Letizia, la conversación que podría haber tenido con nuestra revista
Se ha convertido en el rostro nacional del que más desea saber el público, pero, paradójicamente, el que menos ha hablado fuera de su círculo privado. Con informaciones y datos recogidos durante los últimos años, hemos imaginado una charla con ella, una entrevista improbable con respuestas reales. Así es Letizia Ortiz diez años después de dejar de ser periodista para transformarse en Princesa.
Se ha convertido en el rostro nacional del que más desea saber el público, pero, paradójicamente, el que menos ha hablado fuera de su círculo privado. Con informaciones y datos recogidos durante los últimos años, hemos imaginado una charla con ella, una entrevista improbable con respuestas reales. Así es Letizia Ortiz diez años después de dejar de ser periodista para transformarse en Princesa.
Letizia y nuestra entrevista imaginaria
Igual que los hijos llegan sin manual de instrucciones, la periodista Letizia Ortiz Rocasolano –hija de padres separados, hermana mayor, divorciada de un profesor de lengua, atea, antitaurina, fumadora ocasional, leal amiga de sus amigos, seductora y autoritaria, profesional y familiar a partes gemelas– llegó al oficio de Princesa sin una clase magistral previa ni libro de ayuda alguno.
La única asignatura que llevaba en su currículum para casarse con un Príncipe fue la del corazón, y la tenía aprobada con matrícula de honor. Una década después, mucho ha aprendido aquella rubia interesante de 31 años a base de trabajo, sinsabores, disciplina y más amor. Pasó de hablar como comunicadora a callar; de mirar a ser vista; de opinar a ser criticada; de preguntar a no responder.
Pero en un ejercicio de osadía, nos hemos lanzado a entrevistar a la Princesa de manera figurada. Porque sabemos tanto de ella a través de terceros, medios de comunicación y testimonios directos que nos atrevemos a suponer lo que nos contestaría si tuviéramos un café (para ella té) y una grabadora delante.
-Señora, diez años como Princesa de Asturias. ¿Qué definiría como lo mejor y qué como lo peor de estos años junto a su marido?
-Me quedo con mi servicio a España, con el trabajo que día a día intento mejorar para servir a mi país y a los españoles junto al Príncipe, que me ha enseñado cómo llevar a cabo mis tareas. También mis dos hijas (ríe), aunque el Príncipe dijo el día de nuestra pedida de mano que tendríamos entre tres y cinco. Y lo peor, la pérdida de gente querida. (Su Alteza perdió a su hermana pequeña, Érika, en febrero de 2007 de forma dramática y a sus abuelos, José Luis Ortiz y Enriqueta Rodríguez).
Letizia y nuestra entrevista imaginaria
-¿Le preocupa no gozar de más popularidad diez años después?
-Las encuestas que encarga la Casa Real una vez al mes, aproximadamente, señalan que los españoles han aprobado mi gestión, aunque no sea con nota. Es cierto que la Reina y el Príncipe alcanzan las mejores puntuaciones de popularidad y que el Rey ha mejorado su calificación. Eso es lo importante para la institución. Yo seguiré trabajando duro para que la Monarquía goce del respaldo de toda la población.
-Todos hemos observado a lo largo de este tiempo que su marido y usted funcionan como un tándem preciso. Pero también que tienen personalidades contrapuestas y a veces muy alejadas.
-No hay por qué negar algo que les sucede a muchas parejas y que, sin embargo, no afecta a su nivel de compromiso ni a sus afectos. El Príncipe es calmado, reflexivo, moderado, equilibrado..., valores que le han inculcado desde niño y que han forjado un carácter de hombre tranquilo. Yo soy más apasionada, impaciente, inquieta, nerviosa, discutidora... Pero nos compenetramos bien. Él me escucha a mí y yo aprendo de él. Nos admiramos mutuamente.
Letizia y nuestra entrevista imaginaria
-Muchos conocieron a su marido corriendo por los jardines de palacio y en un pupitre. Fue un joven muy cercano a los españoles porque era fácil verlo en muchos ámbitos de su vida privada, sin límites. Con sus hijas, Leonor y Sofía, sucede lo contrario.
-Yo siempre quise tener una familia normal.
-Explíquese, por favor.
-Quería que crecieran sin estar en un permanente escaparate. Las llevamos nosotros al colegio si estamos en Madrid. Y, al final del día, es como en todas las casas: baños, cenas, cuentos y a la cama... Están creciendo como niñas felices y normales, a las que se castiga en el colegio si hacen algo mal, que rompen el uniforme jugando, que cumplen las mismas actividades escolares que sus amiguitos (por cierto, no estudian chino. Son, según el círculo cercano, exquisitamente educadas ambas), que adoran el cine y el circo y estar con su abuela materna cuando debemos ausentarnos por trabajo varios días.
Letizia y nuestra entrevista imaginaria
-Sus colegas, los príncipes europeos, se dejan ver más en familia, pero es raro que se les fotografíe yendo a cenar o al teatro.
-Nos encanta conocer nuevos lugares, pizzerías, restaurantes asiáticos..., o porque nos los recomiendan amigos o porque los vemos en guías especializadas. Nuestra zona favorita es el centro de Madrid, el barrio de los Austrias y el barrio de las Letras.
-A su marido y a usted les une la pasión por el cine, aunque menos por los conciertos, a los que prefiere ir con amigas.
-El cine es una de nuestras debilidades, preferiblemente en versión original y en salas cercanas a nuestra residencia (a unos diez minutos en coche, en la zona de Plaza de España). Tenemos sala privada en casa, pero, cuando vamos a las comerciales, aprovechamos para cenar o tomar algo en lugares de moda algunas veces, y otras en restaurantes que simplemente nos gustan.
-Llegan tarde para no crear expectación, lo que a veces ha molestado a otros clientes. Por ejemplo, el verano pasado, cuando fueron a ver a los Princesa la película 'The east', algún espectador les increpó. Y usted se defendió mientras su marido se tapaba la cara con una mano.
-Apuramos hasta el último momento para entrar porque no queremos llamar la atención y salimos deprisa por lo mismo. Aquel día, unos espectadores se habían sentado en nuestras butacas y yo les pedí que se levantaran para no molestar más al público. Y sí, me gusta ir de concierto con mis amigas, son momentos de relax y, si el Príncipe no puede venir, ellas siempre están disponibles. Nos gusta estar bailando y pasarlo bien.
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-¿Siguen siendo sus viejas amigas las mismas íntimas amigas de siempre? ¿Quiénes son ellas?
-Las mismas, aunque ahora nos veamos menos. Sonia, Mar, de la Universidad; Cristina y Sonsoles, que son amigas de la CNN. Ahora salgo mucho con Cristina de Orléans y su marido, Pedro López Quesada.
-Su agenda ha ido creciendo en cantidad. Entre sus actividades oficiales, ¿cuáles son las favoritas?
-Lo son todas, en la medida en que presto un servicio a colectivos o instituciones o personas que necesitan el respaldo de la Monarquía. Pero me reconfortan de manera especial aquellas relacionadas con la infancia, la educación y la enfermedad. Me gusta que los niños quieran acercarse a mí y me encanta poder hacer algo por causas médicas que a veces parecen perdidas y que en el fondo afectan a todos.
Letizia y nuestra entrevista imaginaria
-En este tiempo su estilo ha sido siempre revisado y muchas veces criticado. ¿Por qué casi siempre viste con los mismos diseñadores?
-Me interesa promocionar la industria española de la moda, pero no soy una obsesiva de las tendencias. Quiero estar cómoda y no perder más tiempo del imprescindible en estar correcta. Hay diseñadores que me conocen bien y eso me facilita las cosas. Puedo, incluso, prescindir de probarme (alguna vez, no le ha dado tiempo a probárselo antes, como un esmoquin de Varela demasiado corto que llevó en Asturias). Pero me ponga lo que me ponga, nunca gustaré a todos.
-¿Cree que este camino recorrido ha merecido la pena, con asuntos como la cacería del Rey o los presuntos delitos económicos de su cuñado, Iñaki Urdangarín, dañando la institución?
-Como le respondí una vez a Leonor, el Rey trabaja por España. Como nosotros. Sí ha merecido la pena el camino.
La agenda de Letizia de diez años en cifras
La Casa Real ha facilitado una relación de la agenda que durante una década han seguido los Príncipes.
• 4 continentes (excepto África).
• 73 viajes conjuntos, él 70 y ella sola 3.
• 1.526 actos compartidos. Don Felipe, 938 solo y doña Letizia, 190 en solitario.
• 107 audiencias de la Princesa con 2.100 personas saludadas. Él, 571, en las que ha saludado a 10.850 personas. Conjuntas, 248 y más de 7.200 personas.
• Ella ha pronunciado 86 discursos y él, 679.
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