinuado en los últimos meses de 2002. La fuerte recuperación de los<br />

depósitos, que ya crecían en términos reales, hizo posible que <strong>la</strong>s entidades<br />

recompusieran significativamente su nivel de liquidez, que llegó a 30% de los<br />

depósitos totales en el último trimestre de 2004. En 2005, por primera vez luego de <strong>la</strong><br />

crisis, el sistema mostró ganancias, que sumadas a los aportes de capital acumu<strong>la</strong>dos<br />

desde principios de 2002 permitieron ir recomponiendo el patrimonio neto del sistema<br />

en términos reales<br />

En 2004, y por primera vez desde 1999, los préstamos al sector privado<br />

crecieron en términos reales (15,8%). Este proceso fue liderado en esa etapa por los<br />

bancos privados, lo cual reflejaba el mayor peso de los créditos con garantía real en<br />

los bancos públicos, que son los que tuvieron un desempeño más débil. El nivel<br />

agregado de morosidad comenzó a mostrar una tendencia declinante desde 2003,<br />

luego de cuatro años de deterioro continuo.<br />

Pero a pesar de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ra mejora de <strong>la</strong> situación, en comparación con el<br />

panorama al estal<strong>la</strong>r <strong>la</strong> crisis y el período inmediato posterior, el sistema financiero<br />

había quedado reducido a un tamaño insignificante y no había jugado papel alguno en<br />

<strong>la</strong> recuperación del nivel de actividad y el empleo que se consolidó a partir del<br />

segundo semestre de 2002. La recuperación económica se desarrolló “sin crédito”,<br />

facilitada por <strong>la</strong> valorización de los activos en dó<strong>la</strong>res, que fueron movilizados para<br />

aprovechar <strong>la</strong>s altas rentabilidades en numerosos sectores generadas por <strong>la</strong><br />

devaluación y <strong>la</strong> mejora de los términos de intercambio. El resultado fue que <strong>la</strong><br />

exposición al sector privado a fines de 2003 cayó a un nivel mínimo de 18% del activo,<br />

frente a un promedio de 46% en el período 1996-2001.<br />

35 Se establecieron ciertas pautas que inducían a <strong>la</strong>s entidades a hacer reestructuraciones de<br />

sus deudas con los otros acreedores (no BCRA) que implicaran una reducción del valor<br />

presente, así como a fomentar <strong>la</strong> capitalización de deudas por parte de <strong>la</strong>s casas matrices y/o<br />

aportes de capital.<br />

38


Parte de <strong>la</strong> falta de dinámica del crédito en los primeros años tras <strong>la</strong> crisis tiene<br />

su explicación en factores de demanda: <strong>la</strong> reticencia de muchos empresarios a<br />

establecer una re<strong>la</strong>ción de dependencia con instituciones que los habían “maltratado”<br />

durante <strong>la</strong> crisis, el fuerte aumento del flujo de caja libre como consecuencia del jubileo<br />

de <strong>la</strong>s deudas bancarias en 2002 y el hecho de que <strong>la</strong> capacidad insta<strong>la</strong>da existente<br />

superaba <strong>la</strong>rgamente <strong>la</strong> demanda y en muchos casos hacía innecesaria <strong>la</strong> inversión en<br />

capital fijo.<br />

Por el <strong>la</strong>do de <strong>la</strong> oferta, aunque <strong>la</strong> liquidez dejó de ser una limitante, el<br />

esquema regu<strong>la</strong>torio heredado de los noventa no contemp<strong>la</strong>ba <strong>la</strong> particu<strong>la</strong>r situación<br />

de <strong>la</strong>s empresas tras <strong>la</strong> crisis, en buena medida porque re<strong>la</strong>tivizaba <strong>la</strong> validez de<br />

algunos de los criterios (o indicadores) habitualmente utilizados para evaluar el riesgo<br />

crediticio. En otras pa<strong>la</strong>bras, <strong>la</strong> metodología subestimaba el universo de los<br />

potenciales tomadores de crédito con capacidad de repago.<br />

Ciertamente, <strong>la</strong> cartera irregu<strong>la</strong>r del sistema bancario alcanzó magnitudes<br />

astronómicas, llegando a representar un 39% de los créditos al sector privado no<br />

financiero a fines de 2002, a pesar de <strong>la</strong> flexibilización de <strong>la</strong>s normas de<br />

previsionamiento. Había un amplio espectro de deudores que se encontraban en<br />

situación concursal o en etapa judicial, cuya financiación resultaba prácticamente<br />

imposible con <strong>la</strong>s normas vigentes, ya que los fondos eventualmente desembolsados<br />

debían ser íntegramente previsionados. Además, el patrimonio neto de <strong>la</strong>s empresas<br />

quedó muy reducido tras <strong>la</strong> crisis e incluso, con frecuencia, era negativo, lo cual<br />

impedía otorgarle crédito a una firma, independientemente de que <strong>la</strong> marcha del<br />

negocio y sus perspectivas futuras fueran favorables. Era necesario evitar que <strong>la</strong><br />

historia crediticia reciente de <strong>la</strong>s empresas tuviera un peso desproporcionado en <strong>la</strong><br />

calificación de los préstamos.<br />

En un esfuerzo por atenuar estos problemas, el BCRA introdujo a lo <strong>la</strong>rgo de<br />

2003 algunos cambios regu<strong>la</strong>torios que apuntaban a facilitar el otorgamiento de<br />

préstamos por parte de los bancos en casos como los recién mencionados, así como,<br />

en general, a aumentar <strong>la</strong> posibilidad de acceso al crédito por parte de <strong>la</strong>s pymes 36 . Se<br />

suponía que <strong>la</strong> mayoría de <strong>la</strong>s modificaciones tendrían un carácter transitorio, dado el<br />

36 Entre otras medidas, se permitió c<strong>la</strong>sificar a los deudores comerciales con deudas inferiores<br />

a $5 millones en base a un criterio basado exclusivamente en los atrasos registrados en el<br />

servicio de <strong>la</strong> deuda, con lo cual se evitaba tener que efectuar una proyección de flujos de<br />

fondos. Además, en el caso de deudores que hubieran formalizado convenios de pago en el<br />

marco de un concurso preventivo, se podían rec<strong>la</strong>sificar sus deudas en situación normal, y<br />

brindarles financiamiento, tomando en cuenta su capacidad de pago, en lugar de los<br />

porcentajes de cance<strong>la</strong>ción del capital refinanciado. También se incrementaron los porcentajes<br />

de nuevo financiamiento que se podía otorgar a empresas en <strong>la</strong>s categorías 2 a 5, pero<br />

permitiendo que <strong>la</strong>s previsiones correspondieran a una situación normal (1%), y se flexibilizaron<br />

restricciones para <strong>la</strong> refinanciación de deudas bancarias. Se admitió <strong>la</strong> financiación a clientes<br />

en situación irregu<strong>la</strong>r en otra entidad sin tener que constituir previsiones por “efecto arrastre”, y<br />

se ajustó el previsionamiento requerido en función de <strong>la</strong>s pérdidas por quitas de capital (bajo el<br />

argumento de que dichas quitas aumentan <strong>la</strong> cobrabilidad del crédito restante). En 2007 se<br />

institucionalizaron definitivamente estos criterios, al establecerse una dinámica de mejora de <strong>la</strong><br />

c<strong>la</strong>sificación del deudor refinanciado, en función del pago de un porcentaje mínimo de <strong>la</strong> deuda<br />

o de <strong>la</strong>s cuotas cance<strong>la</strong>das puntualmente para cada categoría.<br />

39


objetivo de volver a endurecer <strong>la</strong>s regu<strong>la</strong>ciones prudenciales en el mediano/<strong>la</strong>rgo<br />

p<strong>la</strong>zo, sin embargo, algunos elementos subsistieron 37 .<br />

Los esfuerzos por eliminar obstáculos normativos al otorgamiento de crédito<br />

prosiguieron <strong>entre</strong> los años 2005 y 2007, con medidas dirigidas a mejorar <strong>la</strong><br />

calificación de los deudores, simplificar <strong>la</strong>s operaciones y disminuir el costo de <strong>la</strong>s<br />

financiaciones mediante <strong>la</strong> flexibilización de <strong>la</strong>s normas en materia de garantías,<br />

exigencia de capital y otros aspectos 38 . La consecuencia fue que prácticamente se<br />

desmontaron <strong>la</strong>s restricciones normativas que pudieran estar impidiendo una mayor<br />

dinámica crediticia. Por lo tanto, <strong>la</strong> escasa profundidad crediticia en Argentina debe<br />

atribuirse a otros factores, según se comenta más abajo.<br />

El difícil camino de convergencia a <strong>la</strong> normalidad<br />

Si bien a lo <strong>la</strong>rgo de 2004 se consolidó <strong>la</strong> mejora evidenciada en 2003, todavía<br />

subsistían hacia fines de año algunos problemas heredados de <strong>la</strong> crisis y de <strong>la</strong> terapia<br />

específica implementada para lidiar con el<strong>la</strong> que p<strong>la</strong>nteaban riesgos considerables<br />

para <strong>la</strong>s entidades financieras, y que podían ser un obstáculo para un comportamiento<br />

más dinámico en materia crediticia. Estos problemas estaban vincu<strong>la</strong>dos por un factor<br />

en común: <strong>la</strong>s dificultades para asimi<strong>la</strong>r en el activo un alto volumen de deuda pública<br />

de un país en cesación de pagos.<br />

En primer lugar, el sistema financiero enfrentaba un alto nivel de exposición al<br />

sector público, equivalente a 40,9% del activo, consistente mayoritariamente en<br />

instrumentos de <strong>la</strong>rgo p<strong>la</strong>zo cuya tenencia era difícil de desarmar en el futuro cercano.<br />

No obstante, <strong>la</strong> gradual amortización de estos activos y <strong>la</strong> aplicación de los flujos de<br />

caja resultantes a los pagos comprometidos en el esquema del matching, al<br />

incremento de los activos líquidos y a <strong>la</strong> expansión del crédito al sector privado<br />

permitían avizorar una solución de mediano p<strong>la</strong>zo al problema. Por otro <strong>la</strong>do, los<br />

continuos ajustes a <strong>la</strong> baja en <strong>la</strong> valuación de los activos del sector público disminuían<br />

<strong>la</strong> exposición contable y, al mismo tiempo, mejoraban <strong>la</strong>s condiciones para<br />

desprenderse de estos activos. Además, el superávit fiscal implicaba que el stock de<br />

deuda pública tendría una tendencia decreciente y que <strong>la</strong> solvencia del estado<br />

mejoraría, disminuyendo el riesgo asociado a una determinada exposición al sector<br />

público. Estas consideraciones se verían adicionalmente reforzadas por <strong>la</strong>s<br />

consecuencias del canje de deuda de 2005. En definitiva, <strong>la</strong> exposición al sector<br />

público siguió una trayectoria monótona decreciente hasta el año 2009.<br />

En segundo lugar, el sistema enfrentaba dos descalces de moneda. Uno<br />

generado por el exceso de activos indexados en re<strong>la</strong>ción con los pasivos del mismo<br />

37 Por ejemplo, es posible que los porcentajes de previsionamiento sean un poco bajos en<br />

algunas categorías, y merezcan ser recalibrados. Además, sería conveniente introducir algún<br />

grado de diferenciación por línea de crédito, para reflejar su distinto grado de cobrabilidad en <strong>la</strong><br />

práctica, fenómeno que se observa frecuentemente aún cuando se trate de préstamos a un<br />

mismo deudor.<br />

38 El activismo normativo en materia crediticia también se reflejó en el intento de impulsar el<br />

crédito hipotecario a sectores de recursos re<strong>la</strong>tivamente limitados.<br />

40


tipo, y otro determinado por <strong>la</strong> existencia de una posición neta positiva en moneda<br />

extranjera.<br />

El primer descalce era una consecuencia de <strong>la</strong> tenencia de activos de <strong>la</strong>rgo<br />

p<strong>la</strong>zo a tasa de interés fija ajustables por inf<strong>la</strong>ción (reales) y pasivos a corto p<strong>la</strong>zo a<br />

tasa de interés de mercado no ajustables (nominales). Esto implicaba que los<br />

resultados de <strong>la</strong>s entidades tenían una alta sensibilidad a <strong>la</strong>s variaciones de <strong>la</strong> tasa<br />

real de interés, y era el más problemático de los dos descalces arriba mencionados,<br />

tanto debido a <strong>la</strong> magnitud de <strong>la</strong> exposición al riesgo involucrada (142% del PN), como<br />

por su impacto negativo sobre <strong>la</strong> generación de crédito, particu<strong>la</strong>rmente de <strong>la</strong>rgo p<strong>la</strong>zo.<br />

Un elemento que, paradójicamente, dificultaba <strong>la</strong> solución del problema eran<br />

<strong>la</strong>s facilidades normativas de que gozaban los activos ajustables introducidas en abril<br />

de 2003 y sus modificaciones posteriores, tanto en materia de exigencias prudenciales<br />

como en lo que respecta a su valuación, ya que implicaban que los bancos registrarían<br />

pérdidas contables si pretendían disminuir <strong>la</strong>s tenencias que generaban el descalce en<br />

cuestión mediante su venta en el mercado. Pero dada <strong>la</strong> trayectoria generalmente<br />

descendente que tuvieron <strong>la</strong>s tasas de interés reales en los siguientes años y <strong>la</strong><br />

tendencia ascendente de <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción, el descalce terminaría por generarles resultados<br />

positivos a los bancos, y su trayectoria como porcentaje del patrimonio neto fue<br />

monótonamente decreciente.<br />

El considerable descalce de moneda se manifestaba en una posición neta<br />

activa (“<strong>la</strong>rga”) equivalente a 41% del patrimonio neto a diciembre de 2004, originada<br />

en <strong>la</strong> recepción de compensaciones en dó<strong>la</strong>res (Boden) y <strong>la</strong> cance<strong>la</strong>ción de los<br />

pasivos en moneda extranjera (ya sea por reestructuración o capitalización de<br />

deudas). En esas condiciones, <strong>la</strong> apreciación del peso tenía un impacto negativo sobre<br />

el patrimonio de los bancos. No obstante, <strong>la</strong> magnitud de este descalce era mucho<br />

menor si se valuaban los títulos públicos en dó<strong>la</strong>res a precios de mercado, de modo<br />

que, desde esta perspectiva, <strong>la</strong> posición <strong>la</strong>rga en dó<strong>la</strong>res no p<strong>la</strong>nteaba un riesgo serio<br />

a mediano/<strong>la</strong>rgo p<strong>la</strong>zo y podía atenuarse si dichos activos se revaluaban (lo que<br />

efectivamente ocurrió en 2005 y 2006).<br />

Finalmente, el sistema financiero mostraba un importante descalce de p<strong>la</strong>zos,<br />

hecho también vincu<strong>la</strong>do con <strong>la</strong> importante exposición al riesgo de sector público. En<br />

consecuencia, el aumento de <strong>la</strong>s tasas de interés de <strong>la</strong>rgo p<strong>la</strong>zo podía generar un<br />

impacto patrimonial negativo, en tanto una inversión de <strong>la</strong> curva de rendimientos<br />

ocasionaría un deterioro de <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción <strong>entre</strong> ingresos y egresos financieros.<br />

En este escenario, <strong>la</strong> política del BCRA en los siguientes años buscó crear<br />

condiciones para una fuerte expansión del crédito al sector privado, lo cual permitiría<br />

atenuar los descalces mencionados, al mismo tiempo que se fomentaba <strong>la</strong> generación<br />

interna de capital por parte de <strong>la</strong>s entidades, creando condiciones para que éstas<br />

obtuvieran resultados positivos. Pero algunas medidas p<strong>la</strong>nteaban conflictos <strong>entre</strong> los<br />

objetivos perseguidos. En este sentido, <strong>la</strong>s autoridades consideraron que hacia fines<br />

de 2004 había condiciones para una aceleración del cronograma de cance<strong>la</strong>ción de<br />

redescuentos en re<strong>la</strong>ción al previsto en el esquema de matching.<br />

41


10%<br />

8%<br />

6%<br />

4%<br />

2%<br />

0%<br />

Dic-04<br />

Gráfico 9<br />

Endeudamiento con el BCRA- Esquema de Matching<br />

Sistema Financiero<br />

Dic-05<br />

Fuente: BCRA.<br />

Saldo de deuda con el BCRA en el esquema de matching<br />

(capital + CER + intereses) / Pasivos<br />

Cantidad de entidades (eje der)<br />

Dic-06<br />

Las entidades poseían altos niveles de liquidez que superaban <strong>la</strong> exigencia y el<br />

BCRA estaba interesado en generar mecanismos para absorber fondos del mercado<br />

de dinero y moderar el sesgo expansivo que estaba teniendo <strong>la</strong> política monetaria.<br />

Además, para <strong>la</strong>s entidades resultaba muy ventajoso cance<strong>la</strong>r un fondeo que en <strong>la</strong>s<br />

condiciones prevalecientes resultaba caro (3,5% + CER). Estas razones llevaron a<br />

establecer un procedimiento en diciembre de 2004 por el cual podían realizar<br />

ade<strong>la</strong>ntos de cuotas para acelerar el cronograma de cance<strong>la</strong>ción previsto en el<br />

esquema de matching 39 .<br />

Gráfico 10<br />

25.000<br />

20.000<br />

15.000<br />

10.000<br />

5.000<br />

-<br />

Sep-01<br />

Mar-02<br />

Sep-02<br />

Mar-03<br />

Sep-03<br />

Fuente: BCRA.<br />

Dic-07<br />

Redescuentos y Ade<strong>la</strong>ntos por Iliquidez<br />

Dic-08<br />

Nov-09<br />

Mar-04<br />

Sep-04<br />

Mar-05<br />

Sep-05<br />

Mar-06<br />

Sep-06<br />

Mar-07<br />

Sep-07<br />

Mar-08<br />

Sep-08<br />

Mar-09<br />

Sep-09<br />

39 La limitación del mecanismo de cance<strong>la</strong>ción anticipado previsto en el diseño original era su<br />

carácter irreversible. En diciembre de 2009 una entidad pública canceló su última cuota<br />

pendiente. El último banco privado canceló en febrero de 2007.<br />

24<br />

20<br />

16<br />

12<br />

8<br />

4<br />

0<br />

42


Como contrapartida, <strong>la</strong> cance<strong>la</strong>ción anticipada y el ade<strong>la</strong>nto de cuotas reducían <strong>la</strong><br />

madurez del fondeo, aumentando el descalce de p<strong>la</strong>zos heredado de <strong>la</strong> crisis 2001-<br />

2002. Pero mejoraban <strong>la</strong> solvencia, al contraerse el endeudamiento ajustable por CER<br />

(debido al menor costo de fondeo) aunque, por otro <strong>la</strong>do, aumentaban <strong>la</strong> posición<br />

activa en instrumentos ajustables y, por ende, <strong>la</strong> magnitud del descalce de tasa de<br />

interés real que tenía el sistema financiero.<br />

En definitiva, los mecanismos de transición establecidos por el BCRA en 2002-<br />

2003 probaron ser suficientes para darle tiempo al sistema a “curar sus heridas”,<br />

aprovechando el impacto favorable de un <strong>la</strong>rgo período de crecimiento económico<br />

ininterrumpido y <strong>la</strong> mejora significativa de <strong>la</strong> solvencia del Estado Nacional.<br />

El sistema bancario emerge fortalecido (2005-2009)<br />

Entre los años 2005 y 2009, tras superar <strong>la</strong> etapa más dura de <strong>la</strong> crisis, y ya<br />

habiéndose ajustado el marco regu<strong>la</strong>torio al nuevo régimen económico vigente, el<br />

sistema financiero continuó recuperándose y hubo una mejora sostenida de los<br />

indicadores de solvencia, rentabilidad, calidad de cartera y eficiencia, mejora que no<br />

se detuvo en 2009 a pesar de <strong>la</strong> recesión.<br />

En primer lugar, <strong>la</strong> integración de capital de los bancos en re<strong>la</strong>ción a los<br />

activos ponderados por riesgo (RPC/APR) fue aumentando progresivamente, al pasar<br />

de un mínimo de 14% a fines de 2004 a casi 19% en diciembre de 2009 40 . No sólo<br />

aumentó el nivel de capitalización del sistema sino que también se produjo una mejora<br />

de <strong>la</strong> calidad del capital, en <strong>la</strong> medida en que disminuyó <strong>la</strong> participación de activos con<br />

valuaciones especiales en el patrimonio.<br />

En segundo lugar, <strong>la</strong> rentabilidad del sistema mostró una mejora sostenida, al<br />

dejar atrás los quebrantos del período 2002-2004 y registrar resultados positivos que<br />

aumentaron desde 0,9% de los activos (netos) en 2005 a un ROA de 2,4% en 2009.<br />

Hay que destacar que los resultados no atribuibles a <strong>la</strong> herencia del pasado fueron<br />

considerablemente mejores. El mayor peso del crédito al sector privado, que casi<br />

duplica su participación en el activo total <strong>entre</strong> 2004 y 2009 (19,6% a 38,4%), explicó<br />

el aumento del resultado por intereses, ya que los spreads en 2009 fueron semejantes<br />

al promedio de los registrados en los años 2004-2005. En comparación con el ROA<br />

promedio de 0,7% registrado en el período 1996-1998 (los años de apogeo de <strong>la</strong><br />

convertibilidad), el sistema que emergió de <strong>la</strong> crisis tiene una rentabilidad más alta,<br />

diferencia que es aún más pronunciada en el caso del ROE.<br />

En tercer lugar, <strong>la</strong> cartera irregu<strong>la</strong>r continuó reduciéndose desde 18,6% de <strong>la</strong>s<br />

financiaciones en diciembre de 2004 a 3,5% en diciembre de 2009. Tal vez éste sea el<br />

aspecto en que más mejoró el sistema financiero en comparación con su desempeño<br />

en <strong>la</strong> segunda mitad de <strong>la</strong> década del noventa, lo cual se refleja en <strong>la</strong> caída de los<br />

40 Si se valúan los títulos públicos a precios de mercado el capital recién se habría tornado<br />

positivo a nivel agregado en 2004 y sólo habría superado a <strong>la</strong> exigencia en el segundo<br />

trimestre de 2006.<br />

43


cargos por incobrabilidad. En los años de más baja mora en dicho período (1997-<br />

1998) <strong>la</strong> cartera irregu<strong>la</strong>r fue equivalente, en promedio, a 13% de <strong>la</strong>s financiaciones al<br />

sector privado no financiero, y generaba cargos por 1,3% del activo en promedio,<br />

comparado con 0,5% en 2008-2009.<br />

%<br />

40,0%<br />

30,0%<br />

20,0%<br />

10,0%<br />

0,0%<br />

Fuente: BCRA.<br />

Gráfico 11<br />

Cartera Irregu<strong>la</strong>r / Total<br />

Ene-95<br />

Ene-96<br />

Ene-97<br />

Ene-98<br />

Ene-99<br />

Ene-00<br />

Ene-01<br />

Jun-02<br />

Total<br />

Jun-03<br />

Jun-04<br />

Jun-05<br />

Jun-06<br />

Jun-07<br />

Jun-08<br />

Jun-09<br />

En cuarto término, el sistema bancario también ha hecho progresos en materia<br />

de eficiencia, lo cual se reflejó en <strong>la</strong> evolución de <strong>la</strong> cobertura de los gastos<br />

administrativos con el margen financiero y los resultados por servicios, indicador que<br />

subió de 115% en 2004 a 196% en 2009, a pesar de los fuertes aumentos de <strong>la</strong>s<br />

remuneraciones, y es superior al promedio de 149% del período 1999-2001, los<br />

mejores años de ese indicador antes de <strong>la</strong> crisis. En comparación con el segundo<br />

quinquenio de <strong>la</strong> convertibilidad, tanto el margen financiero como los resultados por<br />

servicios son más altos en 2007-2009, mientras que <strong>la</strong> incobrabilidad es más baja.<br />

La evolución monetaria y crediticia<br />

La mejora consistente de los indicadores arriba mencionados no fue<br />

acompañada por un desempeño semejante de los agregados monetarios y crediticios<br />

a lo <strong>la</strong>rgo de todo el período 2005-2009. Estos detuvieron su trayectoria ascendente en<br />

moneda constante en 2007, tanto como consecuencia del impacto de <strong>la</strong> crisis global<br />

como de <strong>la</strong> desconfianza producida por <strong>la</strong> intervención del Indec. En el segundo<br />

trimestre de ese año se produce una caída de los depósitos, que fue seguida más<br />

tarde, en enero de 2008, por un quiebre de <strong>la</strong> tendencia alcista de los préstamos al<br />

sector privado.<br />

En efecto, <strong>entre</strong> diciembre de 2004 y abril de 2007 los depósitos privados<br />

aumentaron un 32,9% en términos reales para alcanzar el máximo de <strong>la</strong> serie histórica<br />

post crisis con una re<strong>la</strong>ción depósitos privados/PIB que ascendió a 16,3% en el primer<br />

trimestre de 2007, aún bien por debajo del promedio de 24,5% del período 1998-2000.<br />

44


Desde entonces los depósitos del sector privado en términos reales tuvieron<br />

una trayectoria descendente (-16,4%) hasta un tocar un mínimo en mayo de 2009,<br />

pero hacia fin de dicho año habían crecido 4,2%. En el mismo período el M3 privado<br />

cayó de 24% a 19% del PIB.<br />

Finalmente, debe enfatizarse <strong>la</strong> debilidad que implica el alto nivel de <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción<br />

<strong>entre</strong> depósitos transaccionales y p<strong>la</strong>zos fijos (depósitos con fines de “ahorro”),<br />

variable que, al igual que <strong>la</strong> demanda por efectivo, sufrió un cambio estructural a raíz<br />

de <strong>la</strong> crisis.<br />

Por el <strong>la</strong>do del crédito <strong>la</strong> evolución fue un poco más dinámica hasta 2007. No<br />

obstante, el progreso registrado no permitió recuperar <strong>la</strong> profundidad crediticia<br />

observada en <strong>la</strong> segunda mitad de <strong>la</strong> década del noventa. En el período 2004-2007 <strong>la</strong><br />

re<strong>la</strong>ción préstamos/PIB subió de 7,1% a 11,7%, un nivel todavía muy por debajo del<br />

promedio de 22% registrado en el período 1998-2000. A partir de enero de 2008 los<br />

préstamos al sector privado no financiero inician una tendencia decreciente (en<br />

términos reales) y, a pesar de una modesta recuperación en el segundo semestre,<br />

habían acumu<strong>la</strong>do una caída de 3,5% a diciembre de 2009.<br />

El tamaño del activo del sistema es, en moneda constante, c<strong>la</strong>ramente inferior<br />

al existente bajo el régimen bancario de <strong>la</strong> segunda mitad de <strong>la</strong> década del noventa, a<br />

pesar que el PIB es aproximadamente un tercio mayor a precios constantes.<br />

millones de $<br />

160.000<br />

150.000<br />

140.000<br />

130.000<br />

120.000<br />

110.000<br />

100.000<br />

90.000<br />

80.000<br />

Gráfico 12<br />

Evolución de los depósitos bancarios<br />

Depósitos<br />

En términos reales<br />

Total Sector Privado<br />

70.000<br />

Ene-03 Ene-04 Ene-05 Ene-06 Ene-07 Ene-08 Ene-09<br />

45


80%<br />

70%<br />

60%<br />

50%<br />

40%<br />

30%<br />

20%<br />

10%<br />

0%<br />

Fuente: BCRA.<br />

60%<br />

40%<br />

20%<br />

0%<br />

Dic-98<br />

%<br />

Dic-99<br />

65% 63% 65%<br />

Dic-00<br />

Fuente: BCRA.<br />

30,0%<br />

20,0%<br />

10,0%<br />

0,0%<br />

Ene-95<br />

Ene-96<br />

Ene-97<br />

Ene-98<br />

Fuente: BCRA.<br />

Depósitos P<strong>la</strong>zo Fijo del Sector Privado no Financiero<br />

Depósitos P<strong>la</strong>zo Fijo / Depósitos totales<br />

68% 70% 71%<br />

46%<br />

31%<br />

Promedio pre-crisis: 64%<br />

46% 43% 44% 45% 43% 43% 43%<br />

Dic-95<br />

Dic-96<br />

Dic-97<br />

Dic-98<br />

Dic-99<br />

Dic-00<br />

Dic-01<br />

Dic-02<br />

Dic-03<br />

Dic-04<br />

Dic-05<br />

Dic-06<br />

Dic-07<br />

Dic-08<br />

Dic-09<br />

Gráfico 13<br />

Riesgo de Crédito Público y Pivado<br />

En % del Activo - Promedio móvil 3 meses<br />

Dic-01<br />

Dic-02<br />

Dic-03<br />

Dic-04<br />

Gráfico 14<br />

Dic-05<br />

Préstamos S Priv no Fciero/PBI<br />

Ene-99<br />

Ene-00<br />

Ene-01<br />

Ene-02<br />

Ene-03<br />

Ene-04<br />

Ene-05<br />

Dic-06<br />

Ene-06<br />

Crédito Público<br />

Crédito Privado<br />

Ene-07<br />

Dic-07<br />

Ene-08<br />

Dic-08<br />

Ene-09<br />

Dic-09<br />

46


millones de $<br />

240.000<br />

230.000<br />

220.000<br />

210.000<br />

200.000<br />

190.000<br />

180.000<br />

Fuente: BCRA.<br />

Real<br />

Gráfico 15<br />

Activo Neteado del Sistema Financiero<br />

Nominal<br />

Promedio activo (real) Dic-96 / Dic-01: $202,687<br />

Ene-03<br />

Jul-03<br />

Ene-04<br />

Jul-04<br />

Ene-05<br />

Jul-05<br />

Ene-06<br />

Jul-06<br />

Ene-07<br />

Jul-07<br />

Ene-08<br />

Jul-08<br />

Ene-09<br />

Jul-09<br />

millones de $<br />

360.000<br />

310.000<br />

260.000<br />

210.000<br />

160.000<br />

Fuga de capitales: <strong>la</strong> transmisión financiera de <strong>la</strong> crisis global y los factores<br />

internos<br />

Diversos factores provocaron <strong>la</strong> reversión del proceso de remonetización desde<br />

el segundo trimestre de 2007.<br />

Por una parte, <strong>la</strong> crisis global se transmitió a <strong>la</strong> economía a través del canal<br />

financiero, y estimuló <strong>la</strong> salida de capitales privados. Pero, como ya se señaló, <strong>la</strong><br />

ralentización de <strong>la</strong> dinámica de los agregados monetarios y crediticios fue exacerbada<br />

por perturbaciones de origen interno, especialmente por varias acciones del gobierno<br />

que promovieron <strong>la</strong> desconfianza, como <strong>la</strong> manipu<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong>s estadísticas de<br />

inf<strong>la</strong>ción y <strong>la</strong> estatización del sistema previsional privado. La percepción de que <strong>la</strong>s<br />

autoridades proceden con un alto grado de arbitrariedad en sus decisiones generó un<br />

clima negativo para <strong>la</strong> confianza del público, que se reflejó en salida de capitales,<br />

caída de <strong>la</strong> inversión y en una retracción tanto de <strong>la</strong> oferta como de <strong>la</strong> demanda de<br />

crédito, en un contexto de marcada “preferencia por <strong>la</strong> flexibilidad”. Esos factores de<br />

origen interno operaron exacerbando el impacto del canal financiero de transmisión de<br />

<strong>la</strong> crisis global. Por ese motivo, <strong>la</strong>s repercusiones en Argentina fueron particu<strong>la</strong>rmente<br />

intensas, superando a <strong>la</strong>s observadas en países con posiciones externas y fiscales a<br />

priori más vulnerables.<br />

Como puede verse en los gráficos 16 y 17, <strong>la</strong>s salidas de fondos registradas en<br />

el ba<strong>la</strong>nce cambiario de <strong>la</strong> Argentina se hicieron muy marcadas a partir del segundo<br />

semestre de 2007, en consonancia con el estallido de <strong>la</strong> crisis sub-prime en EE.UU. y<br />

reflejando el creciente convencimiento por parte del público de que <strong>la</strong> intervención del<br />

Indec no era un hecho pasajero. Se registraron picos especialmente intensos, como el<br />

del segundo trimestre de 2008, asociado al conflicto del gobierno con el sector<br />

agropecuario. Como en otros episodios históricos, dicha tendencia se vio acompañada<br />

47


por un aumento del grado de do<strong>la</strong>rización de los depósitos, que fue particu<strong>la</strong>rmente<br />

acentuado en el caso de los p<strong>la</strong>zos fijos, donde <strong>la</strong> participación de <strong>la</strong>s imposiciones en<br />

moneda extranjera subió de 18,1% a 35,8% <strong>entre</strong> marzo de 2007 y junio de 2009.<br />

Desde mediados de 2007 y hasta el cuarto trimestre de 2009, <strong>la</strong> acumu<strong>la</strong>ción<br />

de activos externos por parte del sector privado no financiero alcanzó a 39.862<br />

millones de dó<strong>la</strong>res, cifra que equivale al 75% de los ingresos de divisas por<br />

exportación registrados en todo el año 2008 en el ba<strong>la</strong>nce cambiario.<br />

20,000<br />

15,000<br />

10,000<br />

5,000<br />

0<br />

-5,000<br />

-10,000<br />

-15,000<br />

-20,000<br />

-25,000<br />

-30,000<br />

IV 2003<br />

I 2004<br />

II 2004<br />

III 2004<br />

IV 2004<br />

I 2005<br />

II 2005<br />

III 2005<br />

IV 2005<br />

Gráfico 16<br />

Ba<strong>la</strong>nce Cambiario<br />

(millones de dó<strong>la</strong>res)<br />

I 2006<br />

II 2006<br />

III 2006<br />

IV 2006<br />

Cuenta Corriente Cambiaria (1) Formación de Activos Externos del SPNF (3)<br />

Resto Cuenta Capital y Financiera (2) Variación de Reservas por transacciones (4)<br />

Notas al gráfico 16:<br />

SPNF: Sector privado no financiero.<br />

Se atribuye a cada trimestre <strong>la</strong> suma de los saldos de los<br />

cuatro trimestres consecutivos que terminan en dicho<br />

trimestre.<br />

A <strong>la</strong> serie denominada “Formación de Activos Externos del<br />

Sector Privado no Financiero” se le ha restado <strong>la</strong> variación<br />

de los depósitos de los bancos locales en el BCRA, en<br />

dó<strong>la</strong>res. Las cifras del ba<strong>la</strong>nce cambiario proceden<br />

esencialmente de <strong>la</strong>s estadísticas del Mercado Único y Libre<br />

de Cambios. Parte de <strong>la</strong>s compras de dó<strong>la</strong>res efectuadas por<br />

el Sector Privado no Financiero se canalizan hacia depósitos<br />

en dó<strong>la</strong>res en los bancos locales y, una fracción de esos<br />

fondos, se canalizan a su vez hacia el BCRA como reservas<br />

en dó<strong>la</strong>res de los bancos. Si bien esos fondos reflejan <strong>la</strong><br />

toma de posición en activos en dó<strong>la</strong>res del SPNF, no se trata<br />

propiamente de activos externos en su poder (es decir, de<br />

activos contra “no residentes”). El correspondiente activo del<br />

SPNF está constituido por los depósitos locales en dó<strong>la</strong>res,<br />

que no son un pasivo del resto del mundo sino de otros<br />

agentes residentes (los bancos).<br />

El saldo de <strong>la</strong> cuenta de capital y financiera es (2) + (3).<br />

(1) + (2) + (3) = (4). Notas:<br />

SPNF: Sector privado no financiero.<br />

Se atribuye a cada trimestre <strong>la</strong> suma de los saldos de los<br />

cuatro trimestres consecutivos que terminan en dicho<br />

trimestre.<br />

A <strong>la</strong> serie denominada “Formación de Activos Externos del<br />

Sector Privado no Financiero” se le ha restado <strong>la</strong> variación<br />

de los depósitos de los bancos locales en el BCRA, en<br />

I 2007<br />

II 2007<br />

III 2007<br />

IV 2007<br />

I 2008<br />

II 2008<br />

III 2008<br />

IV 2008<br />

I 2009<br />

II 2009<br />

III 2009<br />

9,449<br />

2,988<br />

1,375<br />

-11,061<br />

IV 2009<br />

48


dó<strong>la</strong>res. Las cifras del ba<strong>la</strong>nce cambiario proceden<br />

esencialmente de <strong>la</strong>s estadísticas del Mercado Único y Libre<br />

de Cambios. Parte de <strong>la</strong>s compras de dó<strong>la</strong>res efectuadas por<br />

el Sector Privado no Financiero se canalizan hacia depósitos<br />

en dó<strong>la</strong>res en los bancos locales y, una fracción de esos<br />

fondos, se canalizan a su vez hacia el BCRA como reservas<br />

en dó<strong>la</strong>res de los bancos. Si bien esos fondos reflejan <strong>la</strong><br />

toma de posición en activos en dó<strong>la</strong>res del SPNF, no se trata<br />

propiamente de activos externos en su poder (es decir, de<br />

activos contra “no residentes”). El correspondiente activo del<br />

SPNF está constituido por los depósitos locales en dó<strong>la</strong>res,<br />

que no son un pasivo del resto del mundo sino de otros<br />

agentes residentes (los bancos).<br />

Fuente: E<strong>la</strong>boración propia en base a datos del BCRA.<br />

No obstante, es c<strong>la</strong>ro que en el segundo semestre, y particu<strong>la</strong>rmente en el cuarto<br />

trimestre, el público disminuyó su percepción sobre el riesgo local. El resultado del<br />

MULC alcanzó en ese trimestre su nivel máximo desde el segundo trimestre de 2007,<br />

cayó fuertemente <strong>la</strong> demanda de activos externos e, incluso, y por primera vez desde<br />

2005, se registró una venta neta de billetes en moneda extranjera por parte del<br />

público.<br />

Por su magnitud, aunque no por sus consecuencias, <strong>la</strong> salida de fondos <strong>entre</strong> el<br />

tercer trimestre de 2007 y el tercero de 2009 sólo es comparable a lo observado en los<br />

episodios de fuga de capitales más traumáticos en <strong>la</strong> historia del proceso de<br />

integración financiera internacional del país, como los acontecidos bajo el programa de<br />

<strong>la</strong> “tablita cambiaria” de 1978-81, y en dos oportunidades bajo el régimen de<br />

convertibilidad: en ocasión de <strong>la</strong> crisis mexicana, y en <strong>la</strong> fase final de ese régimen en<br />

2000-2001.<br />

Gráfico 17<br />

2,000<br />

500<br />

-970 -728 -207<br />

-1,000<br />

-672<br />

-922<br />

-2,500<br />

-4,000<br />

-5,500<br />

-7,000<br />

-8,500<br />

I 2003<br />

II 2003<br />

III 2003<br />

IV 2003<br />

I 2004<br />

Evolución de <strong>la</strong> Formación de Activos Externos<br />

del Sector Privado No Financiero<br />

en millones de dó<strong>la</strong>res<br />

307<br />

II 2004<br />

-609 -440<br />

-972<br />

III 2004<br />

IV 2004<br />

I 2005<br />

377<br />

II 2005<br />

1,419<br />

III 2005<br />

IV 2005<br />

-165 -251-349<br />

-525-580-729-862<br />

I 2006<br />

II 2006<br />

III 2006<br />

IV 2006<br />

I 2007<br />

II 2007<br />

-4,778<br />

-3,246<br />

III 2007<br />

IV 2007<br />

-1,671<br />

-8,155<br />

Nota: para <strong>la</strong> forma de cálculo, ver nota al pie del Gráfico 16.<br />

Fuente: E<strong>la</strong>boración propia en base a datos del BCRA.<br />

-5,440<br />

-5,509<br />

-4,210<br />

-4,727<br />

Pero esta vez, el contagio de una crisis internacional encontró a Argentina en<br />

una posición externa y fiscal que <strong>la</strong> hacía mucho menos vulnerable que antaño. La<br />

I 2008<br />

II 2008<br />

III 2008<br />

IV 2008<br />

I 2009<br />

II 2009<br />

-1,850<br />

-274<br />

III 2009<br />

IV 2009<br />

49


histórica fragilidad externa de <strong>la</strong> economía argentina, que ha sido su verdadero talón<br />

de Aquiles, fue atenuada por <strong>la</strong> generación sistemática de saldos positivos en <strong>la</strong><br />

cuenta corriente del ba<strong>la</strong>nce de pagos, gracias a sostenidos superávits en el comercio<br />

con el resto del mundo.<br />

En el período que se extiende desde mediados de 2007 al cuarto trimestre de<br />

2009, el ba<strong>la</strong>nce comercial acumuló un excedente de u$s43.786 millones, según el<br />

ba<strong>la</strong>nce cambiario, cifra que excede <strong>la</strong> acumu<strong>la</strong>ción de activos externos por parte del<br />

sector privado no financiero en el mismo <strong>la</strong>pso. En ese mismo período, <strong>la</strong> cuenta<br />

corriente cambiaria (ver Gráfico 16), que registró hasta el segundo trimestre de 2008<br />

una tendencia creciente, acumuló un saldo de u$s30.727 millones, equivalentes a 77%<br />

de <strong>la</strong> acumu<strong>la</strong>ción de activos externos del sector privado no financiero.<br />

En definitiva, y a diferencia de los otros episodios de salidas masivas de<br />

capitales que hemos mencionado, en este caso se pudo satisfacer <strong>la</strong> demanda de<br />

activos externos del sector privado con el flujo de superávit comercial, y no hubo<br />

necesidad de ape<strong>la</strong>r a <strong>la</strong>s reservas del BCRA. Así, en el Gráfico 18 se ve que <strong>la</strong>s<br />

reservas internacionales no se vieron mayormente afectadas por <strong>la</strong> salida de capitales.<br />

No obstante, <strong>la</strong> escasa reducción de <strong>la</strong>s reservas también se debe a que el<br />

Banco Central obtuvo recursos del BIS (el Banco de Basilea) y, ya en el cuarto<br />

trimestre de 2009, se produjo el ingreso de los DEGs asignados al país por el FMI<br />

(equivalentes a u$s2.620 millones). Además, el aumento de los depósitos de los<br />

bancos en moneda extranjera en el Banco Central, reflejo de cierta do<strong>la</strong>rización de los<br />

depósitos privados asociada a <strong>la</strong> salida de capitales, fue una contribución adicional al<br />

sostenimiento de <strong>la</strong>s reservas.<br />

52,000<br />

48,000<br />

44,000<br />

40,000<br />

36,000<br />

32,000<br />

28,000<br />

24,000<br />

20,000<br />

16,000<br />

12,000<br />

8,000<br />

4,000<br />

Fuente: BCRA.<br />

0<br />

I 2003<br />

II 2003<br />

III 2003<br />

IV 2003<br />

I 2004<br />

Gráfico 18<br />

Stock de Reservas Internacionales del BCRA<br />

Valor a fines del período, en millones de dó<strong>la</strong>res<br />

II 2004<br />

III 2004<br />

IV 2004<br />

I 2005<br />

II 2005<br />

III 2005<br />

IV 2005<br />

I 2006<br />

II 2006<br />

Además del superávit comercial, que permitió un pau<strong>la</strong>tino descenso del<br />

endeudamiento externo neto, en el terreno de <strong>la</strong>s finanzas públicas <strong>la</strong> economía pasó,<br />

como resultado del ajuste fiscal posterior a <strong>la</strong> crisis de 2001-2002, a generar<br />

sostenidamente resultados superavitarios. Esto redujo los requerimientos de fondos a<br />

III 2006<br />

IV 2006<br />

I 2007<br />

II 2007<br />

50,039<br />

III 2007<br />

IV 2007<br />

I 2008<br />

II 2008<br />

III 2008<br />

IV 2008<br />

I 2009<br />

II 2009<br />

45,193<br />

47,717<br />

III 2009<br />

IV 2009<br />

50


<strong>la</strong> renovación parcial de compromisos que iban venciendo, a lo cual se sumó el<br />

impacto favorable de <strong>la</strong> reestructuración de deuda en 2005. El canje correspondiente<br />

disminuyó los pasivos externos y postergó en el tiempo el perfil de vencimientos,<br />

además del impacto del crecimiento del PIB y <strong>la</strong>s exportaciones, que redujeron aún<br />

más el peso re<strong>la</strong>tivo del servicio de <strong>la</strong> deuda.<br />

Este pau<strong>la</strong>tino “proceso de desendeudamiento” a partir de 2002 también tuvo<br />

como protagonista al sector privado. En efecto, <strong>la</strong> deuda externa del mismo disminuyó<br />

desde u$s 78.880 millones en diciembre de 2001 a u$s 55.450 millones en septiembre<br />

de 2009 (de 297% a alrededor de 85% de <strong>la</strong>s exportaciones de 2010). En el caso<br />

particu<strong>la</strong>r del sector financiero, <strong>la</strong> deuda externa cayó de u$s16.400 a u$s3.800<br />

millones, en gran medida como resultado de capitalizaciones de deuda por parte de<br />

casas matrices del exterior. A diferencia del sector privado no financiero, el sector<br />

bancario canceló en términos netos préstamos financieros y líneas de crédito en 2007<br />

y 2008.<br />

El hecho es que <strong>la</strong> economía argentina se ha “desapa<strong>la</strong>ncado” en los últimos<br />

ocho años y ha dejado de depender del ahorro externo. Esta es una diferencia<br />

esencial, aunque no <strong>la</strong> única, cuando se compara este episodio de fuertes salidas de<br />

capitales con otros del pasado. Tanto bajo <strong>la</strong> “tablita” cambiaria de fines de los setenta,<br />

cuanto en ocasión del efecto Tequi<strong>la</strong> y en <strong>la</strong> fase final de <strong>la</strong> convertibilidad, <strong>la</strong><br />

economía presentaba una mayor vulnerabilidad externa, en <strong>la</strong> forma de déficits en<br />

cuenta corriente re<strong>la</strong>tivamente grandes y crecientes, en contextos de fuerte<br />

apreciación cambiaria. Además, en los tres casos, el sistema financiero registró una<br />

acelerada expansión en <strong>la</strong> fase previa a <strong>la</strong> salida de capitales, alimentada<br />

precisamente por fuertes ingresos de capitales del exterior. Tanto en 1981 como en<br />

2002 el “descalce” de monedas generado por los préstamos a los sectores<br />

productores de bienes no transables, y el subsidio que, implícitamente, tenía el crédito<br />

en dó<strong>la</strong>res, tuvieron consecuencias devastadoras. En cambio, el desaliento deliberado<br />

de <strong>la</strong> do<strong>la</strong>rización, <strong>la</strong> minimización normativa del descalce de moneda y <strong>la</strong> ausencia de<br />

atraso cambiario, moderaron significativamente <strong>la</strong> fragilidad del sistema en 2007-2009.<br />

Esto se manifiesta en que los préstamos en moneda extranjera tienen una<br />

participación baja en el crédito total al sector privado (14,8%) comparado con <strong>la</strong><br />

década del noventa (65% en promedio, en 1998-2001).<br />

Small is beautiful?<br />

Sin embargo, también es cierto que <strong>la</strong> propia estrechez de <strong>la</strong> intermediación<br />

financiera interna contribuye a que el sistema bancario sea menos vulnerable, ya que<br />

<strong>la</strong>s escasas magnitudes involucradas le dan un mayor poder re<strong>la</strong>tivo al Banco Central<br />

como prestamista de última instancia. De manera algo paradójica, en una economía<br />

financieramente ais<strong>la</strong>da de los mercados internacionales y con una muy escasa<br />

intermediación financiera interna, esas carencias resultaron en una re<strong>la</strong>tiva ventaja<br />

frente a <strong>la</strong> crisis financiera internacional, ya que contribuyeron, junto con los cambios<br />

51


en el sistema regu<strong>la</strong>torio que se han examinado, a atenuar <strong>la</strong> transmisión de los<br />

impulsos externos negativos, limitando, de ese modo, su gravitación sobre <strong>la</strong>s<br />

variables macroeconómicas internas.<br />

La reducida dimensión de <strong>la</strong> intermediación financiera interna también explica<br />

<strong>la</strong> relevancia secundaria de <strong>la</strong> política monetaria en <strong>la</strong> determinación de <strong>la</strong> demanda<br />

agregada y, en consecuencia, <strong>la</strong> menor potencialidad de <strong>la</strong> misma para ser utilizada<br />

como freno cuando se requiere moderar el aumento del gasto de origen privado, como<br />

era <strong>la</strong> situación durante <strong>la</strong> aceleración inf<strong>la</strong>cionaria posterior a 2004 41 . Pero de todos<br />

modos <strong>la</strong>s autoridades no intentaron implementar una política monetaria contra cíclica.<br />

En verdad convalidaron el fuerte impulso sobre <strong>la</strong> demanda agregada originado en el<br />

sector fiscal y <strong>la</strong> política de ingresos. No obstante, sí adoptaron medidas para atenuar<br />

el impacto que <strong>la</strong>s turbulencias financieras externas que comenzaron en 2007 tuvieron<br />

sobre <strong>la</strong>s entidades bancarias y en el mercado cambiario.<br />

Política monetaria: dilemas y situaciones de “stress”<br />

Una vez superada <strong>la</strong> etapa más crítica de <strong>la</strong> crisis, y habiéndose desplomado<br />

<strong>la</strong>s distintas tasas de interés de mercado <strong>entre</strong> el segundo semestre de 2002 y el<br />

primer semestre de 2003, <strong>la</strong> política monetaria recorrió un camino casi totalmente<br />

despejado de dificultades hasta principios de 2007. El natural proceso de<br />

remonetización de una economía en crecimiento generaba un aumento continuo de <strong>la</strong><br />

demanda de dinero al mismo tiempo que los bancos dejaban de necesitar <strong>la</strong> ayuda del<br />

BCRA y, por el contrario, iban cance<strong>la</strong>ndo <strong>la</strong> asistencia recibida mientras mejoraban su<br />

posición de liquidez. Las tasas de mercado tuvieron una disminución pronunciada,<br />

acompañando <strong>la</strong> disminución de <strong>la</strong>s tasas de política, y a fines de 2003 y en los<br />

primeros meses de 2004 tocaron mínimos, hasta allí históricos. Es a partir de ese<br />

momento en que el BCRA comienza a montar un nuevo esquema de regu<strong>la</strong>ción<br />

monetaria, mediante el establecimiento de un mercado de pases (activos y pasivos)<br />

contra Lebac y Nobac, con el objetivo de establecer un “corredor” de tasas, en el<br />

marco de un programa de fortalecimiento de sus instrumentos de política (ver gráfico<br />

20).<br />

En 2005 se encaró el que, probablemente, fue el único esfuerzo digno de<br />

mención para moderar el exceso de liquidez en <strong>la</strong> economía, mediante <strong>la</strong> suba<br />

progresiva de <strong>la</strong>s tasas de pases y el aumento del monto y <strong>la</strong>s tasas en <strong>la</strong>s<br />

colocaciones de Lebacs y Nobacs. Complementariamente, en junio se introdujo una<br />

norma para frenar <strong>la</strong> entrada de capitales especu<strong>la</strong>tivos, al exigirse <strong>la</strong> constitución<br />

obligatoria de depósitos no remunerados de 30% (“encaje”).<br />

41 Sin embargo, se podría argumentar que, en <strong>la</strong> medida en que los préstamos son de corto<br />

p<strong>la</strong>zo y exigen un rollover continuo, un aumento significativo de <strong>la</strong> tasa de interés puede tener<br />

cierta potencia, pero su efecto es más disruptivo porque afecta fundamentalmente el capital de<br />

trabajo y no el crédito para inversión. Por otro <strong>la</strong>do, en un contexto como el argentino, un<br />

aumento de <strong>la</strong>s tasas de corto p<strong>la</strong>zo afectaría muy negativamente <strong>la</strong> rentabilidad de los bancos,<br />

que se han beneficiado de tasas reales de fondeo fuertemente negativas.<br />

52


Posteriormente se abandonó todo esfuerzo por aplicar una política monetaria<br />

contra cíclica. La tendencia general ascendente de <strong>la</strong>s tasas de pases pasivos y<br />

Lebacs en los siguientes años estuvo asociada a una caída de <strong>la</strong> tasa real y<br />

representó, en realidad, una política monetaria crecientemente acomodaticia. Las<br />

tasas (promedio) de los p<strong>la</strong>zos fijos han sido sistemáticamente negativas en términos<br />

reales desde fines de 2003 hasta <strong>la</strong> actualidad.<br />

En efecto, ya terminando el año 2006, y con el proceso de remonetización en<br />

fuerte desaceleración, el período “fácil” de <strong>la</strong> política monetaria estaba llegando a su<br />

fin, y el BCRA enfrentaba, finalmente, un serio dilema <strong>entre</strong> el objetivo de contribuir a<br />

combatir <strong>la</strong>s presiones inf<strong>la</strong>cionarias y el desafío de frenar o atenuar el proceso de<br />

apreciación cambiaria, el que resultaba insoluble si <strong>la</strong>s autoridades no estaban<br />

dispuestas a aumentar <strong>la</strong>s tasas de interés. La segmentación efectiva del mercado<br />

permitida por el “encaje” hacía que esta estrategia resultase una alternativa más viable<br />

para lograr alguna combinación aceptable de los dos objetivos que en un contexto de<br />

libre movilidad de capitales.<br />

Desde el segundo semestre de 2002 y hasta mediados de 2007, <strong>la</strong> entidad<br />

había intervenido continuamente en un mercado cambiario con permanente exceso de<br />

oferta de divisas, al tiempo que esterilizaba el efecto monetario expansivo de dicha<br />

intervención colocando letras de corto p<strong>la</strong>zo (Lebacs y Nobacs), fenómenos que<br />

pueden observarse en el Gráfico 19.<br />

500<br />

450<br />

400<br />

350<br />

300<br />

250<br />

200<br />

150<br />

100<br />

50<br />

0<br />

Ene-02<br />

Abr-02<br />

Jul-02<br />

Oct-02<br />

Ene-03<br />

Abr-03<br />

Jul-03<br />

Oct-03<br />

Gráfico 19<br />

Evolución de indicadores monetarios reales<br />

(en millones de pesos de 1999)<br />

Ene-04<br />

Abr-04<br />

Jul-04<br />

Oct-04<br />

Ene-05<br />

Abr-05<br />

Jul-05<br />

Oct-05<br />

Ene-06<br />

Base Monetaria Lebac y Nobac Pases netos<br />

Fuente: E<strong>la</strong>boración propia en base a datos del BCRA y<br />

del centro Buenos Aires City, de <strong>la</strong> Facultad de Ciencias<br />

Económicas de <strong>la</strong> UBA.<br />

Abr-06<br />

Jul-06<br />

Oct-06<br />

Ene-07<br />

Abr-07<br />

Jul-07<br />

Oct-07<br />

Ene-08<br />

Abr-08<br />

Jul-08<br />

Oct-08<br />

Ene-09<br />

Abr-09<br />

Jul-09<br />

Oct-09<br />

53


Cabe seña<strong>la</strong>r, sin embargo, que <strong>la</strong> esterilización mediante <strong>la</strong> colocación de<br />

letras fue resultando insuficiente una vez que el proceso de remonetización post crisis<br />

se fue desacelerando y comenzó cierta declinación del superávit fiscal y de su efecto<br />

contractivo, al tiempo que el cronograma de cance<strong>la</strong>ción de redescuentos se fue<br />

agotando, tras alcanzar un máximo en 2005 y 2006 (cuadro 2). Dadas estas<br />

tendencias, <strong>la</strong>s compras de divisas por parte del BCRA se manifestaron en un<br />

aumento notable del circu<strong>la</strong>nte, que llegó a 8,5% del PIB en el primer trimestre de<br />

2007. La acumu<strong>la</strong>ción de “dinero excedente” no absorbido contribuyó, a <strong>la</strong> postre, al<br />

aumento de <strong>la</strong> tasa de inf<strong>la</strong>ción observado en 2007-2009.<br />

Cuadro 2<br />

Tasa de crecimiento de <strong>la</strong> base monetaria<br />

y contribución de factores de expansión y de absorción<br />

Periodo Total<br />

Compra de<br />

Divisas<br />

Sector<br />

Público<br />

Pases Redescuentos<br />

Intereses y<br />

Primas<br />

Remun. Ctas.<br />

Ctes. y<br />

Reintegro<br />

Títulos del<br />

BCRA en<br />

pesos<br />

Títulos del<br />

BCRA en US$<br />

Rescate de<br />

cuasimonedas<br />

Otros<br />

2003 59,1% 57% -3% 0% -2% -3% 1% -18% 1% 24% 4%<br />

2004 13,1% 50% -14% -12% -3% -2% 1% -9% 0% 0% 1%<br />

2005 4,3% 54% -10% -4% -18% -1% 0% -19% 0% 0% 1%<br />

2006 46,3% 79% -10% 11% -15% 0% 0% -18% 0% 0% 0%<br />

2007-1 -1,6% 14% 1% -4% -2% 0% 0% -11% 0% 0% 0%<br />

2007-2 6,2% 21% -3% -1% -1% 0% 0% -10% 0% 0% 0%<br />

2007-3 3,0% -1% -1% 1% -1% 0% 0% 4% 0% 0% 0%<br />

2007-4 14,8% 6% -3% 2% 0% 0% 0% 10% 0% 0% 1%<br />

2008-1 -0,5% 8% 0% -5% 0% 0% 0% -4% 0% 0% 0%<br />

2008-2 3,8% -9% -1% 3% 0% 0% 0% 8% 0% 0% 2%<br />

2008-3 -0,9% 4% -2% -7% 0% 0% 0% 1% 0% 0% 3%<br />

2008-4 8,0% -7% -6% 3% 0% 0% 0% 14% 0% 0% 3%<br />

2009-1 -10,8% -5% -3% -9% 0% 0% 0% 4% 0% 0% 2%<br />

2009-2 3,4% 0% -3% 3% 0% 0% 0% 2% 0% 0% 1%<br />

Nota: primera columna de <strong>la</strong> izquierda muestra <strong>la</strong> tasa de crecimiento de <strong>la</strong> base monetaria<br />

<strong>entre</strong> períodos. Las restantes, descomponen ese crecimiento presentando <strong>la</strong> contribución de<br />

cada rubro.<br />

Fuente: E<strong>la</strong>boración propia a partir de datos del BCRA.<br />

Pero el contexto cambió abruptamente a mediados de 2007, en el primero de<br />

tres episodios sucesivos de recrudecimiento de <strong>la</strong> salida de capitales. Las salidas de<br />

fondos que se registraron en el tercer trimestre comenzaron a afectar <strong>la</strong> liquidez<br />

interna y el BCRA pasó, de esterilizar parte de <strong>la</strong> emisión que hasta entonces se<br />

originaba en el sector externo, a recomprar Lebacs y Nobacs, justamente con el<br />

propósito de estabilizar el mercado cambiario. Un segundo episodio se observó en el<br />

segundo trimestre de 2008 (conflicto con el campo y caída de Lehman Brothers),<br />

cuando se registró el récord de salida de capitales de <strong>la</strong> serie histórica (u$s8.155<br />

millones), y obligó al BCRA a ajustar <strong>la</strong>s tasas de interés. Y <strong>entre</strong> septiembre y<br />

diciembre del mismo año (estatización de <strong>la</strong>s AFJPs) volvió a acelerarse <strong>la</strong> salida de<br />

fondos y <strong>la</strong>s tasas de interés de mercado (Bad<strong>la</strong>r de bancos privados, call y p<strong>la</strong>zos<br />

fijos) alcanzaron niveles muy elevados, que no se registraban desde el último trimestre<br />

de 2002 y los primeros meses de 2003, lo cual obligó al BCRA a proveer liquidez de<br />

manera masiva 42 . Tras este episodio, <strong>la</strong> salida de capitales continuaría con fuerza<br />

hasta después de <strong>la</strong>s elecciones legis<strong>la</strong>tivas de junio de 2009.<br />

42 Entre el 4 de noviembre y el 31 de diciembre el efecto expansivo neto de su intervención<br />

ascendió a $17.500 millones (tras una contracción previa de $9.000 millones <strong>entre</strong> el 18 de<br />

54


25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

0<br />

ene-03<br />

abr-03<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

0<br />

jul-03<br />

oct-03<br />

ene-04<br />

abr-04<br />

jul-04<br />

oct-04<br />

ene-05<br />

abr-05<br />

jul-05<br />

oct-05<br />

Gráfico 20<br />

Tasa de interés de LEBACs (3 meses) y de pases activos y pasivos (7<br />

días),<br />

en porcentaje nominal anual<br />

ene-03<br />

abr-03<br />

jul-03<br />

oct-03<br />

ene-06<br />

abr-06<br />

Tasa Lebacs Pases Activos Pases Pasivos<br />

ene-04<br />

abr-04<br />

jul-06<br />

oct-06<br />

Gráfico 21<br />

Tasa de interés de LEBACs (3 meses) y BADLAR,<br />

en porcentaje nominal anual<br />

jul-04<br />

oct-04<br />

ene-05<br />

abr-05<br />

jul-05<br />

oct-05<br />

ene-06<br />

abr-06<br />

ene-07<br />

abr-07<br />

jul-07<br />

Tasa Lebacs Bad<strong>la</strong>r Pesos<br />

Fuente: E<strong>la</strong>boración propia a partir de datos del Banco Central.<br />

4. Reflexiones finales<br />

Históricamente, el sistema financiero argentino no ha sido un actor central ni en<br />

el impulso ni en <strong>la</strong> propagación del ciclo económico. Asimismo, su escasa incidencia<br />

en el financiamiento de <strong>la</strong> actividad productiva y su casi irrelevancia en el mercado de<br />

crédito hipotecario han impedido que se constituyera en un actor capaz de<br />

desestabilizar por sí mismo <strong>la</strong> economía. No ha habido fenómenos de burbujas<br />

septiembre y el 3 de noviembre)- Para garantizar <strong>la</strong> liquidez en pesos se utilizó un conjunto de<br />

instrumentos: nuevas líneas de pases activos con mayores montos disponibles; recompras<br />

anticipadas de Lebac y Nobac y opciones de venta para <strong>la</strong>s entidades; operaciones de<br />

mercado abierto con bonos del gobierno; Acceso a ventanil<strong>la</strong> de liquidez usando co<strong>la</strong>terales no<br />

tradicionales (Bogar y PGs); precalificación de garantías que incluye a todas <strong>la</strong>s fuentes de<br />

fondeo (no sólo depósitos); cómputo de <strong>la</strong> totalidad del efectivo en bancos para <strong>la</strong> integración<br />

del efectivo mínimo; posiciones bimestrales para los requisitos mínimos de liquidez.<br />

jul-06<br />

oct-06<br />

ene-07<br />

abr-07<br />

oct-07<br />

jul-07<br />

ene-08<br />

oct-07<br />

abr-08<br />

ene-08<br />

abr-08<br />

jul-08<br />

jul-08<br />

oct-08<br />

oct-08<br />

ene-09<br />

ene-09<br />

abr-09<br />

abr-09<br />

55


generadas por el crédito bancario, ni siquiera a un nivel sectorial (o regional) muy<br />

acotado 43 .<br />

Pero el sistema ha sido repetidamente sacudido por crisis generadas a raíz de<br />

profundos desequilibrios macroeconómicos, los que tuvieron impactos negativos muy<br />

fuertes y fueron generalmente más disruptivos que lo observado en otros países frente<br />

a situaciones simi<strong>la</strong>res. Los depositantes sufrieron pérdidas de capital (en ocasiones<br />

muy significativas) repetidas veces a lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong>s décadas. Por ese motivo, no es un<br />

hecho casual que Argentina sea el país con <strong>la</strong> historia de corridas bancarias más<br />

frondosa de <strong>la</strong> región 44 .<br />

Teniendo en cuenta esta marcada vulnerabilidad, en <strong>la</strong> década del noventa <strong>la</strong>s<br />

autoridades hicieron un gran esfuerzo por mejorar los estándares de regu<strong>la</strong>ción y<br />

supervisión, motivadas, además, por <strong>la</strong> obvia rigidez del esquema de convertibilidad.<br />

Pero <strong>la</strong> crisis, y particu<strong>la</strong>rmente sus manifestaciones anticipadas, produjeron una<br />

reversión del proceso de migración a esos estándares que comenzó bastante antes<br />

del estallido final 45 . La “dominancia macroeconómica” se impuso a los intentos<br />

voluntaristas de consolidar <strong>la</strong> plena vigencia de un régimen prudencial y de supervisión<br />

moderno y exigente. Esto no significa argumentar que el diseño de entonces fuera<br />

óptimo, ni siquiera que estuviera correctamente adaptado para el régimen<br />

macroeconómico prevaleciente, sino que simplemente no ha habido en Argentina<br />

tiempo suficiente bajo un determinado marco regu<strong>la</strong>torio como para poder extraer<br />

conclusiones robustas acerca de sus virtudes y defectos con el régimen funcionando a<br />

pleno.<br />

Tras <strong>la</strong> crisis, <strong>la</strong>s autoridades modificaron los aspectos del marco prudencial<br />

que eran c<strong>la</strong>ramente inadecuados bajo un régimen de tipo de cambio flexible con<br />

prestamista de última instancia y se tomó <strong>la</strong> decisión de reducir drásticamente el grado<br />

de do<strong>la</strong>rización dentro del sistema bancario. Pero el objetivo de <strong>la</strong>rgo p<strong>la</strong>zo siguió<br />

siendo el de retomar el proceso de convergencia a <strong>la</strong> vigencia plena, aunque con los<br />

importantes ajustes mencionados, del marco regu<strong>la</strong>torio estándar diseñado en <strong>la</strong><br />

década del noventa.<br />

A dicho marco se lo suavizó, en el margen, a través de un conjunto de normas<br />

que re<strong>la</strong>jan los requisitos en materia crediticia, pero se trata de cambios con un<br />

impacto agregado modesto, tanto en <strong>la</strong> oferta como en <strong>la</strong> demanda de crédito.<br />

También fue modesta (y correcta) <strong>la</strong> decisión de <strong>la</strong>s autoridades, en <strong>la</strong> práctica, de no<br />

“subirse al carro” del acuerdo de Basilea II, ya que al haber optado por el sistema<br />

43<br />

Paradójicamente, <strong>la</strong> regu<strong>la</strong>ción macroprudencial, tan ensalzada tras <strong>la</strong> crisis internacional, no<br />

parece ser muy necesaria en Argentina, no sólo porque no se generan burbujas sino porque<br />

hay un alto “grado de separación” <strong>entre</strong> los bancos, que se financian muy poco <strong>entre</strong> sí. Tanto<br />

el mercado de call como el de repos son diminutos. Hay poca interconexión.<br />

44<br />

Vale <strong>la</strong> pena destacar el hecho inusual de que, en un país con superávit fiscal y externo y<br />

bancos con abundante liquidez, se hayan verificado cuatro episodios de inestabilidad, con<br />

caídas (aunque breves y moderadas) de depósitos, en los últimos dos años (julio-octubre 2007;<br />

abril-julio 2008; septiembre-diciembre 2008; abril-junio 2009). Esto se explica en gran medida<br />

por <strong>la</strong> conducta adaptativa de los agentes tras una historia financiera excepcionalmente sufrida.<br />

45<br />

Se suspendió <strong>la</strong> implementación proyectada de ciertos “refinamientos” normativos, se dio<br />

marcha atrás o se introdujeron franquicias.<br />

56


estandarizado simplificado no se introduce ningún cambio sustantivo, y se tiene <strong>la</strong><br />

ventaja típica de poder adoptar tardíamente un determinado sistema cuando ya ha<br />

sido probado y testeado por otros 46 .<br />

El hecho es que el impacto de <strong>la</strong> eliminación de todas <strong>la</strong>s restricciones<br />

regu<strong>la</strong>torias a <strong>la</strong> oferta de crédito percibidas como innecesarias ha sido prácticamente<br />

nulo. El “voluntarismo normativo” ha sido inefectivo en este terreno, y esta vez no<br />

porque haya sido víctima del determinismo macroeconómico, ya que <strong>la</strong>s condiciones<br />

han sido francamente favorables, y <strong>la</strong> situación específica del sector habría permitido,<br />

en un contexto con animal spirits más entonados, una dinámica del crédito diferente.<br />

En efecto, <strong>la</strong> “microeconomía” del sector no es ma<strong>la</strong>. En primer lugar, los<br />

bancos cuentan en <strong>la</strong> actualidad con niveles de liquidez extraordinariamente elevados,<br />

cercanos al 30% de los depósitos totales, que constituyen los registros más altos de <strong>la</strong><br />

serie histórica (a pesar de lo cual su rentabilidad es mejor que en <strong>la</strong> década del<br />

noventa). Esto marca un aumento significativo respecto al 22,5% y 23% observado en<br />

2006 y 2007, respectivamente, los años que, en <strong>la</strong> argumentación que se desarrol<strong>la</strong><br />

más abajo, representan <strong>la</strong> “cuasi-normalidad” que, de no haber sido perturbada por un<br />

conjunto de hechos disruptivos, podría haber seña<strong>la</strong>do el comienzo de <strong>la</strong> construcción<br />

de un régimen de funcionamiento mucho más sano del sistema bancario. El alto nivel<br />

de liquidez está reforzado por <strong>la</strong> tenencia de Lebacs y Nobacs no afectadas a<br />

operaciones de pase, con lo cual <strong>la</strong> cobertura de depósitos supera el 40%. Pero eso<br />

no es todo, ya que los bancos pueden acceder a mecanismos especiales de liquidez<br />

contingente 47 . Esta situación de exceso de liquidez es anóma<strong>la</strong> y refleja un equilibrio<br />

de muy bajo volumen en el mercado de crédito.<br />

En segundo lugar, <strong>la</strong> exposición al sector público se ha ido reduciendo<br />

gradualmente desde un nivel todavía superior al 40% en diciembre de 2004 y apenas<br />

ascendía al 14,5% a diciembre de 2009 (6,3% en los bancos privados). La ironía es<br />

que éste no es un nivel en absoluto elevado internacionalmente, y es bastante menor<br />

que en otros países <strong>la</strong>tinoamericanos como Brasil y México, pero, como se ha<br />

mencionado ya, <strong>la</strong> historia muestra que <strong>la</strong> deuda pública ha sido un <strong>la</strong>stre en<br />

Argentina, y no un activo de bajo riesgo. Que se considere como algo natural que<br />

cuanto más baja sea <strong>la</strong> exposición al sector público mejor están los bancos ya es un<br />

hecho extraordinario, máxime teniendo en cuenta que <strong>la</strong> solvencia del estado mejoró<br />

significativamente tras el canje de 2005 y <strong>la</strong> reducción de <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción deuda/producto<br />

en <strong>la</strong> segunda mitad de <strong>la</strong> década, y que el perfil temporal de los vencimientos pasó a<br />

ser el más desahogado de <strong>la</strong> región.<br />

46 La implementación del sistema estandarizado (no simplificado) p<strong>la</strong>ntearía dificultades varias,<br />

y adoptar el sistema avanzado sería directamente utópico, independientemente de <strong>la</strong><br />

valoración que se tenga de tal esquema.<br />

47 En los primeros meses de 2009 se estableció <strong>la</strong> posibilidad de licitar opciones de pases<br />

activos en pesos hasta un año de p<strong>la</strong>zo, que se suma a <strong>la</strong>s ventanil<strong>la</strong>s de liquidez creadas en<br />

2008, tales como <strong>la</strong> precalificación de activos (garantías) para el régimen de asistencia y <strong>la</strong><br />

incorporación de Préstamos Garantizados y/o Bogar 2020 a <strong>la</strong> gama de instrumentos ya<br />

disponibles para tomar fondos. Hay cláusu<strong>la</strong>s que benefician a los bancos que expanden el<br />

crédito.<br />

57


En tercer término, también los descalces de tasa de interés real y de moneda<br />

se han reducido fuertemente y ya no representan riesgos significativos. Así, el primero<br />

de ellos, reflejando principalmente el impacto adicional del canje de PGs de principios<br />

de 2009, no representaba más que un 63% del patrimonio neto del sistema (20,3% en<br />

bancos privados) en diciembre de 2009. El descalce de moneda equivalía, en el<br />

mismo mes, a 34% del patrimonio neto (5,4% en bancos privados), lo cual está muy<br />

lejos de constituir una posición de debilidad.<br />

Finalmente, el nivel de cartera irregu<strong>la</strong>r, aunque más alto que el mínimo<br />

registrado en septiembre de 2008 (2,8%) seguía siendo, en diciembre de 2009, muy<br />

bajo en términos históricos (3,5%), en buena medida como consecuencia de una<br />

conducta extremadamente conservadora por parte de los bancos, a raíz de <strong>la</strong><br />

incertidumbre prevaleciente.<br />

En suma, ni <strong>la</strong> situación macroeconómica ni <strong>la</strong>s condiciones específicas de los<br />

bancos (al menos con una lectura “abstracta” de los números, sin tomar en cuenta el<br />

contexto) explican por qué motivo se ha produjo un retroceso respecto al progreso<br />

observado hasta el primer trimestre de 2007 en el nivel de monetización y hasta el<br />

primer trimestre de 2008 en términos de crédito. Hay que enfatizar que estos<br />

fenómenos fueron acompañados por una visible disminución del p<strong>la</strong>zo promedio de los<br />

(nuevos) préstamos en pesos (excluyendo ade<strong>la</strong>ntos y tarjetas de crédito) desde 52<br />

meses en septiembre de 2007 hasta tocar un mínimo de 28 meses a fines de 2008,<br />

para apenas mostrar una tibia recuperación en 2009, que no revierte <strong>la</strong> caída previa.<br />

El conjunto de los hechos mencionados no es sencillo de explicar, dada <strong>la</strong> falta<br />

de vulnerabilidades evidentes que justifiquen el comportamiento del público, y <strong>la</strong> fuerte<br />

divergencia en el riesgo percibido por el mercado en re<strong>la</strong>ción a otros países<br />

emergentes <strong>la</strong>tinoamericanos (ver gráfico 3, más arriba).<br />

Esto remite al mencionado quiebre de <strong>la</strong> serie de depósitos en términos reales<br />

(caída de <strong>la</strong> demanda real de dinero) observada a principios de 2007. En ese<br />

momento el sistema financiero argentino perdió una valiosa oportunidad de converger<br />

hacia una mayor normalidad y aumentar <strong>la</strong> profundidad financiera. Este último<br />

argumento se sustenta en alguna evidencia que muestra que, de haberse proseguido<br />

en un camino racional, y aún con eventuales dificultades transitorias generadas por<br />

algún shock externo, hacia 2006 y principios de 2007 había indicios de que estaban<br />

surgiendo nuevos mercados o se estaban profundizando los ya existentes. Además,<br />

los spreads eran bajos en términos históricos.<br />

La evidencia anecdótica de que había una oportunidad de continuar en un<br />

camino de normalización es <strong>la</strong> siguiente. En junio de 2006 una empresa dedicada al<br />

financiamiento de consumo, vincu<strong>la</strong>da con un banco local, realizó <strong>la</strong> primera emisión<br />

en pesos en el mercado internacional y volvió a efectuar una colocación en moneda<br />

local en noviembre, en una emisión a cinco años a tasa fija. Los mínimos spreads de<br />

<strong>la</strong> deuda pública sobre Treasuries se observaron en el segundo semestre del mismo<br />

año, antes de que tuviera impacto <strong>la</strong> manipu<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong>s estadísticas de precios. Pero<br />

todavía en junio de 2007, el Gobierno Nacional hizo una colocación de títulos públicos<br />

58


($1.500 millones de Bonar V) con características absolutamente inusuales para el<br />

mercado argentino: tasa fija en pesos a cinco años con amortización completa al<br />

vencimiento 48 . Aun dejando de <strong>la</strong>do estas emisiones excepcionales por sus<br />

características, el mercado de capitales parecía estar despegando hacia el primer<br />

semestre de 2007, con un aumento interanual de <strong>la</strong>s emisiones privadas de 82%,<br />

asociadas casi en su totalidad a operaciones de financiamiento genuinos. Si se<br />

excluyen <strong>la</strong>s emisiones vincu<strong>la</strong>das con reestructuraciones de deuda, el aumento fue<br />

de 264%, y varias empresas consiguieron financiamiento a p<strong>la</strong>zos <strong>la</strong>rgos con tasa de<br />

interés fija (casi un cuarto de <strong>la</strong> deuda corporativa emitida en el semestre fue en<br />

moneda local o ligada al peso). Los bancos lideraron <strong>la</strong>s colocaciones en pesos (76%<br />

del monto emitido), de <strong>la</strong>s cuales <strong>la</strong>s principales fueron a tasa fija, y los p<strong>la</strong>zos<br />

fluctuaron <strong>entre</strong> tres y cinco años (en dó<strong>la</strong>res lograron colocar a diez años). Estas<br />

fueron <strong>la</strong>s últimas emisiones a tasa fija en moneda local. Desde entonces el incipiente<br />

mercado se extinguió 49 .<br />

La duración de los nuevos préstamos al sector privado no financiero llegó a 4,1<br />

años en el primer semestre de 2007, 12 meses más que en el mismo período de 2006<br />

(excluyendo ade<strong>la</strong>ntos en cuenta corriente y financiaciones con tarjetas de crédito). El<br />

segmento de créditos hipotecarios también mostraba progresos considerables. A fines de<br />

2006 <strong>la</strong> duración de los nuevos préstamos en esa categoría alcanzaba los 9,6 años, pero<br />

en el segundo semestre de 2007 ya había aumentado a un p<strong>la</strong>zo promedio de 12 años.<br />

La evidencia mencionada sugiere que, en retrospectiva, el período junio 2006junio<br />

2007 fue una “ventana de oportunidad” desperdiciada. Si <strong>la</strong> manipu<strong>la</strong>ción del IPC se<br />

hubiera revertido, el incipiente mercado por instrumentos en pesos a tasa fija habría<br />

retomado probablemente una senda ascendente. De hecho hubo emisiones en mayo y<br />

junio, a pesar de que ya desde enero <strong>la</strong> variación del IPC estaba fuertemente<br />

subestimada. Pero hay un factor que agravó fuertemente <strong>la</strong>s dificultades que tiene el<br />

sistema financiero para poder alcanzar niveles de intermediación aceptables. En un<br />

entorno con tasas de inf<strong>la</strong>ción de dos dígitos no existe en Argentina una unidad de<br />

cuenta indexada creíble, ya que el CER fue afectado por el descrédito del IPC. Cabe<br />

seña<strong>la</strong>r que los depósitos ajustados por dicho índice llegaron a representar un máximo<br />

de 18% de los depósitos a p<strong>la</strong>zo fijo en pesos en enero de 2005. Pero en marzo de<br />

ese año se implementó una política de extensión progresiva de los p<strong>la</strong>zos mínimos de<br />

colocación en esa moneda (a lo <strong>la</strong>rgo del año se aumentó de 90 a 365 días) que<br />

afectó negativamente <strong>la</strong> oferta de fondos. El objetivo explícito fue extender <strong>la</strong> madurez<br />

del fondeo de los bancos, pero también hubo presiones del sector por reducir el costo<br />

del fondeo, y coordinar su reducción para todas <strong>la</strong>s entidades, dada <strong>la</strong> percepción de<br />

que <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción tendría una tendencia creciente.<br />

48 El rendimiento implícito fue de 11,7% y <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción bid-to-offer 3,5.<br />

49 El mercado de capitales también acusó el impacto de <strong>la</strong> estatización de <strong>la</strong>s AFJPs en<br />

septiembre de 2008. Desde entonces, <strong>la</strong>s emisiones de deuda cayeron otro escalón y se<br />

contrajo fuertemente el mercado de fideicomisos financieros.<br />

59


La consecuencia fue que ya en enero de 2007, antes de <strong>la</strong> adulteración del<br />

IPC, <strong>la</strong> participación de los depósitos ajustados por CER había disminuido a 7,2% de<br />

los p<strong>la</strong>zos fijos en pesos y con posterioridad tendieron prácticamente a desaparecer,<br />

tras haber representado un máximo de 17,3% de los mismos en noviembre de 2005 50 .<br />

También es cierto que <strong>la</strong> demanda de crédito ajustado por tal índice era todavía<br />

muy baja 51 . Pero se trata, precisamente, de un instrumento que puede ser útil en<br />

contextos de inf<strong>la</strong>ción moderada. Su destrucción ha dejado al sistema financiero<br />

argentino sin posibilidad alguna de generar crédito de <strong>la</strong>rgo p<strong>la</strong>zo bajo condiciones de<br />

mercado con el actual marco normativo: el crédito en pesos es de corto p<strong>la</strong>zo y el<br />

crédito en dó<strong>la</strong>res está prácticamente restringido al sector exportador.<br />

De modo que el principal factor de desarticu<strong>la</strong>ción del modelo macroeconómico<br />

de 2003-2006, <strong>la</strong> aceleración inf<strong>la</strong>cionaria sin respuesta acorde en el p<strong>la</strong>no de <strong>la</strong><br />

política macroeconómica, y <strong>la</strong>s distorsiones estadísticas en el cómputo de <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción,<br />

constituyen también limitantes fundamentales para <strong>la</strong> profundización del desarrollo<br />

financiero.<br />

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reciente de <strong>la</strong> economía argentina”, en: Damill, M., R. Frenkel, D. García Delgado,<br />

50 Tenían consecuencias favorables para el sistema financiero, ya que aumentaban <strong>la</strong> madurez<br />

promedio de los pasivos bancarios al mismo tiempo que reducían el riesgo de tasa de interés<br />

real.<br />

51 Este es otro ejemplo de cómo <strong>la</strong> historia es decisiva en <strong>la</strong> generación de los<br />

comportamientos sociales. La desafortunada experiencia con el crédito indexado a principios<br />

de <strong>la</strong> década del ochenta (circu<strong>la</strong>r 1050) limita <strong>la</strong> demanda del público por este tipo de<br />

instrumento. Distinta ha sido <strong>la</strong> experiencia en Chile o Colombia.<br />

60


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61

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