La reina Máxima de Holanda y la princesa Amalia, de compras por el centro de Madrid

Este miércoles, la revista ‘¡Hola!’ nos sorprende con unas fotografías exclusivas de la princesa Amalia y la reina Máxima de Holanda paseando como cualquier viandante más por las calles de Madrid en compañía de su perrito Mambo.

Guillermo y Máxima son unos enamorados de nuestro país, ya que ambos se conocieron en la Feria de Abril en Sevilla en 1999, y parece que le han transmitido a su hija mayor su amor por España.

* Si no ves correctamente este formulario, haz click aquí

Ambas lucían su cabellera rubia como dos turistas más por las céntricas calles comerciales de la capital y lucían gafas de sol, pasando desapercibidas para la mayor parte de los ciudadanos que se cruzaron con ellas desconociendo quiénes eran. Sí pudieron inmortalizarlas en esta ocasión los fotógrafos, que se las encontraron almorzando en una terraza céntrica y haciendo algunas compras juntas.

No en vano, la princesa arranca en tan solo un par de días con el que será su primer viaje internacional con agenda a las antiguas colonias holandesas. Un largo viaje que se extenderá hasta el próximo 9 de febrero y que comienza en Bonaire, donde tanto Amalia como Máxima necesitarán poner su armario a punto para la intensa agenda que les espera los próximos días en las islas caribeñas.

En nuestro país estamos ahora mismo en plena temporada de rebajas y las tiendas sacan todo su stock de los almacenes, un buen momento para darle un nuevo aire al vestidor, especialmente si viajan al Caribe, donde tendrán que lucir prendas más ligeras.

Madre e hija se muestran muy cercanas en estas fotografías en las que hemos podido verlas en ‘¡Hola!’, de lo más conjuntadas en color verde. Amalia parece haber heredado el gusto por la moda de su progenitora y lucía una blusa con motivos florales combinada con un pantalón de pierna ancha en color verde oscuro. Incluía en su outfit un abrigo largo de color crudo con solapas que lucía abierto. Eso sí, no renunciaba a la comodidad y se calzaba unas deportivas en color blanco y daba el toque chic a su look con un bolso de color verde con cadena dorada de Christian Dior.

Máxima, por su parte, iba radiante por las calles de Madrid con un conjunto de pantalón en color verde botella, algo más claro que el de su hija, con camisola larga a modo de abrigo, marcando la silueta con un cinturón. Un diseño muy estiloso y original del que salen los brazos por unas aberturas a media manga y que la reina holandesa lucía desnudos, puesto que el jersey que llevaba debajo –en color gris- llegaba hasta el codo. La mujer de Guillermo Alejandro sí decidía abrigarse la cabeza con un favorecedor y sencillo gorro de lana gris a juego con el jersey, con el que quizá trató de pasar desapercibida al tiempo que le daba calidez.

Madre e hija se mostraron muy discretas en este viaje a Madrid, disfrutando de un tiempo a solas tras unos meses muy duros en los que Amalia ha preocupado enormemente a sus padres por su seguridad, puesto que recibió amenazas que la llevaron a tener que tomar medidas al poco tiempo de comenzar sus estudios universitarios en Ámsterdam de Política, Psicología, Derecho y Economía (PPLE).

No es la primera vez que la familia se lleva a su perrito Mambo de viaje, en Navidad también acudieron con este labradoodle a Argentina, la tierra natal de Máxima, donde disfrutaron de unos días con la familia al completo. En esta ocasión, la reina de los Países Bajos solo ha querido traerse a su hija mayor, que fue la encargada de llevar a Mambo atado con una correa.

Un perro viajero que la familia incorporaba a sus otras dos mascotas como regalo del 50 cumpleaños de Máxima en 2021 y que presentaban algunos meses después en sus redes sociales con motivo del Día Mundial de los Animales. Mambo cuenta con su propio pasaporte perruno, puesto que para introducir cualquier animal en nuestro país es necesario cumplir ciertos requisitos que marca la ley.

Lo primero es que para viajar a España con un perro desde un país miembro de la Unión Europea, como es este caso, el animal debe de estar identificado con un microchip (o un tatuaje, si este se hizo antes de julio de 2011). Además, debe de estar vacunado frente a la rabia y poder demostrarlo en el pasaporte europeo para el movimiento de animales de compañía.