La fuente de las Nereidas, de Lola Mora, es uno de los íconos culturales de la Ciudad de Buenos Aires, visitada por argentinos y turistas extranjeros.

Un día como hoy, 7 de junio, pero de 1936, fallecía Lola Mora, escultora argentina, cuyos trabajos son admirados, no solo por los argentinos, sino en el resto del mundo, debido a que sus obras trascendieron las fronteras del país para convertirse en íconos del arte a nivel mundial. La artista además incursionó en el urbanismo, la minería y las artes visuales. Nacida el 17 de noviembre de 1866, el lugar aún se discute, ya que mientras los salteños alegan que fue en El Tala, una localidad del sur de la provincia de Salta a muy pocos kilómetros de Tucumán, donde vivían sus padres, los tucumanos se basan en que fue bautizada en Trancas, en el norte de esa provincia y que la escultora siempre se reconoció tucumana.

Lola se destacó en espacios generalmente vedados a las mujeres de su época y fue la escultora argentina más halagada y discutida de los últimos años del siglo XIX y comienzos del siglo XX.

Su obra más conocida es la Fuente de las Nereidas, denominada popularmente como Fuente de Lola Mora, un conjunto escultórico de mármol de Carrara que se inauguró el 21 de mayo de 1903 en el Paseo de Julio, de Buenos Aires. 

En 1887 llegó a Tucumán para dar clases el pintor italiano Santiago Falcucci y ella fue una de sus alumnas. Fue así que se inició en pintura, dibujo y retrato y aprendió sobre el neoclasicismo y el romanticismo italiano, estilos que marcaron su obra; empezó a hacer retratos de personalidades de la sociedad tucumana con los cuales pudo financiar sus otras obras. 

Ya era en Tucumán una artista conocida cuando en 1895 viajó a Buenos Aires en busca de una beca para perfeccionar sus estudios en Europa, que le fue concedida por el presidente José Evaristo Uriburu.

En Italia se relacionó con los círculos artísticos y culturales, en los que fue muy respetada, y la prensa argentina empezó a informar sobre sus trabajos, viajes por Europa, exposiciones y los premios recibidos. Un autorretrato de Lola Mora, en mármol de carrara, se exhibió en la Exposición Universal de París del año 1900 y ganó una medalla de oro. 

LA OBRA MÁS FAMOSA

Cuando regresó a la Argentina en ese mismo año, ofreció a la municipalidad de Buenos Aires su obra más famosa: la "Fuente de las Nereidas", denominada popularmente como "la Fuente de Lola Mora". La sociedad porteña de la época consideró que las estatuas mostrando sin recato los cuerpos desnudos emergiendo triunfalmente de las aguas eran "licenciosas" y "libidinosas". La fuente fue construida en un conjunto escultórico de mármol de Carrara que se inauguró el 21 de mayo de 1903 en el Paseo de Julio, de Buenos Aires.

Lola viajaba de manera constante viajaba entre Roma, donde se encontraba su estudio, hasta la Argentina. A partir de 1910 empieza a declinar su estrella como escultora. Los incumplimientos contractuales de sus proveedores la llevaron a endeudarse y a hipotecar su taller de Roma. 

En 1913 inauguró su monumento a Nicolás Avellaneda en la ciudad de Avellaneda en presencia del presidente Roque Sáenz Peña, el vicepresidente Victorino de la Plaza y su gran amigo el expresidente Julio Argentino Roca, que murió un año después. Con su muerte, ella perdió influencia y los adversarios políticos de Roca le pasaron factura. En 1915 el Congreso decidió desmontar sus obras escultóricas a las que calificó de "adefesios horribles".

En 1918 la municipalidad porteña desmanteló la Fuente de las Nereidas y la ubicó en la Avenida Costanera Sur, donde se erige actualmente, a la entrada de la Reserva Ecológica. Mientras que para 1925, el presidente Marcelo T. de Alvear, dejó sin efecto la última obra encargada por el Estado, el diseño del Monumento a la Bandera. Para revertir el golpe, emprendió la extracción de combustibles con base en destilación de rocas fósiles (esquistos bituminosos) asociada a otras personas y recorrió infructuosamente las montañas de Salta para desarrollar el negocio, perdiendo en ello sus ahorros.

Desahuciada y con su salud deteriorada, entre 1932 y 1933 retornó a Buenos Aires, bajo el cuidado de sus sobrinas. Le costaba caminar, divagaba y perdía el conocimiento.

En 1935, el Congreso le aprobó una pensión de doscientos pesos mensuales. El 17 de agosto de ese año Lola Mora sufrió un ataque cerebral que la dejó postrada hasta el 7 de junio de 1936 en que falleció en Buenos Aires tras tres largos días de inconsciencia, insensibilidad y dificultad en su respiración. 

Tras su muerte comenzó a ser más admirada, y entre los homenajes que ha recibido se encuentra la institución del 17 de noviembre, fecha de su natalicio, como Día Nacional del Escultor y las Artes Plásticas realizado por el Congreso de la Nación Argentina en 1998.

 

  • EL MONUMENTO DE LAPRIDA

 

El Monumento a Francisco Narciso Laprida de la escultora Lola Mora es una obra realizada en mármol blanco de Carrara ubicada en la ciudad de San José de Jáchal en la Provincia de San Juan. La obra representa al patriota sanjuanino que presidió las sesiones durante el Congreso de Tucumán de 1816 y que proclamó la independencia argentina.

En la obra se representa a Laprida en su juventud, sin el bigote que luciría años después, y tiene un gran nivel de detalle en la escultura pudiendo apreciarse incluso los pliegues de sus medias.

La obra fue esculpida aproximadamente entre los años 1906 y 1907 como parte de una obra denominada Conjunto Cuatro Presidentes que pretendía homenajear a Facundo Zuviría, Carlos María de Alvear, Mariano Fragueiro y a Francisco Narciso Laprida. Fue colocada en el hoy denominado "Salón de los Pasos Perdidos" del edificio perteneciente al Congreso de la Nación Argentina en el año 1907.

Durante este periodo la artista sufrió persecuciones por parte de los gobernantes de turno. Estas persecuciones dieron lugar a que esta y otras obras que se exponían en el Congreso fueran trasladada a un depósito municipal en 1915. Luego se entregaron sus partes por separado a las provincias de las cuales eran oriundos los presidentes homenajeados en la misma.

La escultura llegó a San Juan en 1930 y fue colocada en el Parque de Mayo. Sobrevivió al Terremoto de San Juan de 1944 y fue conservada en un depósito municipal. En 1951 y con motivo del aniversario de la fundación de la ciudad de San José de Jáchal se trasladó a la plaza central de la mencionada ciudad, denominada Plaza General San Martín.

 

  • Restauración

A partir del año 2005 se emprendieron tareas de restauración ya que el mármol de la estatua había sido pintado en sucesivas oportunidades con esmalte sintético. La tarea fue encarada por la Universidad Nacional de San Juan, la Universidad de Tucumán y la Municipalidad de Jáchal y fue financiada con capitales de empresas con explotaciones en la zona. Durante la restauración y limpieza también se efectuaron trabajos sobre el pedestal de la escultura para evitar riesgos durante los frecuentes sismos de la zona.

 

Por José Correa
DIARIO DE CUYO