13 películas de zombis para entender una pandemia

Damas y caballeros, quítense el sombrero, porque nos encontramos ante una de las indiscutibles obras maestras del cine fantástico de todos los tiempos.

Lejos aún de la imagen actual del muerto viviente devorahombres, esta cinta entronca con la mitología del vudú, que es el auténtico origen de las leyendas zombis.

Una joven enfermera llega a Haití, contratada por un millonario para cuidar de su esposa que yace en la cama en estado comatoso. La muchacha intuye que la paciente es víctima de un hechizo que la ha convertido en zombi. Por eso, la rapta y se interna en plena noche en busca de un chamán que deshaga el maleficio.

La escena del encuentro encuentro de las dos mujeres con un colosal zombi de raza negra que monta guardia en un campo de maíz, es uno de los momentos cumbres del cine fantástico.

Por cierto, no me digan que el zombi no podría ser portada de Men's Health.

Si los zombis son hoy en día superestrellas del cine de terror, es gracias a esta genial película de serie B que cambió para siempre el género.

Con un escasísimo presupuesto, el director George A. Romero huyó de la estética gótica de los filmes de la Universal y la Hammer, que era lo que se llevaba entonces en el cine de terror, y optó por un estilo crudo y directo, cercano al del documental.

Todo comienza con una pareja de hermanos visitando la tumba de
sus padres. En el cementerio son atacados por una figura de
apariencia humana. Él muere, pero la chica huye perseguida cada vez por más seres hostiles, hasta que es rescatada por un hombre de raza negra que la conduce a una casa aparentemente deshabitada, y donde prácticamente transcurrirá todo el filme.

La cinta hace gala de unos tímidos efectos gore (los actores que
hacen de zombis mastican vísceras crudas de pollo simulando que es carne humana), y de una tensión que llega hasta límites insoportables. Además de atesorar escenas tan turbadoras como la de la niña zombi devorando las entrañas de su madre.

Romero convirtió además la película en un alegato antiracista y misántropo, con un final desolador que nos hace preguntarnos: ¿Quienes son peores, los humanos o los zombis?

Diez años tardó Romero en hacer una secuela de La noche de los muertos vivientes. Rodada en color y con muchos más medios, cortesía del maestro Darío Argento que ejercía de productor, este filme multiplica los logros de la cinta original.

Los zombis que habían resucitado en la primera película, han sumido al mundo en el caos. Un grupo de supervivientes ( que incluye a un par de francotiradores de la policía, una reportera de tv, unos pandilleros latinos...) se refugían en un enorme centro comercial, que se convertirá en un Álamo contemporáneo, en el que los protas tendrán que resistir el acecho de los zombis, que se agolpan en el exterior, tratando de entrar para exterminarlos.

Según Romero, la película es una crítica del consumismo. Los protagonistas se encuentran rodeados de todos los objetos propios de la sociedad de consumo en un supermercado gigante, pero realmente ellos son la comida que los zombis anhelan cenar.
Personalmente, creo que esta película inspiró a Alaska su famosísima canción 'Terror en el hipermercado'.

Y permítanme una anécdota personal. Cuando era chaval esta peli la ponían en un cine al lado de mi casa, y la frase promocional que se leía en el poster me ponía los pelos de punta: "Cuando los muertos no quepan en el infierno, caminarán sobre la tierra". En la película la pronuncia el poli negro (Kem Foree), recordando una plática de su padre, que fue predicador. Con un padre así, ¿quien necesita ver películas de miedo?

PD. Esta película fue objeto de un remake en 2004 que aquí se tituló 'Amanecer de los muertos' y que, sin ser tan buena como la original, no estaba nada mal.

Zombi de Romero fue un superéxito mundial. Y eso provocó que los italianos rodaran una falsa secuela, titulada Zombi 2, aunque en España la rebautizaron con el tramposo tiítulo de Nueva York bajo... Y digo tramposo, porque la ciudad de los rascacielos solo aparece al principio y al final.

El grueso de la cinta transcurre en una isla del Caribe, donde los protagonistas descubren que un científico demente (un Richard Johnson en horas bajas) ha realizado una serie de experimentos para resucitar a los muertos.

El filme está dirigido por Lucio Fulci, cineasta italiano que ha pasado a la historia por realizar una serie de películas de terror tan cutres como malrolleras. Llenas de efectos gore y con argumentos lindantes con el absurdo, pero con una extraña capacidad para inquietar.

Hay que reconocer que los zombis de esta película, totalmente podridos y con las cuencas de los ojos llenas de gusanos, realmente imponen lo suyo. Además, la cinta atesora dos escenas inolvidables. Una en la que un zombi atraviesa con una astilla el ojo de una mujer (Olga Karlatos), que estaba mirando a través de una cerradura. Y otra en la que un zombi submarino se enfrenta a un tiburón. Ríanse ustedes del combate entre Floyd Mayweather y Conor McGregor.

Los italianos exprimieron el filón zombi hasta extremos alucinantes. Pero la cumbre del delirio fue esta cinta que inicialmente debía haber dirigido Fulci, pero que acabó filmando Mario Giarolami. Uno de esos estajanovistas latinos que tan pronto te facturaban un spaguetti western, como una de terror, y otra erótica.

En 1979, 'Holocausto caníbal' se había convertido en un auténtico fenómeno. Así que los italianos tuvieron la ¿feliz? idea de fusionar el cine de zombis con el de caníbales. Y se fueron a Indonesia a rodar este despropósito en el que una tribu de antropófagos se enfrenta a los muertos vivientes más cutres que jamás hayas visto. Un simple pretexto para enlazar una escena brutal tras otra.

Por cierto. En esta también sale el pobre Richard Johnson, que en aquella época debía de tener problemas para pagar las facturas.

En los 80 ya casi nadie hacía películas de zombis. Los italianos habían exprimido tanto el filón que el público se acabó hartando. Pese a ello, de vez en cuando aparecía alguna perla aislada, como la que ahora comentamos.

Dirigida por el antiguo actor Michele Soavi, curtido en decenas de filmes de terror italianos, y con el récord de haber sido el intérprete que más veces había sido asesinado de forma realmente nauseabunda, su título español (el original es el mucho más poético, 'Dellamore dellamorte') podríia hacer pensar que la película es una tontería de tomo y lomo. Pero no es así.

'Mi novia..' es una película inclasificable. No es un filme de terror, ni una comedia. Parece una pesadilla, en la que el protagonista, el enterrador de un cementerio (encarnado por un Rupert Everett en la cima de su atractivo físico) y su ayudante mudo, se encargan cada noche de "matar" a los muertos resucitados que habían enterrado durante el día. Estos dos antihéroes, uno alto y esbelto, y el otro bajito y rechoncho, son como unos modernos Don Quijote y Sancho embarcados en una cruzada antizombi. Hasta que la aparición de una bella resucitada lo cambiará todo.

Rara, absurda, felliniana... con ramalazos de humor descacharrante (como la aparición de unos boy scouts zombis), esta película no se parece a ninguna otra. Y ya solo por eso, se merece un respeto.

Son muchos los que han intentado convertir las películas de zombis en comedias. Lo malo es que la mayoría de ellas no tienen ni puñetera gracia. La excepción es esta brillante cinta británica que, respetando escrupulosamente las constantes del subgénero, sabe transitar magistralmente del miedo al humor y viceversa.

Los protagonistas (Simon Pegg y Nick Frost) son los típicos patanes de pub. Dos inútiles que se pasan la vida con una pinta de cerveza en la mano. Hasta que se produce un apocalipsis zombi y descubren que poseen un talento innato para enfrentarse a los muertos vivientes.

Háganme caso y si tiene ocasión vean esta película. La disfrutarán del principio al final.

Cuando los zombis llevaban casi dos décadas durmiendo en el limbo cinematográfico, fue el escocés Danny Boyle quien los resucitó (nunca mejor dicho), con este excelente filme.

El protagonista (Cillian Murphy) despierta en un hospital tras pasar varios días en coma, y se encuentra con que Londres está completamente asolado. Pronto descubrirá que un virus ha convertido a parte de sus habitantes en seres rabiosos con una insaciable sed de sangre.

'28 días después' es un filme magnífico, y su principal novedad argumental es que, si hasta la fecha, los zombis se habían caracterizado siempre por sus movientos torpes y lentos, aquí están dotados de una agilidad sobrehumana, lo que los hace diez veces más peligrosos. Sentando un cliché que será mil veces repetido en filmes posteriores.

¿Se puede convertir una película de zombis en un melodrama de tintes psicológicos? Si, se puede. Y la prueba es este extraño filme protagonizado por Arnold Schwarzenegger.

El bueno de Arnie es un padre abnegado que descubre que su hija se está convirtiendo en zombi. El amor paterno será más poderoso que el miedo, y hará todo lo posible para salvar y cuidar a la niña de sos ojos, aunque eso suponga el fin de la especie.

Cuando se habían hecho ya tantas películas y series de zombis, que estas criaturas no asustaban ni a mi tia Charo, los coreanos se sacaron de la manga esta estupenda película de terror y acción, que devolvía al subgénero la brillantez que estaba perdiendo.

Un padre divorciado con su hija (afectada de miedo escénico),los miembros de un equipo juvenil de beisbol, un vagabundo, una embarazada... Son algunos de los personajes atrapados en un tren que trata de huir de un apocalipsis zombi, en un viaje frenético cargado de emociones fuertes, y en que el suspense y la acción van a más en cada escena.

No hace falta que seas un amante de los zombis para disfrutar de esta película. Es puro goce.

PD. Si la pandemia no lo impide, en breve se estrenará su secuela, 'Peníncula'.

Se habían hecho comedias con zombis, dramas paterno-filiales con zombis, pelis de aventuras con zombis... Y cuando parecía que ya andie podía hacer nada más original, los británicos se sacaron la manga ester musical navideño con zombis. Y lo sorprendente es que es casi genial.

Como si fuera un cruce entre 'High School Musical' y 'La noche de los muertos vivientes', la película propone los típicos conflcitos de toda buena cinta para adolescentes, en medio de un apocalipsis en el que los adultos estamos condenados a perecer , y solo los más jóvenes tienen alguna posbilidad de sobrevivir.

Más allá de lo extravagante de la propuesta, la película tiene un fondo más serio de lo que parece. Y entre risas y sangre, brota ese poso de amargura que siempre aparece cuando alguien se da cuenta de que la adolescencia se ha quedado atrás para no volver.