Nº25 - Enero de 2022 / Revista online gratuita.
www.egiptologia20.es
La importancia del papiro
como medio de comunicación masiva
País de Punt.
Entre el mito y la realidad histórica
Embarazo, nacimiento
y crianza en el antiguo Egipto
El principio del fin (I):
El Tercer Periodo Intermedio
Ptolomeo
Faraón de Egipto
LOS SERVIDORES DE
LOS DIOSES
Egiptología 2.0 | 1
Editorial
Dirección
Moisés González Sucías
moibcn@hotmail.com
Bienvenidos al Nº 25 de la Revista Egiptología 2.0, correspondiente al mes de enero de 2022. Iniciamos el nuevo año
acercando la historia, el arte y la cultura de la antigua civilización egipcia, con nuevas colaboraciones y secciones para
compartir con todos vosotros nuestra pasión por el mundo de
la egiptología de una forma amena, sencilla y cercana. Una
publicación repleta de contenidos apasionantes que esperamos disfrutéis.
Edición
Moisés González Sucías (Barcelona).
Abrimos este nuevo número con un artículo de María Isabel
Cubas Contreras: ‘‘Los servidores de los dioses’’.
Diseño gráfico y maquetación
David Claros Lozano
Jordi Romera Sevillano
Hoy en día en los edificios religiosos puede entrar cualquier
fiel para rezar o asistir a distintas ceremonias, pero en los templos antiguos el acceso estaba restringido. Esto era así porque se consideraba que el templo era literalmente la casa de
la divinidad, no un lugar de reunión para los fieles. En el caso
de los templos egipcios, únicamente el faraón y los sirvientes
de los dioses, es decir, el clero, podían acceder más allá del
primer patio.
Documentación
Sara López Caiz
Colaboran en este número
Marian Romero Gil
María Isabel Cubas Contreras
Gerardo P. Taber
Patricio Vega
Julio López Saco
Marta Pérez Torres
Hipólito Pecci Tenrero
Óscar Hernández Abreu
Rocío Rivas Martínez
Cláudia Barros
Sabina Espejel Nonell
Bartomeu Egea Resino
Alfonso Daniel Fernández Pousada
ISSN: 2444-6254
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se agradecerá cualquier información sobre los
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2 | Egiptología 2.0
Durante toda la historia egipcia el faraón fue el jefe religioso
que realizaba los principales ritos. Pero para el culto diario
era imposible que el faraón estuviese presente en todos los
santuarios de Egipto, y ahí es donde entran los sacerdotes,
en los cuales el faraón delegaba su poder para que realizasen
el culto diario en su nombre. Esto era algo de vital importancia
para la mentalidad egipcia, pues en caso de no presentarles las debidas ofrendas los dioses podían darle la espalda a
Egipto, con catastróficas consecuencias. De manera que el
faraón (y los Sumos sacerdotes de cada templo en representación suya) era el garante de que reinara el Orden o Maat,
frente al caos.
En la sección de entrevistas contaremos con Alejandro Jiménez Serrano. Doctor en Humanidades por la Universidad de
Jaén y MPhil (Egyptian Archaeology) por el University College
(University of London). Profesor en el Área de Historia Antigua de la Universidad de Jaén y Director del Proyecto Qubbet
el-Hawa (Asuán, Egipto) desde el año 2008. Desde 2010 ha
dirigido dos proyectos de I+D+i del Ministerio de Economía
y Competitividad (HAR2009-08600 y HAR2013-42186-P) con
tres objetivos principales: excavación arqueológica y estudio
histórico de la necrópolis de Qubbet el-Hawa, traducción de
las fuentes escritas de la región de Asuán y valorización del
patrimonio de Asuán Oeste como elemento de desarrollo económico de las poblaciones locales. Sus líneas de investigación se centran en el análisis de la administración local, las
relaciones entre Egipto y Nubia.
Además de nuestras secciones especializadas, contaremos
con un artículo sobre la reciente inauguracion de la avenida
de esginges repleto de imágenes de gran formato y, recorreremos las salas del Museo Egipcio de Barcelona para disfrutar de su nueva exposición temporal: ‘‘Ptolomeo. Faraón de
Egipto’’.
Todo ello junto con un artículo especial de Alfonso Daniel Fernández Pousada: ‘‘Contaminación arqueológica: Porcelana
china en la Tebas del Imperio Nuevo’’.
Imagen de portada: Detalle de la representación del sacerdote Iunmutef. Cámara funeraria del
faraón Seti I. KV17. | kairoinfo4u.
Sumario
7. Entrevistas - Alejandro Jiménez Serrano: ‘‘Hemos excavado la
cámara sepulcral, la que creemos que es la cámara principal de
Sarenput I’’.
Entrevistas - Alejandro Jiménez Serrano.
12. Testimonios del pasado - Máscara funeraria de Psusennes I.
16. Personajes - Los servidores de los dioses.
22. Arte - Contigo pan y cerveza. Análisis de la fórmula de ofrenda
y de las inscripciones de Nebuau y Tinethut del Museo Nacional
de las Culturas del Mundo de México.
31. Escritura - La importancia del papiro como medio de comunicación masiva en la sociedad egipcia bajo dominio macedonio-griego.
Historia - País de Punt. Entre el mito y la
realidad histórica.
47. Historia - País de Punt. Entre el mito y la realidad histórica.
53. Vida cotidiana - Embarazo, nacimiento y crianza en el antiguo
Egipto.
59. Historia - El principio del fin (I): El Tercer Periodo Intermedio.
69. Personajes - Manetón, el historiador más famoso del antiguo
Egipto.
Vida cotidiana - Embarazo, nacimiento y
crianza en el antiguo Egipto.
75. Vida cotidiana - La sexualidad en el antiguo Egipto.
80. Vida cotidiana - ¿Nadar en las arenas egipcias o relajarse en
los baños ptolemaicos?.
88. Egiptología - Todos los caminos llevan a Egipto.
92. Exposiciones - Ptolomeo. Faraón de Egipto.
Historia - El principio del fin (I): El Tercer
Periodo Intermedio.
98. Hoy viajamos a... - El Templo de Isis en la antigua Syene
(Swenet).
105. Especiales - Inaguración de la avenida de esfinges.
113. Especiales - Contaminación arqueológica: Porcelana china
en la Tebas del Imperio Nuevo.
145. Novedades editoriales.
Personajes - Manetón, el historiador más
famoso del antiguo Egipto.
147. Noticias.
Egiptología - Todos los caminos llevan a
Egipto.
Especiales - Contaminación arqueológica: Porcelana china en la Tebas del
Imperio Nuevo.
Hoy viajamos a... - El Templo de Isis en la
Egiptología 2.0 | 3
antigua Syene (Swenet).
En portada
El sacerdocio del Antiguo Egipto estaba
compuesto por un variado cuerpo sacerdotal que era responsable de asegurar el culto
a las numerosas divinidades de la religión
egipcia.
En el antiguo Egipto, sus divinidades conformaban la Tierra estableciendo un orden
armonioso y justo, Maat para que el milagro
de la vida pudiese seguir llevándose a cabo
todos los días.
Solo es el faraón, descendiente de los dioses, al que le corresponde la tarea de asegurar la sostenibilidad de esta armonía y luchar contra las fuerzas del mal que buscan
romperla continuamente.
Un faraón como único intermediario entre
los dioses y los mortales. Pero, el mantenimiento de la armonía divina exige multitud
de cultos diarios por toda la tierra de Egipto,
ya que el faraón no puede por sí mismo, garantizar la ejecución material necesaria. Ese
es el papel del sacerdote, ayudar, en nombre del faraón a cumplir con la celebración
de los rituales diarios.
El faraón fue también uno de los primeros en
preocuparse por el significado de sus sueños, por lo que le confiaba a un importante
sacerdote lector, su interpretación, lo que le
podía llevar a determinar la política del Estado.
Sacerdote con una piel de leopardo y la
representación de Osiris en su faldellín.
712-650 a.C. | Metropolitan Museum.
4 | Egiptología 2.0
En general, si existió una estructura sacerdotal centralizada, pues cada divinidad poseía un grupo de hombres o mujeres dedicados a su culto. El faraón era el primero de
los sacerdotes. Nombraba a los que debían
dirigir los santuarios más importantes por la
necesidad de controlar al poderoso clero,
donde se sucedían las dinastías de sacerdotes, y los cargos sacerdotales, se heredaban
de padres a hijos.
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Egiptología 2.0 | 5
6 | Egiptología 2.0
Entrevistas
Marian Romero Gil
Alejandro Jiménez Serrano:
‘‘Hemos excavado la cámara
sepulcral, la que creemos
que es la cámara principal
de Sarenput I’’
de Luxor, lo cual nos ha restado protagonismo. Pero
esto es una semilla que va creciendo poquito a poco
y que al final dará sus frutos.
¿De cuantas piezas consta la exposición?
Alrededor de 300, y cubren diferentes periodos, desde finales del tercer milenio, prácticamente podríamos decir que muy finales del Reino Antiguo y Primer Periodo Intermedio hasta el siglo IV a.C, o sea,
prácticamente toda la historia de Egipto antiguo.
Alejandro Jiménez Serrano. | Patricia Mora.
E
stamos en 2022, feliz año nuevo para todos. Este
es un año muy importante para los “egiptolocos”
ya que en noviembre celebraremos el centenario del
descubrimiento de la tumba de Tutankhamón. Pero
hasta entonces tendremos muy buenas noticias de
las personas que están excavando en nuestro amado Egipto. Como en esta ocasión, que recibimos en
Egiptología 2.0 a una persona muy importante que
ya pasó por nuestras páginas, Alejandro Jiménez
Serrano, egiptólogo e investigador principal de la
excavación de Qubbet el Hawa y presidente de la
fundación que lleva ese mismo nombre.
Alejandro bienvenido a Egiptología 2.0.
Muchas gracias.
Hace muy poquito habéis inaugurado una exposición en el museo de Asuán, con lo que habéis
encontrado en la excavación, ¿No es así?
Si el 25 de noviembre, coincidiendo lamentablemente con la inauguración de la avenida de las esfinges
¿Cuánto tiempo os ha llevado que se hiciera realidad esta exposición?
Ha sido un dolor de cabeza bastante grande (se ríe).
Todo comenzó en 2016 cuando se lo propusimos a la
Universidad de Jaén, ya teníamos un buen número
de piezas de alta calidad y de gran valor histórico, y
no nos costó mucho convencerles, vieron las posibilidades que tenía como proyección institucional y sobre todo uno de los pilares fundamentales de nuestra
Universidad que es la transferencia del conocimiento
a la sociedad, tanto egipcia como al turismo internacional. Hubo problemas en el 2019 con los permisos, una cuestión burocrática que ralentizó bastante
ya que teníamos que haberla terminado ese mismo
año. Y cuando ya la íbamos a terminar, faltaban tres
semanas prácticamente en 2020, surgió el covid y
tuvimos que abandonarla cuando nos quedaba solo
montarla, poner los objetos en las vitrinas y en cuanto hemos podido ir a Egipto pues la hemos terminado.
¿Cuál es la pieza más importante? No me refiero
a su riqueza sino a su riqueza histórica.
Es difícil de decirlo porque cada pieza tiene una miEgiptología 2.0 | 7
Alejandro Jiménez Serrano. | Regina de Luca.
cro historia que aporta algo a la historia de Egipto en
general, podríamos hablar del cáncer de mama más
antiguo del mundo, restos humanos que los mostramos en la exposición, podríamos hablar de una cerámica que lleva una corta inscripción que dice “La hija
del gobernador Satjeni” que nos ha permitido conectar como una sola familia a todos los gobernadores
de Elefantina de la dinastía XII.
Podrían ser los análisis que estamos llevando a cabo
de la cronología de los ataúdes del Reino Medio, que
nos está permitiendo determinar el origen de estos
árboles, incluso en qué valle crecieron del Líbano y
sobre todo conectar tumbas que en principio sí pertenecen al mismo periodo pero no estaban conec8 | Egiptología 2.0
tadas temporalmente o no teníamos pruebas para
conectarlas. En fin, cada objeto tiene su punto y es
difícil quedarse con uno.
Vayamos a la campaña 2021, ¿Cuántos días ha
durado la excavación?
La empezamos el 23 de noviembre y todavía estamos en ello (a fecha de 20 de diciembre). Hemos
excavado la cámara sepulcral, la que creemos que
es la cámara principal de Sarenput I, que no nos ha
arrojado una gran información, estaba simplemente
cubierta por material de periodos posteriores cuando se reutiliza la tumba. Se ha intentado terminar
de excavar las cámaras funerarias de la tumba 32
que creemos que perteneció al padre de Sarenput II,
Jema, pero todavía no tenemos ninguna evidencia
epigráfica y estamos excavando en la nueva concesión que tiene la Universidad de Jaén desde 2019
que son unos treinta mil metros al sur de las tumbas
de Qubbet el Hawa que son, si recordáis, las que
tienen la rampa hacia el Nilo, las tumbas de Meju y
Sabni y a partir de esas tumbas hacia el sur hemos
realizado prospecciones de georadar para tener alguna idea de cómo se podría organizar esa parte de
la necrópolis y luego ya hemos empezado a excavar
directamente cerca de la tumba de Meju con alguna
sorpresita (sonrisa picarona)
Ui ya nos estás poniendo los dientes largos, ya
queremos conocer esa sorpresa. Bueno ¿habéis
sido las mismas personas que en la campaña anterior?
No, lamentablemente nuestra financiación se ha visto bastante reducida por el ministerio de ciencia que
carece de los fondos suficientes para que cualquier
disciplina española pueda desarrollar la investigación dentro de unos parámetros actuales, es decir,
como no hay dinero, nos hemos quedado con unos
cuantos proyectos con una buena puntuación fuera
de la financiación pública, entonces, hemos tenido
que pedir al espectro privado que nos financie, y hemos conseguido que tanto la fundación Palarc como
la Asociación Española de Egiptología nos financien,
por eso por ejemplo es muy importante que se hagan
socios de la AEDE porque parte de ese dinero llega
a las excavaciones en el valle del Nilo.
A mediados de septiembre no teníamos claro con
cuánto dinero contábamos pero bueno, esto ha
sido una coyuntura debido a la situación pandémica que estamos viviendo y sí que tenemos buenas
noticias ya que para el año que viene tenemos de
nuevo financiación pública por parte de la Junta de
Andalucía, de la fundación Palarc y de una fundación
alemana, Gerda Henkel, que nos ha concedido una
importante cantidad de dinero.
¿Qué resultados os han dado los estudios de los
restos óseos encontrados?
Ahora mismo se está realizando una tesis doctoral
sobre patología antigua, que sin duda va a presentar
las principales enfermedades y traumas que se han
observado en estos años de excavación. Por ejemplo tenemos unos restos de una persona que le pegaron un flechazo, algo lógico en la zona en la que
nos encontramos, lo que sí me comentan los antropólogos, es que para ser una zona fronteriza como
era Elefantina, hemos descubierto a pocas personas
que muriesen con causas violentas, realmente es
un porcentaje muy bajo y que en cierto modo nos
tendría que hacer preguntarnos si, los que se entierran en Qubbet el Hawa, tenían una exposición a
Imágenes de la exposición en el Museo de Asúan.
Alejandro Jiménez Serrano.
| J. M. Alba / Regina de Luca.
la violencia, es decir, si son mandos y no están en
primera fila, lógicamente sería más difícil que murieran durante una batalla, la exposición de las élites al
peligro. Luego tendríamos que pensar también si la
frontera entre Egipto y la baja Nubia era una frontera
violenta o era más una frontera en la que, simplemente la amenaza de la coerción por parte de los
egipcios, era suficiente como para mantener a raya a
las poblaciones nómadas que podrían habitar el desierto oriental o a las poblaciones al sur de la primera
catarata. En fin, nos surgen muchas preguntas que
tendremos que resolver en los próximos años.
¿Habéis encontrado nuevas estructuras?
(carcajadas).
Parece que hemos metido el dedo en la llaga, jajaja
Hasta aquí puedo leer (nos dijo entre risas) en cuanto la burocracia egipcia lo permita os daremos nuevas noticias. Lo que está claro es que la necrópolis
sigue hacia el sur.
Creo que tuvísteis un problema con una gran tormenta ¿verdad?
Uf, la verdad es que desde 1996, no caían 70 litros
Egiptología 2.0 | 9
en media hora, es como si hubiesen abierto un grifo
y en la casa que tenemos alquilada, la terraza no
tenía desagües y para evitar que se nos hundiese el
techo, tuvimos que empujar el agua hacia abajo por
las escaleras, con lo cual empezamos a inundar la
planta baja y tuvimos que sacar el agua a cubetazos,
esto solo fue algo anecdótico ya que algunos vecinos viven en casas hechas de adobe y en algunos
casos sí hubo derrumbes y se tuvo la suerte que no
hubo ningún fallecimiento pero sí lo pasaron mal. Y
otra anécdota que quedará para los anales, es que
cuando fuimos al día siguiente a la exposición, algunas salas donde ya teníamos colocadas algunas
piezas en sus vitrinas, tenían un par de dedos de
agua, parecía que todo iba en contra de que inauguráramos la exposición (ríe recordándolo)
Lo importante es que ya está en marcha y los
próximos viajeros no se la deben perder.
Pues sí, porque es una exposición muy novedosa,
ya que hemos intentado salirnos de la típica exhibición en las vitrinas seria y oscura, las vitrinas que se
diseñaron representan las casas de madera en las
que transportamos nosotros los objetos al almacén,
pero se han decorado poniendo los logos del proyecto del Ministerio de Antigüedades del museo Nubio
y algunos mensajes como “manéjese con cuidado”
de tal forma que es como si las piezas surgieran de
esas cajas para que el visitante pueda disfrutarlas
y sobre todo muchas de esas piezas todavía están
inéditas, todavía estamos trabajando en las memorias arqueológicas y en artículos, y bueno es una
primicia, objetos que no se pueden ver en el museo
nubio o no se puede observar tanta variedad, de hecho, los ataúdes de baja época, como no pertenecen
a la clase dirigente, no suelen exhibirse en los museos, asique es una oportunidad de ver como se enterraban las personas que no pertenecían a la clase
dirigente egipcia.
También le damos mucha importancia a la cerámica,
porque pensábamos que ponían como objetos funerarios por ejemplo muebles cuando la mayoría de los
objetos que se encuentran en una tumba suelen ser
cerámicas que contenían las ofrendas del difunto y
ese aspecto lo hemos querido también resaltar.
Está hecho desde una perspectiva en la que no queremos agobiar al visitante con una gran cantidad de
piezas, está expuesto de una forma amplia, en la
que se puede disfrutar de las distintas etapas, las
distintas tradiciones funerarias egipcias.
¿Ahora toca estudiar y catalogar las piezas encontradas?
Si, de hecho se están realizando varias tesis doctorales, y a mí me queda la publicación de las memorias, hay un enterramiento múltiple de la XII dinastía
10 | Egiptología 2.0
Trabajos de estudio y catalogación de piezas.
| J. M. Alba.
de la tumba 34AA, en la que se enterraron a diez
personas que pertenecían a la élite de Elefantina,
algo que tenemos bastante avanzado y lo mandaremos a imprenta antes del verano, tenemos otros
volúmenes dedicados a la tumba 33, en la cual pasamos diez años trabajando.
¿Ya estáis preparando la XIV campaña?
Si, ya tenemos hasta la fecha pero no queremos
adelantar, ahora manda el covid.
Alejandro ¿Cómo lleva tu familia el trabajo tan
importante que desarrollas?
Bueno, mi mujer sabía con quien se casaba (risas) ,
no enserio, es una mujer con mucha fuerza y cuando
me he ido, se ha encargado de nuestras dos hijas y
ha demostrado que tiene mucha fuerza, valor y capacidad de educar sustituyéndome a mí. Sin ella yo no
hubiera podido irme a Egipto. Luego tengo una hija
en la pre adolescencia, siempre metida en su cuarto,
que comienza a ser consciente de lo que hace su
padre y la transcendencia que tiene, y la pequeña
vive en el mundo feliz de los siete años.
¿Cómo está el tema covid en Egipto?
Pues realmente muy bien, todos nuestros trabajadores están vacunados. La vacunación va mucho más
volver, y hay bastante turismo, me ha sorprendido
gratamente, lo comparo al 2019.
¿Qué proyectos tienes a corto plazo?
Pues acabo de remitir un libro a la American University Cairo Pres, que resume mis conocimientos
sobre la evolución histórica de la frontera sur de
Egipto desde el Reino Antiguo hasta finales del Reino Medio, es decir, los ocupantes de las tumbas de
Qubbet el Hawa en todos los escenarios que ellos
desarrollaron su carrera administrativa, se va a llamar “Descendientes de un dios menor”, es en inglés
y espero que salga publicado antes del verano de
2022 y centrarme en la publicación de las memorias
arqueológicas que no se pueden dilatar más y tengo
la intención de publicar las inscripciones de Qubbet
el Hawa en español.
Pues Alejandro Jiménez, muchas gracias por estar con nosotros en Egiptología 2.0, te deseamos
muchos éxitos y como no, feliz 2022.
Sobre el autor
Trabajos sobre el terreno. | J. M. Alba.
lenta porque Egipto no tiene los recursos que podamos tener nosotros para acceder a las vacunas pero
aún así, el nivel de contagio es mucho más bajo que
en Europa, de hecho, lo primero que te dicen es, no
te pongas la mascarilla porque la gente piensa que
estás infectado y es como si estuviéramos antes de
la pandemia, y además, como siempre estamos los
mismos trabajando, no nos salimos del círculo, y eso
también ayuda.
¿Cómo está el turismo en estos momentos?
Pues la verdad es que hay mucho turismo, es como
si la gente necesitase volver a Egipto, los egiptomaníacos, o egiptolocos como tú has dicho necesitasen
Marian Romero Gil fue Directora, productora y presentadora, durante cuatro años, del programa de radio
online: ‘’Las enseñanzas de Maat’’, donde podrás encontrar todo tipo de temas relacionados con el Antiguo
Egipto y la Egiptología.
Desde el año 2014 dirige el proyecto web, ‘‘Las enseñanzas de Maat’’, donde podrás encontrar: noticias,
novedades editoriales relacionadas con el Antiguo
Egipto, información sobre conferencias y cursos, artículos especializados, novedades editoriales...etc.
Enlaza con el autor
egiptomaat.radio@gmail.com
Egiptología 2.0 | 11
Testimonios del pasado
Santos Cardoso López / Sara López Caiz
Máscara funeraria de
Psusennes I
Localización: Museo Egipcio de El Cairo (Egipto).
Objeto: Máscara funeraria
Material / soporte: Oro, Lapislázuli y pasta vítrea.
Técnica: Tallado / fundición.
Dimensiones: 48 cm (altura máxima).
Datación: XXI Dinastía. Reinado de Psusennes I
(1039 - 991 a.C.).
Historia del Objeto: Fue descubierta por el egiptólogo francés Pierre Montet en febrero / marzo
de 1940 en la necrópolis de Tanis.
Excavaciones de Pierre Montet en Tanis.
Catalogador: Antigüedades Egipcias y Próximo
Oriente.
L
a máscara de Psusennes I es la máscara funeraria en oro del faraón Psusenes I (1047–1001 a.C.)
de la XXI dinastía.
Fue descubierta por el egiptólogo francés Pierre
Montet en febrero / marzo de 1940 en la necrópolis de Tanisy actualmente se conserva en el Museo
Egipcio de El Cairo.
En los sepelios reales de Tanis se encontraron un
total de cuatro máscaras funerarias, todas en oro,
pertenecientes a los faraones Psusennes I (helenización del original egipcio Pasebakenniut), Amenemope (1001–992 a.4C.), Sheshonq II (887–885 a.C.)
y al general Uendjebauendjed (contemporáneo de
Psusennes I).
Pierre Montet encontró la cámara funeraria de Psusennes I el 15 de febrero de 1940 y entró en ella el 21
de febrero en presencia de rey Faruq I de Egipto; fue
necesario retirar un enorme bloque de granito que la
sellaba, antes de alcanzar el sarcófago del rey.
Una vez abierto el gran sarcófago en granito rosa
12 | Egiptología 2.0
(sustraído de la tumba de Merenptah, sucesor de
Ramsés II) rodeado de ushabtis y tras un segundo
sarcófago en granito negro, los arqueólogos se encontraron frente al majestuoso féretro del rey en plata maciza, parcialmente dañado por la humedad de
Tanis.
En el antiguo Egipto, la plata era más cara que el
oro al ser menos abundante. La momia intacta del
faraón portaba, además de la máscara, varias joyas
(30 anillos, 22 brazaletes), cubrededos, amuletos,
sandalias y un manto: todo en oro.
La máscara sobre la momia, ahora ya reducida a esqueleto debido a la mayor humedad del Bajo Egipto,
de Psusennes I, es la más rica y elaborada entre las
halladas en el lugar -la segunda de un soberano, entre las máscaras funerarias egipcias llegadas hasta
la actualidad, después de la célebre de Tutankamón,
trescientos años anterior y con la cual guarda similitud.
Pero el Egipto del siglo XI a. C. ya era incomparablemente menos rico y poderoso. Mientras la másca-
Máscara funeraria del Faraón Psusennes I.
Museo Egipcio de El Cairo.
| Wikimedia Commons.
Egiptología 2.0 | 13
ra de Tutankamón lleva inscripciones jeroglíficas en
la parte posterior del peto con un capítulo del Libro
de los Muertos, la de Psusennes I no tiene ninguna;
además, las incrustaciones en pasta vítrea y lapislázuli conciernen solamente a los ojos y las cejas, sin
subrayar las rayas del pañuelo ceremonial nemes, ni
las líneas de la barba postiza o los detalles del gran
ureo sobre la frente del soberano.
Frente a los varios kilos de oro empleados en la primera, la máscara de Psusennes fue realizada en
una lámina de oro de espesor inferior al milímetro
(0,6 mm) y la decoración realizada casi solamente
mediante incisión; el ureo y la falsa barba fueron tallados separadamente y aplicados más tarde.
El artista confirió al rostro del soberano una apariencia juvenil idealizada, muy distinta del aspecto real
de Psusennes I, reconstruido a partir del cráneo: un
anciano de ochenta años, afectado por artritis y con
dientes cariados.
Debido al clima más húmedo y lluvioso, los yacimientos del Bajo Egipto no son tan abundantes como
los del Alto Egipto, cuyo ambiente seco y desértico
permite la conservación incluso de materiales perecederos que habitualmente no se conservan, como
madera, cuero, textiles, papiro, alimentos o las mismas momias... pero incluso con su menor riqueza las
tres tumbas reales de Tanis son las únicas que se
han descubierto prácticamente intactas, además de
la de Tutankamón.
Vista lateral de la máscara funerari del faraón
Psusennes I. | Tjflex2.
Detalle de la máscara funerari del faraón Psusennes I. | Richard Boyd.
14 | Egiptología 2.0
A pesar de la importancia del hallazgo, el estallido de
la Segunda Guerra Mundial hizo que pasara bastante desapercibido, muy al contrario que el publicitado
descubrimiento de Howard Carter.
Detalle de la máscara funerari del faraón Psusennes I. | Aidan McRae Thomson.
Egiptología 2.0 | 15
Personajes
María Isabel Cubas Contreras
Los servidores de
los dioses
Templo de Isis en Filé, con pilonos y un patio cerrado a la izquierda y el edificio interior a la derecha.
| Marc Ryckaert.
oy en día en los edificios religiosos puede entrar cualquier fiel para rezar o asistir a distintas
ceremonias, pero en los templos antiguos el acceso
estaba restringido. Esto era así porque se consideraba que el templo era literalmente la casa de la divinidad, no un lugar de reunión para los fieles. En el
caso de los templos egipcios, únicamente el faraón y
los sirvientes de los dioses, es decir, el clero, podían
acceder más allá del primer patio.
H
Durante toda la historia egipcia el faraón fue el jefe
religioso que realizaba los principales ritos. Pero
para el culto diario era imposible que el faraón estuviese presente en todos los santuarios de Egipto,
y ahí es donde entran los sacerdotes, en los cuales
el faraón delegaba su poder para que realizasen
el culto diario en su nombre. Esto era algo de vital
importancia para la mentalidad egipcia, pues en caso
de no presentarles las debidas ofrendas los dioses
podían darle la espalda a Egipto, con catastróficas
consecuencias. De manera que el faraón (y los Sumos sacerdotes de cada templo en representación
suya) era el garante de que reinara el Orden o Maat,
frente al caos.
Jerarquía sacerdotal
En el momento en que un egipcio entraba a servir a
16 | Egiptología 2.0
la divinidad como sacerdote pasaba a formar parte
de una rígida jerarquía con varios niveles. Un sacerdote podía ir escalando posiciones desde abajo hasta los puestos intermedios o altos.
Cada templo era autónomo, es decir, no había ninguna subordinación jerárquica con respecto a cualquier
otro clero o templo. Pero sí se podía ser sacerdote
de varias divinidades de distintas localidades. Esto
solo indicaba la pertenencia de esa persona a organizaciones sacerdotales paralelas.
Según la jerarquía sacerdotal, el clero se clasificaba
en alto o bajo. El alto clero era el encargado del culto
y las funciones directivas y disciplinarias. Dentro de
este grupo encontramos al Primer servidor del dios
(mal traducido en ocasiones como Primer Profeta),
que era el Sumo sacerdote. Su importancia y prestigio eran directamente proporcionales a los del dios
al que servía. En algunos periodos de la historia de
Egipto llegó a rivalizar con el propio faraón. Era el
único, además del rey, que podía acceder al Sanctasanctórum.
Después se encontraban el Segundo, Tercer y Cuarto servidores del dios, en orden descendente de importancia. El Segundo servidor era el encargado de
supervisar los trabajos en los campos y los talleres
Dos sacerdotes vestidos con piel de leopardo realizando rituales de purificación. Tumba de Userhat.
XIX Dinastía. | Wikimedia Commons.
y de controlar las embarcaciones que recibía el templo. El Tercer y Cuarto Servidor no tenían unas funciones claras, pero sustituirían a los dos primeros en
determinadas ocasiones.
Los Servidores del dios eran los sacerdotes ordinarios, cuyo número sería mayor o menor dependiendo
de la importancia del templo. Estaban organizados
en cuatro grupos o phylài, que llegaron a ser cinco
en época ptolemaica. A diferencia de los altos cargos de la jerarquía, eran sacerdotes temporales que
cumplían sus funciones durante un mes, de tal manera que trabajarían un total de tres meses al año.
Estaban dirigidos por un “Ministro de los profetas”.
Los Padres del dios estaban situados inmediatamente después de los servidores. Aunque se sabe que
pertenecían al alto clero sus funciones no están muy
claras.
En cuanto al bajo clero, llevaban a cabo funciones
auxiliares. Dentro de este grupo encontramos a los
Sacerdotes puros (o sacerdotes uab), que estaban
encargados de la purificación ritual. Se organizaban
también en phylài o grupos. Realizaban, además,
otra serie de tareas diversas, como llevar la barca
divina durante las procesiones.
Los Sacerdotes lectores se encargaban de leer los
textos sagrados durante las ceremonias religiosas,
y eran reconocibles por llevar una banda blanca sobre el pecho. Los Sacerdotes Sem tenían funciones
funerarias y eran reconocibles por llevar una piel de
leopardo. Los Sacerdotes pastaphòroi, como indica
esta palabra griega, eran los encargados de llevar
los objetos necesarios para el culto.
También había sacerdotes encargados de los sacrificios animales y sacerdotes onirocritai, término
también griego que se refiere a los intérpretes de
sueños.
Los Sacerdotes horarios eran los encargados de
establecer, mediante la observación astronómica, el
momento exacto para comenzar los actos de culto y
las festividades religiosas. También elaboraban los
horóscopos, con los días fastos y nefastos del calendario.
El de los Sacerdotes músicos era uno de los grupos
más numerosos de sacerdotes, y su principal función
era deleitar al dios con su música, tañendo instruEgiptología 2.0 | 17
Estatua del sacerdote Harnefer. Periodo
Ptolemáico. Metropolitan Museum.
| Metropolitan Museum.
18 | Egiptología 2.0
mentos y cantando o tocando palmas. Podían actuar
en ocasiones acompañados de sacerdotisas, bajo la
supervisión del Director de músicos.
Esta jerarquía se refiere exclusivamente al sacerdocio masculino, que era el más importante y del que
más información nos ha llegado.
Por otro lado, tenemos al personal administrativo y
técnico del templo. La pertenencia al anterior grupo
de sacerdotes no excluía la pertenencia a este otro,
y viceversa.
El ingreso en el ámbito del sacerdocio se producía
por nombramiento del faraón o de un delegado suyo,
si bien es cierto que en la sociedad egipcia existía la
tendencia a transformar los cargos en hereditarios.
Pero el faraón podía intervenir personalmente para
impedir esto, reclamando para sí el nombramiento
de un sacerdote (por lo general de rango elevado)
para recompensar a un funcionario que le hubiera
sido fiel, o para controlar que el clero de determinado
dios no adquiriese un poder excesivamente importante, como ocurrió con el clero tebano de Amón.
Otra diferencia con los sacerdotes de algunas religiones actuales es que los temporales, una vez
fuera del templo, llevarían una vida similar a la de
cualquier otro funcionario laico de la administración
egipcia. Además, podían tener otros cargos civiles
(por ejemplo, Hapuseneb, personaje de tiempos de
la reina Hatshepsut, fue al mismo tiempo visir y Primer Servidor de Amón). Tampoco les estaba prohibido casarse; de hecho, como ya se ha visto, el cargo
podía llegar a ser hereditario, de padres a hijos.
Una última y fundamental diferencia con las religiones monoteístas actuales es que los sacerdotes
egipcios no predicaban los dogmas religiosos entre
la población, es decir, no eran proselitistas; nada tenía que ver el culto oficial y sus grandes ritos con el
culto popular.
Pureza y tabúes
Tanto el alto como el bajo clero debían ser considerados puros (uab, en egipcio) para poder acceder a
los recintos sagrados, de modo que llevaban a cabo
un ritual de purificación que consistía en una serie
de baños a lo largo del día en el lago sagrado, la eliminación del vello corporal e, incluso, mantener una
buena higiene bucal masticando sales de natrón. Ni
el faraón estaba exento de esto, ya que debía recibir
un baño (en su caso, en la privacidad de un palacio
vinculado al templo) antes de los ritos.
En palabras de Herodoto, que visitó Egipto en el siglo V a.C.:
«Los sacerdotes se afeitan todo el cuerpo cada tres
Sacerdote astrónomo Anen. Granodiorita. 1390-1353
a.C. Museo Egizio, Torino. | Museo Egizio, Torino.
Egiptología 2.0 | 19
determinados para cada dios, de modo que variaban
de una ciudad o provincia a otra. Tampoco podían
mantenerse relaciones sexuales durante el mes en
que estuvieran prestando sus servicios como sacerdotes. De puertas para afuera del templo, sin embargo, no existía la obligación del celibato para los
miembros del clero.
La ofrenda diaria
A lo largo del año se realizaban diversos ritos y ceremonias en las distintas festividades religiosas. Pero,
además, cada día en cada templo de Egipto debía
celebrarse la ceremonia del culto diario, que consta-
Sacerdote oficiando la ceremonia de apertura de la
boca. Tumba de Tutankhamon. | Pinterest.
días, para que ni un solo piojo ni ninguna otra impureza repose sobre ellos mientras sirven a los dioses.
Los sacerdotes visten solo una túnica de lino y sandalias de papiro; no les está permitido llevar vestido
ni calzado de otro material. Se lavan dos veces por el
día y dos veces por la noche con agua fría; ejecutan
miles de ritos religiosos, se puede decir, pero disfrutan también privilegios de no poco valor.
De sus propios bienes no consumen ni gastan nada,
sino que se cuecen para ellos alimentos sagrados
y una gran cantidad de carnes de buey y de oca a
diario, y reciben también vino de uva, mientras que
no pueden alimentarse de pescado...Las habas no
toleran siquiera verlas, porque las consideran una legumbre impura. No hay un solo sacerdote para cada
divinidad, sino muchos, y uno de ellos cumple las
funciones de sumo sacerdote, y cuando uno muere,
su hijo le sucede en el mismo cargo». (Herodoto, II,
37, 2-5)
En cuanto a los tabúes alimenticios, existían unos
20 | Egiptología 2.0
Sacerdote lector o jery-hebet con su característica
banda cruzada sobre el pecho.
| Wikimedia Commons
ba de tres etapas. Al amanecer, un sacerdote horario que se encontraba en la terraza del templo comprobaba
que fuese la hora correcta para comenzar el culto. A su señal, unos sirvientes preparaban el alimento de la
divinidad, mientras los sacerdotes se purificaban.
En procesión, acompañada por música, se marchaba en comitiva para depositar las ofrendas del dios en las
mesas de ofrendas. Posteriormente, el Sumo sacerdote, en representación del rey, abría la puerta del santuario
y rompía los sellos del naos donde se guardaba la estatua del dios. Luego, lavaba, vestía y perfumaba con ungüentos la imagen, le daba de comer simbólicamente, quemaba incienso y, finalmente, volvía a cerrar y sellar
el naos, hasta el día siguiente. La comida retirada que había sido ofrendada el día anterior se repartía entre los
sacerdotes.
A mediodía, tenía lugar una nueva ceremonia, que consistía en hacer unas libaciones con agua sobre las
estatuas del faraón y de otros dioses que habitasen también en el templo. Por la tarde, se ofrecían de nuevo
alimentos y bebidas, esta vez en las capillas laterales.
Sacerdotisas
El oficio más habitual entre las mujeres egipcias era el de sacerdotisa, tanto de dioses como de diosas. Su
principal función era la de entretener a estos con sus cantos, danzas y conciertos. Así, tenemos a cantoras, instrumentistas o bailarinas; rara vez nos encontramos con una Suma sacerdotisa. Otro tipo de sacerdotisas eran
las puras o uabet que, al igual que en el caso masculino, eran las encargadas de los rituales de purificación,
acicalamiento del dios, transportar la barca divina o ayudar al alto clero.
A la cabeza del clero femenino estaba la reina, que poseía el título de Esposa del dios.
Durante el Reino Nuevo el título de Suma sacerdotisa del dios Amón recayó sobre la hija del rey, también denominada Esposa divina de Amón, Adoradora del dios o Mano del dios, cumpliendo el papel de esposa de Amón
en los rituales importantes y llegando a gozar, en la dinastía XXIII, de un poder político sólo superado por el
faraón.
«La egipcia no era una religión revelada y, por lo tanto, las vocaciones no existían. Por el mero hecho de serlo,
los sacerdotes egipcios no estaban obligados a comportarse como ciudadanos modelos. Para ejercer el cargo
no era necesario demostrar ser un dechado de virtudes y en ese sentido no se les exigía más que a cualquier
otro ciudadano. Los sacerdotes egipcios eran, sencillamente, funcionarios encargados de realizar una misión
administrativa más, no guías espirituales y consuelo del prójimo». Gentes del valle del Nilo, J.M. Parra Ortiz.
Bibliografía
Sobre el autor
Donadoni, S. (1992): El hombre egipcio. Madrid: Alianza.
Mª Isabel Cubas Contreras nació en la localidad toledana de Talavera de la Reina en 1989.
Cimmino, F. (2002): Vida cotidiana de los egipcios.
Madrid: Edaf.
Su afición por el antiguo Egipto comenzó desde pequeña y fue lo que la llevó a estudiar la licenciatura en
Historia en la Universidad de Alcalá de Henares entre
2007 y 2012.
Fletcher, J. (2002): Egipto, el libro de la vida y la muerte. Barcelona: Círculo de lectores.
Parra Ortiz, J. M. (2003): Gentes del valle del Nilo.
Madrid: Complutense.
Castel, E. (2009): “Sacerdotes del antiguo Egipto”. En
Historia National Geographic, nº 65, pp. 36-47.
Actualmente es bloguera de ‘’El templo de Seshat’’,
dedicado al mundo del antiguo Egipto, y del blog de
reciente creación ‘’La gaceta de Menfis’’, donde se
pueden encontrar las últimas noticias egiptológicas.
Además es colaboradora esporádica en el blog sobre
Historia Universal ‘’Historiae’’.
Enlaza con el autor
micc_25@hotmail.com
Egiptología 2.0 | 21
Arte
Gerardo P. Taber
Contigo pan y cerveza. Análisis
de la fórmula de ofrenda y de
las inscripciones de Nebuau
y Tinethut del Museo
Nacional de las Culturas
del Mundo de México
la cual queremos “ver y medir” a culturas que tenían
otra cosmovisión. En este sentido, uno de los objetivos simbólicos de las mencionadas construcciones
fue el asegurar la fertilidad de la tierra y la abundancia agrícola la cual, a su vez, proporcionó el pago
para su creación, es decir: alimentos.
El historiador y geógrafo griego Heródoto de Halicarnaso (c. 484-425 a.C.) en su ἱστορίαι (historíai)
-mejor conocida como “los nueve libros de historia”narra que a los trabajadores egipcios se les pagaba
con rábanos, cebollas y ajos. Este dato permite entrever el aprecio que los habitantes del antiguo país
del Nilo tenían -y aún tienen- por la comida, la cual
no sólo se ingiere para el diario sustento, sino para
deleitar todos los sentidos que se involucran en su
degustación.
Mesa de ofrendas con distintos alimentos. Detalle
de pintura mural de la tumba de Menna (TT69).
1400-1390 a.C., reinado de Thutmose IV, dinastía
XVIII, Reino Nuevo. Pigmentos minerales sobre
estuco. Necrópolis de Sheikh Abd el-Qurna, gobernación de Luxor. | The Yorck Project.
C
uando se piensa en las obras del antiguo Egipto,
por lo general se evocan las grandes pirámides
de la meseta de Guiza o los templos de Karnak y
Luxor, que nos sorprenden por su imponente tamaño
y su maravilloso estado de conservación. Usualmente, se considera que estas obras son el resultado de
la megalomanía de los faraones y creemos que se
pagaron grandes riquezas monetarias a sus constructores. Esta última concepción es errónea, resultado de nuestra visión occidental y posmoderna con
22 | Egiptología 2.0
Aquí surge la pregunta: ¿qué comían los antiguos
egipcios? Para tratar de responder esta cuestión,
primero hay que recordar el célebre enunciado:
“Egipto es un don del Nilo” (erróneamente atribuido
a Heródoto) y que, ciertamente, no puede ser más
apropiado; ya que sin este gran río que fue -y sigue
siendo- la principal fuente de prosperidad, todo el territorio egipcio sería un árido desierto incapaz de sustentar a una población humana. El desbordamiento
anual del Nilo renovaba la tierra y permitió la agricultura y la ganadería a gran escala. Los mayores
cultivos eran de trigo y cebada, con las cuales se
elaboraba pan y cerveza, que constituyeron la base
de la alimentación. También se plantaron verduras y
frutas que otorgaban variedad a la dieta, así como
pescado y carnes de diversos animales; aunado a
la leche o huevos que también se obtenían de ellos.
En las mesas del antiguo país del Nilo, hace más de
4,000 años, la calidad y cantidad de comida que se
servía dependía del nivel socio-económico (al igual
que en la actualidad). Sin embargo, la alimentación
fue bastante sana para todos, ya que incluso en los
hogares más humildes -como en el de los campesinos- el pan y la cerveza se acompañaban con verduras, legumbres y hortalizas de temporada como:
lentejas, cebollas, nabos, rábanos, lechugas, pepinos y ajos. También se consumían percas, bagres y
tilapias, que se pescaban en el Nilo. Las familias que
podrían ahora considerarse de clase media -como
las de los obreros de la construcción, artesanos y
comerciantes- tenían mayor acceso a los mencionados vegetales, así como a varias frutas tales como:
melones, higos, granadas, dátiles y uvas. Además
del pescado, ocasionalmente se sacrificaba una
vaca u oveja, para enriquecer algún platillo con
carne. Del mismo modo se recurría a la caza de liebres, antílopes y otros animales salvajes. Quienes
pertenecían al estrato más alto de la sociedad -nobleza y sacerdocio- además de los productos anteriormente señalados, en ocasiones especiales se
deleitaban con ocas asadas acompañadas de vino
(cfr.: Mehdawy & Hussein, 2010: 3-18).
Tal fue el gusto por los alimentos que profesaron
los antiguos egipcios, que desearon seguir consumiéndolos después de la muerte. Para lograr este fin,
representaron profusamente los platillos en sus templos, tumbas, estatuas, papiros y ostraca, sobre mesas de ofrendas. La figuración de los víveres era un
recurso mágico, para que las esencias espirituales
de los difuntos -que podían regresar al plano terrenal- se nutriesen de los productos representados
(cfr.: Tallet, 2006: 42-45). Pero, ¿qué hacer cuando
no era posible plasmar una mesa de ofrendas? La
solución era recurrir al poder de la escritura jeroglífica. En concreto, se utilizó la fórmula hotep di nisu
que aseguraba la eterna dotación de alimentos y que
se explicará a continuación.
La fórmula de ofrenda
Uno de los textos funerarios más antiguos y recurrentes del Egipto faraónico, es la llamada fórmula de
ofrenda, o como se conoce en egiptología: hotep di
nisu. Los escribas del antiguo país del Nilo tenían un
sentido pragmático en lo que respecta a la redacción de sus textos, ya que cuando se comprobaba
su eficacia -en el sentido mágico y religioso- éstos
se conservaron prácticamente inalterados a lo largo
de mucho tiempo. En este sentido, se puede encontrar inscrita la fórmula hotep di nisu desde el Reino
Antiguo (c. 2543-2120+25 a.C.) y aunque existieron
muchas variaciones a lo largo de los miles de años
que perduró esta cultura, su estructura básica y el-
ementos característicos se conservaron inalterados;
por lo que es considerada una fórmula standard.
Como se trata de uno de los textos funerarios más
importantes, se puede encontrar inscrita en una gran
cantidad de objetos como: muros, dinteles, jambas,
las llamadas “falsas puertas” y en otros elementos
arquitectónicos pertenecientes a tumbas y cenotafios; así como en estelas y estatuas. La típica hotep
di nisu consiste en cinco partes, que se desglosan a
continuación:
La introducción
Contiene el grupo de grafías:
ḥtp di nsw (hotep di nisu) que constituyen una frase que se traduce
como: “una ofrenda que da el rey”. En este caso, la
nswt (nisut)
forma abreviada de la palabra
“rey” se coloca al inicio de la frase, siguiendo la llamada ley de la transposición honorífica. Al mismo
tiempo, esta disposición evidencia que la comunicación con las esferas divinas se lograba por la intermediación, ya fuera directa o indirecta, del faraón;
quien presentaba las ofrendas a los dioses a nombre
de la persona que las otorgaba. A continuación, se
encuentra la grafía:
ḥtp (hotep) que representa a una mesa de ofrendas con una hogaza de
pan en el centro (cfr.: Gardiner, 1957: 501). El jeroglifico
puede presentarse en otra variante y
con algunos de sus complementos fonéticos como:
cuya lectura siempre es: ḥtp (hotep) y cuyo significado es: “ofrenda, estar satisfecho, estar en paz’’
Por último, la grafía:
di (di), que representa a un
pan triangular, y que en realidad es abreviatura de
la palabra
rdi (redi) que significa “dar, ofrecer”.
Los dioses
A continuación, se nombra al dios, o dioses, para
quienes va dirigida la ofrenda. Las deidades se invocan por su nombre y títulos. Por lo general, se enwsỉr nb
cuentran mencionados:
ʒbḏw (usir neb abedju) “Osiris, señor de Abydos” e
ỉnpw tpy ḏw.f (inpu tepy djuf) “Anubis,
sobre su montaña”. También, se podían invocar a
otros dioses que no estuviesen relacionadas con los
rituales funerarios, pero que hubiesen sido importantes para la persona en vida.
El papel que desempeñan las deidades varía con la
n (en) “para”, ya que ésta inpreposición:
dica si es el faraón quien presenta la ofrenda a los
dioses, o bien, si las divinidades son partícipes de
la acción. Sin embargo, en muchas ocasiones esta
Egiptología 2.0 | 23
relación no es explícita, ya que no necesariamente
se encuentra la preposición. Aunque, por lo general,
las inscripciones que datan de finales del Reino Medio (c. 1980+16-1760 a.C.) y de períodos posteriores
siempre mencionan al faraón como el único quien realiza la ofrenda; mientras que en el Reino Antiguo las
deidades participaban de una manera más dinámica.
La acción
Después de mencionar a los dioses, se enuncia la
acción de ofrendar; la cual se indica con una conrdi (redi) “dar, ofrecer”. Si
jugación del verbo
el faraón es el único que concede la ofrenda, se escribía:
di.f (dif) “el que ofrece”. Por otro lado, si los
dioses anteriormente mencionados juegan una parte activa, entonces se inscribía:
di.sn
(disen) “los que ofrecen”. Cuando esta parte de la
fórmula se omite, se asume que el faraón es quien
realiza la acción.
Las ofrendas
Tras dejar en claro quien realiza la ofrenda a los dioses, se mencionan los alimentos y bienes que las
esencias espirituales del difunto podían disfrutar.
Éstos eran muy variados y su naturaleza dependía
del cargo que hubiese desempeñado la persona en
vida, de la relación piadosa que tenía con los dioses
anteriormente mencionados y hasta de sus gustos
personales. Sin embargo, todas las hotep di nisu
siempre enuncian los productos que constituían el
sustento básico.
Las ofrendas se presentan con un grupo de grafías
que, gramaticalmente, pueden resultar un poco confusas, ya que se apegan a la llamada ley de transposición gráfica para crear un bloque armónico. La
frase introductoria es:
prt ḫrw (peret kheru)
que literalmente significa: “vienen de la voz” aunque
se puede traducir como: “las invocadas”. La grafía
que se ubica en el centro del conjunto es el trilítero
de las jarras que contenían cerveza. En este caso,
funciona como un logograma que indica, al
igual que , los dos pilares básicos del sustento alimenticio:
t[a]w (tau) “panes” y
ḥ[n]ḳt (heneket)
“cerveza”. Para completar la ofrenda, también se
añadían:
kʒw (kau) “carne de res” y
ʒpdw
(apedu) “carne de ave”. En algunas ocasiones, tam
bién se indicó la cantidad, por ejemplo:
ʒpd ḫʒ
(aped 1,000) que puede traducirse como: “un millar
de raciones de carne de ave”. Cabe señalar que, en
este caso, el uso de numerales era un recurso simbólico que sirvió para indicar que las ofrendas eran
ilimitadas.
Otros bienes que podían invocarse eran:
šs (shes) “alabastro”, que podía abreviarse con las
grafías:
y también:
mnḫt (menkhet) “lino”
que, similarmente, se abreviaba con las grafías:
.
Después de enlistar los alimentos y bienes, se
añadían dos enunciados que reafirmaban su carácter divino:
ḫt nbt nfrt w´bt (khet nebet neferet uabet) que se traduce como: “todas las cosas
buenas (o bellas) y puras”; seguido de:
´nḫt nṯr im (ankhet necher im) que significa: “de las
que un dios vive”.
Esta última frase asevera que las ofrendas serán
consumidas por un dios, pero también por el difunto,
quien ya cuenta con un status divino, ya que vive en
el Más Allá junto a las deidades y es participe de los
procesos de creación y ordenación del cosmos. Los
antiguos egipcios creían que la persona se “asimila
ba” a los dioses, en especial a
wsỉr (usir) “Osiris”,
pero al mismo tiempo seguía existiendo como una
entidad anímica independiente.
El beneficiario
ḫrw (kheru) “voz”, que en otros casos
también podía escribirse con sus complementos
La última parte de la fórmula menciona al receptor
de las ofrendas. En primera instancia se encuentra la
fonéticos y determinativo:
ḫrw (kheru)
“voz”. La grafía inferior izquierda es una variante de:
frase:
, que en este caso funciona como el fono
grama
palabra:
t (t) y que es parte de la
prt (peret) “venir”. La grafía inferior
derecha es una variante de
24 | Egiptología 2.0
sṯt (sechet) nombre
n kʒ n[y] (en ka ny) que significa “para el
ka de”; ya que el
kʒ (ka) “fuerza vital” permitía la
existencia en ésta y la otra vida (cfr.: Allen, 2010: 82).
Antes del nombre de la persona, se puede encontrar
imʒḫ[w] (imakhu) “venerado” que
la palabra:
también puede acompañarse por la preposición:
ḫr (kher) “cerca” y la mención de una deidad
ỉnpw (inpu) “Anubis” o
funeraria como:
dioses del Más Allá y el status divino del difunto.
wsỉr (usir) “Osiris”, para reafirmar su relación con los
Después, se inscribía el nombre, acompañado de los cargos y títulos que la persona ostentó en vida. En oca
sʒ (sa) “hijo” o
sʒt (sat) “hija”, o bien
siones, éste también se acompañó de las pabras:
ms.n[y] (mesny) “nacido de”, que antecedían al nombre de la madre o el padre, para asegurar su filiación a la
familia.
Por último, se añadía el epíteto:
mʒ´ ḫrw (ma’a kheru) “justo de voz”, que proclamaba el hecho de que
las esencias espirituales del difunto habían sorteado exitosamente la στάσιςψυχή (psychostasia) “el pesaje del
alma” en la
wsḫt m3’ty (usekhet ma’aty) “sala de la doble verdad” y que disfruta
ba de la vida después de la muerte en el
sḫt ỉʒnrw (sekhet ianru) “campo Ianru”, el paraíso
agrícola en el que todos los antiguos egipcios deseaban morar hasta el fin de los tiempos.
Una fórmula hotep di nisu en México
Como ya se mencionó, la fórmula hotep di nisu es uno de los textos más importantes y abundantes del Egipto faraónico. En este sentido, prácticamente todos los sitios arqueológicos y museos del orbe que custodian
artefactos provenientes del antiguo país del Nilo cuentan con, al menos, un artefacto inscrito con esta fórmula
de ofrenda en sus acervos. Tal es el caso del Museo Nacional de las Culturas del Mundo (MNCM) -ubicado en
la calle de Moneda N. 13 en el Centro Histórico de la Ciudad de México- en donde se encuentra una escultura
monolítica que representa a un tesorero del gran templo de Karnak -dedicado al dios Amón- llamado Nebuau y
a su esposa de nombre Tinethut (N.I: AF-E-Pres-58, INAH y 19.2.3, MMA) quienes vivieron hace más de 3,560
años. Esta obra, de 72 cm alto, 53 cm largo y 44 cm ancho, probablemente proviene de la necrópolis de la ciu
dad llamada:
wʒst (uaset) “la poderosa”, una de las capitales del antiguo Egipto durante el Reino Nuevo y
que actualmente se conoce como رصقألاal-Uqṣur “los palacios” en la gobernación de Luxor.
Nebuau y Tinethut se representaron siguiendo uno de los cánones de la estatuaria faraónica: una pareja que
comparte un abrazo en señal de apoyo por toda la eternidad. De tal manera, la escultura de los cónyuges funge
como un receptáculo, para que sus esencias espirituales puedan “alimentarse” de las ofrendas; tanto de las que
fueron colocadas frente a ella durante las exequias -en su tiempo y lugar de enterramiento original- y las que,
gracias al pétreo lenguaje de sus jeroglíficos, pueden continuar “nutriéndolos” mientras exista alguien que las
lea y declame. En los laterales izquierdo y derecho de la escultura se encuentran inscripciones que incluyen la
Inscripciones del lado izquierdo de la escultura del tesorero Nebuau y la señora Tinethut. 1539-1292 a.C., dinastía
XVIII (inicio o mediados), Reino Nuevo. Piedra arenisca tallada con restos de policromía. Museo Nacional de las
Culturas del Mundo, INAH, Ciudad de México. | Gerardo P. Taber.
Egiptología 2.0 | 25
26 | Egiptología 2.0
Escultura del tesorero Nebuau y la señora Tinethut. 1539-1292 a.C., dinastía XVIII (inicio o mediados), Reino Nuevo. Piedra arenisca tallada con
restos de policromía. Museo Nacional de las Culturas del Mundo, INAH, Ciudad de México
| Gerardo P. Taber.
fórmula hotep di nisu y que invocan la protección de los dioses: Amón, Mut, Sokar, Ptah y Anubis para la pareja,
quienes también ostentan sus títulos.
1. ḥtp di nisw imn nb nswt t3wi mwt nbt išr(w) ¿di?...
2. p¿r?s n ḳ ¿?... prrt m-b3ḥ.f irit ḫprw ¿f?...
3. tp t3 3ḫ wsr ¿ḫrp? m3´-ḫrw snm p3t ¿n? ds m-b3ḥ
4. b3 m-ḫt smsw ḫ3t n k3 n(y) sš pr ḥḏ m pr
5. imn nbw´w m3´-ḫrw nbt pr tintḥwt m3´-ḫrwt
6. … s.´nḫ rn.snw sš pr ḥḏ n(y) imn wsr…
1. hotep di nisu imen neb nesut taui mut nebet isheru ¿di?...
2. p¿r?s n q ¿?... pereret em-bahef irit kheperu ¿f?...
3. tep ta akh user ¿kherep? maa-kheru senem pat ¿n? des em-bah
4. ba em-khet semsu khat en ka ny sesh per hedj em per
5. imen nebuau maa-kheru nebet per tinethut maa-kherut
6. … sankh rensenu sesh per hedj ny imn user…
1. “Una ofrenda que da el rey a Amón, señor de los tronos de las dos tierras, y a Mut, señora de Isheru, ¿que
dan?…
2. ¿? ¿? ...que vienen a la presencia de él, que hace las transformaciones… ¿?
3. sobre la tierra el akh User ¿kherep? justo de voz que se alimenta con pan ¿? y cerveza des ante
4. el ba; después del venerable cuerpo para el ka del escriba de la casa blanca en la casa
Inscripciones del lado derecho de la escultura del tesorero Nebuau y la señora Tinethut. 1539-1292 a.C., dinastía
XVIII (inicio o mediados), Reino Nuevo. Piedra arenisca tallada con restos de policromía. Museo Nacional de las
Culturas del Mundo, INAH, Ciudad de México. | Gerardo P. Taber.
5. de Amón Nebuau, justo de voz, y la señora de la casa Tinethut, justa de voz
6. … que hace vivir sus nombres. El escriba de la casa blanca de Amón User… [¿hat?].” (Taber & Cervantes,
2016).
1. ḥtp di nisw sḥ ḥr-ib ḥwt ¿skr? ptḥ n ḫnt(y) tp t3
2. nnt inpw nb r-st3w nb ´nḫ s3b dw3t iri.sn ¿? st n
3. b3 n(y) sš pr ḥḏ n(y) imn nbw´w m3´-ḫrw m pr skr
4. m-ḫt s.3ḫ b3 3bd 4 3ḫt s.ḫnt.snw st.f s.m3´
5. mdw.f r-ḫt.f wp ra.f m t3 ḥmtw imi.snw b´hi.f m p…
6. sḫm.f m-ḫt nbt mrr.f n(y) sš nbw´(w) m3´-ḫrw in s3.f s.´nḫ rn.f sš…
1. hotep di nisu seh her-ib hut ¿sokar? ptah en khenty tep ta2. nenet inpu neb ra-setau neb ankh sab duat irisen ¿? set en
3. ba ny sesh per hedj ny imen nebuau maa-kheru em per sokar
Egiptología 2.0 | 27
4. em-khet sakh ba abed 4 akhet sekhenetsenu setef semaa
5. meduf er-khetef up raf em ta hemetu imisenu bahif em p…
6. sekhemef em-khet nebet mereref ny sesh nebuau maa-kheru in saf sankh renef sesh…
1. “Una ofrenda que da el rey al salón central del templo de ¿Sokar? Ptah frente a Ta2. nenet. Anubis señor de Rosetau, señor de la vida, dignatario del Duat. Hagan ¿? un lugar para
3. el ba del escriba de la casa blanca de Amón Nebuau, justo de voz, en la casa de Sokar;
4. después de glorificar al ba en el cuarto mes de akhet. Ellos se ponen frente a su lugar, hacen verdaderas
5. las palabras conocidas por él, al abrir su boca en la tierra de los marjales donde ocurren sus inundaciones
p…
6. su autoridad, ante todo aquello que es amado
del escriba Nebuau, justo de voz. Por su hijo que
hace vivir su nombre, el escriba… [¿Userhat?].”
(Taber & Cervantes, 2016).
el folklore y tradiciones de las regiones más remotas de Egipto; y junto a Amr Hussein escribió: The
Pharaoh´s Kitchen. Recipes From Ancient Egypt´s
Las inscripciones de la escultura de Nebuau y Tinethut mencionan que las esencias espirituales reciben sustento gracias a un tipo de pan -cuyo nombre,
por desgracia, no es legible en esta obra- y de una
cerveza llamada des. Pero, aunque podemos identificar estos y otros alimentos, tanto por sus representaciones iconográficas y las inscripciones en los
muros de estatuas -como ésta-, templos, tumbas,
papiros y ostraca; realmente no conocemos muy
bien su modo de preparación. Por fortuna algunos
egiptólogos y científicos afines se han abocado a la
tarea de investigar los aspectos desconocidos de la
dieta del antiguo país del Nilo. Entre los más interesantes y destacados trabajos se encuentran los de:
Robert I. Curtis (2001), Pierre Tallet (2006), Randy
Portada de The Pharaoh´s Kitchen Recipes From
Ancient Egypts Enduring Food Traditions de Mehdawy Magda & Hussein Amr.
| American University in Cairo Press.
La Dra. Mennat-Allah El Dorry trabaja en el microscopio. | Mahmoud Nasr.
Haaland (2007) y más recientemente (2021) los de la
arqueóloga egipcia Mennat-Allah El Dorry, quien se
especializa en paleobotánica e historia de la comida,
y que se dedica a estudiar el proceso de elaboración
del vino en los monasterios coptos y varias de sus
tradiciones culinarias.
Por otra parte, la también arqueóloga egipcia Magda Mehdawy, tras años de investigación pudo inferir
y recrear varios aspectos culinarios basándose en
28 | Egiptología 2.0
Enduring Food Traditions (2010). Los mencionados
autores exponen varios aspectos históricos y gastronómicos del país del Nilo que se entretejen con
un maravilloso recetario que invita a aventurarse a
preparar platillos que evocan la época cuando Khepri-Ra, Ra-Horakhty y Atum-Ra iluminaban el firmamento.
Como en entregas anteriores (Egiptología 2.0 Nº 11
y Egiptología 2.0 Nº 13) quien estas líneas escribe
ya comunicó el procedimiento y los resultados de la
elaboración de una recreación de una cerveza; en
esta ocasión, comparto la receta para elaborar uno
de los pilares -hasta hoy día- de la alimentación egipcia:
t (ta) “pan” que en el actual árabe egipcio se le
llama: يسمش شيع eish shamsi “pan de sol” (cfr.: Mehdawy & Hussein, 2010: 35):
Ingredientes:
3 tazas de harina de trigo.
1 pizca de sal.
½ taza de levadura.
2 tazas de agua caliente
1 puñado de salvado (cascarilla) de trigo.
Método de preparación:
1. Mezclar la harina, sal y levadura con agua hasta formar una “masa madre” uniforme; amasarla vigorosamente y añadir el agua necesaria para que se mantenga suave.
2. Aplanar la masa y cortar círculos de 25 a 30 cm de diámetro. La superficie en donde se colocarán los círculos se cubre de salvado (cascarilla) de trigo y después se colocan las piezas.
3. Dejar reposar por 15 minutos al sol (de ahí su nombre) para que se “infle” el pan. Después dar vuelta y
dejar reposar otros 15 minutos para que las levaduras sigan actuando. Se puede decorar la masa con figuras
o patrones utilizando una punta de madera.
4. En un horno precalentado a 230º C se introducen las piezas por 10 minutos, hasta que la superficie tenga
un aspecto dorado. Después se baja la temperatura a 200º C y se hornea por otros 20 minutos.
Comentarios finales
El análisis de la fórmula hotep di nisu de la escultura Nebuau y Tinethut que se presentó en este texto puede
fomentar una reflexión intelectual sobre algunos de los paralelismos que existen en las concepciones de la
muerte y la vida ultraterrena de las diferentes culturas del orbe. Como un ejemplo contemporáneo se encuentran los tradicionales altares de muertos mexicanos, en todas sus variantes y sincretismos, que se colocan para
la celebración del Día de Muertos. En este sentido, se pueden apreciar bastantes similitudes con las creencias
del Egipto faraónico: la imagen de los difuntos y los alimentos son los elementos centrales, aunados a la convicción de que las esencias espirituales regresan del Más Allá a nutrirse y visitar a sus familiares. Este tipo de
creencias compartidas, son un claro ejemplo de como el género humano ha resuelto, a través de su devenir
histórico, sus necesidades materiales e ideológicas y cómo éstas se expresan a través de sus obras; las cuales
permiten apreciar sus diferencias, pero a la vez las semejanzas entre las diversas culturas y como éstas llegaron a soluciones conceptuales similares -en sus propios contextos temporales y espaciales- lo cual, a ultranza,
muestra que todos somos parte de la misma humanidad.
Parte superior de la escultura del tesorero Nebuau y la señora Tinethut. 1539-1292 a.C., dinastía XVIII (inicio o
mediados), Reino Nuevo. Piedra arenisca tallada con restos de policromía. Museo Nacional de las Culturas del
Mundo, INAH, Ciudad de México. | Gerardo P. Taber.
Egiptología 2.0 | 29
Altar de Muertos en Milpa Alta, Ciudad de México (2009) y Mesa de Hanal Pixán en Valladolid, Yucatán (2012).
| Eneas De Troya y Marysol.
Bibliografía
Sobre el autor
Allen, J. P. (2010): Middle Egyptian. An Introduction to
the Language and Culture of Hieroglyphs. 2nd Edition.
Cambridge: Cambridge University Press.
Gerardo P. Taber realizó sus estudios de arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y se ha especializado en el estudio de las
culturas del antiguo medio oriente y el Mediterráneo,
con especial énfasis en el Egipto faraónico. Ha impartido numerosos cursos y conferencias sobre el arte, la
religión y el sistema de escritura del Egipto faraónico,
así como de historia general e historia de los museos
en México, en diversas instituciones como: la ENAH,
ENCRyM, UNAM, UAM, UASLP, Universidad Pontificia de México, Universidad Anáhuac México Norte y la
Fundación José Ortega y Gasset México, entre otros.
Curtis, R. I. (2001): Ancient Food Technology. Col. Technology and Change in History Vol. 5. Boston: Brill.
Gardiner, A. H. (1957): Egyptian Grammar. Being an
Introduction to the Study of Hieroglyphs. Tercera edición revisada. (Publicado originalmente en 1927 por
Clarendon Press). Oxford: Griffith Institute.
Haaland, R. (2007): “Porridge and Pot, Bread and
Oven. Food Ways and Symbolism in Africa and the
Near East from the Neolithic to the Present.” en: Cambridge Archaeological Journal N. 17, Vol. 2. Ed. McDonald Institute for Archaeological Research, Cambridge
University Press, University of Cambridge. Cambridgeshire, United Kingdom. pp. 165-182.
Hendawi, H. (2021): “Not all mummies and statues:
meet the Egyptian archaeologist studying ancient
food.” en: The National (Jan 14, 2021).
Mehdawy, M. & Hussein, A. (2010): The Pharaoh´s
Kitchen. Recipes from Ancient Egypt´s Enduring Food
Traditions. El Cairo: The American University in Cairo
Press.
Tallet, P. (2006): La cocina en el antiguo Egipto. Col.
Biblioteca Egipto. (título original: La cuisine des pharaons [2001] Traducción de: O. Sylvia Oussedik). Barcelona: Folio.
También se ha desempeñado como investigador de
las exposiciones internacionales: Persia fragmentos
del paraíso, tesoros del Museo Nacional de Irán en los
años 2005-2006; Isis y la Serpiente Emplumada, Egipto faraónico/México prehispánico en los años 20072008; Pompeya y una villa romana, arte y cultura alrededor de la bahía de Nápoles en los años 2009-2010;
muestras que se presentaron en el Museo Nacional
de Antropología.
Actualmente se desempeña como investigador del
Museo Nacional de las Culturas del Mundo, en el área
de investigación y curaduría del Egipto faraónico y el
Mediterráneo antiguo y se encuentra trabajando en
el proyecto Kemet en Anáhuac, que busca analizar y
contextualizar las obras egipcias que se encuentran
en México.
Enlaza con el autor
hornebu@gmail.com
30 | Egiptología 2.0
Escritura
Patricio Vega
La importancia del papiro como
medio de comunicación masiva
en la sociedad egipcia
bajo dominio macedonio-griego
L
a dinastía lágida transformó Egipto e implementó
importantes cambios en la sociedad local. Incluido el empleo del griego como dialecto oficial y como
herramienta de ascenso social. En este sentido, el
rol del papiro fue fundamental al momento de desarrollar un complejo sistema de comunicación para la
época en la que el empleo de la correspondencia fue
una herramienta útil a nivel del poder central y local,
no siendo un patrimonio único de estos, pues también se dio espacio para un importante movimiento
de cartas entre individuos privados y que han perdurado al día de hoy. Estos documentos reconstruyen
a detalle, la vida social y política del egipcio, obteniendo detalles personales de sus redactores, su entorno cotidiano, patrones comunes y demás formas
de interacción que, sin esta evidencia, no se podrían
conocer y no dejarían de ser más que una mera especulación.
Nos enmarcamos en el antiguo Egipto entre el año
332 a.C., con la conquista macedonia hasta la caída
de la dinastía ptolemaica en la batalla de Accio (30
a. C.). Durante este tiempo, es importante resaltar
que «la población siguió hablando su lengua nativa,
en tanto que la griega se convirtió rápidamente en
el medio de comunicación oficial y administrativo. El
griego se extendió entre las capas altas de la sociedad, su conocimiento era una de las llaves para
lograr el ascenso socio-económico».
Este proceso es vital para el desarrollo de esta incipiente correspondencia como medio de comunicación en Egipto; no obstante, su éxito y permanencia
en el tiempo se debe al constante deseo y la intención de aprender a escribir por parte del egipcio y si
bien es cierto, como dice Lavado, este segmento era
una minoría comparado la gran masa de población
iletrada, los primeros se daban formas de ayudar a
los que desconocían la escritura: «La sociedad egipcia de los Ptolomeos y más incluso durante la épo-
La batalla de Accio, pintada por Lorenzo A. Castro.
National Maritime Museum. | Lorenzo A. Castro.
ca romana, era profundamente letrada en el sentido
de que la mayoría de la gente estaba familiarizada
de alguna forma con los modos literarios (los documentos de propiedad, los recibos justificativos de
impuestos, las peticiones y el correo mantenían los
canales de comunicación abiertos). Pero, si bien las
letras y a escritura penetraron en la mayor parte de
los círculos, la gran masa de la población permaneció iletrada o semiiletrada: en efecto, el número de
personas que sabían leer y escribir era lo suficientemente extenso como para ayudar a los anteriores en
sus necesidades: amigos, vecinos o el maestro del
pueblo se encargaban a veces de escribir una pequeña carta, añadir la suscripción de un documento
o incluso hasta de firmar un contrato, también habían
escribas profesionales».
Así, ahondamos en el contenido de tipo epistolar
para verificar la eficacia que tenían las comunicaciones por cartas para hacer llegar la comunicación
entre los habitantes e incluso detallar el contenido
de tipo político y administrativo. De esta manera,
hemos dispuesto estudiar el proceso de transmitir
Egiptología 2.0 | 31
un mensaje y su rapidez para llegar al destinatario
final. Desengranando todos los componentes que
conformaban este proceso. También categorizamos
y cuantificamos los documentos de tipo epistolar según su temática, a fin de conocer los temas que más
preferían tratar los egipcios de este periodo al momento de redactar sus cartas.
Finalmente, será de menester, dilucidar cómo este
tipo de comunicación modificó la vida del egipcio y
determinar hasta qué punto su afán por ascender socialmente fue un factor determinante en el proceso
de alfabetización y, por ende, en el éxito y estandarización del sistema de comunicaciones por mensajes
escritos en griego.
A modo de ampliación en el contexto histórico, cuando el legendario conquistador macedonio, Alejandro
Magno, llegó a Egipto en el 331 a.C., fue proclamado
faraón, siendo considerado también como libertador
por parte de los locales que así se veían fuera del
dominio persa que había tenido pie por el 526 a. C.
de la mano de Cambises.
Cabe resaltar que este periodo previo fue convulso
para Egipto. El modelo administrativo centrado en la
explotación y segregación que tenían los persas no
agradó a los locales, quienes constantemente se levantaron en armas. Precisamente en el 343 a.C., el
último monarca independiente de Egipto, Nectanebo
II fue expulsado por el persa Artajerjes. La dinastía
ptolemaica fue fundada por Ptolomeo I Sóter, general de Alejandro Magno. Su descendencia gobernó
en Egipto durante el período helenístico desde la
muerte de Alejandro hasta el año 30 a. C., cuando
Cleopatra, la última reina de la estirpe lágida, fue
derrocada por la nueva potencia mediterránea de
Roma, que paso seguido, transformó las tierras del
Nilo en una provincia bajo su dependencia. Durante
este periplo, los Ptolomeos habían dejado 18 monarcas en poco más de 3 siglos. Ptolomeo I estableció
la capital de este reino en Alejandría, con el tiempo,
esta localidad se transformaría en el principal centro
comercial e intelectual de la Antigüedad.
En el periodo de la dinastía ptolemaica, se asienta
el griego como lengua oficial y se genera una revolución social en la población local que tendría que
aprenderla para disponer de nuevas oportunidades
y hasta ascensos en la nueva escala social impuesta
por los conquistadores helenos.
Cuando llegan al poder, encuentran que en Egipto
existía una muy desarrollada cultura política y administrativa, misma que con el paso de los siglos se
convirtió en una parte fundamental de la identidad
egipcia. El habitante tanto del campo como de la
ciudad consideraba estas normas como parte de su
propia vida, así que la labor de Ptolomeo I consistió
en construir un escenario en el que su reinado y des32 | Egiptología 2.0
Busto en mármol de Alejandro Magno, siglo II a. C.
Obra helenística original de Alejandría.
| Wikimedia Commons.
cendencia sean asimilados, no como invasores, pero
sí como herederos auténticos de la tradición egipcia.
Con este breve contexto, se puede afirmar que las
posibilidades que se dan en este campo consisten
en bridar un mayor entendimiento y un vínculo más
sólido entre Historia y la Comunicación como materias de estudio. Analizamos los papiros de tiempos
ptolemaicos para conocer los mensajes que allí se
difundían, saber las necesidades de la población,
sus sentimientos, anhelos y también entender el rol
de las cartas públicas como herramienta propagandística y de poder. Brindando un contexto más amplio para entender la repercusión de eventos históricos que transcurren durante el periodo de estudio.
Precisamente, haciendo mención a la faceta administrativa, José das Candeias Sales señala que: «la
monarquía ptolemaica, el más importante elemento
de la vida pública del Estado egipcio de los siglos iv
a i a.C., inicialmente fundada sobre el derecho de
conquista, fue progresivamente evolucionando hacia
concepciones más sofisticadas de carácter material
y simbólico donde convergen elementos oriundos
de la monarquía macedónica, por un lado, y de la
antiquísima y riquísima tradición real faraónica, por
otro».
A lo que añade como reflexión que la monarquía lágida no resultó de la simple adición mecánica de las
dos tradiciones antiguas que en ella concursan directamente, sino que se instituyó como una nueva realidad institucional y sociológica con sus caracteres
propios y distintivos, creada y desarrollada de forma
intencional y continuada por los reyes de la dinastía,
recurriendo a la simbiosis de elementos macedónicos y egipcios que mejor les permitían alcanzar los
designios que iban definiendo en una teoría y práctica más o menos coherente para la función de la
Casa Real lágida como garantía de la unidad del Estado egipcio. Así pues, el estado egipcio ptolemaico
queda como un promotor constante de la afirmación
y legitimidad de sus monarcas como los auténticos
líderes sucesores sacramentados de Egipto, valiéndose de varias estrategias propagandísticas para lograr su objetivo.
Así, según el investigador portugués, las medidas tomadas por el gobierno lágida como restituir templos
religiosos a los sacerdotes egipcios que bajo tiempos de dominio persa fueron saqueados y controlados, recuperar los objetos sagrados sustraídos por
esta misma civilización, establecer un culto a una divinidad multicultural (Serapis) que, de alguna forma
representaba la fusión entre lo helénico y egipcio,
para finalmente tomar el rol dinástico como parte del
culto sacramental a modo de los faraones locales,
representan un plan orquestado por los reyes ptolemaicos con el fin de cimentar una nueva sociedad,
con identidad propia y con su linaje como eje central
de este nuevo estado egipcio.
En cuanto a las teorías que se manejan sobre los
tiempos que tomaba enviar un mensaje y difundirlo,
Peter Parsons nos da una pista inicial, aunque claro,
en tiempos posteriores, bajo dominio romano. «Según los vientos, las noticias de Roma tardaban unos
veinte o veinticinco días en llegar a Alejandría, treinta
a Oxirrinco y cincuenta a la antigua capital faraónica
de Tebas, situada más al sur».
A decir de Caitlin E. Barrett, «Egipto se convirtió en
una encrucijada para todo el Mediterráneo, habitado
no solo por indígenas egipcios sino también por griegos, judíos y muchos otros. La amplia gama las redes comerciales, los intercambios culturales, los movimientos de población y las interacciones religiosas
de estos períodos proporcionan antiguos paralelos
para fenómenos modernos como la globalización, el
imperialismo y el turismo».
Es interesante rescatar este proceso colonizador
como uno de los primeros a gran escala que representó un proceso primigenio de “globalización” tal
como destaca la propia autora. Aquí se ampliaron
las fronteras culturales y comerciales (bajo un mis-
mo gobierno, eso sí), al punto de que ciudades como
Alejandría y otras urbes egipcias, presentaron una
convivencia de varios grupos étnicos que provenían
de los amplios territorios bajo dominio helénico, gracias a los procesos migratorios que se desarrollaron
durante el tiempo de estudio.
Materia prima
Una pregunta que formulamos en este artículo consiste en conocer cuál fue el proceso previo con el
que se difundían los mensajes escritos en el Egipto ptolemaico, parte de esta respuesta se empieza
a vislumbrar con las herramientas empleadas para
elaborar una carta.
Tal como resalta Ilda Panyella, «los egipcios inventaron el papiro… Entre las muchas riquezas que producía el país del Nilo, había una planta, el Cyperus
papyrus, cuya fibra, ya en las primitivas industrias
predinásticas (4000 a.C.) se utilizaba para fabricar
numerosos objetos de uso cotidiano: esteras, cortinas, calzado, cuerdas, cestos o incluso pequeñas
embarcaciones». Esto quiere decir que esta planta
jugó un rol fundamental para el desarrollo de Egipto
en la antigüedad. Con este papel, la escritura se desarrolló y permitió avances significativos en la formación de una sociedad compleja, organizada y de las
más civilizadas en su momento.
Para elaborar una lámina de papiro, los egipcios
empleaban tecnología sofisticada para tiempos antiguos. «Del tronco de la planta, que mide de 3 a 6 m.
de altura, se extraían con una fina aguja de hueso
o madera unos largos filamentos que se colocaban
paralelamente, muy juntos unos a otros, sobre una
superficie húmeda. Sobre esta capa se colocaba
otra capa de filamentos en perpendicular a la anterior. Se conseguía así una materia compacta que se
prensaba, se satinaba con cola y se dejaba secar
al sol. Posteriormente se pulía con piedra pómez y
unos pulidores fabricados en marfil. La lámina resultante era flexible y resistente y se podía enrollar con
mucha facilidad. Las capas horizontales quedaban
por la parte interior o recto y las capas verticales por
el exterior o verso. Muchas veces reforzaban las esquinas con tiras de papiro perfectamente pegadas.
Mientras el papiro estaba en blanco, se transportaba
y vendía en ‘balas’ de láminas, y una vez utilizado y
convertido en “libro” se conservaba enrollado». Cabe
resaltar que, para enrollar un papiro, se lo hacía de
forma horizontal, las dimensiones de una lámina podían tener entre 16 y 42 centímetros de largo y 40 de
ancho. Por su parte, Taco Terpstra señala que el Museo Kelsey (Michigan, Estados Unidos) tiene piezas
procedentes de la localidad de Karanis que también
nos indican los materiales que se emplean, entre los
más verosímiles consta una caja de pinturas, objeto
que pudo haberse usado por los escribas para coloEgiptología 2.0 | 33
(2040 a.C.), ya para el 1971 a.C., apareció el primer
Libro de los Muertos que representó la obra maestra
de este proceso de escritura e ilustración.
Elemento humano
El encargado de generar el mensaje inicial mediante
la redacción del texto, no era otro que el escriba, funcionario vital en este proceso; no obstante, entran en
juego objetos que tenían la finalidad de brindar protección de los papiros: jarras de cerámica, bolsas de
cuero o cofres de madera. No debe extrañarnos este
interés por la protección de los documentos, pues
los egipcios conocían a los principales enemigos del
papiro: el tiempo, la humedad e insectos como la polilla.
Carolain Arlt destaca que, por cada notaria podían
encontrarse trabajando dos o tres escribas a la vez
y que normalmente pertenecían la mayor parte del
tiempo a una misma familia, a veces padre e hijo o
entre hermanos. «La costumbre de que un hijo era el
representante de su padre antes, en la mayoría de
los casos, de convertirse él mismo en notario está
principalmente atestiguada en Tebas. En la oficina
del notario en Djeme había incluso dos familias diferentes al mismo tiempo en el cargo».
Estatua del escriba Min-nakht. Walters Art
Museum. | Wikimedia Commons.
rear rúbricas o producir ilustraciones en documentos
religiosos, su uso en el acto de escribir sigue siendo
incierto.
Una vez entendido el proceso de elaboración del papiro como materia prima esencial para la escritura,
pasamos a revisar el proceso de escritura, que parece tan simple como el hecho de tomar un pincel
y escribir, pero que, con el transcurso del tiempo,
evolucionó para tener una comunicación más eficaz.
Es así que antes de la dinastía XII (2.000 a.C.), la
escritura se realizaba de forma vertical, pero después de este periodo, vemos un estilo mucho más
similar a la escritura de Oriente, esto quiere decir,
empezando por la parte superior derecha de la hoja,
completando o continuando las ideas al margen izquierdo y así sucesivamente. Con respecto a los colores empleados, el rojo y negro eran los elegidos:
«Aunque no existían normas estrictas y cada escriba
seguía sus propios gustos, generalmente el rojo servía para los textos y datos que había que destacar.
La tinta se fabricaba mezclando cola y carbón para
el negro, y cola y ocre para el rojo». Un hito remarcable en la historia de la escritura de Egipto consiste
en la aparición de la las primeras ilustraciones que
acompañaban a los textos, que aparece con la gran
reforma administrativa y política del Imperio Medio
34 | Egiptología 2.0
Esto nos demuestra que el oficio de escriba podía
heredarse de padre a hijo y transcurrir varias generaciones; de hecho, Arlt indica que esta costumbre era
evidente desde el comienzo del período ptolemaico,
manteniéndose estas ocupaciones en el tiempo por
periodos más o menos cercanos a un siglo.
Otra particularidad que nos brinda Arlt consiste que,
dentro del contexto de Tebas, halló 47 notarios. Este
dato lo extrajo de los títulos con los que estos funcionarios firmaban sus textos. La mayoría de ellos,
por supuesto, también ocupaban cargos sacerdotales. Nechtmonthes (PP 7763) hijo de Osoroeris, que
está atestiguado como notario en un documento en
317 a. C., actuó como «escriba del sello», aunque la
lectura no es del todo segura. Harmais (PP 7704),
hijo de Sminis, firmó como «escriba del pueblo de
Tebas» en dos de los tres contratos que él suscribió
entre los años 252 y 251 a. C. Las firmas de Psenchonsis, hijo de Harnuphis, están atestiguadas en
un solo documento del 220 a. C. Primero escribió la
misma fórmula que escribieron los demás notarios,
luego firmó por segunda vez declarando que era
el representante de su padre, quien era notario del
faraón o escriba real, también da el nombre de su
abuelo que también fue escriba real como sabemos
por otras fuentes. Por lo tanto, no se da otro título a
Psenchonsis, pero sabemos que su abuelo era un
escriba real.
Un caso de escribas que no procedían de una línea
familiar, es el de Pares (PP 7781d), hijo de Plus,
quien en el 119 a.C. escribió un documento para la
notaría de los sacerdotes de Amunrasonther, no pertenece a la familia propietaria de la notaría en aquel
momento, pero era responsable de redactar los contratos en esta oficina.
Los escribas reales
Mientras que los notarios estaban adscritos a un
templo como explicamos anteriormente, los escribas
reales estaban adscritos al Estado. Arlt brinda importante información que obtuvo de la Prosopographia
Ptolemaica. En la Tebas ptolemaica temprana se documentan a nueve escribas reales desde el comienzo del período Ptolemaico hasta el 220 a.C. Es muy
probable que todos, menos uno de ellos, pertenezcan a una sola familia. Este caso particular corresponde a Peteharpres, hijo de Sminis (PP 6094), y se
analiza en la siguiente sección sobre los escribas de
Amón. también hay otro escriba real y dos representantes de escribas reales que no pertenecen a esta
familia y no se mencionan en la Prosopographia Ptolemaica, y que se describen a continuación:
Árbol genealógico de familia escriba real en Tebas. | Scribal Offices and Scribal Families in Ptolemaic Thebes, p.19.
Ahondando en detalles de esta familia de escribas y
notarios reales, queda en evidencia que la responsabilidad de llevar los registros escritos para distintas
transacciones y actividades públicas y particulares,
desde el comienzo del período ptolemaico, colocaron a esta familia en una posición privilegiada porque
le dio poderosos conocimientos y autoridad sobre
los derechos de propiedad y los impuestos. De este
modo, se pueden sacar las siguientes conclusiones
para nuestra familia de escribas y notarios reales. Ya
en la época preptolemaica, esta familia debe haber
estado entre las más influyentes y eminentes de Tebas, como indica la lista de sus títulos sacerdotales
y otros títulos de escribas. El nuevo estado ptolemaico tuvo que construir sobre estructuras previamente
existentes. A principios del siglo III a.C., los escribas
reales eran un grupo de personas que compartían
los deberes de medir y registrar la tierra. Parece
que en Tebas la mayoría de los escribas reales pertenecían a esta única familia. Empero, de acuerdo
a los datos de Arlt, esta información que se maneja
hoy, podría cambiar con el tiempo, al encontrar más
fuentes. «Dado que el cargo se hizo más importante
con el tiempo, el Estado quería evitar que una sola
familia controlara la el oficio a modo de monopolio
y, en consecuencia, una parte importante de la administración de Tebas. Curiosamente, pero tal vez solo
por accidente de conservación, el último registro de
un escriba real de esta familia data del 220 a. C.,
una época en la que los deberes de un escriba real
se ampliaron más allá de la medición y el registro de
la tierra. Es probable que el estado ptolemaico no
quisiera que un cargo tan poderoso siguiera siendo
hereditario dentro de una familia».
En resumen, se puede entender la actividad del escriba y notario con un fuerte patrón hereditario (vínculo familiar), tradición que se llevaba a cabo desde
tiempos previos al dominio lágida y que desde aquellos tiempos ya acarreaba una importante cantidad
de poder, que incluso en tiempos de los Ptolomeos
siguió creciendo, pero como la autora referida comentó en líneas anteriores, esto hizo que el propio
Estado trate de limitar el poder de las familias tradicionales en cuanto a la escribanía, algo que se cree,
en el Alto Egipto fuese aún más controlado, por la
propia cercanía geográfica en relación al poder centra.
Otros tipos de escribas eran los de Amón, que como
señala su nombre, se hacían cargo de los menesteres burocráticos, pero podría decirse que, a un
nivel más religioso, como escriba y sacerdote a la
vez. Dentro de esta línea, se pueden encontrar a
miembros de la familia tebana que analizamos en líneas anteriores y donde destaca Phibis (II), hijo de
Harnuphis (I), probablemente se remonta a mediados del siglo III a.C. y que posiblemente, a decir de
Arlt, el cargo para ese entonces se compartió con
al menos otra familia de escribas. “Una de cuyos
miembros, Peteharpres, mencionado anteriormente,
también era un escriba real. Se puede rastrear esta
familia a lo largo de cinco generaciones, hasta la trigésima dinastía. El último miembro atestiguado es
Peteharpres II (PP 5733/7582/7583), hijo de Sminis
(PP 6094), que fue escriba real, escriba de Amón y
Mes, y escriba de la tesorería de Amón, además de
sus otros títulos sacerdotales. se le puede fechar con
bastante precisión porque firmó un contrato como
testigo en 281 a. C.
Escribas de la tierra
Ursula Kaplony-Heckel dio esta denominación a
funcionarios cuyas actividades se asemejaban más
a los notarios, pero que se enfocaban en determinar los impuestos a las cosechas en función de la
calidad y las medidas de los campos. Para realizar
esta actividad, los funcionarios, muy posiblemente,
debían poseer conocimientos técnicos que involucraban el cálculo, matemáticas y geometría. Siendo
esta una vacante más especializada, dado que no
Egiptología 2.0 | 35
solo se requería leer y escribir. Los documentos que
se firman por esta clase de escribas están atestiguados desde Ptolomeo VI hasta Augusto. Una particularidad que especifica Arlt, es que, si bien los hijos de
los escribas de la tierra podrían suceder el oficio de
sus padres, esto no se consideraba una norma como
en la estirpe de notarios y escribas reales. Se daba
más apertura para que otras familias desarrollasen
la actividad.
Un tipo de funcionario adicional que se encargaba
de las actividades que hoy llamaríamos burocráticas
tenía el nombre de agoranomos. Esta plaza era una
importación netamente griega y se encargaba de redactar contratos, pero a diferencia del notario egipcio, sus documentos no necesitaban las firmas de
otros testigos adicionales al del propio agoranomo.
Otra diferencia sustancial con respecto a sus pares
egipcios consiste en que su nombramiento no era
de por vida, si no que duraba periodos temporales
como un año. En cierto sentido, parece que su poder era altamente respetado entre las autoridades en
tiempos ptolemaicos. De acuerdo a Arlt, ya existen
registros de su actividad en el siglo III a. C., pero no
jugó un papel importante en la administración antes
de mediados del siglo II a. C. luego, el número de los
titulares de cargos aumentó y fueron responsables
de un área más pequeña que antes.
Declive de las familias de escribas
Si bien es cierto que el artículo de Arlt se enfoca en el
quehacer de los escribanos y notarios en la localidad
de Tebas (localidad del Alto Egipto), no deja de ser
una radiografía que nos permite ver, con excepción
de las particularidades que posee cada población a
lo largo del extenso territorio egipcio bajo ocupación
helena, cómo se fueron desarrollando las distintas
especialidades de escribas a lo largo de tres siglos
que comprenden este periodo de estudio, incluyendo
la pérdida de poder de estas castas familiares en la
era ptolemaica.
Al comienzo del período ptolemaico, se encuentran
estructuras administrativas que ya existían en la
época preptolemaica, varias familias de escribas vigentes se remontan a la dinastía trigésima. Algunos
miembros ya tenían los mismos títulos de escribas
que en las generaciones posteriores de su familia en
el siguiente período ptolemaico, esto es consistente
con la tesis más general de que el estado ptolemaico primero tuvo que depender y trabajar con estas
poderosas familias de escribas bien establecidas,
porque no tenía otros medios. Sin embargo, en el
transcurso del siglo III, esas pocas familias podrían
haberse vuelto demasiado influyentes y el gobierno
quería cambiar dos cosas importantes: la primera
era separar las oficinas que estaban adjuntas al templo de las que estaban adscritas al estado y a limitar
el tiempo de permanencia en el cargo; y el segundo
era evitar que estas conocidas familias de escribas
egipcios dispongan de los cargos gubernamentales
de forma hereditaria como era la tradición, incluso,
llegado un tiempo, eran eliminados de estas posiciones.
Conformación de un medio de comunicación primitivo en la Antigüedad
Si tratamos de hacer una comparativa entre la concepción que tenemos de un medio de comunicación
tradicional en tiempos contemporáneos, por ejemplo, un periódico impreso y o más aún, la generación
de información por internet del siglo XXI frente a la
precariedad en materia comunicacional que existía
en el mundo antiguo, nos encontraremos con que
los puntos comunes son pocos, desde lo técnico, ni
plano de comparación. Eso sí, cuando miramos a la
esencial intención del ser humano por comunicar, allí
sabremos que en el fondo la intencionalidad tanto de
las personas de hace siglos como las generaciones
actuales, comparten la necesidad básica de comunicar e informar.
Estatua del escriba Ahmose. Archeological
Museum of Bologna. | Khruner.
36 | Egiptología 2.0
Con la evidencia papirológica hallada en Egipto, los
principios básicos de la comunicación escrita, en
este caso para confeccionar una carta en papiro, se
necesitaba tinta, un cálamo, y papiros. En tanto que,
por parte del escritor como lector era necesario con-
tar con nociones de lectura y escritura, así el proceso
de transferencia de un mensaje se haría efectivo.
En lo referente a la obtención de materia prima para
producir las cartas, Peter Parsons en su obra La Ciudad del Pez Elefante detalla que, «algunos guardaban en casa un surtido de papiros para carta (comprado en rollos y cortado en hojas sueltas) y otros
aprovechaban la parte sobrante de documentos viejos». Precisamente, los papiros de Oxirrinco en los
que Parsons basa su obra, toma como referencia
para este caso de reutilización a una carta redactada
por un tal Ptolomeo, quien solicitaba que se le compren «un par de zapatos de niña hechos con pelo
de camello», este texto corto se ubicaba en el margen de un papiro viejo, esta práctica era muy común,
pensando principalmente en la economía. En la localidad de Arsínoe, Alipio intentó borrar la tinta de
una antigua circular usando agua, no lo pudo hacer,
por lo que decidió escribir al reverso del papiro: «De
momento no he encontrado ninguna hoja limpia, así
que te escribo de esta».
Una vez que la carta era finalizada, se procedía a
doblarla varias veces, por norma, el borde derecho
quedaba en el interior, mientras que el izquierdo se
insertaba en el pliegue para que el documento quede
protegido. «El resultado era una especie de paquete
pequeño y plano, fácil de llevar encima. La dirección,
cuando la había, se escribía en la cara exterior, a
veces en dos secciones separadas por un dibujo a
tinta. Esta marca se dibujaba después de cerrar el
paquete, justo por donde pasaba la cinta (un jirón
de papiro) que lo mantenía cerrado, de modo que al
retirar la cinta quedara una franja blanca claramente
visible. Sin duda se trataba de una precaución contra
posibles manipulaciones, equivalente a la práctica
actual de firmar sobre la juntura de los sobres. Con
este sistema, se podía saber si la carta había sido
abierta sin autorización, ya que no era fácil volver a
colocar la cinta en la misma posición. Las cartas podían llevarse encima sin problemas, de una en una
o en legajos».
Principios de la comunicación escrita en el Egipto Ptolemaico
La monarquía lágida implementó medidas políticas,
culturales y religiosas con el fin de ser asimilada con
mayor facilidad en la sociedad egipcia de la época.
Para ello, apelaron a estrategias propagandísticas
que sirvieron como medios de difusión hacia la población, aquí el rol del papiro como de las estelas
fue fundamental. En el caso del presente trabajo,
nos enfocaremos en lo primero. Eso sí, como señala
José Sales: «Tampoco consideramos que la realeza
de los Ptolomeos en Egipto realizara la simbiosis de
todos los componentes ideológicos presentes en su
doble herencia cultural. Quizás eso ni siquiera fuera
del todo posible. El intento de armonizarlos, exitoso
en algunos casos, infructuoso en otros, es, sin embargo, digno de mención, ya que presupone una política racional de propaganda e ideología al servicio
de la monarquía».
Durante los tiempos en los que se enfoca el presente
estudio, aparece un personaje fundamental a la hora
de generar, mediante la cultura escrita, una nueva
identidad favorable a los monarcas Ptolomeos en el
concierto histórico egipcio. Ese es Manetón (305-246
a.C.), quien apoyó a la realeza a estructurar a Serapis como una deidad que permitiera canalizar de
forma más llevadera a la población y cultura griega y
egipcia, además de controlar al clero tradicionalista
egipcio, pues en un país con una tradición religiosa
tan amplia, iba a ser fundamental tener este control
para poseer una gobernabilidad factible. Manetón
contribuyó a la historia universal con diversas obras
que presentaron el pasado milenario de Egipto de
forma detallada gracias a sus traducciones, destaca
entre sus trabajos la Aigyptíaka (Historia de Egipto).
Una visión llamativa que hace Sales con respecto
a la finalidad de la propaganda en tiempos de los
ptolomeos es que esta siempre buscó condicionar
el comportamiento de los sujetos y qué mejor formar
de hacerlo que apoyándose en las creencias religiosas de la población para conseguir su fin. «La imagen que construyó y difundió la institución real tendió siempre hacia modelos idealizados, aun cuando,
como hemos visto en innumerables casos, se alejaron de la realidad histórica coyuntural. Más que la indivisibilidad y singularidad del poder, percibimos las
relaciones de poder basado en un sistema plural y
múltiple del cual la organización clerical egipcia es el
representante más honesto. La autoridad política en
el Egipto ptolemaico solo existía basada en el reconocimiento y admisión de esta autoridad por parte de
los sacerdotes locales. La búsqueda de legitimidad
y consenso en el ejercicio del poder por parte de los
reyes fue, por tanto, la columna vertebral de la propia
organización política». En ese sentido, cabe resaltar
que esta planificación no fue uniforme durante los
casi 300 años de dominio lágida. Siempre estaba en
transformación, propugnando distintos discursos o
valores.
Entre los tipos de mensajes que se transmitían y antes de ingresar de lleno a la interpretación de papiros,
tomamos como referencia el trabajo de Rocío García
Martínez, que al enfocarse en el segundo periodo intermedio de Egipto, detalla cómo los monarcas utilizaron la propaganda para favorecer sus intereses,
pero más importante aún, apoyar a una construcción
idílica de su imagen frente a la población (súbditos):
«El modo de plasmar esta separación entre los nuevos faraones y los anteriores gobernantes consistió
Egiptología 2.0 | 37
en representar a los faraones como individuos capaces de llevar un reino sobre sus espaldas: fuertes ante el enemigo, misericordiosos con el pueblo y
cuya palabra se cumple siempre y nunca se profiere en vano; son el ideal del legislador. Pero este no
era el único mensaje que deseaban hacer llegar al
receptor: además, en un intento por evitar revueltas
populares y conspiraciones de los cortesanos, mediante el personaje de Sinuhé en el cuento que lleva
su nombre construyen el ideal del cortesano y del
ciudadano: alguien fiel al sistema, súbdito acérrimo
del nuevo monarca y del país centralizado».
Tomando la idea y separando la situación de la utilización de la propaganda en las formas literarias
(cuentos) y que la dinastía es una diferente al estudio planteado en este trabajo, es posible hacer una
traspolación de las ideas esenciales que consisten
en ensalzar la imagen del monarca, ponerlo como
defensor y proveedor del reino, así como de proyectar una imagen de súbdito ideal, respetuoso de las
estructuras de poder de su país para que esta sea
proyectada en la población.
Sistema de correspondencia
Durante la dinastía lágida, existía una suerte de
servicio imperial de correos. Según los estudios de
Parsons, tenía estaciones de postas para garantizar
un tiempo relativamente aceptable para la entrega,
pero solo entregaba correspondencia oficial, por lo
que un particular no podía acceder a este servicio,
salvo que sea por influencias. «La administración
local tenía su propio sistema de reparto, y tanto en
las aldeas como en la metrópoli se podía contratar a
mensajeros que llevaban a su destino los informes
y las misivas privadas, gratuitamente o a cambio de
una propina».
No obstante, dicho escenario de contar con un servicio postal que funcionaba únicamente para una élite,
no implicaba un freno para el habitante común, griego o egipcio para acceder a un sistema de correos
más improvisado, menos preciso, más lento, pero
que al final, funcionaba para generar una comunicación a distancia relativamente eficaz. Para tal efecto,
se recurría a mensajeros casuales, podían ser familiares, amigos o conocidos de los correspondientes;
dado el caso, una persona pudiente podía emplear
a su servidumbre para estos fines. En el caso de los
más desposeídos, la suerte jugaba un papel trascendental al momento de enviar una carta, así quedó
documentado en uno de los papiros de Parsons que
data del siglo III a.C. «Titiano escribió: ‘como he encontrado a una persona que iba hacia dónde estás,
me he impelido a escribirte para contarte lo que me
ha sucedido. Estuve en cama mucho tiempo por una
enfermedad que no me permitía ni caminar. Cuando
la enfermedad remitió, empezaron a supurarme los
38 | Egiptología 2.0
ojos y tuve tracoma y muchos dolores en otras partes del cuerpo, y han estado a punto de operarme,
pero doy gracias a Dios».
Comentábamos en líneas anteriores que en los sistemas de correspondencia del Egipto ptolemaico
era una práctica común el ingreso de la dirección
del destinatario, pero cuando el mensajero conocía
a este último, la dirección nada más quedaba como
una formalidad, pero en otros casos, se podían encontrar detalles de una dirección que eran complejos, quizás por la dificultad para darse con la locación
exacta del receptor. Por ejemplo, un oxirrinquita que
viajó a Hermópolis con el encargo de entregar unas
cartas de parte de Rufo necesitó indicaciones precisas: «Desde la puerta de la luna, sigue caminando
como si fueras hacia los graneros y luego toma el primer callejón a la izquierda, por detrás de los baños…
Continúa en dirección oeste. Baja unos escalones y
luego vuelve a subir… luego dobla a la derecha y
después del recinto de Hermes, a la derecha, verás
una casa de siete plantas que en lo alto de la torre
tiene una estatua de la fortuna y justo enfrente, una
cestería. Pregunta a los de la cestería o al portero y
ellos te informarán. Pega un grito»
Este tipo de mensajes solían ser respondidos con
inmediatez, considerar que estos mensajes no eran
escritos o respondidos directamente por el emisor o
receptor por el analfabetismo que era importante en
aquellos tiempos: «Me ha alegrado recibir tu carta y
saber que estás bien: De las dos tinajas de jabón que
he enviado, dale una a Harpocratina, porque acabo
de recordar que me lo pidió cuando me marchaba’.
Haz que alguien le lea esta parte de la carta para que
no piense que he sido negligente».
Prácticas comunes en los papiros epistolares
desde la política y vida pública
Durante el tiempo que la dinastía lágida gobernó
Egipto se presentaron significativas particularidades
en cuanto a la forma de hacer llegar los mensajes,
sea de forma masiva o más focalizada, según el interés que existía. William Clarysse indica que:
«Los papiros se dirigen a una audiencia limitada (ya
sea una sola persona en cartas o contratos, o grupos de personas en documentos administrativos)
durante un período limitado (que va desde una invitación a una cena), en un día específico a documentos dirigidos a varias generaciones para la venta de
una casa). Las inscripciones son para todos y para
siempre… Las inscripciones oficiales a menudo se
colocaban en ocasiones ceremoniales…, mientras
que los papiros reflejan el día a día (rutina) de la administración».
Por lo que detalla este autor, el papiro no era empleado, al menos, explícitamente, para diseminar
mensajes de tipo masivo, para este último propósito,
quedaban las inscripciones talladas que sí eran empleadas como promotores de información a una escala mucho mayor y popular, además, como ya veremos más adelante, en cuanto a las cartas civiles en
las que el ciudadano de a pie presentaba interacción
escrita con otra persona, tampoco se observaban intercambios de opiniones o algo semejante con respecto a los acontecimientos sociales o políticos que
pudieran presentarse, posiblemente no se conservaron, eran indiferentes a estas situaciones o quizás
existía temor a que estas cartas fueran leídas por un
tercero y quizás esas opiniones pudiesen traer represalias. Sea como fuere, queda en evidencia que
el uso del papiro en carta tenía preferentemente un
uso de comunicación más cerrado entre emisor y receptor o pocos receptores, no tanto destinado a un
uso masivo.
De todas formas, existían convenciones que se empleaban a nivel de las comunicaciones que manejaban los miembros de la realeza y que eran patrones
que se replicaban en otros medios de difusión como
inscripciones o estelas. Los monarcas de la dinastía
lágida presentaban apodos o patronímicos que evocaban a sus padres.
Según el historiador Pausanias se podía encontrar
documentación en la que, por ejemplo, se mencionaba a un tal Ptolomeo como «hijo de (otro) Ptolomeo»
y su esposa. Según José Sales, hay varios ejemplos
de este tipo, como el decreto de Canopo que consagra: «Dado que el rey Ptolomeo, hijo de Ptolomeo y
Arsinoe, dioses Adelfos y que la reina Berenice, su
hermana y esposa, los dioses Benefactores».
El esquema presente en el decreto de la piedra de
Roseta se asemeja al anterior: «Desde que reina el
faraón Ptolomeo V Epífanes, el eterno, el amado de
Ptah, el dios Epífanes Eucaristos, el hijo del rey Ptolomeo IV Filopator y la reina Arsínoe III, dioses Filopatores...».
Otro ejemplo del énfasis dinástico y con estado divino de los ptolomeos se presenta en una carta (115
a.C.) emitida por Cleopatra III y Ptolomeo IX Sóter II
para los sacerdotes de Elefantina: «La reina Cleopatra III y el rey Ptolomeo IX a los sacerdotes de
Elefantina que celebrar el culto de Khnum Nebieb,
los dioses Adelfi, los dioses Evérgetas, el Dioses filopáticos, dioses de la Epifanía, dios Eupator, dioses
filomectores, del dios Neos Filopator, del dios Evérgeta, de los dioses Filometores Sóteres... ».
Con este testimonio escrito, demostramos cómo
dentro de las comunicaciones que podían ser
privadas (cartas) o hasta en comunicados de difusión
general, no olvidar que los Ptolomeos empleaban,
para nombrarse, calificativos relacionados a su pasado, antepasados y hasta su relación como dioses,
con la intencionalidad implícita de estar relacionados
con la deidad, buscando afianzar su autoridad ante
la población con esta construcción social de aura divina.
Prácticas comunes en los papiros epistolares
privados
Las cartas conservadas en los distintos yacimientos, principalmente los correspondientes al interior
de Egipto, alejados de las costas o márgenes del río
donde la humedad hizo su trabajo, presentan, bajo
un análisis e interpretación adecuado, un escenario
ideal para reconstruir una mirada al pasado por medio de autores que desaparecieron ya hace siglos y
que quizás sin su testimonio perdurable, no se habría
conocido acerca de ellos ni sobre lo que pensaban.
La visión que presentamos a continuación, se aleja
de los grandes personajes, reyes o héroes militares
y se asienta en las necesidades, sentimientos, negocios y hasta reflexiones de aquellos seres humanos
del pasado del que no se habla comúnmente en los
textos de historia.
El historiador Peter Parsons resalta que «la correspondencia epistolar desempeñaba un papel muy importante en la sociedad antigua. Escribir cartas era
uno de los principales deberes hacia los amigos y
conocidos, así como una herramienta esencial de los
negocios y la administración. Desplazarse era difícil
y a menudo arriesgado (recorrer ochenta kilómetros
por carreta o por vía fluvial era toda una aventura
que exigía dos días de viaje). A la correspondencia
se la consideraba equivalente al contacto personal».
El autor también destaca, de forma general, que en
las cartas se pretendía, mediante usos gramaticales,
reforzar la impresión de intimidad. El redactor describía su contenido en tiempo pasado, «adaptándose al punto de vista del lector; es decir, no escribían
“hoy voy al mercado”, sino “hoy fui al mercado...” Los
más oficialistas fechaban los mensajes, pero la mayoría de los correspondientes no se molestaban en
hacerlo, lo cual contribuía a crear la sensación de
estar manteniendo una comunicación inmediata e
informal».
Un importante apartado dentro de las cartas epistolares corresponde a las pertenecientes a los negocios, pero estos documentos mientras eran transportados por los mensajeros podían sufrir pérdidas,
manipulaciones, deterioros de todo tipo, etc. Así que,
como regla general, pero muy particularmente para
las epístolas de tipo comercial o legal, el garantizar
su autenticidad era de suma importancia, así que se
recurría el empleo de sellos (también se podían falsificar), por lo que también se podía emplear como
filtro adicional de seguridad algún símbolo que solo
era conocido por las dos partes. Como es natural, el
ámbito en que más se empleaba este tipo de cautela
Egiptología 2.0 | 39
era en las de las transacciones financieras. Así lo
demuestra el papiro 42.3004 del archivo de Oxirrinco en el que un tal Sinpsansneo le escribe a su hijo
Leónides: «Te ruego que transfieras a tu pueblo del
nomo oxxirrinquista, para Aurelio Heracleides, hijo
de Quefalón el pollero, que vive en la misma calle
que nuestro hermano Leónides, novecientos dracmas de plata en moneda imperial, por los que recibí
una cantidad equivalente a novecientos dracmas en
total, aquí en la aldea de Sesfta, pero que no le había devuelto. Incluyó como signo el hecho de que te
ayudé a cargar trescientas prendas de lino cuando
te embarcaste con Alejandro, el tejedor. Esta nota de
crédito es vinculante y es la respuesta a la petición
formal que reconozco haber recibido».
Otro acápite a rescatar en las cartas epistolares de
los habitantes particulares, consiste en lo que hoy
podríamos llamar estudios de género, en el que,
trabajos como el de Amaia Goñi Zabalegui que ha
profundizado en este tipo de trabajos, el que resalta que, aunque las cartas enviadas a mujeres corresponden principalmente a un entorno familiar o
de matrimonio que por sus características sería de
tipo íntimo, también habría tenido participación en
sitiales más públicos. «El estudio papirológico presenta fuentes más sólidas a la hora de interpretar
la situación de las mujeres en las sociedades antiguas. De esta forma, la posición social de éstas
aparece definida en términos legales principalmente
a través del matrimonio, la herencia y la necesidad
de un representante legal en las diversas tradiciones
jurídicas... En particular, dada la preeminencia de
mujeres grecoegipcias entre las cartas, la situación
y las experiencias de éstas se enmarcan dentro de
las normas que establece el derecho... Entre ellas
destacan la potestad otorgada a la madre, el reparto
igualitario de la herencia y el carácter arraigado de la
tutela femenina en la tradición local». Esta situación
del enfoque de la vida doméstica como eje principal
en la correspondencia que se constató como emitida por mujeres en la sociedad ptoleamica, se alinea
con los estudios que habría realizado a inicios del
siglo XX la reconocida investigadora italiana María
Mondini.
Según la evidencia papirográfica de los archivos
de Zenón, Oxirrinco o Elefantina, hay fórmulas gramaticales que se presentaban como norma general
cuando se trataba de negocios o salutaciones de tipo
amistoso o de sentido de pesar. «El inicio más habitual era “X a Y: saludos” y el final, “Adiós” es literalmente “ten fuerza”, es decir “que vaya bien”. Estos
formulismos se remontan a mucho tiempo atrás, al
siglo IV a.C. e incluso antes. Originalmente el inicio
era “X dice a Y que se alegre”; en realidad, la carta
decía por escrito lo mismo que el autor diría cara a
cara: “¡Alégrate!”. Más tarde, hacia el siglo III a.C.,
se abandonó el “dice a”, quedando una frase más
40 | Egiptología 2.0
breve… Por ejemplo, en las cartas de pésame era
habitual sustituir el “alégrate” por un ‘‘ten animo” y
el “que vaya bien” por un “me despido”». (Parsons,
2009: 241). Otro apunte importante es que, a pesar
de la bibliografía investigada, no se ha encontrado
evidencia de que la escritura de tipo epistolar se enseñara en las instituciones educativas de la época,
por lo que, posiblemente la estructura básica de redacción con las normativas evidenciadas en este trabajo se heredaran por transmisión generacional y de
manera informal.
Grosso modo, Parsons hace una importante aclaración en el trabajo de lectura e interpretación de los
papiros. «La mayor parte de las cartas se en la supervivencia diaria y se centran en el asunto tratado.
Son concisas y algunos temas brillan por su ausencia. Por ejemplo, se relataba la llegada a otra ciudad,
pero no describen escenas turísticas; a veces se
mandan para pedir libros, pero no hablan de literatura. Cuando los papiros se refieren a grandes acontecimientos de la historia, lo hacen desde el punto de
vista de los pequeños intereses particulares».
A continuación, presentamos un análisis de diferentes archivos que almacenan cartas de distintas
regiones de Egipto, con distintos autores, pero que
están relacionadas por pertenecer al periodo en el
que los Ptolomeos gobernaron Egipto y que dejan
sentado el desarrollo de un proceso comunicacional
complejo, que permitía la transmisión de ideas a kilómetros de distancia.
Papiros de Zenón
Los papiros de Zenón datan del siglo II a. C., estos documentos reposan en el archivo fotográfico
del museo de El Cairo. Sus temáticas son variadas,
pero su patrón común es que corresponden a los ciudadanos de a pie durante el Egipto ptolemaico. Las
cartas datan entre el 266 y 254 a. C., con una cantidad aproximada de 812 registros. Para estudiar cada
documento, usamos la identificación con la que se
catalogó a cada uno de estos en el propio museo de
El Cairo. Estos archivos se encontraron a finales del
siglo XIX por parte de unos habitantes en la localidad
de El Fayum.
Los textos suelen ser cortos, no presentan introducciones, salutaciones o cierres con despedidas o presentando respetos ni agradecimientos, simplemente
se hace mención a lo que se quiere comunicar en
el papiro de forma directa, pero sí está presente el
apartado con el remitente, no así con el destinatario.
Sobre estas cartas, William Claryse expone además
que «el formato sigue el de otros papiros del mismo
período, es decir, cartas escritas a lo ancho contra
las fibras que cubren longitudinalmente la altura del
rollo en el período ptolemaico temprano; cartas escritas en papiros angostos a lo largo de las fibras que
Fragmento de una carta en papiro sobre cuestiones fiscales del Archivo Zenon. National Archaeological Museum,
Athens. | Tilemahos Efthimiadis.
cubren de arriba a abajo la altura del rollo».
P.Cair.Zen. 1 59034 (Petición de Zoilos a Apollonios)
Esta carta escrita por un tal Zoilos es datada del año
257 a.C., tiene una dimensión de 30x31.5 cm. El autor que residía en el extranjero, relata cómo había
recibido la orden del dios Serapis para navegar hacia
Alejandría e informar a Apolonios que debía construirse un templo en el barrio griego de la ciudad.
Tras rechazar la tarea, Zoilos contrajo una peligrosa
enfermedad, luego de superarla, prometió obedecer
las órdenes del dios. Cuando Zoilos finalmente llegó
a Alejandría, en lugar de comunicar el mensaje, habló con Apolonios sobre otro asunto, como resultado, el infortunado autor, recayó de su padecimiento.
Ahora le escribe a Apolonios relatando toda la historia y rogándole que le proporcione los medios para
construir el templo.
Papiros de Elefantina
Este nombre corresponde a un conjunto de archivos
que fueron encontrados en la isla de Elefantina, en el
Alto Egipto, estos documentos en su mayoría datan
entre el 495 y 399 a. C., pero también hemos encontrado, según el registro fotográfico del museo de El
Cairo un total de 5 muestras digitalizadas que van
desde el 282 a. C. hasta el 222 a. C. Dichas cartas
hablan de temas referentes a negocios particulares.
Papiros de Enteux
De acuerdo al repositorio digital del museo de El Cairo, se presentan 11 papiros que van desde el 222 a.
C. hasta el 218 a. C, los temas que tratan tienen que
ver con ajustes de cuentas, reclamos relacionados a
negocios o temas legales.
Restos del papiro P.Cair.Zen. 1 59034.
| Archivo fotográfico del Museo de El Cairo.
Papiros de Fayum
Según un artículo publicado en el New York Times, los
papiros de Fayum hasta antes de 1870 eran comercializados en las tiendas de El Cairo como antiguos
documentos griegos, cuyas fuentes se desconocían.
Luego de un amplio proceso de investigación, se
supo que los papiros provenían de Fayum.
Papiros de El Hiba
En los períodos griego y romano, El Hiba se conocía
como la ciudad griega de Ancyropolis, cuya necrópolis parecía haber sido utilizada por varias comunidades cercanas (Wenke 1984, 8). En este sitio se han
Egiptología 2.0 | 41
Un documento de los papiros de Elefantina, que solicita la reconstrucción de un templo judío en Elefantina y Papiro
de Oxirrinco (P. Oxy. I 29) que muestra fragmentos de los Elementos de Euclides. | Wikimedia Commons.
42 | Egiptología 2.0
realizado hallazgos de textos en papiro, que datan
de mediados del reinado de Ptolomeo II hasta el siglo II d. C., varios de estos remanentes también han
sido digitalizados en el repositorio del museo de El
Cairo.
Papiros de Oslo
El archivo fotográfico corresponde a la Universidad
de Oslo y presenta una colección original de papiros
adquiridos entre 1920 y 1936. El repositorio digital
incluye un conjunto de fotografías en blanco y negro de gran formato tomadas por Adam Bülow-Jacobsen. Las imágenes en color de alta resolución de
los papiros de Oslo están disponibles en el sitio web
del Sistema Electrónico de Papiros de Oslo (OPES).
Como visión general, estos documentos corresponden a las últimas décadas del primer siglo a. C. y los
primeros d. C.
Papiros de Oxirrinco
Los llamados Papiros de Oxirrinco (Oxyrhynchus papyri) son un grupo numeroso de manuscritos descubiertos desde 1897 por los arqueólogos Bernard
Pyne Grenfell y Arthur Surridge Hunt en un antiguo
vertedero de basuras cerca de Oxirrinco (Oxyrhynchus, actual El-Bahnasa) en Egipto. Previamente,
ya en 1882, arqueólogos británicos comenzaron las
excavaciones arqueológicas en la zona de Oxirrinco y descubrieron ese gran vertedero. El proceso
de categorización de los papiros de Oxirrinco puede
decirse que ha durado más de un siglo, se han compilado varios tomos, uno de los últimos de 2008 y
presentan datos muy importantes de las sociedades
helénicas y romanas en Egipto, así como el paso de
etapas posteriores en la región con el protocristianismo y la época bizantina. Las temáticas tratadas en
los documentos van desde obras literarias, estudios
astronómicos y papiros epistolares.
Contabilización de información
En las bases de datos verificadas encontramos 147
archivos que contienen 5.815 documentos que corresponden al periodo entre el 323 y el 30 a.C. Para
la contabilización de la información creamos una
tabla estadística, donde consolidamos los registros
tanto del repositorio de Trismegistos como del Archivo Fotográfico del Museo de El Cairo (A.F.M.C.).
Empleamos columnas que nos facilitaron el rescate
de información estadística (nombre del archivo, lengua/escritura, tipo de contenido, material, rango de
años y número de textos por archivo). Para efectos
útiles de la información requerida para este artículo
de investigación, generamos tres gráficos de pastel
que presentan información cuantificada sobre la escritura, contenido y material de la publicación. Las
estadísticas que presentamos a continuación están
basadas en los datos que nos proveen los archivos o
Papiro 62. Universidad de Oslo.
| Wikimedia Commons.
repositorios, mas no de los documentos individuales
o sueltos, debido a su elevada cantidad.
El primer gráfico hace mención a la escritura, hallamos que la mayoría de escritos están en griego. En
total son 80 que representan el 54%, también hay
archivos que presentan 47 tanto en demótico como
griego (32%), en menor medida están 19 ficheros en
demótico (13%) y solo 1 en hierático que corresponde al templo de Heliópolis.
En cuanto al tipo de contenido, los predominantes
son los textos de tipo oficial (pago de impuestos,
sanciones, disposiciones a personal, conflictos legales de interés administrativo). En total son 83 archivos que representan un 56% del total, le siguen los
escritos de tipo privado que son 59 (40%) y finalmente las publicaciones de tipo religiosos, provenientes
de templos, siendo tan solo 5 (3%).
Referente a los materiales preferidos para realizar la
escritura a modo de comunicación, tenemos que el
predilecto, con amplitud, es el papiro con 129 archivos (88%), de lejos queda la cerámica (ostraca) con
6 (4%), los que dividen el papiro y la cerámica son 6
(4%), ficheros que contienen papiro, cerámica y madera son 3 (2%), nada más papiro y madera, 2 (1%);
quedando al final el empleo de hueso o cerámica con
un solo un archivo (1%).
Queda en evidencia que el proceso de helenización
sufrido por Egipto durante el reinado de los Ptolomeos fue vertiginoso, o al menos eso pretendió ser,
considerando que, en un espacio de 73 años (323
Egiptología 2.0 | 43
a. C.-250 a. C.), cuando asumió Ptolomeo Soter I la
regencia como el primero de su estirpe hasta Ptolomeo II Filadelfo, tenemos 31 archivos, de los que:
16 están escritos en griego, 9 están divididos entre
griego y demótico, mientras que tan solo 6 archivos
están íntegramente en demótico. Estos valores nos
indican que los gobernantes en primer lugar tuvieron
que emprender un plan masivo de alfabetización y
que el soporte en los tradicionales escribas fue fundamental para desarrollar este proceso. Los datos
reflejan que el despliegue realizado por las primeras
generaciones de Ptolomeos para intentar ganarse la
confianza de sus súbditos y hacer de Egipto una nación más gobernable en términos de asimilación cultural, representaba sin duda una de sus prioridades.
Conclusiones
En el presente trabajo hemos examinado, si no de
forma completa, sí en un nivel acertado, el rol que
tuvieron las comunicaciones (con sus mecanismos y
posibilidades) durante el gobierno de la dinastía lágida en Egipto. En primer lugar, resaltamos que, en
los repositorios digitales consultados, encontramos
gran cantidad de documentos escritos sobre papiro,
también existen registros de óstracas en cerámica
o caliza, pergaminos y tablillas, pero el enfoque de
nuestro TFM es para los primeros. Este dato de simple comprobación, da a entender que el uso de dicho
recurso fue empleado, quizás no de forma masiva,
pero sí fue extendido entre la población que estaba
en capacidad de escribir o de costear un redactor.
Por otra parte, queda desestimada la hipótesis planteada sobre el empleo de la correspondencia de papiro como un tipo de medio de comunicación masivo,
entiéndase este término como la transmisión de un
mensaje destinado a una multitud, que, en el contexto de la Antigüedad, puede ceñirse a una o varias
comunidades a las que se disponga la emisión de
información por parte de un ente de poder. Con esta
premisa, el empleo del papiro, en base a las evidencias encontradas tanto en fuentes primarias como
secundarias, no nos revelan la posibilidad de su uso
a modo de hojas volantes o panfletos manuscritos,
circunstancia que hemos visto en sociedades posteriores a la de este estudio que, a partir del siglo
XV de nuestra era empezaron a usar este recurso,
claro, con el respaldo evidente de la imprenta que
facilitaba la producción de documentos replicados
para una fácil difusión. Este último elemento no existía en las sociedades antiguas, que quizás como hipótesis, pudieron valerse de personas con el oficio
de copiadores, pero no hallamos evidencia alguna
de que esto se haya presentado en el Egipto Ptolemaico. Sabemos que, dentro del propio oficio de
escribas se podían copiar documentos, aunque de
forma limitada y presente nada más en los trámites
legales o burocráticos, tal como lo evidenciamos con
44 | Egiptología 2.0
el papiro «P.Cair.Zen. 1 59003» que es un duplicado
de un acuerdo de compra y venta.
Cabe resaltar que un trabajo como copiador en la
Antigüedad para generar panfletos que transmitan el
mismo mensaje pudo ser una tarea de suma complejidad, porque tendría que emplearse un capital
humano importante para producir la comunicación
en un tiempo relativamente aceptable en cuanto a la
producción de copias para luego transportarlas y distribuirlas en los lugares requeridos, implicando una
logística compleja. En resumen, no era imposible
hacerlo, pero no hallamos evidencia alguna de que
se realizó así, ni siquiera de algo similar. Empero,
una alternativa que sí existía en Egipto para generar
material de difusión masiva eran las propias inscripciones o monumentos. Así lo plantea Rocío García
Martínez cuando se refiere a su cultura propagandística: «Tanto la literatura como la escultura fueron
de la mano ante los intereses propagandísticos encabezados por diferentes soberanos del Reino Medio egipcio. Buscaban apelar a la memoria colectiva
reciente del pueblo con el único fin de crear la imagen nueva del soberano ideal, intentando alejarlo de
otros monarcas anteriores… reflejando el paradigma
de ciudadano y cortesano ideal, sumiso y fiel al régimen». Es cierto, García se refiere al Reino Medio,
pero al parecer, este comportamiento fue adoptado
por monarcas muy posteriores, como el caso de los
Ptolomeos, así lo indica José Sales: «La propaganda
real lágida siempre trató de condicionar el comportamiento de los sujetos. En este sentido, la imagen
que construyó y difundió la institución real siempre
ha tendido modelos idealizados, incluso cuando,
como hemos visto en innumerables casos, se alejaron de la realidad histórica coyuntural». Es decir, la
historia de Sinhué de una u otra forma pervivió en el
imaginario de poder egipcio, incluso en tiempos de
los Ptolomeos.
En todo caso, al punto que queremos llegar es que
las posibilidades del papiro a nivel de correspondencia como herramienta comunicacional y propagandística por parte de la monarquía lágida queda
bastante relegada, incluso las monedas fueron preferidas para este fin: «La arquitectura sucede a la
moneda, es decir, la propaganda ptolemaica utiliza
diferentes medios, en función de sus propósitos y
necesidades. Las monedas muestran preferiblemente simbología helénica».
Sobre la epístola como medio de comunicación se
empleaba, generalmente, con un fin y objetivo muy
puntual. Los principales componentes que estaban
detrás de un papiro escrito, desde el punto de vista
comunicacional, eran: el escritor (un emisor); el receptor, que era uno (quizás extensible a un pequeño
grupo) y el intermediario (mensajero), que fungía del
rol del cartero, transitando largas distancias para en-
tregar su correspondencia. Este último tenía dos categorías claramente diferenciadas, el primero era el
mensajero real (solo funcionaba para las élites en la
sociedad ptolemaica) y el recadero informal (normalmente un conocido, amigo o persona que a cambio
de dinero podría llevar la carta a su destinatario).
Con respecto a los contenidos de las correspondencias, como pudimos ver en el desarrollo de este trabajo, no presentan temáticas de interés público, al
contrario, en las inscripciones sí se puede apreciar
un contenido que puede considerarse como público y
por ende accesible a la población general alfabetizada. Por lo general, en estas inscripciones se destaca
que tal monumento es obra de tal autoridad o rey, o
que determinado comunicado obedece a un reconocimiento por cierto logro militar o político de una autoridad, etc. A modo de ejemplo, esta traducción hecha por Amela Valverde de una inscripción que data
del 127 a.C., procedente de Delos, demuestra, una
vez más, esta gran diferencia de contenidos entre
el papiro y la inscripción: «Los Romanos, armadores y negociantes, quienes, durante la conquista de
Alejandría, han experimentado los beneficios del rey
Ptolomeo, dios, Evergetes, (consagran) a Apolo (la
estatua) de Lochos, hijo de Callimedes, pariente del
rey Ptolomeo y de la reina Cleopatra, en reconocimiento de su mérito y de su merced para con ellos»
(Valverde, 2005:140). Contenidos como este, no se
distinguen en los papiros estudiados que tratan temáticas, por así decirlo, más mundanas y ordinarias
o no tan solemnes.
En segundo lugar, las temáticas de las epístolas estudiadas pertenecen en su mayoría a mensajes personales, oficiales (medidas de gobierno, órdenes,
pago de impuestos, litigios legales) y negocios. Las
cartas personales contienen, desde el punto de vista particular, un mapa muy completo para conocer
cómo pensaban los ciudadanos de a pie acerca de
los temas más banales y cotidianos de su vida.
Casi no hablan de los grandes monarcas, militares o
políticos de su tiempo, simplemente se enfocan en
su día a día. Estas personas pedían ayuda, enviaban
notas de pesar, saludaban a sus conocidos o seres
queridos, informaban que su ausencia se debía a algún problema de salud o un viaje imprevisto; no obstante, los que más resaltan son las cartas de amor y
también de reclamo por la falta de afecto o extrañar
a la pareja distante. Aquí se capta en definitiva que
las emociones, aquellos instintos básicos del ser humano se han mantenido durante miles de años y perduran hasta hoy, sin importar cuánto ha avanzado la
ciencia, la tecnología o los esquemas sociales.
En el sentido práctico de redacción de las cartas, se
evidencia que son concisas y no ahondan demasiado en detalles, por ejemplo, si por suerte se nom-
bra a un gobernante Ptolomeo, no se encuentran
líneas que traten sobre alguna opinión política que
haga mención a su gobierno o persona. Eso sí, de
forma ocasional se puede escapar una suerte de sátira como la que nos traduce Montserrat: «Apión y
Epimas comunican a su muy querido Epafrodito: “Si
nos dejas sodomizarte sin protestar, dejaremos de
pegarte palizas… si nos dejas sodomizarte”»
En tercer lugar, los mensajes que se enviaban a
modo de correspondencia carecían de la inmediatez
de la que gozamos hoy. Además, no era del todo seguro que la comunicación llegue a destino, podía ser
robada, dañada por los factores climáticos (como la
lluvia) o ser extraviados por la persona que la transportaba. La comunicación podía presentar, con frecuencia, interrupciones en su flujo básico (emisor,
canal, receptor y mensaje), haciendo que los documentos queden sin contestar, generando una sensación de incertidumbre en el usuario, situación que lo
exponía a la epístola como un medio de comunicación falible en buena medida.
El proceso de extracción de datos fue una tarea difícil, dada la enorme cantidad de información presente
en las bases de datos y repositorios digitales. Sin
embargo, mediante filtros empleados según el rango de años, temáticas tratadas en los documentos,
material utilizado para presentar la información (papiro) e idioma, obtuvimos detalles que presentan, a
modo de mapeo general, información reveladora: el
86% de los archivos encontrados tenían escritos en
griego antiguo compartiendo espacio con documento en demótico; empero, el 54% están escritos en su
totalidad en la lengua de Alejandro. Dicha situación
indica la revolución cultural y social casi inmediata
que generó la llegada de los helénicos que, con el
ascenso de Ptolomeo Soter I al poder impuso su cultura en el mundo egipcio al punto en que el ciudadano autóctono, no solo los colonos, aspiren a nuevas
oportunidades al emular o adoptar lo helénico.
En cuanto al elevado número de documentos de tipo
oficial (burocráticos) presentes en todos los archivos
revisados (56% del total de temas que trataban los
escritos), demuestra cómo estos monarcas se apoyaron en los milenarios escribas para fortalecer y terminar de establecer su status quo en Egipto mediante mecanismos que eran empleados por ellos para el
control de la riqueza mediante la exitosa maquinaria
recaudadora de impuestos y el empleo de la religión
como factor socializador unificante a través de sus
campañas al sincretismo que tuvo su cénit en Serapis, la deidad impulsada por Ptolomeo Soter I como
émbolo de unidad y aceptación en la muy religiosa
sociedad egipcia de aquel entonces.
Para terminar, mencionar que el objetivo principal se
cumplió, quedó claro que la importancia que tuvieron
Egiptología 2.0 | 45
las cartas epistolares en el periodo de estudio fue superlativa. Es decir, las comunicaciones fueron el nexo entre los lágidas que hallaron en la materia prima autóctona por excelencia, el papiro, una herramienta vital en el
proceso de helenización de la sociedad local; empleando el griego en sus textos e impulsando a la sociedad a
escribir de esta forma o en todo caso a costearse un redactor o escriba para hacer el trabajo. En términos de
gobernabilidad, la correspondencia puede considerarse uno de los pilares trascendentales para la permanencia
en el poder de los Ptolomeos por cerca de tres siglos, pues se podían comunicar mensajes desde niveles altos,
medios y bajos, con un sistema de correspondencia relativamente eficaz para su tiempo, siendo un complemento implícito para los elementos propagandísticos que se emplearon (monumentos, epígrafes, tablillas o dinero).
Bibliografía
Sobre el autor
Arlt, C. (2011): “Scribal offices and scribal families in
Ptolemaic Thebes.” Perspectives on Ptolemaic Thebes, pp. 17-34
Patricio Vega es periodista e historiador que ha trabajado más de 10 años en distintos medios de comunicación de Ecuador, además de estar involucrado en
proyectos de investigación en materia de Historia de
la Comunicación.
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46 | Egiptología 2.0
Tiene una maestría en Periodismo en la Universidad
de las Américas (Ecuador) y otra en Mediterráneo Antiguo con la Universidad Abierta de Cataluña (España).
Enlaza con el autor
pavega77@gmail.com
Historia
Julio López Saco
País de Punt. Entre el mito
y la realidad histórica
Relieve que describe la llegada de la expedición egipcia al país de Punt en la época de Hatshepsut.
Templo de Hatshebsut, de Deir el-Bahari. | Hans Bernhard.
E
l relato egipcio conocido como Historia del marinero náufrago, escrito hacia 2150 a.e.c., cuenta
los pormenores de un viaje a una localidad, o país,
de nombre Punt. En la historia, recogida en el Papiro
de Leningrado y escrita en hierático, se refiere la presencia de diversas mercancías así como ofrendas
destinadas a las deidades. En particular, se mencionan olorosas maderas, incienso, frutas, marfil, aves
exóticas, pescado y hasta una enorme serpiente.
El relato, cuyo autor es un escriba, Ameny hijo de
Amenaa, narra historias dentro de otras. Se detalla
la experiencia vivida por el náufrago, incluyendo su
soledad y temores, en especial el miedo a fallecer en
un país extranjero. La historia comienza con un príncipe que ha sido enviado en barco a comerciar con
un lejano país. Su misión fracasa y teme enfrentarse
al faraón.
Uno de sus ayudantes le relata lo que le aconteció
tiempo atrás, al regreso también de un periplo comercial. Le dice que el navío en el que viajaba se
hundió en el transcurso de una tormenta, aunque él,
aferrado a un madero flotante, alcanza una isla. En
tierra halla lo necesario para sobrevivir (alimentos,
agua y refugio). Sin embargo, también se encontró
de frente con una sierpe gigante con la que inició un
diálogo, explicándole su desgracia. El ofidio, por su
parte, le detalló que toda su familia había perecido al
caer una estrella en la isla, incendiándola, y que ella
era el señor de Punt.
El reptil le adelantó que en unos meses un barco
egipcio lo recogería llevándolo de vuelta. Al llegar
la nave egipcia, le entregó presentes tanto para él
como para su soberano, a cambio de una promesa
y única condición: que hablase bien de él ante el faraón. Ya embarcado, el náufrago pudo observar perplejo como la isla desaparecía debajo del mar.
Cuando arribó a Egipto le entregó al faraón los regalos, que consistían específicamente en colmillos de
elefante, marfil, incienso, babuinos y maderas olorosas, cumpliendo su promesa de hablarle bien de
la serpiente que era el gran señor de Punt. El rey
Egiptología 2.0 | 47
premió al marinero, convirtiéndolo en su asistente y
entregándole siervos. La historia tenía la intención
de aleccionar al príncipe, convertido en un emisario
comercial fracasado, de que las circunstancias son
cambiantes. El príncipe cree, sin embargo, que nada
ni nadie le salvará.
Este relato es una de las fuentes literarias que avanzan la existencia de un enigmático país, Punt (a veces denominado también Terrazas del Incienso o
Tierra del Dios) con el que Egipto entra en contacto
comercial, perdurando la relación durante algo más
de un milenio.
La tradición egipcia había de un país al oriente de
Egipto, lugar del hogar de la diosa Hathor (conocida
como la Dama de Punt) y también morada de Ra
en la tierra, desde donde al amanecer el dios solar
se erguía para iluminar el mundo. Se refería a un
país exótico, país de los perfumes, un territorio del
que procedían el oro, la madera de ébano, la mirra,
la malaquita, el árbol del incienso y demás materias
aromáticas que se empleaban profusamente en los
cultos religiosos.
Los egipcios nombraban tal país como ta-netcher,
tierra de la deidad, un lugar de riquezas sin parangón, que hoy es, irónicamente, una zona bastante
deprimida y pobre. En términos generales, los antiguos textos egipcios utilizaban con frecuencia la expresión ta-netcher como referencia de los sitios no
gobernados por el faraón y que, además, no conta-
ban con un gobernante decidido y fuerte. Estaba, en
consecuencia, en contraposición con las designadas
como regiones bajo la mano divina.
El nombre de este país, Punt, era ya conocido desde
la época del Reino Antiguo. En la Dinastía IV pervive
una mínima constancia documental que asevera que
uno de los vástagos del faraón Keops (2589-2560
a.e.c.), tenía a su servicio un esclavo procedente de
la mítica tierra del Punt. Hay constancia de que el rey
Sahura, faraón de la Dinastía V, había organizado
una expedición a la región en el siglo XXV a.e.c., la
misión más antigua de la que se tiene registro histórico, con la finalidad de traer a Egipto ébano, electrum
(aleación de plata y oro), mirra, malaquita y ébano.
Hubo otras expediciones organizadas a este lugar
desde la cúspide del poder.
Así, Pepi II, faraón de la Dinastía VI, o Menunhotep
III, mandatario de la dinastía XI, también organizaron sendas grandes expediciones. Eran, debe suponerse, periplos de gran relevancia, destinados a importar productos cruciales para los rituales egipcios,
pero también con el objetivo de mantener relaciones
firmes con el susodicho país.
De la expedición de Menunhotep III se dice que estuvo compuesta de más de tres millares de hombres
comandados por el canciller (o jefe del tesoro) Henu
(o Henenu), nombre conocido porque ha llegado
hasta la actualidad una inscripción en piedra en el
valle de Uadi Hammamat que lo menciona expresa-
Comitiva con obsequios para la legación egipcia que comanda el dignatario Panehsi. Templo de Hatshebsut,
de Deir el-Bahari. | Σταύρος.
48 | Egiptología 2.0
Bajorrelieve mostrando un poblado del país de Punt. Expedición egipcia de la época de Hatshepsut.
Templo de Hatshebsut, de Deir el-Bahari. | Hans Bernhard.
mente. En busca de ricas especias, parte de Coptos
acompañado de tebanos armados.
Ya durante la dinastía XII, importantes reyes como
Amenemhat II o Sesostris II (entre 1897 y 1875 a.e.c.)
optaron por dirigir expediciones hacia el país de
Punt. En estos tiempos, este misterioso lugar había
ya alcanzado bastante popularidad en Egipto, como
detalla la literatura, pues algunos poemas amorosos,
así como la Historia del marinero náufrago, cuento
con el que abríamos estos párrafos, constituían los
mejores y más lúcidos ejemplos escritos ambientados en los paisajes lejanos y exóticos de Punt.
De todas las expediciones que los faraones debieron
enviar al país de Punt (se ignora si fueron abundantes o solamente unas pocas), la que se conoce mejor
fue la enviada por la célebre reina Hatshepsut en los
inicios del Reino Nuevo.
Esta reina-faraón, de la Dinastía XVIII, estuvo en el
poder más de veinte años. Familia de faraones, había sido apartada de un trono que, por derecho, le
pertenecía, debido a las intrigas del chaty; esto es, el
visir y del arquitecto regio. Sin embargo, Hatshepsut
logró recuperar el poder apoyándose en el sacerdocio de Amón frente a su joven sobrino, el futuro Tutmosis III.
Tal vez como medio de legitimación la reina puso
especial énfasis propagandístico para justificar su
eminente posición. Precisamente, una de las acciones que decidió realizar para cumplir tal menester
fue organizar la mayor expedición al país de Punt de
cualquier tiempo.
La expedición organizada por la reina, tanto por mar
como por vía terrestre, partió con el claro objetivo de
importar metales como el oro, árboles de incienso
Egiptología 2.0 | 49
Relieve en el templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari mostrando a la corpulenta reina del Punt.
| Osiritkos.
y mirra, además de maderas preciosas, sobre todo
ébano, desde antiguo muy apreciadas en Egipto
pues apenas existe otra madera que no sea la de las
palmeras, cuya madera es de muy pobre calidad, y
aquella de los sicomoros.
Existen notables registros de este periplo. A través de la vía marítima, cinco barcos con un par de
cientos de hombres, que llevaban presentes para
los mandatarios locales de Punt. Uno de estos preciados regalos era una estatua en granito rosa que
representaba juntos a la propia reina y al dios Amón.
La expedición obtuvo un resonante éxito.
Los barcos egipcios regresaron repletos de lujosas
mercancías de gran valor, marfil, resina de mirra,
polvo de antimonio usado en los cosméticos, ébano,
árboles vivos, malaquita, incienso, babuinos y pieles de diversos animales. La misión recibió, como
era de esperar, la consabida publicidad, en modo de
propaganda, sobre los muros del fastuoso templo de
Dyeser Dyeseru en Deir el-Bahari. Los árboles vivos
fueron plantados a la entrada del recinto así como en
los predios del templo de Amón en Karnak. Los grabados cuentan detalladamente la expedición y representan animales de Punt, desconocidos en Egipto.
Un aspecto muy notable y de extrema relevancia radica en que la expedición de Hapshetsut ha legado
una descripción de los gobernantes del exótico país
de Punt, de sus pobladores y de su peculiar modo de
vida. En tal sentido, se menciona que el rey, de nombre Parehu, lucía barba apuntada y llevaba anillos
de bronce en las piernas, además de un casquete
en la cabeza, mientras que la reina (Ity) era, se dice,
obesa. Los habitantes llevaban el pelo largo, aunque
lo trenzaban en varias capas. La piel de las gentes
era de tono más oscuro que la de los egipcios, con
tonos cobrizos y en casos negros, como los nubios.
50 | Egiptología 2.0
Se detalla que vestían un faldellín, de modo análogo
a los egipcios, y que construían cabañas redondas
con troncos enlucidas con barro, con presencia de
cubiertas cónicas de paja.
El sucesor de Hatshepsut, Tutmosis III (reinó entre
1503 y 1450 a.e.c.) también quiso dedicar un tiempo
para organizar una expedición a Punt, de donde regresó con riquezas de todo tipo además de tributos
(ébano, pieles de leopardos, marfil, oro, árboles de
mirra), pero también con esclavos y varias cabezas
de ganado. Un relato de Horemheb, último faraón de
la Dinastía XVIII, menciona una expedición a Punt,
aunque sus descripciones desentonan de similares
expediciones previas. Se dice que las gentes de
Punt tienen la nariz achatada, una boca minúscula y
el rostro redondo, con el pelo corto y rizo (no largo).
Tales detalles anatómicos no encajan en nada con la
exposición del viaje organizado por Hatshepsut, ante
lo cual es probable que la expedición de Horemheb
fuese a otro territorio, aunque con parecidos paisajes
y ubicado en una similar latitud.
También el faraón Ramsés III (1166-1160 a.e.c.),
pudo haber obtenido, en referencias indirectas, recursos económicos suficientes durante su reinado a
partir de una presumible expedición al Punt que le
habría permitido consolidar las finanzas del Estado
que gobernó en su corto período de reinado. Los
contactos entre Punt y Egipto fueron, en consecuencia, directos pero también indirectos. Muchas de las
lujosas mercancías que llegaban a Egipto debieron
de alcanzar la tierra de los faraones por mediación
de una serie de intermediarios siguiendo diversas
rutas mercantiles, empleando la ayuda de diferentes tribus locales, en especial aquellas del desierto
oriental.
Un detalle que no ha pasado desapercibido para los
Hoy es una teoría mayoritariamente descartada por
infundada.
En tiempos recientes los datos botánicos, zoológicos, arqueológicos y aquellos obtenidos del estudio
de los minerales, apuntan a la identificación de Punt
con el sudeste del actual Sudán, específicamente en
el delta del Gash, espacio con las condiciones óptimas para la génesis de una sociedad compleja capaz de controlar el comercio con Egipto. Al margen
de esta probabilidad, no se ha desdeñado la tesis
de que Punt responda más a un topónimo referido
a una extensa zona geográfica que a la designación
de una organización política o la denominación de
un Estado. La península Arábiga, donde crecen de
manera natural árboles de mirra, pudo ser también
el lugar de la legendaria Punt, pues las indagaciones
de la arqueología han dejado claro que las poblaciones que habitaron ambas orillas del mar Rojo mantuvieron un estrecho contacto.
Detalle de la comitiva con obsequios para la legación egipcia que comanda el dignatario Panehsi.
Templo de Hatshebsut, de Deir el-Bahari. | Madaki.
investigadores, arqueólogos y especialistas tiene
que ver con la real ubicación geográfica del enigmático país de Punt, cuya identificación con el no menos
mítico, y bíblico, reino de Ofir parece hoy definitivamente descartada. Los faraones, hay que recordarlo,
pusieron auténtico empeño en no desvelar el lugar
exacto de donde procedían tantas riquezas, quizá
como medida de resguardo estratégico. Numerosos
debates, e hipótesis de lo más variopinto, han surgido al respecto. En un principio, ciertas descripciones de animales y plantas debidas a la expedición
de Hatshepsut, señalaban que Punt se encontraba
en algún lugar próximo a la costa del mar Rojo o del
golfo de Adén, en una extensa región actualmente
ocupada por los países de Somalia, Sudán, Etiopía,
y Eritrea.
Unos pocos investigadores han asociado, de un
modo bastante forzado, la existencia del lejano país
de Punt con los púnicos (nombre romano de los cartagineses), en virtud de que los cartagineses eran
realmente fenicios colonizadores, y éstos tendrían
su lugar de origen en un territorio indeterminado de
la península Arábiga. Mucho más debatible es, si
cabe, la ya antigua hipótesis que vinculaba el rico
Punt con Zimbabwe y sus abundantes minas de oro.
Todavía más recientemente, los babuinos hallados
en tumbas y templos egipcios han servido para indagar con mayor precisión la procedencia del legendario Punt, desde el que Egipto se abastecía, como
arriba se ha enumerado, de suntuosos objetos. Se
trataría, por supuesto, de un territorio con abundante presencia de mirra, oro, incienso, pieles de animales como leopardos y babuinos que, en muchas
ocasiones, llegaban vivos. En los relieves del templo
funerario de la reina Hatsheptut se aprecia que la
expedición comercial enviada por la reina deseaba
traer objetos como árboles de incienso y animales
de diferentes especies, como las jirafas y los monos.
A la par, en Wadi Gawasis (Mersa), en la costa egipcia
del mar Rojo, la arqueología ha descubierto recientemente (entre los años 2001 y 2012), una oportuna
inscripción pétrea en la que se documenta un viaje
al Punt, que se cree ubicado en un espacio al sur del
mar Rojo, bien en África o en la península arábiga.
Precisamente, el estudio de estos babuinos, cuyas
momias son relativamente abundantes en Egipto,
ha propiciado que la investigación moderna afirme
que su lugar de procedencia se encontraría en un
territorio que abarcaría los actuales Eritrea, Etiopía,
Somalia y Dijbouti, en el continente africano, en su
sector oriental, y Yemen al sur de Arabia.
Un factor clave que hay que destacar es que las navegaciones a larga distancia entre el país de Punt y
Egipto fueron un poderoso motor de desarrollo de la
tecnología náutica. Algunos especialistas apuntan,
incluso, que este comercio sería la antesala directa
de la red comercial que llevaría el nombre de ruta
de las especias, en lo que podría denominarse una
suerte de primera globalización económica.
La riqueza en productos suntuosos, la lejanía, el exotismo de esas tierras y una más que segura alianza
Egiptología 2.0 | 51
entre Punt y Egipto, son todos ellos factores que están detrás de la consideración egipcia de Punt como un
territorio mítico. No en vano los egipcios designaban los productos que desde allí legaban como auténticas
maravillas. Además, y a la par, existía allí un culto a una diosa Hathor como señora de Punt. Esta tierra de dios,
una zona nada hostil, plena de riquezas y de materias exóticas fue considerada, por las diferentes razones esgrimidas, y desde la perspectiva egipcia, como un verdadero paraíso en este mundo.
Bibliografía
Sobre el autor
Alfred, C. (1987): The Egyptians. Londres: Thames &
Hudson.
Julio López Saco (Caracas, 1966), es profesor e investigador titular en la Universidad Central de Venezuela y en la Universidad Católica Andrés Bello.
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V. Asade.
52 | Egiptología 2.0
Ex-coordinador del Doctorado en Historia en la UCV y
ex-coordinador Académico en la Escuela de Historia.
Doctorado en Historia y doctor en Ciencias Sociales.
Es miembro asociado activo de varios centros de investigación, entre ellos el Centro de Estudios de África y Asia (ULA-Mérida), perteneciente a la Asociación
Latinoamericana de Estudios de Asia y África, y el
Centro de Investigaciones Filosóficas y Humanísticas
de la UCAB, además de autor de más de una decena
de libros y múltiples artículos en publicaciones periódicas cuyas temáticas se centran en los ámbitos culturales de la historia antigua.
Se ha especializado en el estudio de las antiguas tradiciones míticas y sus referentes iconográficos, desarrollando una línea de investigación que lleva por
nombre: El mito como sustrato de la cultura.
Enlaza con el autor
julosa.ucv@gmail.com
Vida cotidiana
Marta Pérez Torres
Embarazo, nacimiento y
crianza en el antiguo Egipto
Mujer de parto en el Mesjenet. Templo de Kom Ombo. | FJT.
E
n el Antiguo Egipto, el aparato reproductor femenino era conocido sólo en parte. En algunos papiros se menciona el órgano externo y el útero, pero
nada del resto de sus partes. Incluso pensaban que
el útero flotaba dentro del cuerpo de la mujer, unido
tan sólo al aparato digestivo.
Conocían la función de la menstruación, a la que
llamaban “las purificaciones”, ya que se suponía que
con ellas, las mujeres se deshacían de elementos
nocivos de su cuerpo. En esos días, no tenían que
ir a trabajar. Incluso dispensaban a algunos maridos
de asistir a su trabajo, ya que se consideraba algo
impuro.
Existían métodos anticonceptivos, especialmente
para la mujer, como espermicidas hechos con elementos naturales, como paja, leche agria, excrementos de animales (principalmente de cocodrilo),
miel, o natrón. Diversos papiros médicos dan recetas
contra la concepción:
-El Papiro Kahun menciona dos, recetas: En la nº 21
dice: «Evitar [...]: excrementos de cocodrilo. (Esto)
será́ amasado con mucílago fermentado [...] será́
humedecido [...]» y en la receta 22 cuenta: «[...] hénou de miel. (Esto) será́ vertido en la vagina. Preparar
ésto con sehem de natrón».
-En el Papiro Rameseum IV C explica: «Evitar que
una mujer quede embarazada. (…) excrementos de
cocodrilo [... ]. Un tampón vegetal será́ impregnado
con ello, y aplicado en la entrada de su vagina [...]»
-El Papiro Ebers 783 nos cuenta: «Para evitar que
durante uno, dos o tres años una mujer quede encinta: parte-qaa de la acacia, dátiles. (Esto) será́ molido
finamente con un vaso-henu de miel. Se impregnará un tampón vegetal. (Esto) será́ colocado en su
vagina».
De otra parte, tenían fórmulas y ritos para aumentar
la fecundidad, y cuando la mujer quedaba embarazada, se la protegía con aceites y amuletos, dada la
altísima tasa de mortalidad de los fetos.
La fecundidad era algo muy importante para ellos,
al igual que en todos los pueblos y épocas, ya que
aseguraba la pervivencia de su civilización. Pero
Egiptología 2.0 | 53
(que en egipcio era una palabra masculina) el feto
sería un niño. Si no germinaba ninguno de los dos,
probablemente no estuviera embarazada. Los egipcios eran muy observadores y no se equivocaban, al
menos en el hecho de si había o no embarazo. En
1926 se implantó la prueba de Aschheim y Zondek,
que, por medio de la presencia de ciertas hormonas
en la orina de la mujer, predecían el embarazo con
bastante fidelidad.
Sobre el proceso del embarazo, llamado “iou”, apenas hay datos. Sólo sabemos que era una época
muy delicada, con muchas complicaciones, en que
la mujer iba permanentemente protegida por amuletos. Sí conocían la necesidad de tener relaciones
sexuales para que se produjera un embarazo,
llamándolas “nek”. Hay representaciones de mujeres
embarazadas en el Templo de Deir El-Bahari, donde aparece la Reina Ahmose encinta de Hatshepsut,
y en la mastaba de Ankhmahor de Saqqara, donde
aparecen varias.
En el caso de mujeres egipcias de clase alta, cuidaban la piel y prevenían las estrías con aceites
que guardaban en botellitas con formas de Thueris,
la diosa protectora del embarazo y el parto. Estos
ungüentos estaban elaborados a base de aceite de
Behen, semillas y aceites de moringa.
Silla de partos. Templo de Kom Ombo.
| Antonio Penalva.
cuando una pareja no tenía descendencia, siempre
se culpaba a la mujer, y se las trataba con sustancias
naturales aconsejadas por médicos, o por la magia
y las oraciones. Hasta el punto de considerarse una
desgracia, como reza un texto de Baja Época: «... un
hombre que no tiene ningún hijo es como si no hubiera existido, como si no hubiera nacido. Su nombre
no será́ recordado, su nombre no será́ pronunciado,
como el de alguien que no ha vivido. Soy un árbol
arrancado con sus raíces ... (pues) un muerto vive de
la pronunciación de su nombre».
En el momento del parto, llamado “mes”, las mujeres humildes parían en un lugar especial de la casa
destinado a tal fin, y decorado con imágenes de Bes
y Thueris, dioses protectores. Han aparecido restos
en la ciudad de los trabajadores de Deir el Medina o
Akhetaton, en Amarna.
En el caso de la mujer de clase alta, era llevada al
pabellón del nacimiento. Normalmente parían tumbadas en la cama, o, más frecuentemente, en cuclillas
encima de dos ladrillos mágicos, desnudas, pero con
collares y rebuscados peinados en trenzas y ayudadas por dos comadronas, que las sujetaban por los
brazos y recogían al pequeño al nacer. Se ve una re-
Utilizaban métodos propios para saber si una mujer era fértil o incluso si estaba embarazada, como
la observación del pulso, la piel, los ojos, los senos
o la tendencia a vomitar al introducirle mezclas vía
vaginal, mezclada con ritos mágicos. Estos métodos
se recogen en el Papiro de Berlín y en el de Kahun.
Incluso también tenían sus métodos para averiguar
si el feto era niño o niña, consistente en una especie de “análisis” de orina: La mujer miccionaba sobre
dos tipos de semillas, uno de trigo y otro de cebada.
Si geminaba el trigo (que en egipcio era una palabra femenina), sería niña; si germinaba la cebada
54 | Egiptología 2.0
Hathor representada en el momento del parto.
Museo Egipcio de El Cairo. | FJT.
Dios Bes. Protector de las mujeres y niños.
Sohag National Museum. | kairoinfo4u.
Egiptología 2.0 | 55
Reina Ahmose embarazada de Hatshepsut. Templo de Hatshepsut. | Nilevikings.
presentación en el mammisi del Templo de Hathor en
Dendera, fragmento que se conserva actualmente
en el Museo Egipcio de El Cairo (JE40627). También
podemos ver representaciones de la decoración de
estos “ladrillos mágicos” en el edificio A de Abydos,
pertenecientes al Reino Medio.
En caso de complicaciones, se recurría a la cirugía,
llevada a cabo por un médico.
Durante todo el proceso, la mujer era protegida por
amuletos y oraciones, masajeada con diversas sustancias, e incluso recibían irrigaciones vaginales
para facilitar la expulsión de la placenta. Ésta era
posteriormente tirada al Nilo o enterrada.
Es interesante la presencia del “bastón apotropaico”,
56 | Egiptología 2.0
en forma de cuchillo, hecho de dientes de hipopótamo (recordemos a la diosa Thueris), con dibujos
de enanos (en referencia a Bes), que se colocaba
sobre el vientre de la madre o sobre el bebé ya nacido. También se han encontrado los “marfiles mágicos”, Heqet, que tenían forma de rana, y estaban
fabricados con colmillos de hipopótamos, y que se
asociaban a la diosa Mesjenet, la comadrona divina.
Las diosas Isis y Hathor, igualmente, eran invocadas
como protectoras para que el parto llegara a buen
término.
En el Metropolitan Museum de Nueva York se conserva una de las llamadas “varillas apotropaicas”, de
la XII dinastía, en la que hay representados numerosos animales protectores en el parto: ranas, cocodrilos, leones y tortugas, además de Udyat.
Cuando el niño nacía, y se expulsaba la placenta, se
le cortaba el cordón umbilical con un cuchillo mágico, de sílex, el Peseshkaf. Este cordón era lavado y
entregado a la madre, y sería guardado toda la vida.
Como curiosidad, este Peshshkaf fue utilizado posteriormente en la ceremonia de apertura de la boca
de los difuntos, ya que se consideraba un utensilio
dador de vida.
Tras el alumbramiento, la madre elegía el nombre
del bebé, que podía derivar de alguna frase dicha
durante el parto, de la profesión del padre, procedencia o relacionados con nombres de dioses.
La madre permanecía aislada con el bebé en el “Pabellón del confinamiento” durante quince días para
protegerlo de las fuerzas que supuestamente querían acabar con él. Pasados estos días, en las familias más pudientes se celebraba con una fiesta la
incorporación de la mujer y el hijo a la vida cotidiana.
Peseshkaf. Silex. 2630-2160 a.C. Bagot Arqueología. | Bagot Arqueología.
La mortalidad de las mujeres durante el parto y el
puerperio era muy alta, según estudios en momias
de mujeres jóvenes. Morían por infecciones, hemorragias, eclampsia, retención del feto o la placenta…
Incluso su esperanza de vida en situaciones normales era de entre 30 y 35 años, diez menos que los
hombres.
Para los egipcios era tan importante una niña como
un niño, frente a civilizaciones como la griega o romana, incluso algunas actuales, donde se mataba o
abandonaba a las niñas con frecuencia.
En el caso de bebés con malformaciones o retrasos
mentales, se les aceptaba, como prueba de la gracia
del dios, y se les integraba plenamente en la sociedad, donde eran respetados y ayudados.
En los casos de infertilidad, se podía recurrir al divorcio o tomar una segunda esposa. En caso de que no
se recurriera a estas acciones, existía la posibilidad
de la adopción.
La madre amamantaba al bebé durante unos tres
años, ya que este hecho daba gran prestigio social,
además de ser beneficioso para el bebé. En clases
altas, contrataban a una nodriza, que era considerada una más de la familia, siendo representada en las
pinturas de las tumbas al lado de éstos.
Peseshkaf. Granito. 1961-1840 a.C.
| Imagenes de Egipto.
Durante mucho tiempo, la madre llevaba al bebé pegado a su pecho o a su espalda, envuelto y atado
por una tela al torso. A pesar de los cuidados, y los
amuletos protectores, como el ojo de Horus, la mortalidad en bebés también era muy alta. Sir Flinders
Petrie encontró en una excavación en la ciudad de
los trabajadores de Kahun, muchos cuerpos de recién nacidos enterrados bajo las casas de los trabajadores. También se han encontrado muchos niños
Egiptología 2.0 | 57
en la ciudad de Deir El Medina.
El niño que sobrevivía, permanecía con su madre hasta el momento de la transición a la vida adulta, que ocurría
con el ritual de la circuncisión. Aunque su consideración como adulto le venía dada cuando era nombrado en
algún oficio, o cuando formaba su propia familia.
El hijo mayor, independientemente de su sexo, debía cuidar de los padres y procurarles un buen enterramiento.
Éstos heredaban las posesiones de sus padres. La mujer también era heredera y administradora de los bienes.
Y terminamos con un fragmento de las Enseñanzas de Ani, en el que se ensalza la labor de la mujer como
madre:
“Duplica los panes que tu madre te dio. Llévala como te ha llevado. Ella trabajó duro cargando contigo sin que
ella dijera: ¡Dejádme!. Tú naciste después de tus meses. Ella se subyugó a si misma de nuevo. Tres años
estuvo su pecho en tu boca, mientras que ella aguantaba/persistía. Tus excrementos eran asquerosos, pero el
corazón no se disgustó diciendo: ¿Qué debo hacer?. Ella te llevó a la escuela de escribas cuando te ensenaban
las escrituras y te cuidaba a diario con pan y cerveza de su casa”.
Bibliografía
Sobre el autor
Desroches Noblecourt, C. (1999): La mujer en tiempos de los faraones. Madrid: Complutense.
Marta Pérez Torres, es profesora de pedagogía terapéutica en ejercicio desde 1990, aunque su gran pasión es el Antiguo Egipto.
Ramos, A. & Mata, D. (2002): Gestación y nacimiento
en el Antiguo Egipto. Venezuela: Revista de Obstetricia y Ginecología.
Eggebrecht, A. (1984): El antiguo Egipto. 3000 años
de historia y cultura del imperio faraónico. Barcelona:
Plaza & Janés.
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Istmo.
Utrera Esteban, A. M. Aproximación a La ginecología
y la obstetricia en el Egipto Faraónico. AEDE web.
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BAEDE.
Lattus, J. & Carreño, E. (2010): El asiento del nacimiento. Revista de Obstetricia y Ginecología del Hospital de Santiago Oriente. Dr. Luis Tisné. Brousse.
Garzón Rodríguez, J. Embarazo y parto en el Antiguo
Egipto. Prácticas, creencias y medicina. ArtyHum 44.
Johannes Gutenberg-Universität Mainz.
58 | Egiptología 2.0
En 2002 comenzó, junto al coautor de su libro “Neheh”, a escribir artículos y publicarlos en su página
web Egiptodreams. Durante los 15 años que lleva
operativa la web, han ido creando blogs, foros y diferentes comunidades.
Ha realizado numerosos cursos de egiptología con
la UNED (Universidad de Málaga), CEPOAT (Universidad de Murcia), UB (Universidad de Barcelona),
Universidad de Manchester, Asociación Andaluza de
Egiptología, Instituto Virtual de Ciencias Humanas y el
Instituto de Estudios del Antiguo Egipto.
Ha impartido diversas conferencias para múltiples
asociaciones e instituciones y talleres para niños de
secundaria y bachillerato.
Enlaza con el autor
akeshaa@gmail.com
Historia
Hipólito Pecci Tenrero
El principio del fin (I): El Tercer
Periodo Intermedio
Sacerdotisa Ihé, Cantora de Amón. Final de la Dinastía XXI (980 a.C.).Museo Arqueológico
Nacional, Madrid. | Hipólito Pecci Tenrero.
E
l Rey del Alto y del Bajo Egipto Usermaatra MeryAmon, el Hijo de Ra, Ramessu Heqaiunu (11851153 a. C. aprox.) ha muerto.
En el año 32 de su reinado, Ramsés III, que así es
como le conocemos, ya viejo y decrépito, sucumbió
bajo el yugo de sus enemigos, pues, parece ser
que no sobrevivió a la conspiración palatina que se
puso en marcha con el objetivo de aupar a un nuevo
candidato al trono.
Las dudas sobre su trágico final han sobrevolado
durante multitud de años entre los investigadores,
ya que, si bien a finales del siglo XIX circulaban en
el mercado de antigüedades diferentes fragmentos
de papiros que narraban acontecimientos acaecidos
posteriormente a este suceso, se desconocía si
habían sido capaces de dar fin a la vida del soberano,
o éste logró perdurar un tiempo más.
Transitando por los derroteros trazados en el Papiro
Judicial de Turín, el Papiro Lee y el Papiro Rollin,
nos adentramos en la confabulación puesta en
marcha por una serie de funcionarios, militares,
mujeres del harén, e incluso se llegaría a contar con
la cooperación de un mago.
Según se afirma, el rey no conseguía tomar una
decisión final para investir a una mujer de su harén
como Gran Esposa Real, acción que entrañaba
una importancia relevante, ya que, a todas luces, la
candidata elegida tendría ventaja sobre las demás
a la hora de situar a su hijo como heredero al trono.
El escenario, poco a poco se fue enrareciendo, la
atmósfera tensándose, y el soberano, aparentemente,
desconocedor de este estado de cosas, continuaba
con su política de familia, hasta que ya fue tarde.
El monarca tenía diversos hijos, algunos claramente
conocidos, como los representados en su templo en
Karnak, Ramsés (IV) “…Escriba real, comandante
en jefe del ejército, hijo del rey, de su propio cuerpo,
Ramsés, justo de voz…” y el futuro Ramsés VI “…
Escriba real, general del ejército de carros, hijo del
rey, de su propio cuerpo, Ramsés Amonherjepeshef,
justo de voz…”.
Pero también se sabe que el primero no era el
primogénito, ya que varios de sus hermanos habían
Egiptología 2.0 | 59
muerto, y, para complicar esta situación, se sumaba
la existencia de otro personaje: Pentaur o Pentawere.
Augusto en el Delta, aunque dentro de la Historia de
Roma.
Se estaba creando el caldo de cultivo idóneo para
producirse la tormenta perfecta, en la que cobraría
gran importancia una mujer, Tiyi, madre de este
último.
Pero los siglos que separan el fin del Imperio Nuevo
de los hechos de armas ocurridos a finales del I m. a.
C., son, comúnmente, pasados por alto, dejándose
de lado, como si tras la época dorada de las dinastías
XVIII y XIX, los páginas ulteriores carecieran de
sentido, de importancia.
Alrededor de esta dama y su hijo comenzó a tejerse
una red, cuyo centro neurálgico se localizaría en el
harén real, y cuyo fin último sería la eliminación del
monarca y el nombramiento de Pentaur como Rey
del Alto y Bajo Egipto.
¿Triunfó el levantamiento? La documentación relata
el proceso llevado a cabo contra varias decenas de
personas, cuya condena fue la muerte, en muchos
casos.
El destino del príncipe fue un caso aparte, ya que los
miembros de la familia real que habían participo en
la conjura, en teoría eran intocables, por lo que se
desconoce si fue condenado a la pena capital, o se
le invitó al suicidio.
Lo cierto es que la idea más extendida entre los
investigadores supone que la momia del Individuo
“E”, descubierta en la cachette de Deir el Bahari
en 1881, y conocida como “La Momia que grita”,
se identificaría con la persona de un joven de unos
veinte años, Pentawere.
De Tiyi, jamás se volvió a saber nada. Hay quién dice
que fue condenada a la hoguera, sin embargo, hasta
el momento no existen informaciones que ayuden a
esclarecer su final.
Hace pocos años se efectuaron estudios en la momia
de Ramsés III, entre ellos un TAC, que permitió
detectar un amplio tajo en la garganta.
Es así, como quedaba demostrada la veracidad de
la historia narrada en los escritos y se esclarecía el
asesinato del rey, el último gran faraón de Egipto,
enterrado en la tumba KV11 del Valle de los Reyes.
Y…hasta aquí.
Se acabó.
Según parece, por lo menos en España, la historia
del Antiguo Egipto termina con “…Ramsés III fue el
último gran faraón de Egipto…”,
Tanto en la bibliografía, como en las instituciones
educativas y universitarias, las asignaturas relativas
a la historia de Egipto no hacen referencia a
eventos posteriores. Quizás se puntualizan algunos
episodios, como la llegada de Alejandro en el 332
a. C. a Egipto, si bien, formando parte de la Historia
de Grecia, o la presencia de César, Marco Antonio o
60 | Egiptología 2.0
Es por ello por lo que vamos a adentrarnos entre
las brumas de estos siglos, introducirnos, de forma
liviana, superficial, en el cosmos de las últimas
centurias de la historia egipcia.
La división del poder
Tras la muerte de Ramsés III, las condiciones en
el Valle se van a ir degradando rápidamente en
todas sus facetas vitales, pues a las dificultades
financieras se unirían las hambrunas, el nepotismo
con el consiguiente deterioro de la administración,
de los poderes políticos, del ejército, etc., en suma,
todos aquellos aspectos que habían hecho de Egipto
un poderoso estado, circunstancias evidentes, sobre
todo, en la profunda crisis existente en la cúspide del
poder, inestabilidad que hizo tambalearse todos los
resortes del país, hasta hacer, finalmente, saltar los
goznes de la realeza.
Durante la XX dinastía, los sucesivos reinados desde
Ramsés IV, hijo y sucesor de Ramsés III, y encargado
del juicio contra los sublevados, los monarcas deben
estar en constante guardia ante los movimientos
de presión ejercidos por las diferentes camarillas o
grupos de poder presentes en todos los estamentos,
políticos, militares y sacerdotales.
Aunque existe una innegable falta de información, se
ha podido establecer una secuencia más o menos
clara en la sucesión de los monarcas, haciéndose
evidentes los exiguos reinados que se concatenan
en, aproximadamente, unos ochenta y cinco años,
puesto que si el último monarca de la dinastía, Ramsés
XI, llegó a reinar treinta años, sus antecesores, en
muchos casos, no llegarían a la decena.
Ramsés IV todavía conseguiría dotar de un aura
imperial a Egipto, ya que promovería varias
expediciones a Uadi Hammamat y a la península
de Sinaí, pero con su hijo es evidente la pérdida de
poder exterior del Kemet, pues en su corto reinado de
cuatro o cinco años comenzarían a abandonarse las
minas del Noreste, amén de la corrupción cada vez
más palpable en la administración, que iba a poner
en jaque todo el andamiaje del estado, cimientos que
comenzaron a venirse abajo durante el reinado de
Ramsés VI,
Hijo de Ramsés III.
En efecto, el soberano se va despojando, a su
pesar, de las prerrogativas que le revestían como
intermediario ente los dioses y el pueblo, y abandona
su condición de ser inviolable, todopoderoso, Señor
de las Dos Tierras, para comenzar a perder poder
en beneficio de los Grandes Sacerdotes tebanos del
dios Amón.
A finales del siglo XII a. C., el panorama se va
tornando cada vez más sombrío.
Los soberanos se van replegando hacia el Norte,
dejando el control de Tebas en manos del clero,
actuación que propiciaría el aumento de infiltraciones
de grupos libios en las comarcas occidentales.
Uno de los grandes problemas para el conocimiento
de esta época tan turbulenta es la escasez de
información y documentos, pero, probablemente,
en esta situación, Ramsés XI, último rey de la XX
Dinastía, debió hacer frente a una situación caótica,
donde se sucederían los episodios de saqueo, e
incluso la necrópolis real no habría podido escapar a
la depredación y la rapiña.
Paralelamente,
se
produjeron
múltiples
acontecimientos que condujeron a enfrentamientos
armados, sobre todo cuando el virrey de Kush,
Panehesi, llega a la ciudad de Waset con el encargo
de dar fin a los excesos del Sumo Sacerdote de
Amón, Amenofis, el cual había atesorado tanto poder
en el Sur, que despreciaba al mismísimo monarca.
y Gobernador del Alto Egipto, y posteriormente, se
proclamaría Virrey de Kush.
De la misma forma actuaría en el Delta, pues
nombraría Chaty a un militar, parece ser que
de procedencia libia, Hedijeperra Setepenra
Nesbanebdyed Meriamón, más conocido como
Smendes, que aglutinaría todo el poder, después del
faraón, claro está...
Herihor, que probablemente se desposó con una hija
de Ramses XI llamada Nedjemet, comenzó, poco a
poco, a poner en práctica una política divergente con
las directrices provenientes de Menfis, hasta tal punto
que llegaría a crear un nuevo sistema de datación,
aunque únicamente de uso en Tebas, denominado,
según los especialistas, “Era del Renacimiento” e
incluso plasmaría una inscripción en el templo de
Khonsu, enclavado en Karnak, donde se intitularía
como “Rey del Alto y del Bajo Egipto”.
Si consiguió emanciparse, de facto, del control del
palacio real, no lograría perdurar al faraón, ya que,
hacia el año 1074 a. C. el Gran Sacerdote moría,
dejando su puesto vacante en manos de Piankhi, tal
vez su hijo o yerno.
Aunque las noticias no son muy claras, el heraldo
real depondría al insurgente y ocuparía su lugar,
sin embargo, tendría la mala idea de emular a
su antecesor, extendiendo su poder por tierras
meridionales y practicando una política de corte
dictatorial, lo que le valdría las amenazas de Ramses
XI, que ordenó su salida de la ciudad.
Sin embargo, Panehesi hizo oídos sordos a las
órdenes de palacio, por lo que el rey se vio obligado
a enviar a un nuevo emisario al Sur, Pianj, el cual
dirigió su ejército a Waset, y junto al nuevo Sacerdote
de Amón, Herihor, empujaron hacia los desiertos
nubios al díscolo oficial.
Con todo, hay que volver a hacer hincapié en la
carencia de datos que refuercen totalmente esta
historia.
La realidad es que se abría un nuevo período en el
que el poder real se encontraba en franco retroceso,
ya que, si en el Norte el faraón tenía el control político,
en las demarcaciones sureñas su autoridad sería
nominal, pues la jurisdicción, de facto, la atesoraría
y ostentaría Herihor, personaje de procedencia
desconocida, que había sido investido por el
mismísimo Ramsés como Sumo Sacerdote de Amón
Mapa del antiguo Egipto. | Wikimedia Commons.
Egiptología 2.0 | 61
Pero algunos especialistas consideran que no sería el
único vástago en alcanzar el poder, ya que apoyan la
hipótesis que defiende su paternidad también sobre
Smendes, por lo que, de ser cierta esta suposición,
sobre los territorios del Norte y del Sur se extendería
el control de dos estirpes con vínculos familiares,
tal como dice José Lull “…La familia real tanita y
la dinastía de sumos sacerdotes tebanos iniciada
en la whm mwt con Paiankh (PIj-’nh) podrían tener
vínculos de unión, si bien el árbol genealógico de
este período aún no puede definirse con precisión...”
Sea como fuere, tras la muerte de Ramsés XI en
1069 a. C., accede al trono e instaura su corte en
Tanis, ciudad consagrada a Amón y centro vital del
núcleo real, y, si bien es reconocido por los grandes
Sacerdotes tebanos como Rey del Alto y Bajo Egipto,
en la práctica la división del Valle era totalmente
efectiva, de tal forma que, el nuevo monarca tenía
bajo su control las zonas septentrionales, mientras
que la autoridad sacerdotal se extendería desde
tierras cercanas al Fayum hasta Aswan.
Pero, la realidad es que no se conoce apenas nada,
únicamente un par de retazos sobre su reinado,
igualmente problemáticos, como su participación en
una narración conocida como “El Viaje o Historia de
Unamón”, así como su unión con Tenamón, hija de
Ramsés, que se convertiría en la Gran Esposa Real,
y, quizás legitimaría su estancia en el trono, así como
su posterior enlace con Muthedyem, que traería a la
vida a Psusennes (I).
Sin embargo, esta última aseveración es del todo
problemática, pues otros investigadores se muestran
un tanto reacios a creer esta línea de filiación, ya que
conjeturan diferentes teorías, y suponen que la más
probable sería aquella que defiende que Psusennes
era hijo del Sumo Sacerdote de Tebas Pinedjem, a
su vez hijo de Piankhi.
En suma, la falta de información sobre este periodo
hace que se establezcan o consideren diferentes
teorías, y, ante esta ausencia, ninguna tiene por qué
ser falsa, hasta que se demuestre lo contrario.
Si bien, la realidad es que no llegaría a existir
un enfrentamiento abierto, ya que los Sumos
Sacerdotes de Amón en Tebas no tuvieron ningún
reparo en reconocer la potestad del rey sobre todo
Egipto, acontecimientos que fueron ratificados con
una política matrimonial que estrechó lazos entre las
dos casas gobernantes.
El gobierno de Esmendes se extendería en el
tiempo desde 1070 a. C. hasta el año 1043 a. C.
aproximadamente, siendo sucedido por su hijo
Amenemnesu, también conocido como Neferjeres,
aunque su reinado resultó fugaz, ya que murió cuatro
años después de su ascenso al trono.
Inmediatamente fue sustituido por Psusennes I
(1039-991 a. C. aprox.), posiblemente el monarca
más importante de este etapa conocida como
la Dinastía XXI, no solo por su reinado, ya que
conseguiría acrecentar su vinculación con Tebas al
casar a su hija Asetemkheb con el Sumo Sacerdote
Menkheperre, sino también por el hecho de que su
enterramiento sería localizado el 21 de febrero de
1940 por el arqueólogo francés Pierre Montet.
Los trabajos en su tumba serían bastante
emocionantes, pues el arqueólogo francés pudo
corroborar, de primera mano, la existencia de una
tumba inviolada, realidad que demostraban las
múltiples piezas y riquezas que se encontraban
depositadas en su interior.
En la antecámara se localizaron los cartuchos que
mostraban su nombre “Hor-Pasebakhaenniut” “La
Estrella que aparece en la Ciudad amado de Amón”,
Sarcófago de Ankhefenkhonsu. Madera policromada. Dinastía XXI. Hacia 1000 a.C. Museo Arqueológico Nacional,
Madrid. | Hipólito Pecci Tenrero.
62 | Egiptología 2.0
finamente esculpidos, y en su interior, un segundo
féretro que haría palidecer a todos los presentes,
puesto que jamás se había visto una obra de arte de
esas características, al descubrir una tapa de forma
antropoide elaborada con, aproximadamente, cien
kilos de plata, un material nunca antes empleado
para la confección de un sarcófago.
Varias décadas más tarde se puso en marcha el
estudio de los restos del soberano, y tras realizarse
una gran labor y un trabajo muy concienzudo, los
resultados arrojaron unos datos significativos al
descubrir a una persona octogenaria, que en su
momento de máximo apogeo presentaría a un
hombre fornido y de alrededor de 1,66 metros de
altura.
Este hombre sería capaz de concebir un plan, en
teoría bastante descabellado.
Máscara funeraria. Madera policromada. Dinastía
XXI. Museo Arqueológico Nacional, Madrid.
| Hipólito Pecci Tenrero.
y una segunda que expresaba “Grandes son las
manifestaciones de Re, elegido del Dios Amón”.
Mas la sorpresa se encontraría en la cámara funeraria,
ya que al entrar en la estancia, Montet descubrió
un inmenso sarcófago de piedra con jeroglíficos
Detalle del sarcófago de plata de
Psusennes I. Museo Egipcio de El
Cairo. | Wikimedia Commons.
Ramsés II había edificado una ciudad de nueva
planta en el Delta, Pi Ramsés, “La Casa de Ramsés”
un asentamiento prominente que detentaría la
capitalidad del reino durante más de un siglo.
Sin embargo, esta magnificencia no fue suficiente
para poder enfrentarse a las circunstancias
medioambientales adversas, que llevaron a la total
desecación del brazo de agua que discurría a su
vera.
El rey no se sabe muy bien como, conseguirá llevar a
Egiptología 2.0 | 63
cabo una gran obra de ingeniería, al lograr trasladar
las edificaciones y monumentos de una ciudad de
casi trescientos mil habitantes a otra, Tanis.
Pero, no hay que deslumbrase con todas estas
empresas de construcción y estos tesoros, ya que
la situación en las tierras egipcias continuaba siendo
convulsa, con un territorio que se mantenía dividido
y controlado por Sumos Sacerdotes en el Sur y
monarcas en el Bajo Egipto.
¿Qué estaba ocurriendo durante este periodo en
el Sur?
la ciudad, además de convertirse en Sacerdote de
Amón.
Es así como esta dinastía iría agonizando entre
una serie de monarcas de poca importancia, siendo
quizás el personaje más resaltable Siamón (978-959
a.C.), sobre todo debido, fundamentalmente, a su
política exterior, toda vez que firmó una alianza con
el famoso rey Salomón.
Idénticos derroteros se sucederían en el Alto Egipto,
reemplazándose los diferentes Grandes Sacerdotes,
cuya relevancia histórica, en muchos casos es nula,
además de disfrutar de cortas etapas de reinado.
A Piankhi, que estuvo apenas cuatro años en el cargo
de Sumo Sacerdote, le sucedería su hijo Pinedjem
hacia el año 1070 a. C., el cual desplegaría una
política encaminada a fortalecer la casta sacerdotal,
hasta tal punto que, quince años después se sentiría
totalmente reforzado para proclamarse faraón.
En contra de todo pronóstico, los monarcas norteños
no hicieron ningún movimiento para quebrantar
esta situación, muy al contrario, se puso en práctica
un acto de aceptación por el que se producía un
reconocimiento mutuo, sellándolo con una política
de entroncamientos y matrimonios.
Con todo, la situación en Tebas era, cuanto menos
difícil, debido a los continuos enfrentamientos entre
las familias nobles, junto a los numerosos actos de
pillaje que se sucedían a causa de las hambrunas
existentes, que empujaban a la población a buscar
objetos de valor susceptibles de ser canjeados por
alimentos, no teniendo reparos, en muchos casos,
en poner en práctica actividades de expolio en las
tumbas reales.
Pinedjem fue sucedido por dos de sus hijos,
Masaharta y Dyedjonsuiuefankh.
El primero parece ser que a partir de 1054 a. C.
ejerció la corregencia con su padre, aunque pereció
ocho años después, mientras que el segundo no
llegaría a sentarse en el trono más de un año.
Es en este momento, una década después,
cuando aparecería en escena un hombre fuerte,
Menkheperre, que, a imagen y semejanza de sus
antecesores, tiene un origen incierto, pues se duda
de quien pudiera ser su padre, Smendes o Pinedjem,
pero marcharía a Waset con unas ordenes claras,
finalizar con los levantamientos generalizados en la
ciudad.
Psusennes I fue sucedido por Amenenopé, cuyo
reinado de ocho años, entre los años 993 y 984 a.
C. no revistió mucha importancia, teniendo como
hechos más notables el reconocimiento de su
autoridad en Tebas por parte de los mandatarios de
64 | Egiptología 2.0
Ushebti de Hor, Sacerdote de Amón. Fayenza. Dinastía XXI. Museo Arqueológico Nacional, Madrid.
| Hipólito Pecci Tenrero.
Durante el periodo sacerdotal de Psusennes III,
situado entre los años 969 y 945 a. C. se produce
el episodio de la cachette o “escondrijo” de Deir el
Bahari.
Las tumbas reales habían estado sufriendo todo
tipo de ataques y expolios en busca de los tesoros
ocultos en su interior, de tal forma que el Sumo
Sacerdote decidió recuperar las momias de los
antiguos monarcas y de sus familiares, en torno a
medio centenar, restaurarlas, en la medida de lo
posible, y transportarlas a un nuevo depósito en
donde se instalarían todas ellas.
En la actualidad este recinto es conocido como la
tumba TT320 (DB320), enterramiento, en un principio
diseñado para el Sumo Sacerdote Pinedjem II y su
estirpe, y fue objeto de saqueos a finales del siglo XIX
cuando el clan Abd el Rasul dio con el lugar en 1860,
comenzando a vender piezas en el mercado negro,
hasta que el Director del Servicio de Antigüedades
Gastón Maspero dio con ellos veinte años después.
Psusennes II (959-945 a. C.), contemporáneo de
Psusennes III, sería el último rey de esta dinastía,
y aun cuando no tendría un reinado muy llamativo,
daría paso a una nueva dinastía.
Durante estos convulsos tiempos, numerosos
elementos foráneos, sobre todo grupos libios, había
ido atravesando las fronteras egipcias, asentándose
en diferentes lugares, y así, paulatinamente, se
produjo un proceso de aculturación que los llevó a
convertirse en verdaderos egipcios.
Uno de estos libios, un reyezuelo local de
Heracleópolis llamado Sheshonq, según parece
hijo o sobrino del rey Osorcón de la XXI Dinastía,
conseguiría vincularse al ámbito real al contraer
matrimonio con una hija del monarca Psusenes II, con
tal fortuna que, sin la existencia de una descendencia
masculina que pudiera subir al trono, sobre él recayó
la corona, y con ello, el comienzo de una nueva era
encarnada en la Dinastía XXII, conocida por muchos
investigadores como “Época Libia”, que se dilataría
en el tiempo hasta la Dinastía XXIV.
La Época Libia
La nueva familia había tomado las riendas del poder.
La transición de la administración se realizó de
forma totalmente pacífica, manteniendo su centro
neurálgico en Tanis, a la que ahora también se
sumaba la ciudad de Bubastis, en el Noreste del
Delta, por lo que en algunas ocasiones se les
denomina “Dinastía Bubástida”.
Como venía siendo habitual, Sheshonq no controlaba
la totalidad del Valle, y a pesar de que era reconocido,
teóricamente, en todo Egipto, los territorios norteños
estaban salpicados por diferentes asentamientos en
manos de otros caudillos libios, mientras que en el
Sur el poder lo continuaban ostentando los Grandes
Sacerdotes.
En realidad, el nuevo rey únicamente ejercía su
dominio sobre las urbes citadas anteriormente, junto
a Menfis.
En consecuencia, puso en marcha una estrategia
encaminada a extender el control político sobre
todo la región, para lo cual instaló a sus hijos,
conjuntamente con muchos de sus familiares y
Esfinge en la que aparece el nombre grabado de
Sheshonq. Musée du Louvre.
| Historia del Arte.
personas de confianza, en puestos clave, aplicando
una estructura de enlaces matrimoniales que le
permitiera contar con la lealtad absoluta de estos
hombres fuertes.
Al mismo tiempo ponía en marcha una serie de
acciones militares en zonas de Siria-Palestina, como
Biblos o Megiddo, buscando recuperar las áreas de
influencia de otros tiempos, e incluso, a la altura del
año 925 a. C., llegaría a atacar y saquear Jerusalén
aprovechando una serie de disputas sucesorias tras
la muerte de Salomón, acaecida cinco o seis años
antes.
Del mismo modo, sus tentáculos se extenderían
hacia el Sur, reabriendo las rutas comerciales hacia
las tierras de Wawat, de forma paralela, nombrando
a su hijo Iuput general y Sumo Sacerdote de Amón
en Tebas, y, posteriormente, gobernador del Alto
Egipto.
En el año 924 a. C. Sheshonq es sucedido por otro
de sus hijos, Osorcon, que recibe un reino totalmente
renovado, mucho mejor gestionado, y con una parte
del respeto anterior recuperado, por lo que se dedicó
a erigir diferentes edificaciones, como un templo
en honor a Atum en la ciudad de Bubastis, donde
también trabajó en el templo de la diosa Bastet, o
alguna fortaleza cerca de El Fayum.
En el Sur continuaría prevaleciendo el criterio
familiar como fundamento sucesorio de los Grandes
Sacerdotes, de tal forma que, cuando Iuput,
hermano de Osorcon, desaparece en el año 924 a.
C. es sustituido por otro integrante de sangre real,
Egiptología 2.0 | 65
igualmente de nombre Sheshonq (I) e hijo de este
último, como Gran Sacerdote de Amón y gobernador
del Alto Egipto, cuya finalidad sería la de seguir
controlando esta parte del territorio.
Pero, si el linaje real pensaba que llevando a cabo
una concepción nuclear de la política, es decir, un
favoritismo hacia sus miembros como forma de
control total sobre la zona, conseguiría el dominio
sobre todos los estamentos del Estado, pronto iba
a toparse con la cruda realidad, puesto que los
diferentes gobernantes no iban a permanecer leales
a la casa común, sin olvidar el fantasma de una
amenaza exterior, personificada en los asirios, cuyas
operaciones bélicas se dirigen a un objetivo claro,
que no es otro que el control de los establecimientos
sirio-palestinos.
Si esta situación era, de por sí, complicada, se iba a
unir algo mas, como es el gradual debilitamiento del
poder real sobre el ámbito de influencia de Tebas,
que, durante el reinado de Takelot II (850 – 825 a.
C.) derivó en una guerra civil entre los años 836 y
826 a. C.
Kemet era un hervidero, presenciándose la aparición
de pequeños reinos a lo largo del Delta, y en
consecuencia, minando la autoridad de Tanis, hasta
que, ocurrió lo inevitable.
A la altura del año 818 a. C. se sucedían los
enfrentamientos, tanto dinásticos, como entre
territorios, convirtiéndose en un caldo de cultivo para
que algún gobernante astuto, perspicaz y hábil diera
un golpe en la mesa, y este fue Padibastet (818 –
793 a. C.), príncipe de la ciudad de Leontópolis, en
la zona central del Delta, el cual se levantó y dejó
de reconocer la autoridad de Sheshonq III (825 –
773 a. C.), proclamándose a sí mismo faraón, dado
comienzo a una nueva línea, representada en la
XXIII Dinastía.
Este nuevo giro dividiría aún más el Valle, pues
Padibastet conseguiría ser reconocido por los
reyezuelos de diversas ciudades, como Heracleópolis
y Menfis, al igual que por los Grandes Sacerdotes
de Tebas, mientras que los tanitas veían reducido
su control al centro y Este del Delta, con sus puntos
neurálgicos en Tanit y Bubastis.
Es decir, se asiste a la existencia de dos dinastías
paralelas con grandes vínculos familiares, la naciente
XXIII y la XXII, que ya se encuentra en su ocaso, tal
como lo demuestran las disputas territoriales.
Egipto se encontraba punteado por regiones más o
menos independientes, que apoyaban a unos u otros
según el periodo y las circunstancias.
Takelot III (754 – 734 a. C.), miembro de la Dinastía
XXIII, e hijo de Osorcón III (777 – 749 a. C.), era
sacerdote de Amón y gobernador de Heracleópolis,
cargo que le reportaría el control sobre Tebas, y haría
de la casa tanita un reino totalmente secundario,
sobre todo cuando fue nombrado corregente por su
padre.
Sin embargo, al acceder a la corregencia en
Leontópolis, debió abandonar las funciones anteriores,
de suerte que su hijo, también de nombre Osorcón,
ocuparía el cargo de Gran Sacerdote, mientras que
un personaje llamado Peftchauauybastet (749 – 740
a. C. aprox.), asumiría el gobierno de Heracleópolis.
El nuevo gobernante heracleopolitano se encontraba
emparentado con la casa real, pues su mujer era
hija de Rudamón (754 – 734 a. C.), hermano y
posterior sucesor de Takelot III, escenario funesto
para el desarrollo dinástico, pues en el año 749 a. C.,
coincidiendo con la muerte de Osorcón III y el reinado
absoluto de Takelot III, se declara independiente y
asume la titulatura real, inaugurando una nueva
estirpe, conocida como la Dinastía XXIV (749 – 715
a. C. aprox.), coetánea de los últimos reyes de las
dinastías anteriores.
Uno de los sucesores de Peftchauauybastet, Tefnajt
(740 – 720 a. C. aprox.), trasladaría la capital a Sais,
ciudad situada al Oeste del Delta, ya que había sido
gobernador de esta ciudad, a partir del 747 a. C.
Mientras todas estas acciones y maniobras se
estaban sucediendo en Egipto, nadie parecía darse
cuenta de la tormenta que se estaba gestando más al
Sur y que iba a estallar con una violencia atronadora.
La Dinastía XXV. Los Faraones Negros
Posición de Leontópolis en el Delta del Nilo.
| Wikiwand.
66 | Egiptología 2.0
En las tierras sureñas, alrededor de Napata, ciudad
fundada hacia mediados del II milenio a. C. durante
el reinado de Tutmosis III, y cercana a la cuarta
catarata, en el actual Sudán del Norte, se daban los
Vista general de las pirámides de Meroe.
| Wikimedia Commons.
primeros pasos que concluirían con el surgimiento
de un poderoso estado en torno a cabecillas locales,
parece ser que muy egipcianizados.
En efecto, durante el siglo VIII a. C. se estaban
poniendo en marcha las operaciones y actividades
encaminadas a dar vida a la entidad que se conoce
como Reino de Kush.
Durante las primeras décadas de este siglo ya se
vislumbran movimientos hacia el norte, que les
llevarán a controlar la tercera catarata, e incluso
tendrían bastante poder para comenzar a realizar una
política de influencia sobre el Alto Egipto, y pasado
el tiempo, ocupar toda la Baja Nubia y adoptar todas
las características de los faraones egipcios, así como
sus titulaturas y su religión.
Ante la atomización del Valle, se estaban dando las
condiciones idóneas para una expansión plena hacia
el Norte.
Tefnajt, que se había hecho fuerte en Sais,
contemplaba los movimientos de esta nueva fuerza
con inquietud, por lo que puso en práctica una nueva
estrategia de alianzas enfocada a unir, hay quién
piensa que en someter, a todos los señores del Bajo
Egipto en torno a su persona, con el objetivo de crear
una fuerte confederación que avanzara hacia el Sur
y se hiciera con la supremacía del Alto Egipto.
Imagen de Shepenupet II, Divina adoratriz de Amón,
la hija de Pianjy. | Néfermaât.
Egiptología 2.0 | 67
Pero, en estos momentos al frente de Kush se encontraba Piankhi (747 – 716 a. C.), autodenominado “Protector
de Tebas”, que, viendo como su rival iba ganando terreno, Hermópolis, Lentópolis, Oxyrrinco, y había puesto
sitio a Heracleópolis, comenzó sus maniobras bélicas ordenando marchar a sus tropas, arrasar Hermópolis y
continuar camino hacia la ciudad sitiada, a la vez que enviaba otras fuerzas con el objetivo de invadir el Delta
y llegar a Sais.
En Heracleópolis se encontraron los dos ejércitos, pero el empuje kushita no pudo ser contenido por las huestes
de Tefnajt, y así, el líder nubio, poniéndose a la cabeza de sus fuerzas avanzó hacia el Norte tomando, una por
una, las ciudades que hallaba a su paso, hasta llegar a la gran población de Menfis, que, sin visos de poder
presentar batalla, claudicó ante el gran rey kushita.
El conjunto de los reinos del Delta le rindieron pleitesía, e incluso al dirigente saíta no le quedó más remedio
que jura lealtad al nuevo faraón.
Piankhi ya era el soberano de todo Egipto.
Bibliografía
Sobre el autor
Grimal, N. (2011): Historia del Antiguo Egipto. Madrid:
Akal.
Doctor en Prehistoria y Arqueología por la Universidad
Nacional de Educación a Distancia (UNED). Magíster en Museografía y Exposiciones por la Universidad
Complutense de Madrid (UCM). Diplomado en Estudios Avanzados (D.E.A.) por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Miembro del Laboratorio de
Estudios Paleolíticos de la Universidad Nacional de
Educación a Distancia (UNED), y de la Red de Expertos del Proyecto Campus de Excelencia Internacional
en Patrimonio, concedido a las universidades andaluzas coordinadas por la Universidad de Jaén.
Kemp, B. (1992): El antiguo Egipto. Anatomía de una
civilización. Barcelona: Crítica.
Lull, J. (2007): Los orígenes de los reyes tanitas Smendes, Neferkara Amenemnesu y la dama Tnt-Jmnw en
la dinastía XXI. BAEO. Pp. 233-253.
Padró, J. (2006): Historia del Egipto Faraónico. Madrid: Alianza.
Shaw, I. (2007): Historia del Antiguo Egipto. original:
Oxford University Press. Traducción del inglés a cargo
de José Miguel Parra Ortiz. Madrid: La Esfera de los
Libros.
Wildung, D. (2009): Egipto. De la prehistoria a los romanos. Madrid: Taschen.
Entre los años 1998 y 2008 ha participado en diferentes campañas arqueológicas: Yacimiento de la Cova
D’en Pardo (Planes, Alicante), La Peña de Estebanvela (Ayllón, Segovia), excavación y estudio de la Cueva de Ambrosio (Vélez-Blanco, Almería), trabajos arqueológicos en Perales del Río (Getafe), Proyecto de
Investigación, estudio y documentación en la Cueva
de la Fuente del Trucho (Asque-Colungo, Huesca) y
dirección arqueológica para la realización de trabajos
de prospección y excavación arqueológica en el Cerro
de San Isidro (Domingo García, Segovia). Entre los
años 2008 y 2011 Arqueólogo de la Unidad de Promoción y Desarrollo V y VI de la Diputación de Toledo.
Es también autor de diferentes artículos relacionados
con el antiguo Egipto.
Enlaza con el autor
poliche333@hotmail.com
68 | Egiptología 2.0
Personajes
Óscar Hernández Abreu
Manetón, el historiador más
famoso del antiguo Egipto
M
anetón de Sebennytos fue un sumo sacerdote
del dios Ra en el templo de Heliópolis que vivió
en la primera mitad del siglo III a.C., en el inicio de
la dinastía ptolemaica (305 – 30 a.C.). Su excelente
preparación académica, su fluidez a la hora de leer
la escritura jeroglífica egipcia y su profundo conocimiento de la historiografía griega hicieron que escribiera multitud de obras, entre las que destacan el
Libro Sagrado, el Epítome de Doctrinas físicas, Sobre los festivales, Sobre la antigüedad y la piedad y
Sobre la fabricación del Kyfti. Su erudición le llevó incluso a corregir ciertos puntos del trabajo de uno de
los historiadores más famosos de la historia antigua,
Herodoto de Halicarnaso, al que atribuye múltiples
errores en el libro de sus Historias dedicado a Egipto. Sin embargo, si por algo el nombre de Manetón
ha sido y será inmortal es por el encargo que le hizo
el faraón Ptolomeo II Filadelfo (285 – 246 a.C.): Aegyptiaka, una obra que recopilaba toda la historia del
antiguo Egipto, desde su fundación hasta la conquista del país por parte de Alejandro Magno. También
conocida simplemente como Historia de Egipto, es
una de las obras antiguas más importantes y relevantes que tenemos en la actualidad para conocer la
historia política de los faraones que dominaron Egipto durante miles de años.
La obra más famosa del antiguo Egipto
A pesar de que los antiguos egipcios dejaron para
la posteridad algunos de los monumentos más impresionantes y famosos de la Antigüedad, no disponemos de una historia completa de su civilización
escrita por los propios egipcios. Por supuesto, tenemos numerosos vestigios arqueológicos, fragmentos
tallados en piedra o escritos en papiro para reconstruir la historia del país del Nilo, pero ninguno que
abarque la totalidad.
Quizás consciente de ello, Ptolomeo II Filadelfo decidió actuar. Tras convertir Alejandría en la capital
del reino para servir de foco de atracción para todo
tipo de poetas, artistas e intelectuales, el monarca
mostró especial interés en la divulgación y traducción de textos antiguos, sin discriminaciones sociales o religiosas. Hay que tener en cuenta que para
esta época, en pleno Egipto ptolemaico, el griego era
Busto romano de Herodoto de Halicarnaso.
| Wikimedia Commons.
la lengua de la administración, así que la Aegyptiaka
de Manetón también va a estar escrito en este idioma. Más allá de esta finalidad cultural, tampoco hay
que olvidar que esta obra tuvo un claro objetivo político: vincular a los reyes ptolemaicos con todos los
anteriores soberanos de Egipto, legitimando su dominio del poder al presentarlos como sus herederos.
Para llevar a cabo su obra, probablemente empleó
los registros históricos que adornaban los muros de
los templos y todas las reseñas escritas en papiro y
guardadas en lugares de culto y archivos estatales.
Egiptología 2.0 | 69
ligión más antigua y noble de todas. Para ejecutarla
y encajar la cronología egipcia con la bíblica, estos
autores no dudaron en amañar las cifras originales
de Manetón, así que de nuevo estamos ante el mismo problema: no se parece el texto transmitido que
sí tenemos al texto original que no conservamos.
Detalle de una representación de Eusebio de
Cesarea en un manuscrito medieval de Armenia.
| Mesrop of Khizan.
Por esa razón en su tiempo debió ser un autor muy
fiable que escribió una historia cronológica de Egipto bastante exacta y precisa. Desgraciadamente,
ningún original de esta magna obra se ha conservado hasta la actualidad, de modo que solo podemos
conocerla a través de lo que otros escritores posteriores de la Antigüedad y la Edad Media escribieron
sobre ella. Lo malo de estas versiones es que nos
suministran una información fragmentaria, mutilada
y adulterada que podemos asegurar que tenía poco
que ver con el texto original.
Entre los autores posteriores que hicieron perdurar en el tiempo a Manetón tenemos también a otro
historiador cristiano, esta vez del siglo IX, llamado
Jorge el Monje, también conocido como Syncello de
Tarasio. Sin embargo, lo malo de este caso es que
se basó en Julio el Africano y Eusebio para reconstruir su versión de Aegyptiaka, así que es igual de
poco fiable que estos.
Debido a las incoherencias y lagunas de estos autores, durante mucho tiempo los historiadores no
dieron a Manetón la importancia que se merecía. Todavía el famoso egiptólogo inglés sir Alan Gardiner,
en pleno siglo XX, afirmaba que Manetón no siguió
los antiguos registros de su país, sino que se apoyó
en leyendas y tradiciones orales sin ningún fundamento histórico. No fue hasta el año 1986 cuando
el egiptólogo canadiense Donald Redford encabezó
Básicamente, los autores que nos han permitido
conocer la Historia de Egipto de Manetón son Flavio
Josefo (s. I d.C.), Sexto Julio el Africano (s. III), Eusebio de Cesarea (s. IV) y Jorge el Monje (s. IX). Ya el
primero de ellos, Flavio Josefo, advirtió a sus lectores que estaba manejando dos copias diferentes de
Aegyptiaka que tenían algunas diferencias entre sí,
así que ya se puede imaginar la de alteraciones que
debe haber sufrido en los veinte siglos siguientes...
Más concretamente, este historiador judío recoge en
su libro Contra Apión la narración de Manetón que
transcurre desde la supuesta invasión de los hicsos
(Segundo Periodo Intermedio, 1650 – 1550 a.C.) hasta el reinado de Ramsés II (1279 – 1213 a.C.). Curiosamente, Flavio Josefo se muestra visiblemente
molesto por la visión que transmiten Manetón y otros
cronistas sobre el pueblo judío en Egipto, afirmando
que lo hacían debido a su ignorancia y su odio.
Un par de siglos después nos encontramos con dos
cronistas cristianos, Sexto Julio Africano y Eusebio
de Cesarea. Estas fuentes no nos suministran relatos
como en el caso de Flavio Josefo, sino únicamente
epítomes del libro. En otras palabras, nos ofrecen
resúmenes consistentes en nombres de faraones
con las duraciones de sus reinados y unas breves
anotaciones sobre algunos de ellos. Cabe destacar
que esta versión de la obra de Manetón cuenta con
otra finalidad más allá de la simple transmisión: realizar una apología del judeocristianismo como la re70 | Egiptología 2.0
Estatua del dios Horus en su templo de Edfu.
| Marc Ryckaert.
Herodoto de Halicarnaso. Naturhistorisches Museum, Vienna. | Hubertl.
Egiptología 2.0 | 71
antes como los Borbón, los Tudor, los Habsburgo…
En varias ocasiones sabemos que el fundador de
una determinada dinastía era el hijo o hermano del
anterior monarca (pasa con la dinastía III y IV y con
la XVII y XVIII) al cual ha sucedido con absoluta naturalidad; por el contrario, algunas veces son atribuidos a una misma dinastía personajes sin ningún parentesco conocido entre ellos, como pasó en la XIII.
Particularmente, sus puntos flacos son especialmente visibles en el caso del Reino Antiguo: podemos establecer causas contemporáneas para casi todas las rupturas dinásticas, pero lo más frecuente
es que resulte difícil defenderlas como un criterio
histórico fundado o como una discontinuidad en el
Los dioses Horus y Seth coronando a Ramsés II en Abu Simbel. | Wikimedia Commons.
un cambio de paradigma que defendía la historicidad
de la narración de Manetón. Partiendo de la base de
que no se puede tomar Aegyptiaka al pie de la letra
por los ya mencionados cambios en su transmisión
histórica, este historiador pensó que el trabajo de
Manetón era demasiado serio e importante, por lo
que no se dedicaría a perder tiempo y esfuerzo recogiendo leyendas y tradiciones orales para ponerlas
por escrito; de hecho, habría sido innecesario y contraproducente, ya que su metodología de trabajo le
habría obligado a desechar la mayoría de materiales
no incluidos en los archivos de templos y palacios.
Algunas particularidades de Aegyptiaka
La Historia de Egipto de Manetón es la obra sobre
historia egipcia más consultada a lo largo de los siglos. Al ser tan tratada, algún tiempo después de su
publicación uno o varios redactores utilizaron los datos cronológicos de este sacerdote para componer
una lista ordenada de todos los faraones de Egipto,
agrupándolos en una distribución de treinta dinastías
conocida como el Modelo Dinástico de Manetón. Curiosamente, usamos ese nombre a pesar de que no
sabemos, al no tener ninguna versión original de la
obra, si Manetón llegó a realizar una distribución en
dinastías.
Todavía en la actualidad los egiptólogos aceptan
convencionalmente esta división de la historia de la
realeza egipcia por motivos metodológicos y pedagógicos, al no existir ninguna alternativa posible.
No obstante, hay que entender que estas dinastías
no se pueden estudiar en el sentido moderno de la
palabra, es decir, como si se tratase de familias rein72 | Egiptología 2.0
Osiris en una tumba de la dinastía XIX.
| Wikimedia Commons.
linaje de reyes y no al contrario.
Otro punto a tener en cuenta de Aegyptiaka es su
división tripartita en tres libros, coincidiendo con una
época arcaica del antiguo Egipto, una época clásica y una época de decadencia. A grandes rasgos,
esto llevó a que en el siglo XIX se estableciera una
división de la historia del país en Monarquía Menfita, de la Dinastía I a la X y centrada en el tercer
milenio a.C.; Monarquía Tebana, de la Dinastía XI
a la XX, en el segundo milenio a.C.; y Monarquía
Saíta, de las Dinastías XXI a la XXX, ya durante el
primer milenio a.C.
Entre otras muchas cosas, la última peculiaridad que
quisiera destacar de la magna obra de Manetón es
su visión del origen de Egipto y la monarquía. Según
el célebre sacerdote, antes de Menes/Narmer y de
cualquier otro rey mortal, los dioses de la Enéada de
Heliópolis reinaron sucesivamente en Egipto.
En la comosgonía heliopolitana, el constructor del
mundo fue Atum-Re, divinidad que se creó a sí mismo al emerger del Nun y abandonar la forma de serpiente inconsciente que tenía. En ese momento, al
sentirse solo, decidió masturbarse o escupir (dependiendo de la versión) para crear la primera pareja de
un conjunto de nueve dioses, la Enéada Heliopolitana: Shu y Tefnut. Esa pareja divina dio vida a Gueb
y Nut, que a su vez tuvieron cuatro hijos que se emparejaron entre ellos: Isis con Osiris y Set con Netfis.
Ptolomeo Filadelfo en la biblioteca de Alejandría,
obra de Vincenzo Camuccini hecha en 1813.
| Wikimedia Commons.
Relieve del templo de Abu Simbel en el que se representa a Ramsés II en la batalla de Qadesh.
| Wikimedia Commons.
Esta última generación divina forma un mito
monárquico para justificar el papel del monarca egipcio. Se explica que Set mató a su hermano Osiris por
envidia y arrojó su cuerpo encerrado en un ataúd al
río Nilo. Su esposa y hermana Isis lo encontró, pero
antes de que pudiera enterrarlo Set lo despedazó y
repartió los trozos por todo Egipto. Isis, desesperada, recorrió el país junto a su hermana Neftis para
buscar y recomponer todos los pedazos, pero le faltó
uno de vital importancia, el pene. Aun así, la diosa
fabricó un pene de barro y dotó de vida a Osiris el
Sir Alan Gardiner. | Art Uk.
Egiptología 2.0 | 73
tiempo necesario para que ella engendrara al dios Horus, cuyos descendientes se convirtieron en los primeros
reyes mortales de Egipto. Por último, a medio camino entre los reyes divinos y los humanos se encontraban
los reyes de Buto e Hieracómpolis, semidioses seguidores de Horus. De esta manera, por extensión, los reyes
ptolemaicos de la época de Manetón no solo eran los soberanos legítimos del país, sino que eran los herederos
políticos de una tradición milenaria que los entroncaba con los mismísimos dioses inmortales del país del Nilo.
Ani ante Osiris, juez del más allá. Papiro de Ani, dinastía XIX.
| Wikimedia Commons.
Bibliografía
Sobre el autor
Calle Mesa, Ó. D. (2003): Manetón, la XVIII Dinastía y
el éxodo. Boletín de la Agencia Española de Egiptología, n.º 13, pp. 207-234.
Nació en la isla de Tenerife en 1994, mostrando desde
pequeño su afición por el conocimiento de lo sucedido
en el pasado. Se graduó en Historia por la Universidad de La Laguna en 2016, mostrando interés sobre
todo por la Historia antigua, la Historia del Siglo XX
y la Historia militar antigua y contemporánea. Desde
febrero de 2014 lleva el blog HISTORIAE, en el que
trata de enseñar la Historia de la Humanidad, independientemente del nivel de conocimientos del lector,
y de una forma en la que se trata de combinar el rigor,
la profesionalidad y la veracidad, con la sencillez, la
amenidad y la visualidad. Desde enero de 2018, Historiae ha pasado a ser una web profesional. Además,
es redactor habitual en la revista online ‘‘Egiptología
2.0’’, redactor habitual en la revista ‘‘Historia Hoy’’ y
tiene su propio programa de podcast, que se puede
escuchar en todas las plataformas
Ikram, S. (2021): Antiguo Egipto. Introducción a su historia y cultura. Madrid: Almuzara.
Lara Peinado, F. (1998): Diccionario biográfico del
mundo antiguo. Egipto y Próximo Oriente. Madrid: Aldebarán.
Padró Parcerisa, J. (2019): Historia del Egipto faraónico. Alianza editorial. Shaw, I. (2014). Historia del Antiguo Egipto. Madrid: La esfera de los libros.
AA.VV. (2013). Egipto. National Geographic. Barcelona: RBA.
Enlaza con el autor
historiae2014@gmail.com
74 | Egiptología 2.0
Vida cotidiana
Rocío Rivas Martínez
La sexualidad en el
antiguo Egipto
Ostracón con la representación de un coito anal. Deir el-Medina. British Museum. | El Templo de Seshat.
L
a sexualidad en el Antiguo Egipto no es una temática muy estudiada dentro de la egiptología, ya
que, tradicionalmente se ha tendido a estudiar los
grandes acontecimientos. No obstante, en las últimas décadas los estudios sobre la sexualidad cada
vez son más abundantes, se abordan dejando de
lado nuestro propio ideario y desde la perspectiva
del propio egipcio.
De esta forma, sabemos que el sexo no era un tema
tabú entre los habitantes del valle del Nilo, más bien
lo veían como algo natural: como un acto de reproducción y como un acto de placer. Prueba de ello es
su normalización en el lenguaje, en la mitología, en
las representaciones o, en el desarrollo de métodos
anticonceptivos o para obtener fertilidad.
La presencia de la sexualidad en la mitología
En la mitología egipcia encontramos un sinfín de pa-
sajes donde está presente la sexualidad como algo
que formaba parte de su ideario. Así, entre todos
ellos, podemos nombrar tres de los más conocidos:
La creación del universo por parte del dios Atum
a través de la masturbación (cosmogonía heliopolitana):
“…Atum es aquel (una vez) vino a ser, aquel que
se masturbó en Iunu. Cogió su falo en su mano
para poder así tener un orgasmo, y de ese modo
nacieron los gemelos Shu y Tefnut…”(Los Textos
de las Pirámides 1248 y el Papiro 10188 B/Papiro
Bremner-Rhind, British Museum).
En relación a este pasaje mitológico, hay que señalar que la masturbación no era un acto condenado,
que la mano era considerada como un miembro autónomo del cuerpo y que incluso existía el título de
“La mano del dios” para la esposa real.
Egiptología 2.0 | 75
La concepción del dios Horus: Seth asesinó a su
hermano Osiris, lo desmembró y repartió su cuerpo
por todo Egipto. Isis (hermana y esposa de Osiris),
buscó todos los trozos del difunto y los unió, con el
objetivo de quedarse encinta. Sin embargo, encontró todos menos el miembro viril, porque se lo había comido un pez de Oxirrinco. Entonces, “La Gran
Maga”, creó un miembro de arcilla, resucitó a su marido y mantuvo relaciones sexuales con él.
“…Soy tu hermana Isis. No hay otro dios o diosa
que haya hecho lo que yo he hecho. He ocupado
el puesto de un hombre pese a que soy una mujer
para que tu nombre viva en la tierra, desde que tu
divina semilla estuvo en mi cuerpo…” (El Papiro
Louvre 3079. S.III-II a.C.).
el que tendría que dominar y, por tanto, una posición
inferior era sinónimo de debilidad. Y, por otro lado,
las relaciones incestuosas entre hermanos. Cuestión
muy debatida dentro la egiptología.
En relación a esta última, tenemos que tener en
cuenta que el incesto es una construcción cultural
que varía según la cultura y el periodo histórico. Por
tanto, la concepción que tenían en el Antiguo era distinta a la nuestra, tanto en sistema de parentesco/
ideario como en terminología:
- En el ideario egipcio los matrimonios entre hermanos no eran un tabú y existían en la realeza (en
menor medida entre la nobleza) como una forma de
mantener la pureza de la sangre y reafirmar su esencia divina.
“…Tu hermana Isis vino hacia ti alegrándose por
tu deseo (sexual). Tú la colocaste sobre tu falo (y)
tu semen entró en ella…”. (Textos de las Pirámides).
- El término hermano/a (snt): Era utilizado para designar a hermanos y para designar de forma afectuosa al esposo/y parientes cercanos.
Asimismo, de este mito podemos extraer dos
ideas: Por un lado, la postura que adoptada Isis no
estaba bien vista para la mujer, pues sería el hombre
El intento de violación del joven Horus por parte de
su tío Seth con el objetivo de mancillarlo y que no
pudiera reinar en Egipto:
Isis en forma de pájaro copula con Osiris, rodeado de Horus e Isis en forma humana. Templo de Abydos,
Reino Nuevo. | Wikiwand.
76 | Egiptología 2.0
“…Seth le dijo a Horus: ‘¡Qué nalgas tan hermosas tienes!’ Horus le contestó: ‘Aguarda a que se
lo diga [laguna]’… Horus le contó a su madre Isis:
‘Seth desea conocerme’. Ella le aconsejó: ‘Guárdate. No te acerques a él con esa intención. La
próxima vez que te hable de ello, debes decirle
“Debido a mi constitución, me sería demasiado
difícil, ya que tú pesas más que yo. Mi fuerza no
iguala la tuya”, habrás de decirle. Luego, cuando
te haya excitado, te pondrás los dedos entre las
nalgas. A él le resultará en extremo placentero…
la simiente que brote de su falo no debe ver el
sol…” (Papiro Lahun VI. D.XII, Segundo Periodo
Intermedio).
En este fragmento mitológico, se plasma la idea de
que las prácticas homosexuales no estaban bien vistas porque implicaba que uno de los hombres tuviera
un papel pasivo y de inferioridad en la relación. Es
más, en el mismo mito se dice que Isis cortó la mano
de Horus que había estado en contacto con el semen de Seth.
La Representación de la sexualidad
La representación de la sexualidad la podemos encontrar en todo tipo de fuentes, siendo más o menos
explícitas y envueltas o no dentro de un contexto mágico-religioso.
tiples: La representación de un prostíbulo, la representación de relaciones sexuales entre soldados y
prostitutas, un tratado sexual, una alegoría religiosa… Sin embargo, lo que sí que parece claro es que
ellas aparecen representadas en todo su esplendor
y ellos caricaturizados, como si fuera una crítica o
ridiculización a los hombres presentes en el papiro.
Por otro lado, también hay que señalar la poesía
amorosa desarrollada durante en el Reino Nuevo.
Como por ejemplo la hallada en el Papiro Harris 500
(D.XX, Reino Nuevo), el Papiro Turín 1996, el Papiro
Chester Beatty VI (D.XX, Reino Nuevo), los ostraca
del jarrón del Cairo y los ostraca de Deir el-Medina
(Reino Nuevo). En todos ellos se observa el uso metáforas, de los términos hermano/a para referirse al
amado y el reflejo de la pasión o los anhelos amorosos de ellas y de ellos.
“…Noche, eres mía para siempre ahora que mi
maestra ha venido a mí. La beso y sus labios me
responden. Estás muy excitado incluso sin haber
bebido cerveza...” (Ostracón de Deir el-Medina).
“…Hermano mío, me resulta agradable ir a la
playa para bañarme contigo, para que aprecies
mi belleza, mi malla de la más fina tela real que
cuando está mojada y transparente…” (Ostracón
del Cairo).
Las fuentes textuales
Las fuentes iconográficas /imágenes
La propia normalización de la sexualidad está presente en el propio lenguaje egipcio y, dentro de él,
hay varias palabras que hacen alusión al acto sexual:
Sdre: pasar la noche (que se representaba como un
hombre en una cama o a una pareja copulando), St :
lanzar una flecha y eyacular, Nk: copular, ‘Mq/cubrir
y P3y/montar (estas dos últimas, utilizadas únicamente para animales y divinidades).
Estas fuentes suponen una gran fuente de información y se dividen en dos grandes grupos: imágenes
o representaciones vinculadas al ámbito cotidiano e
imágenes o representaciones vinculadas al ámbito
mágico-religioso.
“…Seth, al observar la belleza de Anat bañándose en un río, “la montó como un carnero monta y
la cubrió como un toro cubre…” El mito de Seth
y Anat (Papiro Chester Beatty VI. D.XX .Reino
Nuevo).
Asimismo, dentro de las fuentes textuales destaca
el Papiro Erótico de Turín. 55001 (1150 a.C., Reino Nuevo. Deir). Una obra que se encuadra dentro
del género satírico-erótico y que se compone de dos
partes diferenciadas:1.Representa a animales desarrollando tareas humanas. 2. Recoge doce escenas/
posturas eróticas (destacan a tergo y el hombre encima, seguidas de ella sentada, ella encima y ambos
de pie).
Las interpretaciones sobre este papiro han sido múl-
En el primer grupo, destacan los ostraca y los grafitis
parietales, los cuales, se caracterizan por plasmar
imágenes explicitas-cotidianas y cuya creación podría ser resultado de fantasías sexuales, diversión,
humillación, experiencias propias…
Así, dentro de este grupo, hay que mencionar el
grafito parietal en un túnel/cueva colindante al templo funerario de Hapshepsut, Deir el-Bahari (D.XVII,
R.Nuevo). En dicha representación, generalmente
siempre se ha prestado atención a una imagen: la
de una mujer reclinada hacia delante y un hombre
sosteniéndola por las caderas. Sin embargo, para
autores como E.F. Wente, no se trata de una sola
imagen, sino de una escena compuesta por más
imágenes que se interrelacionan y que están protagonizadas por esos dos personajes: 1) Un personaje
con un bastón, un noble. 2) Un personaje (más pequeño) itifálico. 3) La cópula entre el personaje itifálico y el noble. Según Wente, esos dos personajes
serían la faraón Hatshepsut (representada bajo una
Egiptología 2.0 | 77
Vista al detalle del féretro de Tutankamón. Dinastía
XVIII, Reino Nuevo. | Rocío Rivas Martínez.
Grafito parietal de un túnel/cueva colindante al templo funerario de Hapshepsut, Deir el-Bahari. Dinastía XVII, Reino Nuevo.
| Enrique Martínez-Salanova Sánchez.
dualidad sexual) y su funcionario Senenmut.
Por otro lado, dentro del segundo grupo, estamos
ante imágenes menos explicitas y más sutiles, con
una alta carga simbólica y que reflejan el concepto
erótico a través del juego de palabras, imágenes e
iconografía.
Así, vinculado al contexto mágico-religioso, destaca
el féretro dorado del faraón Tutankamón (caras laterales), en donde según Castel y Carceller, tenemos
una simbología sexual encubierta en varias escenas
que en principio parecen escenas cotidianas entre el
faraón y su esposa Anjesenamón.
De esta forma en el registro inferior (lateral derecho
del féretro), podemos apreciar lo que es escena
de caza de aves en las marismas en la que él lanza
flecha y ella se la entrega, no obstante, esa imagen
lleva implícita una lectura de contenido sexual: Por
una parte, la palabra que se utilizaba para referirse
a disparar una flecha era seti, concepto que también
se usaba para referirse a eyacular. Y por otra parte,
sah era el concepto por el que se conocía a las aves
de las marismas. Término que, a su vez, se utilizaba
para referirse a la progenie. Por tanto, si unimos ese
juego de palabras con la escena, lo que nos viene a
decir es que la el rey y la reina están creando vida. A
ello se suma, que la flecha que es lanzada ha alcanzado a un ave, por lo que el objetivo ha sido exitoso. Hay descendencia real y el linaje de Tutankamón
continúa.
El desarrollo de prácticas anticonceptivas, para
obtener fertilidad y potencia sexual
Prácticas anticonceptivas
Es cierto que el principal objetivo de las relaciones
sexuales era la reproducción, pero los egipcios tam78 | Egiptología 2.0
bién desarrollaron métodos con los que intentaban
controlar la natalidad. Era algo que no estaba condenado, es más, dejaron por escrito diversas formas
para evitar embarazos en diferentes tratados médicos dirigidos a las mujeres. Como, por ejemplo: Papiro Kahoun (1900 a.C.), Papiro Ebers (1500 a.C.),
Papiro del Ramesseum (D.XII),) y el Papiro Westcar
o Berlín 3038 (1540 a.C.).
De esta forma, destaca la elaboración de un tapón
vegetal que la mujer debía introducir en la vagina.
Así, en el Papiro del Ramesseum se nos habla de
un tapón untado con excremento de cocodrilo, miel
y natrón. Y, por otro lado, en el Papiro Ebers, de un
tapón untado en una pasta de miel, dátiles y acacia
triturada.
Asimismo, otro remedio relacionado con las prácticas
anticonceptivas es el recogido en el Papiro Westcar
o Berlín 3038, en donde se dan las instrucciones
para elaborar algo parecido a lo que es nuestra píldora día después. Este remedio se debía tomar durante las cuatro mañanas después de haber tenido
la relación sexual:
“…Tú debes fumigar su vagina con semillas de
gramínea para prevenir que reciba el semen.
Entonces tú harás para ella una prescripción
para que suelte el semen: aceite 5 partes, apio
5 partes, cerveza dulce 5, calentar y beber durante cuatro mañanas…” (Papiro Westcar o Berlín
3038,1540 a.C.).
Remedios para saber si se estaba embarazada y
el sexo del bebé
En el Papiro Carlsberg o Tebtunis (D.XIX, Reino
Nuevo) se recoge un remedio para saber si la mujer podía estar embarazada y conocer el sexo del
bebe. Las instrucciones que se debían seguir eran
las siguientes: 1. Se debían hacer dos bolsas: una
rellenarla de cebada y otra de trigo. 2. Orinar en ambas. 3. Cerrar las bolsas durante tres días. 4. Abrir
las bolsas para saber si el resultado era positivo o
negativo: si el cereal no había germinado era negativo y si había brotado era positivo. 5. Si brotaba la
cebada el bebé sería niña y si brotaba la el trigo sería niño.
Métodos para aumentar la potencia sexual del hombre
En el Antiguo Egipto la impotencia no estaba bien vista y, por ello, también desarrollaron métodos para combatir
la infertilidad y para aumentar el vigor a base de productos como la mandrágora o el mehep (lechuga). Tal y
como recoge el Papiro del Rameseum V Nº13:
“… hojas de abraojo, 1; hojas de acacia,1;miel. Moler (las hojas) en esta miel y aplicar con una venda (en el
pene)…”
Bibliografía
Sobre el autor
Campagno, M. P. (2009): Kinship and Family Relations. Buenos Aires. University of Buenos Aires. UCLA
Encyclopedia of Egyptology.
Licenciada en Historia (Universidad Autónoma de Madrid- Egiptología) y Antropología Social y cultural (Universidad Autónoma de Madrid-Género).
Desroches Noblecourt, C. (2004): La mujer en tiempos de los faraones. Madrid: La mirada de la historia.
Editorial Complutense.
Además, poseo un Máster Superior en Recursos Patrimoniales y Turísticos y el Curso Superior de Gestión
de Espacios y Proyectos Culturales.
Largacha Pérez, A. (2004): La vida en el Antiguo Egipto. Madrid: Alianza Editorial.
Enlaza con el autor
Manniche, L. (1988): La esfinge erótica. La vida sexual en el antiguo Egipto. Barcelona: Editorial Laie.
rocrivmar@gmail.com
Martín Valentín, F. J. y Bedman. T. (2009): “La mujer
en el Antiguo Egipto” en Aventura de la Historia (Instituto de Estudios del Antiguo Egipto), nº0, pp. 1-8.
Meskell, L. (2002): Private life in New Kingdom Egypt.
New Jersey Pricenton University Press.
Mysliwiec, K. (2004): Eros on the Nile. New York: Cornell University Press.
Orriols- Llonch, M. (2009): “Léxico e iconografía erótica en el Antiguo Egipto. La cópula a tergo” en TdE,
5/2, pp. 123-137.
Parra Ortiz, J. M.(2001): La vida amorosa en el antiguo Egipto.Sexo, matrimonio y erotismo. Madrid: Alderabán.
Egiptología 2.0 | 79
Vida cotidiana
Cláudia Barros
¿Nadar en las arenas egipcias
o relajarse en los baños
ptolemaicos?
L
a relación del hombre con el medio acuático ha
empezado desde muy temprano. Los vestigios
que tenemos reportan a una vasta diacronía temporal que se extiende desde el Paleolítico hasta los
días de hoy.
Belloch, Soriano y Aparicio (2011: 52) justifican el desarrollo de la relación entre el ser humano y el agua
como una manera de sobrevivencia que permitió
“encontrar alimentos, materias primas, escapar de
enemigos o emigrar de unas tierras a otras e, incluso, cabe la posibilidad de que se introdujeran en el
agua por placer”.
No debemos olvidar aún la importancia simbólico-religiosa que las comunidades siempre atribuyeron a
los manantiales y a los cursos de agua como manifestaciones de una divinidad suprema o de una deidad especifica, especialmente cuando han percibido
que el agua les daría miles de oportunidades.
La entrada del hombre en el agua y el acto de nadar es más antiguo do que muchos pueden imaginar.
Avramidis (2011: 357) señala que, en función de la
sociedad en causa, la iconografía existente demuestra que la actividad natatoria evidenciaba el estatus
de los individuos representados:
Dependiendo de la sociedad, el arte ilustraba que la
habilidad en nadar indicaba un estatus socioeconómico alto o bajo.
En algunas representaciones artísticas, el conocimiento de la natación iba acompañado de la capacidad de bucear desde acantilados altos o en aguas
profundas, contener la respiración bajo el agua y demostrar una gran resistencia física.
El uso del agua asociada al baño, como habito o costumbre, nasce unida a la mitología, a la religión y
a la medicina. Practicado por ricos y plebeyos, por
hombres y mujeres, en público o en privado (Orrego, 2010: 57), el baño surge como una manera de
mantener el cuerpo limpio y de asegurar la higiene
80 | Egiptología 2.0
Representaciones antropomórficas en la “Cueva
de los Nadadores”. | Roland Unger.
personal de cada uno; al mismo tiempo, va ganando
una faceta lúdica y de relajamiento.
¿Estuvo alguien nadando en el desierto?
En Wadi Sora, más precisamente en la meseta de
Gilf Kebir (la parte egipcia del desierto libio) se encuentra la “Cueva de los Nadadores”, una caverna
descubierta en 1933 por Laszlo Almasy. Sus paredes
se encuentran llenas de una serie de pinturas prehistóricas de zoomorfos (jirafas, antílopes, órix, avestruces) y de pequeños antropomorfos, de coloración
rojo oscuro.
Las figuras humanas aparecen retratadas en posición estirada y con los brazos erguidos al aire, como
que fluctuando, nadando o simplemente postradas
en posición de orante. Estas fueron bautizadas por
Almasy como “nadadores”, debido a su posición que
recuerda el acto de nadar. Para Largacha (2015: 95)
la explicación más lógica es que las figuras podrían
reflejar un período y un hábitat en los que el agua era
abundante, pero al mismo tiempo parecen vincularse
con “ritos realizados por chamanes, representando
«su viaje» hasta llegar a ponerse en comunicación
con las fuerzas divinas”.
Todavía, Svoboda (2009: 139) opta por la segunda
opción de Largacha, señalando la connotación funeraria y religiosa que estas encierran. El autor refiere que estos no están realmente nadando, sino que
su silueta curvada es una representación simbólica
de la muerte y del momento de pasaje para el Más
Allá. Hans Rhotert considera estas figurillas como la
representación de difuntos (1952: 105, apud Bárta,
2010: 55). Jean Le Quellec comparte de la opinión
de Rhotert, a la cual añade que estos “nadadores”
son almas en las aguas del Nun (1960: 83, apud Bárta, 2010: 55).
Hornung refiere un texto de la XVIII Dinastía donde
aparecen las almas mencionadas por Le Quellec. El
pasaje describe la creencia según la cual una existencia después de la vida era bendecida mediante
el ahogamiento del individuo en el agua para llegar
directamente al Inframundo (1963: 169, apud Bárta,
2010: 55, 59):
Oh ahogados, que están oscuros en Nun, cuyos brazos están frente a sus caras, oh ustedes cuyos rostros están volcados en el inframundo, cuyas espinas
están en el agua, oh ustedes que flotan sobre Nun,
como personas acostadas sobre sus espaldas…
El movimiento del nadar pertenece a tus brazos…
Ustedes son estos que están en Nun, los ahogados
detrás de (mi) padre. ¡Que vivan también vuestras
almas!
J. Zandee (1960: 236, apud Bárta, 2010: 55)señala un pasaje del Libro de las Puertas (Reino Nuevo)
donde hay mención a estos nadadores: “Oh ahogados, que están en el agua, nadadores, que están en
el arroyo, vean Ra, que entra en su barca, grande
de misterio…”. A su vez, Lewis-Williams (2002, apud
Svoboda, 2009: 139) tiene otra posición defendiendo
que estas extrañas posiciones no pasan de una expresión de un estado de consciencia alterado.
De acuerdo con Avramidis (2011: 327),
Las pinturas de la cultura de «Wadi Sora» son bas-
tante complejas y abstractas con numerosas figuras
humanas en extrañas posturas corporales retorcidas,
acompañando «bestias sin cabeza» que parecen ser
criaturas compuestas con atributos de varios animales y una sorprendente falta de una cabeza distinta.
Clarys (1996, apud Belloch, Soriano, & Aparicio,
2011: 55) señala que los relieves de la Cueva de los
Nadadores muestran como “el hombre, desde sus
orígenes, se ha relacionado con el medio acuático
para conseguir comida y otros productos, para luchar y, probablemente también, por diversión, juego
y esparcimiento”.
La datación de las pinturas comprende el “sexto y
cuarto milenio a.C., y muy probablemente el periodo
entre 4300 y 3300 a.C. que fue el momento con una
ocupación mayor en Gilf Kebir” (Bubenzer, Bolten, &
Darius, 2008, apud Bárta, 2010: 21).
El baño egipcio
El agua “ha atraído la atención del hombre desde
siempre” (Lara, 2003: 19), no solamente como medio
de supervivencia, pero también como sustancia que
le permitía bañarse.
Los egipcios se distinguían por sus costumbres y hábitos de higiene personal. Dedicaban especial atención a la ropa lavada y al baño – visto que los mantenía limpios, felices y satisfacía los deseos de los
dioses –; y limpiaban cuidadosamente los platos y
los vasos de agua antes y después de comer y beber
(El-Sayed & Fouad, 2020: 52).
El Nilo era el local de elección para los baños de
las clases populares, especialmente en los días más
calientes. Utilizada para cocinar o beber, el agua del
Nilo ha sido responsable por una serie de enfermedades.
La diarrea, el dengue, la malaria e infecciones intestinales y dermatológicas eran resultado del consumo
Representación de un zoomorfo en una de las paredes de la “Cueva de los Nadadores” y Representación de un
antropomorfo en posición estirada. Una de las figuras que ha inspirado el nombre de la “Cueva de los Nadadores”.
| Roland Unger.
Egiptología 2.0 | 81
Sinalización del Gilf El Kebir National Park, Wadi Sura y Roca donde se encuentra la “Cueva de los Nadadores, en
Wadi Sora. | Roland Unger.
y de los baños en el río (Wiebe, 2001: 739).
2001: 159).
Los elementos humildes de la sociedad también se
bañaban en las piscinas y en los canales (El-Sayed
& Fouad, 2020: 52). Normalmente “se valían para las
abluciones de una cuba o palangana, en la que arrojaban agua con un jarrón de piedra, arcilla o metal
sobre sus manos y otras partes”; en otros momentos, “el agua podía pasar a través de un tamiz produciendo una especie de ducha” (Esteban, 2001: 159).
Los egipcios estaban conscientes de las enfermedades e infecciones que se podrían generar en su cuerpo debido a una higiene poco cuidada (El-Sayed &
Fouad, 2020: 51), así se lavaban por la mañana al levantarse, antes y después de las comidas, antes del
culto e incluso más veces cuando la piel estaba seca
o necesitaban refrescarse” (Esteban, 2001: 158).
Las casas de las camadas más adineradas estaban
dotadas de cuartos de baño privados con bañeras
llenas de agua, traída del Nilo por los sirvientes en
recipientes de arcilla o en envases de piel de animal
(El-Sayed & Fouad, 2020: 52).
Dos de las funciones de los criados eran verter el
agua sobre la cabeza de su señor/señora y asegurar
un correcto abastecimiento de los baños (Mayans,
2020).
Situados muy cerca de los dormitorios, los muros
de los baños eran hechos de ladrillos, cubiertos con
losas de caliza; en el suelo una ligera depresión recogía el agua que caía por la persona, fluyendo a
través de un conducto que iba a dar a un depósito para el agua que quedaba en exceso (Esteban,
2001: 159).
En Amarna se han encontrado vestigios de ejemplares de baños privados, como el de Meritatón – la hija
mayor de Akhenatón – hallado en 1924 (Whittemore,
1926: 7), y el de un alto funcionario de la XVIII Dinastía con un innovador sistema de suministro de agua
(El-Sayed & Fouad, 2020: 52).
Piscinas de reducidas dimensiones destinadas al
aseo de los peregrinos eran muy comunes, como
aquellas encontradas a lo largo de la ruta hacia el
templo de Ptah (Menfis). En Dendera se hallaron
una serie de baños alineados que presumiblemente
serían utilizados para curas en el templo (Esteban,
82 | Egiptología 2.0
El jabón no era conocido; en contrapartida, se mezclaba natrón, cenizas, sosa (Mayans, 2020) y arcilla, creándose “una pasta sólida, denominada swabw” (Esteban, 2001: 159).Según Gianfaldoni y et al.
(2017: 1) “las mujeres egipcias utilizaban bastante el
vapor de agua para se quedaren más hermosas”. En
la rutina diaria de limpieza del cuerpo, se incluía el
perfume que permitía mantener un olor más placentero durante el día.
Había una serie de aceites perfumados colocados
en el cuero cabelludo después del lavaje, para proteger el pelo del clima severo (Tyldesley, 1994: 139)
y que, consecuentemente, le proporcionaba un olor
agradable.
En el caso de los sacerdotes, la utilización del agua
como medio de purificación del cuerpo era algo muy
respetado. Antes de entrar en los santuarios, se dirigían a los lagos sagrados de los templos, o a un
estanque que los sustituía.
Estos purificaban la boca con un poco de natrón diluido y agua (Esteban, 2001: 158), afeitaban el cuerpo
a cada tres días y se bañaban dos veces durante el
día o dos veces por la noche (Wilkinson, 2013: 358).
El hechizo 125 del Libro de los Muertos demuestra
la importancia que los egipcios conferían al cuidado
con el cuerpo. En ello, se refiere que el difunto está
prohibido de hablar en la sala del juzgamiento de
Osiris a menos que esté con el cuerpo limpio, ropas
lavadas, sandalias blancas en los pies y ungido con
conquistadores macedónicos, adoptados por las elites y por la población egipcia, aparecen mencionados en algunos papiros.
El registro arqueológico cuenta con aproximadamente 35 edificios, en la zona del Delta, de Alejandría
y del Fayum; inicialmente se levantaron algunos en
locales de alto tráfico de personas, como mercados,
puertos, en las proximidades de los templos y en
asentamientos militares (Gradim, 2019a: 29), próximos a cursos de agua para un abastecimiento constante de las estructuras.
La clientela, habitualmente mixta, era compuesta por
egipcios(as) y griegos(as) – civiles, militares, viajantes, trabajadores asalariados, etc. Todos acorrían a
los baños sin ningún criterio de exclusión. Sin embargo, “hombres y mujeres se dividían entre el thólos
masculino y el femenino” (Gradim, 2019a: 147).
Frasco de perfume de la reina Hatshepsut. XVIII
Dinastía. | National Geographic.
oleo de mirra (El-Sayed & Fouad, 2020: 52).
Los baños ptolemaicos y la tradición griega
Fue en la civilización griega que el agua “ha encontrado su puesto como proveedora de ocio” (Orrego,
2010: 24). Cuando llegan a Egipto, los baños griegos
se mezclan rápidamente con las tradiciones locales,
nasciendo un modelo de baños con raíces griegas
totalmente adaptado a los hábitos y costumbres
egipcios.
Egipto se encuentra lleno de baños griegos y romanos. Según Redon (2017: 1), las descubiertas no paran desde los primeros hallazgos:
Las primeras descubiertas remontan al siglo 19 y no
han parado desde entonces. Por supuesto, más y
más descubiertas se han hecho en los últimos años,
en parte relacionadas con la urbanización y las excavaciones de salvamento (…). Desde 2006 (…) que
numerosos baños antiguos han sido encontrados
y/o excavados (dos en Karnak, cinco en el Fayum,
tres en Buto, uno en Pelusio/Farama, uno en Marina
el-Alamein, dos en fortificaciones del desierto oriental, etc.) (…).
Los baños de tradición griega llegan a Egipto en el
siglo IV a.C., pero en el siglo III desaparecen por
completo (Gradim, 2019a: 142). Importados por los
Los baños greco-egipcios eran edificios rectangulares, con aproximadamente 300 m², de decoración
modesta, carácter funcional y reducida dimensión
(Gradim, 2019b: 82), a los cuales los clientes podían
acceder por una entrada principal localizada en uno
de sus lados mayores; los asistentes de baño entraban por el lado opuesto, en dirección al horno subterráneo (Fournet & Redon, 2015: 105).
El combustible (madera, juncos, hierba y cereales)
era suministrado por el propietario, pero algunas
fuentes refieren que “los baños no se calentaban
continuamente y los bañistas, que deseaban un
baño caliente (…), tenían que comprar el combustible ellos mismos” (Redon & Bouchaud, 2017: 338).
Los edificios eran resultado de una inteligente combinación de ladrillos cocidos y crudos, en que las
partes húmedas eran impermeabilizadas con una
camada de cimiento renovada periódicamente. Los
pavimentos – decorados o no – poseían camadas
sobrepuestas de argamasa a la cual se añadían guijarros y grava (Gradim, 2019a: 38, 39); estos eran
una preocupación constante, ya que soportaban el
pasaje de los clientes y estaban expuestos a el agua
y la humedad.
Los baños comportaban un sistema de agua caliente destinado a las bañeras, y otro de agua fría que
emergía de varias fuentes dispuestas por el espacio.
Los edificios estaban divididos en dos partes, una
dedicada a la higiene y otra al relajamiento para brindar los visitantes con el ocio y el placer (El-Sayed &
Fouad, 2020: 55). Gradim (2019a: 36) comenta:
La parte dedicada a la higiene era proporcionalmente
mayor, contiendo una, o más comúnmente dos salas
circulares (…) llamadas thólos (…), donde se insería
un número variable de bañeras individuales rasas,
de fondo plano, dotadas de un asiento, un encuesto,
Egiptología 2.0 | 83
apoyo para los brazos, y un orificio de escurrimiento de aguas utilizadas en el piso, en el local donde
reposaban los pies. En Egipto este número oscilaba
en media en torno de 20 bañeras en cada thólos. (…)
Estas bañeras eran designadas pyelos (…), y podían
ser hechas de piedra, terracota o cimiento.
En el interior, los espacios se encontraban organizados y seguían un esquema tripartito (entrada, sección de limpieza y sección de calefactado). Fournet y
Redon (2015: 105-106) explican cada uno, al mismo
tiempo que van presentando ejemplos de estructuras:
especificidades de la cultura helena, en las cuales
se incluyen los baños (El-Sayed & Fouad, 2020: 55).
Cuando el Imperio Romano anexó Egipto, en 30 a.C.,
la tradición de los baños públicos estaba bien arraigada. Tras la conquista, en lugar de abandonarse el
estilo de baños ya establecidos, se ha desarrollado
un modelo hibrido de rasgos griegos, greco-egipcios y romanos (Redon, 2017: 8), culminando en un
nuevo modelo de baños “Grecorromanos-egipcios”
(El-Sayed & Fouad, 2020: 56). En los dos primeros
siglos de la presencia romana el modelo greco-egipcio se mantuve y los baños eran una exclusividad del
La primera sección (…) consta de una gran sala,
que ocupa todo el ancho del edificio y, a veces, se
divide en dos partes (Karnak, Buto Este); este era
ciertamente la sala de espera y el guardarropa. Aquí
los bañistas podían dejar sus artículos más voluminosos, abrigos y bolsos (…). Esta habitación se encuentra a veces equipada con una palangana (Karnak, Taposiris, Theadelphia 2, Xois), probablemente
para las abluciones iniciales.
(…) El segundo tramo (…) comprende los dos tholoi
equipados con bañeras laterales rematadas con nichos (…).
(…) El último tramo (…) está compuesto por un pasillo oblongo (…) que ocupa todo el ancho del edificio
y se abre a tres espacios estrictamente organizados:
en una de las esquinas, el baño relajante (…), equipado con bañeras de inmersión individuales; en el
centro, el horno, coronado por una caldera (…); y en
la esquina opuesta al cuarto de baño, el tanque (…),
abastecido con agua desde el exterior (…). El agua
fría era directamente accesible desde el corredor, en
un pequeño voladizo formado por el tanque hacia el
corredor (…) o por una cuenca intermedia (…). Frente al horno, en el pasillo, a menudo entre los dos
tholoi, también se puede notar la presencia casi sistemática de una cubeta semicircular o semioval, alimentada por la cisterna, a través de una tubería (…).
Cláudia Gradim (2019a: 39) nos ofrece un dato bastante interesante: en Egipto aún no fue hallada ninguna grande piscina colectiva. Se puede suponer
que tal vez existiría algún tipo de rechazo del pueblo
egipcio en bañarse en las mismas aguas que otras
personas. En este contexto, las estructuras balnearias se mantienen como un espacio público, pero
cada cliente tiene derecho a su propia bañera.
¿Y los baños romanos?
Al pensar en los baños romanos debemos tener
en atención que estos buscan sus raíces entre las
costumbres helenas (Prado, 2013: 64). Con la decadencia del poder griego, el dominio del territorio
egipcio ha permitido a los romanos adquirir algunas
84 | Egiptología 2.0
Hipocausto de los baños romanos de Karnak.
| Th. Fournet, 2012.
contexto militar (Gradim, 2019a: 144).
Las formas romanas adoptadas siguen los gustos y
necesidades locales, variando conforme el área (Gradim, 2019a: 142). Los baños grecorromanos-egipcios eran muy semejantes en su estructura poseyendo cuatro cuartos principales: el Frigidarium (sala de
agua fría), el Tepidarium (sala con aire aquecido),
el Caldarium (sala de agua caliente) y el Faconium
(sala de vapores, muy semejante a la actual sauna)
(El-Sayed & Fouad, 2020: 56); se podían anexar a
estos, espacios para cambiar la ropa, latrinas y salas
de espera.
En el siglo V, los espacios se duplican, las partes
frías son aumentadas y se tornan más suntuosas.
Un grande número de baños egipcios fue remodelado y se nota una reducción en el tamaño de las piscinas: “las piscinas mayores fueron progresivamente
sustituidas por un número elevado de piscinas menores” especialmente en los dos primeros siglos de
la dominación romana (Gradim, 2019a: 53).
La influencia romana aún se evidencia en la adición
de la técnica del hipocausto (Fournet & Redon, 2015:
125), que permitía el calentamiento del aire y del
agua. En el caso de los edificios privados, el suministro de material combustible se quedaba al cargo de
los inquilinos. Para los baños públicos era impuesta
una determinada carga a los contribuyentes y a los
ricos. Se utilizaba más comúnmente juncos y madera, pero los datos arqueobotánicos de Redon y Bouchaud (2017: 338) muestran también la utilización
de flora de las márgenes del Nilo y de los desiertos,
cereales, cultivos y excrementos animales.
Sin embargo, la mayoría de estas estructuras, aunque incorporasen innovaciones romanas, mantuvieron un carácter más funcional, modesto y de
proporciones menores, comparativamente a las monumentales termas construidas por todo el Imperio
Romano.
En Egipto se nota una clara ausencia de termas imperiales. El registro arqueológico casi no posee vestigios, pero los papiros las refieren (Gradim, 2019a:
51). Analizando los datos de las fuentes papirológicas y de la Arqueología, el mismo sucede con otros
locales del país en este periodo: la documentación
escrita menciona la existencia de inúmeros baños
de estilo romano en la región del Fayum y en la ciudad de Alejandría que nunca no fueron encontrados
(Gradim, 2019a: 142).
Reconstrucción hipotética de los baños de Karnak (4ª fase de construcción). |Th. Fournet, 2014.
Sin embargo y entre tantos vestigios perdidos en las
arenas, los baños romanos de Karnak (II-IV siglos
Vista general del lado oeste de los baños romanos de Karnak. | M. Vanpeene, 2012.
Reconstrucción de la entrada principal de los
baños. | P. Piraud-Fornet, 2013.
Baños romanos de Karnak. | Historia Antigua.
Egiptología 2.0 | 85
Planta general de los baños romanos de Karnak. | Th. Fournet, S. el-Masekh, P. Piraud-Fournet y M. Vanpeene, 2012.
86 | Egiptología 2.0
a.C.) fueron hallados a 150m de la entrada del santuario. De menores dimensiones que las termas imperiales,
priman por la monumentalidad y simetría de fuertes rasgos romanos. No obstante, y debido a la escasez de
datos, sus vestigios ofrecen la posibilidad de comprender la evolución de las estructuras balnearias en el Egipto
romano y enriquecen el limitado corpus del país (Boraik et. al, 2017: 222).
Con el creciente fenómeno de la urbanización y la adopción por las elites de un modo de vida más próximo a
Roma transforma los baños y decreta el fin del modelo griego (Gradim, 2019a: 144). En el siglo II d.C., el modelo
romano empieza a vigorar y las prácticas balnearias se cambian drásticamente (Fournet & Redon, 2015: 126).
Bibliografía
Sobre el autor
Avramidis, S. (2011): World Art on Swimming. International Journal of Aquatic Research and Education,
V(3), 325-360.
Cláudia Barros es licenciada en Arqueología por la
Universidade do Minho (Braga, Portugal), en la cual,
está terminando el Máster en Arqueología, sobre el
Norte de Marruecos.
Bárta, M. (2010): Swimmers in the Sand. República
Checa: DRYADA.
Belloch, S., Soriano, P., & Aparicio, I. (2011): Historia
de la natación: desde la Prehistoria hasta la Edad Media. Citius, Altius, Fortius, IV(2), 51-83.
El-Sayed, M. M., & Fouad, R. A.-D. (2020): An Insight
into an Egyptian Intangible Cultural Heritage Tradition: The Hammām. International Journal of Heritage
and Museum Studies, II(1), pp. 51-67. doi:10.21608/
IJHMS.2020.188742.
Gradim, C. R. (2019): Prácticas balneárias no Egito
romano. Tradição grega, inovação romana e originalidade egípcia. Dissertação de Mestrado, Universidade
de São Paulo, São Paulo.
Lara, M. P. (2003): La cultura del agua: los baños públicos en Málaga. Málaga: Sarriá.
Su interés por Antiguo Egipto, Mesopotamia y culturas
Mesoamericanas y Andinas apareció en 10º grado, y
fue lo que impulsó su ingreso en este curso. En un futuro inmediato desea especializarse en Egiptología, a
pesar de que todavía no tiene decidida una rama concreta. Uno de sus mayores sueños es tener su propio
proyecto de investigación en Egipto, y aún excavar en
locales como la antigua Mesopotamia, Perú, Bolivia,
México, Amazónia.
Para alimentar su pasión, ha creado un blog, Ancient
Egypt: What to know when you know nothing. Tiene,
aún, una página de Instagram dedicada también al
Antiguo Egipto (Egypt on my blood).
Enlaza con el autor
barrosclaudia@sapo.pt
Largacha, A. P. (2015): Algunas reflexionessobre Gilf
Kebir, el desierto occidental y los orígenes de la cultura egipcia. BAEDE, Boletín de la Asociación Española
de Egiptología(24), 89-110.
Svoboda, J. (2009): Action, ritual, and myth in the rock
art of Egyptian Western Desert. Anthropologie, XLVII(1), 159-167.
Wilkinson, J. (2013): Manners and Customs of the
Ancient Egyptians (Vol. III). Nueva Yorke: Cambridge
University Press.
Egiptología 2.0 | 87
Egiptología
Sabina Espejel Nonell
Todos los caminos
llevan a Egipto
Si no tienes que cambiar de país ¡te felicito! ya tienes el 50%. Después selecciona universidad, que
deberías escoger en función de tus intereses. Hay
programas con mayor énfasis en filología, arte, historia o arqueología egipcia. ¡Piénsalo bien antes de
decidirte, en esta profesión no te puedes permitir el
lujo de perder el tiempo!
Congreso Internacional de Orientalistas, en 1874,
ante la Piedra de Rosetta. | London News.
¿
Te gustaría estudiar egiptología pero tus padres
ponen los ojos en blanco cada vez que lo mencionas? ¡Escúchalos!, ser egiptóloga/o no es fácil. Solemos imaginarnos una vida al estilo Indiana Jones,
lleno de aventuras y misterios, rescatando objetos
maravillosos del olvido y las arenas de Egipto, pero
la realidad es muy distinta. El camino que tienes que
seguir antes de poder ostentar el título y trabajar en
Egipto está plagado de pruebas, trampas, emboscadas y giros inesperados que superarás sin problemas si tienes claro tu objetivo.
Y hablando de títulos, puntualizo: ni creas que con
una simple licenciatura o grado es suficiente. En esta
profesión, necesitas un doctorado como mínimo. Así
que, ¡mentalízate para estudiar ocho años!. Recuerda siempre que es una profesión tan competitiva
que, en comparación, la trilogía de los Juegos del
Hambre son un camino de rosas.
Superada la parte de selección universitaria comienza la tortura burocrática que es inscribirte, pedir beca
y hacer malabares económicos que te garanticen al
menos una comida diaria porque seguramente no vives en el mismo país en el que se encuentra la universidad seleccionada. Si tus capacidades económicas son escasas y no consigues una beca ¡piénsalo
bien antes de pedir préstamos bancarios, nadie se
ha hecho rico estudiando egiptología!
Si aún te quedan ganas de continuar te recomiendo
que tomes un curso de meditación porque ahora sí
comienza la parte complicada. En cuanto pongas un
pie en el salón de clases te darás cuenta de que es
necesario saber idiomas. Somos pocos los humanos
con la capacidad de ser políglotas, así que deberás
conformarte con tener el nivel suficiente para poder
leer obras en alemán, inglés, francés e italiano. Si
aún eres joven te recomiendo empezar a tomar clases ¡ya!
Las dificultades lingüísticas no terminan ahí. En la
Para empezar, la carrera de egiptología no existe en
todos los países y menos en los de habla hispana.
En todo el continente americano, desde donde escribo, sólo se puede estudiar egiptología en Canadá,
Estados Unidos, Argentina y Brasil.
Si quieres más opciones debes pensar en cruzar
el Atlántico y estudiar en Europa. Así que, antes de
buscar universidad ¡fíjate en los requisitos de migración!
88 | Egiptología 2.0
Apertura de un de los sarcófagos.
| Associated Press.
Ushebtis descubiertos por el proyecto Djehuty. | RTVE.
carrera tendrás que aprender jeroglíficos, obvio.
Suelen enseñarte el egipcio clásico que te dejará en
pañales, te recomiendo tomar clases de hierático, y
si eres atrevid@, de demótico y copto.
Si sientes que tu cerebro ya está saturado, respira
hondo, no hemos acabado con la tortura lingüística.
Estaría bien que aprendieras un poco de escritura
cuneiforme pues es el sistema de escritura utilizado
para la diplomacia internacional en el Próximo Oriente.
Y si quieres estar al día en los dimes y diretes entre
los monarcas egipcios y sus iguales en otras culturas tendrás que leer correspondencia en babilónico,
asirio y acadio.
¡Pero tranquil@!, si no te quieres especializar en
la Baja Época no tendrás además que leer fuentes
escritas en persa, griego o latín. ¡Qué alivio, ¿no?!
¡Ah! Eso sí, si te interesa trabajar en Egipto, te
recomiendo que aprendas árabe, al menos para
pedir agua o el clásico “shai bi nana”. Por experiencia
te aviso que la pronunciación puede que ser fuente
de malentendidos, pero nada que una sonrisa y una
disculpa no arreglen.
Si te acabo de desanimar de seguir la ruta filológica
y prefieres enfocarte en la historia te recuerdo que
para ser un buen historiador hay que estudiar las
fuentes primarias, por lo que tendrás que pasar por
el tortuoso camino filológico del que ya hablamos.
Si todo lo anterior te resulta abrumador puedes pensar en estudiar arqueología y especializarte en el antiguo Egipto. Pero lamento informarte que este tipo
de trabajo dura poco, como todo lo bueno.
Las misiones arqueológicas suelen trabajar sólo
unas semanas. El resto del año tendrás que buscarte
la vida. Sólo los más afortunados tienen una plaza
universitaria o un puesto en algún museo.
¿Todavía quieres ser egiptólog@? Si llegaste hasta
aquí y tu respuesta es afirmativa, te tengo buenas
noticias. Todos los caminos llevan a Egipto. Estudiar
otra carrera puede ayudarte a formar parte de un
proyecto arqueológico en Egipto sin tanto sufrimiento. En los últimos años, los equipos arqueológicos
Egiptología 2.0 | 89
ciones. Recuerda que seguimos sin una teoría que
explique de una vez por todas cómo se construyeron
las pirámides. Si además eres experto en programas
informáticos que permitan hacer reconstrucciones
en 3D o cualquier otra maravilla que la tecnología
permite hacer desde la comodidad de tu hogar, tu
futuro está garantizado.
¿Que te gusta la geología? Sin problema. Recuerdo
un año en el que se tuvo que contratar a un geólogo
para estudiar la tumba en la que trabajaba y nos
aseguró que debido a una falla que la recorre de
norte a sur en unos años colapsará.
Sarcófago de una mujer llamada Dibibastet.
| Universidad de Tuebingen.
se han vuelto multidisciplinarios y siempre están sedientos de expertos en campos tan variados como
medicina, fotografía, antropología y casi cualquier
otra “logía” que se te ocurra.
Por ejemplo, si te gusta la medicina puedes aportar mucho en una excavación. Siempre se buscan
antropólogos forenses, paleopatólogos, toxicólogos,
radiólogos y similares ¿Quién no quiere saber de
qué murió Tutankhamón? Estamos a punto de cumplir 100 años desde su descubrimiento y seguimos
discutiendo las causas de su muerte. ¿Ves? te necesitamos.
Si estudias arquitectura te podrían contratar para hacer los planos de las tumbas o templos, estudios sobre urbanismo, métodos constructivos o reconstruc-
Si algún día te encuentras en una situación similar
transmite las malas noticias con tacto, deprime saber
que lo que llevas haciendo varios años con tanta
pasión y entusiasmo tiene fecha de caducidad.
Si te gusta el arte o la restauración tienes trabajo
asegurado. Todos los equipos arqueológicos llevan
un experto en estos temas. No sólo se trata de sacar
piezas y estudiarlas sino también de restaurarlas y
conservarlas.
¿Qué lo tuyo es la biología? ¡Contratados! Hay pocos expertos en arqueozoología, antracología, palinología, paleoecología, genética, botánica y todas
las subcategorías aplicables. ¡Tan solo piensa en las
catacumbas de animales en Saqqara!, tienes trabajo
para una eternidad.
En fin, podría seguir, pero seguro ya tienes muchas
cosas que pensar. ¡No te desanimes!, todos los
Detalle de una de las tumbas descubiertas en Oxirrinco durante la campaña de excavaciones
de noviembre / diciembre 2021. | Misión Arqueológica de Oxirrinco.
90 | Egiptología 2.0
Detalle de un sarcófago descubierto en Saqqara. | Cordon Press.
caminos llevan a Egipto. En realidad, si lo piensas, lo único que necesitas es sentir una auténtica pasión y lo
demás es pan comido. Y cuando te desanimes recuerda que Howard Carter no estudio arqueología, ni historia
y mucho menos egiptología, tan solo era un ilustrador extraordinario empeñado en encontrar una tumba.
Te deseo toda la suerte del mundo ¡la necesitarás!
Sobre el autor
Sabina Espejel Nonell es licenciada en Historia por
la Universidad de Barcelona, obtuvo un posgrado en
Egiptología en Australia por la Universidad de Macquarie y actualmente estudia un máster sobre el Mediterráneo antiguo en la UOC.
También estudió un diplomado y un máster en Egiptología en la Escola d’Egiptologia de la Fundació Clos.
Ha participado en proyectos de arqueología con la
UB, en proyectos de arqueología subacuática con
el CASC y fue miembro del Proyecto Montehmat en
Egipto.
Actualmente reside en México donde ha impartido clases en la ENAH, ENCRYM y colaboró brevemente en
el estudio de la colección egipcia en el Museo Nacional de las Culturas en la Ciudad de México.
Enlaza con el autor
Sarcófago descubierto en Saqqara.
| Ministry of Tourism and Antiquities.
sabina.espejel@gmail.com
Egiptología 2.0 | 91
Exposiciones
Museu Egipci de Barcelona / Sara López Caiz
Ptolomeo. Faraón de Egipto
P
tolomeo I, fundador de una dinastía que terminaría con la más famosa de las Cleopatras, la
VII, como buen faraón, tenía cinco nombres o títulos
protocolarios además del de familia, aunque hasta
ahora solo se conocían cuatro.
Uno tras otro, el conservador del Museu Egipci Luis
Manuel Gonzálvez va señalando sobre tres bloques
de piedra que ocupan unos tres metros los símbolos
que los identifican en escritura jeroglífica, un buitre,
una cobra, un halcón (Horus)…: “Grande en poder”,
“Aquel que toma poder con su fuerza” (no en vano
sobrevivió a la dura lucha por la sucesión de Alejandro Magno, de quien fue uno de sus generales,
alzándose rey de Egipto el año 305 aC.), “Escogido
de Ra, Amado de Amón”, “Hijo de Ra” y..., en medio,
el hallazgo: “El de brazo fuerte”, nombre que aún no
se había identificado y que forma parte del descubrimiento de los restos del templo perdido de Ptolomeo
en Hut-nesut (actual Sharuna), anunciado hace pocos meses, por parte de la expedición de la Fundación Arqueológica de Jordi Clos y el museo barcelonés junto con la Universidad alemana de Tübingen y
el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto.
De documentar este “’grand prix’’”, con el que, señalaba Clos, han entrado en la historia de la egiptología, y de mostrar otros detalles de la excavación
92 | Egiptología 2.0
Los tres bloques de piedra en que se pueden leer
los cinco nombres de Ptolomeo I, uno de ellos desconocido hasta ahora. | Jordi Otix.
del templo, como la reconstrucción exacta en 3D
(tras tomar 40.000 fotografías) de diferentes partes
del mismo, se ocupa la nueva exposición del Museu
Egipci ‘‘Ptolomeo, faraón de Egipto’’, en la que también se profundiza en el reinado de los Ptolomeos
(350-30 aC.) gracias a unas 50 piezas de la colección del centro sobre ese periodo.
El templo de Ptolomeo I, que la misión ha averiguado
Habían sido reutilizados por obreros del siglo VI d.C.
para edificar una iglesia copta y que, protegidos de
la intemperie y el vandalismo, se habían conservado
en perfecto estado, señalaba el empresario y coleccionistas Jordi Clos.
Ahora, el museo que dirige Maixaixa Taulé expone
precisas réplicas a tamaño real de 20 de los bloques originales y que permiten apreciar la cornisa
superior y las molduras de hasta cuatro hiladas de
piedras del templo, que pudo tener hasta 60 metros
de perímetro, calculaba Gonzálvez, quien recordaba
cómo para extraerlas tuvieron que lidiar bombeando
y drenando continuamente el agua de la zona, que
Reproducciones exactas en 3D de una esquina del
templo de Ptolomeo I en Sharuna.
| Jordi Otix.
que se llamaba El Palacio Noble del gran Señor y
estaba dedicado a Horus y posiblemente a Isis o Hathor, había sido documentado en 1838 por el pintor y
egiptólogo Nestor L’Hôte pero después se le perdió
el rastro.
Hasta que en 1984 algunos campesinos empezaron
a hallar restos y, en 2018, la expedición del Egipci,
que llevaba excavando en Sharuna desde 2006, halló siete de los 60 grandes sillares de piedra que han
recuperado hasta hoy y que formaban parte de la
perdida construcción.
A la derecha, cubierta de sarcófago en madera, junto a una caja utilizada para guardar las vísceras del
difunto. | Jordi Otix.
Una de las salas de la nueva exposición temporal. | Jordi Otix.
Egiptología 2.0 | 93
Entre las piezas, una estela en la que aparece la famosa Cleopatra VII, la última de la dinastía, y tras
ella, Ptolomeo XIII o XIV. Cuenta Clos cómo la identificó el doctor Jean Yoyotte durante una visita al
museo hace medio siglo, pues solo una gran reina
como ella podía aparecer representada por delante
del faraón.
Estatua del dios Horus en forma de halcón.
| Museu Egipci de Barcelona.
Estela de donación. Piedra caliza. Período Ptolemaico, reinado de Cleopatra VII (51-30 aC).
| Museu Egipci de Barcelona.
Una imponente estatua del dios Bes (deidad protectora de niños y embarazadas pero también de la
música, el sexo y la danza), monedas con la efigie
de Ptolomeo I y de Alejandro el Grande, una caja
decorada para guardar las vísceras del difunto (en
épocas anteriores se conservaban en los vasos canopos), una copia bicentenaria en yeso de la piedra
de Rosetta, una máscara funeraria junto a una cubierta de ataúd presidida por el dios chacal Anubis,
forman parte del recorrido. También bellas esculturas desnudas de reinas o diosas, una de ellas, muy
probablemente de Arsinoe, hija de Ptolomeo I.
Tetradracma de bronce del año 134, acuñada en
Alejandría. | Museu Egipci de Barcelona.
alcanzaba un metro de profundidad.
Si una parte de la muestra está dedicada a los descubrimientos y la excavación, la otra explica a través
de diversas obras el periodo Ptolemaico, dinastía
de faraones de origen extranjero que garantizó tres
siglos de prosperidad económica, militar, cultural y
social en Egipto, en los que brilló la capital, Alejandría, la “reina del Mediterráneo”, se explotó el valle
del Nilo y se construyeron templos, uno de ellos el
redescubierto en Sharuna.
94 | Egiptología 2.0
Una muestra dedicada al Egipto ptolemaico a raíz de
uno de los hallazgos más importantes en la trayectoria investigadora de la Fundación Arqueológica Clos
en Egipto: los restos de un templo construido hace
dos mil años, durante el reinado del faraón Ptolomeo
I (304-284 a C.), en la ciudad de Hut-nesut, antiguo
nombre de la actual Sharuna.
La muestra pone en valor el templo de Ptolomeo I
y, al mismo tiempo, da a conocer tanto el proyecto
(antecedentes y planteamiento) como los primeros
resultados de la investigación, quince años de compromiso con los trabajos de investigación.
El descubrimiento
En 2006 la Fundación Arqueológica Clos reinició la
año pasado en condiciones muy difíciles que incluyeron lluvias torrenciales, una plaga de serpientes
venenosas y la situación creada por la covid, por la
misión arqueológica conjunta del Museu Egipci de
Barcelona, la Universidad de Tubingen y el Consejo
Superior de Antigüedades de Egipto que excavan el
yacimiento de Sharuna (el-Kom el- Ahmar Sawaris),
antigua Hut-nesut, en el Egipto Medio, en la orilla
oriental del Nilo.
Los restos hallados, 60 sillares de gran tamaño de
los muros del templo, muestran elementos arquitectónicos como cornisas y molduras convexas, así
como frisos decorativos en los que aparece repetida
la cabeza de la diosa Hathor (a la que estaba dedicada el templo junto con Horus) alternándose con
los cartuchos que contienen el nombre de faraón de
Ptolomeo I.
Los restos presentan inscripciones jeroglíficas, entre
ellas una que aporta información sobre el templo, su
nombre y los dioses a que estuvo consagrado.
El edificio fue desmantelado en el siglo VI para utilizar las piedras en los cimientos de una iglesia copta.
El dios Bes, protector de los alumbramientos. | EFE.
aventura del egiptólogo Nestor L´Hôte, el primero en
mencionar (en 1838) la existencia de un templo en
Sharuna, del que posteriormente se perdería su rastro.
Los impresionantes restos del antiguo templo del faraón Ptolomeo I, general de Alejandro Magno y creador de la última dinastía de reyes del Antiguo Egipto,
fueron recuperados, en dos campañas, la última el
Los bloques hallados pertenecen todos a las cuatro
hiladas superiores del templo faraónico, de lo que
se puede deducir que el templo estaba aún en pie
cuando lo desmontaron a fin de reutilizar sus componentes. El estudio conjunto de materiales encontrados permitirá, según explicaban los responsables del
proyecto, plantear una propuesta de reconstrucción
hipotética del templo que hace dos mil años se erigió
en la vieja ciudad de Hut-nesut.
Claves de la implantación de una dinastía
La existencia de un templo en Sharuna fue mencio-
Piezas encontradas en Sharuna que forman parte del templo del periodo ptolemaiEgiptología
co. | The New Barcelona
Post. 2.0 | 95
Una de las salas de la nueva exposición temporal. | Xavier Cervera.
Reproducción 3D de uno de los restos del templo del faraón Ptolomeo I. | Xavier Cervera.
nada ya en 1838 por el egiptólogo Nestor L’Hôte, pero se perdió el rastro de las ruinas pese a su búsqueda por
exploradores y egiptólogos. Los 60 sillares hallados ahora, con conexión entre algunos bloques, va a permitir
integrar otros elementos encontrados previamente, como los localizados por el egiptólogo Tadeus Smolenski a
inicios del siglo XX y que se encuentran en las colecciones egipcias de Viena y Budapest.
“Estamos al principio de la investigación, hay que unir el puzle y seguir excavando”, suspira Mariàngela Taulé,
que recuerda que la información ha de ir apareciendo en las publicaciones especializadas. La directora del
Museu Egipci apunta que el templo guarda claves de las estrategias de Ptolomeo, al cabo un griego, para consolidar su integración en el mundo cultural y religioso de Egipto.
96 | Egiptología 2.0
Hoy viajamos a...
Bartomeu Egea Resino
El Templo de Isis en la antigua
Syene (Swenet)
Restos arqueológicos del templo de Isis en Syene. | Bartomeu Egea Resino.
Que ver
El pequeño templo a Isis en Aswan no esta muy alejado del mas conocido de Philae. Este pequeño templo
del periodo ptolemaico, edificado en tiempos de los reyes Ptolomeo III Evergetes I y Ptolomeo IV Filopator,
advocado a la triada de dioses de la primera catarata: Khnum-Satis-Anukis, así como a Horus y a Osiris, que
mide aproximadamente 19 metros de alto, nos recuerda al de Esna por estar por debajo del nivel de las casas
colindantes.
Construido en arenisca, en parte aun conserva muros y techos de granito rosa del mismo Aswan. En una de sus
dos puertas que se mantiene en pie podemos ver un disco solar alado. Esta puerta se encuentra en el lado occidental del templo, frente al rio, frente al patio que albergaba el templo que ahora se encuentra bajo las casas
colindantes. Las jambas y dinteles aun conservan relieves, podemos también ver, a modo de gárgolas, salidas
de agua con cabeza de león.
Este maravilloso, conservado y casi desconocido templo situado en medio de la moderna ciudad de Aswan fue
descubierto en 1871 gracias a la construcción del ferrocarril. Poco tiempo después Auguste Mariette, publico
una vista de la planta, de un lateral y el frontal así como de algunos relieves del templo. En 1894, Jacques de
Morgan, incremento la documentación existente con mas relieves y con secciones transversales del templo,
donde se podían ver los agujeros existentes aun hoy en día en la fachada que al estar colmatado el templo de
escombros tuvieron que hacerse para acceder.
Egiptología 2.0 | 97
Exterior del templo de Isis en Syene. | Bartomeu Egea Resino.
98 | Egiptología 2.0
Durante mucho tiempo el templo resto abandonado, solo publicaciones de viajeros citaban este pequeño tesoro.
Durante los años 1961-1963 el templo fue usado como almacén de bloques encontrados en las inmediaciones,
especialmente de los que pertenecieron a lo que fue la muralla de defensa de Aswan hacia el sur. No existiendo
ya mas noticias, hasta 1978 que un equipo italiano publico su trabajo realizado durante algunas campañas.
El templo estaba dedicado a Isis “Al frente del ejercito”, evidente relación con la función de Syene como guarnición en el período grecorromano. Considerado inacabado, su decoración ha quedado inconclusa, porque
solo en los lugares más importantes, en las entradas principales (I, II y III) y en el muro este de la naos (VII) se
pueden encontrar relieves que muestran los cartuchos de Ptolomeo III y su sucesor Ptolomeo IV.
Interior del templo de Isis en Syene. | Bartomeu Egea Resino.
Egiptología 2.0 | 99
Interior del templo de Isis en Syene. | Bartomeu Egea Resino.
Originalmente, el templo estaba rodeado por un muro de adobe parcialmente visible. El interior consta de un
recibidor con dos pilares cuadrados (A y B) y una naos (VII) con dos capillas laterales (VI y VIII). El templo se
extendia hacia el oeste, pero aun no se ha excavado.
Las excavaciones también mostraron rastros de la reutilización del templo como iglesia. En los pilares, hay
grafitis figurativos cristianos que representan barcos y un rosetón, cruces e inscripciones coptas; los nichos de
las paredes, los relieves cortados o picados y ciertas adaptaciones en el pavimento nos llevan al período de
reutilización como iglesia.
Campañas realizadas desde 2001 al 2003 trabajaron en las casas de adobe que datan de la Antigüedad Tardía
y los períodos árabes alrededor del templo de Isis. Así mismo inscripciones demóticas y jeroglíficas datadas entre el reinado de Ptolomeo V al de Cómodo mostraron la formula de peregrinación (rn-f mne ty) (que su nombre
permanezca aquí) inscripciones comunes también en el templo de Philae.
Localizado en la Sharia (calle) Abtal el-Tahrir, al sur de la ciudad (ver mapa) cerca del edificio de la televisión
de Aswan, de su catedral Copta y del Old Cataract Hotel. En la taquilla podréis obtener un boleto que permite
la fotografía.
100 | Egiptología 2.0
Localización del templo de Isis en Syene. | Google Maps / Bartomeu Egea Resino.
Plano (planta) del templo de Isis en Syene.
| Bartomeu Egea Resino.
Exterior del templo de Isis en Syene.
| Bartomeu Egea Resino.
Egiptología 2.0 | 101
Exterior del templo de Isis en Syene. | Bartomeu Egea Resino.
Recomendación
El viajero puede observar la existencia de cruces en la puerta (II), lo que indicaría que esta fue la entrada para
los laicos, dejando la principal (I) para ocasiones especiales (otra nuestra de la reutilización del templo al cristianismo). Al salir del recinto, podéis subir un poco mas a la izquierda y detrás del cercado podéis tomar fotografías
del conjunto, así mismo también podréis observar las casa que con seguridad cubren aun parte del templo.
Bibliografía
Sobre el autor
A. Mariette, G. Maspero, Monuments divers recueillis
en Égypte et en Nubie, 2 vols (París, 1872-89) 2.6
(Pls. 22-6). Cf. A. Mariette, Itinéraire de la Haute-Égypte (Alejandría, 1872) 249.
Bartomeu Egea (Barcelona 1953), después de una larga trayectoria empresarial, dedica toda su atención al
estudio del antiguo Egipto, estudia prehistoria e historia antigua y etnoarqueología, colabora habitualmente
en blogs y foros que promuevan el conocimiento de la
egiptológica, así como en docencia, acercando el AE
a los escolares.
Bresciani y Pernigotti, Assuan, 16. Cf. J. Leclant,
“Fouilles et travaux en Égypte et au Soudan, 19691970”, et 1970-1971, et 1971-1972, et 1975-1976, et
1977-1978.
Dijkstra, J.H.F. (2005): Religious encounters on the
southern Egyptian frontier in Late Antiquity (298 d.C.
-642 d.C.). sn.
Desde 2005 administra el sitio web: egipte.cat, donde a manera de repositorio gráfico, recopila el legado,
que del antiguo Egipto, exista en la Mediterránea occidental.
Enlaza con el autor
tomeu@egipte.org
102 | Egiptología 2.0
GALDER IZARZUGAZA
Akhenaton ha muerto y la ciudad de Amarna se sume en la
incertidumbre. Una inexperta Meritaton se sienta en el trono con
Nefertiti, Ay y Horemheb alrededor. El futuro de Amarna y de
todos está en juego. https://www.amazon.es/dp/B09PC1VGVB/ref=as_
Egiptología 2.0 | 103
104 | Egiptología 2.0
E
gipto celebró el pasado mes de noviembre un espectáculo de estilo faraónico con una procesión
por la antigua Avenida de las Esfinges, un corredor
entre el templo de Luxor y el complejo religioso de
Karnak, con el que quiso revivir el esplendor que
mantiene la ciudad monumental, antigua capital imperial de Tebas.
Al igual que en el llamado “desfile dorado” del pasado abril en El Cairo, el Gobierno organizó un evento con luces, música, danza y un desfile recreando
una procesión que se celebraba en la capital tebana,
situada a orillas del Nilo en el centro del país, con
cientos de figurantes vestidos como en la época faraónica.
La ceremonia, retransmitida en vivo por todas las televisiones egipcias y compartida vía satélite con el
resto del mundo, hizo conexiones con otros atractivos turísticos como la necrópolis del Valle de los Reyes, el grandioso templo de Hatshepsut o el museo
de Luxor, iluminados para la ocasión.
La procesión por la Avenida de las Esfinges copió los
principales elementos de la fiesta de Opet, en la que
cada año, el día 15 del mes de las inundaciones por
la crecida del río Nilo (equivale actualmente a septiembre) salían en procesión estatuas de los dioses
Imagenes de la inauguración de la avenida de esfinges. | Ministry of Tourism and Antiquities.
Amón-Ra, su esposa Mut y el hijo de ambos, Jonsu.
Dicha ceremonia, que representaba la regeneración
de Amón-Ra (la principal deidad del Antiguo Egipto)
y, por tanto, del propio faraón, se realizó durante algunas épocas por el Nilo y en otras por la avenida,
que corría en aquel momento en paralelo al río, con
las barcas llevadas en andas.
Como en el Antiguo Egipto, cuando las imágenes de
los tres dioses eran llevadas sobre barcas que salían
en procesión del templo de Karnak, las reproducciones de tres de estas embarcaciones ceremoniales
fueron conducidas al templo de Luxor entre cánticos,
bailes, el redoble de decenas de tambores y fuegos
artificiales.
Pero a diferencia de entonces, cuando esta festividad era una de las pocas ocasiones en las que el
pueblo llano podía ver en vivo las representaciones
de sus dioses y rendirles culto porque tenían vetada
la entrada a los templos, esta vez los habitantes de
Luxor han tenido que verlo por televisión.
Solo pudo presenciar el acto un grupo selecto de
personalidades egipcias, diplomáticos extranjeros y
los ministros del Gobierno, y como invitado de honor,
el presidente Abdelfatah al Sisi, que antes del desfile
recorrió parte del camino restaurado.
Imagenes del acto inaugural de la avenida de esfinges. | Ministry of Tourism and Antiquities.
La excusa el elaborado evento promocional fue la
finalización de la restauración de la Avenida de las
Egiptología 2.0 | 105
Imagenes del acto inaugural de la avenida de esfinges. | Ministry of Tourism and Antiquities.
106 | Egiptología 2.0
Templo de Karnak
Templo de Luxor
Avenida de las esfinges
Rio Nilo
Localización de la avenida de esfinges. | Alex Fung.
Esfinges, también llamada de los carneros, el mayor
proyecto de este tipo en el que han estado trabajando arqueólogos y expertos desde 1949 con interrupciones, según el Ministerio de Antigüedades.
Esta avenida -de 2,7 kilómetros de largo y 76 metros
de ancho que enlazaba de norte a sur los principales
espacios religiosos de la antigua capital tebana- estaba jalonada por 1.200 esfinges, los mitológicos seres con cuerpo de león y cabeza, en general, humana, aunque algunas de las de Luxor eran de carnero.
El camino estuvo mucho tiempo cubierto por casas,
pero fue despejado y recuperado, al igual que algunas de las estatuas, aunque no todas han podido ser
salvadas: un total de 120 esfinges, un 10 % de las
que tenía originalmente el recorrido, vuelven a estar
en su lugar, aunque muchas de ellas están incompletas.
La Avenida de esfinges
La Avenida de las esfinges es el dromos que conecta el templo de Karnak con el templo de Lúxor en la
antigua ciudad egipcia de Tebas (actual Lúxor), con
esfinges y estatuas con cabeza de carnero ambos
lados de sus 2,7 km de longitud.
La construcción de la Avenida de las Esfinges comenzó durante el Imperio Nuevo y se completó durante el período Tardío, en el reinado del gobernante de la dinastía XXX Nectanebo I (380-362 a. C.).
Posteriormente la vía fue enterrada bajo las arenas
durante siglos.
En la Description de l’Égypte (1809), la Avenida de
las Esfinges se describe como de 2.000 metros de
largo, bordeada por más de 600 esfinges.
Georges Daressy informó en 1893 que en Lúxor este
camino estaba enterrado y no se podía excavar porque se encontraba por debajo del nivel del agua subterránea, mientras que en Karnak había un kilómetro
visible.
El primer rastro de la avenida (en Lúxor) se encontró
en 19495 cuando el arqueólogo egipcio Mohammed
Zakaria Ghoneim descubrió ocho estatuas cerca del
Templo de Luxor, después 17 estatuas más fueron
desentrradas entre 1958 y 1961 y otras 55 entre
1961 y 1964, todas en un perímetro de 250 metros.
De 1984 a 2000 se determinó todo el recorrido del
camino, dejando a las excavadoras el descubrimiento de la carretera. Las 1057 estatuas originales están
situadas en el camino y se divididen en tres formas:
La primera forma es la de cuerpo de león con cabeza
de carnero, que fueron erigidas en un área de aproximadamente 300 metros entre el templo de Karnak y
el Recinto de Mut durante el reinado del gobernante
del Reino Nuevo Tutankamón.
La segunda forma es la de carnero entero, construida en un área más remota durante la decimoctava
dinastía de Amenofis III, antes de ser trasladada más
tarde al complejo de Karnak.
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Imagenes del acto inaugural de la avenida de esfinges. | Ministry of Tourism and Antiquities.
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Trabajos de restauración en la avenida de esfinges. | Karen Green.
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La tercera forma que incluye la mayor parte de las estatuas es la dede esfinge, cuerpo de león y cabeza de
humano, estas estatuas se extienden a lo largo de una milla hasta el Templo de Lúxor.
Este espectáculo de tintes épicos se enmarca en la campaña del Gobierno egipcio para impulsar el turismo y
mejorar la imagen internacional de país en torno a la imagen del antiguo imperio faraónico, que vivió una de
sus épocas más doradas en la ciudad de Luxor, considerada por el Ministerio de Antigüedades “un museo al
aire libre”.
La campaña empezó con un espectacular desfile de veintidós momias de faraones y faraonas desde el Museo
Egipcio en el centro de El Cairo a su nuevo emplazamiento, en el nuevo Museo de las Civilizaciones, otra atractivo turístico recién inaugurado.
Siguió con el peliagudo traslado de la barca funeraria de Keops de los pies de la pirámide que lleva su nombre,
en la meseta de Guiza, al adyacente Gran Museo Egipcio, actualmente en construcción y cuya inauguración se
prevé para 2022.
Egipto pretende recuperar el número de visitantes extranjeros que perdió a raíz de la revolución de 2011, que
llegó a rozar los 15 millones anuales, y que, después de una recuperación en los últimos años, volvió a descender por la pandemia de la covid-19.
Fuegos artificiales durante la inauguración de la avenida de esfinges. | Ministry of Tourism and Antiquities.
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Imagenes del acto inaugural de la avenida de esfinges. | Ministry of Tourism and Antiquities.
Egiptología 2.0 | 111
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Contaminación arqueológica:
Porcelana china en la Tebas
del Imperio Nuevo
Alfonso Daniel Fernández Pousada
Egiptología 2.0 | 113
C
on más frecuencia de lo que cabría imaginar, se
producen ciertos hallazgos arqueológicos totalmente extravagantes que, de no ser por su origen
evidente, parecerían desafiar las reglas de la lógica. Pongamos por caso: un mechero que aparece
en medio de unos estratos paleolíticos o un cromo
de la liga nacional de béisbol enterrado bajo unas
vértebras fosilizadas de triceratops. En fin, objetos
totalmente fuera de lugar, enclavados en un contexto histórico que para nada les corresponde. El
criptozoólogo norteamericano Ivan Terrance Sanderson (1911-1973) bautizaría estas reliquias como
oopart, partiendo de las siglas inglesas Out of Place
Artifacts. A partir de ahí, algunos investigadores independientes, entusiastas de lo paranormal y la de
historia heterodoxa, han utilizado estos objetos para
tratar de demostrar los presuntos equívocos de la
cronología tradicional, aportando explicaciones tan
variopintas que van desde la manida hipótesis del
viajero en el tiempo, hasta civilizaciones avanzadas
en la antigüedad y con tecnología futurista, pasando
por las dimensiones paralelas, los agujeros de gusano, los visitantes del espacio exterior, los archivos
akáshicos y demás argumentos que perfectamente
podrían ser reciclados para los guiones del serial
televisivo The Twilight Zone. Pero, como ya se ha
adelantado, el origen de estos objetos es más que
evidente: la contaminación arqueológica.
Algunos de estos vestigios anacrónicos se encuentran descontextualizados en razón de haber sufrido
una recolocación posterior, ya sea por la mano del
hombre, voluntaria o involuntariamente, ya sea por
causas naturales, como corrimientos de tierra, ventiscas, aguaceros, seísmos o riadas torrenciales. Un
hecho tan ordinario como excavar un pozo de agua
o arar un terreno agrícola conlleva la alteración de la
estratigrafía arqueológica, al remover las capas superpuestas, donde la más superficial representa la
época reciente y la más profunda marca un período
más arcaico, si bien, a través de la acción mecánica
del ser humano, estos depósitos pueden acabar entremezclándose, aun sin ser coetáneos entre sí. En
los modernos laboratorios, hoy en día, al tratar de
analizar piezas egiptológicas, surgen contrariedades
de este tipo: al pretender aislar muestras útiles de
ácido desoxirribonucleico, con el propósito de examinar el genotipo de las momias, al deterioro de los cadáveres y al tratamiento al que han sido sometidos de
cara a su desecación, hay que sumar la interacción
con los egiptólogos que antaño –con la arqueología
en ciernes, todavía en el siglo XIX- extrajeron sus
vendajes y los manosearon sin las debidas medidas
de protección, imprimiendo el rastro de sus propios
marcadores genéticos. Otrosí, queriendo desinfectar
y desinsectar tales objetos, solían ser ahumados,
utilizando para ello hojas de tabaco y provocando,
a la postre, que los estudios químicos realizados en
los siglos XX y XXI hayan detectado la presencia de
esta sustancia entre los óleos usados hace cuatro
mil años en los talleres de embalsamamiento, pese
a que no sería hasta el año 1492, tras la apertura de
Una de las llamadas lámparas de Dendera. | Olaf Tausch.
114 | Egiptología 2.0
las rutas comerciales con América, cuando el tabaco
debutó en Europa, diseminándose luego desde este
continente hacia Asia y África.
La propia naturaleza también ha contribuido a generar estos rompecabezas. En el Valle de los Reyes, en
ocasiones, objetos poco pesados del ajuar funerario
han aparecido fuera de sus emplazamientos originales, arrastrados hasta allí por grandes aluviones: así,
en la tumba del faraón Merenptah Siptah (KV47) se
descubrieron algunas piezas provenientes de la última morada de la reina Tiaa (KV32); por su parte, una
misión arqueológica dirigida por la Universidad de
Basilea sacó a la luz, en el enterramiento de Ramsés
X Amonherjepeshef (KV18), multitud de fragmentos
de alfarería, mobiliario y momias de animales, que
habían sido depositados allí a consecuencia de pretéritas inundaciones. En realidad, es bastante común
que se identifiquen niveles de riada en las necrópolis
egipcias aunque, en estas capas, los hallazgos no
suelen ser de gran entidad; básicamente, cascajos
de loza o de industria lítica. No así en el Valle de los
Reyes, pues el estatus privilegiado de sus ocupantes
resulta acorde a las posesiones que a los mismos se
le conferían para su viaje al más allá, repercutiendo
en el valor también mayor de los objetos que aquí
fueron arrastrados, de tumba en tumba, por la fuerza
tractiva de una corriente de agua.
Otras veces, más que objetos fuera de lugar, cabría
hablar de conocimientos fuera de lugar: así, que el
pueblo de los dogón, asentado en el gran meandro
del río Níger, en Malí, poseyese unas nociones astronómicas demasiado precisas como para obtenerse a ojo desnudo se ha puesto en correlación con la
llegada de aventureros y exploradores europeos en
el siglo XIX, durante la carrera colonial en África. Es,
al menos, la respuesta dada por el astrofísico Carl
Edward Sagan (1934-1996), el mayor divulgador en
la materia. No faltan tampoco los simples errores de
lectura, de interpretación o de atribución: las lámparas de Dendera, el planeador de Saqqara o el helicóptero de Abidos, que tanto ruido han hecho en
los círculos pseudocientíficos, son claros ejemplos
del efecto pareidólico, que ocurre cuando el cerebro cree reconocer formas familiares, y como tales
las decodifica, a partir de estímulos por lo general
vagos y aleatorios. Así, donde unos vemos un pequeño halcón de madera, de apenas 15 centímetros,
fechado hacia el año 200 d. C., localizado en 1898
en la tumba de Pa-di-Amón y que pudo haber servido como juguete, veleta o incluso bumerán, otros
consiguen ver la maqueta de un avión primitivo. Lo
mismo ocurre con las presuntas lámparas eléctricas
del Templo de Hathor en Dendera: lo que en términos egiptológicos es una serpiente emergiendo de
una flor de loto, apoyada sobre un pilar Dd, recuerda
a una bombilla de ampolla alargada, con su filamen-
Planeador de Saqqara. | Dawoudk.
to y su casquillo. Pero, por sorprendente que sea el
parecido entre ambas, se trata de evocación pura y
dura, de un simple engaño a la memoria humana,
que se empeña en descifrar esa curiosa iconografía
del dios Harsomtus como si fuese un objeto mucho
más cotidiano: lógicamente, vemos primero aquello
que estamos más acostumbrados a ver. Finalmente, el helicóptero del Templo de Menmaatra Seti I en
Abidos es el resultado de un palimpsesto, esto es, el
solapamiento de dos textos distintos, cada uno de los
cuales tiene sentido completo en escritura jeroglífica
pero que, a través de su superposición, alimentan la
imaginación del observador al asemejarse bastante
a un par de ultramodernas aeronaves.
Tristemente, la contaminación arqueológica no es
ajena a los fraudes: una de las cuestiones que más
han preocupado siempre a los excavadores es convencer a sus mecenas de que sigan abonando las
licencias y financiando las campañas. Pero la iniciativa privada no se rige por afán filantrópico y, dejando
al margen aquellas instituciones académicas que lo
hacen a fin de adquirir o mantener su prestigio, los
primeros hombres de negocios o aristócratas que
volvieron su mirada hacia Egipto eran, en realidad,
los herederos de grandes fortunas, los dueños de
colecciones exclusivas, que veían en la tierra de los
faraones una auténtica mina de oro, donde aprovisionarse de las obras de arte que algún día llenarían
los estantes y vitrinas de sus museos domésticos.
Con esta premisa como telón de fondo, cada vez que
un inversor acudía al país del Nilo para supervisar in
situ el avance de las prospecciones, solía ponerse
en escena un teatrillo tan básico como efectivo: en
los días previos a la visita, la zona era “sembrada”
de reliquias auténticas, que con suerte procedían del
propio yacimiento o que, en el peor de los casos,
eran adquiridas con prisas en el mercado negro; luego, a la llegada del mecenas, se le invitaba a unirse
al equipo y, siguiendo unas precisas y fáciles indicaciones, acababa “descubriendo” por él mismo alguno
de esos grandes tesoros, alimentando así el gusanillo del exotismo faraónico en su interior y facilitando
el desembolso de más caudales, tras comprobar personalmente los exquisitos frutos que estaba dando
Egiptología 2.0 | 115
Helicóptero de Abidos.
| Biblioteca Pléyades.
el proyecto. Este teatrillo –un secreto a voces entre
los excavadores- no podía resultar demasiado obvio
y, al mismo tiempo, tenía que ser lo suficientemente
convincente. En consecuencia, cuando los arqueólogos actuales estudian los cuadernos y anotaciones
dejadas por los excavadores del siglo XIX y comienzos del siglo XX, descubren ciertas incongruencias
acerca de la posición y estado de conservación en
que fueron localizados algunos objetos, difiriendo, y
mucho, de su experiencia personal en el trabajo de
campo. Recuerda, de alguna manera y en otras latitudes, a cuando los ríos gallegos, como el Lérez en
Pontevedra o el Mandeo en Betanzos, eran “sembrados” de salmones antes de que el dictador fascista
Francisco Franco (1892-1975) arribase a sus cauces a fin de practicar la pesca deportiva. En cuanto
a finalidad, no difiere demasiado del teatrillo de los
excavadores: todo sea por satisfacer a quien manda.
No faltan tampoco los ejemplos de contaminación
arqueológica por falsificación, haciendo pasar artefactos modernos por reliquias arqueológicas del pasado, en gran medida, a fin de obtener beneficios
económicos que se deriven, bien de su ulterior mercadeo, bien del atractivo turístico que pueda repercutir para la zona donde presuntamente se han localizado tales objetos. Verbigracia, las famosas piedras
de Ica, recolectadas en el Desierto de Ocucaje y algunas de las cuales han demostrado ser creaciones
fraudulentas, especialmente aquellas en las que la
andesita muestra el grabado de criaturas prehistóricas que nunca han convivido con el ser humano y
que ni siquiera pertenecen a las mismas eras geológicas, como advirtió en 1998 un extenso reportaje
firmado por Vicente París. Hay víctimas de categoría
dentro de este tipo de estafas, de las que suelen ser
objetivo los grandes museos del mundo, caso del
Louvre, que en 1896 abonó la friolera de 200.000
francos por la majestuosa Tiara de Saitafernes, pese
a que finalmente resultó ser una excelsa joya salida
116 | Egiptología 2.0
del taller del orfebre bielorruso Israel Rouchomovsky (1860-1934), en lugar de un exvoto de la colonia
griega de Olbia ofertado al rey de los escitas, en el
siglo III a. C.
Un caso paradigmático dentro de la egiptología española es el de los óstraca de Iruña-Veleia: en 2005
comenzó a circular la información, luego confirmada
oficialmente en junio de 2006, de que en el oppidum
de Iruña, a diez quilómetros escasos de la ciudad
de Vitoria, se habían descubierto cerca de 300 restos cerámicos en estratos que abarcan del siglo III
al VI; este material epigráfico contendría los textos
más antiguos escritos en vascuence, las últimas
anotaciones en jeroglíficos –hasta entonces se consideraba que la más tardía fue la inscripción de Esmet-Akhom, en las paredes del Templo de Isis en
Filé y fechada a 24 de agosto del año 394-, además
de diversas transliteraciones del egipcio antiguo al
alfabeto latino, varias escenas de la vida cotidiana y
hasta un calvario primitivo. De haber sido real, este
hallazgo situaría al poblado de Iruña-Veleia dentro
del circuito de yacimientos excepcionales para profundizar en el conocimiento del Imperio Romano, a
la altura de la fortaleza de Vindolanda, junto a la muralla de Adriano en Northumberland o de las ruinas
de la urbe de Pompeya, en las faldas del Vesubio.
Pero con gran rapidez se sospechó de la falsedad
de estas piezas, a causa de pasmosas incongruencias: sobre un hueso allí descubierto se puede leer la
secuencia NIIPIIRTITI NIIPIIRTATI HAMSII, que en
teoría representaría la latinización de los nombres de
la reina Neferneferuatión Nefertiti, el faraón Ramsés
II Meriamón y su consorte, Nefertari Merienmut. No
obstante, la pronunciación de estas tres palabras es
una convención moderna: gracias al copto se sabe
que en tiempos de los romanos, ninguno de estos
tres nombres habría originado la referida transcripción, planteando serias dudas sobre su autenticidad,
tal y como demostró con holgada soltura el egiptó-
Presunto óstraco egipcio del yacimiento de Iruña-Veleia. | Juan Martín Elexpururen.
logo José Manuel Galán Allué, del Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo,
miembro del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas y director del Proyecto Djehuty en la necrópolis de Dra Abu el-Naga. En el polo opuesto se
encuentra la egiptóloga Ulrike Flitz, de la Universidad
de Tübingen, quien durante largos años ha venido
hablando en favor de estas inscripciones, convencida de que se corresponden con simples ejercicios
escolares, perfeccionando la técnica de la imitación,
partiendo del hecho de que muchos artesanos de la
antigüedad hicieron y comerciaron con objetos egiptizantes. Pocos deberían quedar que mantengan y
defiendan de ahora en adelante esta postura, máxime después de que el pasado 9 de junio de 2020,
tras quince años de penoso calvario en los tribunales, la Audiencia Provincial de Álava haya dictado
sentencia condenatoria contra Eliseo Gil, el arqueólogo al frente de las excavaciones de Iruña-Veleia,
con penas de dos años y medio de prisión y el reintegro de 12.500 euros a la Diputación alavesa –que
subvencionaba estas labores-, tras demostrarse que
fue su propio equipo el que manipuló y retocó las
piezas tardo-romanas después de su almacenaje,
añadiéndoles inscripciones falsas mediante el uso
de punzones, tal como llegó a testificar alguno de los
autores de estas alteraciones previo acuerdo con la
fiscalía. Según se ha demostrado, contó para ello la
complicidad del físico nuclear Rubén Cerdán, quien
falseó y certificó los análisis de espectroscopia nuclear que sirvieron para autentificar estos grafitos.
Wilkinson: Rescatando a Rosellini
En 2002, mientras releía la obra de John Gardner
Wilkinson (1797-1875), considerado el padre de la
egiptología británica, subrayé un pasaje que cautivó
poderosamente mi atención. En el capítulo destinado a glosar la artesanía de los antiguos egipcios, de
pasada menciona este autor el hallazgo de una serie
de objetos que, per se, parecerían demostrar la existencia de contactos transoceánicos entre el Egipto
faraónico y el Imperio Chino muchos siglos antes
de las aventuras de Marco Polo. A la vista de estos
ooparts, en su margen anoté tan solamente una palabra: “Comprobar”. Precisamente, recordaba haber
leído en algún periódico, no hacía demasiado tiempo, una noticia breve sobre posibles rutas ancestra-
les de comunicación en ambos países; noticia que
había recortado y guardado en el archivador donde
voy compilando aquellas cuestiones egiptológicas
sobre las que espero poder escribir en el futuro.
Luego, tanto el pasaje de Wilkinson como la nota de
prensa fueron sustituidos en mis pensamientos por
otros asuntos de mayor urgencia. Hasta que llegó el
año 2020 y, con él, la crisis sanitaria a escala global
derivada de la pandemia mundial por SARS-CoV-2,
el coronavirus. Durante la cuarentena, con tiempo de
sobra para revisar papeles viejos, encontré aquel recorte, regresando también a mi mente las palabras
escritas por Wilkinson, que dicen así:
“Entre las muchas botellas encontradas en las tumbas de Tebas y otros lugares, ninguna ha despertado más curiosidad y sorpresa que las de fabricación
china, con inscripciones en esa lengua. Su número
es considerable y yo he visto más de veinte en Tebas
y otros lugares. Se han encontrado en tumbas antiguas y, sin embargo, no hay ninguna evidencia que
demuestre que fueron depositadas allí en tiempos
de los faraones o incluso de los Ptolomeos, porque
tantas tumbas han sido ocupadas hasta tiempos recientes por la población musulmana que éstas pueden haber sido depositadas allí por sus más recientes ocupantes. El profesor Rosellini, sin embargo,
menciona una que él encontró en una tumba que no
había sido abierta con anterioridad y de una fecha
incierta, que él data por el estilo de las esculturas,
de la época de los faraones y no más tarde de la Dinastía XVIII. De no ser por esta evidencia habríamos
pensado que estas botellas habían sido traídas de
la India por comerciantes árabes. Miden unos 5 cm
de altura, en un lado tienen una flor y en la otra una
inscripción, que contiene, según J. Davis (en tres de
ocho que él examinó), la siguiente leyenda: La flor se
abre y ¡ay, otro año!; El doctor Thoms ha traducido
otra: Mientras la luna brilla el abeto suelta su savia
(que al cabo de mil años se transforma en ámbar).
La calidad de estas botellas es muy baja y son de
una época, en la que según J. Davis pensaba, los
chinos no habían alcanzado la misma perfección en
la fabricación de la porcelana que en el momento
actual. Parece que sólo fueron apreciadas por sus
contenidos y una vez que se terminaban, las botellas
sin valor eran usadas para guardar el kohl o colirio
usado por las mujeres para pintarse los párpados”
(Wilkinson; 2002:84-85).
Acompaña al texto un gráfico con la representación
de cuatro de estos frascos de rapé: el primero, conservado en el Museo del Castillo de Alnwick –que los
cinéfilos conocerán bien por haberse rodado en sus
patios algunas de las escenas de la versión cinematográfica de Harry Potter, encarnando parte de las
instalaciones del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería-; el segundo, depositado por el propio WilEgiptología 2.0 | 117
Fotografía de Sir John Gardner Wilkinson.
| Egiptología
| National
Portrait
118
2.0 Gallery.
kinson en el Museo Británico (OA-7350); el tercero,
propiedad de W. Hamilton; y el cuarto, procedente de
Tebas y en posesión de Wilkinson. Básicamente, de
lo que habla Wilkinson es de contaminación arqueológica: la reutilización de las necrópolis del antiguo
Egipto a través de largos períodos de tiempo conlleva también el acúmulo de objetos aparentemente
descontextualizados. Y habría conferido tal explicación a la presencia de porcelana china en las tumbas tebanas de no haber sido por la intervención del
egiptólogo pisano Ippolito Rosellini (1800-1843), de
alargada sombra, quien ejerció un fuerte ascendente sobre los demás arqueólogos del siglo XIX, tanto
por su estrecha relación con el descifrador de los jeroglíficos, Jean-François Champollion (1790-1832),
como por la expedición científico-literaria toscana a
las Dos Tierras, entre 1828 y 1829, que le permitió
alumbrar su celebrado I Monumenti dell’Egitto e della
Nubia, una magna obra que sigue asombrando por
la fidedigna reproducción de las pinturas egipcias.
En ella, Rosellini aseguró haber encontrado uno de
estos frascos de rapé en medio del ajuar de un enterramiento intacto, lo que significaría que fue depositado al mismo tiempo que el difunto, en la época de
los faraones, y que así se describe, convirtiéndose
en punto de partida de un largo y tortuoso malentendido: “En una de las caras de su aplastado cuerpo
está pintada una flor; en el otro lado hay caracteres chinos. Este singular frasco fue por mí encontrado en un enterramiento intacto, de fecha incierta,
pero que, teniendo en cuenta el estilo de los objetos
que contenía, se ve que perteneció a dinastías faraónicas no muy posteriores a la decimoctava. Sé
que otros localizaron en las excavaciones de Tebas
frascos chinos similares; asegurándome Wilkinson
haberlos visto muy parecidos al nuestro. Este hecho
da lugar a dos consecuencias: la primera, que desde tiempo inmemorial se hizo presente en Egipto la
artesanía china; la otra, que en China se practicaban
estas artes ya por aquel entonces, usando caracteres de escritura idénticos a los que se observan en
este frasco, no muy distintos a los que todavía hoy
emplean los chinos. Cosa que merece una investigación y un discurso más pormenorizado de lo que este
lugar nos permite” (Rosellini; 1834:337).
Las reacciones no se harían de rogar, como el efecto
encadenado de un dominó cuya segunda pieza la
personificó el volumen LIII de The Quaterly Review,
publicado en Londres entre febrero y abril de 1835
por el impresor William Clowes e hijos y donde, entre
otras novedades editoriales de prosa egiptológica,
también se recensionaba I Monumenti dell’Egitto e
della Nubia, incluyendo la cuestión de los frascos de
rapé en una brevísima nota al pie de la página 139:
“El signore Rosellini le mostró el otro día a un amigo nuestro en Florencia una especie de frasquito de
perfume, evidentemente de porcelana china y con
Busto de Ippolito Rosellini.
| Museo Archeologico Nazionale di Firenze.
caracteres de total apariencia ¡china! El objeto fue
encontrado por el propio Rosellini en una tumba que,
hasta donde se pudo determinar, no había sido abierta desde los días de los faraones”. Dado el formidable peso que tenía el criterio personal de Rosellini
entre sus colegas de profesión, Wilkinson reprodujo
su opinión pero, inteligentemente, no se limitó a ello,
sino que aprovechó para dejar constancia por escrito
de que su primer pálpito había sido bien distinto (el
de la contaminación arqueológica). Si el italiano se
encontraba en lo cierto y los contactos entre China
y Egipto se remontaban a tiempos prehistóricos, entonces la apostilla del británico vendría a funcionar
casi como una nota de agradecimiento por haberlo
sacado de su error. Pero si futuros hallazgos tumbaban esta versión de los hechos, Wilkinson se habría
lavado las manos al haber insinuado, con delicadeza, una interpretación distinta para su origen. Y todo
ello sin haberse enfrentado directamente a Rosellini,
lo cual no solamente le habría granjeado un enemigo
cualquiera, sino a una de las principales eminencias
de la egiptología del XIX.
Tampoco quiso entrar en esta gresca el fundador
de los estudios epigráficos modernos, el parisino
Jean-Antoine Letronne (1787-1848), quien en 1837
había sucedido a Champollion al frente de la cáteEgiptología 2.0 | 119
dra de arqueología del Collège de France. Luego de
que Wilkinson publicase, entre 1837 y 1841, los seis
volúmenes que conforman su gran legado a la egiptología, Letronne le dedicaría una larga recensión,
igualmente fraccionada en seis partes, que amenizaron los pliegos de Le Journal des Savans, decana
de todas las publicaciones científicas seriadas. Ahora bien, en el quinto artículo que Letronne dedicó a
Manners and Customs of the Ancient Egyptians, en
noviembre de 1844, entre las páginas 663 y 672 de
la encuadernación anual, el epigrafista se mostró esquivo, a un mismo tiempo dudando de la naturaleza
del hallazgo pero evitando hacer mudanza del criterio de interpretación: “El autor [Wilkinson] cree en el
origen chino de ciertos frascos de porcelana encontrados en las tumbas de Tebas, uno de los cuales
corresponde a la XVIII Dinastía. Se aporta la imagen
de cuatro de estos frascos con inscripciones chinas,
que Davis se ufana de haber sido quién de leer. Tenemos noticia de que otros sinólogos dudan de tal
origen. Este hecho merece ser esclarecido mediante debate contradictorio. Sin duda, nada impide que
estos pequeños objetos puedan haber sido traídos,
poco a poco, por el comercio: para ello ni siquiera
es necesario presuponer una comunicación directa entre ambos países. Por consiguiente, el hecho
no resulta del todo imposible, si bien parece poco
probable. ¿Cómo justificar que los mercaderes solamente hayan traído estos frasquitos, sin acompañarlos de otros productos igual de fáciles de transportar,
como el té o la seda? Sin embargo, de ser realmente
chinas las inscripciones, se tendría que aceptar este
hecho. Así están las cosas” (Letronne; 1844:665).
Retrato de Jean-Antoine Letronne.
| Archivio Storico dell’Accademia delle
Scienze di Torino.
120 | Egiptología 2.0
El segundo gobernador de Hong Kong,
John Francis Davis. | Arnold Wright.
Tampoco se entiende demasiado bien que uno de
los principales expertos en la civilización china, John
Francis Davis (1795-1890), primer presidente de la
Real Sociedad Asiática y segundo gobernador de
Hong Kong, citase la traducción expresa de uno de
los poemas inscritos en los frascos de rapé tebanos
pero evitase, a toda costa, cualquier mención a su
autor, pese a tratarse de una de las coplas más populares de la poesía china, verbalizada por uno de
sus autores más reverenciados. Muy al contrario,
cuando en 1836 incluyó una breve referencia sobre
las aserciones de Rosellini, en The Chinese: A General Description of the Empire of China and Its Inhabitants, dejó su dilucidación en el aire. En todo
caso, y al igual que su compatriota Wilkinson, Davis
se cercioró de introducir sutilmente la posibilidad del
fraude arqueológico, al rastrear hasta un bazar de
Coptos la compraventa de este tipo de objetos por
parte de un fellah, el cual parece haberse dedicado
a camuflar frasquitos chinos de rapé en medio de
otras antigüedades egipcias, haciéndolos pasar por
valiosas reliquias, extirpadas al pasado faraónico de
Egipto, cuando en realidad no eran tales. Davis se
cuidaría, no obstante, de enunciar esta última proposición, que casi dos siglos más tarde se erige como
la explicación más plausible:
“Tres de estas mismas botellitas, también descubiertas en Egipto y traídas a sus hogares por Lord Prud-
hoe y Sir G. Wilkinson, han sido examinadas por el
autor de estas líneas, quien puede dar fe de que
son idénticas en forma y apariencia (aunque no en
la finura de la porcelana) a las botellas de perfume
y rapé fabricadas hoy en día por los chinos. Dio la
casualidad de que tenía en su poder una verdadera botella china de reciente manufactura y que se
corresponde a la perfección, tanto en tamaño como
en forma, con las botellas halladas en las tumbas
egipcias, y que presentó al dueño de dos de ellas,
para conciliarlas con sus gemelas de la antigüedad.
A continuación se consigna el grueso de la información recabada sobre las viejas botellas de Egipto:
al viajar por el Nilo, en busca de antigüedades, los
viajeros se detuvieron en Coptos. Un fellah les ofreció en venta dos botellas prácticamente idénticas en
dibujo y en forma. Las compraron ambas, además
de un fragmento escultórico carente de inscripciones, pero cuya artesanía revelaba pertenecer a las
últimas dinastías. Aunque en Coptos existen templos
que abarcan desde dinastías muy anteriores (Tutmosis III, que probablemente reinó hacia los tiempos del
patriarca bíblico José) hasta el período de los césares romanos, todas las antigüedades de reducidas
dimensiones con las que allí se trafica parecen emanar de las últimas dinastías egipcias –sobre la época de Psamético I-. Sir G. Wilkinson entregó una de
estas botellas al Museo Británico; otra, en posesión
del Sr. Pettigrew, ha sido amablemente entregada
al autor, a fin de que se pueda preparar un facsímil
para este trabajo. El tamaño es idéntico al original. El
conjunto, con la excepción de los laterales sin esmaltar, es de color verde claro, similar al que los chinos
emplean con frecuencia para colorear la base de sus
vasijas de porcelana o el interior de las mismas. El
bosquejo de algún detalle vegetal se ejecuta con ligereza en un lado de la botella: el tallo y las hojas tienen la apariencia de un dibujo hecho con tinta india,
de un negro aguado pálido, mientras que la flor es de
color rojo claro. El estilo sencillo de este boceto es,
precisamente, chino. En el reverso, cinco caracteres
–ming, yue, soong, choong, chaou- constituyen una
secuencia de cinco palabras, que se toman prestadas de un poema y con el siguiente significado, ‘la
clara luna resplandece en medio de los abetos’. El
interior de la botella contiene una pequeña cantidad
de polvo negruzco, ya casi imperceptible, con apariencia de carbonilla y que, según la afirmación de
Sir G. Wilkinson, correspondería al colirio con que
las mujeres egipcias maquillaban sus párpados. Si
esta extraña reliquia se hubiera encontrado en China
habría despertado poco interés, por ser tan similar a
otras botellas iguales, en tamaño y en forma, todavía
en uso; pero su hallazgo en una tumba egipcia es un
asunto capaz de generar una especulación interminable” (Davis; 1836:242-44).
Al encuentro de la familia Medhurst
Pasado el tiempo, con Rosellini ya criando malvas a
consecuencia de un prematuro desenlace por causa
de la malaria, Wilkinson añadiría una nota al pie bastante condescendiente durante la revisión de su propia obra, todavía en línea con el esquivo posicionamiento de Davis: “Desde que se escribió lo anterior,
un trabajo presentado por el Medhurst, de la Real
Sociedad Asiática, establecería el hecho de que fueron traídos por los comerciantes árabes si, como allí
se dice, el estilo de los caracteres no fue introducido
hasta el siglo III de nuestra era: los poemas de los
que se extrajeron las frases, no fueron escritos hasta
los siglos VIII y IX. La primera mención de la porcelana china queda limitada al siglo II a. C. Una botella
similar fue encontrada por Layard en Arban, en el
Khaboor” (Wilkinson; 2002:85 infra 3), ésta última, se
guarda hoy por hoy en dependencias del Museo Británico (OA-7351). Fue el misionero británico Walter
Henry Medhurst senior (1796-1857), dados sus profundos conocimientos del idioma y la escritura china
–dedicó grandes esfuerzos a componer un valiosísimo diccionario, publicado en 1848, que facilitaría la
traducción del inglés al chino y viceversa-, quien tuvo
la perspicacia de divulgar que la caligrafía, los versos y el material de estos frascos de rapé no podían,
de ningún modo, simultanearse con la civilización del
antiguo Egipto. Lo hizo en 1838, mediante la publicación de China: Its State and Prospects, centrada
en dar cuenta de su transmisión del evangelio en el
continente asiático, aun sin perder la oportunidad de
hacer un diáfano bosquejo de su sociedad y cultura:
“La noción de alguna conexión entre China y Egipto ha sido revivida, ya que dos pequeñas botellas
de porcelana fueron traídas de Egipto a este país:
en ellas se han descubierto inscripciones, aparentemente en caracteres chinos; y los eruditos han tenido curiosidad por conocer su identidad e importancia. El autor contempló el facsímil de una en China;
mientras que un grabado de la otra apareció en ‘The
Chinese’ de Davis, aun sin ninguna traducción. En
el examen se descubrió que las inscripciones están
efectivamente en chino y se leen de la siguiente manera: Chun lae yew yĭh nëen, ‘La flor se abre y ¡ay,
otro año!’ y Ming yuĕ sung chung chaou, ‘La clara
luna resplandece a través del abeto’. Este último verso es parte de un conocido pareado, compuesto por
Wang Găn-shĭh, un famoso escritor de la Dinastía
Sung, hacia el año 1068 d. C.; y como existe una
curiosa circunstancia que conecta con él, he aquí su
relato. El pareado original dice así: Ming yuĕh sung
këen keaou; Wang keuen hwa sin shwuy; ‘¡La clara
luna canta a través del abeto; el podenco real duerme en el seno de la flor!’. Soo-tung-po, otro famoso
escritor, que floreció unos cincuenta años después,
encontró defectos en este pareado y lo modificó de
la siguiente manera: Ming yuĕh sung chung chaou;
Wang keuen hwa yin shwuy; ‘¡La clara luna resplanEgiptología 2.0 | 121
no había sido abierta desde los días de los faraones’,
sino que los viajeros las adquirieron de un fellah que,
estando en Coptos, se las había ofrecido en venta.
De hecho, el caso de que las inscripciones pintadas
a mano corrida no se hayan inventado hasta la Dinastía Sung, llevaría directamente a la conclusión de
que tales botellas son de factura tardía y, con toda
probabilidad, fueron llevadas hacia occidente por Ibn
Batuta” (Medhurst; 1838:156-58).
Walter Henry Medhurst senior, misionero británico.
| Bath Royal Literary and Scientific Institution.
dece a través del abeto; el podenco real duerme bajo
la sombra de la flor!’. Viajando, tiempo después, por
el sur de China, escuchó el trino de un pájaro en el
bosque y, al preguntar, descubrió que se lo conocía
como Ming-yuĕh, ‘la clara luna’; y, luego de observar a un grupo anidando en una hermosa flor, cayó
en la cuenta de que su nombre era Wang keuen, ‘el
podenco real’. Es innecesario agregar que entonces
quedó convencido de su error, siendo demasiado
tarde para enmendar el daño; puesto que el pareado, así modificado por él, ya había sido inscrito en
varios frascos y transmitido, como podemos constatar, al lejano Egipto. Fácilmente se concluye que
esto de ningún modo fortalece la suposición de una
conexión temprana entre China y Egipto; y lejos de
que estas botellas sean coetáneas a Psamético I,
658 a. C., tal y como se ha sugerido, su fecha no
puede ser anterior a 1130 d. C. Desde el comienzo
de la era cristiana, la historia china hace mención de
mercaderes extranjeros, provenientes de la India y
de Arabia, por vía marítima, a propósito de comerciar
con China. En el año 850 d. C., dos viajeros árabes
llegaron a Cantón, los cuales publicaron sus itinerarios; mientras que en el año 1300 d. C., fue Ibn
Batuta el que visitó China, de tal modo que siempre
se mantuvo el contacto, casi constante, entre China
y Arabia, significativo de que las botellas en cuestión
podrían haberse transmitido a este último país y, una
vez allí, ser luego transportadas a Egipto. Ya no parece que estas botellas se hayan descubierto ‘en una
tumba egipcia que, hasta donde se pudo determinar,
122 | Egiptología 2.0
Bajo el epígrafe “Chinese Porcelain in Egypt”, las disquisiciones de Medhurst fueron igualmente incluidas
en The Visitor or Monthly Instructor for 1838, entre
las páginas 439 y 441, un volumen editado en Londres por la Religious Tract Society. Era Medhurst un
moralista cristiano, más centrado en los asuntos de
Dios que en las querellas de los hombres; tampoco
estaba en juego su prestigio académico, básicamente porque ni era académico, ni contaba con prestigio
alguno en el ámbito de la egiptología. Así y todo, Wilkinson, garante de la caballerosidad y flema británica de los pies a la cabeza, fue lo suficientemente
audaz como para evitar en esa nota al pie cualquier
alusión acerca del equívoco de Rosellini, ya de por
sí expuesto por las infranqueables conclusiones de
Medhurst: o la tumba intacta no era tal, o era muy
posterior a la XVIII Dinastía, o la porcelana china de
Rosellini procedía de otro yacimiento, o ni siquiera
era china, ni tampoco de porcelana.
Fiel continuador de las ideas de su padre hubo de
ser el diplomático Walter Henry Medhurst junior
(1822-1885), quien sirvió a la Reina Victoria como
Cónsul de Su Majestad en Fuzhou, Shanghái, Hangzhou y Hankou, siendo igualmente cofundador de
la Compañía Privilegiada de Borneo del Norte. En
1853 vio la luz su pequeño ensayo “Inscriptions on
Porcelain Bottles found in Ancient Egyptian Tombs”,
firmado en Hong Kong el 24 de octubre de 1852 y
pronunciado el 9 de noviembre ante los miembros
de la Real Sociedad Asiática, incorporando su contenido a las Transactions of the China Branch. Analizó
doce copias facsimilares que desde París le habían
enviado Stanislas Aignan Julien (1797-1873), sinólogo, y Cyr-François-Natalis Rondot (1821-1900),
historiador del arte, de las cuales las numeradas
como 2, 6, 7, 8 y 9 representarían la misma estrofa (“Sólo en medio de esta montaña”), ocurriendo lo
mismo con las 4, 5, 10, y 11 (“La flor se abre y ¡ay,
otro año!”), siendo distintas a las tres restantes: la 1
(“La clara luna resplandece a través de los abetos”),
la 3 (“Que poco puedo comprender”) y la 12 (“Los
albaricoques en flor sonrojan el campo por millas”).
Pese a las dificultades con que se encontró a la hora
de traducir algunos signos prácticamente irreconocibles, contando con la ayuda de varios literatos y ceramistas artesanales, pudo averiguar el significado y
procedencia de cada uno de estos versos, señalan-
El Cónsul Sir Walter Henry Medhurst.
| Andrew Hillier.
do tanto al poeta como al tiempo en que éste vivió,
demostrando la autoría relativamente moderna de
todas ellas. Además, mediante otras tres evidencias
complementarias pudo constatar el origen reciente
de los frascos chinos de rapé descubiertos en las
tumbas tebanas.
En primer lugar, el estilo literario, pues en la poesía
china se distingue entre Koo-te, o arte antiguo (sin
rima ni métrica, propio de dinastías como la Han o la
Wei), y Kin-te, o arte moderno (introducido a partir de
la dinastía Tang, haciendo uso de la rima silábica final y de los pies métricos). Que los facsímiles 1, 2, 3,
6, 7, 8 y 9 sean pentámetros, frente los heptámetros
de 4, 5, 10 y 12, sitúa a todas y a cada una de estas
estrofas dentro del arte moderno. A mayores, el tipo
concreto de caligrafía, Tsaou-shoo, según un compendio enciclopédico publicado en la dinastía Sung,
se habría extendido siendo ministro Chang Pih-Ying,
entre los años 229 y 260, tras un período de formación no mayor a cuatro siglos, fechando sus orígenes hacia el siglo II a. C. En tercer y último lugar,
Medhurst añadió un pequeño excursus sobre el desarrollo y perfeccionamiento de la porcelana china,
hasta que la técnica permitió la creación de piezas
como las encontradas en Egipto, de por sí sencillas,
pero lo suficientemente evolucionadas como para fabricarse al por mayor:
“No he podido determinar nada de modo tan satisfactorio con respecto al descubrimiento de la porcelana.
El primer indicio de su existencia, a saber, una loza,
que he podido encontrar, proviene de una estrofa de
Tsow-yang, un potentado que vivió bajo el reinado
de Wăn-te, de la Dinastía Han, 175-151 a. C., si bien
solo se refiere casualmente como ‘porcelana verde’.
Pan-yŏ, un escritor del reinado de Tae-che, de la
Dinastía Tsin, 260-268, habla sobre ‘escanciar vino
dentro de copas de porcelana multicolor’, mientras
que la biografía de Ho-chow, una preminente figura
de la Dinastía Suy, 608-622, nos cuenta que su héroe había restaurado el arte, olvidado mucho tiempo atrás en China, de la elaboración de Lew-le, una
suerte de esmalte vítreo, a través de la fabricación
de porcelana. Autores de las dinastías Tang y Sung
lo mencionan a menudo, habiéndose vuelto su uso,
quizás, bastante más común en su tiempo. Debo,
por lo tanto, inferir que esta manufactura no fue conocida antes de la primera fecha citada, en la misma
medida en que no es probable que no existiese loza
tan útil y valiosa que hubiese evadido por casualidad
las crónicas históricas, de haber existido en cantidades suficientes como para permitir su aplicación
a los tan comunes frascos de rapé. Solo necesito
agregar que para presentar la información recogida
en este documento, en ningún caso he confiado en
oír hablar sobre las pruebas, sino que, con cuidado, he examinado personalmente cada autoridad a
fin de registrarla sobre papel; y tal vez no esté fuera
de lugar para mí comentar que, en conclusión, mi
maestro considera como completamente visionaria
y absurda la idea de asociar estas botellas con la
época faraónica, ya que es imposible, según dice,
que los recipientes estén hechos a base de una cerámica que, según universal convicción, no es más
antigua que la Dinastía Han, e inscritos con citas de
poemas que no pueden, si la historia de la literatura
china es verdadera, haber sido compuestos con antelación a la Dinastía Tang; habiendo emprendido un
largo viaje hacia tumbas que son contemporáneas a
las referencias más tempranas de la cronología china. Él está convencido, por el contrario, de que las
botellas en cuestión fueron fabricadas en tiempos de
la Dinastía Ming” (Medhurst; 1853:40).
Francia y el desarrollo de la sinología
Sea como fuere, la nueva condición de estos frascos
de rapé, producto de una contaminación arqueológica ya dudosa en su día, restó interés y valor a los
mismos. Al menos entre los egiptólogos, quedando
el debate circunscrito a aquellos orientalistas más
enfocados hacia el estudio de la civilización china.
Precisamente, el sinólogo Stanislas Aignan Julien,
quien había facilitado varias de las copias facsimilares de las que se valiera Medhurst para llegar a
tales conclusiones, publicó poco tiempo después, en
1856, su Histoire et fabrication de la porcelaine chinoise, como traducción al francés del tratado chino
Egiptología 2.0 | 123
El orientalista Stanislas Aignan Julien.
| Mary Evans Picture Library.
King-Te-Tchin-Thao-Lou, donde se estudia a fondo la
fabricación de este producto en la ciudad-prefectura
de Jingdezhen, en la provincia de Jiangxi, considerada como la capital de la porcelana. En el prefacio
de este lujoso tomo, Julien se atribuye a sí mismo el
mérito de haber sido el primero en caer en la cuenta de la infundada ofuscación de los egiptólogos:
“Cuando Sir Francis Davis vino a París, en 1836, y
me pidió que le proporcionara los medios para publicar en francés su trabajo titulado ‘The Chinese’, fui el
primero en señalarle el error en el que había incurrido al seguir a los señores Rosellini, Wilkinson y otros
arqueólogos bien conocidos, los cuales consideran
que estas botellas chinas han sido realmente descubiertas en tumbas que se abren hoy y por vez primera, aseverando que su datación es, al menos, 1800
años anterior a la era cristiana. Sin haber asumido yo
la misión de explicarle a Sir Davis cómo sería posible
que hubiesen llegado a Egipto, sí que le demostré,
con sólidos argumentos, la imposibilidad de que la
época de su fabricación se remontase a tan lejos”
(Julien; 1856:xiii). A partir de esta apreciación, Julien,
de forma indirecta, quiso patentarse como el primer
sinólogo en abanderar tal postura, antes incluso que
Medhurst senior, dos años antes de que sus hallazgos filológicos y literarios llegasen al gran público,
mediante la impresión de China: Its State and Prospects en 1838.
Básicamente, Julien se concentró en secuenciar la
evolución de la caligrafía china, señalando los años
en que se inventaron los tipos y caracteres emplea124 | Egiptología 2.0
dos en los frascos de rapé, a fin de establecer unos
máximos y mínimos cronológicos dentro de los cuales se debe situar su hechura y confección y que resultan del todo incompatibles con la exportación de
porcelana a Egipto en tiempos de la XVIII Dinastía:
“Pero esto no es todo. A demanda del Sr. Natalis
Rondot, antiguo delegado de la Embajada de Francia en China que tiene la intención de publicar una
Memoria muy extensa con estas pequeñas botellas
chinas como temática, el Sr. Medhurst, intérprete del
gobierno inglés en Hong Kong, investigó a través del
personal chino bien educado al que destina para su
secretaría, teniendo la singular alegría de identificar
la estrofa de la primera botella, autoría de un poeta
que vivió bajo los Tang (entre los años 713 y 741), y
la de la segunda como la pequeña parte de un poema cuya composición data de la misma dinastía. El
Sr. Medhurst publicó personalmente, en Hong Kong,
una sucinta memoria en inglés reproduciendo estas
dos inscripciones, así como varias más del mismo
tipo, en caracteres Ts’ao, o cursiva, con su transcripción en caracteres correctos, tomados a partir de los
pasajes originales de los que se han tomado prestados” (Julien; 1856:xvii-xviii). Menciona, además,
la existencia de tres ejemplares depositados en el
Museo del Louvre y adquiridos por esta institución
por conducto del pintor y egiptólogo francés Nestor
Hippolyte Antoine L’Hôte (1804-1842), uno de los artistas invitados a formar parte de la expedición franco-toscana a Egipto, entre los años 1828 y 1830,
como acompañante del mismísimo Jean-François
Champollion: “El propio Natalis Rondot había hallado, en 1845, en una fábrica de porcelana cerca de
Zhangzhou (Fujian), un pequeño frasco similar a uno
de los del Louvre, siendo este descubrimiento el que
llamó su atención acerca de este asunto. Desde entonces, ha podido obtener de sus amigos de China,
y en particular de un distinguido sinólogo, el señor S.
Wells Williams, cierta cantidad de frascos similares,
comprados recientemente en bazares de porcelana,
algunos de las cuales cuentan con las mismas inscripciones que los de los señores Rosellini, Wilkinson
y Davis, quienes, por suerte de una deplorable alucinación como nunca se ha visto, se han complacido
en hacerlos remontar hasta el año 1800 a. C.” (Julien; 1856:xix); si bien Rondot esperaría media centuria a poner esta pasión suya por escrito, cuando en
1895 publicó Les Monnaies et les Petits Flacons de
Porcelaine Chinois trouvés en Egypte.
A medidados del siglo XIX, a la muerte del etnógrafo estadounidense Samuel George Morton (17991851), padre de esta disciplina en Norteamérica, sus
más acérrimos defensores compusieron un monumental homenaje en su memoria, a fin de divulgar
sus ideas, concentrándolas en la obra Types of Minkind, impresa en 1854 en Filadelfia por las gráficas
de Lippincott & Grambo, y entre cuyos firmantes se
la Misión Prusiana compró diez de ellas” (Gliddon y
Nott; 1854:646-47).
Josiah Clarke Nott. | William Kurtz.
encontraba el arqueólogo George Robbins Gliddon
(1809-1857), quien entre los años 1837 y 1841 se
había desempeñado como Cónsul de Estados Unidos en El Cairo. A fin de probar el contacto entre China y Egipto en la era mosaica, Morton hubo de confiar, entre otras pruebas, en “la presencia en Nueva
York, entre una gran cantidad de antigüedades egipcias menos auténticas: n.º 626, un frasco chino, con
otros 17 de distintas formas, todos ellos encontrados
en tumbas, algunas de Tebas, otras de Saqqara y
Guiza. Estos frascos son curiosos, por cuanto prueban la comunicación temprana entre Egipto y China
(…); n.º 627, un candado chino, hallado en las tumbas de Saqqara [pertenenciente a la Colección de
Henry Abbott y por aquel entonces expuesto en el
Instituto Stuyvesant]. Este último bibelot es confirmación de antiguas relaciones entre el Egipto faraónico
y China, cuya ortodoxa navegación puede sentirse
bien orgullosa, especialmente ahora que dos frascos
adicionales han sido descubiertos desde que Joseph
Bonomi, con particular astucia, indicó la extrema rareza de tales antigüedades en El Cairo, en 1843; n.º
254, un candado chino, del cual se dice que fue descubierto en Saqqara; n.º 255, trece frascos chinos,
con el aspecto más común e inscripciones en caracteres chinos; además de otros tres frascos, de forma inusual, extraídos de tumbas egipcias en el Alto
Egipto y Saqqara. La mayor parte de esta colección
se ha localizado en Saqqara. Otras botellitas, prácticamente idénticas, se pueden adquirir en un bazar
de perfumes en El Cairo y, en 1842, el jenízaro de
Frente a la hipótesis monogénica –que prevalece
entre los antropólogos y considera que todos los humanos formamos parte de una especie única, Homo
Sapiens, que se habría impuesto a las demás especies de Homo conocidas hasta acarrear su extinción-, Morton se convirtió en principal baluarte de la
hipótesis poligénica, por la cual se establecen orígenes raciales distintos para la población terrestre. A
propósito de demostrar este punto, Morton se hizo
con un vasto muestrario de momias egipcias, comparando sus esqueletos con los de otras regiones
del planeta, Precisamente, al hurgar entre las similitudes y diferencias de egipcios y asiáticos, mencionó
de pasada los frasquitos de rapé hallados en necrópolis del Imperio Nuevo: “Se ha venido afirmando,
por Depauw y otros, que los antiguos egipcios eran
de raza mongoloide. Personalmente, no encuentro
parecido entre los rasgos mongoloides y las cabezas
embalsamadas de mi colección particular, más allá
de cierta semblanza general que se puede rastrear
en un único ejemplar de Tebas y que, sin embargo,
más obviamente participa de la fisonomía semítica.
Esta observación sustenta el dictamen del profesor
Blumenbach, quien, al comparar a los egipcios con
las distintas razas humanas, asegura que ‘de ninguna otra se distinguen más que de la mongoloide, a
la que pertenecen los chinos’. Que los chinos mantuvieron relaciones comerciales con los egipcios desde
época muy temprana queda libre de dudas, considerando los frascos de porcelana china y con inscripciones en este lenguaje que se han descubierto de
forma repetida en las catacumbas tebanas” (Morton;
1844:63). Uno de sus seguidores, Gliddon, había pasado largas temporadas en Egipto, por lo que estaba
bien familiarizado con estos objetos de importación
transcontinental que pudo contemplar por vez primera durante una excursión a El Cairo, en 1823, siendo
todavía un adolescente, y que más adelante seguiría encontrando con frecuencia, durante su estadía
como personal de la legación diplomática, de 1831 a
1841 (Gliddon y Nott; 1854:647).
Después de cotejar las palabras de Rosellini, Davis
y Wilkinson a favor de la legitimidad de este hallazgo arqueológico, Gliddon también dejó espacio para
dar audiencia a la versión contrapuesta, poniéndose
en contacto con Stanislas Aignan Julien y echando mano de un artículo de Émile Prisse d’Avesnes
(1807-1879) publicado en 1846 en el segundo volumen de la Revue Archéologique. Prisse d’Avesnes
encarna, de alguna manera, el espíritu del romanticismo, deslumbrado por el exotismo egipcio, que a
muy temprana edad se unió a milicias escuchando
a su corazón, ansioso de ver mundo. Luchó en Grecia, visitó la India, se interesó por Palestina y llegó
Egiptología 2.0 | 125
finalmente a Egipto, poniéndose entonces al servicio de su valí, Mehmet Alí (1769-1849), colocado a
su vez por el sultán otomano. Se aclimató al árabe
y emprendió asimismo el estudio de los jeroglíficos,
llegando a dominar este ancestral idioma con gran
pericia. Junto a Henry Abbott (1812-1859) apadrinaría, en 1842, la Asociación Literaria de El Cairo, para
el debate de la historia y el arte de la civilización faraónica, fundando, más adelante, la Revue Orientale
et Algérienne. En su honor, la fuente escrita que contiene las Instrucciones de Kagemni y las Máximas
de Ptahhotep, por él descubierta en Tebas en 1856,
recibe el nombre de Papiro Prisse. Su experiencia de
campo pronto le hizo dudar de la antigüedad de los
frascos de rapé, por tratarse de un producto con gran
presencia y prestancia entre los bazares, de aparición frecuente en aquellos enterramientos antiguos
reutilizados con posterioridad pero siempre ausente
de las tumbas intactas a las que él tuvo acceso: “Se
sostiene que estos tres frasquitos fueron encontrados en tumbas egipcias, pero dado que tal aseveración es discutible, considero que sería útil entrar
en disquisiciones. Cada vez que des con un error
en tu camino, dice Bacon, no fracases a la hora de
erradicarlo, igual que un explorador cercena la maleza al pasar. Debería esforzarme al máximo posible
para acabar con este error al que he asistido de cara
a su propagación, al contribuir con la ‘Colección del
Dr. Abbot’ y haberle entregado a N. L’Hôte dos de
estos pequeños frascos con destino al Museo Real
del Louvre, donde constan bajo el título de ‘Vases
Chinois trouvés dans les tombeaux de l’Egypte par
MM. Champollion et L’Hôte’. Champollion hubo de
comprar uno de estos pequeños frascos en Tebas.
N. L’Hôte recibió de mí los otros dos, aunque ninguno de ellos, según tengo entendido, ha sido localizado en tumbas egipcias. Rosellini, el único que se
empecina en haber encontrado personalmente uno
similar en una tumba que él periodifica en tiempos
de la XVIII Dinastía, no es un autor muy digno de
crédito. Sir G. Wilkinson opina que estas pequeñas
botellitas que contuvieron perfumes, habrían sido
traídas a Egipto por comerciantes de La India, con
cuyo país los antiguos egipcios parece que sostuvieron relaciones desde inmemorial época, aun sin
entrar a discutir en la autenticidad de estos frascos.
Basándome en el testimonio de estos dos autores,
así como por el de los árabes, largamente he creído
que estos frascos provenían de las excavaciones,
habiendo adquirido yo muchos de ellos que luego
he regalado. Poco después, un viajero, habiéndome
asegurado que viera frascos similares en los puertos
del Mar Rojo, me hizo albergar sospechas. Acosados a preguntas, los árabes me confesaron que la
mayor parte de estos vasos procede de Qous, de
Qeft y de Qosseyr, escalas sucesivas del comercio
indio. Para mí, esta revelación es perentoria” (Prisse d’Avesnes; 1846:744; Gliddon y Nott; 1854:648).
126 | Egiptología 2.0
Samuel George Morton.| Biographical Memoir of
Samuel George Morton.
La separata de este artículo sería publicada de forma independiente, también en 1846, editándose por
L’Imprimerie de Chapelet y bajo el título, algo cambiado, de Notice sur le Musée du Kaire et sur les
Collections d’Antiquités Égyptiennes de MM. Abbott,
Clot-Bey et Harris. Su discurso calaría hondamente
en el medievalista Jules Labarte (1797-1880), especialista en la industria bizantina y yerno del coleccionista de antigüedades Louis-Fidel Debruge-Dumenil
(1788-1838), dando buena cuenta de esta interpretación al analizar e indexar el magnífico repertorio
de porcelanas acumuladas por su suegro (Labarte;
1847:395).
A mayores, Prisse d’Avesnes sumó a su propio estudio una nota aclaratoria, a pie de página, intitulada “Note sur des vases chinois trouvés en Egypte”
y concerniente a un texto inédito del sinólogo, también francés, Jean-Pierre-Guillaume Pauthier (18011873), advirtiendo, por una parte, de que que la
caligrafía cursiva que adorna dichos objetos no antecede, bajo ningún concepto, al siglo II a. C. –muy
lejos de la XVIII Dinastía- y que la estrofa “La clara
luna resplandece a través de los abetos” sería obra
del poeta Wang Găn-shĭh, de la Dinastía Sung (en
realidad, Wang Wei, de la Dinastía Tang), concluyendo que la llegada de los frascos de rapé a Egipto
no podría remontarse a fechas anteriores al siglo XII
d. C., citando como posible causa de su presencia
en este país las embajadas que proliferaron en los
estertores de la Baja Edad Media: “Nos lleva a creer
Busto de Émile Prisse d’Avesnes.
| Institut National d’Histoire de l’Art.
que fueron llevados a Egipto a comienzos del siglo
XV de nuestra era, época durante la cual el Libro de
los Contadores Extranjeros (Pian-i-lian), en el artículo Mi-si eulh: Misr, Egipto, menciona numerosos
emisarios enviados a los emperadores chinos, verbigracia, uno enviado por el Sou-lou-tan Ho-chi-lafou, el sultán mameluco Al Ashraf (Sayf ad-Dīn), en
el año sexto del emperador Zhengtong, de los Ming
[1435-1449; 1457-1464], que equivale al año 1441
de nuestra era” (Prisse d’Avesnes; 1846:748).
Nada más que un moderno souvenir
En esta batalla dialéctica, Gliddon se decantó final-
mente por la lógica aplastante de los sinólogos, frente
a la palpable inexperiencia abanderada por los egiptólogos en una disciplina en la que se comportaron
como auténticos profanos: “El autor de estas líneas,
y los señores Bonomi, Prisse y otros, han sabido
por estos veinte años, cómo estos frascos abundan
en Egipto, especialmente luego del retorno anual a
Koseir y El Cairo de los hach, o peregrinos hacia la
Meca. Las tumbas tebanas de la era mosaica se suministran a través de los anteriores; las catacumbas
anteabrahámicas de Menfis y Saqqara a través de
las últimas rutas mercantiles, mientras que los bazares de cosmética de El Cairo y Qenneh siempre
cuentan con existencias disponibles –y precios vaEgiptología 2.0 | 127
Samuel Wells Wiliams. | George C. Baxley.
riables en el comercio retallista, de acuerdo con la
demanda de los anticuarios, entre dos centavos y
medio y tres centavos y medio por pieza-. De este
modo, los traficantes árabes de curiosidades se ven
capacitados para proveer estupideces que transitan
por el curso del Nilo, como estos frascos sínico-egipcios de edad antediluviana, bajo demanda” (Gliddon
y Nott; 1854:649). Aun siendo de este modo, como
manifestación de respeto por la figura de su maestro, Gliddon trataría de disculparlo, atendiendo a que
los sólidos argumentos de Prisse d’Avesnes y Pauthier solamente llegaron a imprenta luego de que las
palabras de Morton ya estuviesen publicadas y en
circulación: “Es justo y mereciente, para la memoria
de Morton, remarcar aquí que su ‘Crania Ægyptiaca’
apareció en la primavera de 1844, en Filadelfia. Su
criterio no es atribuible, en materias ajenas a su principal objeto de estudio, a cargos adoptados precipitadamente, de buena fe, sino a que los expertos
parisinos no comenzarían a ventilar el fondo del
asunto hasta seis meses más tarde” (Gliddon y Nott;
1854:649).
Un papel destacado en la resolución de todo este
entremado hubo de corresponder al sinólogo estadounidense Samuel Wells Williams (1812-1884), el
cual, por su cuenta y riesgo, se había dedicado a
reunir cierta candidad de frascos de rapé que luego,
por su mano, llegarían a poder de Natalis Rondot,
128 | Egiptología 2.0
quien, a su vez, enviaría a Medhurst junior las copias facsimilares que le habrían de servir para dar
continuación a los trabajos de su padre. Ahora bien,
en 1848, Wells Williams publicó un pormenorizado
estudio sobre la civilización china, The Middle Kingdom, en dos volúmenes, en el segundo de los cuales abordó tangencialmente la procedencia de los
objetos chinos descubiertos en Tebas, en este caso,
mostrándose conciliador y considerando que no hay
necesidad de retrasar hasta el siglo XV la apertura
de las líneas comerciales entre Egipto y China: “El
hallazgo de frascos de rapé chinos en las tumbas
egipcias, conteniendo citas de un poeta chino del siglo XII, muestra que existieron intercambios entre los
dos extremos del continente asiático entre los siglos
XI y XII, antes de que China fuese conocida por los
europeos. No cabe el menor resquicio de duda sobre la existencia de un tráfico constante de bienes
materiales mucho antes de este período, pese a que
no subsista ningún registro explícito acerca de las
vías y los objetos con que se mercadeaba” (Wells
Williams; 1848:118). Es más, para cerciorarse de la
naturaleza de este hallazgo arqueológico, el norteamericano llegó a desplazarse hasta el país del Nilo
a fin de poder inspeccionar las piezas descubiertas
con sus propios ojos: “Cuando el autor estuvo en El
Cairo, en 1845, pudo contemplar seis u ocho de estas botellitas en la colección del Doctor Abbott, con
diferentes dibujos e inscripciones, si bien ninguna de
ellas se había recogido en las tumbas por personas
capaces de examinar su significación, ni tampoco el
Doctor había escuchado a nadie corroborar que alguna hubiese sido hallada in situ, más allá de la afirmación de Rosellini, aunque no existen razones para
sospechar que no provengan de las tumbas” (Wells
Williams; 1848:119). Valiéndose de la antigüedad de
la caligrafía cursiva de los caracteres chinos, prontamente descartó que estos recipientes fuesen coetáneos a la XVIII Dinastía, disintiendo así de la común
opinión de los egiptólogos, aunque dejando la puerta
abierta a futuros hallazgos que afinasen tales conclusiones: “Estos hechos nos llevan a inferir que la
tumba en la que entró Rosellini ya había sido abierta
antes de su descubrimiento, mientras que la canastilla de hoja de palma fue depositada en ella, quizás,
en la época de los emperadores romanos o bajo el
dominio de los califas. La perfecta similitud entre los
frascos hallados en Egipto y los que todavía hoy se
fabrican en China muestra cómo de inconfundible es
su gusto, si bien no hay perspectivas de resolver el
asunto de su datación o introducción en Egipto hasta que algunos expertos en jeroglíficos encuentren,
por sí mismos, una o dos en una tumba cuya fecha
y otros particulares puedan ser establecidos. Cuanto más se extienda la búsqueda de los anticuarios
a través de Asia, probablemente descubramos que
los libros e inscripciones hoy por hoy disponibles todavía no contemplan las referencias más antiguas
Post Scriptum: Regreso al pasado
Robert Fortune. | Kew Royal Botanic Gardens.
para estas invenciones y travesías” (Wells Williams;
1848:119-20).
Otro orientalista iría a la zaga: Robert Fortune (18121880), un botánico y explorador escocés, mejor recordado por haber introducido la especie Thea, originaria de China, en el por aquel entonces Virreinato
de la India, donde esta infusión alcanzaría grandes
cotas de popularidad. Fortune, luego de su viaje a
tierras del lejano Oriente entre los años 1853 y 1856,
puso por escrito sus andanzas por Asia, publicadas
en 1857 bajo el título de A Residence Among the
Chinese, pasando revista, entre otras curiosidades,
al controvertido asunto de la porcelana china en la
Tebas del Imperio Nuevo, que tantas ampollas estaba levantando entre los académicos: “De acuerdo
con la opinión general de mis amigos chinos, la mayor parte de la porcelana de la que hay noticia es de
fecha mucho más temprana que esas botellas que
con cierta asiduidad han venido apareciendo en las
tumbas egipcias. Tengo en mi poder algún ejemplo
de estas botellas, localizadas en China, generalmente en los consultorios médicos, idénticas en forma,
sin duda de la misma edad y con las mismas inscripciones que las que se descubren en Egipto y, según
todo cuanto he podido averiguar, no son más antiguas que la Dinastía Ming. Un artículo incluido entre
las actas de la “China Branch of the Royal Asiatic
Society” de W. H. Medhurst, Esquire, Cónsul de Su
Majestad en Fuzhou, lo prueba de manera muy satisfactoria, al demostrar que las inscripciones corresponden a fragmentos de estrofas poéticas de reconocidos y celebrados autores chinos que florecieron
en esa época” (Fortune; 1857:90).
Pronto cayeron en el olvido, hasta el punto de que
apenas existe bibliografía reciente al respecto. Un silencio gentil que, de alguna manera –aun sin pretenderlo-, evitó manchar la feliz memoria de Rosellini.
Evidentemente, no se pueden juzgar los modos de
practicar la arqueología en el siglo XIX al trasluz de
las técnicas, conductas y procederes del siglo XXI.
Los historiadores saben bien lo mucho que cuesta,
todavía hoy, desmontar falsos mitos, creencias populares y leyendas negras, especialmente, cuando
esos falsos mitos, creencias populares y leyendas
negras se asientan en las afirmaciones antaño vertidas por alguna vaca sagrada en esta disciplina. Valga esta compilación de fuentes escritas, al menos,
para aclarar la presencia de frascos de rapé chinos
en las colecciones egiptológicas de instituciones museísticas de primer nivel, como el Museo Británico o
el Museo de Brooklyn, cuyos ejemplares serán glosados en las próximas páginas. En todo caso, cada
cierto tiempo se reabre el debate sobre el momento
exacto en que principiaron los contactos entre dos
de los imperios más vetustos y sofisticados, germen
de las culturas del oriente asiático y del área mediterránea. Aquí entra en acción la noticia que yo recorté
y archivé hace dos décadas: a saber, un reportaje de
Daniel Roth publicado el jueves 9 de agosto de 2001
en la contraportada de O Correo Galego, bajo el sugerente título de “Os faraóns e China, unha relación
milenaria”. En él se comentan las conclusiones de Li
Shuicheng, profesor del departamento de arqueología de la Universidad de Pekín, acerca del descubrimiento, en el cuadrante noroccidental de China, de
una docena de cabezas de mazas ceremoniales, así
como otras armas de aspecto occidental, elaboradas
en piedra, jade o bronce, definiendo forma de de bolas, melocotones, esferas achatadas, pentagramas,
testuces de ovejas y toros, en algún que otro caso,
con vestigios de policromía. Proceden de más de un
centenar de sepulcros excavados en las provincias
de Gansu, Shaanxi y Sinkiang, indicando un elevado
estatus de sus propietarios y correspondientes a estratos que podrían remontarse, incluso, al año 3500
a. C., período que coincide con la fabricación de este
mismo tipo de mazas ceremoniales en tiempos del
predinástico egipcio, como las de los reyes Horus
Escorpión II y Horus Narmer: “Varios objetos presuntamente fabricados en Egipto, con una antigüedad
de entre 3.000 y 5.500 años han sido descubiertos
en China, lo que sugiere que la Ruta de la Seda es
mucho más antigua de lo que se suponía (…). Actualmente, la mayoría de los expertos considera que
los contactos comerciales a través de la Ruta de la
Seda comenzaron a finales del primer milenio antes
de Cristo, cuando el Egipto faraónico era poco más
de un recuerdo, sucesivamente ocupado por Asiria,
Persia y los ejércitos de Alejandro Magno. Sin emEgiptología 2.0 | 129
nes de la China occidental a raíz del contacto cultural varió ampliamente, tanto en términos de escala
como de alcance. Además, que la interacción más
frecuente se produjese en China a través de cabezas de maza alrededor del segundo milenio antes de
Cristo, superponiéndose con la época en que tuvo
lugar el advenimiento de la realeza dinástica de la
antigua China, debe contemplarse como algo más
que una simple coincidencia. Quizás existan algunos
factores históricos profundos que hicieran inevitable
tal interacción. En este sentido, es preciso continuar
con las investigaciones y estudios en este ámbito”
(Li; 2018:269).
Mazas ceremoniales descubiertas en China.
| Li Shuicheng.
bargo, las figuras engastadas en las mazas rituales, que representan cabezas de animales, frutas y
bolas, fueron relacionadas por los arqueólogos con
centenares de adornos semejantes, típicos de épocas anteriores, hallados en Egipto y Mesopotamia”
(Roth; 2001). La noticia se puede rastrear hasta un
teletipo distribuido el 8 de agosto de aquel año por
la Agencia de Noticias Xinhua, la más grande e influyente del gigante asiático, en su calidad de fuente de
información oficial del gobierno chino.
El principal defensor de esta teoría, Li Shuicheng,
confeccionó en 2002 un amplio dossier sobre este
tema, “Interaction between Northwest China and
Central Asia during the Second Millennium B.C.: An
Archaeological Perspective”, que fue incluido entre
los capítulos del volumen Ancient Interactions: East
and West in Eurasia, editado en Cambridge por el
Instituto McDonald para la Investigación Arqueológica. Luego, en 2012, dio forma al artículo “A Disscussion on the Maceheads from the Chifeng and
Surrounding Regions” como parte integrante de un
festschrift ideado por la Sociedad para la Arqueología China y el Instituto Shenyang de Arqueología
con motivo del nonagésimo cumpleaños de Su Bai
(1922-2018), uno de los próceres de la sinología autóctona. Recientemente, en 2018, vería la luz su ensayo “The Mace-head: A Significant Evidence of the
Early Cultural Interaction between West and East”,
en el que Li se muestra bastante convencido del pasado común entre China y Egipto, pero invitando a
más especialistas a proseguir esta línea de investigación: “La introducción de las cabezas de maza
en China proporciona, igualmente, un importante
canal de información acerca de la interacción y el
intercambio cultural entre Oriente y Occidente. Primero, suministra la evidencia indiscutible que documenta algunas de las primeras interacciones 5000
años antes del presente. De hecho, las cabezas de
mazas serían solamente uno de los muchos ingenios del bloque occidental que se adoptaron en China durante este período (…). El impacto que cada
elemento había provocado en las diferentes regio130 | Egiptología 2.0
En la actualidad, una de las anomalías etnográficas del continente asiático la constituyen las llamadas momias del Tarim. A diferencia de las momias
egipcias, que fueron objeto de un embalsamamiento químico de carácter artificial gracias a soluciones
líquidas con base de natrón, las de China se han
preservado hasta nuestros días de forma natural,
debido a la climatología marcadamente gélida en invierno y árida en verano de la región por la que serpentea la cuenca del río Tarim, donde hoy habita el
grupo étnico de los uigures, en territorio de Sinkiang;
casualmente o no, es ésta una de las provincias en
las que se han desenterrado las mazas ceremoniales que el arqueólogo Li Shuicheng vincula a las del
Período Predinástico de Egipto. Las 113 momias del
Tarim –de las cuales, quizás, la más conocida sea el
Hombre de Cherchen, hoy en el Museo Regional de
Sinkiang, en la ciudad-prefectura de Urumchi- han
sido fechadas entre el primer y el segundo milenio
a. C.: “Desde finales de los años setenta, los arqueólogos han exhumado cuerpos disecados procedentes de tumbas en arenas salinas del desierto
en torno a los límites de la cuenca del Tarim, en la
región China de Xinjiang. Algunos tienen 4.000 años
de antigüedad y los nuevos datos sugieren que pueden ser incluso mucho más antiguos. Los cuerpos
están extraordinariamente bien conservados, con la
piel, la carne, el pelo y los órganos internos intactos.
Enterrados individualmente, o por parejas, dentro de
ataúdes sin decorar, sin fondo o cubiertos por troncos ahuecados, los cuerpos se secaban con rapidez
con el calor del desierto y luego se congelaban desecados durante los duros inviernos de la región. Estas
gentes antiguas están vestidas con ropas coloridas,
pantalones, botas, medias, abrigos y gorros” (Knight
y Lomas; 2001:263-64). Una de las características
que más extraña de estos antiguos pobladores, denominados tojarianos, es su fisonomía: altos, de pelo
rubio y ojos azules, habitualmente barbados y peinados con la raya al medio, tal y como se los representa en las Cuevas de Kizil, en Sinkiang, el primer gran
complejo de cuevas budistas de toda China, en plena
Ruta de la Seda. Para sorpresa de los arqueólogos,
su tipo facial no concuerda con los rasgos mongoloi-
para establecer una hipótesis sólida sobre la existencia de ancestrales vías de comunicación directa
entre las naciones del norte de África y las del este
de Asia, resultando necesario un nuevo hallazgo de
mayor contundencia a fin de seguir sosteniendo esta
forma particular de interpretar los hechos históricos,
adoptando el mismo criterio de Li Shuicheng. De lo
contrario, podría incurrirse de nuevo en una interpretación falaz, como la que durante algunas décadas
del siglo XIX sostuvieron egiptólogos de primer nivel,
con Rosellini en punta de lanza, cuando trataron de
seguir la pista a los tan populares frascos chinos de
rapé, comunes en los bazares egipcios y que, de algún modo, incluso hubieron de acabar en yacimientos arqueológicos del Imperio Nuevo debido, seguramente, a la continua reutilización de las necrópolis
de la antigüedad en tiempos modernos, abocando a
tal confusión. Lo esperable es que se extremen las
precauciones al respecto de cuestiones tan peliagudas, para conseguir que el futuro de la arqueología
no pase por repetir los errores de su pasado.
Ejemplares en el Museo Británico
Una de las momias del Tarim. | Wang Da-Gang.
des, sino con los caucásicos. “Era inquietantemente
obvio que esas gentes no formaban parte de la población indígena. Tenían narices con el puente alto,
cuencas del ojo grandes, mandíbulas pronunciadas
y sobremordida, pelo rubio o pelirrojo y muchos hombres llevaban barba. No cabía duda: eran europeos”
(Knight y Lomas; 2001:264). Pero, más allá de su
apariencia europea, también su cultura está claramente en deuda con la occidental, como es el caso
de su vestuario. La arqueóloga californiana Elizabeth
Jane Wayland Barber (1940), experta en tejidos antiguos, al analizar patrones de diseño presentes en
los ropajes de las momias del Tarim, ha detectado
concomitancias con la industria textil de las regiones
occidentales y, particularmente, con las destrezas
artesanales desarrolladas por los tejedores egipcios:
“La técnica textil de esta gente representa otro problema para el historiador tradicional; es mucho más
sofisticada de lo que tendría derecho a ser. Además
de ser capaz de fabricar fieltro, estas gentes podían
tejer paños de tela cruzada de colores y tenían mucha habilidad tejiendo tapices, unas habilidades que
se suponían se habían desarrollado en Egipto en torno al 1500 a. C.” (Knight y Lomas; 2001:265).
De todas maneras, tanto la utilización de mazas ceremoniales semejantes, tanto en China como en Egipto, como la presencia de comunidades caucásicas
en las provincias occidentales del gigante asiático
entre 5.500 y 3.000 años atrás, constituyen pruebas
circunstanciales que, por sí mismas, en nada sirven
En la actualidad, una interesante colección de frascos
de rapé de porcelana china descubiertos en Egipto
se conserva en el Museo Británico, en gran medida,
gracias a la labor llevada a cabo por el anticuario suizo, aunque asentado en el Reino Unido, tierra de sus
ancestros, Augustus Wollaston Franks (1826-1897).
Parece que el gusto por las reliquias del pasado le
venía de familia, pues su bisabuela, Sarah Knight,
era prima de otro de los grandes benefactores del
Museo Británico, Richard Payne Knight (1750-1824),
un apasionado de la numismática, de los bronces y
de los mármoles. En 1851, Franks pasó a formar
parte del personal del propio Museo, como asistente
en el Departamento de Antigüedades, gestionando
desde esta posición la selección y adquisición de
valiosas obras de arte, llegando a poner peculio de
su propia hacienda para conseguir algunas reliquias
que las finanzas del Museo Británico (y del Fondo
Christy del que Franks era fideicomisario) nunca habrían podido amortizar, caso de la Copa de Santa
Inés. En 1858 asumió la dirección de la Sociedad de
Anticuarios de Londres, convirtiéndose en años subsiguientes en uno de los principales conocedores de
las piezas medievales, especialmente vidrios y porcelanas, desarrollando cierto gusto por aquellos objetos de procedencia oriental. Esta especialización le
valió la creación, dentro del propio Museo Británico,
de una sección propia de Antigüedades Británicas y
Medievales y Etnografía, de la que fue primer conservador, allá por el año 1866, desempeñándose en
este empleo hasta el año 1896, el anterior al de su
fallecimiento. De la herencia de Franks, el Museo
Británico recibió cerca de 70.000 artículos (principalmente, exlibris, tarjetas comerciales y otros ephemeEgiptología 2.0 | 131
Augustos Wollaston Franks. | Wikimedia Commons.
ra –materiales impresos de corta duración, como catálogos, entradas, calendarios, postales, etcétera-).
Su particular interés por la cerámica y la porcelana
lo llevó a confeccionar el Catalogue of a Collection of
Oriental Porcelain and Pottery, publicado en 1876,
con una segunda edición, revisada y aumentada, en
1878; volumen al cual en 1880 se sumó Japanese
Pottery, además de la obra que le vino a ocupar durante sus últimos años de vida, Catalogue of a Collection of Continental Porcelain, distribuida en 1896. En
estos trabajos, Franks dejó clara su opinión de que
la porcelana china hubo de llegar a Europa a través
de Egipto: “Marco Polo, de viaje allá por el año 1280,
visitó uno de los establecimientos de elaboración de
la porcelana, mencionando que tal material se exportaba a todo el orbe terráqueo. Quizás estuviese
tratando de llamar la atención de sus compatriotas
sobre este producto del lejano Oriente. Se podrían
citar otras muchas noticias recabadas por trotamundos de los siglos XIV y XV. Probablemente, fue a través de Egipto que llegó a Europa; en cualquier caso,
en 1487 el Sultán de Egipto envió porcelana como
regalo a Lorenzo de Médici. De los portugueses no
cabe duda, al ser los primeros que importaron lozas
directamente desde China hasta Europa, habiendo seguido sus pasos varias Compañías de Indias,
como la holandesa, la inglesa, la francesa, la sueca,
etc.” (Franks; 1876:xv; 1878:xvii). Se decantaría por
la lógica de los Medhurst, padre e hijo, y de Julien,
132 | Egiptología 2.0
a la hora de rechazar frontalmente la coetaneidad
de la XVIII Dinastía y la porcelana china depositada
junto a los ajuares funerarios tebanos: “La afirmación sobre una antigüedad [para la porcelana] mayor
de la que se ha podido constatar hasta ahora, en
lo tocante a ejemplares hallados fuera de los límites
del Imperio Celestial, ha dependido en gran medida
de los pequeños frascos de rapé chinos que Rosellini y otros declararon haber encontrado en tumbas
egipcias no violadas y que datarían de no menos del
año 1800 a. C. Esta afirmación, no obstante, ha sido
rechazada: tales botellas son de buena porcelana
blanca, esmaltadas de color y con caligrafía. Según
lo que se ha podido averiguar por las propias fuentes chinas es que éstas no reclaman una antigüedad
mayor para la invención de la porcelana que la que
fluctúa entre los años 206 a. C. y 87 d. C. El esmaltado hubo de introducirse en una fecha muy posterior.
Las inscripciones se realizan mediante una caligrafía
que no fue inventada hasta el año 48 a. C. y contienen citas poéticas que no fueron escritas hasta el
siglo VIII de nuestra era. De hecho, son idénticos a
los frascos de rapé que todavía hoy se comercializan
en China: su introducción, por lo tanto, en las tumbas egipcias debe haber sido consecuencia de un
fraude pergeñado por los trabajadores árabes. Todo
este asunto ha sido materia de estudio por Monsieur
Stanislas Julien en el prefacio de la Historia de Jingdezhen, así como por otros” (Franks; 1876:xiv), un
párrafo que este autor recicla, apenas sin modificar,
para la segunda edición, salvo por la añadidura, al
final, de una referencia a la publicación de Medhurst
en 1853 (Franks; 1878:xvi). A continuación se glosan
las nueve piezas de esta categoría pertenecientes
a la colección del Museo Británico y cuyo hallazgo
se ha producido en Egipto (en estas dependencias
museísticas se conservan muchos otros frascos de
rapé de porcelana china, provenientes de otros sitios
arqueológicos):
Número de registro: Franks 449. Frasco de rapé,
hallado en un yacimiento indeterminado de Egipto y
realizado en material cerámico esmaltado de tonalidad negra, mediante técnicas de vidriado y pintado.
Museo Británico. | El Universal.
Franks 449, 449, 449a, 449a, 911, 911, 911a, 911a y 912. British Museum. | British Museum.
Egiptología 2.0 | 133
Franks 912, 913, 913, 914, 914, 914 y OA 7350. British Museum. | British Museum.
134 | Egiptología 2.0
En una de sus caras muestra una flor, posiblemente
iris, de pétalos rojos y hojas negras; mientras que en
la opuesta contiene dos trazos de color rojo, quizás
como representación de un murciélago. Las dimensiones de esta botella son las siguientes: 1’1 pulgadas de diámetro y 2 pulgadas de altura. Se ha fechado entre los años 1800 y 1897, dentro de la Dinastía
Qing (1644-1912), siendo elaborada probablemente
en la ciudad-prefectura de Jingdezhen (provincia de
Jiangxi). El ingreso en el Museo Británico se produjo
con antelación a 1876, producto de una donación de
Sir Augustus Wollaston Franks, que en dicho año ya
la incluyó en su catálogo con la siguiente anotación:
“Porcelana china; en una cara, una planta, con flores rojas y hojas negras; en la otra, dos murciélagos
negros, laterales pintados de amarillo con lunares
en relieve. De Egipto. Altura: 2 pulgadas” (Franks;
1876:61; 1878:61). Fue recolectada en 1857 por el
Reverendo J. W. Neligan, sumándose luego a otros
ejemplares recogidos por Franks.
Franks OA 7350. British Museum. | British Museum.
En una de sus caras muestra dos flores, posiblemente iris, la de la izquierda más pequeña que la de la
derecha, de pétalos rojos y hojas negras; mientras
que en la opuesta contiene una inscripción china en
caligrafía de hierba que se puede traducir como “La
flor se abre y ¡ay, otro año!”. Se trata de la segunda
línea de un soneto escrito por Wei Yingwu (737-792)
de la Dinastía Tang (618-907), en respuesta a los
versos que le había enviado un amigo, como manifestación de la melancolía de la separación fraterna.
Las dimensiones de esta botella son las siguientes:
1’1 pulgadas de diámetro y 2’25 pulgadas de altura.
Se ha fechado entre los años 1800 y 1876, dentro de
la Dinastía Qing (1644-1912), siendo elaborada probablemente en la ciudad-prefectura de Jingdezhen
(provincia de Jiangxi). El ingreso en el Museo Británico se produjo con antelación a 1876, producto
de una donación de Sir Augustus Wollaston Franks,
que en dicho año ya la incluyó en su catálogo con la
siguiente anotación: “Porcelana china; en una cara,
una planta, con flores rojas y hojas negras; en la otra,
una inscripción en escritura de hierba [estilo caligráfico abreviado totalmente en cursiva], Hwa kai yew
yih nien, ‘La flor se abre y ¡ay, otro año’, laterales
pintados de negro con lunares en relieve. De Egipto.
Altura: 2¼ pulgadas” (Franks; 1876:61). En la segunda edición, añadiría la adscripción a Wei Yingwu,
dentro de la Dinastía Tang (Franks; 1878:61). Fue
recolectada en 1857 por el Reverendo J. W. Neligan,
sumándose luego a otros ejemplares recogidos por
Franks.
Número de registro: Franks 449-a. Frasco de rapé,
hallado en un yacimiento indeterminado de Egipto y
realizado en material cerámico esmaltado de tonalidad amarilla, mediante técnicas de vidriado y pintado.
Número de registro: Franks 911. Frasco de rapé,
hallado en un yacimiento indeterminado de Egipto
y realizado en material cerámico esmaltado de tonalidad turquesa, mediante técnicas de vidriado y
pintado. En una de sus caras muestra una flor, posiblemente un iris, de pétalos rojos y hojas negras;
mientras que en la opuesta contiene una inscripción
en caracteres chinos, de caligrafía en estilo Kaishu
(明月松中照), que se puede traducir como “La clara
luna resplandece a través de los abetos”. Se trata del
tercer verso del poema “Una tarde de otoño en mi
morada de la montaña”, escrito por Wang Wei (699759), conocido como “El Buda Poeta” de la Dinastía
Tang (618-907). Las dimensiones de esta botella son
las siguientes: 1’1 pulgadas de diámetro y 2’1 pulgadas de altura. Se ha fechado entre los años 1860 y
1877, dentro de la Dinastía Qing (1644-1912), elaborado probablemente en la ciudad-prefectura de Jingdezhen (provincia de Jiangxi).
Número de registro: Franks 911-a. Frasco de rapé,
hallado en un yacimiento indeterminado de Egipto
y realizado en material cerámico esmaltado de tonalidad turquesa, mediante técnicas de vidriado y
pintado. En una de sus caras muestra una flor, posiblemente un iris, de pétalos rojos y hojas negras;
mientras que en la opuesta contiene una inscripción
en caracteres chinos, de caligrafía en estilo Kaishu (
杏花紅十里), que se puede traducir como “Los albaricoques en flor sonrojan el campo por millas”, una
referencia a la primavera, proveniente de un verso
del poeta Su Donpo (1037-1101) de la Dinastía Song
(960-1279). Las dimensiones de esta botella son las
siguientes: 1’1 pulgadas de diámetro y 2’1 pulgadas
de altura. Se ha fechado entre los años 1800 y 1857,
dentro de la Dinastía Qing (1644-1912), elaborado
en China. El ingreso en el Museo Británico se produEgiptología 2.0 | 135
jo con antelación a 1877, producto de una donación
de Sir Augustus Wollaston Franks. Fue recolectada
en 1857 por el Reverendo J. W. Neligan, sumándose
luego a otros ejemplares recogidos por Franks, quien
únicamente la incluiría en la segunda edición de su
catálogo, utilizando los siguientes términos: “Porcelana china; en una cara, una flor roja similar a un
iris con hojas negras; en la otra, la inscripción, Hang
hwa hung shih le, ‘Los albaricoques en flor sonrojan
el campo por millas’, en alusión a la primavera, fragmento de un verso del poeta Su Dongpo, que floreció
entre los años 1068 y 1085 d. C.; laterales cubiertos
de esmalte verde y con lunares en relieve. De Egipto. Altura: 2 1/8 pulgadas” (Franks; 1878:138).
Número de registro: Franks 912. Frasco de rapé,
hallado en un yacimiento indeterminado de Egipto y
realizado en material cerámico esmaltado de tonalidad turquesa, mediante técnicas de vidriado y pintado. En una de sus caras muestra dos flores, posiblemente iris, la de la izquierda más pequeña que la de
la derecha, de pétalos rojos y hojas negras; mientras
que en la opuesta contiene una inscripción en caracteres chinos, de caligrafía en estilo Kaishu (明月松中
照), que se puede traducir como “La clara luna resplandece a través de los abetos”. Se trata del tercer
verso del poema “Una tarde de otoño en mi morada de la montaña”, escrito por Wang Wei (699-759),
conocido como “El Buda Poeta” de la Dinastía Tang
(618-907). Esta pieza tiene una altura de 2 pulgadas.
Se ha fechado entre los años 1800 y 1857, dentro
de la Dinastía Qing (1644-1912), habiendo sido elaborada en China. El ingreso en el Museo Británico
se produjo hacia 1877, producto de una donación de
Sir Augustus Wollaston Franks. Fue recolectada en
1857 por el Reverendo J. W. Neligan, sumándose
luego a otros ejemplares recogidos por Franks, quien
únicamente la incluiría en la segunda edición de su
catálogo, utilizando los siguientes términos: “Porcelana china; en una cara, una flor roja similar a un
iris con hojas negras; en la otra, la inscripción, Ming
yue sung chung chaou, ‘La clara luna resplandece a
través de los abetos’, tercera línea de un soneto de
Wang Wei, un poeta de la Dinastía Tang, que floreció
hacia los años 702 y 745 d. C.; laterales cubiertos de
esmalte verde y con lunares en relieve. De Egipto.
Altura: 2 pulgadas” (Franks; 1878:138).
Número de registro: Franks 913. Frasco de rapé,
hallado en un yacimiento indeterminado de Egipto
y realizado en material cerámico esmaltado de tonalidad turquesa, mediante técnicas de vidriado y
pintado. En una de sus caras muestra dos flores, posiblemente iris, la de la izquierda más pequeña que
la de la derecha, de pétalos rojos y hojas negras,
algo descoloridas; mientras que en la opuesta contiene una inscripción en caligrafía china (只在此山中)
que se puede traducir como “Sólo en medio de esta
136 | Egiptología 2.0
montaña”. Se trata de un fragmento del poema “En
busca del ermitaño, sin encontrarlo”, escrito por Jia
Dao (779-843) de la Dinastía Tang (618-907). Esta
pieza tiene una altura de 2’25 pulgadas. Se ha fechado entre los años 1800 y 1857, dentro de la Dinastía
Qing (1644-1912), habiendo sido elaborada en China. El ingreso en el Museo Británico se produjo hacia 1877, producto de una donación de Sir Augustus
Wollaston Franks. Fue recolectada en 1857 por el
Reverendo J. W. Neligan, sumándose luego a otros
ejemplares recogidos por Franks, quien únicamente
la incluiría en la segunda edición de su catálogo, utilizando los siguientes términos: “Porcelana china; en
una cara, una flor roja con hojas negras; en la otra, la
inscripción, Chih tsae tsze san chung, ‘Sólo en medio de esta montaña’, pasaje de un poema de Jia
Dao, quien floreció hacia los años 831 y 837 d. C.;
laterales cubiertos de esmalte verde y con lunares
en relieve. De Egipto. Altura: 2¼ pulgadas” (Franks;
1878:138).
Número de registro: Franks 914-a-b. Dos frascos
gemelos de rapé, hallados en un yacimiento indeterminado de Egipto y realizados en material cerámico esmaltado, uno de tonalidad verde y otro rosado,
mediante técnicas de vidriado y pintado. El verde
muestra, en una de sus caras una flor, posiblemente
iris, de pétalos rojos y hojas negras; mientras el rosado muestra dos flores, también iris, siendo la de la
izquierda más pequeña que la de la derecha, igualmente de pétalos rojos y hojas negras. En la cara
la opuesta, ambos frascos contienen una inscripción
en caracteres chinos de caligrafía cursiva (料得少人
知) que se puede traducir como “Que poco puedo
comprender”, una referencia a la tranquilidad proveniente de una cuarteta del poeta Shao Yong (10111077) de la Dinastía Song (960-1279). Ambas piezas
tienen una altura de 1’75 pulgadas. Se han fechado
entre los años 1800 y 1857, dentro de la Dinastía
Qing (1644-1912), habiendo sido elaboradas en
China. El ingreso en el Museo Británico se produjo
hacia 1877, producto de una donación de Sir Augustus Wollaston Franks. Fueron recolectadas en 1857
por el Reverendo J. W. Neligan, sumándose luego a
otros ejemplares recogidos por Franks, quien únicamente las incluiría en la segunda edición de su catálogo, utilizando los siguientes términos: “Dos frascos
de rapé: Porcelana china; en una cara, una flor roja
con hojas negras; en la otra, la inscripción, Leaou tih
shaou jin che, ‘Que poco puedo comprender’, parte
de un cuarteto relativo a la tranquilidad, perteneciente a Shao Yong un escritor que falleció entre los años
1068 y 1085 d. C., bajo la Dinastía Sung; laterales
cubiertos de esmalte verde uno y rosa el otro y con
lunares en relieve. De Egipto. Altura: 2¼ pulgadas”
(Franks; 1878:138).
Número de registro: OA 7350. Frasco de rapé, halla-
do en un yacimiento indeterminado de Egipto y realizado en material cerámico esmaltado de tonalidad
turquesa, mediante técnicas de vidriado y pintado.
En una de sus caras muestra una flor, posiblemente
iris, de pétalos rojos y hojas negras; mientras que
en la opuesta contiene una inscripción en caligrafía
china. Esta pieza tiene una altura de 4’3 centímetros.
Se ha fechado entre los años 1800 y 1835, dentro de
la Dinastía Qing (1644-1912), habiendo sido elaborada en China. El ingreso en el Museo Británico se
produjo hacia 1835, producto de una donación de Sir
John Gardner Wilkinson, habiendo sido previamente
comprada en Coptos a un fellah, durante un viaje a
Egipto.
Ejemplares en el Museo de Brooklyn
A partir de 1872, el periodista estadounidense Charles Edwin Wilbour (1833-1896) desarrolló una profunda pasión por el antiguo Egipto. Fue en ese año
cuando se volcó en el estudio de las antigüedades
egipcias, consultando cuanta bibliografía había a su
disposición en las bibliotecas de Norteamérica. Poco
después, en 1874, hizo lo propio en Europa, donde
pasaría largas horas examinando la colección arqueológica del Museo Británico. Fue afianzándose
así en el mundillo de la egiptología, lo que le valió la
amistad de las más reputadas autoridades en esta
disciplina, como es el caso de Gaston Camille Charles Maspero (1846-1916), primer director del Instituto Francés de Arqueología Oriental en El Cairo y
máximo responsable del departamento de excavaciones y antigüedades de Egipto. Se unió a éste en
varias expediciones Nilo arriba, enamorándose de
este país hasta el punto de instalarse en una auténtica casa flotante, una dahabiya –una embarcación
tradicional para el transporte de pasajeros- conocida
como “Las siete Hathores”. Durante sus exploraciones descubrió, en 1889, la Estela del Hambre, en
la isla de Sehel, al sur de Asuán. En este enclave
adquirió una serie de papiros desenterrados por los
habitantes de Elefantina, que resultaron ser de un
valor excepcional para conocer la forma de vida de
las comunidades judías y arameas que habitaron
esta región entre los años 495 y 399 a. C., bajo la
satrapía persa. También hacia 1889 se supone que
compraría otro antiguo documento, el Papiro Médico de Brooklyn (47.218.48 y 47.218.85), que constituye uno de los primeros tratados de ofidiología, al
identificar distintos tipos de serpientes, así como los
efectos y tratamientos de sus mordeduras, señalando especialmente aquellas en las que la inoculación
de su veneno resultaría mortal de necesidad. A su
muerte, muchas de sus pertenencias quedaron olvidadas hasta que, por expreso deseo de su viuda,
Charlotte Beebe (1833-1914), fueron donadas al Museo de Brooklyn, en 1916, por sus hijos, Evangeline,
Theodora y Victor. El legado de éste último, en 1932,
Dahabiya “Las siete Hathores”. | Insinger.
contribuyó a la creación de la Fundación Charles Edwin Wilbour, con el cometido de costear la compra
de piezas de arqueología que engrandeciesen la colección egipcia del Museo de Brooklyn, estableciendo, así mismo, la Biblioteca “Wilbour” de Egiptología,
que abrió sus puertas en 1934.
Número de registro: 37.2012E. Frasco de rapé, de
material porcelánico, elaborado en China en el siglo
XIX y cuyo ingreso en el Museo de Brooklyn se hizo
por mediación de la Fundación Charles Edwin Wilbour, formando parte de la colección egiptológica. Se
trata de un recipiente periforme, en una de cuyas caras aparece dibujada una planta, en tinta azul clara,
con su tallo dividido en diez hojas curvadas en forma
de abanico. Mide 6 centímetros de alto por 4’2 de
ancho.
Número de registro: 37.2013E. Frasco de rapé, de
material porcelánico, elaborado en China en el siglo
XIX y cuyo ingreso en el Museo de Brooklyn se hizo
por mediación de la Fundación Charles Edwin Wilbour, formando parte de la colección egiptológica.
Mide 5’8 centímetros de alto, 2’9 de ancho y 1’4 de
largo.
Número de registro: 37.2014E. Frasco de rapé, de
material porcelánico, elaborado en China en el siglo
XIX y cuyo ingreso en el Museo de Brooklyn se hizo
por mediación de la Fundación Charles Edwin Wilbour, formando parte de la colección egiptológica.
De coloración azul, con algunos dibujos vegetales
en blanco ya desvaídos, con asas a los laterales del
cuello. Mide 6’2 centímetros de alto, 4 de ancho y 1’8
de largo.
Número de registro: 37.2015E. Frasco de rapé, de
material porcelánico esmaltado de tonalidad amarilla, mediante técnicas de vidriado y pintado, elaborado en China en el siglo XIX y cuyo ingreso en el
Museo de Brooklyn se hizo por mediación de la Fundación Charles Edwin Wilbour, formando parte de la
colección egiptológica. En una de sus caras muestra
Egiptología 2.0 | 137
Charles Edwin Wilbour.
| Egiptología
138
2.0
| Wikimedia
Commons.
Museo de Brooklyn. | ArtNexus.
una flor, posiblemente iris, de pétalos rojos y hojas
negras, mientras que en la opuesta contiene una inscripción en caligrafía china. En los laterales, puntos
blancos en relieve. Mide 4’8 centímetros de alto, 2’3
de ancho y 1’4 de largo.
Número de registro: 37.2016E. Frasco de rapé, de
material porcelánico esmaltado de tonalidad amarilla, mediante técnicas de vidriado y pintado, elaborado en China en el siglo XIX y cuyo ingreso en el
Museo de Brooklyn se hizo por mediación de la Fundación Charles Edwin Wilbour, formando parte de la
colección egiptológica. En una de sus caras muestra
una flor, posiblemente iris, de pétalos rojos y hojas
negras; mientras que en la opuesta dos trazos de
color rojo, quizás como representación de un murciélago. En los laterales, puntos blancos en relieve.
Mide 5 centímetros de alto, 2’4 de ancho y 1’6 de largo. Muestra un parecido excepcional con el ejemplar
clasificado como Franks 449-a del Museo Británico.
Número de registro: 37.2017E. Frasco de rapé, de
material porcelánico esmaltado de tonalidad turquesa, mediante técnicas de vidriado y pintado, elaborado en China en el siglo XIX y cuyo ingreso en el
Museo de Brooklyn se hizo por mediación de la Fundación Charles Edwin Wilbour, formando parte de la
colección egiptológica. En una de sus caras muestra
una flor, posiblemente iris, de pétalos rojos y hojas
negras; mientras que en la opuesta contiene una
inscripción en caligrafía china negra, bastante desgastada. En los laterales, puntos blancos en relieve.
Mide 4’9 centímetros de alto, 2’5 de ancho y 1’5 de
largo.
Número de registro: 37.2021E. Frasco de rapé, de
material porcelánico, elaborado en China en el siglo XIX y cuyo ingreso en el Museo de Brooklyn se
hizo por mediación de la Fundación Charles Edwin
Wilbour, formando parte de la colección egiptológica. De coloración verde claro, con algunos dibujos
vegetales en blanco ya desvaídos, con asas a los
laterales del cuello. Mide 5’1 centímetros de alto, 3’2
de ancho y 1’6 de largo.
Número de registro: 37.2022E. Frasco de rapé, de
material porcelánico esmaltado de tonalidad turquesa, mediante técnicas de vidriado y pintado, elaborado en China en el siglo XIX y cuyo ingreso en el
Museo de Brooklyn se hizo por mediación de la Fundación Charles Edwin Wilbour, formando parte de la
colección egiptológica. En una de sus caras muestra
una flor, posiblemente iris, de pétalos rojos y hojas
negras; mientras que en la opuesta dos trazos de color rojo, quizás como representación de un murciélago. En los laterales, puntos blancos en relieve. Mide
4’6 centímetros de alto, 1’9 de ancho y 1’4 de largo.
Número de registro: 37.2025E. Frasco de rapé, de
material porcelánico esmaltado de tonalidad turquesa, mediante técnicas de vidriado y pintado, elaborado en China en el siglo XIX y cuyo ingreso en el
Museo de Brooklyn se hizo por mediación de la Fundación Charles Edwin Wilbour, formando parte de la
Egiptología 2.0 | 139
37.2012E, 37.2014E, 37.2015E, 37.2015E, 37.2016E, 37.2016E, 37.2017E, 37.2017E y 37.2021E. Brooklyn Museum.
| Brooklyn Museum.
140 | Egiptología 2.0
37.2022E, 37.2022E, 37.2025E y 37.2026E. Brooklyn Museum. | Brooklyn Museum.
Egiptología 2.0 | 141
colección egiptológica. En una de sus caras muestra una flor, posiblemente iris, de pétalos rojos y hojas negras;
mientras que en la opuesta dos trazos de color rojo, quizás como representación de un murciélago. En los laterales, puntos blancos en relieve. Mide 5’1 centímetros de alto, 2’6 de ancho y 1’4 de largo.
Número de registro: 37.2026E. Frasco de rapé, de material porcelánico, elaborado en China en el siglo XIX y
cuyo ingreso en el Museo de Brooklyn se hizo por mediación de la Fundación Charles Edwin Wilbour, formando
parte de la colección egiptológica. De coloración azul, con algunos dibujos vegetales en blanco, representando dos flores con sus tallos, rodeadas de hojas –divididas en cuatro racimos de tres hojas cada uno-, con una
mariposa en lo alto y hierba en lo bajo. Esta misma plantilla se repite en sus dos caras. Tiene dos asas a los
laterales del cuello. Mide 7’3 centímetros de alto, 4’8 de ancho y 2’1 de largo.
Bibliografía
Sobre el autor
Franks, A. W. (1876): Catalogue of a Collection of
Oriental Porcelain and Pottery. Londres: Eyre & Spottiswoode.
Alfonso Daniel Fernández Pousada se licenció en periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, profesión que ha ejercido en Radio Voz y Cadena
COPE, emisora, ésta última, a la que está vinculado
desde 2005 y donde actualmente dirige un magazine
dominical.
Franks, A. W. (1878): Catalogue of a Collection of
Oriental Porcelain and Pottery. Second Edition. Londres: Eyre & Spottiswoode.
Knight C. y Lomas, R. (2001): Soñadores del Diluvio.
Madrod: Oberón.
Li, S. (2018): “The Mace-head: A Significant Evidence of the Early Cultural Interaction between West and
East” en Social Evolution & History, Vol. XVII, pp. 25872. Volgogrado: Uchitel Publishing House.
Rosellini, I. (1834): I Monumenti dell’ Egitto e della Nubia. Parte Seconda. Monumenti Civili. T. II. Pisa: Ed.
Niccolò Capurro.
Roth, D. (2001): “Os faraóns e China, unha relación
milenaria” en O Correo Galego, contraportada, jueves
9 de agosto de 2001. Santiago: Editorial Compostela.
Wilkinson, J. G. (2002): Los Egipcios. Su Vida y Costumbres. Vol. II. Madrid: Edimat Libros.
142 | Egiptología 2.0
Su pasión por la egiptología le ha llevado a participar
en diversos seminarios organizados por el Instituto de
Estudios del Antiguo Egipto y a publicar un trabajo de
investigación sobre los adelantos astronómicos de la
civilización del Nilo.
Enlaza con el autor
alferpou@yahoo.es
Todos los números de Egiptología 2.0 en:
http://egiptologia20.es/descargas
Egiptología 2.0 | 143
Novedades Editoriales
El ocaso de amarna
Galder Izarzugaza
Akhenaton ha muerto y la ciudad de Amarna se sume
en la incertidumbre. Una inexperta Meritaton se sienta en el trono con Nefertiti, Ay y Horemheb alrededor.
El futuro de Amarna y de todos está en juego.
El Imperio egipcio: Historia y curiosidades del antiguo Egipto
Maore P Bautista
La historia del antiguo Egipto y la extraordinaria civilización que floreció a orillas del Nilo es un relato
increíble repleto de acontecimientos excepcionales,
como la construcción de las pirámides.
Faraones perdidos y encontrados
Benjamín Collado Hinarejos
El legado de Narmer
Galder Izarzugaza
Si algo ha estimulado la imaginación de los amantes
del mundo antiguo en general y del Egipto faraónico
en particular, han sido las tumbas y los tesoros legados por unos reyes que murieron hace miles de
años.
Hor-Aha, hijo y sucesor de Narmer, el unificador del
Alto y el Bajo Egipto, ocupa el trono desde hace dos
años aunque la tranquilidad no se ha conseguido del
todo.
144 | Egiptología 2.0
Egiptología 2.0 | 145
Noticias
statuas de jardín resultan ser obras del Antiguo Egipto de 5.000 años de antigüedad.
E
la parte que faltaba bajo la cabeza de una de las
estatuas”.
Para una familia, el sueño se hizo realidad, literalmente. Dos modelos de piedra de esfinges que se
creía que eran réplicas resultaron ser auténticos artefactos del Antiguo Egipto valuados en más de 330
mil dólares.
“Habían estado en un patio del jardín como decoración hasta el mes pasado, cuando fueron consignadas a la subasta. Hubo cierto interés antes del remate, pero en realidad no teníamos ninguna indicación
de su valor hasta que empezó la subasta”.
La familia pensaba que eran réplicas encantadoras
pero históricamente insignificantes de los siglos XVIII o XIX y hasta querían deshacerse de ellas antes
de una mudanza.
La puja comenzó en 280 dólares y tardó quince minutos en venderse, con la competencia de cuatro
postores telefónicos y numerosos compradores por
Internet.
Al examinarlas más de cerca, las estatuas -que se
dejaron a la intemperie como adornos de jardín y se
cubrieron de musgo- databan de hasta 5.000 años.
La puja subió rápidamente a 136 mil dólares y luego
pareció estancarse, hasta que el martillo cayó finalmente en 270 mil dólares para una galería de subastas internacional, estableciendo un nuevo récord de
la casa.
Atrajeron la atención internacional a pesar de estar
en mal estado, ya que fueron reparadas y fijadas al
suelo con cemento por un constructor.
La opinión era que se trataba de auténticos ejemplares del Antiguo Egipto, que de alguna manera habían pasado por la historia reciente como copias del
siglo XVIII”.
El Sr. Mander dijo: “Fue un día emocionante en la
subasta, y nos complació mucho informar a los vendedores que habían comprado y disfrutado de estas piezas como adornos de jardín durante muchos
años, sin tener idea de su verdadero valor”.
‘Estos son uno de los lotes de mayor valor que se
han vendido en una subasta provincial este año’.
Clarín.
Unas estatuas de jardín resultan ser artefactos del
Antiguo Egipto de 5.000 años de antigüedad.
| Clarín.
Los propietarios de Clare (Suffolk) apenas podían
creérselo, ya que las sumas que se pedían por las
figuras de 110 cms de largo no dejaban de aumentar
cuando se abrió la subasta en Mander Auctioneers,
en Sudbury.
El subastador James Mander dijo: “Nos contactó una
familia local que se estaba mudando y necesitaba
deshacerse de cosas de su antiguo jardín, que no
encajaban en su nuevo hogar”.
Y añadió: “El estado era bastante malo, con un gran
desgaste y varias pérdidas. Los actuales propietarios las habían reparado con hormigón para rellenar
146 | Egiptología 2.0
a sorprendente momia del Antiguo Egipto que
obliga a reescribir los libros de historia.
L
Una momia egipcia que fue descubierta recientemente podría producir un drástico cambio en lo que
se conocía hasta el día de hoy sobre las costumbres
de esa antigua civilización. Especialmente, en lo referido a las técnicas de momificación, que podrían
ser 1000 años más antiguas de lo que se creía.
Es que los arqueólogos quedaron sorprendidos al reconocer avanzadas técnicas para momificar utilizadas en Khuwy, una de las momias de la civilización
egipcia más antiguas que han sido halladas hasta
el momento. Los investigadores encontraron en ella
una sofisticación en las artes de preservación de los
restos que se suponía se había desarrollado mucho
más tarde en la cronología del Antiguo Egipto.
La momia de Khuwy tiene 4000 años de antigüedad, pero en ella se utilizaron técnicas y materiales de
preservación que se creía fueron utilizados recién 1000 años después. | The Guardian.
Khuwy, de acuerdo con la reconstrucción de los arqueólogos, habría sido un noble de alto rango social
que vivió durante el Reino Antiguo o Imperio Antiguo
-del 2575 a.C. al 2150 a.C.-. Sus restos se hallaron
en el año 2019 en Saqqara. Para el proceso de momificación se utilizaron costosas resinas hechas de
savia de árbol para preservar la piel y optimizar la
unión del cuerpo con los vendajes de lino, que eran
de la más alta calidad.
Khuwy, de acuerdo con la reconstrucción de los arqueólogos, habría sido un noble de alto rango social
que vivió durante el Reino Antiguo o Imperio Antiguo
-del 2575 a.C. al 2150 a.C.-. Sus restos se hallaron
en el año 2019 en Saqqara. Para el proceso de momificación se utilizaron costosas resinas hechas de
savia de árbol para preservar la piel y optimizar la
unión del cuerpo con los vendajes de lino, que eran
de la más alta calidad.
Salima Ikram, profesora y directora de Egiptología
de la Universidad Americana de El Cairo, señaló en
una entrevista que reproduce The Guardian que, si
en verdad Khuwy es una momia correspondiente al
Reino Antiguo, “todos los libros sobre momificación
y la historia de este período de la civilización egipcia
deben ser revisados”. “Esto cambiaría completamente nuestra comprensión de la evolución de la momifi-
cación. Los materiales utilizados, sus orígenes y las
rutas comerciales asociadas con ello afectarán drásticamente nuestra comprensión del Antiguo Reino de
Egipto”, agregó la egiptóloga.
Ikram dio detalles sobre lo que se conocía de la preservación de cadáveres en el Antiguo Egipto y lo que
supone el hallazgo de Khuwy.
“Hasta ahora habíamos pensado que la momificación del Imperio Antiguo era simple, una disecación
básica, sin extirpación de cerebro y solo una extracción ocasional de los órganos internos -explicó la docente-. Se prestaba más atención al aspecto exterior
del difunto que al interior. El uso de resinas era mucho más limitado en las momias del Imperio Antiguo
registradas hasta ahora. Esta momia, en tanto, está
inundada de resinas y textiles y de la impresión de
haber recibido una momificación completamente diferente. Se parece a uno momia hallada 1000 años
después”.
La momia que podría cambiar todo lo que se sabe
hasta ahora sobre la antigüedad de las técnicas de
momificación fue descubierta en 2019, en una lujosa tumba en la necrópolis de Saqqara, a 30 kilómetros al sur de El Cairo, en la orilla occidental del Nilo.
Los jeroglíficos hallados en el lugar revelaron que el
Egiptología 2.0 | 147
cuerpo pertenecía a Khuwy, un pariente de la familia
real, que vivió hace más de 4000 años.
El hallazgo de este noble egipcio del Imperio Antiguo
fue documentado a través de una producción de National Geographic. Ahora, en una nueva realización
de este canal de divulgación científica llamada Lost
Treasures of Egypt (Los tesoros perdidos de Egipto),
que se estrenará en noviembre, podrá observarse
todo el proceso de la investigación que certificó la
antigüedad de Khuwy y también el análisis de sus
restos y de cómo fue momificado.
El productor de la próxima serie Lost Treasures of
Egypt, Tom Cook, dijo al medio británico Daily Mail:
“Los arqueólogos sabían que la cerámica de la tumba era del Reino Antiguo, pero Ikram no pensó que la
momia fuera de ese período porque estaba demasiado bien conservada. No pensaba que el proceso de
momificación fuera tan avanzado. Así que su primera
reacción fue: ‘Esto definitivamente no es del Reino
Antiguo”.
“Pero en el transcurso de la investigación ella comenzó a cambiar de idea”, concluyó el productor.
Clarín.
H
allan la tumba del tesorero y escriba real de
Ramsés II.
No en vano a Ramsés II le apodaron “El Grande”.
Fue el tercer faraón de la Dinastía XIX del Antiguo Egipto, gobernó durante 66 años y durante su
mandato se construyeron joyas arquitectónicas, así
como se difundió la cultura imperial egipcia. Es uno
de los faraones más conocidos de esta época histórica, destacando por sus capacidades políticas, su carácter divino, así como por promover una época de
esplendor que jamás ningún otro gobernante pudo
igualar.
Su figura es, por tanto, fundamental para comprender tanto el Antiguo Egipto como la historia en general, y esto hace que un descubrimiento recién producido en la necrópolis de Saqqara haya sorprendido
a los expertos. Una misión arqueológica orquestada
por la Universidad de El Cairo ha descubierto la tumba de Ptahemwia, quien fue tesorero y escriba real
de Ramsés II.
El hallazgo se ha producido en Saqqara, necrópolis
situada a unos 50 kilómetros al sur de El Cairo, y
donde no es extraño que anualmente se produzcan
impresionantes descubrimientos. Según ha anunciado el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto, este descubrimiento se considera un hito, pues
148 | Egiptología 2.0
Pinturas que acompañan la tumba recién hallada
de Ptahemwia, el escriba real de Ramsés II y detalle de un relieve.
| Ministry of Tourism and Antiquities.
se trata de la tumba de un alto funcionario que desempeñó importantes títulos: además de escriba real
y tesorero, fue supervisor del ganado y responsable
de los sacrificios a las deidades que se realizaban en
el templo de Ramsés El Grande.
Hasta ahora, la tumba ha salido a la luz junto a una
gran entrada y varias salas de gran belleza artística:
aparecen con las paredes de piedra grabadas o pintadas, con escenas que representan a Ptahemwia
y procesiones ceremoniales. Explican los expertos
que en la parte occidental había un altar coronado
por un piramidón, pero aún las excavaciones no han
finalizado, de manera que los arqueólogos continúan
trabajando para descubrir la totalidad del sitio, incluida la cámara funeraria.
Con esto, advierten que la tumba pudo ser saqueada durante el siglo XIX: “Estas tumbas eran visibles
desde la superficie y muchos aventureros extranjeros vinieron aquí a excavar para después hacer
contrabando con las antigüedades en Europa. Llevo
trabajando en Saqqara desde 2005 y he descubierto
muchos enterramientos, pero todos estaban completamente desvalijados. No he dado con una simple
estatua o un sarcófago intacto”, advierte la directora
de la misión arqueológica, Ola El-Egazy.
Por su parte, Mostafa Waziri, secretario general del
Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, señala que “el descubrimiento incluye las tumbas de estadistas modernos de alto nivel de la era de la dinastía
XIX y complementa el sitio de las de la dinastía XVIII,
la más importante de la cuales es el sitio del líder
militar Horemheb”.
Concha García.
Detalle de la tumba de Ptahemwia, el escriba real
de Ramsés II. | Ministry of Tourism and Antiquities.
N
ueva campaña en Asuán: Investigadores de
la Universidad de Granada y Jaén retoman
las excavaciones en la necrópolis egipcia.
La Universidad de Jaén (UJA) ha comenzado su decimotercera campaña de excavaciones en la necrópolis de Qubbet el-Hawa en Asuán (Egipto), que este
año desarrolla en colaboración con el Ministerio de
Turismo y Antigüedades Egipcio (MoTA). Los trabajos arqueológicos, que comenzaron el pasado día 6
de noviembre, se extenderán hasta el 16 de diciembre. En los trabajos participa también la Universidad
de Granada, y es destacable la labor del catedrático
de Antropología Física Miguel Botella.
El director del proyecto, el profesor doctor de Egiptología de la Universidad de Jaén Alejandro Jiménez,
explica que los objetivos de esta campaña 2021 son
el estudio de materiales descubiertos en años anteriores, procedentes de las tumbas QH32, QH33,
QH34ee, QH35p y QH36.
Detalle de un relieve en la tumba de Ptahemwia.
| Ministry of Tourism and Antiquities.
“Estos estudios son de diferente naturaleza, antropológicos, ceramológicos, geofísicos y de restauración”, concreta. En este sentido, se intervendrá arqueológicamente en tres hipogeos: QH31 (Sarenput
II), QH32 (Ankhu) y QH36 (Sarenput I). Se trata de
tres tumbas que ya fueron excavadas en el siglo pasado, pero parcialmente. Paralelamente, se llevará a
cabo el estudio de los materiales cerámicos enconEgiptología 2.0 | 149
en la que se mostrará una selección de más de 200
objetos que van desde el Reino Antiguo hasta el Periodo Tardío pertenecientes a las tumbas que han
sido excavadas durante los últimos trece años por el
Proyecto Qubbet el-Hawa que dirige la Universidad
de Jaén. La exposición, que podrá visitarse durante dos años en el Museo Nubio de Asuán, ha sido
posible gracias a la colaboración del Ministerio de
Turismo y Antigüedades de Egipto, al propio Museo
Nubio y a la Nubia Fund.
Nueva campaña en Asuán: Investigadores de la
Universidad de Granada y Jaén retoman las excavaciones en la necrópolis. | Granada Hoy.
trados por Elmar Edel y almacenados por el Ministerio de Antigüedades en Asuán. Este proyecto se
llevará a cabo por un equipo egipcio del MoTA con la
colaboración de algunos miembros del proyecto que
dirige la UJA.
Para la campaña de 2021, el Proyecto Qubbet elHawa incorpora nuevos investigadores al equipo.
Se trata de José Antonio Peláez, profesor titular de
Física de la Universidad de Jaén, Juan Luis Soler
Llorens, profesor asociado de la Universidad de Alicante y Rashad Fewriz Zaky Sawires, docente de la
Universidad de Assiut. Los tres realizarán un sondeo
terrestre con un radar a una zona de más de 30.000
metros cuadrados que va desde la tumba QH23 hasta 300 metros al Sur. “Gracias a su trabajo podremos
obtener una imagen preliminar de la organización de
esta parte de la necrópolis antes de la excavación, lo
que permitirá diseñar un diagnóstico científico para
las futuras campañas”, indica Alejandro Jiménez.
También se ha unido al equipo la arquitecta e investigadora de la Universidad de Málaga, María Dolores
Joyanes, que se encargará de la arquitectura del paisaje de la necrópolis, como investigadora principal
del proyecto ‘Paisaje como fuente de conocimiento,
investigación y transferencia de los valores patrimoniales de la necrópolis de Qubbet el Hawa, Asuán,
Egipto’. Por último, hay que añadir a Dámaris López,
becaria predoctoral de la UJA que se encargará de
estudiar parte de la cerámica de la tumba QH33,
así como del registro de los materiales de la tumba
QH36, y a Regina De Luca, licenciada en Literatura
e Historia del Arte, que llevará a cabo la documentación fotográfica de los materiales. Además de estos
6 investigadores, en esta campaña trabajarán otros
12 investigadores de diferentes universidades españolas y de múltiples especialidades.
Por otro lado, la UJA ultima los preparativos para la
inauguración durante el mes de noviembre de la exposición ‘Una década de excavaciones en Qubbet
el-Hawa. Los resultados de la Universidad de Jaén’,
150 | Egiptología 2.0
El Proyecto Qubbet el-Hawa cuenta con la financiación de la Universidad de Jaén y la Fundación Palarq,
así como con el apoyo de la Asociación Española de
Egiptología y las empresas jiennenses Construcciones Calderón y Guillermo García.
ranada Hoy.
D
escubren en Egipto un valioso templo dedicado al sol que llevaba oculto 4.500 años.
Un misterioso templo dedicado al sol y perdido durante 4.500 años ha sido hallado enterrado en el
desierto egipcio. Los arqueólogos desenterraron los
restos en Abu Gorab, al sur de El Cairo, en lo que
se ha calificado como el mayor descubrimiento en
décadas.
Tal y como recoge el Telegraph, se trata de uno de
los seis templos solares que se cree que se construyeron, de los cuales solo se han encontrado dos.
Fueron construidos mientras los faraones de la Quinta Dinastía aún estaban vivos para otorgarles el estatus de dios.
Los expertos que excavaron al norte de la localidad
de arqueología egipcia de Abusir encontraron por
primera vez los restos del templo del sol construido por Nyuserre Ini, quien gobernó durante unos 30
años en el siglo 25 a. C.
Una investigación adicional reveló una base más antigua hecha de ladrillos de barro que indicaba que
existía un edificio anteriormente en el sitio.
Luego, los expertos descubrieron la base de 60 centímetros de profundidad de un pilar de piedra caliza blanca que sugiere que la estructura original era
“bastante impresionante”.
Pero lo que vino después, 50 años después, solidificó las sospechas de los investigadores, informa The
Telegraph. Se descubrió una serie de jarras de cerveza llenas de barro, proporcionando la prueba final
de que el antiguo sitio era un templo.
El doctor Massimiliano Nuzzolo, profesor asistente
culinas que portan diversos objetos en dirección a la
imagen de la difunta.
Restos del templo egipcio de Abu Gorab.
| National Geographic.
de Egiptología en la Academia de Ciencias de Varsovia, Polonia, dijo: “Sabíamos que había algo debajo
del templo de piedra de Nyuserra, pero no sabíamos
si era sólo otra fase de construcción del mismo templo o si era un templo nuevo”.
Estas representaciones de la llamada capilla de
Hatshepsut no son únicas o excepcionalmente valiosas en comparación con otros vestigios del Antiguo
Egipto. La escultura, la pintura y los relieves de la
civilización de los faraones son abundantes. Sin embargo, el conocimiento sobre los creadores de las
obras de arte es muchísimo menor. De hecho, algunos investigadores apuntan que el artista es “el gran
desconocido de la egiptología”. Algunos de estos
enigmas se han podido resolver gracias al estudio
de los muros del templo funerario de la faraona, que
ha arrojado luz sobre el mecanismo de trabajo de los
antiguos artesanos.
“Ahora tengo muchas pruebas de que lo que estamos excavando aquí es uno de los templos del sol
perdidos”, dijo.
Sin embargo, lo que sigue siendo un misterio es para
quién se construyó el templo del sol y cuándo, aunque es probable que fuera para un gobernante del
mismo período de tiempo.
Los faraones de la Quinta Dinastía reinaron durante
unos 150 años desde principios del siglo 25 a. C.
hasta mediados del siglo 24 a. C. Solo un pequeño
número de gobernantes había creado templos solares en nombre del dios sol Ra en la orilla occidental
del Nilo.
Una sección de los relieves, que parecen homogéneos a pesar de haber sido realizados por varios escultores. | M. Jawornicki.
os relieves del templo de la faraona Hatshepsut desvelan cómo se hacía el arte del Antiguo
Egipto.
En un artículo publicado este miércoles en la revista
Antiquity, Anastasiia Stupko-Lubczynska, del Centro
Polaco de Arqueología Mediterránea de la Universidad de Varsovia, detalla por primera vez las distintas
fases de las intervenciones de los artistas egipcios,
un proceso que arrancaba con la preparación inicial
de la superficie de la pared y concluía con los toques
finales que firmaba el maestro. El análisis que ha
realizado su equipo de las dos escenas de relieves
ha logrado identificar, entre otras cosas, qué partes
de las imágenes fueron talladas por los aprendices y
cuáles por sus jefes. Es decir, el templo se convirtió
en un determinado momento en una suerte de escuela artística.
El templo de la faraona Hatshepsut, ubicado en el
complejo funerario de Deir el-Bahari, en la antigua
ciudad de Tebas, cerca del Valle de los Reyes, es
uno de los monumentos más icónicos del Antiguo
Egipto. La sala de mayores dimensiones del sitio,
la capilla homónima de la reina de la Dinastía XVIII
que gobernó entre los años 1473 y 1458 a.C, está
decorada con dos series de relieves que describen
una procesión de ofrendas y que representan el culto
a su memoria. Cada una de las paredes mide casi
trece metros y contiene un centenar de figuras mas-
“Al estudiar las huellas grabadas en la piedra por los
cinceles antiguos ha sido posible ‘captar’ varios fenómenos intangibles que normalmente no dejan ninguna evidencia”, explica la arqueóloga. Durante más
de una década, los investigadores de la institución
polaca han reproducido a escala 1:1 y sobre láminas
de film de plástico las escenas y las figuras de las
paredes, para luego escanearlas y procesarlas como
modelados geográficos. Gracias a los datos recabados también han podido confirmar que dos grupos
de artesanos esculpieron cada una de las paredes:
Los detalles del descubrimiento del tercer templo solar se han dado a conocer como parte del programa
Lost Treasures of Egypt en National Geographic.
20 Minutos.
L
Egiptología 2.0 | 151
Proceso de documentación de los relieves de la
capilla de Hatshepsut. | A. Hallmann.
representaron de forma distinta las jarras o las gavillas de maíz.
Como si se tratase de un taller renacentista, los investigadores aseguran que a los discípulos egipcios
se les encargó la elaboración de piernas, brazos y
torsos de las figuras, mientras que los rostros fueron obra del cincel del maestro. También en este último —o en plural si fueron varios— recayó la tarea
de corregir los errores de los bisoños escultores. Sí
realizaron alternativamente las cabelleras de los oferentes. De hecho, se ha identificado alguna peluca
tallada en parte por el jefe de la intervención, con
un trazo más delicado y preciso, y rematada por el
artista joven, con símbolos más toscos y menos refinados.
“En general, se cree que en el Antiguo Egipto los artistas se formaban fuera de los proyectos arquitectónicos en curso, pero mi investigación en la capilla
de Hatshepsut demuestra que la enseñanza también
se llevó a cabo mientras se ejecutaban los relieves”,
destaca Stupko-Lubczynska. Las paredes investigadas muestran un trabajo conjunto y la búsqueda del
perfeccionamiento artístico: uno de los aprendices,
por ejemplo, realizó una línea entera de cabelleras;
mientras que otro, y nunca se sabrá el motivo, no
llegó a completar la que había iniciado su maestro.
Piernas realizadas por los aprendices. Las flechas
indican correcciones. | M. Jawornicki.
y su decoración, y ofrece nueva información sobre
las técnicas de producción y organización del trabajo
gracias al uso de un enfoque experiencial contextualizado con textos, iconografía y fuentes analógicas”,
concluye la investigadora. “Cuando se aplica a las
obras de un taller, como los relieves de la capilla de
Hatshepsut, este enfoque puede utilizarse para reconstruir la ergonomía del sitio, distinguir el trabajo
de personas individuales e incluso iluminar fenómenos tan intangibles como la relación entre maestro y
aprendiz”.
David Barreira.
a UJA abre en Asuán una muestra con más de
300 piezas de sus excavaciones.
L
La Universidad de Jaén ha inaugurado la que es
la primera gran exposición de una misión española
organizada en Egipto. Se trata de la muestra ‘Una
década de excavaciones en Qubbet el-Hawa. Los resultados de la Universidad de Jaén’, que presenta en
primicia trescientos objetos hallados durante los más
de diez años de excavaciones arqueológicas de la
UJA en este país y que se exhibirá durante al menos
dos años en el Museo Nubio de Asuán, uno de los
museos más modernos y visitados del país del Nilo.
El proceso de elaboración de los relieves en el Antiguo Egipto no era en absoluto desconocido. Investigaciones previas ya habían señalado un total de siete fases: alisado de la pared, división en secciones y
en cuadrículas con pintura roja, trazado de bocetos,
corrección de los posibles errores de estos dibujos
preeliminares, inscripción de los textos (jeroglíficos),
realización de las esculturas y encalado y coloreado
de los relieves. Sin embargo, el nuevo estudio ofrece
“una mirada inusual” al proceso de creación del arte
egipcio y a las condiciones en las que trabajaban los
artesanos.
La inauguración ha contado con la asistencia de diversas autoridades españolas y egipcias. En este
sentido, la delegación española ha estado encabezada por el Rector de la Universidad de Jaén, Juan
Gómez Ortega, el Consejero Cultural de la Embajada española en el Cairo, Cándido Creis Estrada,
el director de la misión de la Universidad de Jaén,
Alejandro Jiménez Serrano, y miembros del Proyecto Qubbet el-Hawa que dirige la UJA, que en la actualidad se encuentran excavando la que es su decimotercera campaña en la conocida necrópolis de
Asuán.
“La investigación demuestra el potencial de recurrir a
una visión holística de una estructura bien conocida
Por la parte egipcia, la inauguración de esta exposición ha contado con la presencia del gobernador
152 | Egiptología 2.0
dores, hasta individuos que pertenecían a un sector
intermedio de la sociedad», declaró, y añadió: «La
calidad de los hallazgos que mostramos en esta exposición es patente, ya que hemos tenido la suerte
de descubrir más de diez cámaras intactas a lo largo
de todos estos años que llevamos excavando».
Exposición que muestra los resultados de las excavaciones de la UJA en Egipto.
| Regina de Luca.
de la provincia de Asuán, Ashraf Attia Abdel El Bary,
el director del Museo de Nubia, Ahmed Abdel Rakhman, el Rector de la Universidad de Asuán, Ayman
Othman, y el director general del Ministerio de Antigüedades en Asuán y Nubia, Abdelmonen Said, entre otras autoridades y personalidades del mundo del
patrimonio y de la educación de Egipto.
Esta exposición muestra un recorrido a lo largo de
más de dos mil años de las costumbres funerarias
egipcias, a través de las más de trescientas piezas
encontradas por la Universidad de Jaén en la necrópolis de Qubbet el-Hawa. Así, en la muestra se pueden admirar, por ejemplo, los ajuares encontrados
en las más de diez tumbas intactas halladas por la
Universidad de Jaén en estas campañas, además de
sarcófagos y ataúdes, estatuas, objetos de tocador y
estelas, entre otros.
Asimismo, los visitantes podrán admirar los restos
del cáncer de mama más antiguo hasta el momento
identificado y que data del año 2100 a. C. «Se trata
de una exposición que muestra los descubrimientos
llevados a cabo desde hace ya más de una década
por el equipo multidisciplinar que dirige la Universidad de Jaén en la necrópolis de Qubbet el-Hawa en
Asuán, mucho de los cuales no se han dado a conocer hasta ahora», explicó el rector de la UJA. «Unos
hallazgos que convierte a esta misión española en
una de las más destacadas del panorama arqueológico mundial», aseguró.
Por su parte, el director del proyecto recalcaba
que gracias a esta exposición, no solo la sociedad
egipcia, sino los turistas que poco a poco regresan
a Egipto van a poder conocer de primera mano los
resultados de las excavaciones realizadas durante
estos diez años. «Bajo nuestro punto de vista, nos
va a permitir ver cómo van variando las costumbres
funerarias egipcias desde el año 2100 a.C. hasta el
400 a.C. y poder observar diferentes niveles sociales
del antiguo Egipto, desde los ajuares de los goberna-
La exposición ha sido enteramente financiada por la
Universidad de Jaén y el Consejo Económico y Social de la UJA. El diseño expositivo lo ha realizado la
empresa española Reina de Corazones y el montaje
ha sido realizado por los miembros del Proyecto Qubbet el-Hawa, especialmente por sus restauradoras,
asistidos por el personal del Museo de Nubia.
20 Minutos.
D
escubren dos tumbas de la última dinastía
nativa que gobernó el Antiguo Egipto.
Contenedor de sueños antiguos, recipiente universal
de secretos dorados, la ciudad egipcia de Oxirrinco
está considerada uno de los sitios arqueológicos
más importantes de la Egiptología por su riqueza
en los artefactos hallados hasta el momento así
como por los miles de papiros desenterrados, que
aún se siguen estudiando. Ahora, una misión española-egipcia ha hallado dos tumbas de la Dinastía
XXVI, la última nativa que gobernó el Antiguo Egipto,
y en la que se han encontrado láminas de oro en
forma de lengua en restos de una de las sepulturas
del yacimiento situado en el sur de Egipto, tal y como
informa Efe.
Mustafa Waziri, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, afirmaba en un
comunicado hecho público este domingo, que la mi-
La colocación de estas láminas de oro está directamente relacionada con un ritual especial destinado a asegurar que la persona fallecida conservara su capacidad de hablar cuando se enfrentara
a la corte de Osiris. | La Razón.
Egiptología 2.0 | 153
H
allan al asesino de Ramsés III, 3.000 años
después.
Utilizando nuevas tecnologías, un grupo de investigadores pudo confirmar el asesinato de Ramsés III.
Finalmente pudo resolverse el crimen cometido hace
ya más de 3.000 años, develando la renombrada
“conspiración del harén”, uno de los episodios más
oscuros del Antiguo Egipto, y hallando al presunto
asesino del faraón.
En la ciudad de Osiris, llevan más de 30 años de
excavaciones. | La Razón.
sión encabezada por la Universidad de Barcelona
(UB), que excava en la mencionada antigua ciudad
de Oxirrinco, uno de los mayores yacimientos de
Egipto ubicado en la provincia de Minia, ha encontrado en una de las tumbas “restos de dos desconocidos” con una lámina de oro en forma de lengua en
los rostros.
Curiosamente, estas láminas de oro en forma de lengua se colocaban en la lengua del difunto durante
el ritual funerario para asegurar de esta forma que
pudiera hablar en el otro mundo ante el dios Osiris,
encargado de juzgar a los muertos.
En una de las sepulturas se ha hallado una tumba de
piedra caliza con una cubierta que se ha diseñado a
partir de una mujer, mientras que en la otra, que había estado totalmente cerrada desde que fue sellada,
contiene una de piedra caliza bien conservada con
vasos canopos (esto es, el recipiente empleado en
el Antiguo Egipto para depositar las vísceras de los
difuntos, lavadas y embalsamadas) además de 402
estatuillas ushabti, artefactos de pequeña dimensión
que acompañaban al difunto y debían servir como
sus súbditos en el más allá.
Asimismo Maite Mascort, que lidera la misión junto
a Esther Pons, ha explicado que la segunda tumba
“estaba completamente cerrada y la misión la abrió
por primera vez durante las excavaciones”. Las tumbas encontradas datan de la Dinastía XXVI o época
Saíta (624-525 a.C.), la última dinastía que gobernó
el Antiguo Egipto antes de la conquista persa. Por su
parte, el Director General de Antigüedades de Egipto Central, Yamal al Samastawi, ha señalado que la
misión española ha estado trabajando en el área arqueológica de Bahnasa durante casi treinta años. Un
tiempo provechoso en términos de descubrimiento
en el que se han encontrado muchas tumbas que
datan de las épocas saíta, grecorromana y copta.
David Barreira.
154 | Egiptología 2.0
La conspiración fue urdida por miembros del harén
y está atestiguada en documentos de la época, en
particular en el Papiro Judicial, conservado en Turín,
Italia. Precisamente allí se relata un intento de golpe
de estado planificado por la reina Tiyi, una de las esposas de Ramsés III.
Tiyi quería a su hijo, Pentawere, en el trono, pero el
heredero legítimo de Ramsés III era el hijo de Isis, su
primera esposa.
La reina Tiyi, intentando avivar la creciente hostilidad del pueblo hacia el faraón, que vive en el lujo
mientras que a los trabajadores no se les paga y el
hambre se generaliza, apoya a una de las primeras
huelgas conocida en la historia de la humanidad.
Si bien no se conocen los detalles exactos, su objetivo es simple: eliminar a Ramsés III. Según los documentos oficiales del antiguo Egipto, el intento de
golpe fue frustrado en el año 1156 a.C, y treinta personas fueron ajusticiadas, incluyendo la reina Tiyi.
Relieve con la representación del faraón Ramsés
III. | Ok Diario.
Ramsés IV, el sucesor, prefirió cerrar el asunto definitivamente y declaró amnistía general. Pero los textos históricos siguen sin estar claros sobre el destino
que sufrió Ramsés III, que en ese momento contaba
con 65 años.
El especialista alemán Albert Zink, famoso por haber
develado los secretos de Otxi, el “hombre de hielo”
descubierto en el año 1991 en los Alpes de la fronte
italo-austríaca, investigó en profundidad los restos
de Ramsés III.
Con la ayuda de otros expertos, incluido Zahi
Hawass, ex jefe del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, sometió a la momia a una tomografía
computarizada.
Por primera vez, la autopsia digital reveló una grave
lesión en la garganta, justo debajo de la laringe, que
previamente había pasado desapercibida. La herida
mide unos 70 mm de ancho y se extiende hasta los
huesos. La tráquea fue cortada limpiamente usando un cuchillo afilado o una hoja similar, aseguraron
los investigadores. La extensión y profundidad de la
herida indican claramente que eso causó la muerte
inmediata de Ramsés III.
Los expertos también hallaron otra extraña momia
ubicada muy cerca del faraón, de un hombre de entre 18 y 20 años, envuelta no en tiras de tela, sino en
pieles de cabra, un material ritualmente impuro.
Se cree que fue el castigo que habría sido infligido a
Pentawere, el hijo rebelde de la reina Tiyi, obligado
a suicidarse para prohibirle una vida después de la
muerte, humillación suprema en el antiguo Egipto.
Según el análisis de ADN realizado por el equipo de
expertos, esta momia es la de uno de los hijos de
Ramsés III. Pero para estar seguros de que es Pentawere, sería necesario tener el ADN de la reina Tiyi,
cuya momia nunca ha sido encontrada.
Francisco María.
Dspaña devuelve a Egipto las 36 piezas de la
operación Hierática.
E
España ha entregado hoy a la República Árabe de
Egipto las 36 piezas arqueológicas incautadas por
la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil en la operación Hierática y que se encontraban
desde el año 2014 en depósito judicial en el Museo
Arqueológico Nacional. Entre las piezas entregadas
hoy a la República Árabe de Egipto destacan una
cabeza de la diosa leona Sejmet y un vaso canopo
con una tapadera de la cabeza del dios Amset.
Las piezas fueron recuperadas por la Sección de
Patrimonio Histórico de la UCO en el marco de la
operación Hierática, realizada en coordinación con el
Ministerio de Cultura y Deporte. Mediante la operación se desarticuló un grupo criminal dedicado al comercio internacional de bienes culturales expoliados
en importantes yacimientos.
La operación recuperó 36 piezas arqueológicas que,
por sus características y tipología, habrían sido ex-
La cabeza de la diosa leona Sejmet incautada en
el marco de la operación Hierática y Algunas de
las piezas entregadas a Egipto que fueron incautadas. | Ministerio de Cultura.
poliadas en yacimientos arqueológicos egipcios de
Saqqara y Mit Rahina mediante excavaciones ilegales.
Dado el valor de los bienes culturales intervenidos,
las piezas fueron depositadas y analizadas en profundidad por expertos en el Museo Arqueológico
Nacional. Los resultados del estudio realizado por
el Departamento de Antigüedades Egipcias y del
Oriente Próximo del centro determinaron que el valor
superaba el umbral de los 150.000 euros que marca
la ley de Represión del Contrabando para diferenciar
los delitos de las infracciones administrativas y que
por tanto el asunto podía ser judicializado y perseEgiptología 2.0 | 155
guido como delito.
El acto de entrega de estas piezas ha estado presidido por el embajador de Egipto, Yuoussef Diaeldin,
acompañado por el teniente coronel Javier Rogero
de la UCO y de Andrés Carretero, director del Museo
Arqueológico Nacional.
Justo Barranco.
gipto recuperó este año más de 5.000 antigüedades que permanecían en otros países.
E
Las autoridades de Egipto anunciaron este jueves
que en el transcurso de 2021 han logrado repatriar
5.266 antigüedades que permanecían en varios países, entre ellos: EE.UU., Países Bajos, Francia, España, Israel, Suiza, Bélgica, Inglaterra, Italia y Alemania. Según un informe emitido por el Ministerio de
Antigüedades, 5.000 piezas, que incluyen manuscritos, trozos de papiro, varias máscaras funerarias,
partes de ataúdes y bustos de estatuas fueron devueltas solo desde EE.UU.
Otros 115 artefactos se recuperaron desde Francia
gracias a la visita del fiscal general de Egipto que,
con esta finalidad, se reunió con el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades a París.
Mientras, en Israel se confiscaron 95 objetos, entre
los que se encuentran mesas de ofrendas, estatuas
de bronce de dioses, una parte de un sarcófago de
madera, algunas estatuas y dos trozos de papiro.
Los artículos se entregaron al país africano este mes
durante la visita del ministro del Exterior israelí a El
Cairo.
Además, España también devolvió 36 piezas de más
de 3.000 años de antigüedad que permanecieron
siete años bajo la custodia del Museo Arqueológico
en Madrid. Una cabeza de granito en representación
de la diosa Sekhmet, cuatro vasos canopos, varios
ungüentarios, vasijas de alabastro, estatuas de madera, recipientes y figuras, forman parte de este conjunto.
La recuperación de los bienes arqueológicos son
parte del esfuerzo de Egipto para evitar el contrabando de antigüedades y repatriar los objetos robados, que se encuentran en colecciones privadas e
incluso en museos alrededor del mundo. Hasta noviembre de este año, un total de 813 artefactos fueron incautados en los puertos antes de que salieran
ilegalmente del país.
Detalle de algunas de las piezas recuperadas que
fueron incautadas. | Ministerio de Cultura.
156 | Egiptología 2.0
Justo Barranco.
www.egiptologia20.es
Egiptología 2.0 | 157