Reflejos del recién nacido: ¿cuáles son y hasta cuándo se mantienen?

El término reflejo se define como la respuesta automática e involuntaria que realiza un ser vivo, provocada por un determinado estímulo. El reflejo implica, generalmente, un movimiento, aunque también puede consistir en otra respuesta, como la activación de la secreción de una glándula.

Los reflejos del recién nacido se conocen también como reflejos primarios o arcaicos. Son respuestas automáticas e instintivas que se manifiestan de forma innata, la mayoría tras el nacimiento del bebé, y que desaparecen a las pocas semanas o meses de vida. 

Si se alargan en el tiempo, se considera una señal de alarma, por lo que debe estudiarse el motivo.

Veamos con mayor detalle cuáles son, uno a uno, los reflejos del recién nacido.

El reflejo de reptación o de arrastre

Se produce cuando tumbamos al bebé boca abajo (decúbito prono) y apoya el vientre sobre una superficie. Si el pequeño encuentra un tope en sus pies, iniciará movimientos coordinados de brazos y piernas, intentando avanzar.

Si colocamos al bebé tumbado encima de la madre, este reflejo lo utilizará para ir reptando y avanzando hasta encontrar el pezón.

El reflejo de arrastre suele desaparecer hacia los tres meses de vida.

El reflejo de búsqueda o de los puntos cardinales

Aparece cuando se roza suavemente la mejilla del bebé o la comisura de sus labios. Entonces, el bebé se gira hacia el lado que recibe el estímulo, en busca de alimento, para así poder iniciar la succión.

El reflejo de búsqueda desaparece a los tres meses, y se considera patológico si sigue apareciendo pasados los seis meses.

El reflejo de succión

Es uno de los reflejos más importantes, puesto que permite al bebé alimentarse. El bebé succionará cualquier cosa que alcance su boca (pezón, tetina, un dedo, su mano, chupete...).

Lo hará de forma arrítmica, siendo un acto involuntario. Sin embargo, alrededor del sexto mes, el bebé ya realiza la succión de forma voluntaria, y el reflejo desaparece.

El reflejo de prensión palmar

Se produce cuando presionamos la palma de la mano del bebé con un objeto, o con un dedo del explorador: el bebé cierra la mano, apretando fuertemente.

Este reflejo desaparece a los cuatro o cinco meses después del nacimiento.

El reflejo de prensión plantar

Al tocar la planta del pie a la altura de la base de los dedos, se produce la flexión de los dedos. Este reflejo se puede apreciar hasta los 9-12 meses.

El reflejo del abrazo de Moro

Se incorpora al bebé ligeramente en decúbito supino (boca arriba) y, al soltarlo, sin dejarlo caer, se produce una separación y una extensión de los brazos
en una primera fase, seguido de una aproximación y flexión en una segunda fase, acompañadas de llanto.

Simula que dejamos caer al bebé hacia atrás, y el pequeño aproxima sus brazos hacia el centro, como si quisiera dar un abrazo.

El bebé reproduce este reflejo cuando oye un ruido, experimenta un cambio inesperado de posición, etc. Se trata de un reflejo defensivo, que desaparece a los tres meses.

El reflejo de marcha automática

El recién nacido “hace el intento” de caminar cuando, sujeto por las axilas y con un pie apoyado en la camilla o en otro plano horizontal, levanta el contrario para intentar dar un paso o varios. Este reflejo solo se mantiene hasta el segundo mes de vida.

Una variante de este reflejo lo constituye el reflejo de la escalera: a partir de la misma posición de salida, se le hace rozar con un pie el borde de un escalón, lo que provoca la flexión del miembro inferior (o de ambos) en actitud de subir la escalera. Se considera patológico si se alarga más allá de los tres meses.

El reflejo de Babinski

Aparece cuando se acaricia la planta del pie del recién nacido. El dedo gordo del pie del bebé se dirige hacia la parte superior y los otros dedos se abren en abanico. Desaparece al año, aproximadamente.

El reflejo de Galant

El estímulo, rozando la piel, siguiendo el borde de la columna vertebral, desde debajo de la escápula hasta encima de la cresta ilíaca, provoca una curvatura del tronco hacia ese lado. Este reflejo desaparece al quinto mes de vida.

El reflejo suprapúbico

Tras una presión suprapúbica, el bebé realiza una extensión tónica de las extremidades inferiores, con aducción y pies en flexión plantar.

Desaparece al mes, y se considera patológico pasados los tres meses.

Tabla sobre los principales reflejos primarios del recién nacido

¿Por qué son importantes los reflejos en el bebé?

La presencia e intensidad de un reflejo es una señal importante del correcto funcionamiento y desarrollo del sistema nervioso.

Los reflejos, que surgen como reacción a estímulos externos, se llevan a cabo gracias a un mecanismo nervioso que se denomina arco reflejo. Los movimientos reflejos son automáticos e involuntarios porque las neuronas sensitivas, que reciben el estímulo, transmiten los impulsos nerviosos a la médula espinal sin que lleguen al cerebro, lo que hace que la respuesta refleja sea más rápida y efectiva.

Un ejemplo de reflejo que implica movimiento es el rotuliano, que consiste en que, al golpear el tendón rotuliano del cuádriceps de un miembro inferior con un instrumento (martillo de reflejos), se desencadena una extensión espontánea de la pierna (una patada).

Entre los reflejos que provocan la activación de una glándula, puede citarse el reflejo de secreción láctea, que consiste en la respuesta de la glándula mamaria, que produce leche ante el estímulo de succión del pezón por parte del bebé.

La función principal de los reflejos es prevenir al ser humano de situaciones de riesgo, mediante una acción efectiva e inmediata provocada por un estímulo. Forman parte del estado de supervivencia, ya que alertan cuando existe un riesgo o una exposición a circunstancias peligrosas para el cuerpo.

¿Cuáles son los tipos de reflejos que hay?

Los reflejos pueden ser innatos, es decir, que están presentes ya en el nacimiento, incluso antes, en la vida intrauterina. Un ejemplo de reflejo innato es el de alejar la mano de una superficie caliente (reflejo de retirada).

No es el caso del ejemplo anotado, pero algunos de los reflejos innatos tienden a desaparecer, como ocurre con los reflejos arcaicos del recién nacido, de los que hemos hablado anteriormente en este artículo.

El reflejo adquirido, o condicionado, se desarrolla a medida que el organismo va adquiriendo experiencias nuevas: un estímulo que anteriormente resultaba indiferente se convierte en el causante de una respuesta automática.

Un ejemplo de reflejo no condicionado es el reflejo de succión, que está presente desde el momento del nacimiento, haciendo que el contacto del pezón de la madre con la boca del lactante provoque en el bebé, de forma automática, la succión de la leche.

En muchos casos, cuando el pequeño tiene únicamente dos semanas de vida, desarrolla la respuesta refleja de succión cuando se practican las rutinas preparatorias para darle el pecho, como puede ser ponerle el babero, sin estimular físicamente la boca del bebé. Esta respuesta, no innata, sino aprendida, desencadenada por la colocación del babero, es un buen ejemplo de reflejo condicionado.

Dr. Luis González Trapote
Grupo para la Investigación y Docencia
en Pediatría Extrahospitalaria (GRINDOPE).