La caída (2022), de Lucía Puenzo

Mariel es una veterana clavadista o saltadora de trampolín, que aspira junto a una compañera a ser medallista en la Olimpiada de Atenas de 2004 representando a México, su país, se trata de su última oportunidad. Una lesión obliga a buscarle a una nueva compañera, y la elegida es la adolescente Nadia. Pero ésta, apoyada por su madre, denuncia abusos sexuales del entrenador de ambas, Braulio. Acaba desdiciéndose, pero en Mariel acaba aflorando lo que hasta entonces no se atrevía a reconocer.

A la argentina Lucía Puenzo le encantan las historias escabrosas y malsanas que dejan mal cuerpo. Ahora rueda en México este film, al parecer inspirado en hechos reales, aunque la impresión que da es que con bastantes licencias. Aunque contiene muchas escenas de saltos y entrenamientos, el deporte en el film es casi lo de menos, más allá de que el anhelo de victoria se convierte en meta que nubla la mente e impide ver el peaje que se está pagando por seguir ese camino.

La principal dificultad del film, habitual en la cinematografía de la directora, es la práctica imposibilidad de que el espectador empatice mínimamente con los personajes, pues todos, en mayor o menor medida, son, si se nos permite la expresión, unos “pinches pendejos”, ególatras cada uno a su manera. La cinta es bastante cruda al describir la promiscuidad en que ha caído Mariel, interpretada por Karla Souza, y su absoluta soledad, no tiene nadie en quien confiar, y sólo le queda mascar su rabia, echar las culpas a los que no han detectado sus problemas, y tomarse, quizá, su revancha. El film retrata también la inmadurez de Nadia, y apunta a la dificultad para crear un entorno en que padres e hijos puedan comunicarse mínimamente. Cuesta creerse al entrenador Braulio, por un carácter manipulador que da sonados bandazos, y el efectista desenlace.