Stéphane Mallarmé
Brisa marina ¡La carne es triste, ay, y he leído todos los libros! ¡Huir, huir allá! Siento a las aves ebrias De estar entre espumas ignoradas y cielos. Nada,ni los viejos jardines que los ojos reflejan, Retendrá a este corazón que se templa en el mar ¡Oh noches!, ni la claridad desierta de mi lámpara Sobre el papel vacío que la blancura defiende, Y ni la joven madre que amamanta a su hijo. ¡Partiré! Barco que balanceas tu arboladura, ¡Leva por fin el ancla hacia exóticas tierras! Un Hastío asolado por crueles esperanzas Aún cree en el supremo adiós de los pañuelos. Y quizá los mástiles, que a la borrasca invitan Son de los que un viento sobre el naufragio Inclina, perdidos, sin palos ni fértiles islotes… Pero, oh corazón mío, escucha ¡el canto de los marineros! |