28 mar 2013 , 02:25

El Cucurucho, uno de los personajes de la procesión de Jesús del Gran Poder

Desde hace unos  15 años, en Semana Santa, la vida de Washington Moreno es distinta. Él deja  la carpintería para organizar unas 800 vestituras de cucuruchos arrumadas en la bodega del convento  de San Francisco.   Cada una tiene capucha, túnica  bonete y cordón.  

Desde hace unos  15 años, en Semana Santa, la vida de Washington Moreno es distinta. Él deja  la carpintería para organizar unas 800 vestituras de cucuruchos arrumadas en la bodega del convento  de San Francisco.

 

Cada una tiene capucha, túnica  bonete y cordón.

 

Washington y su amigo, Enrique Cataña, son parte del voluntariado que hace tareas. Así, pensando en la procesión del Viernes Santo cada atavio es alquilado por cinco dólares  y una prenda de 20 que se devuelve luego de la  procesión.

 

Con el alquiler los franciscanos financian el mantenimiento del singular ropaje.

 

Washington hace esto desde muy joven, cuando se sumó a los cucuruchos, que según él, le ha hecho milagros.

 

En San Francisco la procesión tiene 52 años, pero los cucuruchos  son mucho más antiguos. También vinieron de España con la conquista  y  para sacerdotes  como Néstor Bustos  esconden un simbolismo único.

 

A más de voluntarios  Moreno y  Cataña son  cucuruchos. Se cubren con una túnica morada  y  denuncian  la vergüenza que los aflige. Piden perdón.

 

Este año se espera unos 1500 cucuruchos, pero hay quienes se preguntan quiénes y cuántos más deben desfilar el viernes por las calles de la ciudad. 

 

La imagen de Jesús del Gran Poder encabeza el desfile santo y solo él tiene la respuesta. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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