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“Dios no juega a los dados”

(Albert Einstein)

Esta es una de las frases más famosas que dijo Albert Einstein en algún
momento de su vida  y una de las que ha causado más controversia en varios
grupos de personas. 

Como muchos sabrán esta frase fue dicha por Albert Einstein para demostrar
su inconformidad acerca de la mecánica cuántica ya que uno de los grandes
objetivos de Einstein fue unificar la teoría de la relatividad con
la mecánica cuántica para establecer una ley o grupo de leyes con las cuales
se pudiera regir todo el universo.

La teoría de la relatividad establece que el universo es ordenado y predecible.


Pero en las leyes de la mecánica cuántica reina la incertidumbre,
la única posibilidad para pronosticar algo en el mundo de la
mecánica cuántica es predecir todas las posibles soluciones o eventos que
surgen de un hecho. En el mundo sub-atomico, todo es un juego de azar, como
tirar los dados.

Albert Einstein rechazaba la teoría de la mecánica cuántica y afirmaba que la


física no podría manejarse al azar, que las leyes físicas son siempre
predecibles y que el resultado de un experimento si se puede saber,
simplemente afirmaba que <<DIOS NO JUEGA A LOS DADOS>>.

Einstein abandonó algunas teorías para ser consecuente con sus creencias. Si
todo estuviese predeterminado, como sugiere su frase, no existiría la libertad.
Otro determinismo es pensar que azar no es ciego, que proviene de una causa
inteligente, como si fuese el único juego que Dios nos permite. Pasteur
pensaba distinto, que el azar sólo favorece a las mentes preparadas. Al pensar
en el porvenir surgen la incertidumbre y el miedo. El desafío es adecuarse a un
mundo donde conviven lo predeterminado y lo incierto. Para Prigogine el
universo es provocativo y creador.

El destino no nos espera, es lo que dejamos detrás de nuestro paso por el


mundo.  No todo depende todo de nosotros, pero somos responsables por
nuestras respuestas. Y como el futuro no existe, podemos inventarlo. Para el
determinismo todo está escrito, para  el azar nada se sabe. Son puertas para
huir de la responsabilidad. Hacernos cargo no garantiza el éxito pero nos da
vida. Tengamos apertura ante lo desconocido y esfuerzo ante lo que aparezca.
La vida está hecha cuando se termina, se escribe con la propia mano y se
redacta con la propia letra.
Se discuten algunos aspectos de la vieja polémica entre los que admiten un
determinismo estricto para los procesos del universo y los que suponen la
existencia objetiva del azar. Se revisan puntos de vista de la Filosofía, la
Teoría de Probabilidades, la Física, la Biología, la Psicología y de algunas
visiones del mundo. Se destaca la relación del problema con el carácter
objetivista de nuestra ciencia. Se arguye que hay problemas donde ambas
posiciones no son satisfactorias, concluyendo que azar y determinismo son
dos modelos referentes, de acuerdo con el problema, a una realidad que no es
idéntica a ninguno de ellos. Los estudios sobre caos muestran que pueden
haber variantes de estos modelos.

Desde el punto de vista estadistico:

Azar y Probabilidad (medida del azar)

Un hecho -se piensa- o está estrictamente determinado y es necesario (debe


ocurrir) o es imposible. Si no sabemos la ocurrencia de una de esas
alternativas es aleatorio y entonces entre estos valores extremos de
posibilidad se le puede asignar una probabilidad de ocurrencia. La forma
actual de la Teoría de la Probabilidad muestra que esta disyuntiva no es
verdadera. Se trata de asignar en forma subjetiva o por muchas repeticiones
un número al grado de posibilidad de cada resultado esperable. Cuando el
número de posibles resultados (casos posibles) es finito y queremos saber la
probabilidad de que sean de un cierto tipo (casos favorables) se ha propuesto
asignarle a estos como número que mide su probabilidad el cociente
p=número de casos favorables/número total de casos posibles cuando, por
consideraciones de simetría, parecido o información todos los posibles tienen
la misma posibilidad. Si el experimento puede repetirse muchas veces se usa
la misma fórmula pero ahora los casos se sutituyen por el número de
ocurrencias del resultado. Si la relación tiende a un valor estable al aumentar
el número de ensayos esto estima la probabilidad. El problema se presenta
cuando el número de casos es infinito. Consideremos un segmento de longitud
1 y elijamos un punto (valor entre 0 y 1) por un método no sesgado (la
probabilidad de el punto caiga en sub-segmentos cualesquiera de igual
longitud es igual). ¿ Cuál es la probabilidad de que el punto caiga en el
intervalo (0.0,0.5)?. La respuesta intuitiva es: 1/2. Esto resulta de definir la
probabilidad como medida. El 1/2 resulta de dividir la medida del conjunto de
los casos favorables (0.0, 0.5) por la medida del conjunto de los casos totales
(0.0,1.0). La probabilidad, en la fundamentación de Kolmogorov, se basa en el
concepto intuitivo, claro y bien definido de medida. Pero ¿es tal concepto de
medida tan claro e intuitivo?. En primer lugar, como un punto tiene medida
cero la probabilidades que elijamos un cierto valor, digamos 0.35, es nula. Es
incómodo que un hecho de probabilidad nula pueda ocurrir, pues es cierto lo
inverso (un hecho imposible como que salga siete en un dado tiene
probabilidad nula). Se puede ver que la probabilidad de elegir un número
racional es también nula, ya que los racionales son numerables (o sea que
podemos ponerlos en una lista uno tras otro. Ver Apéndice 1). Entonces
podemos cubrir el primero con un sub-intervalo de largo e/2,el segundo con
e/4, el tercero con e/8, etc., de modo que todo el conjunto de los racionales
queda cubierto con un conjunto de medida menor o igual a la suma
e/2+e/4+e/8+....=e y como e se puede tomar arbitrariamente pequeño la
medida es cero. También pueden darse ejemplos de conjuntos no
numerables (como el conjunto de Cantor que tiene más puntos que los
racionales) que tienen medida nula. Pero hay más aún. Se puede construir un
conjunto que no tenga medida. La medida de un conjunto es un número real
positivo que se puede asignar al mismo. Se define como aditiva, es decir la
medida de la unión de conjuntos disjuntos es la suma de las medidas. Para
conjuntos de números reales la medida del intervalo (a,b) es b-a, la de un
punto es pues cero, y la medida no varía si trasladamos el conjunto. Se puede
probar (ver Apéndice 2) que hay conjuntos que no tienen medida. Por esta
razón, cuando se hace la fundamentación de la teoría de la probabilidad no se
puede considerar la probabilidad asociad a un conjunto cualquiera. Es decir si
elijo un punto al azar sobre el intervalo (0,1) y pregunto cuál es la probabilidad
de que el elegido pertenezca a un S dado por la construcción dada en el
Apéndice 2, la respuesta es que no hay tal probabilidad. Es decir tal evento no
puede considerarse aleatorio si exigimos que a todo evento aleatorio se le
pueda asignar cierta probabilidad. Y por supuesto tampoco podemos decir que
el hecho ocurrirá con seguridad. La Teoría de Probabilidades, que es la
expresión matemática rigurosa del concepto de azar no puede asignar
probabilidad a eventos que intuitivamente tienen una posibilidad de ocurrir.
Algunos lectores quedarán indiferentes por lo abstruso de la construcción de tal
ente ideal sin probabilidad. Pero recordemos que muchas veces los extravíos
de los matemáticos (como los espacios no euclídeos o los números
imaginarios) pasan a ser modelos útiles en las ciencias empíricas.

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