Breve repaso de una semiótica de bolsillo: el Estado y sus abusos de poder

«El signo es algo que hace conocer siempre algo más – y diferente – en circunstancias y contextos diferentes» 

U. Eco. Signos, peces y botones. Apuntes sobre semiótica, filosofía y ciencias humanas.


Como podrán ver, mi primer post inicia con un tema, aunque complicado, apasionante: la semiótica. En síntesis (que ustedes sabrán convertir en lectura detenida y profunda), la semiótica consiste en el estudio de la relación entre signos, que contienen, en su estructura, un significante y significado (disculpas por tan vulgar definición). Esta relación, según Umberto Eco, se produce de forma natural; a este fenómeno, el semiólogo italiano lo denomina semiosis. Por lo tanto, de aquí en adelante, comprenderemos que la semiosis es el fenómeno y la semiótica es el estudio de dicho fenómeno. Pero no nos desviemos, esta entrada supone una reflexión sobre la semiótica.

La primera anotación que haré sobre la semiótica es que, aunque está comúnmente relacionada solo con el ámbito lingüístico, ocurre en todos los fenómenos de la vida. Para evitar una abstracción innecesaria, pondré un ejemplo. Si bien la semiótica se relaciona con el uso que hacemos de las palabras (y como las entendemos y podemos interpretarlas, por su estructura), también son susceptibles de análisis otros textos (término implementado por Lorenzo Vilches). Una fotografía puede ser objeto de un estudio semiótico, pues contiene, dentro de sí, un conjunto de signos que se relacionan.

http://www.larepublica.ec/wp-content/uploads/2014/01/caricatura-bonil.jpg

Esta imagen (una caricatura, más bien), es el ejemplo, en cambio, del juego de signos lingüísticos (viñetas de diálogos) e icónicos (las imágenes, los personajes que la conforman).


Esta explicación, que me prometí no hacer, pues espero de mis lectores ciertas competencias previas, me da el punto de partida para cuestionar lo que me ha motivado a escribir este tema. En el Ecuador, hace algunos años, funciona la Secretaria Nacional de Comunicación (SECOM). Uno de sus objetivos, entre muchos que tendrá, es velar por el fiel cumplimiento de la Ley Orgánica de Comunicación. Esta ley, sabemos, tiene un polémico artículo 10, relacionado con la deontología que, a toda costa, pretenden implantar como única verdad, al estilo del medievo. En su inciso 4, literal b, reza (este no es un verbo elegido al azar):

«Rectificar, a la brevedad posible, las informaciones que se hayan demostrado como falsas o erróneas»

Es aquí donde entran en juego los conceptos sobre signo, citados al inicio de este texto. La SECOM no ha tomado en cuenta que un signo siempre da a conocer algo más, PERO, en circunstancias y contextos diferentes. Además, parece que, quienes se encargaron de juzgar la caricatura citada (y se encargan a diario de juzgar otros productos comunicativos), no comprendieron que, la conclusión lógica del signo, expresado de diversas formas es: «Si tal termino en tales contextos, entonces tal interpretación» U. Eco. Por lo tanto, ya que obviaron esos dos puntos, han obviado un tercero, fundamental. Un signo no solo es lo que está en lugar de una cosa, SINO lo que está en lugar de sus posibles interpretaciones.

Finalmente, el abad de la SECOM no se enteró que, ya que la comunicación es una ciencia humana, de la cultura, sus interpretaciones se construyen con base en interpretaciones previas; es decir, que cualquier conclusión a la que los semióticos de la SECOM lleguen, habrá nacido como falacia. No hay que culparlos, al menos no por «llover sobre mojado», pues todos, en este campo, lo hacemos. Sin embargo, hay algo que no tiene perdón. El Estado ha abusado de las ciencias humanas y su polisemia, para ejecutar un plan de sanción a quienes opinen, escriban, dibujen, comuniquen, etc. lo que él considera mentira. Se ha institucionalizado la verdad, la del Estado y, en lugar de cuestionarlo, se ha implantado la idea (otra supuesta verdad absoluta), nadie debe mentir, fortaleciendo la idea de una única verdad.

Bibliografía:

  • Portal web La República
  • Umberto Eco: Signos, peces y botones. Apuntes sobre semiótica, filosofía y ciencias humanas.
  • Lorenzo Vilches: La lectura de la imagen 

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