Pese a que la arbitrariedad del sorteo deparó un emparejamiento poco benévolo para el
Sevilla, los caprichos del calendario alemán van a facilitar que los nervionenses no vayan a encontrarse hoy, pese a que será difícil de frenar, con un ´potro´ desbocado. El
Borussia, hasta ahora imbatido en la competición continental, está pagando físicamente el largo parón de la
Bundesliga: ha perdido la frescura arriba, lo que merma sus siempre peligrosas transiciones ofensivas.
El cuadro del metódico
Lucien Favre fue el equipo, de un total de 48, que más pases acertados dio en la fase de grupos (88,3%), el tercero con la posesión más alta (59%), el cuarto en disparos (18 por partido) y el más limpio (nadie ha cometido menos infracciones ni recibido menos tarjetas). Son datos que ayudan a entender el potencial de un club que fue referente del fútbol teutón en la década de los 70 y que guarda en sus vitrinas dos Copas de la
UEFA. En la actualidad, pese a desprenderse de futbolistas de la talla de
Reus, Ter Stegen, Dante, Neustädler o Bradley, el Gladbach es un firme candidato a estar en la próxima
Liga de Campeones.
Se trata de un conjunto moderno, que sale jugando siempre desde el portero -un completísimo
Yann Sommer-, con un dominio tan óptimo del contragolpe como de la posesión -y de saber cómo alternarlos durante un mismo partido-, capaz de presionar en todas las zonas del campo para provocar la pérdida sin necesidad de ser agresivo y que cuenta con futbolistas muy dinámicos y profundos.
Sobre un 4-4-2, los ´potros´ siempre pasan por el centro, con
Kramer y, sobre todo,
Xhaka al mando, para terminar atacando por fuera, donde suelen juntar a lateral, extremo y uno de los dos puntas (
Kruse y Hrgota o Raffael, éste algo escalonado) para generar superioridades. Tocan mucho, con precisión y movilidad, lo que les hace difíciles de frenar. Sus hombres más desequilibrantes, normalmente a pierna cambiada, son
Patrick Herrmann e Ibrahima Traoré, dos balas con salida por varios pasillos y buen golpeo, y cuyas alternativas,
Thorgan Hazard y André Hahn, atesoran, igualmente, mucho talento.
Sin duda, su línea defensiva es la más frágil. En los costados no tiene jugadores fijos, arriesgan en exceso, por ser lentos, al provocar el fuera de juego, tienen problemas para imponerse en los balones largos y, como el resto de equipos alemanes, no han desarrollado aún los bloqueos en las acciones a balón parado, una suerte que dominan bien los de
Unai Emery y que hoy deberían explotar. Por ello,
Favre manda a los suyos a presionar muy alto. Si roban ahí, te matan.