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Alberto Olmedo: réquiem del payaso

A 32 años de su muerte, ¿quién fue realmente Alberto Olmedo? ¿Se podría haber adaptado a los tiempos que corren? ¿Cómico de culto o actor mediocre? De Piluso al Manosanta. Repasamos la vida y obra del cómico más popular que dio el país.

Ariel Olivero

Jueves 5 de marzo de 2020
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Días pasados, un croto de Barracas, apesadumbrado, me dijo que Olmedo ‘salpicaba mierda’, y creo que tenía razón: el doble lenguaje de la política lo aplicaba al sexo reprimido, a la bestialidad de un tiempo que lo obligó a resignar lo mejor de su talento por plata, mujeres y champán. Una mediocridad compartida, sin más exigencias ni otro juez que las mediciones de audiencia. Y, sin embargo, ¡qué grande era a veces! Qué justa su réplica, qué cómplice su mirada, qué sutil su gesto grosero. Entraba en la letrina y sacaba oro”. Osvaldo Soriano, Marzo de 1988 – Pagina 12.

Olmedo nació un 24 de agosto como Borges, pero de 1933. Cinco décadas más tarde tomaría el apellido del ilustre literato para uno de sus personajes más recordados. Creció en el barrio prostibulario de Pichincha, “zona roja” de Rosario, rodeado de pobreza y bares de mala muerte. El abandono temprano de su padre hizo que el debiera comenzar a trabajar a los 6 años mientras terminaba la nocturna para ayudar a sus hermanos y madre que vivían en un conventillo todos juntos. De madrugada salía en el carrito de su patrón a buscar verduras al Mercado Central, papel de diario en el pecho en los inviernos duros. También fue carnicero, cadete de una farmacia, vendedor de diarios y aprendiz en una imprenta, entre otros trabajos. Claro ejemplo de la podredumbre del sistema capitalista. Tuvo la vida de cualquier pibe de este país sumergido en la barbarie de este sistema criminal. Se hizo de bien abajo y jamás tuvo algún grado de resentimiento con alguien, desprendido total del vil metal con el cual decía muchas veces ya siendo famoso “soy un gran gastador, hago girar demasiado rápido el dinero”. Empezó a utilizar su cuerpo en el Club Newell´s Old Boys, haciendo gimnasia plástica. Fue clown, porque trabajo en un circo, y allí aprendió el oficio de hacer reír. Todas estas herramientas Olmedo las utilizaría tiempo después.

En el cine, un fierecillo enjaulado

Hizo en su mayoría, películas malas y aburridas, con clichés repetidos y sonsos, salvo algunos gags bien puestos en momentos oportunos. Las temáticas a lo Isidoro Cañones (tipos “piolas” que querían vivir bien de arriba sin trabajar, siempre aprovechándose de alguien) eran reiterativos hasta el hartazgo cargado de chistes sexistas y homofóbicos, pero la gente no se cansaba de verlas. Conjugo una dupla con Porcel muy popular. De todos modos, eso no era lo suyo y el guion cinematográfico lo terminaba encerrando. Sus hábitats naturales eran el teatro y la televisión que conocía tan bien. El primero porque trabajo como clacke (eran los encargados en las primeras filas de arrancar los primeros aplausos y risas) y acomodador. Conocía todos sus trucos, y el segundo, porque fue asistente y técnico operador y aquí también conocía cada recoveco. En estos lugares el bufo tenía libertad para improvisar, dar rienda suelta a sus delirantes ocurrencias. El rosarino, desde sus inicios abajo del escenario en el teatro La Comedia de Rosario, se deslumbró con actrices de la talla de Lola Membrives.

Olmedo cuenta sus inicios como actor entrevistado por el hermano de Jorge Masetti.

El Capitán

Olmedo era fundamentalmente un hombre de televisión. Perteneció a la primera camada de trabajadores de la televisión argentina tanto de técnico como de actor. En Bs. As. sus primeros trabajos delante de la pantalla fueron haciendo reír a los chicos, tratándolos de igual a igual (ya que antes se los menospreciaba lo suficiente). Las Aventuras de Joe Bazooka (1957/1959) del famoso chicle fue un boom, pero lo mejor estaría por llegar. En 1960 se inaugura Canal 9 y lo llaman para presentar unos dibujitos animados del Oso Yogui. Buscó una remera rota, un gorrito, gomera, cartuchera vacía y así nació el Capitán Piluso. El suceso fue tal que Piluso no solo paso a tener programa propio sino que además llego a tener película propia (Las aventuras del Capitán Piluso-1963) donde se las veía con Martin Karadagian. Los libretos eran de su gran amigo “Coquito” Humberto Ortiz, a quien nunca abandono cuando este tenía muy poco trabajo y estaba enfermo. Olmedo aceptaba hacer Piluso ya de “grandes” para “no dejar a un amigo en banda” a pesar del desgaste de 21 años de hacer el personaje. Así era el rosarino. Piluso interactuaba con los chicos, era uno más de ellos. Comenzó a cambiar el lenguaje televisivo desacartonándolo. Lo cierto, es que con el capitán conquistó a los niños tomando la leche todas las tardes.

Piluso, Coquito y El Zorro, 3 ídolos de los chicos
Piluso, Coquito y El Zorro, 3 ídolos de los chicos

Lo fundamental del personaje fue el idioma que encontramos, creo que adelantado para el año 60, el lenguaje que hasta ese momento era Hola nenito dame un besito, ¿tomaste la sopita? A mí eso me parecía idiota y empecé a tratarlos como si fueran hijos míos y como si estuvieran jugando. Se divertían con ese chico grande que era mentiroso, agrandado pero bueno, perdedor pero natural.” Olmedo en Revista El Ratón de occidente-1976.

Los Laurel & Hardy del tercer mundo. Recurrían a una clase de humor sexista y cosificador.
Los Laurel & Hardy del tercer mundo. Recurrían a una clase de humor sexista y cosificador.

Tal vez por falta de tiempo o de ganas no realizó ninguna obra dramática que lo pudiera ubicar como un actor con otra veta más desarrollada. Capusotto, tal vez el humorista más importante de los últimos tiempos en el país nos da una mirada sobre el rosarino:
Sabía cómo moverse en la situación en la que estaba envuelto su personaje, y eso es algo que todo gran cómico lleva en su ADN, algo que trae naturalmente, que no se puede aprender y que se trasluce en el manejo de los tiempos y en la forma en que el cómico se mueve en el espacio con absoluta libertad. Y que también tiene que ver con la emoción que se busca a través de la comicidad. Era como uno de esos tíos borrachines a los que uno de chico esperaba para reírse”. Revista La Ballena Azul, Diciembre de 2015.

Desestructuró la televisión mostrando la famosa “cuarta pared” el detrás del decorado que hasta ese momento nadie se había atrevido a hacer, solo Chaplin en Hollywood. El rosarino despreciaba la prolijidad, se alimentaba de lo precario de la escenografía, de la incompetencia a veces de sus partenaires, se burlaba de sí mismo y su humor simple y chabacano, ¡de las costuras rotas de los vestuarios…como una de sus frases más célebres “¡Éramos tan pobres!”. Despreciado por intelectuales y amado por el pueblo. Según el actual director de la Biblioteca Nacional Juan Sasturain, Olmedo representaba al atorrante que empezaba por no tomarse en serio a sí mismo. Que tipo extraño Olmedo. Ese detrás de bambalinas comienza a desarrollarlo con Rucucu, el mago ucraniano. Así lo testimonia el rosarino.

Busqué una ropa adecuada en la sastrería, un smoking, una peluca cualquiera, un bigote chaplinesco, traté de disfrazarme para que no me conocieran. Pensé también que debía hablar como extranjero y de allí salió lo del ucraniano. Lo de Rucucu tapando la lente con una mano, empezó porque siempre me sentí molesto cuando en el momento de los cortes, los actores se tenían que quedar como pavos esperando el negro, pagando como locos. Yo, al terminar el parlamento, le metía la mano y después que se arreglen. Muchas veces jugué con los cameramen a irme de foco a ver si eran rápidos y me agarraban: a veces gané yo, a veces ganaban ellos”. Olmedo en Revista El Ratón de occidente-1976

Olmedo solía abusar de su físico constantemente, como cuando paso 36 horas ininterrumpidas haciendo un programa especial para recaudar fondos para un hospital de niños.

No hubo cómico más popular que Biondi en el país hasta que apareció Olmedo. En la foto Olmedo y Biondi juntos. El rosarino hizo un culto de la amistad.
No hubo cómico más popular que Biondi en el país hasta que apareció Olmedo. En la foto Olmedo y Biondi juntos. El rosarino hizo un culto de la amistad.

Olmedo “desaparecido”

En mayo de 1976 tras una ocurrencia de él, mandó a decir al presentador del programa que “Olmedo había desaparecido físicamente”, una canallada para tiempos de dictadura militar. El Chupete, programa de Canal 13 fue levantado y todos se quedaron sin trabajo. Olmedo jugaba siempre corriendo los límites. Fue censurado en televisión durante dos años y su personaje Piluso perdió el grado de capitán para pasar a llamarse “Pilusman” ya que “ofendía” a la marina. Durante la última dictadura sus películas no fueron censuradas, al contrario, sirvieron como tantas otras cosas para entretener mientras se desaparecía y asesinaba. Pero pese a eso, no fue colaboracionista como Palito Ortega o Carlitos Bala. Que Olmedo haya utilizado la palabra “desaparecido” en horario central de un programa televisivo era sumamente peligroso, Olmedo se cagaba en todos y jugaba sobre la cornisa. Que tipo extraño Olmedo.

No Toque Botón que habrá una segunda parte de esta historia…


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