Gente que busca gente

00:00:00 - Que tal amigos y amigas, es un gusto poder estar de nuevo con ustedes, traemos un nuevo episodio de mensajes para el alma.

se titula Gente que busca gente. A fines de los años 90, había un programa televisivo que se llamaba Gente que busca gente. El mismo se trataba de personas que buscaban a familiares, amigos, personas que tal vez nunca conocieron porque los habían separados al nacer. En fin, era un programa que se encargaba de reencontrar a personas que por diferentes cuestiones estaban separadas. Hoy estamos más que acostumbrados a comunicarnos por medio de las redes sociales. Si bien fueron creadas hace un poco menos de dos décadas, las tenemos incorporadas como prácticamente algo indispensable en nuestras vidas. A través de ellas compartimos vivencias, estados de ánimo, paseos, recuerdos, interactuamos, unos con otros, nos divertimos, nos enojamos y hasta a veces ignoramos lo que vemos y lo dejamos pasar gracias a las redes sociales como ese antiguo programa muchas personas buscan a sus seres queridos que dejaron de ver hace mucho tiempo perdieron todo contacto o en ocasiones hijos que buscan a sus padres que no conocieron a padres que buscan a sus hijos o hasta personas que salieron a trabajar o estudiar y no volvieron a sus hogares, personas que están desaparecidas. Estas publicaciones se suelen hacer viral, que significa esto, que se comparte de uno a otro hasta multiplicarse de manera incalculable. Se genera un paso de persona a persona como creando cadenas humanas para llegar a que dos personas que estaban separadas, puedan reencontrarse. Y en muchas ocasiones se logra ese objetivo, y se genera una mezcla de emociones, alegrías y asombro entre todos, no solamente entre la persona buscada y la que lo estaba buscando, sino también entre todos los que pusieron su granito de arena para que eso sucediera. Amigo, amiga, el reino de Dios no es diferente a esto. Aunque no lo quiere creer, Dios es la persona que hace la publicación buscando a otra persona. Lo hizo conmigo, lo hizo con mi esposa, lo hace con usted y con cada persona sobre este planeta. Sí, así es. Es el propio Dios que quiere reencontrarse con nosotros. Y es Él el que nos busca y usa a todos los hombres y mujeres que sea necesario para poder reencontrarse con cada uno de nosotros. Como dice su palabra en el libro de Oceas en el capítulo 11 versículo 4, concuerdas humanas los atraje, concuerdas de amor y fui para ellos como los que alzan el llugo de sobre su service y puse delante de ellos la comida.

00:03:40 - Con cuerdas humanas lo traje, que maravilloso, saber que estábamos perdidos, desaparecidos de su presencia, de su reino y el se ha encargado de buscarnos y de persona en persona se corrió la voz, participaron hombres, mujeres, estoy seguro que niños y hasta los ángeles del cielo para que nos volvamos a encontrar. La única diferencia que hay entre las personas que buscan a sus seres queridos y Dios buscándonos a nosotros, es que Dios nunca dejó de saber donde estábamos y es más, él silenciosamente, sin que lo sepamos, nos ayudaba en nuestros momentos más difíciles. Su amor realmente no tiene límites. Presta atención a los siguientes pasajes que están escritos en el libro de Oceas en el capítulo 11, pero en el versículo 2, 3 y 4. Pero donde dice Israel o Efraín, ponga ahí su nombre.

00:04:45 - Cuando Israel era muchacho, yo lo amé y de Egipto lo llamé a mi hijo.

00:04:53 - Cuanto más yo lo llamaba, tanto más se alejaban de mí y a los bares sacrificaban y a los ídolos ofrecían saumerios. Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos y no conoció que yo le cuidaba, con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor y fui para ellos como los que alzan el llugo de sobre su service y puse delante de ellos comida. Es increíble cuánto Dios nos ama y todo lo que hace por nosotros. Aún nosotros siendo pecadores y dándole la espalda a él, dice claramente que aunque nosotros no lo sepamos, él nos toma de los brazos y nos cuida, es algo realmente maravilloso. Amigo, amiga, si usted ya se dejó encontrar por Dios y volvió a él, realmente lo felicito. Es la mejor decisión que tomo en su vida. Y si aún todavía no ha tenido un encuentro con él, hágalo hoy mismo. Vuelva hacia él, hábrale las puertas de su corazón, déjelo entrar y ser parte de su vida. Él quiere abrazarlo, secar sus lágrimas, escucharlo y seguir cuidándolo. Lo bendigo grandemente en el nombre de Jesús y lo espero en el próximo episodio de mensajes para el alma.