equidad

Entrevista con Tamara Martínez Ruiz

La adolescencia, una etapa “bisagra” para lograr una transformación positiva, señala la titular de la CIGU

Entrevista con Tamara Martínez Ruiz
La adolescencia, una etapa “bisagra” para lograr una transformación positiva, señala la titular de la CIGU

Es una oportunidad única el que los adolescentes se cuestionen y reflexionen en esta etapa de su desarrollo sobre aquellas prácticas violentas, desiguales o agresivas que provoca una visión machista. Es un punto de intersección, de sensibilidad en el tema de igualdad de género, y la Universidad es un espacio para esa transformación positiva.

Nos interesa que, además de su vida de conocimientos que les otorga la escuela, también a través de los ambientes universitarios, tengan otro tipo de aprendizaje, de formación más integral que busca formar seres humanos éticos, responsables, honestos, empáticos con el medio ambiente, solidarios y solidarias, todo esto bajo mejores formas de convivencia entre todos, todas y todes.

Así lo consideró Tamara Martínez Ruiz, titular de la Coordinación de Igualdad de Género (CIGU) de la Universidad Nacional, quien ante el arribo de la nueva generación de estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades, expresó su interés porque se acerquen y conozcan aquellas prácticas que propician la igualdad de género. 

El bachillerato, una oportunidad única

En este caminar, el nivel medio superior universitario, donde los académicos ya tienen un contexto social más sensible y consciente, también involucra una responsabilidad en cómo se forma al estudiantado, “me parece que es una oportunidad única e inicial, es una maravilla”, afirmó.

La adolescencia, explicó, es una etapa que lleva a los chicos y chicas a tomar las decisiones más importantes de su vida: una profesional y otra de identidad, “es una bisagra, una intersección importante en la vida del ser humano. Te cuestionas, entra en crisis todo lo que traes de la familia, lo que no te gusta, y tu sentido crítico es muy grande, por lo que es importante ayudar a nuestros estudiantes a reflexionar y poder reconstruir su identidad”.

Llamó a los jóvenes cecehacheros a comprender que, así como se vive un momento de transformación en la adolescencia, también este proceso que se vive a nivel mundial, nacional y en la Universidad, sea el espacio para canalizar todas estas cuestiones hacia una transformación positiva y productiva, que los marque y los forje posteriormente en su vida adulta.

La CIGU es una instancia que busca la igualdad de género en los distintos espacios universitarios y particularmente con los estudiantes, trabajar en prácticas menos violentas, menos desiguales, menos agresivas, y también que les genere conocimiento, cambios a favor de su ser en este mundo, explicó la académica.

Reflexionar

En este sentido, apuntó que nacer hombre o mujer, por un lado, obedece a un tema de naturaleza, pero también responde a un sistema social que asigna una forma de comportarse. Si eres hombre te asignan tareas implícitas y explícitas de cómo tendría que ser un hombre, y si eres una mujer también. 

Y justamente, la teoría de género busca reflexionar sobre esto, por un lado, se tiene una naturaleza con un sexo o sexualidad particular, pero al tratarse de un ser humano, se tiene toda la capacidad critica y reflexiva de mirar cómo se desenvuelve con ese sexo asignado. Cómo dentro de mi entorno social, cultural, educativo o familiar me desenvuelvo siendo hombre, mujer o decidiendo ser otro género.

Desafortunadamente se vive un mundo de desigualdades desde las económicas, étnicas, sociales, pero también entre géneros: hombres y mujeres, en donde desafortunadamente las mujeres han padecido históricamente.

“El mundo actual se ha planteado un ¡ya basta!, queremos y necesitamos un mundo mejor y aquí me permito citar a Rita Segato:

“‘Si en una sociedad las mujeres están mal, lastimadas, son sufrientes, la sociedad completa no está bien’. No es un tema sólo de mujeres, es de toda la sociedad, de estos malos “engranes.”

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