1955: El bombardeo a Plaza de Mayo

350 muertos y más de 200 heridos fue el saldo del bombardeo a Plaza de Mayo por parte de aviones de la marina, foco de los golpistas que se alzaron contra el gobierno del general Perón. Las bombas llegaron a la Casa de Gobierno y los comandos civiles trataron de coparla y detener al Presidente. Perón se refugió en el Ministerio de Guerra y desde allí resistió el embate y dirigió las negociaciones con los golpistas asentados en la Secretaría de Marina, desde donde resisten e incluso ametrallan la llegada del general Juan José Valle enviado por Perón para negociar la rendición. La masacre se acrecentó cuando columnas de obreros –desoyendo la orden de Perón– conducidos por la CGT llegan a Plaza de Mayo; y fueron también cientos de ellos los que rodearon, armados, a los golpistas atrincherados hasta que se rindieron.

Perón dio garantías a los prisioneros. Incluso algunos de ellos fueron amnistiados como señal de “pacificación”, más allá de las palabras del peronista Valle luego de recuperar el edificio de la Marina: “General, este Ejército no le va servir para la revolución popular, arme a la CGT”. El carácter conciliador del gobierno lo llevó a idas y vueltas mostrando momentos de mucha dureza para con los golpistas, en un marco de numerosos incendios a iglesias y la propia Catedral señalando el papel activo de esa institución en la conspiración golpista. El discurso de Perón en esos días en la Plaza, contando con el apoyo del movimiento obrero y popular, sostiene que “cada 1 nuestro caerán 5 de ellos”.

Pero luego siguió adelante con la “pacificación”, levantó el Estado de Sitio y no cortó la cabeza de la serpiente. Esto llevó confusión en sus propias filas y en amplios sectores populares y de las FFAA donde se encontraban activas las conspiraciones que operaron de manera práctica aquel 16 de junio. Esta situación, de crisis política, llevaría a un desenlace en el golpe de estado del 16 de septiembre de 1955, que viene a cerrar un período de medidas nacionales e industrialistas donde el pueblo dejó su sacrificio pero no se pudo defender frente a los golpistas.