Boris Vian: El enigmático escritor francés de la posguerra

Uno de los escritores más extraños de la historia de la literatura es Boris Vian no sólo por sus historias surrealistas en las que abundan los símbolos oníricos y las situaciones absurdas, sino también por su enigmática personalidad. Para empezar este hombre era un polímata, es decir, un individuo que dominaba los conocimientos provenientes de muy diversos campos de la ciencia y de las artes, pues podía desempeñarse como ingeniero, periodista, actor de cine, músico de jazz, traductor, matemático, poeta, compositor, y por supuesto, como uno de los novelistas más originales de su tiempo.

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A pesar de mostrar un gran talento para las matemáticas y graduarse en ingeniería, el joven Boris Vian se inclinó por las artes principalmente la literatura y la música. Cuando era muy pequeño padeció fiebre reumática, condición que debilitaría su corazón y le provocaría una muerte prematura. No obstante, contó con el tiempo suficiente para escribir cerca de diez novelas, cuatro libros de cuentos, y cuatro obras de teatro. La principal característica de su prosa es el surrealismo, particularmente notorio en sus narraciones las cuales además simpatizan con los géneros de la novela negra y el cuento fantástico. Su literatura no fue condescendiente ni comercial; en efecto muchos de sus libros fueron malinterpretados y considerados como un atentado a las buenas costumbres.

Asentado en París Boris Vian trabó amistad con músicos y luminarias como el filósofo Jean Paul Sartre a quien satirizó en alguna de sus novelas. También impulsó la carrera de músicos afroamericanos de jazz, entre ellos Duke Ellington, Miles Davis y Charlie Parker. Hablando estrictamente de literatura Vian es conocido por ser el autor europeo que escribió gótico sureño sin haber vivido en los Estados Unidos (como sabemos, el gótico sureño es un género cercano a la novela negra que aborda la problemática social de los estados del sur de aquel país).

En 1946 escribió su novela más controvertida «Escupiré sobre vuestra tumba«, primera parte de la trilogía de libros firmados con el seudónimo de Vernon Sullivan. En esta obra Vian se hace pasar por un escritor afroamericano que denuncia de manera excesivamente cruda la violencia racial en ciertas ciudades de los Estados Unidos. El libro presentaba escenas tan fuertes que terminaron provocándole demandas judiciales.

La obra maestra del autor francés se titula «La espuma de los días» (1947) la cual presenta un universo absurdo en donde la pirámide social se encuentra invertida. El término «espuma» se refiere a la atmósfera pantanosa de lugares como Luisiana, Alabama y Florida (y por supuesto alude al consumo de bebidas alcohólicas). En esta novela Vian incursiona en el recurso de inventar objetos surrealistas con sus respectivos neologismos, por ejemplo el «pianococtél» o el «arrancacorazones».

Otra de sus grandes novelas es «La hierba roja» (1950) cuyo argumento sugiere la existencia de una máquina capaz de borrar a voluntad los recuerdos de las personas. La acción del libro se desarrolla en el «predio de la hierba roja» escenario que pareciera ser un símbolo de la incapacidad humana para erradicar su propia maldad. Por otro lado Vian insiste en profundizar con una de sus más grandes obsesiones: el cuarteto (no triángulo) amoroso.

«El arrancacorazones» (1953) es otra de sus grandes historias. Trata de una sátira a esas costumbres de la sociedad que consideramos normales a pesar de que no tengan ningún sentido. La trama gira en torno a un psicoanalista que utiliza sus conocimientos para llenar su propio vacío, por lo tanto más que curar a los demás desea apropiarse de sus emociones. Sobra decir que este planteamiento resulta de lo más interesante.

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En la década de 1950 Boris Vian se desempeñó como cantante y trompetista, grabando un repertorio de piezas musicales. Además obtuvo el puesto de director artístico para la compañía discográfica Philips. Como músico se le conoce principalmente por la melodía «El desertor» una composición netamente antibélica.

Desafortunadamente el singular escritor murió a los treinta y nueve años de edad tras sufrir un infarto en una sala de cine, justo cuando presenciaba la adaptación fílmica de su propia novela «Escupiré sobre vuestra tumba«. Este hecho fatídico representó un final literario para un hombre extremadamente talentoso capaz de expresarse mediante la música y la ciencia. En su peculiar escritura cobra vida una realidad paralela muy acorde con las vanguardias artísticas y psicológicas de su tiempo.

Por último, si usted ha escuchado la popular canción «Lobo hombre en París» debe saber que la letra está basada en uno de los cuentos más famosos del polímata francés «El lobo-hombre», otra de sus magníficas historias basadas en el absurdo pero tan capaces de articular un mensaje congruente. El pobre lobo es mordido por un mago y lentamente se va transformando en algo horrible: un ser humano.

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