No todo es color de rosa para los floricultores en Colombia

El sector floricultor colombiano es uno de los más afectados por el coronavirus. Los empresarios han tenido que destruir las cosechas y despedir personal, mientras esperan que la celebración del Día de la Madre pueda reactivar un poco las ventas

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No todo es color de rosa para los floricultores en Colombia

Por: Maria Paula Triviño

AA - Rosas, claveles, crisantemos, astromelias y hortensias colombianas invaden el mundo en fechas como San Valentín y el Día de la Madre. Precisamente, en la primera fecha celebrada el pasado 14 de febrero, el sector floricultor logró exportar 600 millones de tallos, según la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores).

Esas cifras significan 500 aviones llenos de flores colombianas que salieron de los aeropuertos de Bogotá y Medellín hacia decenas de destinos.

Aunque Países Bajos con sus emblemáticos tulipanes son el primer país productor de flores en el mundo, Colombia lo sigue con 1.400 variedades de flores que se exportan y que en 2019 representaron 5.600 millones de tallos, es decir USD 1.480 millones en ventas.

Sin embargo, la celebración del Día de la Madre en el mes de mayo, no pinta color de rosa por cuenta del coronavirus. 

En Colombia solo se queda el 5% de las flores que se cultivan internamente y los pedidos que han sido cancelados desde destinos como Estados Unidos, Japón y Reino Unido se reflejan en flores que deben ser destruidas en los cultivos y en miles de empleos directos y temporales que se pierden. Este sector es uno de los que tiene más valor agregado de mano de obra, ya que los cultivos no solo necesitan personal para la cosecha, sino también para procesar las flores (corte, deshoje, entre otros) y armar ramos.

El impacto social de la pandemia se evidencia en un sector que genera 140.000 empleos directos e indirectos en 60 municipios del país y vincula a alrededor del 25 % de la mano de obra rural femenina formal.

“Nosotros mandamos a la mayor cantidad de personas a vacaciones intentando mantener a las que necesitábamos en el cultivo para asegurar la calidad de la flor. El Día de la Madre es como el diciembre de la flor y extrañamente los colores que más se han movido son flores amarillas y anaranjadas, no rojas. Esos colores se mueven en otoño y una razón para que eso esté pasando puede ser que Estados Unidos ha dejado de hacer pedidos”, dice Ricardo González, dueño de Queen Flower, cultivo mayoritariamente de gerberas en Llanogrande, Antioquia.

“Nos ha tocado mandar a compostera (hacer compost) mucha flor y muchos de nuestros clientes nos pidieron esperar los pedidos hasta el final de la cuarentena”, afirmó González. Según este floricultor, su producción ha disminuido un 80% debido a la pandemia.

Además de las pérdidas para pequeños y grandes floricultores, el sector cuenta con importantes proveedores logísticos como aerolíneas de carga y empresas de tercerización que también están sufriendo el impacto.

“Uno de los temas complejos en los cultivos es que los trabajadores deben cumplir con las medidas del aislamiento. Por eso hay menos mano de obra por cada hectárea. Generalmente, hay 17 trabajadores por cada hectárea en un cultivo de clavel, hoy solo hay 6. Se han tenido que quitar mesas de trabajo en las áreas de poscosecha, y los trabajadores ya no se pueden encontrar en los comedores entre cada turno porque hay que descontaminar las áreas”, cuenta Wilmar Velásquez, ingeniero de GR Chía, una de las empresas más grandes del país que presta servicios especializados a más de 40 cultivos de flores en Colombia y Ecuador.

Cumpliendo con la orden de cuarentena, Velázquez y su equipo tampoco pueden hacer visitas a las fincas que requieren sus servicios. “También conocemos muchos casos de cultivos que están donando flores a hospitales en Colombia y Estados Unidos para no tener que destruirlas”.

Alejandro Abondano, gerente de cuenta para exportaciones en el canal comercializador Benchmark Growers, también confirma el impacto en las exportaciones.

“El mercado que se está moviendo un poco es Estados Unidos, ya que al igual que Reino Unido, mantiene una política de economía abierta. En Latinoamérica se están buscando alternativas, ya que la mayoría de ventas de flores se hacen en supermercados y los países tienen prohibidas las exportaciones de bienes que no sean no esenciales; así que no hay forma de llegarle al consumidor final”.

“Desde la segunda quincena de marzo, las ventas han sido complicadas y el consumo sólo se reactivará paso a paso. Vemos que las ventas online están representando una gran salvación para muchos productores, mientras que nuestra prioridad ha sido mantener los empleos de nuestros trabajadores durante el próximo trimestre”, asegura Abondano.

En medio de la crisis, la agencia gubernamental ProColombia también sigue realizando un trabajo intensivo de promoción del sector colombiano con campañas como #Bondwithflowers para promover el consumo de flores nacionales, mientras que “junto al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo se están trabajando los requerimientos de logística identificados por el sector para incluirlos en una mesa de trabajo creada con el Ministerio de Transporte”.

De acuerdo con ProColombia, “por solicitud de los exportadores y con nuestras oficinas comerciales, también trabajamos para generar nuevos contactos comerciales en distintos canales y mercados.

En este momento, los floricultores esperan que sus mercados los recuerden por la calidad de los productos que se exportan. Según ProColombia, el 40 % de las flores exportadas en Colombia tienen el sello de certificación Florverde® que regula actividades desde la siembra hasta la postcosecha y les permite homologarse con certificaciones mundialmente conocidas como Global G.A.P y Rainforest Alliance.

Asimismo, desde el 1 de abril los productores del sector agro están accediendo a una nueva línea especial de crédito (LEC) denominada "Colombia Agro Produce" que cuenta con COP 1.5 billones para garantizar liquidez, la compra de insumos, el sostenimiento de la producción, la transformación y generación de valor agregado, y la comercialización.



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