Bélgica tiene auténticas maravillas dentro de sus fronteras. Su capital, Bruselas, no solo es el epicentro de la diplomacia de la Unión Europea, sino que también es una ciudad con mucha historia y numerosos monumentos que impresionarán a cualquiera que viaje hasta la ciudad sede del Consejo Europeo.
Desde algunos de los templos más impresionantes de todo el continente, pasando por su espectacular plaza mayor e incluso algunos lugares poco conocidos, Bruselas es una ciudad repleta de edificios increíbles que hará las delicias de cualquier amante de los viajes. Además, tiene una oferta gastronómica y cultural como muy pocas en toda Europa.
La monumental Grand Place de Bruselas
Lo más conocido de toda la capital belga es la Grand Place, en la que se encuentra el Ayuntamiento y numerosas casas de estilo barroco que dotan a este entorno de una enorme belleza y magnificencia como pocas veces se puede ver en una de las plazas más bonitas de Europa. Declarada Patrimonio de la Humidad, es aún más imponente de noche, cuando las luces iluminan los diversos edificios que la rodean.
La iglesia de Notre-Dame de Sablon
Esta iglesia gótica brabantina fue construida en el siglo XV y sustituyó a una pequeña capilla. La decoración de su interior destaca por su ornamentación y complejidad, así como sus 15 vidrieras que dotan a la nave de una bella estampa. Ello, junto a su precioso exterior, hace que acercarse a este templo sea casi una obligación para cualquier turista que visite Bruselas.
Galerías Saint Hubert, el lugar para irse de compras
Formada por tres galerías, la del Rey, la de la Reina y la de los Príncipes, este complejo comercial alberga las tiendas de lujo de Bruselas, un caso similar a las Galería Vittorio Emmanuele de Milán. Construidas a mediados del siglo XIX, van a dar a la Grand Place y aunque no se compre nada en ninguno de los establecimientos, merece la apena adentrarse en sus avenidas cubiertas.
La mítica estatua del Mannekin Pis
Otro de los monumentos más emblemáticos de todo Bruselas es la pequeña estatua del Mannekin Pis, esculpida en el siglo XVII. Situada a poca distancia de la Grand Place, esta pequeña figura de bronce de apenas 65 centímetros de altura y que representa a un niño orinando se ha convertido en uno de los puntos más visitados de toda la capital belga.
La gigantesca Basílica del Sagrado Corazón
Aunque no se encuentre en pleno corazón de la capital, merece la pena desplazarse unos kilómetros para acercarse a la Basílica del Sagrado Corazón, que con sus 89 metros de alto y 167 de largo es una de las iglesias más grandes del mundo. Construida con un estilo Art Deco, su construcción se prologó durante casi siete décadas del siglo XX, y ofrece una de las mejores vistas de Bruselas.
El simbólico Atomium
Otro de los lugares más emblemáticos (y extraños) de todo Bruselas es el Atomium. Esta estructura de acero y aluminio que representa un cristal de hierro aumentado fue erigida con motivo de la Exposición Universal de 1958, y aunque en un primer momento su instalación iba a ser temporal, rápidamente se convirtió en todo un símbolo que sigue en pie hasta la actualidad.
La Catedral de San Miguel y Santa Gúdula
La catedral gótica de Bruselas tardó en construirse casi tres siglos, entre el XIII y el XVI, y es uno de los templos más imponentes de toda Bélgica, no solo por su espectacular fachada, sino porque en su interior las vidrieras, los púlpitos y el presbiterio son solo algunas de las increíbles ornamentaciones con las que cuenta esta iglesia.
El Palacio Real de la monarquía belga
Aunque no sea la residencia real de la monarquía belga, el Palacio Real de Bruselas es uno de los edificios más imponentes de la capital. Construido durante la primera mitad del siglo XX en un estilo neoclasicista, solo lo podrás visitar en verano, por lo que si no vas entre finales de junio y septiembre solo podrás ver su impresionante fachada.
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