El riesgo de desertificación obliga a estar alertas en la provincia

El riesgo de desertificación obliga a estar alertas en la provincia

Tucumán cuenta con 60.000 hectáreas sin poder utilizar productivamente a causa de la salinidad y de las napas freáticas.

El pasado 17 de junio, fecha en la que se inició un nuevo feriado largo en nuestro país por conmemorarse el paso a la inmortalidad del héroe gaucho Martín Miguel de Güemes, también se celebró el Día mundial para combatir la desertificación y la sequía en todo el mundo. El objetivo de esta fecha es sensibilizar a la opinión pública demostrando que hay soluciones y herramientas para combatir la desertificación si todos cooperamos de manera mancomunada.

De acuerdo a datos de Naciones Unidas, las sequías se encuentran entre las mayores amenazas para el desarrollo sostenible, especialmente en los países en desarrollo, aunque también es cierto que cada vez son más las naciones ricas afectadas. De hecho, las previsiones estiman que para 2050 las sequías afecten a más de las tres cuartas partes de la población mundial. “El número y la duración de las sequías han aumentado un 29% desde 2000 y, a día de hoy, hay más de 2.300 millones de personas que sufren problemas a causa de la escasez de agua. Se trata de unas cifras crecientes y preocupantes, máxime considerando que uno de cada cuatro niños en el mundo se verán afectados por este fenómeno de aquí a 2040”, detalla el organismo internacional en su página web.

Argentina y más específicamente Tucumán no quedan exentos de esta problemática y es por esto que los especialistas coinciden en la necesidad de estar alertas y trabajar en la concientización para una utilización óptima de los  suelos.

“Este es un tema para estar alerta porque la presión que existe sobre los recursos naturales, dado los cambios en la forma de utilización del suelo y el crecimiento poblacional obligan a tomar pautas por el cuidado del recurso. Si no lo cuidamos y no desarrollamos líneas para cuidarlo estamos afectando a las generaciones futuras”, manifestó a LA GACETA el jefe de distrito en recursos hídricos de la provincia de Tucumán, Federico Diblasi.

Panorama local

Diblasi calificó de compleja la situación provincial desde el punto de vista ambiental y agroproductivo, porque si bien la provincia cuenta con una porción pequeña de tierras áridas en el Valle Calchaquí y otra zona de tierra semiárida en Trancas, pequeña en comparación con otras provincias, desde hace unos años decidió adoptar el Plan de acción provincial de lucha contra la desertificación, sequía y degradación de tierras (PAP).

El ingeniero agrónomo explicó que dicho plan sienta las bases a través de cinco líneas estratégicas para intervenir en cuatro ecorregiones que comprenden a la totalidad de la provincia dentro de sus 22.000 kilómetros y de esta manera generar sustentabilidad, protegiendo los recursos del medio ambiente. “Tucumán tiene complejidades en el uso del suelo y el cuidado de la degradación del medio ambiente porque, por ejemplo, en la zona de llanura deprimida tenemos más de 60.000 hectáreas sin poder utilizar productivamente por la salinidad y las napas freáticas”, precisó.

Sobre la labor que desempeña el PAP, Diblasi relató que el plan trabaja específicamente en el área de sierras y valles de bolsones (una de las cuatro ecorregiones que abarca las localidades de Tafí del Valle y Trancas) lo que permitió la conformación de una mesa interdisciplinaria que crea pautas y objetivos para llevar adelante junto a los actores locales y así buscar líneas de acción y financiamiento para avanzar con el desarrollo sostenible.

Zonas más afectadas

Un estudio realizado en 2015 por técnicos del Grupo de Recursos Naturales del INTA Famaillá para evaluar las condiciones de los suelos de Tucumán determinó que la región este-sur de la provincia presenta importantes signos de degradación como incremento de la erosión de suelos, disminución de la fertilidad, reducción de la biodiversidad, contaminación de recursos hídricos, balances negativos de nutrientes y carbono, desertificación en áreas marginales, entre otros. “Esto se debe a una intensificación agrícola -eliminación del monte, intensificación del manejo de los suelos bajo agricultura continua con la soja como principal cultivo, introducción de variedades de cultivos de alto potencial de rendimiento, fertilizantes químicos, plaguicidas, riego y mecanización- acompañada por una concentración en la propiedad de la tierra y la expulsión de pequeños productores de sus fundos ancestrales”, precisó el informe.

En ese trabajo también se remarcó que otro problema de los suelos tucumanos fue detectado alrededor de los principales asentamientos urbanos, donde la contaminación y deterioro se da principalmente a través de las aguas residuales y los residuos sólidos urbanos.

“Por otro lado, en la última década, la presión inmobiliaria sobre pequeños predios agrícolas se hizo notar fuertemente por lo que pequeñas chacras hortícolas fueron convertidas en zonas residenciales en áreas con relieve normal a excesivo (Yungas). Esto incrementó sustancialmente los coeficientes de escorrentía del agua pluvial, generando inundaciones y colapso de los canales troncales de desagüe”, puntualizó.

Panorama nacional

De acuerdo a cifras del ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de nuestro país, las tierras secas ocupan el 70% del territorio nacional y se ven afectadas por el manejo ganadero, forestal o agrícola no sostenible; la deforestación y el uso inadecuado de los recursos hídricos. Además, la erosión hídrica y eólica constituye también uno de los principales procesos de degradación de la tierra. Y aproximadamente un 12% de la superficie del país presenta tasas altas de erosión, concentrándose en zonas áridas / semiáridas con fuertes pendientes y baja cobertura vegetal como ocurre en las regiones de Cuyo, NOA y Patagonia.

Por su parte, la cartera ministerial que lidera Juan Cabandié detalla en sus datos públicos que la migración, el abandono de tierras, la pobreza y la marginalización, además de un desequilibrio territorial y ambiental, también afectan la calidad de vida de las poblaciones, que en el país es cercana al 30%.

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