La nebulosa de esta quincena, conocida en los catálogos como IC 1848, está en la constelación de Casiopea y es muy grande: el ancho de la fotografía daría para 4 lunas llenas. Si nuestros ojos tuvieran una enorme sensibilidad y capacidad para apreciar a la vez objetos de muy diferente brillo, realmente veríamos el cielo nocturno lleno de estas gigantes nubes de color. Como se tomó con el tubo reflector de 1 m de focal, que solo cubre 1 luna llena, hizo falta sacar 3 fotografías para cubrir toda la zona, y unirlas luego mediante el programa de procesado de la imagen. Justo encima y a la derecha encontraríamos la nebulosa del corazón de la pasada entrega de estas postales del universo.
En esta ocasión se ha empleado un filtro de banda estrecha que sólo deja pasar la luz que proviene del Hidrógeno (roja) y la que viene del Oxígeno (verde-azul). Este procedimiento es cada vez más usado dado que son las emisiones principales de las nebulosas, y cualquier otra longitud de onda (color) que captáramos vendría a buen seguro de contaminación lumínica. Así, estos filtros permiten hacer este tipo de fotografía a los aficionados ubicados en grandes ciudades. En galaxias, por el contrario, no son de tanta ayuda, ya que ahí sí tenemos muchos más colores provenientes de los millones de estrellas que las forman. Por esta misma razón, estos filtros apagan bastante las estrellas, dado que eliminan buena parte de su luminosidad multicolor, y eso es un efecto no siempre muy deseado…
Hay que recordar que el universo que vemos contiene un 70% de Hidrógeno, un 27% de Helio y luego ya un 3% de todo el resto de elementos químicos, entre los cuales el Oxígeno es el más abundante (un 0.6%). El Helio no emite luz en el rango de colores que ven nuestros ojos, de modo que los elementos más relevantes en la región visible son precisamente Hidrógeno y Oxígeno. Dada la desproporción tan grande entre Hidrógeno y Oxígeno (más de un factor 100), es natural que todo se vea casi siempre rojo, salvo regiones en que el oxígeno se encuentre concentrado en gran proporción y muy separado del Hidrógeno circundante… Es por esta razón que cuando se lanzó el telescopio espacial Hubble se popularizara la opción de cambiar la paleta de colores, para hacer más énfasis en otros elementos y ver bien dónde están; lo que tiene interés científico a la vez que da un toque artístico muy vistoso a las fotografías. Un proceso similar a ese, conocido como paleta HOO, es el que he empleado en esta fotografía: he potenciado la señal del Oxígeno hasta igualar la intensidad del Hidrógeno (exagerando artificialmente su importancia), y de este modo se destacan estas regiones (en azul) y se tiñen de un bonito color dorado las zonas de mezcla con Hidrógeno.
Sin ningún cambio de color, la fotografía original sería como la siguiente:
Una ventaja adicional del cambio de paleta es que se distinguen mejor las zonas de frentes de onda que han acumulado material a lo largo de líneas sinuosas que parecen marcar el perfil de montañas. La explosión de estrellas manda al espacio todos estos materiales y comprime los que ya existen de manera que, eventualmente, pueden producirse nuevas acumulaciones de material que den lugar a nuevas estrellas a lo largo de estos frentes. Esta zona es especialmente rica en este tipo de regiones de formación estelar.
Desde este blog queremos dedicar con cariño a Conchi Sánchez estas fotografías de la nebulosa del Alma. Promotora de esta sección en Lanzadigital, siempre recibía con palabras amables nuestras postales quincenales.