Minería: su histórica vigencia en Bolivia
Entrevista con el ministro de Minería y Metalurgia, Marcelino Quispe, sobre el presente y el porvenir sel sector. La actividad minera transcurre a lo largo de la historia del país y sigue ocupando un lugar preponderante en la economía boliviana.
Imagen: ABI
La minería corre en las venas del país. La actividad extractiva viene acompañando la historia de Bolivia desde tiempos precolombinos y su evolución también ha marcado las transformaciones sociales y políticas. Si bien hoy las exportaciones se han diversificado enormemente, particularmente en las últimas siete décadas, luego de la emergencia de Santa Cruz a partir de la Revolución de 1952 y la denominada marcha al oriente, este sector continúa aportando una porción sustantiva del Producto Interno Bruto (PIB) anual.
Conversamos con el ministro de Minería y Metalurgia, Marcelino Quispe, sobre el presente, el provenir, los cambios y desafíos que presenta este clúster. Con rigor y precisión, la autoridad da luces sobre el contexto actual y las especificidades que caracterizan la actividad en Bolivia. Al presente, los mercados globales de materias primas enfrentan enormes presiones y reacomodos, principalmente gatillados por el conflicto en Ucrania, pero también por la conformación de nuevos bloques económicos que comienzan a disputar espacios con el viejo orden unipolar. Simultáneamente, el mundo transita hacia el cambio en la matriz energética y esto está generando una mayor demanda por minerales críticos para la producción de baterías, paneles solares, turbinas eólicas y otros dispositivos que requieren las renovables.
El ministro Quispe destaca el rol que viene jugando el oro en la producción nacional y habla también de los desafíos presentes para avanzar en la industrialización del sector.
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La Minería en Bolivia
—¿Cuál es la situación actual de la minería en el mundo en relación con el cambio climático y la transformación de la matriz energética global?
—La actividad minera en el mundo implica consecuencias ambientales y socioeconómicas, como la degradación de los suelos, la contaminación del aire, la pérdida de flora y fauna, así como los recursos hidrobiológicos que afectan a la biodiversidad y a la migración de especies. Por ello, la transformación de la matriz energética global deberá cambiar a energías limpias como la eólica, la solar, el biodiésel, la energía geotérmica, la hidroelectricidad y el hidrógeno.
El cambio de la matriz energética demanda materias primas como las tierras raras y los llamados minerales tecnológicos como: antimonio, berilio, cobalto, espato flúor, galio, germanio, grafito, indio, magnesio, niobio, metales del grupo del platino (PGM), tierras raras, tantalio y volframio que son utilizados como materia prima para fabricar productos de alta tecnología. Nuestro país cuenta con yacimientos de estos minerales fundamentales de uso tecnológico como son el oro, plata, antimonio, berilio, galio, germanio, grafito, indio, magnesio, niobio, tantalio, volframio y tierras raras, los que deben ser explotados de manera responsable con el medio ambiente.
—¿Cuál es la situación actual de la minería, específicamente respecto a los minerales que Bolivia produce?
—En la gestión 2022, Bolivia fue el quinto productor mundial de plata; el sexto, de estaño metálico; el sexto, de zinc; y el octavo, de plomo (datos calculados con base en información de Thomson Reuters y World Bureau of Metal Statistics). Hasta el primer semestre de 2023 el valor de producción de minerales alcanzó los $us 3.166 millones, con una participación importante de la producción de oro que alcanza al 47% del total, desarrollada principalmente por el actor cooperativista minero, actividad que es impulsada por los altos niveles de cotización del oro.
La explotación de minerales complejos de Pb-Ag-Zn (plomo, plata y zinc) a cargo de la minería mediana: San Cristóbal, San Vicente, San Bartolomé y Sinchi Wayra es importante por el aporte que significa a las arcas del Estado a través de los impuestos y a las regiones con el pago de regalías mineras. El primer semestre de 2023, el valor de producción de minerales ha disminuido en 7% con respecto a similar periodo de 2022, por la baja en la producción de la minería privada y la minería estatal con operaciones de las empresas mineras Huanuni, Colquiri y Corocoro, con la producción de productos metálicos en las metalúrgicas de Vinto y Karachipampa.
—¿Cómo vienen evolucionando los marcos legales en los países y la tecnología?
—La evolución del marco legal en la minería se refiere a normas internacionales directas e indirectas en materias mineras o no mineras, pero que pueden tener aplicación directa en la actividad minera como, por ejemplo, aspectos medioambientales. En este sentido, se trata de normas que pueden implicar restricciones o impedimentos a la actividad minera y sus actividades conexas. A su vez, estas normas o convenios directos o indirectos pueden ser bilaterales o multilaterales, según las necesidades de cada país. La evolución de la tecnología minera implica las exigencias y desafíos de una mayor demanda global en materias primas como ser metales estratégicos y críticos. Por eso, existe la necesidad de optimizar el ritmo de producción, para no perder competitividad, tomando en cuenta la creciente baja en las leyes de yacimientos estratégicos y las cada vez más exigentes normativas ambientales de diversos países.
—¿Cuál es la situación de los mercados internacionales con relación a los minerales que Bolivia produce?
—En 2022 se registró el mayor valor de exportación de minerales con $us 6.689 millones, reflejando una recuperación desde finales de 2019, año en el cual la economía en general se vio afectada por el Golpe de Estado y en la gestión 2020 por la crisis de la pandemia. Estas exportaciones se concentran en cinco productos: oro, zinc, plata, estaño y plomo, que representan un promedio de 96% del total de minerales exportados. Actualmente, el valor de exportación de minerales en el primer semestre de 2023 fue de $us 2.959 millones.
Los mercados de destino en la exportación para los principales productos se encuentran en el continente asiático: India, Emiratos Árabes Unidos, China, Japón, Hong Kong y Corea del Sur, en séptimo lugar se encuentra Bélgica, seguido de Canadá y Estados Unidos. India, Emiratos Árabes Unidos y Hong Kong son los principales destinos de las exportaciones de oro; China, Japón y Corea del Sur son destinos para el zinc y la plata; y, finalmente, Estados Unidos es el principal destino de las exportaciones de wólfram y antimonio.
—¿Cómo están afectando las tensiones geopolíticas a los mercados y flujos comerciales de los minerales, sobre todo en cuanto a aquellos que Bolivia produce?
—La guerra en Ucrania provocó serias dificultades en los flujos de comercialización, así como la crisis energética que provocó el cierre de refinerías afectando el desarrollo normal del mercado de minerales como el estaño y zinc, por lo que se ha visto un incremento en el precio de estos minerales y particularmente el estaño. Los conflictos geopolíticos provocan también inestabilidad económica favoreciendo al incremento de la demanda de activos financieros, relacionados con los minerales preciosos como el oro y la plata.
—¿Qué oportunidades tiene Bolivia en cuanto a la minería en el escenario actual y en el corto y mediano plazo?
—La alta demanda de los minerales provocó una nueva revolución tecnológica en la sociedad moderna, con numerosos dispositivos electrónicos y a su vez los procesos industriales y automatización.
Dichos cambios han producido la utilización de 15 minerales metálicos hasta el siglo XX. Actualmente se requieren 60 elementos a nivel mundial, dentro de este contexto, la competencia por los recursos minerales pone en riesgo la producción industrial de aquellos países que carecen del autoabastecimiento y dicha situación abre el espacio minero geopolítico del país, junto a los países de China, Brasil, Sudáfrica y Rusia.
La dependencia de los minerales, tanto para la industria como para la defensa, ha llevado a muchos países a un análisis pormenorizado. De tal manera que han clasificado como críticos aquéllos de los cuales carece y estratégicos los considerados centrales para la implementación de la tecnología actual. Las oportunidades de la minería en Bolivia son actualmente favorables entre los países productores para captar y movilizar la inversión necesaria. La demanda de productos mineros tradicionales seguirá aumentando, sujeta al crecimiento de la población y a los cambios de la economía. Simultáneamente, la revolución energética y tecnológica mundial está generando una nueva y creciente demanda especializada por productos mineros no tradicionales, tales como litio, cobalto, niobio, tantalio, uranio, bismuto, tierras raras, indio, galio, germanio y otros, para los cuales Bolivia tiene un atractivo potencial geológico.
—¿Qué recomendaciones se pueden hacer para el sector de la minería en Bolivia?
—Aplicar una debida diligencia a los proyectos sujetos a evaluación de impacto ambiental, a fin de procurar la participación de los interesados y adoptar medidas que resguarden el derecho al medio ambiente sano y los derechos humanos. Disponer de los recursos técnicos, financieros y logísticos suficientes y un equipo multidisciplinario que incluya expertos calificados, competentes en minería. La minería en Bolivia siempre ha estado orientada hacia mercados externos, lo que explica su exportación como materia prima; por lo tanto, se requiere fomentar la industrialización de los recursos mineros en el país. Bolivia debe contar con alternativas de exploración y explotación de minerales estratégicos y críticos considerando la elevada demanda y cotización de estos minerales. Bolivia, comparado con Chile y Perú, es el reflejo de su limitada capacidad productiva, lo que a su vez refleja la falta de inversión en desarrollo de reservas y en nuevos proyectos.
—Ha vuelto a la conversación, en el mundo, el uso de energía nuclear para la producción de acero. Esto también en la medida en que hoy existen reactores modulares. ¿Es posible considerar la viabilidad de algo así para el Mutún?
—La industria metalúrgica debe reducir sustancialmente sus emisiones de gases de efecto invernadero, al reevaluar sus requerimientos de energía y sus procesos. La industria del hierro y el acero avanza hacia la descarbonización de sus procesos, para lo cual se necesitará una gran cantidad de energía libre de carbono y la energía nuclear tiene muchas posibilidades de ser parte de la solución. Se han identificado reactores modulares como una de las tecnologías clave para ayudar con el desafío global de los gases de efecto invernadero. Los reactores modulares brindan energía y vapor constantes y confiables, lo cual es difícil de lograr con plantas de energía solar o eólica sin una inversión considerable en el almacenamiento de energía. Por tanto, la energía nuclear se podría considerar viable en el futuro, para realizar los procesos metalúrgicos de la acería del Mutún en los reactores modulares.
PERFIL
Nombre: Marcelino Quispe
Cargo: Ministro de Minería y Metalurgia
Es licenciado en Ingeniería de Minas de la Universidad Técnica de Oruro (1982), también tiene diplomados en educación superior, Medio ambiente y sostenibilidad, formulación, evaluación y gestión de proyectos en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Fue gerente general ejecutivo de la Empresa Minera Huanuni entre septiembre de 2010 y octubre de 2012, también se desempeñó como presidente ejecutivo de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) entre agosto de 2013 y enero de 2017, luego fue gerente general ejecutivo de la empresa minera Corocoro (producción de cátodos de cobre) entre 2017 y 2018.