Patrimonio tecnológico del Instituto de Lingüística

En la actualidad, muchas de las tareas de los lingüistas pueden realizarse a través de la computadora u otros medios digitales: grabar corpus, analizar el sonido a través de espectrogramas, hacer presentaciones para congresos o clases, etc. Sin embargo, hasta hace algunas décadas, necesitábamos diferentes artefactos para realizar estas tareas. Les presentamos un recorrido por el patrimonio tecnológico del Instituto de Lingüística. Diversos aparatos que ayudaron a los lingüistas en sus investigaciones desde principios del siglo XX.

Este registrador universal fue inventado por Carl Friedrich Wilhelm Ludwig (1816- 1895) en 1847 para registrar de forma gráfica los cambios fisiológicos. Estos aparatos se utilizaban originalmente en medicina para medir la presión arterial o las contracciones musculares.

Posteriormente se adaptó para utilizarlo en estudios de fonética experimental (estudios de las propiedades de los sonidos del habla), de allí su presencia en el Instituto de Lingüística.

El quimógrafo consta de un cilindro registrador, una bocina (equivalente a un micrófono) y una aguja inscriptora. El cilindro se recubre con una banda de papel ahumado. Al girar el cilindro, la aguja va retirando la capa de humo y trazando una curva en blanco sobre el papel negro. La aguja se mueve de acuerdo a las oscilaciones de la presión del aire espirado por la persona que habla en la bocina. De esta manera se obtiene una representación gráfica de los sonidos del habla.

Si bien el Instituto de Lingüística no existía como tal a principios del siglo XX, encontramos registros del uso de este artefacto en la Facultad de Filosofía y Letras en 1949. Alonso Zamora Vicente, en ese momento Director del Instituto de Filología y de la revista del mismo nombre, publica el artículo “Rehilamiento porteño” que se basa en los datos obtenidos con el quimógrafo en el registro de hablantes porteños, aun cuando da cuenta de las limitaciones que puede tener este aparato, resalta su utilidad a más de 100 años de ser inventado.

Fuente: https://www.ugr.es/~jmpazos//dicofon/resources/pdf/Letra_Q.pdf y https://survivalafterdeath.blogspot.com/2012/10/kimografo.html

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Para saber más:

https://www.revistacienciasunam.com/en/135-revistas/revista-ciencias-1/1047-el-quim%C3%B3grafo.html

https://museovirtual.csic.es/csic75/instrumentos/quimografo_boulitte/quimografo_boulitte.html

http://cardiosistemas.com.ar/blog-Carl-Ludwig.html

 

Los primeros retroproyectores datan de la década de 1940. El que está en exposición en el IL data de 1999. Los retroproyectores están compuestos por una caja grande con una lámpara muy potente (y un ventilador que evita el recalentamiento de la lámpara). En la tapa hay una lente de Fresnel que enfoca la luz. En el brazo largo que sale de la caja se ubican un espejo y una lente que enfoca y retroproyecta (es decir, vuelve a proyectar) la luz hacia adelante sobre la pantalla o pared.

Para utilizar estos retroproyectores era necesario diseñar filminas o transparencias: hojas transparentes sobre las que se escribía el contenido de la clase.

EL Uher 4000 "Report L", grabador de cinta portátil, se comienza a fabricar entre 1965 y 1966. La empresa UHER Werke Munchen KG, más conocida como Uher, con sede en Munich, comenzó a funcionar en 1953 y fue famosa por sus grabadores de cinta abierta. El modelo que tenemos en el Instituto es un modelo portátil, que podía ser utilizado, por ejemplo, en los viajes de campo para registrar lenguas indígenas. Venía con un estuche con correa, lo que permitía operarlo mientas se lo trasladaba colgando. Probablemente haya sido utilizado por investigadores como Raúl Martínez Crovetto en sus estudios sobre la etnobotánica de los pueblos toba, pilagá, mocoví, wichí y vilela.

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Para saber más:

https://collection.sciencemuseumgroup.org.uk/objects/co8355657/uher-4000-report-l-portable-audio-tape-recorder-audio-tape-recorder

El espectrógrafo permite crear representaciones visuales del espectro de señales sonoras a medida que cambian en el tiempo. Un espectrograma muestra la distribución de energía en todo el espectro acústico

El desarrollo de la tecnología de espectrografía comenzó en 1941 en los laboratorios Bell. Esta tecnología fue utilizada durante la Segunda guerra mundial como herramienta para analizar y decodificar mensajes enemigos encriptados. Luego de la guerra, la tecnología llegó al mercado general y jugo un rol fundamental en el desarrollo de los estudios de fonética.

El espectrógrafo que está en el Instituto de Lingüística es de la marca Kay Electric Co. Fue fabricado en los años 60. Cuenta con dos cuerpos: una consola con perillas y un cilindro para el papel con la aguja inscriptora. En el sonograma (o espectrograma) alternan manchas oscuras, en las frecuencias donde hay energía, y zonas blancas en las regiones donde no la hay. El grado de ennegrecimiento de las manchas es el reflejo gráfico de la intensidad.

En la última imagen se pueden observar los espectrogramas obtenidos por la lingüista Ana María Borzone (1980) de una voz masculina adulta y una voz femenina adulta pronunciando la frase “El laboratorio cierra de noche”.

Este grabador de cinta magnética de la marca italiana Geloso data de 1964/65. Tanto la abertura para colocar las cintas como los controles del aparato se encuentran en la parte superior. Tiene 4 botones que sirven para rebobinar, reproducir, detener y grabar. Además, cuenta con perillas de tono y volumen, un contador de cinta y un indicador de nivel de grabación electrodinámico. Era posible también cambiar la velocidad de la cinta (,5 - 4,75 - 2,38 cm/seg). Podían conectarse auriculares, altavoz y micrófono. Este grabador también era portátil y, por lo tanto, permitía su utilización tanto en tareas de laboratorio como en la labor de campo.

Las máquinas de escribir no necesitan demasiada introducción. Se utilizaron en diversos ámbitos: académicos, administrativos y hogareños. En el Instituto de Lingüística conservamos modelos de distintos años y marcas (Olivetti, Remington, Olympia). Desde la tradicional máquina de escribir hasta una más moderna, eléctrica y que tiene un visor en el que se puede previsualizar lo escrito antes de trasladarlo al papel.